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Lucrecio
El Libro III de De la naturaleza de las cosas
• 1.926-934:
• “(…) da gusto acercarse
• y beber en manantiales que nadie tocó y da gusto cortar flores
• frescas y hacerle una llamativa corona a mi cabeza con
• aquellas que las Musas nunca antes tomaron para cubrir las
• sienes de nadie. En primer lugar porque mis enseñanzas tra-
• tan de cuestiones graves y se encaminan a desatarle al espíritu
• los estrechos nudos de la religión; luego, porque en tema
• tan opaco entono versos luminosos y los voy empapando
• todos ellos de gracia poética.
Lucrecio y las guerras civiles
• T. Frank:
• Lucrecio era lo suficientemente mayor como para haber observado con total
comprensión la crueldad de las guerras civiles entre las facciones de Mario y Silla, y
eso debe haber sido suficiente como para alejarlo de la vida política.
• I, 30-43:
• “(…) Porque sólo tú puedes
• beneficiar a los mortales con paz serena, ya que los fieros
• menesteres de la guerra los gobierna Mavorte omnipotente,
• ese que a menudo, derrotado por herida perdurable de amor, se
• acuesta en tu regazo, y así, levantando sus ojos, echada hacia
• atrás la bien torneada nuca, apacienta, anheloso de ti, miradas
• ansiosas de amor, y en tu boca se encarama el aliento del tendido:
• sobre este tú, divina, mientras está recostado en tu cuerpo
• santo, desparrámate y viértele de tu boca dulce charla pidiéndole
• grata paz, excelsa tú, para los romanos. Porque nosotros no
• podemos con serenidad llevar a cabo nuestra obra en un tiempo
• aciago para la patria, ni el retoño famoso de Memio, en tales
• circunstancias, faltar a la común salvación”.
Argumento de Lucrecio
• T. Frank:
• Problema: los crímenes que perturban la sociedad se deben
al miedo a la muerte. Este miedo se surge de una
aprehensión sobre qué harán los dioses con nuestras almas.
El deseo de evitar la muerte y el temido Más allá conduce a
los hombres a acumular riqueza y poder por medios
perversos.
• Solución: la forma para alcanzar una vida en paz, es creer que
la muerte es simple disolución y que los dioses no están
preocupados del comportamiento humano.
• Respaldo: la prueba de que esta creencia está bien fundada
descansa en la filosofía atomista de Epicuro, que explica que
la creación del universo a partir de una reunión de átomos,
sin actividad divina.
La ataraxia
• Glannon:
• Lo que motiva los argumentos de Epicuro y Lucrecio
es la ataraxia.
• Epicuro:
• “Cuando decimos que el fin es el placer, no nos
referimos a los placeres de los libertinos ni a los que
se encuentran en la vida disoluta, como creen
algunos que nos desconocen y no coinciden con
nosotros o lo han entendido mal, sino al hecho de
no sentir dolor en el cuerpo ni turbación en el
alma” (Carta a Meneco, 131).
El miedo a la muerte
• Razonamiento de Epicuro:
• 1. Nada es bueno o malo para una persona, excepto lo que la hace
experimentar placer o dolor.
• 2. Los muertos no sienten nada.
• 3. Por tanto, nada es bueno o malo para alguien que está muerto.
• Ibid., VII.7.13:
• “Zeno, the Stoic, taught that there was a hell, and that the
abodes of the virtuous were separated from the wicked, and
that the former inhabited quiet and delightful regions, while
the latter paid their penalty in dark places and horrible
caverns of mud. The prophets made the same thing clear to
us. Therefore, Epicurus was in error who thought that this
was a figment of the poet’s imagination, and took those
punishments of hell to be those which are borne in this life”.
Las ideas de Epicuro sobre los castigos de
ultratumba según Séneca
• Cartas a Lucilio 24.18:
• “No soy tan necio como para repetir en este lugar la
• cantinela de Epicuro y afirmar que el temor a los infiernos
• es vano, que la rueda de Ixión no da vueltas, que la
• roca a espaldas de Sísifo no es empujada cuesta arriba y
• que las entrañas de un condenado no pueden ser devoradas
• y regenerarse cada día. Nadie es tan ingenuo que tema
• al Cancerbero, a las tinieblas y al espectro de las sombras
• formado de huesos descarnados. La muerte o nos destruye
• o nos libera: liberados nos queda el componente más
• noble, una vez desembarazados de la carga; destruidos nada
• nos queda, al sernos arrebatados por igual los bienes
• y los males”.
Cicerón y los castigos de ultratumba
• Tusculanas 1.10-11
• Dime una cosa, por favor. ¿Te aterrorizan la leyendas sobre el Cerbero infernal de tres cabezas", el
fragor del Cocito", la travesía del Aqueronte, de Tántalo que con el mentón toca la superficie del
agua agotado por la [sed, Sisifo hace rodar la piedra con fatiga y sudor sin avanzar ni [siguiera
una pulgada, ¿o quizá también la leyenda de los jueces inexorables Minos y Radamantis? En su
presencia ni Lucio Craso ni Marco Antonio te defenderán, ni siquiera, dado que la causa se juzgará
en presencia de jueces griegos, podrás recurrir a Demóstenes; tú tendrás que defenderte a ti
mismo ante un público inmenso. Quizá es esto lo que temes y piensas por ello que la muerte es
un mal eterno.
• -¿Me consideras tan loco para creer en esas leyendas?
• -¿De verdad no crees en ellas?
• No, en absoluto.
• -Una mala noticia, por Hércules.
• -¿Dime por qué, por favor?
• -Porque podría desplegar mi elocuencia, si tuviera la ocasión de refutar esas leyendas.
• -¿Y quién no en una causa de esta naturaleza? ¿O qué dificultad puede haber en refutar estas
creaciones fantásticas de poetas y pintores?
• -Bien de filósofos ha habido que han escrito libros enteros en contra de estas leyendas.
• -En vano, sin duda. ¿Quién puede ser tan insensato para dejarse impresionar por esas leyendas.
• -Desde luego que si los infelices no están en los Infiernos, es indudable que no hay nadie en los
Infiernos.
• -Eso es precisamente lo que yo pienso”.
Conclusiones relevantes
• M. Gale:
• Lucrecio, que conocía muy bien que sus muy bien educados
lectores de clase alta, no creían en la existencia de las escenas
del inframundo en un nivel literal. No atacó las creencias
generales que implicaban, es decir, que los dioses se
interesan en los asuntos humanos.
• Subtexto: no hay nada atemorizante en el inframundo –tú,
lector, has estado ahí”. El infierno es destruido desde adentro.
• El verdadero propósito de la katábasis, paradójicamente, es
asegurarnos la no existencia del inframundo, mediante la
explicación reinterpretación de algunas de las etapas que un
visitante recorre.
• Remedio: dedicarse al estudio de la naturaleza de las cosas.
Cicerón – Sobre los deberes
• 1.34-35:
• “Hay también deberes que observar en orden a quienes nos han injuriado.
La venganza y el castigo tienen también sus límites, y quizás debamos
satisfacernos con que el ofensor sienta pena de su acción, para que él no
vuelva a hacer nada semejante, y todos los demás sean menos propensos a
faltar”.
• 1.89-90:
• “Hay que procurar también que la pena no exceda a la culpa ni que por
idéntico motivo uno sea castigado y otro ni siquiera apercibido. Que el
castigo sobre todo sea sin ira, porque quien castiga airado difícilmente
guardará la moderación entre lo poco y lo demasiado, que tanto gusta a los
peripatéticos y con razón, con tal que no alabaran la iracundia y dijeran que
era un don muy útil de la naturaleza”.
• 2. 18-19:
• “(…) y tomar venganza de quienes hayan intentado perjudicarnos, e
infligirles el castigo que nos consiente la discreción y la humanidad”.
Los dos tipos de amor
• Lucrecio reconoce dos facetas del amor, cada una
centrada en la figura de Venus, con conexiones
complejas entre sí.
• Ideal feliz.
• Realidad desapacible.
• El poeta, algunas veces, usa la máscara del
idealismo y otras la del realismo e incluso del
pesimismo. Siempre es consciente de la brecha
entre ellas y está tratando de encontrar una
solución.
La Venus real
• Introducción de Venus tan fisiológicamente como
sea posible. Sueños húmedos: L4; v. 1393; 277.
Sigue la pubertad y el amor
• La reducción de la mitología de Venus a la fisiología
es risible. Pero es también una declaración
empática: esta es nuestra Venus: así es como
nosotros los romanos la conocemos, y así es como
ella funciona para nosotros, desprovista de
personalidad o divinidad, causando solo desastres.
Peligros del amor, sufrimientos e ilusiones
de los enamorados
• L4; v. 1336; 279.
• La tragedia del amor se basa enteramente en la
falta de control de los seres humanos. Cuando
Venus es personificada aquí no es una diosa, sino
una mujerzuela o un mero objeto del deseo sexual.
Es el equivalente a voluptas, queda reducida a
significar el sexo mismo, no siempre es agradable y
tiene poco que ver con los ideales epicúreos.
Sátira contra la idealización de la amante
• L4; v. 1560; 282.
• Lucrecio dirige algunas de sus líneas más sarcásticas
contra la ceguera que les permite a los amantes
idealizar a su amada imperfecta al ocultar la horrible
realidad física bajo eufemísticos nombres cariñosos.
• Importante: remover la propia ceguera y descubrir la
verdad sobre la mujer.
• A la luz de la razón, el amante puede convertirse en un
epicúreo propiamente tal y sacar el mejor partido de la
realidad.
• Engaño del amor: querer poseer a la pareja y no poder.
• Después, se aleja de la sátira y desarrolla una
aproximación más razonable y epicúrea.
Opciones al amor destructivo
• Antes, ha tenido que mostrar “de qué huir”, que es tan importante como
“hacia dónde huir”.
• Lucrecio sugiere alternativas para que el hombre romano pueda escapar de
los asuntos romanos destructivos. Ambos requieren que uno deje de
engañarse a sí mismo:
• A) La reciprocidad en el amor: L4; v. 1639; 284.
• B) El matrimonio: L4; v. 1666; 285.
• La tradición romana alentó el matrimonio debido a la necesidad de
mantener el nombre de la familia, el poder y la riqueza entre las clases
altas.
• Lucrecio combinó algo de los dos mundos, agregando quizá su propia
interpretación de la doctrina epicúrea. Describe el matrimonio en términos
de amistad, el ideal más alto del epicureísmo, mientras mantenía un
contexto romano aceptable.
• Final de L4: El hábito en el amor: L4; v.1758; 288.
• Convicción de que el amor no viene de las flechas de Cupido. Lo caracteriza
en cambio como una Consuetudo, un proceso gradual, consciente y realista
de aprender a vivir con otra persona.
El romanticismo en Lucrecio
• Lo que Lucrecio está atacando es una actitud obsesiva
hacia el amor romántico. Puede haber existido en la
vida, entonces y ahora. La encontramos reflejada y
amplificada en el poema.
• Su ataque contra el amor romántico no significa que
nunca sea él mismo romántico. Lo que pasa es su
objeto no es el romance humano, sino el “romance”
más amplio y menos personal del amor ideal natural.
• Venus no es puramente sexo. En el proemio del Libro I,
simboliza la creación, la primavera, el placer epicúreo,
la Madre Tierra y la Naturaleza misma. L1; v.1; 91