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Dios padre”
Enrique Buenaventura
Enrique Buenaventura
– Esta obra que desde su versión original lleva como subtítulo "mojiganga", está inspirada en un cuento folklórico de origen
europeo, del cual hay varias versiones en la América Hispana y que fue recogido, a finales del siglo antepasado, en Colombia, por
Tomás Carrasquilla. Al respecto nos dice Rizk:
– El referente literario, o sea el relato de Carrrasquilla de procedencia medieval, es posiblemente un auto "a lo divino" derivado
hacia vertientes cómicas y satíricas, que ha llegado a nosotros a través de la tradición oral por aquella supervivencia del espíritu
de la época que, a "pesar de las innovaciones renacentistas", siguió vigente por largos siglos en España. (1991. p. 30)
– Enrique Buenaventura - hay que recalcarlo - sobresalió como un excelente autor teatral. Aunque su dramaturgia en ocasiones se
fundamentó en adaptaciones de otros autores y en asimilaciones de corrientes teatrales de otras latitudes. Tal es el caso de su A
la diestra de Dios Padre, versión original de 1958 y que con el transcurrir del tiempo se ha visto modificada, como ya se ha dicho,
hasta por cinco versiones. Basada en el cuento de Carrasquilla, constituye en principio una crítica, muy irónica, de la religión, de
las costumbres religiosas y de sus flagrantes necedades. Aunque posteriormente, a través de las diversas versiones, va a asumir
un tono más de crítica social. Particularmente en esta cuarta versión, objeto de análisis:
– A la diestra de Dios Padre (1975) 4ta. Versión.
– Esta obra que desde su versión original lleva como subtítulo "mojiganga", está inspirada en un cuento folklórico de origen europeo, del cual hay varias
versiones en la América Hispana y que fue recogido, a finales del siglo antepasado, en Colombia, por Tomás Carrasquilla. Al respecto nos dice Rizk:
– El referente literario, o sea el relato de Carrrasquilla de procedencia medieval, es posiblemente un auto "a lo divino" derivado hacia vertientes cómicas y
satíricas, que ha llegado a nosotros a través de la tradición oral por aquella supervivencia del espíritu de la época que, a "pesar de las innovaciones
renacentistas", siguió vigente por largos siglos en España. (1991. p. 30)
– Enrique Buenaventura - hay que recalcarlo - sobresalió como un excelente autor teatral. Aunque su dramaturgia en ocasiones se fundamentó en
adaptaciones de otros autores y en asimilaciones de corrientes teatrales de otras latitudes. Tal es el caso de su A la diestra de Dios Padre, versión original
de 1958 y que con el transcurrir del tiempo se ha visto modificada, como ya se ha dicho, hasta por cinco versiones. Basada en el cuento de Carrasquilla,
constituye en principio una crítica, muy irónica, de la religión, de las costumbres religiosas y de sus flagrantes necedades. Aunque posteriormente, a través
de las diversas versiones, va a asumir un tono más de crítica social. Particularmente en esta cuarta versión, objeto de análisis:
–
“La diestra de Dios padre”
– Jesús (el hijo de Dios), en compañía de San Pedro, baja a la Tierra para poner a prueba a Peralta, hombre
pobre de buenos sentimientos; campesino honrado pero vicioso del juego, quien se dedica a repartir lo que
gana en sus envites entre los más pobres de su comarca. Consiste la prueba en dejar "olvidadas" unas onzas
de oro en la casa de Peralta, que este corre a devolver. Ante esta muestra de honestidad, Jesús, además del
dinero, de llenarle la despensa con abundante comida y de hacer algunos otros milagros (devolverles la vista
al ciego y las facultades motrices al tullido), premia a Peralta otorgándole cinco gracias que éste elige a su
gusto. Con la desaprobación de San Pedro ante tan inusuales peticiones, Peralta solicita: 1) ganar en el juego
cada vez que él quiera; 2) que cuando le toque morir, la Muerte le venga de frente, nunca por causa de
traición; 3) que pueda detener al que él quiera, en el puesto que él le señale y por el tiempo que a él le
parezca; 4) que el Diablo quede imposibilitado de hacerle trampa a él en el juego, y 5) que él, Peralta, pueda
hacerse diminuto como una hormiga.
– Aprobadas sus peticiones por Jesús, Peralta entonces se dedica a jugar y ganar para ayudar a todos los pobres de su
región. Sólo que Peralta no se enriquece él nada más; junto a él se enriquecen también su hermana la Peraltona y los
tres mendigos más allegados; sucediéndose un cambio radical en las conductas de éstos cuatro últimos,
particularmente en las posteriores acciones de la Peraltona y el Viejo Limosnero. Llegada la hora de su muerte, Peralta
hace que ésta se encarame en un aguacatillo, en donde la dejará hasta que el cielo y el infierno reclamen por su
inactividad; debiendo descender de nuevo San Pedro para ordenar las cosas. Una vez liberada, la Muerte se dedica a
arrasar con todo el que encuentra, incluidos la Peraltona y los ex-mendigos amigos de Peralta. Haciendo uso de la
cuarta "gracia", Peralta, se juega las almas de éstos al Diablo, junto a treinta y tres mil millones de almas más; las que
se ganará limpiamente. En medio del alboroto que de seguidas se suscita, Jesús y San Pedro se ven obligados a
regresar para poner definitivo orden.
– En esta versión la resolución varía con respecto a las anteriores y subsiguiente. Sólo dígase que casi para finalizar la
obra, Peralta hace uso de su última "gracia", reduciéndose de tamaño:
– 656. El Abanderado: Y Peralta realizó la última petición. Se achiquitó, se achiquitó, hasta volverse un Peraltica de tres
pulgadas y con agilidá de bienaventurao se encaramó a la diestra de Dios Padre y allí quedó para toda la eternidá.
– pa podernos retirar,
– ha llegado a su final.
– Para pasar a la respectiva despedida de todos y cada uno de los actores, bien a coro, bien a dúo, o bien
unipersonalmente.
Personajes
– El Abanderado – Limosnero
– Jesús de Nazareth – Maruchenga
– San Pedro, el Apostol – El Pajarraco
– La Muerte – El Hijo
– El Rey – Un Jugador (El Perdedor)
– El Diablo – La Nodriza
– Peralta – El Príncipe
– La Peraltona – Esbirros del Rey
– El Ciego – El Borracho
– El Tullido – El Vicario
– El Padre – Una Borracha
– La Madre
– El Viejo
Anàlisis
– Como se puede haber notado, el tono irónico –marcado en cursivas- para diferenciar a los arribistas de los que
detentan el poder, y a su vez de los perennemente sometidos, en primera instancia lo marcan el Viejo
Limosnero y Maruchenga respecto a lo dicho por el Pajarraco, distinguiéndolos de los señalados por el Hijo y la
Nodriza; quien, de paso, hace alusión ya desde este primer instante al inevitable tema de la muerte.
–
– Gracias