Psicóloga Clínica y Comunitaria alepsicon@yahoo.com ¿A qué llamamos Violencia Familiar? Se define la violencia familiar como la agresión, amenaza u ofensa ejercida sobre la mujer u otro integrante de la familia, por cónyuges, concubinos, ex cónyuges, ex concubinos o personas que han cohabitado, ascendientes, descendientes y parientes colaterales, consanguíneos o afines, que menoscabe la integridad física, psicológica, sexual o patrimonial”. (Ley sobre la violencia contra la mujer y la familia). En la dinámica de las relaciones interfamiliares: La violencia familiar es el conjunto de conductas, acciones u omisiones habituales, ejercidas contra la pareja, u otro miembro de la familia, con el propósito explícito o no, de mantener el control de la relación. Estas conductas adoptan formas físicas, psicológicas o sexuales, o atentan contra las propiedades o individuos relacionados con la pareja o involucran aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o restricción económica. En la violencia familiar, la agresión constituye el estilo de relación en la pareja y/o en la familia, y a partir de ella se construyen patrones específicos de comunicación, negociación y resolución de problemas. La violencia familiar se manifiesta tanto por la agresión –sea física, sexual y psicológica- como por la omisión, la permisividad y la indiferencia y afecta la salud física y mental de todos sus miembros. Violencia física Toda conducta que directa o indirectamente ocasione daño o sufrimiento físico sobre la persona. Heridas, hematomas, contusiones, excoriaciones, dislocaciones, quemaduras, pellizcos, pérdida de dientes, empujones o cualquier otro maltrato o daño que afecte la integridad física de las personas Abuso económico: Control abusivo de la economía familiar, recompensas o castigos monetarios y toda conducta destinada a producir daño a los bienes que integran el patrimonio de la persona. Violencia sexual Toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la persona a decidir voluntariamente su sexualidad, comprendida en esta no sólo el acto sexual sino toda forma de contacto o acceso sexual o no genital. Imposición del uso de anticonceptivos, negar que utilice métodos anticonceptivos, presiones para abortar, menosprecio sexual, imposición de relaciones sexuales contra la voluntad o deseo del otro, aún dentro del matrimonio. Violencia psicológica Se presenta en forma de intimidación, amenazas, insultos, control, aislamiento, desmerecimiento, devaluación de la persona. De todas las formas de violencia, la violencia psicológica o abuso emocional, es la que presenta más incidencia y es la que menos se denuncia. La violencia psicológica es la que primero se instaura y la que más daño hace. Estas conductas se tornan cotidianas; la víctima o víctimas no se dan cuenta hasta que ésta se ha instaurado crónicamente en la relación. Lo toman como algo “natural "o “inevitable”. Por lo general la toma de conciencia y la búsqueda de ayuda llegan cuando la autoestima ya se encuentra disminuida y gravemente lesionada. Constituyen muestras de violencia psicológica: Violencia verbal: rebajar, insultar, humillar, ridiculizar, manipular e inducir a la confusión (la mujer llega a creer que merece estas agresiones). Intimidación: acusar con miradas, gestos o gritos (ej. “si dices algo te mato”). Amenazas: de herir, matar, suicidarse, llevarse a los niños. Control: organiza las tareas o actividades del otro, impone su voluntad en decisiones como vestir, peinarse, el trato a los hijos, la organización del hogar y hasta las actividades que ella pueda realizar fuera del hogar. Aislamiento: Control abusivo de la vida del otro mediante vigilancia de sus actos y movimientos, la escucha de sus conversaciones, impide el trato con amistades, distancia la visita a familiares y amigos, la ignoran o le hacen vacío (no le hablan, no la miran y ella va creyendo que se merece ese trato). Desprecio: trata a la pareja como alguien inferior, toma decisiones que afectan la convivencia sin consultar con la pareja, no toma en cuenta su opinión ni su deseo en decisiones importantes para la vida familiar. Menosprecia sus ideas u opiniones. Niega ante los demás su condición de pareja o la acusa de ser la causante de los problemas en la relación. Manipulación. Provoca situaciones conflictivas o histriónicas que pueden crear reacciones violentas, agresivas o aparentemente extrañas en la víctima, con la intención de que los demás lo perciban como víctima de ésta y así lograr atención y opiniones favorables hacia su persona. Tiende a engañar y mentir para disculpar, justificar El desamor, el abandono, la infidelidad, la conducta engañosa, la mentira, la indiferencia, la sobreprotección y la permisividad también son manifestaciones de violencia, pues el ser humano para su desarrollo personal y su salud física y psicológica, necesita del amor, la protección y la atención de otros, sin menoscabar su independencia y autonomía. LA VIOLENCIA ES UN COMPORTAMIENTO APRENDIDO Como cualquier comportamiento aprendido, puede ser cambiado. No es fácil, pues no hay una sola causa para la violencia familiar y tampoco hay una sola solución. Lo mejor que se puede hacer es aprender a reconocer las señales de este tipo de comportamiento y buscar ayuda cuando lo veas en tu pareja, tus amigos o en ti mismo. Un ambiente familiar con pobre comunicación e inadecuado control emocional: Se traduce en interacciones y mensajes agresivos en los cuales se ignoran los pensamientos, los sentimientos y las emociones de los otros; o existe una tolerancia exagerada, indiferencia, abandono y un escaso respeto por los pensamientos, sentimientos y emociones de cada uno de los integrantes de la familia. Colocando en riesgo al individuo y menoscabando su respeto y dignidad. Al inicio de la relación todo es “color de rosa”: No es común observar comportamientos violentos, al comienzo de la relación. Durante este período, por lo general los comportamientos son positivos, la pareja se percibe perfecta, con la sensación de haber encontrado a su “media naranja”. Las imperfecciones o defectos son minimizados, justificados y vistos como pasajeros, por ambos. Una vez se inicie el comportamiento violento, este es cíclico y repetitivo. Fase 1: Acumulación de tensión Se observan cambios en el agresor, que se hacen estables en la vida conyugal. Se manifiesta como hostilidad, provocaciones y verbalizaciones ofensivas y agresivas. El agresor se muestra nervioso, irritable y no reconoce su enfado. Pueden aparecer además episodios de comportamiento agresivo dirigido más hacia objetos que hacia su pareja (da portazos, arroja objetos, rompe cosas). Fase 2: Explosión violenta Sigue una descarga incontrolada de las tensiones acumuladas (golpes, insultos, frases hirientes, abuso sexual, entre otras). Luego de la descarga desaparece la tensión y el estrés en el agresor. Si hay algún tipo de intervención — policía, fiscalía, familiares, amigos— aparenta calma y tranquilidad. Tiende a minimizar y culpar a otros a diciendo que lo provocaron, o que el otro es culpable de la situación. En esta fase los incidentes se tornan periódicos y las lesiones son cada día más graves. Cesa cuando el agresor descarga su tensión o repara en la magnitud del daño causado. Fase 3 Arrepentimiento y reconciliación Entra luego a una fase en la que el agresor muestra signos de arrepentimiento, se muestra amable, cercano y en ocasiones pide perdón o promete no ejercer más violencia. Trata inclusive de reparar el daño. Da señales de amor y consideración y todo es felicidad. A esta falsa ilusión —”luna de miel”— sigue un nuevo ciclo de tensiones, desde el momento que considera que está perdiendo el control sobre su pareja y el ciclo se vuelve a repetir una y otra vez. La violencia familiar tiene consecuencias Legales: La violencia familiar constituye una falta o delito que es penalizado en la legislación de casi todos los países del mundo Se violan derechos fundamentales de las personas. Lesiona su autonomía, su libertad y pone en riesgo su salud física y mental. La violencia familiar tiene consecuencias Sociales y Culturales: Perpetúa comportamientos negativos y crea estereotipos culturales que pasan de generación en generación. Se extiende, pues se manifiesta en otros ámbitos de relación como son la escuela, el trabajo, el vecindario, la comunidad.. En comunidades donde la violencia familiar se ha instaurado como sistema de relación entre sus pobladores, genera en ellos: baja motivación de logro, resignación, conformismo, fatalismo, menor inteligencia emocional y social, déficit en habilidades como: solución de problemas, control de impulsos y relaciones sociales . Representa un grave problema social, político y de salud pública por el alto riesgo en la salud física y mental de individuos y familias y por el deterioro cada vez mas evidente en la calidad de vida. La violencia familiar tiene consecuencias Familiares:
la familia no cumple las funciones de apoyo,
protección y afecto recíproco que debe desempeñar para el desarrollo saludable de sus miembros. Desencadena entre sus integrantes una serie de reacciones en cadena de comportamientos violentos., Las relaciones se deterioran y son causa frecuente de ruptura y abandono. Surgen las familias disfuncionales con conflictos y problemas que se proyectan en el vecindario, en la comunidad. La comunicación interfamiliar es ineficaz pues tiende a ser controladora, atacante, condenatoria, impositiva, manipuladora, vejatoria, hiere la autoestima, genera desmotivación, crea confusión y no permite que la pareja y los niños se sientan aceptados, reconocidos y valiosos; lesionando así su desarrollo físico y psicológico. La violencia familiar tiene consecuencias en la Salud:
Es causa de lesiones físicas y enfermedades de diferente
índole. El maltrato prolongado, con amenazas de diferente índole y escasa ayuda social, puede favorecer el deterioro del rendimiento personal, social y familiar de quien lo padece y es causa de estrés intenso y de grandes proporciones., que merma inclusive, las defensas del organismo. Las consecuencias a nivel físico y psicológico, pueden ser graves, gravísimas, reversibles o irreversibles, llegando incluso hasta la pérdida de la salud y la vida de la víctima. El daño psíquico inducido por la violencia familiar Es una consecuencia traumática que desborda la tolerancia de la víctima, modifica su interacción con el medio y le origina alteraciones en las áreas afectivas y de la voluntad. Se instaura a nivel inconsciente por la desorganización de sus mecanismos defensivos y la incapacidad de responder a él Se mantiene en tiempo indeterminado, pudiendo recuperarse o no. Síntomas de daño psíquico Entre otros: Accesos emotivos incontrolables, ira, ataques convulsivos, insomnio, perturbaciones del sueño, crisis de ansiedad, confusión mental, estados regresivos, actitudes y comportamientos infantiles, depresión. En el agresor también se observan consecuencias: Aumenta su frustración, su soledad, el disconfort consigo mismo y con los demás. Síntomas de depresión o agresividad insana y descontrolada, pues no ha podido satisfacer sus profundas necesidades de atención, afecto y darle valor real a su persona. Permanencia de sus tendencias hostiles. En caso de ruputura de la relación: Si su necesidad de afecto supera a sus tendencias hostiles, tiende a suplicar, prometer, reconoce su mal comportamiento y acepta su culpa. Si no logra reanudar la relación, tenderá a desarrollar una profunda depresión que lo llevará posteriormente a engancharse en una relación con las mismas características. Si sus tendencias hostiles superan a las necesidades de afecto y no logra reanudar la relación, lo dominarán sentimientos de odio y venganza que pueden desencadenar hechos violentos y hasta trágico en los que su vida, la vida de su pareja, sus familiares y otros podrían colocarse en riesgo. En la violencia familiar, víctima y agresor poseen muy baja autoestima
La víctima es alguien a quien maltratan sin
que ésta pueda poner límites. El agresor compensa lo inferior que se siente, maltratando y abusando de su pareja u otros miembros de su familia. ¿Soy una víctima? Víctima es “aquella persona que ha sufrido un perjuicio (lesión física o mental, sufrimiento emocional, pérdida o daño material, o un menoscabo importante en sus derechos), como consecuencia de una acción u omisión que constituya un delito con arreglo a la legislación nacional o del derecho internacional” (Organización de las Naciones Unidas, 1986). Cualquiera puede ser víctima si se engancha en una relación de abuso, violencia y maltratos continuos. No importa la edad, el nivel social, educacional o cultural. Es más frecuente que lo padezcan mujeres y niños, aunque también se ven casos de hombres y personas ancianas maltratadas. A la víctima le es difícil romper la relación Permanece con su pareja probablemente porque cree que las alternativas que tiene son peores que su situación (dificultades económicas, prestigio social, responsabilidad con los hijos, aislamiento del entorno, falta de apoyo, temor a la soledad, una justicia incompetente y lenta, etc.), o por las amenazas de la pareja, que por lo general resultan creíbles, o por haberse enganchado en una situación paradójica de dependencia afectiva, en la que la víctima tiende a proteger, justificar y disculpar al agresor. (Síndrome de adaptación paradójica o Estocolmo doméstico). Su lucha por soportar un estrés continuo de grandes proporciones y adaptarse para preservar su integridad, la hace aceptar las conductas abusivas, manipuladoras, maltratadoras y violentas de la pareja como “normales” o irremediables en la relación o llega a convencerse que puede soportar la situación, generando en ella una alta tolerancia a la violencia y actitudes de sumisión.