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LOS TRÁGICOS
GRIEGOS EN
ESPAÑA
E S Q U I L O, S Ó F O C L E S Y E U R Í P I D E S
ESQUILO
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVI
FERNANDO DE HERRERA, TIRSO DE MOLINA,
RECUERDO DE PROMETEO ATORMENTADO POR
EL BUITRE ALUSIÓN A PROMETEO
Ex Aeschili Prometeo vincto (En In Ibin Ovidii Annotatione, en la página 215 )Cita los
(Del Prometeo encadenado de Esquilo) versos de Esquilo Ego vero Tydeo probum Astaci filium nunc
apponam en apoyo de la lección.
Prom. Pro ministerio isto tuo, infortunium hoc meum
Astacidaeque modo diffisa cadavere trunco
Hoc certe scito non permutarim ego.
digna feris, hominis sit caput esca tuum
Malim nam arbitror huic presto esse petrae,
En el lugar de la corriente:
Quam patTi, adesse Jovi fidurn nuntium.
Hirtacidaeque modo defixa…
Sic in procaces est agendum procaciter.
Remite a los Siete sobre Tebas en el comentario al verso 236:
Quid, cui, visos nudatae Pallados artus
cernere nil licitum?
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVII
J E R Ó N I M O D E L A H U E RTA ,
C I TA
D O N G A R C Í A D E S A L Z E D O C O RO N E L ,
SOLEDADES DE DON LUIS DE GÓNGORA
C O M E N TA D A S
Aequori vagos quia ipse solus reperi En esta pues fiandose atractiua
Alis volantes lineis currus maris (Prometeo, Del Norte amante dura, alado roble
Esquilo., v. 467) No ay tormentoso cabo que no doble.
(Góngora, Soledad Primera, 306)
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
ÁNGEL LASSO DE LA VEGA
A MI BUITRE
Este buitre voraz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero
labra mis penas con su pico corvo.
El día en que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre, quiero
que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.
Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía
mientras él, mi último despojo traga,
sorprender en sus ojos la sombría
mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa en que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le apaga (Miguel de Unamuno, Antología. Colección Austral.)
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
AV E L I N O C O D I N A , AG A M E N Ó N
"Cliternnestra extendió su mirada sobre los que asi la interrogaban y dijo:
—Ojalá que del seno de Ia noche nazca Ia aurora de un venturoso día, como dice el proverbio. Preparaos a recibir una alegría que supera
todas las esperanzas: los Argivos son dueños de la ciudad de Príamo.
— ¿Qué dices? —Interrumpió el que habla hablado el primero— ¡Apenas si me atrevo a dar fe a tus palabras!
—Troya es de los Aqueos —insistió Clitemnestra—¿No lo he dicho claro?
La alegría enajenaba a los componentes del Consejo y hacia asomar las lágrimas a sus ojos.
— ¿Pero tienes algún testimonio cierto de esta ventura?
—Lo hay. ¿Y cómo no? Yo jamás he tomado por verdades las ilusiones de Ia mente dormida.
Uno de los componentes del Consejo, ansioso de conocer todos los detalles, interrogó de nuevo a Ia Reina:
—Pero, ¿cuándo ha sido destruida Ia ciudad?
— ¿Y qué mensajero ha traído Ia noticia?— añadió otro.
La reina Clitemnestra habló asi serenamente:
—Yo os lo diré. La victoria se ha obtenido esta misma noche de cuyo seno ha nacido esta luz que nos alumbra. Los guerreros que han
obtenido la victoria han encendido una hoguera en la cumbre del Monte Ida. De lumbre en lumbre ha llegado hasta aquí el fuego
mensajero. Los centinelas no se han dejado vencer imprudentemente por el sueño, sino que han hecho La señal encendiendo Los
sarmientos que transmiten la luz a los que están más lejos. Así llegó a esta morada de los Atridas aquella luz cuyo primer padre fue Ia
hoguera que brilló sobre el Ida. Tales fueron las señales que yo hice disponer, de modo que por su orden pasasen de unos a otros: el
primero de ellos y el último, el primero que dio la señal y el último que la recibió, ambos son los vencedores en esta carrera. Lo que os he
dicho es Lo que mi esposo me anuncia y certifica desde Troya."
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
AG A M E N Ó N , E S Q U I L O
(Sale Clitemnestra.)
CORIFEO. ¿Acaso honras a las crédulas visiones de los sueños?
CORIFEO. Vengo, Clitemnestra, a rendir homenaje a tu poder, pues es justo
CLITEMNESTRA. No podría aceptar la opinión de una mente dormida.
honrar a la esposa de un príncipe, cuando el trono carece de varón. Pero ya
CORIFEO. La alegría me inunda provocando mis lágrimas.
sea que sacrifiques por haber recibido alguna buena noticia, ya sea por gratas
esperanzas, te escucharía con gusto; pero no me ofenderé si callas. CLITEMNESTRA. Sí, tus ojos revelan tus buenos sentimientos.
CLITEMNESTRA. Dulce mensajera, como dice el proverbio, sea la Aurora, hija CORIFEO. ¿Es digno de crédito? ¿Posees de ello alguna prueba?
de la madre Noche. Oirás una alegre noticia mayor que toda esperanza: los CLITEMNESTRA. La tengo, ¿cómo no?, si un dios no me ha engañado.
argivos han conquistado la ciudad de Príamo. CORIFEO. ¿Acaso honras a las crédulas visiones de los sueños?
CORIFEO. ¿Qué dices? Tus palabras me han escapado de tan increíbles.
CLITEMNESTRA. No podría aceptar la opinión de una mente dormida.
CLITEMNESTRA. Troya es de los aqueos. ¿Hablo claramente?
CORIFEO. ¿O es un rumor sin alas el que te ha engordado?
CORIFEO. La alegría me inunda provocando mis lágrimas.
CLITEMNESTRA. Te burlas de mi juicio como si fuera el de una niña.
CLITEMNESTRA. Sí, tus ojos revelan tus buenos sentimientos.
CORIFEO. ¿Y desde cuándo ha sido destruida la ciudad?
CORIFEO. ¿Es digno de crédito? ¿Posees de ello alguna prueba?
CLITEMNESTRA. Te lo digo: en la noche que ha engendrado este día.
CLITEMNESTRA. La tengo, ¿cómo no?, si un dios no me ha engañado.
CORIFEO. ¿Acaso honras a las crédulas visiones de los sueños? CORIFEO. ¿Y qué mensajero podría llegar tan rápidamente?
CLITEMNESTRA. Hefesto, que desde el Ida ha enviado un fulgor La guardia no se niega a la luz viajera quemando más que los
brillante. Una lumbre enviaba aquí, otra lumbre por un correo precedentes. La luz se lanzó por encima de la laguna Gorgopis,
de fuego: el Ida al monte Hermeo de Lemno; desde esta isla y llegando al monte Egiplancto les ordena a no retrasar el
acoge la gran hoguera, la tercera, la cumbre de Atos, consagrada
servicio del fuego. Envían, prendiéndola con ímpetu pletórico,
a Zeus; saltando sobre el dorso del mar, la fuerza de la antorcha
viajera, el pino ardiente, transmite alegre su brillo dorado, como una gran barba de fuego, que resplandece a lo lejos hasta
un sol, a las cumbres del Macisto; éste, sin demora ni dejarse lanzarse al otro lado del promontorio que vigila el estrecho
vencer por un sueño irreflexivo, no descuida su turno de del Satánico. En cuanto llega al monte Araene busca la cumbre
mensajero: de lejos la luz de la lumbrera señala a los guardianes vecina de esta ciudad y, por fin, alcanza esta mansión de los
del Mesapio su paso por las corrientes del Euripo; ellos hacen
brillar su respuesta y envían adelante el mensaje prendiendo Atridas una luz que no es sin parentesco con el fuego del Ida.
fuego a un montón de brezo seco. Vigorosa y sin nunca Tales son las órdenes dadas a mis lampadeforos, que se han
apagarse, la llama corre de un salto la llanura del Asopo, a cumplido por relevos sucesivos y vencen el primer corredor y
manera de luna brillante hasta las rocas del Citerón, y allí el último. Esta es la prueba y la señal, te digo, que me envía mi
despierta otro relevo del fuego mensajero.
esposo desde Troya.
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
J OAQ U Í N B A L A N YA , C O É F O R A S
— ¡Quieran los dioses, Electra, acoger tus demás votos tan felizmente como éstos! —exclamó Orestes,
mostrándose.
— ¿Obtuve algo, acaso, de la voluntad de los dioses? —replicó ella admirada.
— ¿No ves ante tus ojos a aquel por quien, hace poco, rezabas?
— ¿Por Ventura sabes tú el mortal por quién suspiraba?
—Sé que, ansiosamente, esperabas a Orestes. Orestes soy: no busques, hermana, amigo mejor. Me estás viendo.
Electra temía ser burlada o que alguien Ie tendiese insidiosos lazos.
—Me estás viendo —insiste Orestes, persuasivo— y te cuesta trabajo reconocerme. Sin embargo, cuando
descubriste sobre la tumba el rizo de mis cabellos, tan parecidos a los tuyos; cuando mediste las huellas de tus
pasos, con las mías, te enajenaste de gozo, porque me creíste presente.
"Acerca, Electra, ese rizo a La melena de donde fue cortado y compara. Mira, si no te basta, esa tela que tejieron
tus manos... las figuras de animales que tu lanzadera bordé en ella... Y alégrate, hermana mía; mas no te
enloquezca el contento.Ya sé que los que mucho debieron querernos, son hoy mortales enemigos nuestros."
Y Electra reconoció al hermano. ¿Cómo describir sus dulces arrobos ante el ser querido, niña de sus ojos, el que
volvía por su honra? Increpó a Ia madre impía, nunca bastante odiada, y, segura de La venganza, exclamó:
— ¡Con nosotros están la fuerza, la justicia y Zeus, soberano de todos los dioses!
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
LAS COÉFORAS, ESQUILO
ORESTES. Solicita a los dioses que en lo sucesivo tengas buen ORESTES. Éste soy yo: no busques a otro más querido.
éxito, anunciando que tus plegarias han sido realizadas. ELECTRA. ¿Es que tramas, extranjero, algún engaño contra mí?
ELECTRA. ¿Y cuál es la gracia que acabo de obtener de los ORESTES. Entonces maquino contra mí mismo.
dioses?
ELECTRA. Pero ¿quieres burlarte de mis desgracias?
ORESTES. Estás ante la vista de aquel que hace poco invocabas.
ORESTES.Y también de las mías, si yo me río de las
ELECTRA. ¿Y cuál de los mortales puedes saber que yo
llamaba? tuyas.
ORESTES. Sé que es Orestes por quien tanto suspiras. ELECTRA. ¿Puedo decir que es realmente Orestes a quien
hablo?
ELECTRA. ¿Y qué obtengo ahora en respuesta a mis
ruegos?
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
LAS COÉFORAS, ESQUILO
ORESTES. Así pues, ahora que me ves, eres tarda en ELECTRA. ¡Oh cuidado queridísimo para el palacio paterno,
reconocerme, y en cambio, cuando viste este mechón de pelo llorada esperanza de un germen salvador, confía en tu valor y
cortado en señal de duelo y examinaste las huellas de mis pies, reconquistarás la casa del padre! ¡Oh dulce luz de mis ojos, que
volabas en alas de la esperanza y te parecía tenerme ante los compartes cuatro veces mi destino! Pues debo saludarte como
ojos. Examina, aproximándolo al lugar de donde lo he cortado, un padre, hacia ti se inclina el amor debido a una madre -con
este rizo de tu hermano tan semejante a tu cabellera. Mira este toda justicia aborrecida-, y a la hermana inmolada sin piedad; y
tejido, obra de tus manos; observa la trama de la lanzadera y la tú eres el hermano fiel que me trae el respeto. ¡Que solamente
imagen de caza. Domínate; que la alegría no te haga perder la la Fuerza y la Justicia, y Zeus, el más poderoso de todos, sean
razón. Pues sé que los seres queridos son nuestros enemigos. mis aliados!
SÓFOCLES
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVI
H E R N Á N P É R E Z D E O L I VA , L A
V E N G A N Z A D E AG A M E N Ó N SÓFOCLES, ELECTRA
AYO. – Pues consejo no te faltará, segun lo que he pensado. Iré yo, ORESTES. – […] Tú, escuchando mis palabras con toda tu
sí te place, á estas casas, y diré á los tiranos moradores dellas, que atención, repréndeme si me engaño. Cuando iba a buscar el
me envió Panotéo su amigo con nuevas de tu muerte muy ciertas, oráculo pítico, para saber cómo había de castigar a los matadores
las quales ellos creyendo, se descuidarán de manera que tu cuidado
aproveche. de mi padre, Febo me respondió lo que vas a oír: «Tú solo, sin
armas, sin ejército, secretamente y por medio de emboscadas,
ORESTES. – Bien me parece esa manera de darnos entrada. Y
pluguiese á Dios, mi ayo, que lo que vas á decir fuera verdad, si por debes, por tu propia mano, darles justa muerte.» Así, puesto que
algun estorbo de fortuna, que suele ser enemiga de los buenos, yo hemos oído este oráculo, tú, cuando sea tiempo, entra en la
no he de cumplir mi deseo. Pero yo confio en Dios todo poderoso, morada, para que, habiendo averiguado lo que allí ocurre, vengas a
á quien nunca plugo hecho tan malo, que él me dará fuerzas decírnoslo con certeza. No te reconocerán ni sospecharán de ti,
vengadoras, con que derrame aquella sangre culpada de
Clitemnestra y Egisto. después de tanto tiempo, y habiendo blanqueado tus cabellos.
Diles que eres un extranjero focidio, enviado por un hombre
AYO. – Pues entretanto que yo fuere, vosotros cubrid una caxa
llamado Fanoteo. Y, en efecto, éste es su mejor aliado. Anúnciales
capaz de un cuerpo humano, y quando os pareciere que habré
hecho este mensage, vernéis vosotros á la misma casa, y diréis que también, y júrales, que Orestes ha sido víctima del destino por una
traeis allí el cuerpo de Orestes, enviado de sus amigos, para que en muerte violenta, habiendo caído de un carro veloz en los Juegos
su tierra fuese sepultado. Desta manera podeis entrar seguros adó Píticos.
estan vuestros enemigos.
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVI
F R AY L U I S D E L E Ó N , C I TA S S Ó F O C L E S , E D I P O R E Y, V V. 4 1 0
• “Si Dios manda en mí, no estoy subyecto a • “También yo tengo derecho a ello, ya que
cosa mortal” (de los Nombres de Cristo, II, no vivo sometido a ti, sino a Loxias, de
169, de Bl. Clásica). modo que no podré ser inscrito como
seguidor de Creonte, jefe de un partido”.
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVII
A L E J A N D RO A R B O R E DA , N O H AY R E S I S T E N C I A A L O S H A D O S
EDIPO. – Estaba en lo mas ameno quien juzga que los acasos
de esta apacible floresta no tienen sus providencias) [;]
dórico edificio, noble, llegué en efecto y hallando
una máquina perfecta no bien cerrada la puerta
por su altivez nuevo Atlante de un jardín en sus estancias
pudo ser de las estrellas. me introduzco. Busco en ellas
Yo deseando vencer quien mi perdida me anuncie,
la errada confusión ciega y hallo, ¡ay amigos!, quien sea
de mi pérdida, a la quinta nueva confusión del alma
guio el paso (o cuánto yerra primer causa de mis penas.
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII
G A R C Í A D E L A H U E RTA , L A V E N G A N Z A D E AG A M E N Ó N ( E N V E R S O )
ORESTES. – Esta debe de ser Electra, ¡O cielos FEDRA. – Menos te admirarías, estrangero, FEDRA. – Ese es su mayor mal.
quánto mudan pesares y desgracias! si supieras los males, porque pasa, ORESTES. – ¿En qué manera?
Mas quiero preguntarlo. ¿Esta doncella y las penas que sufre. FEDRA. – Porque llorando la tragedia infausta
es Electra por dicha? ORESTES. – ¿Pues qué males, de Agamemnon su padre esta doncella
FEDRA. – Ella es. qué penas, qué disgustos o desgracias con lagrimas continuas, y a vengarla
ORESTES. – Su cara tan grande estrago pueden haber hecho? incitando a su hermano, asi ha irritado
y sus voces en duda me tenían. FEDRA. – Dos cosas son las principales causas: de Egisto y Clitemnestra el odio y saña,
Bien de ella parecían las palabras, la primera el suceso de su padre, que después de la mas amarga vida,
pero su rostro no; pues otro tiempo y ahora de su hermano la temprana por ultimo ahora la amenazan
dotado estuvo de hermosura tanta, muerte infeliz. con perpetua prisión, en donde sea
que de verle deseos infundia ORESTES. – ¿Pues qué no tiene madre, solo de sus contrarios visitada.
por toda Grecia la estendida fama. […] que la consuele en desventuras tantas?
ELECTRA. – ¡Oh, Luz sagrada, Aire que llenas tanto espacio como la tierra, cuántas veces habéis oído los gritos innumerables de mis lamentos y los
golpes asestados a mi ensangrentado pecho, cuando se va la noche tenebrosa! y mi lecho odioso, en la morada miserable, sabe las largas vigilias que
paso, llorando a mi desgraciado padre, a quien Ares no ha recibido, como un huésped ensangrentando, en una tierra extraña, sino de quien mi madre y
su compañero de lecho, Egisto, hendieron la cabeza con un hacha cruenta, como los leñadores hacen con una encina. ¡Y nadie más que yo te
compadece, oh, padre, víctima de esa muerte indigna y miserable! Pero yo no cesaré de gemir y de lanzar amargos lamentos mientras vea el fulgor
centelleante de los astros, mientras vea la luz del sol; y, semejante al ruiseñor privado de sus pequeñuelos, ante las puertas de las paternas moradas
prorrumpiré en mis agudos gritos en presencia de todos. ¡Oh, morada de Hades y de Perséfone, Hermes subterráneo y poderosa Imprecación, y
vosotras, Erinias, hijas inexorables de los Dioses!, venid, socorredme, vengad la muerte de nuestro padre y enviadme a mi hermano; porque, sola, no
tengo fuerza para soportar la carga de duelo que me oprime.
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII
F R A N C I S C O M A RT Í N E Z D E L A RO S A , E D I P O
E n L a p e r f e c t a c a s a d a h ay u n a l a r g a
cita de la Andrómaca: Y otra de la Hécuba:
"Por donde acerca de Eurípides dice bien el que dice: "Que si Eurípides, escritor sabio, parece que a
Nunca, nunca jamás que no me contento con decirlo
solo una vez, el cuerdo casado consentirá que entren bulto dice de todas mal, y dice que si alguno
cualesquiera mugeres a conversar con la suya, porque de los pasados dijo mal de ellas, y de los
siempre hacen mil daños. Unas por su interés tratan presentes lo dice, o si lo dijeren los que
de corromper en ellas la fe del matrimonio; otras, vinieren después, todo lo que dijeron y dicen
porque han faltado ellas, gustan de tener compañeros
y dirán, el solo quiere decir y dice".
de sus faltas; otras porque saben poco y de puro
necias. Pues contra estas mujeres y las semejantes a
estas conviénele al marido guarnecer muy bien con
aldabas y con cerrojos las puertas de la casa; que
jamás estas entradas peregrinas ponen en ella alguna
cosa sana, sino siempre hacen diversos daños"
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVII
P E D RO D E VA L E N C I A , C I TA E N E N D E C A S Í L A B O S E N S U D I S C U R S O
AC E R C A D E L O S C U E N TO S D E L A S B RU J A S Y C O S A S TO C A N T E S A M AG I A .
Véase lo que cuenta en Euripides al rei de Thebas Pentheo que queria castigar esto (los desmanes de las Bacantes) y prohibir las
juntas de las Bacchas un pastor, pretendiendo espantar al rei, i que se abstuviese como de cosa superior y divina:
Nosotros con presteza nos libramos Rendidos y arrastrados con violencia,
Huyendo los desgarros de las Bacas; Que mas presto de came los despojan
Mas con desnudas manos y sin hierro Que tu pudieras, Rey, cerrar los ojos;
Ellas acometieron los becerros. Parten de alli qual aves levantadas
Vierase alli que alguna arrebatava Con lixera carrera por los campos;
Una gruesa ternera, y con gran fuerza Unas por las riberas del Rio Esopo
Bramando alta del suelo la tenia; Las thebanas espigas derribando;
Otras despedazavan las novillas, Otras los campos Sirios y los valles
Y vieras arroxarlas hechas piezas Por vajo el Citeron tienen poblados,
Por alto y por el suelo, aqui un brazuelo Y qual bravos guerreros enemigos
Un pie por acullá, y quedar colgados Acometiendolo destruyen todo,
Los miembros en las ramas, destilando Arrebatando niños de las casas;
La reciente sangraza; pues los toros, Y los despojos que en los hombros cargan,
Sobervios antes y que con sus cuernos No se les caen aunque ellas no los atan;
Pudieron resistir al más valiente, Llamas llevan ardiendo en los cavellos,
caían en la tierra derribados Pero ellas no se queman ni se ofenden.
Con millares de manos de doncellas,
LITERATURA ESPAÑOLA DEL SIGLO XIX
E D UA R D O M I E R , H Y P O L I TO, V E R S O 8 8 :
Hécuba.- Hécuba.-
¿Vos me llamáis, señor? ¿Qué otros ¡Mi patria! ¿Existe acaso? De los dioses
quebrantos la morada escogida, el sacro alcázar,
aguardan a esta anciana desdichada? es un montón de polvo y de cenizas.
¿Los griegos han resuelto de Astianacte Del infelice Príamo las heladas reliquias son el pasto de
la muerte? ¿Las deidades no se cansan las fieras.
• https://books.google.es/books?id=uSUsxoF8M1cC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v
=twopage&q&f=true [30/11/17]
• http://interclassica.um.es/var/plain/storage/original/application/eaa0c3029771293c49607f78898a8dcd.pdf [01/12/2017]
• Eduardo de Mier y Barbery, Tragedias de Eurípides, vertidas directamente del griego. Tomo primero. Madrid. 1865, en
Biblioteca de dramáticos griegos.
• Ms. 7.851. fol. 312; autógrafo; 5 hoj. 40. 1. de la primera mitad del s. XIX. Edipo, tragedia en tres actos, tomada de
Sófocles y acomodada al teatro español por D. Rafael José de Crespo.
• P. HUALDE PASCUAL Y M. SANZ MORALES (eds.), La literatura griega y su tradición. AKAL UNIVERSITARIA, 2008.
• http://www.resad.es/acotaciones/acotaciones24/24_mboschmateu.pdf [04/12/17]
• https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/sofocles.htm [06/12/17]
• https://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/euripides.htm [06/12/17]
• https://es.wikipedia.org/wiki/Eur%C3%ADpides [06/12/17]