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La imagen de

Andalucía en el
siglo XVIII
Los sainetes de González del
Castillo
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuál es el origen de este tipo de obras?

 Los pasos y entremeses del XVI y XVII. Se


representaban en la mitad de las jornadas
de las obras teatrales.
 Autores: Lope de Rueda, Cervantes, Salas
Barbadillo, Alonso de Castillo Solórzano,
Antonio Hurtado de Mendoza y Quiñones
de Benavente.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Qué significado tiene la palabra
“sainete”?

 “Bocadito gordo con que se ceba a las


aves”, de ahí “bocadito gustoso al
paladar” y luego “pieza jocosa para
acompañar la representación principal”.
En el XVIII, el nombre de sainete pasó a
designar el de entremés. Pieza teatral
breve de carácter cómico y jocoso.
El Lugareño en Cádiz
 EL TEMA DEL SAINETE

 Los títulos de las obras literarias,


normalmente nos dan importantes pistas
del significado o la estructuración de las
obras literarias. Aquí, ¿cuál son los dos
ejes principales del sainete de González
del Castillo?

 EL LUGAREÑO Y CÁDIZ. Los dos Mundos


antagónicos: la gran URBE y lo RURAL,
expresado en el Lugareño.
El Lugareño en Cádiz
 Desde el punto de vista histórico, ¿qué
posición tenía la ciudad de Cádiz en la
última mitad del XVIII?

 Albergaba intensa actividad comercial.


 Había heredado el monopolio tráfico
marítimo entre Europa y la América
española, desplazando a Sevilla
 Urbe más cosmopolita.
 Los negocios provocaron consolidación
una burguesía dinámica y abierta a las
nuevas ideas y a las nuevas costumbres.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Qué nuevas ideas comenzaron a incubar
esta burguesía gaditana?

 Las nuevas ideas liberales que luego


cristalizarían en la Constitución gaditana
de 1812. En Cádiz existía en esa época
un clima fomentado por la prensa activa,
los cafés bulliciosos, las tertulias y los
frecuentes viajes de la población
mercantil al extranjero, receptiva de las
nuevas propuestas políticas y sociales
experimentadas con los países con los
que se comerciaba.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cómo influyó el desarrollo de esta
burguesía gaditana dinámica y
europea en las costumbres españolas?

 A medida que se enriqueció, esta


burguesía comenzó a asumir las
modas, comportamientos, vestimentas
y expresiones del exterior, como
manera de mostrar su ascenso social.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cómo creen ustedes que la nobleza, la clase
aristocrática, el estamento dominante del
todavía Antiguo Régimen recibió las nuevas
ideas políticas y sociales¿ ¿Y las nuevas
modas?

 Esta ostentación de las modas extranjeras


por parte de esta burguesía mercantil no se
llevó a cabo sin provocar recelos y
desconfianza en los sectores sociales
gaditanos más tradicionales.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Y los sectores populares?

 De ciertos ambientes populares surgieron también


actitudes destinadas a contrarrestar el predominio
alcanzado por las apuestas modernas y por las
ostentaciones de Corte extranjerizante. En unos
casos se trató de radicalizar y extremar los
hábitos nativos; en otros se recurrió a inventarlos
con el fin de contraponer el cultivo de unas formas
de hablar, de vestir y de comportarse, frente a los
que se dejaban seducir por las modas del exterior.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Qué nombre recibe esta oposición de los
sectores populares y parte de esta
tradicional aristocracia a las nuevas
modas procedentes del Exterior?

 Surgió así el CASTICISMO, como reacción


ante unas modas que cada vez más
desplazaban a las consideradas como
genuinamente gaditanas, andaluzas o
españolas.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuántas culturas coexistieron, pues, en
España a finales del siglo XVIII?

 Una extranjerizante y COSMOPOLITA y otra


Popular y CASTIZA. Cada una de ellas contó
con atuendos, jergas, aficiones y ambientes
diferentes que les permitieron diferenciarse.
Esta castiza es la que Goya reflejó en la época
de sus tapices. Ambas fueron culturas urbanas.
Finalmente, seguía existiendo otra Cultura
RURAL, Tradicional, representada por el mundo
de los pueblos, lugares y sitios ajenos a las
grandes urbes del momento.
OPOSICIÓN DE AMBAS CULTURAS
URBANAS
 ¿En qué lugares creen ustedes
que tuvieron que coexistir
obligatoriamente ambas culturas
urbanas?

 En el Ocio, es decir, en TOROS Y


TEATROS, lugares de recreo
comunes a todos los españoles
en el XVIII.
OPOSICIÓN DE AMBAS CULTURAS
URBANAS: EL TEATRO DE LA SEGUNDA
MITAD DEL XVIII
 ¿Qué recuerdan del teatro del siglo XVIII? ¿Qué
obras hace Moratín? ¿Qué tipo de obras son?

 Se trata de obras de carácter pedagógico, que


pretenden reformar las costumbres de los
españoles, época del Despotismo Ilustrado.
Estos ilustrados fomentaron un teatro de
pretensiones morales con la inclusión de las
reglas de las tres unidades, preceptos de
Boileau y España Luzán, eliminando al gracioso
del teatro español anterior, la comedia de Lope
de Vega.
OPOSICIÓN DE AMBAS CULTURAS
URBANAS: EL TEATRO DE LA SEGUNDA
MITAD DEL XVIII
 ¿Creen que estas obras de teatro ilustradas y
neoclásicas gustaban a un público
mayoritariamente popular que llenaba los
teatros? ¿Qué tipo de obras eran las que
gozaron de mayor aceptación del público?

 No, al público en general no gustaban de las obras de


los ilustrados y neoclásicos. A las clases populares les
gustaban los sainetes, obras de carácter cómico y
popular, insertadas entre las jornadas o actos de las
representaciones serias de los ilustrados. Los sainetes
trataron de corregir los excesos tanto de las formas
rígidas como de las pretensiones morales de los
ilustrados y dramas neoclásicos.
OPOSICIÓN DE AMBAS CULTURAS
URBANAS: EL TEATRO DE LA SEGUNDA
MITAD DEL XVIII
 ¿Y los Ilustrados y Neoclásicos? ¿Cuál era su opinión
acerca de los sainetes?

 Casi toda la totalidad de los escritores y neoclásicos del XVIII


creían que el teatro era un espacio simbólico, sólo destinado a
la representación de los más nobles sentimientos encaminados
al más pedagógico de los fines. En contraste con estas ideas,
los sainetistas convertían el teatro en espacio de lo cotidiano,
con la pintura de los tipos y ambientes populares que los
ilustrados despreciaban. Por ejemplo, Leandro Fernández de
Moratín, en el Plan de Reforma que dirige a Godoy en 1792
dice: “El cigarro, el garito, el puñal, la embriaguez, al
disolución, el abandono, todos los vicios juntos, propios de
aquella gente, se pintan con coloridos engañosos para
exponerlos a la vista del vulgo ignorante, que los aplaude
porque se ve retratado en ellos”. Jovellanos llegó a sugerir en
su Memoria para el arreglo de la policía de los Espectáculos y
diversiones públicas, la imposición de un filtro selectivo y
económico en los teatros para “dificultar indirectamente la
entrada a la gente pobre que vive de su trabajo”.
OPOSICIÓN DE AMBAS CULTURAS
URBANAS: EL TEATRO DE LA SEGUNDA
MITAD DEL XVIII
 Las dos ciudades en que surgieron principalmente
los cultivadores de sainetes, Ramón de la Cruz y
Juan Ignacio González del Castillo, fueron Madrid y
Cádiz. ¿Qué relación guardan estas ciudades para
que llegaran a convertirse en el fermento del
Casticismo español?

 Eran las dos ciudades más importantes de España


en la segunda mitad del XVIII. Al ser las más
importantes, fueron más permeables a sufrir el
impacto de la extranjerización. Madrid porque era
la Corte de España y sufría más que ninguna otra
ciudad las modas impuestas por la Corte; Cádiz por
su importante burguesía mercantil, abierta y
liberal, que viajaba por Europa. La reacción
casticista fue allí más importante que en ninguna
otra de las ciudades de España.
OPOSICIÓN DE AMBAS CULTURAS: LA
INDUMENTARIA Y LAS COSTUMBRES
 Hemos hablado de dos culturas antagónicas,
la Cosmopolita y la Casticista. ¿Cómo creen
ustedes que se manifestó la reacción
casticista en Cádiz o Madrid? ¿qué fenómeno
que aparece en los tapices de Goya dio lugar?

 Ya hemos dicho que el casticismo trató de


radicalizar, cuando no inventar, los hábitos
nativos, gaditanos, andaluces o españoles,
típicamente hispanos: indumentaria, jerga,
comportamiento, aficiones, etc. Surgió así el
MAJISMO,
EL MAJISMO
 ¿Y en qué aspectos externos se apoyó?

 El majismo se caracterizó antes que nada por una


determinada forma de vestir, radicalizando los usos y
costumbres hispanos. La indumentaria y el porte
exterior se convirtieron en esta época en una
dimensión simbólica y diferenciadora entre las dos
culturas señaladas. Esta reacción casticista se dio
especialmente en determinados barrios populares de
Madrid y Cádiz: Lavapiés o la Viña y Santa María en
Cádiz.
EL MAJISMO
 ¿Cómo se puede reconocer a un Majo?

 De ellos hablaremos más adelante. Baste de


momento señalar las características básicas
de su indumentaria. En el caso del Majo: la
capa y la montera. Normalmente el majo que
haga ostentación de guapeza, llevará la
montera ladeada y calada. En el caso de la
Maja, suelen ir con saya o basquiña, jubón o
corpiño y mantilla.
EL MAJISMO
 Alcalá Galiano

 “La clase baja, aunque usaba chaqueta, no vestía a la


andaluza, y al revés, las mujeres, aun cuando no
fuesen majas (lo cual era diferente del vestir
ordinario y no estaba en uso común), sólo salían a la
calle, necesitando con ello mudarse de ropa. Con
basquiña (cuyo nombre era el de saya), mantilla y
jubón (conocido éste con la palabra “corpiño”), todo
lo cual hacía de las gaditanas criaturas (como
diríamos ahora) especiales, a las cuales daba realce el
pie pequeño, calzado con zapato corto y bajo, y, el
andar por las llanas y bien empedradas calles y
plazas, el airoso talle y el gracioso contoneo”.
EL MAJISMO
 Barón de Bourgoing

 “Los majos son una especie de petrimetres de baja


estofa o más bien bravucones con un aspecto de
fanfarronería fría y grave. Sus facciones,
semiocultas bajo un gorro de tela oscura llamado
montera, revelan un carácter de severidad
amenazadora o de enfado que parece desafiar todo
y que no se dulcifica ni en presencia de la mujer
amada. Los alguaciles no se atreven apenas con
ellos. Si se intenta tratarlos, aunque sea con
deferencia, una mirada fulminante y a veces una
larga espada oculta bajo la amplia capa advierten
que no es fácil someterlos a un trato familiar”.
EL MAJISMO
 Barón de Bourgoing

 “Las majas rivalizan con ellos hasta donde


se lo permite la debilidad de sus recursos.
Su lenguaje, su actitud, su porte, todo en
ellas respira desvergüenza y libertinaje;
pero si no se es muy escrupluoso acerca
de los medios de excitar la voluptuosidad,
se puede ver en ellas a las más seductoras
sacerdotisas que hayan servido en los
altares de Venus. Sus risueñas
provocaciones llevan a los sentidos un
desorden del que resulta difícil
defenderse, y si no inspiran amor
prometen placer.
EL PLEBEYISMO

 Barón de Bourgoing

 “Sin embargo, los espectadores más


indulgentes lamentarán que los majos y
majas sean así acogidos en escena y que
conserven su atractivo hasta en los mismos
círculos de la buena sociedad. Hay hombres
y mujeres de distinguido rango que toman
por modelos a estos héroes del populacho;
adoptan su porte, sus modales, sus
inflexiones de voz y se sienten satisfechos
cuando logran un exacto parecido”.
EL PLEBEYISMO

 Decíamos que determinados ambientes populares


mostraron su repulsa hacia los nuevos usos y costumbres
procedentes del exterior de España, dando lugar al
fenómeno del Majismo. Junto a las clases populares, la
aristocracia más tradicional participó también de esta
reacción Casticista. ¿De qué manera externa creen que
esta aristocracia tradicional participó del Majismo?

 A través de la adopción de usos y costumbres castizas,


de la asunción del Casticismo por parte de la aristocracia
tradicional: es decir, con el APLEBEYAMIENTO. Este
aplebeyamiento, por oposición a la burguesía emergente,
se tradujo en la adopción en ocasiones de la
indumentaria del majismo, comportamiento, usos y
aficiones, como los TOROS O EL BAILE, el FANDANGO.
LA MODA EXTRANJERA
 Si el Majo o el noble aplebeyado muestran la
reacción casticista española ante la invasión de
las modas del exterior, ¿qué personaje de
sainete encarnó de manera caricaturizada y
cómica la asunción de las modas extranjeras?

 El Petrimetre. Este es el personaje en que se


recoge la mayor parte de los personajes
masculinos de las clases altas. Se trata de un ser
ridículo, caracterizado por su excesivo cuidado
por el aspecto exterior, por el traje a la última
moda y el uso de una jerga afrancesada para
hablar.
El Lugareño en Cádiz
 PERSONAJES QUE APARECEN EN ESTE SAINETE:
CLASIFICACIÓN SOCIAL

 El rústico o LUGAREÑO, del mundo Rural.


 Dentro del mundo de la Urbe, las clases bajas e
inferiores: los que están al margen de la ley que
delinquen como el MARINERO, el POBRE; los que se
sitúan en el límite como el CIEGO, el BORRACHO.
 Dentro de las clases bajas o inferiores: aquellos con
oficios ínfimos o bajos: AGUADORES, normalmente
gallegos; CALESERO; la CRIADA.
 Clase artesanal o comerciante. Mundo de los MAJOS, no
aparece sino un TENDERO que no es Majo.
 Mundo de la Justicia y del Ejército: el SARGENTO.
 Mundo de las clases Altas: DON PASCUAL (no hay
referencias), posiblemente burgués de Cádiz.
 La nobleza: la Nobleza ridícula sin dinero y con títulos, la
USÍA. La nobleza ridícula APLEBEYADA, Doña Simeona y
doña Quiteria. El Acompañante o Cortejo, posiblemente
Petrimetre o Figurón, Don Pánfilo.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuál es el tema de este sainete?

 Título de la obra: “El lugareño de Cádiz”. El


protagonista es este lugareño que visita
Cádiz. El tema sería el contrario de
“Alabanza de aldea y menosprecio de
Corte”: el futuro de “La ciudad no es para
mí” del baturrismo y de las películas de
Paco Martínez Soria.
 La llegada de un lugareño a la ciudad:
Oposición entre dos mundos contrarios: el
MUNDO DEL CAMPO/ MUNDO URBANO. De
ahí la comicidad. CÁDIZ ES EL MUNDO
URBANO POR EXCELENCIA EN EL XVIII.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Qué otras palabras serían
equivalentes para caracterizar al tipo
del lugareño? ¿Con qué nombre se
conoce a este tipo en los sainetes de
González del Castillo y Ramón de la
Cruz?

 El tipo cómico rústico es el


equivalente del paleto, cateto que en
la Corte o en Andalucía recibirá el
nombre de payo
El Lugareño en Cádiz
 ¿De qué lugares proceden estos
payos que aparecen en los sainetes
de Madrid y de Cádiz?

 Los lugareños siempre son de fuera de la


ciudad, de los pueblos de Cádiz o de
Madrid. Hay algunos pueblos que
aparecen especialmente de Cádiz:
Paterna, Las Cabezas, Arcos o Chiclana,
que era el lugar de veraneo preferido por
los nobles y burgueses gaditanos.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuál es el eje de este sainete, desde el
punto de vista argumental?

 El objetivo del sainete siempre es lograr la risa


del espectador. En este tipo de sainetes se trata
de mostrar la burla del payo, a través de una
serie de situaciones en las que se confronta el
mundo urbano y el mundo rústico. La
confrontación del payo con un ambiente distinto
posibilita un mayor número de situaciones.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuál es el rasgo de
comportamiento que mejor
define al tipo del lugareño?

 Su ignorancia, su bobería, su
inocencia, que será la causa de
burla.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Con qué otros tipos del teatro
anterior puede relacionarse el
payo?

 Con el bobo de los pasos de Lope de


Rueda o de los entremeses del siglo
XVII.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Creen que los rasgos externos, de
indumentaria, sirven para caracterizar al
lugareño o payo?

 Sí, desde luego. Normalmente se dice en


la acotación teatral, “sale de payo” o de
“payo andaluz”. En Felipa la Chiclanera
se nos da más precisión que en otros
sainetes: “Vienen con ella más de veinte
chiclaneros con sus monteras caladas,
sus cachiporras de fresno y las mantas
en el hombro”.
El Lugareño en Cádiz
 Desde el punto de vista lingüístico, ¿utiliza
el payo un tipo de lenguaje especial?

 Sí, utiliza vulgarismos, alteraciones


morfológicas y cierta lengua similar con el
habla andaluza, ciertos rasgos dialectales
andaluces. Vulgarismos: “zuidad”,
aspiración de la h: “jermosa”; pérdida de la
d intervocálica, “Móo”, “Pa esto”, etc.
El Lugareño en Cádiz
 Desde el punto de vista de su apostura,
¿cuál creen que son los rasgos
característicos del payo?

 De la ignorancia y bobería procede un


tipo de gesticulación característica del
payo en la ciudad. Y es que el payo se
caracteriza por su altísima capacidad de
asombro: El lugareño muestra con
palabras y con mímica, gesto y
movimiento la admiración que le produce
la ciudad.
El Lugareño en Cádiz
 ¿El payo es un personaje activo o
pasivo en los sainetes?

 Pasivo, pues es objeto de la


burla. Su comportamiento no
pasa de ser un fracasado intento
de adaptación al medio insólito y
hostil para él.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuál es el resultado, la reacción
final del payo ante este mundo
urbano?

 La huida. Más bien quiero ser en mi


tierra un borrico que en esta ciudad
camello.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuál es la posición del payo
hacia la ciudad?

 Primero de asombro y finalmente de


rechazo, por la falta de moralidad y
la crítica de las costumbres. Cádiz es
el infierno
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuáles son los rasgos fundamentales y generales del payo?

 Llaneza, asombro fácil, credulidad, tozudez,


inadaptación, ignorancia, patán, bruto, salvaje,
corto y simple y analfabeto.
 Asombro fácil inicial: ¡Vágame Dios, qué zuidad tan
jermosa! Aquí hay flamencos, moros, y otras mil
naciones que al hablar parecen perros.
 Ignorancia y bobería: no entendimiento con el
lenguaje “¿Quiere usted una calesa?”, típico de los
bobos de los pasos de Lope de Rueda.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuáles son los rasgos fundamentales y
generales del payo?

 Ignorancia ante las modas de la urbe: confunde al


peluquero con un tahonero, por la harina (además
crítica a las costumbres contemporáneas)
 Rusticidad y brutalidad: el pueblo no es lugar arcádico,
sino lugar donde no ha llegado la Civilización ni el
progreso: nombres y motes de los lugareños; narración
de las amonestaciones de los lugareños por el sacristán
Cuatrovientos. “Bruto, animal, ignorante” será
calificado por Simeona.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuáles son los rasgos fundamentales y generales del
payo?

 Bestialidad: Le gana el sacristán al protagonista “a


jumento”. Al niño que sostiene entre los brazos le dice
que si se mea lo “estrella contra las chinas”... Al tendero,
cuando descubre que no tiene un niño sino un muñeco, le
dice si quiere “que yo le estampe en los sesos a su
Señoría”; le pega con el niño en la cabeza al borracho.
 Engañado y estafado por los timadores. Igual que el
Madrid cañí de las películas de Leblanc etc.
 Fealdad: no me gustan los hombres tan feos, le decía la
Usía.
 El tema de la Honra, común a todos los supuestos
hidalgos de los pueblos ya desde el siglo de Oro.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Cuál era la situación de la aristocracia a
finales del XVIII?

 En las postrimerías del siglo XVIII se


asiste al comienzo de la pérdida de
importancia de la aristocracia así como
las primeras muestras de una plutocracia
burguesa mercantilista en ciudades como
Madrid o Cádiz. En la clase alta van a
convivir los nuevos adinerados y los cada
vez menos ricos herederos de blasones y
fortunas.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Esta situación de
empobrecimiento de la nobleza
aparece reflejada en el sainete y
caricaturizada?

 Sí, en al figura de la Usía, que


lleva criada y trata de robar al
tendero, utilizando la
estratagema del niño de pecho.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Hay por tanto una crítica a la nobleza
hereditaria en el sainete?

 En toda la literatura del XVIII hay una


crítica manifiesta a la nobleza hereditaria,
especialmente por su improductividad. De
toda esta clase Castillo nos va a dar una
imagen muy negativa, centrada en la burla
de la nueva moral amorosa (el cortejo),
sátira del problema de la falta de dinero
(usía), el descrédito de los médicos,
literatos, etc.
El Lugareño en Cádiz
 ¿En qué aspectos propios de la nobleza se
centra la caricaturización de Castillo en
este sainete?

 La caricaturización comienza por los títulos:


usía está casada con don Poncio Prieto,
Vizconde del Timbal. La caricaturización
prosigue con el árbol genealógico y
también con los lugares en que ha vivido o
los puestos desempeñados: la Usía ha
vuelto de Quito, donde su marido obtuvo el
Gobierno del Pico del Chimborazo.
El Lugareño en Cádiz
 ¿Existe algún tipo de noble que pueda considerarse aplebeyado, es
decir, que luce indumentaria o usos similares a los Majos?

 Sí, los personajes femeninos de doña Simeona y doña Quiteria,


principalmente los externos, estos es la indumentaria. Las
acotaciones señalan “Doña Quiteria y Doña Simeona, con basquiñas
y mantillas, muy escurridas, con rosario en la mano” Van vestidas de
majas. Se trata de una ridiculización de una parte de la nobleza que
adoptadaba usos tradicionales y además era super tradicionalista,
rosario, devotas y fariseas. Las majas no aluden a la religión.
 Ambas describen los nuevos tiempos en que se viste a lo maja:
“Entonces no había basquiñas con flecos, mantones de gasa, con
cuatro boleros, zapatos bordados, ni atusado el pelo”.
 Tampoco sabían en el pasado lo típico de las diversiones y bailes de
los majos: el bolero, el olé, el fandango, las seguidillas, etc:
“Tampoco sabían lo que era el bolero, zorongo, ni olé ni otros mil
meneos que alteran a veces el órgano interno. Ésta no es envidia;
porque acá sabemos, cuando llega el caso, manejar el cuerpo
(referencia al aplebeyamiento)
El Lugareño en Cádiz
 ¿Qué tipo es don Pánfilo?

 Se le define como “bracero” esto es, el que acompaña a


las damas dándoles el brazo. Podría ser, pues, el típico
cortejo del XVIII. Su origen era italiano y llegó a España a
comienzos del XVIII de manos de la aristocracia y fue
extendiéndose la costumbre hasta las clases medias. Eran
los acompañantes de las damas casadas que no eran sus
maridos y estaban bien vistos. El pueblo criticaba esta
costumbre y eran satirizados en los sainetes. Don
PÁNFILO acompaña a ambas damas sin pronunciar
palabra. También se le caracteriza diciendo que va
vestido muy ridículo: podía ir de Figurón, esto es a la
moda española pero muy pasada, típico de los personajes
de edad, suele ir vestido de forma estrafalaria. O a la
última moda de París, lo que lo convierte en petrimetre.
Tipología: El Majo
 Indumentaria

 En su Viaje a España, Jean François Bourgoing los describe así: “Su


rostro, oculto a medias por un sombrero de paño oscuro, la montera,
tiene un carácter de severidad amenazadora, trasluce un talante que
para desafiar a los personajes más importantes y no se dulcifica ni
siquiera junto a su amada. La justicia apenas sí se atreve con ellos”.
 Son famosísimos los tapices costumbristas de Goya y célebres las
colecciones de indumentaria típica como la Colección de trajes de
España (1777-1778) de Juan de la Cruz y la Colección General de los
trajes que en la actualidad se usan en España (1801).
 Glez del Castillo al escribir de majo, coloca sus avíos más
característicos: la capa y la montera. El majo que haga ostentación de
guapeza, llevará la montera ladeada y calada. Así se lo enseña Curro
Retranca al plebeyista de El maestro de tuna.
 Atendiendo a la realidad, Castillo distingue en la indumentaria,
cuando le conviene, a los majos pobres. Así, en La boda del
Mundo Nuevo, el novio “Pechuga” viste de majo rico, gracias a la
ropa prestada por un caballero. No puede sorprendernos debido al
gusto plebeyista de muchos caballeros.
Tipología: El Majo
 Apostura

• El actor que interpretaba al majo tenía que


conseguir la apostura adecuada, es decir, esa
actitud, además o aspecto de majo, que
resultaba fundamental para definir su psicología.
El maestro de tuna puede considerarse como un
manual de Majismo. Ahí, Curro Retranca enseña
la asignatura a un caballero, haciendo hincapié
en la forma de vestirse, en la pose y en el
además de atacar y empuñar la navaja.
Tipología: El Majo
 Lenguaje

• La violencia y su campo asociativo


están muy presentes en el lenguaje
de los majos: “le abro del primer
puntazo una canilla en la panza”.
También cultismos mal empleados.
Entonación achulapada. Utilización
del insulto en expresiones felices e
ingeniosas.
Tipología: El Majo
 Comportamiento

 Pasos graves, lengua violenta, facha de jaque, su


comportamiento se mueve en torno a una serie de
polos de atracción: el dinero, el amor, la amistad y
enemistad y el trabajo y las diversiones.

 El amor suele ser el desencadenante principal de los


sainetes. De las majas los majos valoran
especialmente su belleza y la habilidad en los pasos
del minuet de la Viña, es decir, en los bailes
populares. El procedimiento para entablar relación
con una maja es lisonjearla; después llevarla a un
sarao (comida y baile). Normalmente, la promesa de
boda supone fidelidad. La enemistad entre majos
siempre tiene por motivo a una maja.
Tipología: El Majo
 Comportamiento

 Son contadas las relaciones amistosas entre las clases


altas y bajas y, la mayor parte, se deben a que el cortejo
busca o la protección de un valiente contra un temido
majo competidor o el silencio (El día de toros en Cádiz),
o el aprendizaje de los secretos del majismo (El maestro
de la tuna).

 El dinero es un elemento fundamental en la vida del


majo. Los majos de condición humilde, rozan la
categoría de tunos o ladrones. Otros majos demuestran
su pobreza pidiendo prestado su traje de boda.

 González del Castillo prefiere ambientar sus obras no en


el trabajo sino en el ocio: calles, salón de una casa,
taberna, etc. De algunos majos ignoramos su oficio y
otros parecen no tenerlo. Pese a no poder gastar
excesivamente, los majos son amigos de apostar y a
menudo pasear conduce a las tabernas..
Tipología: El Majo
 Comportamiento

 Los bailes y el toreo son las actividades más mostradas en


los sainetes. La clase popular desprecia el minuet. Casi
todos los majos tocan la guitarra y no hay maja que se
precie que no sepa bailar, al igual que su acompañante el
zorongo, la bolera, el fandango, el olé y el chandé, que son
las danzas populares en el teatro de González del Castillo.
Probablemente, las seguidillas habían decaído un tanto en
la época.

 El torear a pie se impone durante la mitad del siglo XVIII,


en detrimento del más aristocrático arte del rejoneo, y era
señal de majeza. González trata el tema en El día de Toros
en Cádiz, donde nos sólo muestra la pasión por la fiesta,
sino también, la animación de los alrededores de la plaza.
En esos años España se dividía en partidarios de Pedro
Romero y de Costillares. Las relaciones entre el tipo del
majo y el del torero, incluso para la conformación de éste
Tipología: El Majo
 Idelología
• Existe una forma de “estar” majo (indumentaria, pose,
lenguaje, comportamiento). Otra cosa es que exista una
forma de ser majo.

• Hay diferencias entre los diferentes personajes que salen


en las obras de Castillo, aunque todos ellos tienen un
denominador común: la importancia dada al dinero, la
afición a la bebida, al baile popular y a las majas; el
machismo, que en unos era ostentación y en otros
fanfarronería. El majo, además, debe pertenecer a la
artesanía. Manolo, en El café de Cádiz, tiene dignidad; y
Curro, de La feria del Puerto, no. Aquél está más o menos
integrado en la estructura social, y éste se aprovecha,
pícaro o tunante, de las deficiencias de la sociedad. Este
último majo sería el descendiente del jaque y del tuno, a
pesar de que la valentía del protagonista de las jácaras es
en Curro fanfarronería ridiculizada. El majo fanfarrón si se
acerca al majo por un lado, por otro linda con el soldado y
el tuno. Podemos hablar, por tanto, de dos tipos: el majo, y
el majo fanfarrón, más cerca del tipo del soldado y del
Tipología: La Maja
 Aspecto
 En los sainetes el calificativo “maja” parece ser
suficiente sin que se necesiten más aclaraciones. En La
boda del Nuevo Mundo, la novia sale “con corpiño, en
mangas de camisa”. En El letrado desengañado y Los
jugadores, con “saya y mantilla” y “con saya y mantón”.

 Alcalá Galiano nos da una descripción de la situación: “La


clase baja, aunque usaba chaqueta, no vestía a la
andaluza, y al revés, las mujeres, aun cuando no fuesen
majas (lo cual era diferente del vestir ordinario y no
estaba en uso común), sólo salían a la calle, necesitando
con ello mudarse de ropa. Con basquiña (cuyo nombre
era el de saya), mantilla y jubón (conocido éste con la
palabra “corpiño”), todo lo cual hacía de las gaditanas
criaturas (como diríamos ahora) especiales, a las cuales
daba realce el pie pequeño, calzado con zapato corto y
bajo, y, el andar por las llanas y bien empedradas calles
y plazas, al airoso talle y el gracioso contoneo”.
Tipología: La Maja
 lenguaje

 Inspiración de la realidad, viveza creadora y caricaturización del


habla popular se unen en sus majas. El aspecto más sobresaliente
es, sin duda, el INGENIO DE SUS RÉPLICAS (punto en el que
coincidirán las posteriores mujeres andaluzas) y el ingenio de sus
fuertes insultos. No se aprecian, lógicamente, diferencias fonéticas o
morfosintácticas entre las hablas de los majos y las majas.
 El lenguaje de los majos y majas es afectivo o motivo, propio de
reacciones y personas primarias. Los insultos se aplican a
particularidades físicas, sociales y morales; especialmente a la
fealdad y los años del pretendiente, a la clase alta (“marqueses de
comedia”, “so dama de corralón”) y a las damas o majas
competidoras (“bribonaza”, “puerca”). Por ejemplo en El café de
Cádiz, Curra dice: “siempre dije yo que usted, con la nariz de
corneta, nos había de tocar a despacho”.
 Además de afectivo, el lenguaje de las majas es también agresivo,
violento. Esta habla agresiva requiere emociones y gesticulaciones
fuertes, y así la admiración es frecuente, al igual que el imperativo y
las formas que implican una postura de desafío.
Tipología: La Maja
 comportamiento

 Dentro de unas características comunes (el ingenio lingüístico, el


desplante, la indumentaria, etc.) varían en su comportamiento. El
majo suele ser el origen de casi todos los enfados e insultos.
 El hecho de que la indumentaria sea única y el no ejercer oficios
imposibilitan una distinción de las majas; pero, en cambio, su
relación con la clase media y alta permiten casos de majas
protegidas por caballeros.
 Entablar una conversación con una maja es fácil. La posibilidad de
bailar – su mayor diversión - hace que muchas invitaciones se vean
correspondidas. Se trata siempre de mujeres decididas, tanto si han
de aceptar la compañía de un majo, como si quieren rechazarlo. Son
decididas y tercas, mujeres de rompe y rasga.
 Las relaciones de una pareja de majos puede ser inquebrantable (El
letrado desengañado), pueden permitir alguna veleidad por parte
de él sin que llega la sangre al río (Los majos envidiosos) o aún ella
(La feria del Puerto). Sin embargo, en González del Castillo y frente
a la opinión de Blanco, que considera en todo momento a la mujer
andaluza como víctima de su hombre, la maja casada
frecuentemente es manirrota y casquivana. Quizás por el carácter
del entremés, las majas suelen dar un giro de 180º al casarse.
González del Castillo sigue la tradición misógina.
Tipología: La Maja
 comportamiento

 La protección más frecuente a una maja procede de un caballero. Al


tratar con cortejos y currutacos, el dinero adquiere entonces una
gran importancia, siendo impensable el matrimonio entre las dos
clases sociales: cabe que la maja esté protegida por un caballero,
pero no espera de él matrimonio. En La feria del Puerto son los
majos Curro y Zapateta quienes pretende sacar tajada de los dos
petrimetres que acompañan a sus majas. En otras piezas, el acento
se carga en la ridiculez de las pretensiones de los varones. Así en El
fin del pavo, Mariquita cambia de actitud ante su anfitrión y castiga
su ridiculez y sus pretensiones amorosas, para delicia del público:
 Mariquita. No venga usted con halagos
 Porque tengo asco.
 Agapito. ¿Qué dices?
 Mariquita. Que me da grima escucharlo.
 Agapito. ¿Así tratas a tu niño?
 Mariquita. ¡Y qué, con trescientos años
 Creyese que lo quería!
 Agapito. Pues, ¿qué hay en eso de extraño?
 Mariquita. ¿No mira usted que esa cara
 No es de moda; que esos cuartos
 Tienen ya los muelles flojos
 Y que está jediendo a rancio?
Tipología: El abate
 La propia palabra de abate pone de manifiesto, lo mismo que el
de petrimetre, su procedencia extranjera. El Diccionario
histórico de la lengua española nos dos tres acepciones: Era
palabra italiana que significaba eclesiástico extranjero,
especialmente francés o italiano, y también, que había residido
mucho tiempo en Francia o Italia. En una segunda acepción,
equivalía a persona, más comúnmente clérigo de órdenes
menores y a veces simple tonsurado, vestido con traje de
clerecía a la romana. En una tercera, clérigo dieciochesco,
galante y cortesano.
 Su apariencia se distinguía de la de los eclesiásticos más
tradicionales, en que llevaba casaca y sombrero de abate,
coletero para el pelo largo y capa, según nos indica el propio
González del Castillo. También muceta (esclavina o vestidura
que cubría el pecho y la espalda, abotonada por delante),
guantes y bonete. La usanza española era el cabello corto y el
uso de holapandas y sombrero de teja.

 Los abates poco se interesan por lo eclesiástico: son gente de


mundo que viven bien y miran a las mozas, son sufridos
cortejos, grandes amantes de músicas y literatura.
Tipología: El abate
 En El café de Cádiz aparece don Julián, que está escribiendo una
gramática cuatrilingüe de las lenguas andaluzas, valenciana,
gallega y catalán. Después discute con un literato sobre el
origen de la palabra “titilar”. Los rasgos que lo caracterizan
son, por tanto, ciencia falsa, sabiduría postiza, barniz
pseudocultural en los actos sociales.

 La crítica a los abates era fácil, porque muchos procedían de


familias humildes y, consecuentemente, no eran mas que
advenedizos, porque el origen de su traje y sus costumbres
podía ser vinculado a las modas extranjeras y porque permitía,
basándose en esta orden menor, como el sacristán en el XVII, la
denuncia de la falsa religiosidad, de los excesos de ocio y la falsa
cultura.
 Muchos servían a las familias adineradas como maestros de
música o de gramática, aparentaban una gran elocuencia o se
interesaban por la literatura. Esa falsa erudición los emparenta
con la de los eruditos a la violeta.
 La figura del abate es heredera del sacristán del XVII, que
permitían de manera atenuada la burla de lo sagrado. Como el
sacristán, comparte la afición por las mujeres, aunque el medio
en el que se mueve es el de las costumbres petrimetriles.
 En bastantes sainetes, el abate no cumple mas función que ser
causa de befa en el escenario, ambientando una situación
relacionable con el cortejo
Tipología: El Cortejo
 En realidad, cortejo, cortejo substituto, oficiales, nobles, enamorados, etc., no
son mas que distintos momentos o circunstancias del estereotipo que los
integra: el petrimetre. El cortejo era la costumbre más pintoresca de aquellos
lechuguinos extranjerizantes. Su origen era italiano y desde su llegada a
España a principios del siglo XVIII, de manos de la aristocracia, se había ido
extendiendo y generalizándose hasta las clases medias. El pueblo, en cambio,
formaba fila con aquellos tradicionalistas que no aprobaban la nueva moral de
las conversaciones y galanteos extramatrimoniales.
 En La Oposición a cortejo de Ramón de la Cruz y Óptica del cortejo de Ramírez
y Góngora se habla de las duras obligaciones del cortejo. Éste último pone en
boca de la dama las siguientes obligaciones: el cortejo no tiene que hablar con
otra mujer que con la dama, aunque ésta no esté presente; debe ir por las
mañanas a tomar con ella el chocolate y a abrocharle la cotilla; por las tardes a
sacarla a los paseos; por las noches, acompañante mientras la dama juega un
mediator o una malilla; si el cortejo desea asistir a otras concurrencias, ha de
pedir licencia; debe proveer a la dama de flores e indagar las modas en la
corte, para que la dama vista rigurosa, sabiendo lo que se estila; finalmente, el
obsequio de un palco de temporada en la comedia.
 Recibieran o no una compensación sexual y contribuyeran o no a los caprichos
de las petrimetras, lo cierto es que la vida ociosa de los cortejos giraban en
torno a ellas. En los estrados, en las tertulias, en los saraos y en los paseos, se
fraguaban estos amores, a los que ponía fin la posibilidad de un cortejo más
rico o una simple discusión entre la dama y su acompañante.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del Reino de España
(1765)

• Los vizcaínos son la más hermosa y la mejor nación de España.


Son altos, bien plantados, sanguíneos, teniendo una carne
hermosa y bellos colores, espirituales, industriosos, valientes y de
buena fe. Son muy diestros para todos los ejercicios corporales.
Hacen un grandioso comercio con Francia y son los tratantes de
España para los géneros de ese reino. Aman la guerra, y, sobre
todo, son muy hábiles para la marina; los mejores oficiales de mar
en España son vizcaínos; pero los adelantan poco y no los quieren.
Los llaman gascones de España, porque son intrigantes y se saben
manejar muy bien. La lengua vizcaína no tiene ninguna relación
con la española; pretenden que es el antiguo celta.

• Los navarros son un poco más semejantes a los franceses, sus


vecinos, que los españoles; sin embargo, la sangre no es muy
buena y son perezosos y orgullosos. Gozan de privilegios muy
grandes y todos sus asuntos son juzgados por un Consejo
Supremo del país, residente en Pamplona.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del Reino de España
(1765)

• En general los aragoneses son valientes, trapaceros, ligeros,


odiando a los castellanos, y en el fondo del alma rebeldes. Felipe
V se vio obligado a mandar construir una ciudadela en Zaragoza
al acabar de abolir los privilegios de los aragoneses, que Felipe II
había comenzado ya a derribar.

• El carácter de los catalanes es orgulloso y republicano. Son


enemigos mortales de los castellanos y de la monarquía; son
valientes, de buena fe en la amistad, pero extremadamente
coléricos y vengativos.

• Valencianos: Los hombres son allí altos, bien hechos y guapos; en


general, son interesados, celosos, finos, atrevidos y capaces de
todo. Las mujeres son las más guapas, las más amables y las más
galantes de España.

• Los murcianos son una mezcla de cristianos viejos y de moros. No


son tan guapos como los valencianos; se les parecen casi por el
carácter, pero, sin embargo, son menos inquietos, menos
agitados y más fieles.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del Reino de España
(1765)

• La sangre no es bella en Andalucía. Los hombres son morenos,


pequeños y bastante mal hechos. Son coléricos, trapaceros,
embusteros, perezosos. En general, tienen ingenio. Las mujeres
son graciosas, sin ser guapas, y muy coquetas. Los andaluces
son excelentes jinetes y diestros en todos los ejercicios.
Andalucía podría producir todos los frutos de la naturaleza, pero
la pereza de los habitantes limita las producciones a lanas,
vinos, aceites, naranjas y limones y muy buenos caballos.
Ningún país está más señalado del cuño nacional. El carácter
español está impreso en todas las partes de la administración
de esta provincia y da muchas ocasiones de vergüenza nacional.
Andalucía sola debería valer a la monarquía tanto como otras
seis provincias si el cultivo secundase a la naturaleza y al clima.
Esta provincia abunda en ríos. El Guadalquivir, que la atraviesa
en toda su longitud, pudiera ser la fuente de un comercio
prodigioso. Las montañas que la separan de Castilla están llenas
de minas de toda especie, pero la pereza española la mantiene
en un infortunio que da pena a los viajeros.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del Reino de España (1765)

• Cádiz es la ciudad más considerable de Andalucía, después de Sevilla; incluso es


más rica que esa capital, cuyo comercio y esplendor ha absorbido. La ciudad es
pequeña, estrecha y malsana; está situada en una isla arenosa, en la que no hay
ni un árbol; tiene una bahía muy buena… La ciudad de Cádiz respira los placeres,
el lujo y la riqueza. Allí no se descubre nada de las costumbres españolas; los
habitantes son amables, afables, alegres y casi todos son también extranjeros, la
mayor parte franceses; se habla allí esta lengua tanto como la española

• Los castellanos: Los habitantes son más afables que los de Castilla la Nueva,
porque el comercio y las fábricas atraen a muchos extranjeros, que los han
cambiado un poco. El terreno es extremadamente desigual, lleno de montañas
muy altas que hacen el clima muy frío; sin embargo, se producen allí toda suerte
de producciones y el país es muy agradable.

• Castilla La Nueva: los castellanos son feos, pequeños, morenos, altivos, avaros,
perezosos, sucios y poco sociables, pero fieles a su palabra y a sus soberanos, de
un trato seguro y de un valor paciente e inquebrantable.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del
Reino de España (1765)

 España es diferente
• Las costumbres de la nación española están mezcladas de vicios
muy perjudiciales y de grandes virtudes casi en la misma cantidad;
en eso se parecen a todos los hombres. Pero fuera de esas
semejanzas generales, ningún pueblo tiene más particularidades
que lo distingan de sus vecinos. La Península de España y Portugal
contiene costumbres, usos, leyes, particulares propias que no son
conocidas en el resto de Europa. Los Pirineos son para ellos una
barrera impenetrable para las costumbres de las otras naciones… La
frecuentación de los extranjeros que, desde el reinado de la casa de
Austria, han ocupado todos los grandes cargos de la monarquía no
ha cambiado nada, y cuatro reyes de la casa de Borbón se han
conformado, ellos y toda su corte, al carácter nacional, que han
adoptado sin que su reino y el comercio de la nación francesa hayan
cambiado los abusos, los vicios y los defectos de ese país, qunue
haya en él más de doscientos mil franceses establecidos en España.
• He pintado ya a grandes rasgos en el capítulo primero el carácter de
los habitantes de cada provincia; es preciso agregar que todos esos
pueblos diferentes tratan de molestarse entre ellos lo más que
pueden y se aborrecen, lo que es un primer desorden.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del Reino
de España (1765)

 Tipología de los Españoles


• En general, el español es paciente, fiel, lleno de probidad, religioso,
tiene el genio vivo, la concepción fácil y la aptitud para todas las
ciencias. Es lento para determinarse, pero constante para seguir sus
empresas; discreto y misterioso, caritativo, hospitalario, generoso,
grave en su continencia y en sus conversaciones, decente en su manera
de vestir y, sobre todo, muy sobrio: he aquí sus virtudes.
• Pero es orgulloso, ignorante, sucio, perezoso, más fanfarrón que
valiente, por momentos colérico, cruel en el combate, vengativo, pronto
para el asesinato, avaro, hipócrita, relajado y supersticioso; he aquí sus
vicios.
• Ese conjunto produce hombres propios para todo si son guiados por
grandes hombres e incapaces de las acciones más sencillas si se les
abandona a ellos mismos. La paciencia de los españoles ha causado en
las guerras de Italia y de Portugal el asombro de los franceses, que
están muy alejados de esa feliz virtud. Los españoles pasaban jornadas
enteras sin pan, sin hospitales, sin paja, sin agua y no se oía en su
campo la menor murmuración, jamás una rebeldía, siempre la mayor
obediencia; llevan hasta el extremos esa virtud de los conquistadores.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del
Reino de España (1765)

 Tipología de los Españoles


• La hospitalidad de los españoles reina más entre los viajeros, las
gentes del campo y las gentes pobres que entre las gentes ricas.
No se ve a un pobre español comiendo su conejo asado o su
cazuela de garbanzos que no ofrezca con la mejor voluntad el
compartirla al primero que pasa, sin conocerlo. La sobriedad es la
virtud favorita de los españoles. Tan sólo las gentes de la hez del
pueblo, y aún esas en muy pequeña cantidad, se embriagan. No
he visto en ningún otro país tanta vergüenza e infamia unida a la
embriaguez. Un hombre acusado de esta costumbre es recusable
en justicia y generalmente despreciado.
• El español es grave y hasta sombrío a fuerza de ser serio. No se
ve en ellos ese aire aturdido, esas carcajadas, esos hábitos
burlescos de los franceses, ni ese aire bizarro, burlón y cáustico y
deshonroso de los ingleses, ni ese aire camaleón, humilde,
halagador y falso de los italianos. Su actitud es grave, su
amabilidad altiva, pero honesta, y sus demostraciones más
afectuosas que entonadas.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del Reino
de España (1765)

 Tipología de los Españoles


• El orgullo de los españoles es excesivo, se creen la primera nación del
mundo y su país el paraíso terrenal. Un autor ha hecho un libro titulado
Sólo Madrid es corte. Era el tiempo en que Madrid era el centro de la
fetidez y la suciedad. Un refrán de Andalucía es quien no ha visto Sevilla
no ha visto maravilla.

• La ignorancia de los españoles es tan grande que hay muy pocos de ellos
que no confundan a todas las naciones del norte juntas e incluso que
conozcan algo más allá de los Pirineos. Su suciedad es singular. Su ropa
contribuye mucho a ello. Hay multitud de gentes hasta ricas que no
tienen mas que una camisa; se la ponen nueva y la dejan seis meses
sobre su cuerpo, hasta que se cae de sucia. Es imposible pasar ocho días
en España sin tener piojos; vuelan por las calles. Los españoles no se
lavan jamás ninguna parte de su cuerpo y aún son más enemigos de las
siete abluciones que del falso profeta que las ordena.

• Estiman mucho el oro, que es el principio de su decadencia; el orgullo y


la pereza española no se pliegan al trabajo para ganarlo, pero su avaricia
los lleva sin trabajo a pedir limosna.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral
del Reino de España (1765)

 Las mujeres españolas


• Los españoles aman a las mujeres hasta la adoración, pero
no he visto rastro ninguno de esa galantería tan célebre en
sus romances y que da tan buena opinión de ellos a los que
no han hecho más que leer. Su relajación es grosera. Las
mujeres de mala vida son sucias, gruñonas y envenenadas.
Esa cruel enfermedad que ataca a la especie humana en su
principio, es una causa horrible de la despoblación de
España, no la curan. Los cirujanos franceses están allí en
pequeño número y los españoles no se sirven de ellos. Por
eso esa enfermedad, una de las más perjudiciales de las que
atacan a la frágil humanidad, mata a mucha gente en ese
país; incluso en los campos y en las provincias más alejadas
de la capital, bastardea la especie y se conserva en las
familias bajo diferentes formas. Las herpes, el escorbuto, la
lepra, los humores fríos, la gota, que son ramas de esa
peste, son corrientes por todo el reino.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del Reino de España (1765)

• Las mujeres españolas son bastante guapas y casi todas altas y bien formadas.
El vestido de las damas es a la francesa, pero más oscuro, sin gusto y sin
gracia. El vestido con el que todas las mujeres salen es un corsé, a la española,
una falda de raso negro, los cabellos encerrados en una red y el rostro oculto
con un velo blanco, que llaman mantilla. Bajo ese traje las mujeres tienen la
mayor libertad y se sirven mucho de ella. Tienen también para salir otro vestido
más decente, que no es mas que para los mujeres de calidad; es un traje negro,
que forma por la parte de abajo una falda con una cola y por arriba produce el
efecto de una falda recogida sobre la cabeza o de un hábito de religiosa, con un
velo de gasa negro o de encajes que les cubre el rostro, sin ocultarlo. No hay en
España ni cerrojos ni rejas y muy pocas celosías; ya no suspiran por las calles y
el amor se hace cómodamente. Las mujeres españolas tienen ingenio, un hablar
muy agradable, pero ninguna instrucción.
• Su ciencia en música se reduce a las seguidillas; son esa especie de coplas que
cantan con acompañamiento de guitarra. El baile nacional es agradable. Se
conocen dos, el fandango, que es un baile grave, galante y muy expresivo,
mezclados con movimientos muy lascivos y poco decentes. La seguidilla es un
baile menos serio, acompañado de canciones. Esas dos danzas tienen mucha
gracia; los pasos no son tan vivos ni saltarines; consisten en balanceos y en
movimientos del cuerpo. Todos esos bailes se bailan por parejas.
Viajeros del siglo XVIII
 Anónimo, Estado Político, histórico y moral del
Reino de España (1765)
• El Traje nacional

• El traje nacional es una chaqueta y un gran capote, que


llaman capa; un sombrero muy grande con las alas retorcidas
todo alrededor, la cabeza cubierta por una red y una espada
de tres pies y medio bajo el brazo. La capa, el pan y el agua
bastan a la negligencia y a la sobriedad españolas. La capa
los garantiza contra el frío y el calor, les sirve de cama y a
menudo de casa. Hay en Madrid más de diez mil españoles
que no duermen más que en la calle o bajo los pórticos
envueltos en sus capas. Se ven por toda España al burgués y
al campesino pasar todo el día tendidos al sol en su capa,
rasgueando una guitarra o fumando. Como el cielo es puro y
sereno y el sol brilla diez meses al año, pasan su vida
tendidos en las plazas y en las calles. Pan, ajo y agua los
sostienen. No se los sacaría de allí para trabajar, pero
tienden la mano a los transeúntes y les piden la limosna.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)
• El carácter español
• Hay entre los habitantes de sus principales regiones tan
notables diferencias de clima, costumbres, de lenguaje, de
pretensiones, de caracteres y hasta de conformación corporal,
que el retrato de un gallego sería más parecido al de un
auvernés que al de un catalán; y un andaluz se parece más a
un gascón que a un castellano. Los españoles han tenido
rasgos característicos comunes a todos los habitantes de la
Península, pero eso era cuando los árabes se establecieron en
la Península, dándole un carácter particular y comunicándole,
a pesar de los diversos motivos que los diferenciaban de ella,
una parte de sus costumbres, de sus ideas nobles, gigantescas
a veces; en una palabra, orientales. Su gusto por las artes y las
ciencias y todo aquello de que aún quedan vestigios en las
provincias donde más tiempo se mantuvieron. Eso era cuando
el elevado concepto que los españoles tenían de su nación,
muy justificado por las circunstancias, se reflejaba en toda su
persona y hacía que se pareciesen todos al retrato que aún hoy
se manifiesta, representándolos graves, austeros, generosos,
empeñados en guerras y aventuras
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)
• El carácter español
• Pero estas tres causas de uniformidad en el carácter nacional
han desaparecido casi por completo, y al desvanecerse han
dejado a los españoles sometidos a las influencias más
inmediatas del clima, de las leyes y de los productos de sus
distintas regiones, de manera que para describirlos tal como
son ahora, sería indispensable clasificarlos en castellanos,
catalanes, aragoneses, navarros, andaluces, vascos,
asturianos, etc., y hacer de cada uno de estos pueblos una
descripción particular; tarea dificultoso e ingrata.
• A pesar de lo cual, su revolución no ha sido tan completa que
haya extirpado totalmente los rasgos comunes a la nación
española. Una parte de sus costumbres ha sobrevivido a los
acontecimientos que las han alterado. La influencia del clima
fue modificada, pero no destruida.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)

• El Orgullo

• El español moderno conserva aún la huella de su antigua


importancia. Hablen o escriban sus expresiones adolecen
de una exageración rayana en fanfarronería. Tiene un
elevado concepto de su patria y de sí mismo, y lo
manifiesta siempre sin reparo y con frecuencia sin
habilidad. Su amor propio no se manifiesta mediante las
expresiones graciosamente hiperbólicas que más
provocan la risa que el enfado y que caracterizan a los
gascones: cuando se alaban lo hacen gravemente, con
toda la pompa de su idioma.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)
• La gravedad

• Esta gravedad española, que se ha hecho proverbial, sin embargo,


no es tan exagerada como se supone. Claro que no es común en el
trato de los españoles la afabilidad ni el agasajo. No salen al
encuentro: aguardan. Pero la hosquedad aparente oculta muy a
menudo un espíritu bondadoso y atento que se muestra en cuanto
se ahonda un poco. Reacios a la vana expresividad de la cortesía
francesa, los españoles no prodigan las demostraciones de afecto.
Su sonrisa responde raramente al disimulo, y cuando sus facciones
se os muestran acogedoras es que el corazón lo siente así. ¡Cuántas
veces juzgué hostilidad el ceño adusto de un español y, al vencer
luego mi suspicacia, me fue muy agradable no en superficiales
ofrecimientos: en actos! Quizá carecen los españoles de esa
urbanidad que sólo una educación refinada puede dar, pero que
sirve muy a menudo de tapadera a la falsedad y al desdén. Pero la
suplen con una franqueza sin amaneramiento; con una campechanía
bonachona que revela y engendra confianza.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)
• La alegría

• Por lo demás, esta aparente gravedad encubre a menudo, en


todas las clases sociales, una satisfacción que se manifiesta
fácilmente como alegría espontánea. No aduciré en prueba de
este aserto los espectáculos españoles, en que tan bien
acogidas son las bufonadas, pues se ha podido advertir que el
teatro de las naciones alegres es más serio que el de las
naciones graves, como si el clima se recrease principalmente
con las emociones que la sacan de su estado habitual.
• Para juzgar acerca del humor festivo de los españoles hay que
verlos en sus reuniones particulares, cuando están a sus anchas;
en sus comidas, incluso antes que los vapores de las viandas y
de los vinos hagan crispear los cerebros; hay que oír sus
conversaciones, rebosantes de rasgos de ingenio, de agudezas,
de retruécanos, todo ello consecuencia más o menos directa de
la alegría.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)

• La pereza

• Si no los hemos absuelto del todo de la acusación de pereza, hemos


afirmado, y repetimos aquí, que se debe a circunstancias eventuales y
que desaparecerá con ellas. En efecto, cuando se considera la actividad
que despliegan en las costas de Cataluña y Valencia, en las montañas
vascas, por todos los lugares en que la industria se ve estimulada y
encuentra salida fácil y segura para sus productos, allí donde la actividad
tiene objeto y medios de acción; cuando se observa la dura y laboriosa
existencia de los arrieros que se arrastran animosamente por los más
escarpados caminos; esos labriegos que en las llanuras manchegas y
andaluzas se curten en los trabajos del campo, tan penosos por las
condiciones del terreno, la lejanía de sus viviendas y los ardores del
clima; el más tórrido de Europa; cuando se ve a esa multitud de gallegos
y asturianos que, como nuestros auverneses y lemosines, van lejos de
sus hogares a afrontar fatigas que les aseguren la subsistencia; cuando
se advierte, en fin, que esa pereza, tan reprochada a los españoles, no
trasciende más allá de las dos Castillas, es decir, de la parte de España
más desprovista de caminos y canales y más alejada del mar, ¿no es justo
deducir que no es el ocio una característica invencible ni común a todos
los españoles?
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)
• La lentitud

• Existe otro defecto que tiene mucha afinidad con la pereza, que
presenta, por lo menos, análogos síntomas, y es la lentitud. Y no es
tan fácil absolver a los españoles de este pecado. Las luces, forzoso
es reconocerlo, penetran muy lentamente entre ellos. En la política,
en la guerra y en los demás actos de gobierno, como también en los
de la vida ordinaria; mientras actúan otros países, en España se
delibera. Recelosos y excesivamente cautos, echan a perder
importantes asuntos por la lentitud con que los tratan, y esto
resulta más extraordinario si tenemos en cuenta su vida
imaginación, que debería irritarse al tropezar su aplazamiento… El
español frío y reflexivo por naturaleza cuando nada lo conmueve,
sólo se exalta hasta el paroxismo cuando el ultraje o la oposición, el
resentimiento o alguna de las pasiones arraigadas en su carácter
provocan el orgullo. He aquí por´qué la nación aparentemente más
grave, más fría y lenta de Europa, se convierte en una de las más
violentas cuando alguna circunstancia la induce a salir de su calma
habitual.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)

• La violencia

• El uso del puñal y los viles asesinatos son bastantes frecuentes en Andalucía,
donde se puede comprobar cuán poderosas son las influencias del clima cuando
no se les oponen remedios morales. Durante el verano, cierto viento del este
(llamado viento de Medina) produce en esta región una especie de frenesí que
hace estos excesos mucho más frecuentes que en ninguna otra época del año.
• Pero si cambiara el aspecto físico de España, es decir, que carreteras y canales
cruzasen regiones hoy casi inaccesibles; si la facilidad de las comunicaciones
hiciera más activa e ineludible la vigilancia de los agentes del Gobierno; si los
progresos de la agricultura, industria y comercio proporcionaran ocupación a la
ociosidad malhechora; es decir, en una palabra: si continuase desarrollándose el
plan del Gobierno actual, se vería cómo la influencia del clima tiene que ceder
ante causas tan poderosas.
• La revolución de costumbres operada ya en los últimos sesenta años justifica ese
propósito. Hasta el siglo presente no se han abolido dos costumbres que la razón
y la humanidad hubiesen debido proscribir hace mucho tiempo: las rondallas y las
pedreas. La rondalla es una especie de desafío entre dos grupos de músicos. Sin
más objeto que demostrar su valentía se sitúan uno frente a otro, armados con
espadas y pistolas; primero disparan una vez y luego echan mano de las armas
blancas. Parece increíble que esta costumbre aún subsista en Navarra y Aragón, y
que uno de estos desafíos haya tenido lugar en agosto de 1792 entre dos
parroquias exteriores de la ciudad de Zaragoza
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)

• Las mujeres

• Los celos, que son también depresivos para la mujer, parecen ser
consecuencia de un clima que comunica su ardor a los sentidos y a la
imaginación. Esta pasión odiosa, que antes era ofensiva en sus sospechas,
injuriosa y cruel en sus precauciones, implacable en sus agravios, está
muy atenuada en los españoles modernos. Si en España los amantes son
exigentes y recelosos, si atormentan con sus sospechas y se muestran
atroces en sus venganzas, no hay en cambio país europeo que cuente
menos maridos celosos. Las mujeres, a las que antiguamente se ocultaba
a las miradas y apenas era permitido entreverlas a través de los
intersticios de las celosías, que deben sin duda, su nombre al vil
sentimiento que las inventó, las mujeres, digo, gozan de entera libertad.
Sus mantillas, única huella de la antigua esclavitud, sólo sirven ya para
resguardar sus encantos del ardiente sol y aumentar su atractivo.
Inventadas por los celos, la coquetería las ha convertido en una de las
galas más seductoras y, al favorecer el misterio, aseguran su impunidad
de las trapisondas amorosas. Eso de los amantes que, bajo el balcón de su
invisible adorada, suspiraban sin esperanza de aliviar su doloroso
martirio, con la guitarra como único testigo e intérprete de su dolor, ya no
se ve más que en las comedias. Las conquistas son ahora menos penosas
y menos lentas, los esposos más tratables y las mujeres más accesibles.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)

• El fandango
• Nada contrasta más con la pretendida gravedad española que su baile
favorito, el fandango, baile verdaderamente nacional, rebosante de
expresión, del que los extranjeros se escandalizan al principio para
terminar dejándose arrastrar por sus encantos.
• Tan pronto como se inicia el fandango en un baile, todos los rostros se
animan, e incluso los asistentes a los que su edad o su estado condenan a
la inmovilidad, tienen que contenerse para no balancearse a su compás.
• Cuéntase que la corte de Roma, escandalizada de que un país famoso por
la pureza de su fe no hubiese condenado desde tiempo atrás ese baile
profano, decidió hacerlo con toda solemnidad. Se reúne en un consistorio
y se entabla el proceso en regla del fandango. Se le iba ya a fulminar con
una sentencia condenatoria, cuando uno de los jueces observa
juiciosamente que no se debe condenar a un acusado sin verlo y oírlo. Se
admite la observación y se hace presentar ante el tribunal a una pareja
española de baile, que, al son de los instrumentos, despliega todos los
matices del fandango. La severidad de los jueces no resiste a la prueba;
poco a poco sus rostros austeros se muestran radiantes; se ponen en pie,
sus piernas y brazos recobran la perdida flexibilidad. La sala del
consistorio se transforma en sala de baila y el fandango, naturalmente, es
absuelto.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)
• El fandango

• El pueblo lo exige a menudo en el teatro y casi siempre sirve de final


en los bailes particulares. En estos casos se limita a marcar
ligeramente la intención, pero en otras circunstancias, cuando un
pequeño número de alegres espectadores disipa los escrúpulos, esta
intención es tan marcada que la voluptuosidad nos asalta; su aguijón
hace entonces palpitar los corazones juveniles y reanima los
embotados sentidos del anciano. El fandango se baila sólo entre dos
personas, que nunca se tocan, ni siquiera la mano. Pero viéndolas
provocarse, tan pronto aproximándose como alejándose, viendo
cómo la bailarina, en el momento en que su languidez anuncia una
próxima derrota, se reanima bruscamente para escapar al seductor,
cómo éste la persigue y es acosado a su vez, cómo expresan con sus
gestos y actitudes las diversas emociones que experimentan, no es
posible dejar de observar, ruborizándose, que estas escenas son a
los verdaderos combates de Citera lo que las maniobras militares en
tiempo de paz son al arte de la guerra en la realidad.
Viajeros del siglo XVIII
 Barón de Bourgoing (1777-1795)

• La moda francesa

• Se nos imita, pues, aunque se nos ridiculiza. Nuestra


modas, pro ejemplo, han penetrado en España lo mismo
que en otros países. Bajo la capa española, se lleva
nuestra indumentaria. Sólo las mujeres del pueblo usan
ya la mantilla a todas horas. Las demás la utilizan para
ocultar el desorden de su tocado cuando salen a pie. En
todo el resto de su indumentaria, de pies a cabeza, se
somete al cetro de la moda francesa… En sus casas se
sirve la mesa a la francesa; tienen cocineros y ayudas de
cámara franceses; nuestras modistas se ocupan de vestir
a sus mujeres, creando una escuela de buen gusto para
las jóvenes españolas

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