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CONOSCO QUIERO APRENDI
De que manera fui Aprender mas afondo a Aprendí el dominio de
manejando la expresar mis ideas conceptos y el
información y además de desarrollo de los
dominándola a través argumentarlas, mismos, así como
del Internet. pensamientos, puedo fundamentar mis
creencias y valores ideas y estar mas
Conocer mas sobre la para poder defenderlos seguro de ellas
mentalidad y el actuar de una manera mas
concreta, conociendo Además de ser mas
de una persona
en todo esos
escéptica. analítico de lo que leo,
propuestas que e y de cómo lo puedo
adquirido con el paso expresar a mi entender
El significad, el del tiempo, para que
desarrollo, ademas de tenga la seguridad de
como se va obteniendo refutar mis ideas y
el conocimiento. pensamientos con toda
la veracidad posible.
ESCEPTICISMO: scepticisrne; alem.Skepticismus; ital. scetticistno). Con este término, que significa
búsqueda, se entiende la tesis que enuncia que es imposible decidir acerca de la verdad o falsedad de una
proposición cualquiera. El E. nada tiene que ver con el relativismo o con las doctrinas que anuncian todo es
verdadero o que todo es falso, ya que tales doctrinas pretenden precisamente suministrar el criterio de
decisión cuya existencia el E. niega. Sexto Empírico definió con todo rigor la naturaleza del E., afirmando que su
principio fundamental es el siguiente:
"A toda razón se opone una razón de igual valor".
Tal principio, en efecto, impide tomar partido por una afirmación cualquiera o su negación y, por lo tanto,
permite mantener la imperturbabilidad (Hip. Pirr., I, 12). El E. fue defendido en la Antigüedad por tres
diferentes escuelas filosóficas:
por la escuela de Pirrón, a la cual explícitamente se ligaba Sexto Empírico (siglo n) (véase
pirronismo);por la Tercera Academia o Nueva Academia, cuyo sesgo escéptico fue iniciado por Cardenales
que, aun admitiendo la imposibilidad de decidir acerca de lo
verdadero o de lo falso, consideraba legítimo el uso de criterios de creencia puramente subjetivos;
por un grupo de pensadores que florecieron desde el último siglo a. c. hasta el siglo II d. c., y cuyos principales
representantes fueron en el (siglo XI a. c.), Agripa y Sexto Empírico. Estos pensadores adoptaron el E. rigu
roso de Pirrón. Enesidemo enunció diez modos para lograr la suspensión del juicio y Agripa agregaba otros
cinco (véase tropos). Por fin, Sexto Empírico, cuyas obras han llegado hasta nosotros, ha hecho valer sus
instancias escépticas acerca de los principales temas de la filosofía antigua y ha reafirmado el carácter
investigador, suspensivo y dubitativo del E. (Hip. Pirr., I, 7).
El verdadero precedente histórico del E. antiguo es la escuela ele omega-rica (véase megáricos), la cual se
complace en enunciar los argumentos in-solubles que representan casos típicos de la imposibilidad de decidir
acerca de la falsedad o la verdad de una tesis (véase antinomias). En la historia posterior de la filosofía, el E.
nunca ha vuelto a su forma clásica.
La Edad Media lo ignora completamente. En el Renacimiento reflorece a través de las meditaciones de
Montaigne, como una de las experiencias fundamentales a las cuales éste hiciera frecuente referencia. "No
tenemos comunicación con el ser porque toda la naturaleza humana se halla siempre en medio entre el naci
miento y la muerte y no toma de sí más que una apariencia oscura y sombría, una incierta y débil opinión"
(Essais, ed. Plattard, I, p.-399). Montaigne tiene a la vista, sobre todo, el carácter del E. que los antiguos
escépticos denominaron investigativo y que para él es experimental: "Si mi alma pudiera tomar pie yo no me
experimentaría sino me resolvería, pero ella siempre está en aprendizaje y en prueba" (Ibíd., III, 2, p. 29). Y el
mismo significado fundamental tiene el E. de P. Charron, que en su libro Sobre la sabiduría deriva del
escepticismo una sabiduría natural y racional que serena la vida y que no se halla en contradicción con la
religión. Las mismas cosas fueron dichas por Francisco Sánchez en el Quod nihil scitur (1581). Pero según se ve,
éstas no son formas de auténtico escepticismo. Ni tal E. se vuelve a encontrar en el que fuera explícito
defensor de la "filosofía académica o escéptica" David Hume. "El gran adversario del pirronismo o de los
principios exagerados del E. es la acción, la actividad y las ocupaciones de la vida común"
Decía Hume (Inq. Cañe. Underst., XII, 2). Por lo tanto, oponía al E. exagerado o excesivo el E. mitigado, que consiste en la
"limitación de nuestras investigaciones a los objetos que mejor se adaptan a la restringida capacidad de la mente
humana" (Ibíd..., XII, 3). Pero tal E. no se distingue de la tendencia crítica de la filosofía y, por lo tanto, no puede ser
denominado escepticismo con toda propiedad.
En la filosofía moderna la función del E. ha sido doble. En primer lugar, ha servido a menudo como blanco polémico o
hipótesis de reducción al absurdo, a los filósofos que se proponían fundar cualquier doctrina dogmática. En segundo lugar,
ha senado como bandera contra determinadas filosofías. Así A. E. Schulze opuso el E. de Hume al racionalismo de Kant en
una obra que intituló con el nombre del escéptico antiguo Enssidemo (1792). De modo análogo G. Rensi apeló al E. en
contra del idealismo hegeliano italiano a principios del siglo XX
(Lineamenti di filosofía scettica, 1917). Pero el E. de Rensi fue una curiosa mezcla con el materialismo (II materialismo
critico, 1934) y, por fin, con el misticismo (Testamento filoso-fico, 1939). Acerca del E. renacentista, cf. R. H. Popkin, en
Review of Metaphysics, 1953 y la pertinente bibliografía.
* Un escéptico científico es una persona que no acepta cierto tipo de afirmaciones sin someterlas a una investigación
sistemática y científica. Siguiendo la máxima de David Hume "Afirmaciones extraordinarias requieren evidencias
extraordinarias", este proceso se asemeja al método científico y requiere que las teorías sean falsadles, es decir, que se
puedan contrastar para su aceptación o refutación.
Algunos temas cuestionados por los escépticos son las llamadas pseudo ciencias (tales como la homeopatía y la
criptozoología), la plausibilidad de lo sobrenatural (fantasmas, poltergeists, ángeles, dioses); creencias como el Reiki, la
existencia de telequinesis, videncia, telepatía; o temas como el Bigfoot, el monstruo del lago Ness, ovnis, los círculos de las
cosechas, la astrología, el creacionismo, la radiestesia, las teorías de la conspiración y otras afirmaciones cuya veracidad
los escépticos ven improbable en términos científicos.
Argumento (gr. lat. argumentwn; ingl. argument', franc. argument; alem. Argument; ital. Argumento).
1) En un primer significado, A. es cualquier razón, prueba, demostración, dato, motivo,
apto para captar el asentimiento y para inducir a la persuasión o a la convicción. A. comunes o típicos o esquemas de A.,
son los lugares (ton, loci) que constituyen el objeto de los Tapioorum de Aristóteles. Cicerón, en efecto, definía los lugares
como las sedes de las cuales provienen los A., que son "las razones que hacen fe de una cosa dudosa" (TOP., 2, 7).
2) El significado muy general de la palabra A. resulta claro también en la definición de Santo Tomás: "A. es lo que convence
(arguit) a la mente a asentir a cualquier cosa" (De ver., q. 14, a. 2, ob. 14); y en la de Pedro Hispano que adopta la
expresión de Cicerón: "A. es una razón que hace fe de una cosa dudosa" (Summ. log., 5.02). En el mismo
sentido es usada la palabra por Locke, al definir la probabilidad: "la probabilidad es la verosimilitud de que una cosa sea
verdadera; el término mismo denota una proposición para la cual existen A. o pruebas que la permiten pasar o ser recibida
como verdadera" (Essay., IV, 15, 3); y Hume, a su vez, dividía los A. en demostraciones (puramente conceptuales, pruebas
(empíricas) y probabilidades (Inq. Cañe. Underst., VI, nota). En este sentido, A. es cualquier cosa que "hace fe", según la
excelente expresión de Cicerón, o sea que produzca siempre un grado cualquiera de persuasión.
De acuerdo con el segundo significado, A. es el tema o el objeto (ingl. súbject matter, alem. Aufgaibe) de un
discurso cualquiera, aquello en torno a lo cual versa o puede versar el discurso. A este segundo significado
del término se relaciona su uso en la lógica y en la matemática, para indicar los valores de las variables
independientes de una función. A. es en este sentido aquello que llena el espacio vacío de una función o
aquello a lo que debe aplicarse la función para tener un valor determinado. La palabra ha sido usada por vez
primera en este sentido *G. Frege, Funktion imd Begriff ["Función y concepto"], 1891. Véase función.
Pedagogía: ingl. Pedagogy; franc. Péda-gogie; alem. Pádagogik; ital. Pedagogía). Este término, que en su
origen significó la práctica o la profesión del educador, pasó luego a significar cualquier teoría de la
educación, entendiéndose por teoría no sólo una elaboración ordenada y generalizada de las modalidades y
de las posibilidades de la educación, sino también una reflexión ocasional o un supuesto cualquiera de la
práctica educativa.
En este sentido, la pedagogía no tuvo en la... Antigüedad clásica la dignidad de una ciencia autónoma, sino
que era considerada como parte de la ética o de la política y, por lo tanto, elaborada únicamente con
referencia al fin que la ética o la política proponían al hombre; en tanto que, por otro lado, los expedientes o
los medios pedagógicos eran considerados sólo en relación con la primera educación, esto es, en relación a
la educación de la edad infantil y, por lo tanto, de las adquisiciones más elementales (leer, escribir, hacer
cuentas).
La reflexión pedagógica aparece así, hasta cierto punto, dividida en dos ramas que actúan cada una por su
cuenta: la primera, de naturaleza estrictamente filosófica y elaborada con vistas a la -finalidad que la ética
propone para el hombre y la segunda, de naturaleza empírica o práctica, elaborada con vistas al primero y
más elemental aprendizaje del niño en la vida. Se puede decir que estas dos ramas llegan, por vez primera,
por obra de Comenius, que tuvo la pretensión de llevar al dominio de la pedagogía la organización metódica
que Francis Bacón había pretendido llevar al dominio de las otras ciencias, y elaboró por lo tanto un com
plejo sistema pedagógico, fundado en el principio de la pansafía (véase), que partía de la consideración del
fin educativo para llegar a la consideración de los medios y de los instrumentos didácticos. A partir de
Comenius, la' experiencia pedagógica de Occidente se ha enriquecido y profundizado mediante las
tentativas de hallar nuevos métodos educativos
La obra de Locke, Rousseau, Pestalozzi, Fróbel, es importante desde este punto de vista y también por haber intentado concordar
los métodos de educación con las nuevas concepciones filosóficas que iban surgiendo. Así se puede decir que Locke representa la
P. del empirismo, Rousseau la P. de la Ilustración, Pestalozzi la P. del kantismo y Fróbel la del romanticismo. No obstante, la organi
zación científica de la P. debe mucho a Herbart, quien por vez primera distinguió y unió los dos troncos de la tradición pedagógica
en un sistema coherente. Herbart, en efecto, distinguió la consideración de los fines de la educación, que la P. debe tomar de la
ética, y la consideración de los medios educativos que la P., en cambio, debe obtener de la psicología e intentó elaborar distinta y
correlativamente estas dos partes integrantes (Aügemeine Pddagogik, 1806; trad. esp.: Pedagogía general, Madrid, 1935; Umris
pddagogischer Vor-lesungen, 1835; trad. esp.: Bosquejo para un curso de pedagogía, Madrid, 1923).
Desde ese momento la psicología se convirtió en la ciencia auxiliar fundamental de la P. La única y no feliz excepción a esta
relación ha sido la representada por esa forma del idealismo romántico que prevaleciera en Italia en los primeros decenios de
nuestro siglo. Esta forma de idealismo negó la diversidad de personas, considerándolas unidas en el Espíritu universal e
identificando, por lo tanto, el desarrollo personal del hombre con el desarrollo universal del Espíritu. Estas tesis fueron
presentadas como una disolución de la P. en la filosofía. Decía Gentile: "Cuando por espíritu no se entiende sino justo el desarrollo,
la formación, la educación, en suma, del Espíritu, la filosofía misma (toda la filosofía, puesto que la realidad es concebida
absolutamente como Espíritu) resulta P., y la forma científica de los problemas pedagógicos particulares es la filosofía" (Sommario
di pedagogía, II, 1912, p. 15). Al mismo tiempo, sin embargo, se hizo la tentativa simétrica y opuesta, con objeto de reducir la P, a
ciencia mecánica, según el modelo de la física, cambiándole el nombre por el de paidología (véase), sobre el fundamento de que
con el dominio del mecanismo psicológico se puede dirigir la formación mental de los hombres del mismo modo que se pueden
dirigir, utilizando las leyes naturales, las fuerzas de la naturaleza.
Ahora es una forma más madura, se puede hacer comenzar precisamente al abandonarse esta doble y opuesta tentativa de
reducción del hombre a espíritu absoluto o a mecanismo, y el hombre comienza a ser entendido y considerado como naturaleza
sin degradarlo a mecanismo. La noción de condicionamiento (véase condición) es la que hoy prevalece en la P. y la que ha
expulsado de ella tanto al indeterminismo idealista como al determinismo mecanicista.
Por lo demás, la experiencia pedagógica se ha enriquecido actualmente gracias a la consideración del hecho educativo en las
sociedades primitivas, consideración que ha hecho posible, por un lado, una generalización del concepto mismo de educación
(véase) y por el otro, confrontaciones y paralelos eficaces en el terreno de los medios educativos. Además de la psicología, la
antropología y la sociología concurren actualmente a suministrar a la P. su armazón de medios educativos, siempre que el pro
blema de los fines permanece abierto y los fines mismos tienden a ser presentados, desde el punto de vista pedagógico, en forma
hipotética más que en la forma absoluta y dogmática con que eran considerados por la P. tradicional. Véase cultura; educación.
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Epistem ología : Conocim iento
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