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Heráclito

Valentina Graciano
I. E. M. G. V. C.
10º B
2009
Biografía (aprox. 540-480 a. de C)

Pocas son las cosas que sabemos de la


vida de Heráclito de Éfeso. Nació hacia
el 544 antes de Cristo,
aproximadamente, y vivió en Éfeso,
ciudad enclavada en la costa Jonia, al
norte de Mileto, hasta su muerte, en el
484 antes de Cristo. Pertenecía a una
familia aristocrática y, al parecer, no se
llevó muy bien con sus conciudadanos,
si nos atenemos a alguno de los
fragmentos que se conservan de su
libro, y a los testimonios de sus
contemporáneos.
Escribió una obra a la que se le da el título
común " Sobre la naturaleza" que se le había
dado también a los libros escritos por otros
filósofos anteriores. No es seguro que se
tratara realmente de un libro en el que se
desarrollaran sistemáticamente temas
relacionados con el conocimiento de la
naturaleza, el alma o la cosmología. Es
probable que se tratara de un conjunto de
sentencias recopiladas en forma de libro,
hipótesis que se apoya en el carácter
enigmático y oracular de los fragmentos que
conservamos, carácter que ya en su época le
valió el sobrenombre de "El oscuro".
Pensamiento
Todo fluye», dijo Heráclito. Todo está en movimiento y
nada dura eternamente.
Tanto el bien como el mal tienen un lugar necesario en el
Todo, decía Heráclito. Y si no hubiera un constante
juego entre los contrastes, el mundo dejaría de existir.
«Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz,
hambre y saciedad», decía. Emplea la palabra «Dios»,
pero es evidente que se refiere a algo muy distinto a los
dioses de los que hablaban los mitos. Para Heráclito,
Dios -o lo divino- es algo que abarca a todo el mundo.
Dios se muestra precisamente en esa naturaleza llena
de contradicciones y en constante cambio.
Heráclito opinaba que tiene que haber una especie
de «razón universal» que dirige todo lo que
sucede en la naturaleza. Esta «razón universal»
-o «ley natural»- es algo común para todos y por
la cual todos tienen que guiarse. Y, sin
embargo, la mayoría vive según su propia
razón, decía Heráclito. No tenía, en general,
muy buena opinión de su prójimo. «Las
opiniones de la mayor parte de la gente pueden
compararse con los juegos infantiles», decía.
El fuego heracliteano

Como Tales de Mileto, Anaxímenes o


Diógenes busca el principio general y
fundamento del ser y de toda existencia.
El principio de su filosofía es el logos, que
identifica con el fuego, y afirma que la
dialéctica es un camino hacia arriba y
hacia abajo. El título de la obra de
Heráclito se desconoce y Diógenes Laercio
asegura que trataba de la naturaleza y
estaba dividida en física, política y moral.
El fuego heracliteano fue considerado el
elemento calórico en el siglo XIX. Más
tarde (con el cierre de la química y la
física) se vio que el calórico como
elemento, era inexistente. La fama de
Heráclito se funda en Hegel y en la
llamada escuela de hegelianos.
Universalidad del cambio

La idea de que el mundo nos ofrece una realidad


sometida al cambio no es original de Heráclito: a
todos los pensadores presocrácticos les
impresionó dicha observación. Las afirmaciones
de que "todo fluye" y "no se puede bañar uno dos
veces en el mismo río" se las atribuye Platón
libremente en sus diálogos, sugiriendo la
correspondiente consecuencia: "nada
permanece". Es probable que Heráclito insistiera
en la universalidad del cambio más que sus
predecesores pero, por los fragmentos que
conservamos de su obra, lo hacía aún más en la
idea de la medida inherente al cambio, en la
estabilidad subsistente.
El logos
El cambio, el devenir, está regido por el
logos. El logos regula el devenir como una
ley inmanente al mundo. El devenir se da
según la lucha de los contrarios. La
tensión entre los contrarios en lucha
genera el movimiento; por eso a la paz
sigue la guerra y a ésta nuevamente la
paz. “La guerra es la madre de todas las
cosas”, dice Heráclito. Y este movimiento
retorna eternamente sobre sí mismo. Al
terminar el gran año solar todo vuelve a
comenzar y a repetirse ("eterno retorno").
adie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se bañ

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