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Queridos hermanos en Cristo Nuestro

Señor:
Este mensaje trata sobre San José,
amantísimo esposo de nuestra
querida madre, María Santísima y
Padre virginal de Jesús.
Es necesario que nos introduzcamos
y reflexionemos sobre los pocos
acontecimientos que contamos de un
ser tan virtuosos a como lo fue él
A su vez, pidamos su mediación a
través de las oraciones y reflexiones
sobre los mensajes que os brindo.

Francisco Martínez Arias

Agosto 2007
Dice Santa Teresa de Jesús:

"No me acuerdo hasta ahora haberle


suplicado cosa que la haya dejado de
hacer. Es cosa que espanta las
grandes mercedes que me ha hecho
Dios por medio de este
bienaventurado santo...No he
conocido persona que de veras le sea
devota que no la vea mas
aprovechada en virtud, porque
aprovecha en gran manera a las
almas que a El se encomiendan...Solo
pido por amor de Dios que lo pruebe
quien no le creyere y vera por
experiencia el gran bien que es
encomendarse a este glorioso
patriarca y tenerle devoción..."
Sinopsis histórica
Las principales fuentes de información
sobre la vida de San José son los primeros
capítulos del evangelio de Mateo y de
Lucas. Son al mismo tiempo las únicas
fuentes seguras por ser parte de la
Revelación.

Al describir el árbol genealógico San Mateo


(1:16) llama a San José el hijo de Jacob,
quien fue el Padre de las doce tribus de
Israel.; e igualmente San Lucas (3:23), su
padre era Heli. Probablemente nació en
Belén, la ciudad de David del que era
descendiente. Pero al comienzo de la
historia de los Evangelios (poco antes de la
Anunciación), San José vivía en Nazaret.
Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3,
San José era carpintero. San Justino lo
confirma en sus escritos, en P. G., VI,
688), y la tradición ha aceptado esta
interpretación.

El matrimonio de San José con La


Santísima Virgen, no se sabe si éste
ocurrió antes o después de la
Encarnación, tema aún discutido por los
exegetas(intérpretes de un texto). La
mayoría de los comentadores, siguiendo
a Santo Tomás, opinan que en la
Anunciación, la Virgen María estaba solo
prometida a José. Santo Tomás observa
que esta interpretación encaja mejor con
los datos bíblicos.
Los hombres por lo general se casaban
muy jóvenes y San José tendría quizás
de 18 a 20 años de edad cuando se
desposó con María. Era un joven justo,
casto, honesto, humilde
carpintero...ejemplo para todos
nosotros.

La literatura apócrifa, (especialmente el


"Evangelio de Santiago", el "Pseudo
Mateo" y el "Evangelio de la Natividad
de la Virgen María", "La Historia de
San José el Carpintero", y la "Vida de
la Virgen y la Muerte de San José)
provee muchos detalles pero estos
libros no están dentro del canon de las
Sagradas Escrituras y no son
confiables.
En el evangelio de Mateo 1, 20: "José, hijo de
David, no temas tomar contigo a María tu
mujer, porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque él salvará
a su pueblo de sus pecados", se halla el
núcleo central de la verdad bíblica sobre san
José.
José es esposo de María y padre virginal de
Jesús. La intimidad de José con María y con
Jesús, es causa de que José viva envuelto en
sacramento permanente de Dios; si pues vive
con el autor de la gracia y con la llena de
gracia, ¿hasta dónde alcanzará la gracia, al
que, habiendo sido elegido para esposo y
padre de las dos criaturas más amadas del
Padre celeste, debe también haber recibido
los dones que eran requeridos por esa misión
delicada y excelsa?
San JOSÉ, padre virginal de Jesús.
Como sabemos, la concepción del Verbo
divino en las entrañas virginales de María
se hizo en virtud de una acción milagrosa
del Espíritu Santo, sin intervención alguna
de San JOSÉ. Lo dice expresamente el
Evangelio, Mateo,1:21-25 y es uno de los
dogmas fundamentales de nuestra fe
católica: la virginidad perpetua de María.
Así es que hay que excluir en absoluto la
paternidad física, pero se le ha dado a San
JOSÉ muchos diferentes títulos: padre
nutricio, padre adoptivo, padre legal, padre
putativo etc...pero ninguna en sí define la
plenitud de la misión de San JOSÉ en la
vida de Jesús. La que más se le asemeja es
“padre virginal.”
De hecho, San JOSÉ ejerció sobre
Jesús la función y los derechos que
corresponden a un verdadero padre,
del mismo modo que ejerció sobre
MARÍA, virginalmente, las funciones y
derechos de verdadero esposo.
Ambas funciones constan en el
Evangelio. Lucas,2:48 Al encontrar al
Niño en el Templo, la Virgen reclama a
Jesús:"Hijo, porque has obrado así
con nosotros? Mira que tu padre y yo,
apenados, te buscábamos". MARÍA
nombra a S. JOSÉ dándole el título de
padre, prueba evidente de que S.
JOSÉ era llamado así por el propio
Jesús, pues miraba en JOSÉ a un
reflejo y una representación auténtica
de su Padre Celestial.
A todos los santos se les suele conocer por una
cualidad, por una virtud en la que son
especialmente modelo para los demás cristianos y
en la que sobresalieron de una manera particular.

De San José nos dice San Mateo: José el esposo


de María. Mateo,1:19
De ahí le vino la santidad y su misión en la vida.
Nadie excepto Jesús, quiso tanto a Nuestra
Señora, nadie la protegió mejor. Ningún otro ha
gastado su vida por el Salvador como lo hizo San
José.
La Providencia quiso que Jesús naciera en el seno
de una familia verdadera, José no fue un mero
protector de María, sino su esposo, asumiendo
toda la responsabilidad de un padre de familia.
Que gran ejemplo podemos sacar los que tenemos
obligaciones familiares de aprender de San José
Nuestro Padre y Señor, cuantas virtudes se nos
descubren al meditar su vida.
Después de María, san José es sin duda el
mayor santo del cielo. San Gregorio de Nizancio
dijo: «El Señor ha reunido en José, como en un
sol; todo lo que los santos juntos tienen de luz y
de esplendor». (...)

A lo largo de la historia de la Iglesia, de San


Ireneo a San Efrén; de San Basilio a San
Francisco de Sales, a Santa Teresa de Ávila, a
San Vicente de Paul, pasando por San Agustín,
San Bernardo y tantos más, todos se han
inspirado en la figura humilde del carpintero,
sombra del Padre en virtud de su misión en el
Misterio de la Encarnación.

Y los Papas no se quedan atrás para cantar la


gloria de San José. (...) Por qué no seguir el
ejemplo de Juan XXIII quien declaró con toda
sencillez: « A San José, yo lo amo tanto, a tal
punto que no puedo comenzar el día, ni
terminarlo, sin que mi primera palabra y mi
último pensamiento no sean para él».
Decía Santa Teresa de Jesús y es bueno
recordarlo… “querría yo persuadir a todos
que fuesen devotos de este glorioso
Santo, por la gran experiencia que tengo
de los bienes que alcanza de Dios”

Con razón es San José uno de los santos


más populares. Ya Pío IX, en 1870, lo
nombró Patrono de la Iglesia Universal.
Juan XXIII introdujo su nombre en la lista
de los santos del canon romano en la
actual Plegaria Eucarística I
Ha sido considerado “patrono de la buena
muerte”, porque, aunque no sabemos
cuando ni como murió, suponemos que lo
hizo acompañado de la mejor compañía
que se pueda pensar: Jesús y María.
También lo invocamos como patrono de
los trabajadores y maestro de la vida
interior.
Creo que podemos reflexionar sobre la
figura de San José y que podrá servirnos de
mucha ayuda la sugerente Exhortación
Apostólica “Redemptoris Custos”, sobre la
Figura y la Misión de San José en la vida de
Cristo y de la Iglesia del Papa Juan Pablo II
(15 de Agosto de 1989).
Recordemos que “Los Evangelios hablan
exclusivamente de lo que José “hizo” sin
embargo permiten descubrir en sus
“acciones”-ocultas por el silencio- un clima de
profunda contemplación”.
Dice Juan Pablo II en el número 8 de la
citada Exhortación: “San José ha sido
llamado por Dios para servir directamente a
la persona y a la misión de Jesús mediante
el ejercicio de su paternidad; de este modo él
coopera en la plenitud de los tiempos en el
gran misterio de la redención y es
verdaderamente “Ministro de la salvación”
(S. Juan Crisóstomo). Su paternidad se ha
expresado concretamente “al haber hecho
de su vida un servicio, un sacrificio, al
misterio de la encarnación y a la misión
redentora que está unida a él; al haber
hecho uso de su autoridad legal, que le
correspondía sobre la Sagrada Familia, para
hacerle don total de sí, de su vida y de
trabajo; al haber convertido su vocación
humana al amor doméstico con la oblación
sobrehumana de sí, de su corazón y de toda
su capacidad, en el amor puesto al servicio
del Mesías, que crece en su casa”.
En el número 4, Juan Pablo II dice: “En
honor a la verdad, José no respondió al
“anuncio” del ángel como María; pero hizo
como le había ordenado el ángel del Señor y
tomó consigo a su esposa. Lo que el hizo es
genuina “obediencia de la fe”
(Cf. Rom. 1,5)
Para concluir esta primera parte se toma El
Evangelio de San Mateo.

Mateo, 1:16-18;21.24

Jacob fue padre de José, el esposo de María,


de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su
madre, estaba comprometida con José y,
cuando todavía no habían vivido juntos,
concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no
quería denunciarla públicamente, resolvió
abandonarla en secreto. Mientras pensaba en
esto, el Ángel del Señor se le apareció en
sueños y le dijo: "José, hijo de David, no
temas recibir a María, tu esposa, porque lo que
ha sido engendrado en ella proviene del
Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien
pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará
a su Pueblo de todos sus pecados". Al
despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor
le había ordenado.
¿Cuántas veces, vino Jesús a ti a desviarte
de tus caminos y proyectos? Aprendiste a
reconocer al Dios de tus padres, Dios lleno
de misericordia. Él te confió el cuidado de
protegerlo en Su venida a la Tierra. De
Nazaret a Belén, y de Belén a Egipto,
descubres al Dios misericordioso que
camina contigo. Cuando enseñabas a Jesús
su oficio de carpintero, Él, Dios mismo, aún
está contigo. Cuidaste de ese regalo que
Dios te dio en un silencio total. Buen José,
enséñanos a reconocer a ese Dios de
misericordia que se nos une en las cosas
cotidianas de la vida, ese Dios que nos
acompaña con tanta discreción que Él
marcha a nuestro paso. Ven y camina con
nosotros, San José, para que descubramos
los pasos de Dios. Gracias, San José
Oraciones varias a San José
ORACIÓN

Glorioso patriarca San José, cuyo


poder sabe hacer posibles las cosas
imposibles, venid en mi ayuda en
estos momentos de angustia y
dificultad. Tomad bajo vuestra
protección las situaciones tan serias y
difíciles que os encomiendo... a fin de
que tengan una feliz solución. Mi bien
amado Padre: toda mi confianza esta
puesta en Vos. Que no se diga que os
he invocado en vano. Y puesto que
Vos podéis todo ante Jesús y María,
mostradme que vuestra bondad es tan
grande como vuestro poder. Amen.
El patriarca San José
Oración
Dichoso Patriarca San José,
elegido para cumplir los oficios de
padre cerca del Verbo Humanado.
Grande fue tu dolor al ver nacido a
Jesús en tan extrema pobreza,
pero este dolor se cambió en gozo
celestial al oír los cantos de los
ángeles y contemplar el resplandor
de aquella luminosa noche. Por
este dolor y gozo, te suplicamos
nos alcances la gracia de que,
después de haber seguido nuestro
camino en la tierra, podamos oír
las alabanzas angélicas y gozar de
la vista de la gloria celestial. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Acuérdate, San José. Acuérdate, ¡oh,
Castísimo Esposo de María!, amable protector
nuestro, San José, que jamás se ha
escuchado decir que quien haya recurrido a tu
protección e implorado tu socorro haya sido
desatendido. Por eso, con gran confianza, me
presento ante ti, encomendándome con gran
fervor. No desoigas mis oraciones, padre
virginal del Redentor, mas escúchame con
bondad y dígnate asistirme. Amén

San José, Patrono de la Iglesia. San José,


Patrono de la Iglesia, Tú que cerca del Verbo
Encarnado, trabajaste día a día para ganar el
sustento, tú que probaste la angustia del
mañana, la pobreza, la escasez de trabajo,
mira la inmensa familia que te ha sido
confiada. Protege a los trabajadores en su
vida cotidiana. Sostén a los pobres,
incentivando ayuda en su favor. Amén
San José, guardián de los corazones
puros. Tierno José, Dios te amó por
las cualidades de tu corazón. Toda tu
persona se orientó a Su Voluntad. Con
María y Jesús, respondiste a los
llamados del Espíritu Santo para
construir un mundo mejor. Con un
mismo corazón, decimos contigo: «
Aquí estamos, Señor. ¡Hágase Tu
Voluntad! ¡Venga a nosotros Tu Reino!
». Mantén en nuestro corazón la
esperanza por un mundo nuevo.
Inspíranos palabras de ternura para
despertar el amor en los corazones.
Que nuestros actos hagan que todos
nos dirijamos a la Fuente de Todo
Amor. Que nuestros rostros reflejen la
libertad de los hijos de Dios. Amén
ORACIÓN A SAN JOSÉ ANTES DE LA
EUCARISTÍA
Oh José Bendito, a quién se le concedió no sólo ver y
escuchar a Diosa quien muchos reyes anhelaron ver y
no vieron, anhelaron escuchar y escucharon;
y además llevarle en tus brazos, abrazarlo, vestirlo,
guardarlo y defenderlo.
V.: Ruega por nosotros, Oh José Bendito.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de Cristo.
Oh Dios, Tú que nos has dado un sacerdocio real,
te pedimos que así como el Bendito José
fue encontrado digno tocar con sus manos
y llevar en sus brazos a Tu Hijo, nacido de la Virgen
María, seamos también dignos, por la limpieza de
nuestro corazón y la inocencia de nuestra vida, con
devoción reverente compartir en este día el Cuerpo y
Sangre de tu Hijo, y ser contados en este mundo entre
quienes consideran dignos de recibir la recompensa
eterna.
Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
ORACIONES DE INDULGENCIA A SAN JOSÉ

Concédenos, sagrado San José que siempre


bajo tu protección, podamos pasar nuestras vidas
sin pecado.
San José, padre adoptivo de Señor Jesús y
verdadero esposo de María siempre Virgen,
ruega por nosotros.
San José, modelo y patrono de aquellos que
amanal Sagrado Corazón de Jesús, ruega por
nosotros.

BENDITO SEAS SAN JOSÉ


¡Bendito seas San José,
que fuiste testigo de la Gloria de Dios en la tierra.
Bendito sea el Padre Eterno que te escogió.
Bendito sea el Hijo que te amó
y el Espíritu Santo que te santificó.
Bendita sea María que te amó!
ORACIÓN A SAN JOSÉ - Seguridad
San José, casto esposo de la Virgen María
intercede para obtenerme el don de la pureza.
Tú que, a pesar de tus inseguridades personales
supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios
tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud
para responder
siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida.
Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas
sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado
obtenme el auxilio del Divino Espíritu
para que viva yo también en prudente desasimiento de las
seguridades terrenales.
Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa,
de paternal solicitud, obtenme esas bendiciones, para que
pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día
al modelo de la plena humanidad:
EL SEÑOR JESÚS.
INVOCACIÓN A SAN JOSE
"San José, guardián de Jesús y casto esposo de María,
tu empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de
tu deber, tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret
con el trabajo de tus manos.
Protege bondadosamente a los que recurren
confiadamente a ti.
Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas.
Se dirigen a ti porque saben que tu los comprendes y
proteges.
Tu también conociste pruebas, cansancio y trabajos.
Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la
vida, tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena
de verdadera alegría
por el íntimo trato que goza con el Hijo de Dios,
el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna
Madre.
Amén." (Juan XXIII)
ORACIÓN A SAN JOSÉ.
Protector de las familias
Glorioso San José, protector, modelo y guía
de las familias cristianas: Te ruego protejas
a la mía.
Haz reinar en ella el espíritu de fe y de
religión, la fidelidad a los mandamientos de
Dios y de la Iglesia, la paz y la unión de los
hijos, el desprendimiento de los bienes
temporales y el amor a los asuntos del cielo.

Dígnate velar sobre todos nuestros intereses.


Ruega al Señor que bendiga nuestra casa.

Otorga la paz a la familia, acierto a los hijos


en la elección de estado.

Concede a todos los miembros de nuestra


familia y de todas las familias de la tierra, la
gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y
de María. Amén
San José, modelo de los
trabajadores y obreros.
Buen San José, cuando Dios quiso una familia
para Su Hijo, posó Su Mirada en el medio obrero, y
te escogió para esposo de María, mostrando su
alta estima por el trabajo humano. Trabajaste con
todo tu corazón y compartiste tu taller con Jesús.
Tu labor, semejante en todo a la de otros
humanos, encontró nuevo sentido al hacerse Dios
presente allí. Sostenednos en la esperanza de
encontrar trabajo ante la desolación del
desempleo. Aconseja a los responsables de las
empresas para que repartan equitativamente las
labores y tareas, basándose en el respeto de otros
y favoreciendo nuestra alegría y felicidad.
Ayúdanos a cumplir nuestras labores con alegría,
presteza, diligencia, justicia y lealtad. Prepara
nuestro corazón a reconocer a Tu Hijo en nuestros
compañeros de trabajo. Amén
San José, consuelo en el
sufrimiento.
Simpático San José, solidario con
nuestra condición humana, con María y
Jesús, tú viviste la experiencia del
exilio, el hambre, la violencia.
Rechazaste la venganza, y escogiste la
misericordia. Tu perdón rompió el
círculo de la violencia. Por tu bondad,
Dios guardó grandes esperanzas en
nuestra humanidad. Alégrate, José,
porque el Reino de Dios es tu herencia.
Ábrenos tus manos consoladoras ante
las guerras, la hambruna y el destierro.
Aleja de nosotros el ser víctimas y que
nuestra pena se vuelva alegría.
Sostenednos en la misión de cultivar la
paz, el gozo y la serenidad interior. Con
tu sabiduría, aconséjanos para cerrar la
puerta a todo rencor. Así, bajo la mirada
de Dios, danzaremos de alegría. Amén
Oración a María Santísima,
esposa muy amada de San José
¡Oh María! Virgen Purísima y sin mancha,
casta esposa de San José, Madre tiernísima
de Jesús, perfecto modelo de las esposas y
madres, llena de respeto y confianza, a ti
recurro y con los sentimientos más
profundos de veneración, me postro a
vuestros pies e imploro vuestro socorro.
Mira, Purísima María, mis necesidades y las
de mi familia, atiende los deseos de mi
corazón, pues me entrego al tuyo que es tan
tierno y tan bueno. Espero que, por tu
intercesión, alcanzaré de Jesucristo la
gracia de cumplir como debo las
obligaciones de esposo(a), de padre y
madre. Alcánzame el santo temor de Dios, el
amor al trabajo y a las buenas obras, a las
cosas santas y a la oración, la dulzura, la
paciencia, la sabiduría; y todas las virtudes
que San Pablo recomienda a las mujeres
cristianas y que hacen la felicidad y
ornamento de las familias.
San José, sostén de las familias.
Atentísimo José, el Verbo Divino
encontró en María y en ti un medio
propicio para realizar la Voluntad del
Padre, para ser la familia del Niño Dios.
Por la dulzura de vivir juntos,
experimentaron el Amor en el día a día.
La unidad de sus corazones los llevó a
aprender de la vida creciendo en
sabiduría y en gracia. Abre nuestros
corazones a la Palabra de Vida para
que nuestros actos testimonien
nuestra unión con la familia de Dios.
Preserva nuestro compromiso con los
lazos afectivos, donde el don y el
perdón participan en nuestra identidad
de hijos e hijas de Dios. Envuélvenos
con tu ternura en los gestos de cada
día. Amén
San José, esperanza de los
enfermos.
Querido José, en tus manos el Hijo de
Dios confió Su Vida. Con María,
prodigaste cuidados a Aquél que es
Poder de Vida. Que tu compasión
envuelva nuestra fragilidad,
reconfortándonos con la Presencia
Divina. Así, unidos en oración, decimos:
« ¡Señor Jesús, Hijo del Dios Vivo, a
una sola palabra Tuya, cúranos! ».
Haznos sensibles a las enfermedades
de nuestros semejantes. Sostén
nuestros esfuerzos y danos el valor
para combatir todo mal. Ayúdanos a
encontrar el sentido del gran plan de
Dios para la humanidad más allá de las
enfermedades y los sufrimientos que
ofuscan nuestro entendimiento. Que el
Amor de Dios esté con nosotros, y que
nuestra esperanza tenga en Él su
reposo. Amén
San José, patrono de los
moribundos.
Fidelísimo José, ante la promesa hecha
por Dios, dejaste este mundo en paz,
atendido por Jesús y María. Tu fe
transformó la muerte en semilla de vida,
pues Dios te consideró justo ante Él. Tu
corazón se abrió ante Su Magna
Presencia, y tú le tendiste tus manos,
llenándose tu sueño eterno de oración.
Tú entraste, entre los vivos, por las
puertas de la Tierra Prometida. Abre
nuestros ojos más allá de la muerte
para poder vislumbrar el Camino a la
Vida Verdadera. Que nada, ni la
negación, la depresión ni la cólera nos
alejen ni separe del Inmenso Amor de
Dios. Sostenednos en la fe a ese Dios
que encuentra toda ocasión posible
para ser Nuestro Mejor Amigo. Quédate
a nuestro lado cuando nos toque dar
nuestros primeros pasos en el Reino
Eterno del Padre. Amén
San José, protector de la
Iglesia.
Fuerte San José, que te asociaste con
Dios en Su proyecto para con toda la
humanidad, tu ternura custodia a la
iglesia naciente. Así como María y
Jesús reconocieron en Ti la protección
del Padre Eterno, colocamos bajo tu
custodia a toda la comunidad unida en
la fe. Sostenednos en el Espíritu que
dio vida al hogar de Nazaret,
condúcenos hacia el Reino del Padre.
Acompáñanos en nuestra misión, haz
que seamos luz del mundo para que la
humanidad, transfigurada en Cristo,
refleje a la Sagrada Familia de Nazaret.
Danos la fuerza de voluntad para
escoger el partido de Dios a favor de
los débiles y los pobres. Guía nuestras
acciones pastorales para que seamos la
Buena Nueva hecha acción, palabra y
vida. Amén
ORACION A SAN JOSE OBRERO
San José, te veneramos como modelo de los
obreros, amigo de los pobres, de los
emigrantes, de los que sufren,
como al santo que mejor manifiesta
la Providencia de Dios.
Tú fuiste en la tierra la imagen de la bondad
y de la ternura del Padre celestial.
Tú fuiste carpintero en Nazaret, maestro, en
el trabajo, del Hijo de Dios, quien se hizo
humilde obrero por nosotros.
Intercede antes Dios, por todos los que se
dedican al trabajo espiritual, intelectual y
manual.
Alcanza del Señor, para todas las naciones,
una legislación y un orden social conforme
al Evangelio, a fin de que crezca, en todas
partes,
el espíritu cristiano de justicia,
de amor y de paz.
AMÉN.
Escribió Santa Teresa de Jesús: Y tomé por
abogado y señor al glorioso san José y me
encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto
de esta necesidad como de otras mayores,
de perder la fama y el alma, este padre y
señor mío me libró mejor de lo que yo lo
sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de
haberle suplicado nada que no me lo haya
concedido (V 6,6).
Y somos muchos los que podemos decir
cosas similares

Maestro de vida interior, trabajador


empeñado en su tarea, servidor fiel de Dios
en relación continua con Jesús: éste es
José. “Ite ad Ioseph.” Con San José, el
cristiano aprende lo que es ser de Dios y
estar plenamente entre los hombres,
santificando el mundo. Tratad a José y
encontraréis a Jesús. Tratad a José y
encontraréis a María, que llenó siempre de
paz el amable taller de Nazaret.
Para San José, la vida de Jesús fue
un continuo descubrimiento de la
propia vocación. Recordábamos
antes aquellos primeros años
llenos de circunstancias en
aparente contraste: glorificación y
huida, majestuosidad de los Magos
y pobreza del portal, canto de los
Ángeles y silencio de los hombres.
Cuando llega el momento de
presentar al Niño en el Templo,
José, que lleva la ofrenda modesta
de un par de tórtolas, ve cómo
Simeón y Ana proclaman que Jesús
es el Mesías. Su padre y su madre
escuchaban con admiración
(Lucas, II: 33.), dice San Lucas. Más
tarde, cuando el Niño se queda en
el Templo sin que María y José lo
sepan, al encontrarlo de nuevo
después de tres días de búsqueda,
el mismo evangelista narra que se
maravillaron (Lucas II: 48.).
ORACIÓN A SAN JOSÉ
PARA UNA BUENA
MUERTE

Oh José Bendito, tú que


expiraste en el abrazo amoroso
de Jesús y María.
Cuando el sello de la muerte se
cierne sobre mi vida, ven en mi
auxilio junto con el Señor Jesús
y Santa María.
Obtenme este solaz para que en
esa hora pueda morir en sus
santos brazos a mi alrededor.

Jesús, María y José, les


encomiendo mi ser, viviente y
agonizante, en sus santos
brazos. Amén.
BUSCANDO SU
PROTECCIÓN
Recuerda, castísimo esposo
de la Virgen María, San José,
nuestro querido patrón, que
nunca se ha sabido que
alguien haya invocado tu
protección y buscado tu
ayuda sin ser confortado.

Inspirado por esta confianza,


a ti me encomiendo.
No desprecies mi petición,
querido padre adoptivo de
nuestro Redentor, sino
acéptala amablemente y ruega
por mí a tu Hijo adoptivo,
Nuestro Señor. Que así sea,
Amén.
SAN JOSÉ, PROTECTOR DE
LA IGLESIA
Bendito José, casto esposo de la Virgen
María, permanece con nosotros en este
día.
Tú que protegiste a la Virgen;
y amaste al Niño Jesús como a tu propio
Hijo, le rescataste del peligro de muerte.
Defiende la Iglesia, la casa de Dios,
comprada por la sangre de Cristo.

Guardián de la Familia Santa,


permanece con nosotros en nuestras
pruebas.
Que tus oraciones nos obtengan
la fuerza para huir del error
y luchar contra los poderes de la
corrupción de manera que en esta vida
crezcamos en santidad y después de la
muerte nos regocijemos con la corona de
victoria.
Amén.
ORACIÓN A SAN JOSÉ POR TODA LA IGLESIA

Oh glorioso San José, tú fuiste escogido


para ser el padre adoptivo del Señor Jesús,
el esposo de María nuestra Madre, siempre Virgen,
y la cabeza de la Santa Familia.

Tú has sido también escogido por el Vicario de Cristo


como el Patrono celestial y protector de la Santa Iglesia
fundada por Cristo.
Protege al Supremo Pontífice y a todos los obispos
y sacerdotes en comunión con él.
Sé tú el protector de todos los que trabajan por los fieles
en medio de las pruebas y tribulaciones de este mundo;
y concede a todos los hombres ser dóciles a la Iglesia
fuera de la cual no hay salvación.
Querido San José, acepta esta ofrenda que te hago.
Sé mi padre, protector y guía en el camino de la salvación.
Obtenme la pureza de corazón y el amor para fortalecer mi
vida espiritual.
Que siguiendo tu ejemplo, todas mis acciones
sean ofrecidas para mayor gloria de Dios, en unión con el
Divino Corazón de Jesús y de María.
Finalmente, ruega para que pueda yo compartir
la paz y el gozo de tu santa muerte.
Amén.
ORACIÓN A SAN JOSÉ SANTIDAD Y PUREZA
(Papa Pío X)
Oh José bendito, guardián fiel
San José, nos acercamos a ti y protector de las vírgenes,
con confianza a quienes Dios confió a Jesús y
a pedir tu protección. María, te imploro por el amor que
Reconocemos en ti les tienes, me guardes de la
a un poderoso intercesor ante infidelidad de alma, cuerpo y
Dios. espíritu, y siempre les sirva en
santidad y pureza de amor. Amén.
Te pedimos nos ayudes a
nosotros, pecadores,
a obtener del Señor toda la
gracia y misericordia
que necesitamos para trabajar
celosamente
por el Reino de Dios, y servir a
nuestro prójimo
en todas sus necesidades.

Te lo pedimos por Cristo,


Nuestro Señor, Amén.
ANTE UNA NECESIDAD
Venimos a ti, Oh bendito José, en nuestro dolor.
Después de haber buscado la ayuda de tu bendita
esposa, ahora imploramos confiadamente tu
ayuda también.
Humildemente te pedimos que, teniendo en
cuenta el afecto que tuviste a la Virgen
Inmaculada Madre de Dios, y del amor paternal
que tuviste al niño Jesús, mires amorosamente la
herencia que dejó el Señor Jesús por su sangre, y
por tu intercesión poderosa nos ayudes en esta
necesidad urgente.

Guardián prudente de la Familia Santa, protege a


las personas escogidas por el Señor; mantén
lejos de nosotros, Padre prudente, todo error y
pecado. desde tu lugar en el cielo ven en nuestra
ayuda en este conflicto con los poderes de
oscuridad, y así como en antaño protegiste al
Niño Jesús del peligro de la muerte, defiende
ahora a la Iglesia santa de las trampas del
enemigo y de toda adversidad.
Extiende a cada uno de nosotros tu incesante
protección, por tu ejemplo podamos vivir y morir
en santidad obtennos la felicidad eterna en cielo.
Amén.
ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO
Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José,
nuestro protector en la tierra, como quien
conoce el valor del trabajo y la respuesta a
nuestro llamado.

A través de tu Santa Esposa, la Inmaculada


Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor
paternal que tuviste a nuestro Señor Jesús,
te pedimos nos asistas en nuestras necesidades
y fortalezcas en nuestros trabajos.
Por la promesa de realizar dignamente nuestras
tareas diarias, líbranos de caer en el pecado,
de la avaricia, de un corazón corrupto.
Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo,
nuestro defensor y fortaleza contra la injusticia
y el error.
Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio.
Socórrenos en todos nuestros esfuerzos,
para así poder obtener contigo
el descanso eterno en el Cielo,
Amén.
ORACIÓN A SAN JOSÉ DEL
PAPA LEÓN XIII
1
A Vos, bienaventurado San José,
acudimos en nuestra tribulación;
y, después de invocar el auxilio de
vuestra Santísima Esposa,
solicitamos también confiadamente
vuestro patrocinio.
Por aquella caridad que con la
Inmaculada Virgen María, Madre de
Dios, os tuvo unido, y por el
paterno amor con que abrazasteis
al Niño Jesús, humildemente os
suplicamos volváis benigno los
ojos a la herencia que con su
Sangre adquirió Jesucristo, y con
vuestro poder y auxilio socorráis
nuestras necesidades.
2
Proteged, oh providentísimo Custodio
de la Sagrada Familia, la escogida
descendencia de Jesucristo; apartad
de nosotros toda mancha de error y
corrupción; asistidnos propicio,
desde el Cielo, fortísimo libertador
nuestro en esta lucha con el poder de
las tinieblas; y, como en otro tiempo
librasteis al Niño Jesús del inminente
peligro de su vida, así, ahora,
defended la Iglesia Santa de Dios de
las asechanzas de sus enemigos y de
toda adversidad, y a cada uno de
nosotros protegednos con perpetuo
patrocinio, para que, a ejemplo
vuestro y sostenidos por vuestro
auxilio, podamos santamente vivir y
piadosamente morir y alcanzar en el
Cielo la eterna felicidad. Amén
Oración a San José
Obrero
Santísimo San José Obrero.
Padre adoptivo de Jesús.
Virginal esposo de María, a ti
te elijo desde hoy como
ejemplo de servicio.
Tu que eres maestro de tan
soberana virtud, alcánzame de
Jesús y María, la gracia de
vivir santamente contigo,
Amén.
San José Obrero, RUEGA POR
NOSOTROS
ORACIÓN

¡Oh Dios, que en tu inefable providencia te


has dignado elegir a San José, esposo de la
Santísima Madre de tu Hijo y padre putativo
de Jesús! Concédenos, te suplicamos, que al
que veneramos como protector en la tierra,
merezcamos tenerlo por intercesor en los
cielos. Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos. Amén.

Aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este


flagelo de errores y vicios... Asistidnos
propicio desde el cielo en esta lucha contra el
poder de las tinieblas...; y como en otro
tiempo libraste de la muerte la vida
amenazada del niño Jesús, así ahora defiende
a la santa Iglesia de Dios de las hostiles
insidias y de toda adversidad
(León XIII, "Oratio ad Sanctum Iosephum",
- "San José, guardián de Jesús y casto
esposo de María, tu empleaste toda tu
vida en el perfecto cumplimiento de tu
deber. Tu mantuviste a la Sagrada
Familia de Nazaret con el trabajo de tus
manos. Protege bondadosamente a los
que se vuelven confiadamente a ti. Tu
conoces sus aspiraciones y sus
esperanzas. Ellos se dirigen a ti porque
saben que tú los comprendes y
proteges. Tú también supiste de
pruebas, cansancio y trabajo. Pero, aún
dentro de las preocupaciones materiales
de la vida, tu alma estaba llena de
profunda paz y llena de verdadera
alegría debido al íntimo trato que
gozaste con el Hijo de Dios que te fue
confiado a ti a la vez a María, su tierna
Madre."

Amén
SÚPLICA A SAN JOSÉ
José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te
elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro
a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los
muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus
vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón
que por tus siete dolores y goces me alcances de tu
adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María
Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y
gloria suya, y en bien y provecho de mi alma.
Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis
culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y
detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más,
fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia
para seguir el camino de la virtud; particularmente lo
que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y
una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo
mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu
poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y
Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y
serviste siempre, por siempre, y por una eternidad.
Amén.
Espero que hayáis leído y
meditado con sumo cuidado el
contenido que os he enviado,
y que pongáis en práctica los
hermosos mensajes que se
encuentran insertos en esta
página.
Los documentos han sido
recopilados a través de
Internet y otras fuentes
alusivas al tema y bibliotecas
particulares.
Francisco Martínez Arias

Agosto 2007

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