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VALOR SOCIO-ECONÓMICO DEL SECTOR

DEL ACEITE DE OLIVA Y DEL OLIVAR

EL OLIVAR EN EL MUNDO
UN SECTOR ESTRATÉGICO PARA LA CUENCA MEDITERRÁNEA

El patrimonio oleícola mundial se estima en unos nueve millones de hectáreas


(ha.) de olivar y en, aproximadamente, 900 millones de olivos. El 98,7% de este
patrimonio se encuentra localizado en los países de la Cuenca Mediterránea,
según los datos del Consejo Oleícola Internacional (COI).
Más de 7 millones de familias viven de los ingresos que perciben directamente
de los productos de la oleicultura (aceite, aceitunas de mesa y subproductos). El
valor del ingreso bruto generado anualmente por el aceite de oliva varía, según
campañas, entre 6.000 y 7.000 millones de dólares, con un efecto económico inducido
que alcanza a más de 30 millones de pesetas.
El cultivo del olivo y la producción de aceites de oliva se perfila, por tanto, como un
sector importante y, en algunos casos, estratégico para muchos países mediterráneos.
Los principales países productores de aceite de oliva son España, Italia, muy por
detrás nuestro y, en menor, medida Grecia.
La producción media mundial de aceites de oliva ha crecido notablemente en los
últimos años y desde la campaña 1992/1993 se ha situado en torno a 2.164.000
toneladas, de las que las tres cuartas partes corresponden a la Unión Europea y
un 33% a España.
Nuestro país, ocupa, además, el primer puesto a nivel mundial tanto en
superficie como en número de olivos.
También es la UE la principal exportadora de aceites de oliva a nivel mundial (si
incluimos las exportaciones intracomunitarias), seguida de Túnez. Dentro de la UE, los
principales países que exportan aceites de oliva vuelven a ser: España, Italia y Grecia.
En el apartado de las importaciones, es Italia el país que más aceites de oliva compra,
seguido de Estados Unidos.

Consumo
A nivel internacional, el consumo de aceites de oliva –que, hoy por hoy, representa
el 3% del consumo mundial de aceites vegetales fluidos comestibles- está
experimentando un crecimiento muy notable, en especial en países con elevada
renta per capita, como es el caso de Japón, Canadá, Estados Unidos y Australia,
principalmente por su carácter de producto saludable. Esta misma motivación está
impulsando el consumo dentro de la UE y, especialmente, entre los países no
productores cuya renta per capita es menor.
Y es que, poco a poco, los consumidores están reconociendo y descubriendo la
indiscutible asociación de los aceites de oliva con la comida sana.

EL OLIVAR EN ESPAÑA
INSTRUMENTO ECONÓMICO, SOCIAL,
CULTURAL Y MEDIOAMBIENTAL

La superficie destinada, en nuestro país, al olivar de aceituna para almazara es


de aproximadamente 2,4 millones de hectáreas y el número de olivos plantados
ronda los 300 millones, una tercera parte del total mundial, lo que coloca a
España en el primer puesto a nivel internacional.
De hecho, el olivar es, después del cereal, el cultivo más importante por superficie
productiva y por otras variables, como la cantidad de mano de obra que ocupa, que lo
convierten en una actividad básica para muchas provincias españolas.
La aportación de este sector al valor de la Producción Final Agraria nacional, oscila
entre el 3 y el 7% en función del año y genera alrededor de 46 millones de jornales
anuales.
España es la primera potencia a nivel mundial en producción de aceites de oliva,
muy por encima de sus vecinos de la Cuenca Mediterránea, con los que comparte una
larga tradición en su cultivo y en sus usos gastronómicos. Y, por supuesto, dentro de
España, destaca muy especialmente Andalucía, que produce el 60% de nuestro
aceite y donde se encuentra Jaén, capital del mundo olivarero.
La producción media de aceites de oliva en nuestro país desde la campaña
1992/1993, se sitúa en 718.000 toneladas aproximadamente, lo que representa el 33%
de la producción mundial y el 44% de la comunitaria. Sin embargo, la tendencia es
creciente debido al fenómeno de expansión del olivar y a la mayor capacidad
productiva derivada de las mejoras agronómicas que se están incorporando al proceso
productivo. Sin ir más lejos, en la campaña 2001/2002, España ha producido
1.413.400 toneladas de aceite de oliva, según datos del Ministerio de Agricultura,
Pesca y Alimentación.
En el ámbito de las exportaciones mundiales de aceites de oliva, incluidas las
intracomunitarias, España ocupa el primer lugar con un volumen medio de
exportaciones de 250.200 toneladas, más del 35% total exportado y aproximadamente
la mitad de las exportaciones comunitarias.
Además de su importancia económica, otros factores como los sociales,
medioambientales y culturales hacen del olivar y del aceite de oliva un sector
estratégico para nuestro país. No olvidemos, por ejemplo, la capacidad del olivar
para retener el agua de lluvia en su follaje perenne, lo que lo convierte en un
instrumento ideal para luchar contra la erosión hidráulica o su papel en la
ordenación del territorio, su contribución al equilibrio social y a la defensa de la
explotación familiar.

CONSUMO DE ACEITE DE OLIVA EN ESPAÑA


LA PARADOJA DEL DESCONOCIMIENTO

El incremento de la producción de aceites de oliva, como consecuencia del


aumento de la superficie de olivar y de las mejoras agronómicas incorporadas a
la olivicultura, hace necesaria la elevación de la demanda de los mismos,
paralelamente al aumento de la oferta, con el fin de mantener los precios a unos
niveles aceptables.
Por otra parte, la mayor concienciación del sector productor sobre la necesidad de
obtener aceites de calidad, se está traduciendo en la producción de aceites vírgenes,
en detrimento de los lampantes o refinables.
Por tanto, el principal reto del sector oleícola nacional, en la actualidad, es
potenciar el aumento de la demanda de aceites de oliva vírgenes, especialmente
extras. Esto no es nada difícil si se tiene en cuenta el cambio en los hábitos de
compra de los consumidores, cada día más preocupados por la salud, que les
hace demandar productos naturales y de calidad, cualidades que conforman los
signos de identidad del aceite de oliva virgen extra.
Para conseguir este objetivo vital, se han de llevar a cabo acciones de
comunicación y promoción dirigidas a determinados segmentos de mercado. En
este sentido, no hay que olvidar la situación del mercado de los aceites vírgenes de
nuestro país. Una quinta parte de los responsables de compra en los hogares
españoles no conoce su existencia. Los consumidores no tienen una mejor imagen del
“aceite de oliva” que del “oliva virgen”. Muchos, ni conocen la diferencia. La cuota de
mercado del oliva virgen apenas alcanza el 15%, frente a más del 65% del “aceite de
oliva”.
El consumo total de aceites de oliva en España (sin contar el aceite de orujo de oliva)
fue, el año pasado, de 398.727 toneladas.
El consumo per capita del oliva virgen es superior a la media -1,9 litros- en las
regiones de Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid y Andalucía, con clases sociales
bajas, en hábitats naturales, en aquellos hogares constituidos por tres o menos
personas, en los que la edad del ama de casa es superior a 50 años y en los que el
responsable de las compras no trabaja.
El aceite de oliva, por el contrario, es más consumido en hábitats urbanos y en las
regiones del norte, como Cantabria, País Vasco, Rioja y Navarra; en las del noroeste -
Galicia y Asturias-; en el centro-sur y en el noreste -Aragón, Baleares y Cataluña. En el
73% de los hogares nacionales se consume aceite de oliva, pero no oliva virgen. Estos
hogares, junto con los restaurantes de un cierto nivel, son los segmentos más
atractivos para conseguir incrementar el consumo de oliva virgen y a ellos han de
dirigirse, fundamentalmente, las actuaciones tanto de promoción de sus virtudes como
de difusión de la cultura del aceite de oliva.

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