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indudablemente, hablar de gestión empresarial, gestión de recursos aunque estos
sean humanos, y otras cuestiones tan sesudas como lo pueden ser las que en estos
momentos nos ocupan, el coaching y el mentoring.
Siempre nos asalta la necesidad, o el atrevimiento de iniciar estos tratados, con
ampulosas sentencias o jaculatorias de diferentes gurús, o enormes dioses del
management, siento defraudaros, no iniciaré este escrito con definiciones, refranes o
dichos de semejantes ídolos, no estoy a su altura y seguramente tampoco participo de
su entendimiento.
Parto de una base más terrenal, popularmente diríase que “de barrio” y que mejor ,si
no, para comenzar este documento, que contar con un escritor como Lewis Carrol, e
iniciar este esbozo con su mejor título, o al menos el más conocido, “Alicia en el país
de las maravillas”, en esta obra se produce un interesante dialogo entre Alicia y el
gato, dos de los protagonistas, se produce de una forma similar a esta:
“ ¿Me podrías indicar, por favor, hacia dónde debo dirigirme desde aquí?” preguntó
Alicia.
“Eso depende en gran medida de a dónde quieras llegar” dijo el gato.
“No me importa demasiado a dónde” respondió Alicia.
“Entonces, da igual hacia dónde te dirijas”, dijo el gato.
Indudablemente, no se llega a ninguna parte a menos que se sepa a dónde se va.
Y el saber a dónde se va, es un conocimiento que se puede adquirir por dos medios,
bien por la búsqueda individual y la adquisición más la acumulación de experiencias y
vivencias personales y/o profesionales o por medio de la ayuda de un coach,
entrenador o maestro.
¿Qué es el coaching? Según la Harvard Bussines School, “podíamos definirlo como un
proceso interactivo mediante el cual los Managers tratan de solucionar problemas de
rendimiento o desarrollar la capacidad de sus Colaboradores”. El proceso se basa en la
colaboración y está formado por tres componentes:
• Ayuda técnica.
• Apoyo personal.
• Reto individual.
Como podemos y debemos imaginar, el proceso se cimienta en el vínculo emocional
que debe existir entre el Manager/ Entrenador o Coach y el Colaborador o Pupilo, por
tanto es una relación persona a persona y la misma se debe plantear desde el
positivismo.
Fuente: Susan Alvey
Por tanto una vez definido el término, profundicemos en el mismo y busquemos cuales
son los beneficios que nos aporta o cuales las necesidades que satisface,
fundamentalmente el coaching o entrenamiento aporta cuatro beneficios
fundamentales a las organizaciones o equipos empresariales:
1. Supera los problemas de rendimiento.
2. Incrementa la productividad.
3. Forma y desarrolla las habilidades de los empleados.
4. Aumenta la retención de Colaboradores.
Fuente: by coachville
• Superar los problemas de rendimiento de nuestros Colaboradores. Sin duda
alguna la existencia de estructuras empresariales cada vez más horizontales hace
que Managers y Colaboradores trabajen relacionándose de una forma más
estrecha, fortaleciendo los vínculos emocionales, en este tipo de relaciones la
formación se realiza en el curso de la actividad diaria, es aquí donde el Manager
aprovecha para formar y prestar ayuda a sus recursos humanos, corrigiendo pautas
y comportamientos que permitan la mejora del Pupilo, esta bonanza debe
adquirirse en base a diferentes funciones, que pueden ir desde fomentar el
desarrollo de habilidades directivas, a impartir conocimientos técnicos o inculcar
valores y comportamientos que ayuden a optimizar el rendimiento de nuestros
Colaboradores. Preparando de esta forma a nuestros equipos y sus componentes al
desarrollo de tareas cada día más exigentes.
• Incrementar la productividad de nuestros Colaboradores. Esta se consigue
entrenando y desarrollando las destrezas de nuestro Pupilo, imbuyéndolo en
nuestro saber hacer y haciéndole partícipe del mismo, comportándonos como
Entrenadores o Coach del mismo.
Un Colaborador adiestrado en la consecución de los objetivos, con las ideas claras
del camino a seguir, es decir, un adecuado aprendizaje sobre la gestión de los
resultados y la valoración de la actividad y habiendo sido entrenado en la cultura
del saber pensar y la razón, si además es capaz de implementar con sentido
común, es un Colaborador con potencial para incrementar de una forma notable su
productividad, esta crecerá de forma proporcional, al esfuerzo y dedicación que
prestemos a la enseñanza y fortalecimiento o corrección según lo positivo o
negativo de las aptitudes y actitudes de nuestro Pupilo y a la implantación por su
parte de las mismas.
• Formar y desarrollar habilidades directivas o destrezas profesionales.
El coaching es entrenamiento, dedicación, aprender a desarrollar al máximo nuestras
habilidades y adquirir nuevas destrezas.
Cada nuevo paso, cada nueva fase de adiestramiento comporta una nueva habilidad
en nuestro Pupilo, y por tanto una cesión de responsabilidad por nuestra parte como
guía formativo, ello por tanto nos ayuda a delegar en nuestros Colaboradores,
restando tiempo a nuestras tareas rutinarias, y cambiando las mismas por trabajos de
mayor valor añadido para nuestra organización, incrementando por tanto nuestra
eficacia como Manager.
• Aumentar la retención de Colaboradores.
Si algo podemos y debemos resaltar sobre el coaching, es que al tratarse de una
técnica formativa personalizada, en la cual participan activamente el Mando y su
Colaborador, la misma genera confianza y esta se traduce en fidelidad, no nos
olvidemos que estamos trasladando a nuestro Colaborador, todo nuestro saber hacer,
las claves de nuestro éxito, hay algo más importante e íntimo que pueda generar tanta
confianza y por tanto tal grado de fidelidad.
Nada genera tanto compromiso, y este es el encargado de frenar la rotación, como el
sentimiento de ver, notar que creces personal y profesionalmente, ayudado por tu
Mando a desarrollar tus habilidades, y esto indudablemente motiva dado que es una
de las claves para la consecución de tus logros.
La buena práctica del coaching con nuestros pupilos, genera Colaboradores más
capacitados técnicamente, con mayores conocimientos y habilidades, por tanto
formamos futuros líderes que crecerán en la organización, provocando su retención en
el seno de la misma, y generarán su ascenso y sin duda una mayor solidez en nuestra
posición.
Veamos a continuación un mapa conceptual sobre las distintas fases de
implementación de un programa de coaching del tipo desarrollo directivo:
Modalidades de coaching:
El coaching es hoy una práctica muy reconocida y apreciada en la formación de
directivos y equipos de alto rendimiento, este reconocimiento produce la existencia de
diferentes escuelas de coach, y diferentes modalidades, son estas, las modalidades las
que analizaremos a continuación.
Las diferentes modalidades de coaching se catalogan en base a la tipología de las
personas que participan de su impartición, esta tipología se clasifica por el tipo de
actividad desarrollada o por realizar la misma de forma individual o integrado en un
equipo de trabajo, si la actividad se realiza de forma individual se identifican dos
modalidades el coaching personalizado por identificarse con el estilo de vida y
centrarse en los aspectos mentales de la persona y su nivel de conciencia y el coaching
de desarrollo directivo, este se decanta y explora aspectos profesionales, centrándose
en elementos tales como la adquisición de habilidades directivas, la toma de
decisiones o el control del stress.
Cuando el coaching posiciona su centralidad en un equipo de trabajo y se dirige a un
grupo de personas estamos hablando de la modalidad grupal, muy utilizada en
aquellas organizaciones que quieren pasar de ser un Grupo de trabajo a un Equipo de
trabajo, el resumen de las modalidades queda como sigue a continuación :
• Personalizado:
o Desarrolla un modelo mental.
o Estilo de vida.
o Nivel de conciencia.
• Desarrollo directivo:
o Control del stress.
o Desarrollo de competencias.
o Toma de decisiones.
o Liderazgo.
• Grupal:
o Paso de Grupo a Equipo.
o Desarrollo de la creatividad.
o Resolución de conflictos.
o Equipos de alto rendimiento.
Podemos concluir expresando que la misión del Coach es propiciar sentimientos muy
ligados a la capacidad para la adquisición de destrezas y habilidad en la posición
laboral ocupada por el Colaborador y generar autoconfianza en el mismo.
Si se favorecen sentimientos de colaboración y se transmiten expectativas positivas,
se contribuye a incrementar la autoestima de los Pupilos o el equipo de trabajo, lo cual
indudablemente repercute de forma positiva en el rendimiento del individuo y por
tanto de la organización.
El coaching debe permitir que se siente el refuerzo a que está siendo sometido el
Pupilo por el coach, este propósito se consigue siempre que el refuerzo se perciba de
forma
• Regular. Debe crear y sentirse como un hábito.
• Inmediata. A cada acción del Pupilo.
• Sincera. Que surja de forma espontánea.
• Específica. Sobre acciones concretas.
Por tanto como vemos el coaching nos exige práctica, y sin duda, cuanto más
practiquemos más éxito tendremos.
Mentoring, su origen.
El mentoring debe su nombre a la mitología griega. Méntor era el amigo íntimo de
Ulises, el protagonista de la Odisea de Homero. Antes de partir para Troya, Ulises pidió
a Méntor que se encargara de preparar a su joven hijo Telémaco para sucederle como
rey de Itaca.
Méntor tuvo que ejercer de padre, maestro, modelo, consejero asequible y fiable,
inspirador y estimulador de retos de modo que Telémaco se convirtiera en un rey
sabio, bueno y prudente.
¿Qué es el mentoring? El mentoring es un proceso de aprendizaje personal por el que
una persona asume la propiedad y la responsabilidad de su propio desarrollo personal
y profesional.
Con el mentoring, nos apunta, el departamento de CC.EE. de la Universidad de
Deusto, “el Mentor ayuda al profesional a desarrollar las capacidades más acordes con
su potencial y a conseguir, con sus comportamientos, aunar conocimientos y
habilidades con otros colegas para satisfacer los requerimientos globales de la
empresa”.
El mentoring a diferencia del coaching está dirigido por el Mentorizado, es una
enseñanza o perfeccionamiento personal y profesional puramente “one to one”, que
es, el Pupilo, quién, se responsabiliza y gestiona su proceso de aprendizaje, es él quién
marca los tempos de aprendizaje y va definiendo las fases de adquisición de
conocimientos en base a la evolución de sus necesidades y en función de la
implementación de los conocimientos que va obteniendo del Mentor, este debe tener
una extensa formación intelectual y profesional y utilizar grandes dosis de sentido
común e intuición, para la formación del Mentorizado, y el análisis de sus avances.
No existen a diferencia de la enseñanza tradicional textos cerrados o planes formativos
rigurosamente planificados y muchas veces reñidos con la cruda realidad empresarial,
en el mentoring, los itinerarios son abiertos en función de las necesidades y los
escenarios reales en que se desenvuelve el Mentorizado.
El Mentor invierte su tiempo, comparte sus conocimientos y dedica su esfuerzo. Se
ocupa y preocupa, es decir, se compromete personalmente a que el profesional se
desarrolle más allá de lo que dice el contrato.
El profesional dispone de nuevas perspectivas, enriquece su forma de pensar y
desarrolla todo su potencial como persona y como profesional, dentro de un plan
perfectamente establecido en fases, tal como señalamos a continuación, por medio del
siguiente mapa conceptual.
Podemos afirmar, por tanto que el mentoring aporta una nueva visión de la formación
y el desarrollo del talento y la creatividad en el seno de las organizaciones actuales,
influyendo sobre los cuatro pilares básicos de las mismas: las personas, los procesos, la
estrategia y la cultura, generando en las mismas valor añadido.
Podemos concluir por tanto y afirmar que las organizaciones actuales y futuras basan
su éxito en la capacidad de innovación y adaptación, dados los profundos cambios que
se producen en el mercado, cada día más global, reflejado en mutaciones constantes
de las estructuras legales, políticas, culturales y económicas.
Por ello es fundamental desarrollar organizaciones que aprenden y desarrollan la
imaginación y la creatividad, lideradas por personas partidarias de ayudar a los demás
en su desarrollo profesional y personal, esto implica que la figura del Mentor tendrá,
un papel protagonista, este mentoring continuo conlleva un crecimiento continuo y
por tanto una mejora continua.
Por ello, para crear o pasar a una organización que aprende, como anteriormente
apuntábamos, es necesario, que los individuos que forman estas organizaciones tomen
responsabilidades no solo en el ámbito de su trabajo o posición en el seno de la
organización, si no que se responsabilicen de su aprendizaje y de sus planes de
mejora.
Hoy más que nunca es necesario, no solo la figura del Mentor, si no, en función de las
diferentes realidades y complejidades de las organizaciones, la creación de redes de
Mentores, que ante la cultura predominante del individualismo, la frustración y la
decepción, contrapongan, en lo profesional y lo personal, una cultura verdaderamente
humanista, en una empresa deshumanizada, donde triunfen los valores de lo bueno, la
verdad, lo ético, que estos y no los anteriores sean el nutriente, en palabras de
J.M. Gasalla, “ De nuestro desarrollo profesional y personal y que integralmente, cada
uno de nosotros, Mentores, aportemos nuestras acciones a favor de construir hoy lo
que queremos que sea mañana.”
En definitiva sirvan para finalizar o como resumen de lo escrito sobre mentoring y
coaching, unas palabras de Isaac Newton:
“ He sido como un niño pequeño que jugara a la orilla del mar y encontrara de vez
en cuando una piedrecilla más brillante, en tanto que a mi alrededor el gran océano
de la verdad seguía sin descubrir.”
En definitiva todos somos uno y todos dependemos de todos… para todo, pero sin
duda esto lo siente y lo transmite mejor con sus palabras Miguel de Unamuno:
“¿Singularizarme? Vamos… Somos todos de consumo,
Y en la piña que formamos
Yo soy nos‐otro, nos‐uno.”