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Joaquín Sorolla

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Joaquín Sorolla

Autorretrato
Nombre real Joaquín Sorolla y Bastida
Nacimiento 23 de febrero de 1863 Valencia, España
Defunción 10 de agosto de 1923 Cercedilla, España
Nacionalidad Española
Obras destacadas Paseo a orillas del mar Después del baño

Joaquín Sorolla y Bastida fue un pintor y artista gráfico español. Fue uno de los
pintores españoles más prolíficos, con más de 2.200 obras catalogadas.

Biografía
Marina (1880) correspondiente a la primera etapa de Sorolla,
cuando aún no había acabado su formación académica.
Cuando apenas contaba con 2 años de edad, fallecieron sus padres de una epidemia. Al quedar
huérfanos, su hermana Eugenia y él, su tía Isabel, hermana de su madre, y su marido, de profesión
cerrajero, los recogieron. Pasados los años intentaron enseñarle, en vano, el oficio de la cerrajería,
advirtiendo pronto que su verdadera vocación era la pintura.
En 1874 empezó a estudiar en la Escuela Normal Superior donde le aconsejaron que también se
matricularse en las clases nocturnas de dibujo en la Escuela de Artesanos. En ésta última recibió, en
1879, una caja de pinturas y un diploma como premio «por su constante aplicación en el dibujo de
figura». Ese mismo año ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos a la par que
trabajaba en el taller de su tío, el cual estudió junto a pintores como Manuel Matoses, Benlliure o
Guadalajara.
Fue en la Academia de San Carlos donde conoció a otro alumno, Juan Antonio García, hermano de
quien más tarde acabaría siendo su esposa, Clotilde García. En 1880 consiguió una Medalla de Plata
por su obra Moro acechando la ocasión de su venganza en la exposición de la sociedad El Iris.
Defensa del Parque de Artillería de Monteleón, obra que le valdría
una medalla de la Exposición Nacional, y donde Sorolla muestra los
últimos momentos de Pedro Velarde.

Al acabar su formación, comenzó a enviar sus obras a concursos provinciales y exposiciones


nacionales de bellas artes, como la de Madrid en mayo de 1881, donde presentó tres marinas
valencianas que pasaron sin pena ni gloria pues no encajaban con la pintura oficial, de temática
histórica y dramática. Al año siguiente, estudió la obra de Velázquez y otros autores en el Museo del
Prado, etapa Realista, de la que era su profesor Gonzalo Salva. Por fin, en 1883, consiguió una
medalla en la Exposición Regional de Valencia y, en 1884, alcanzó la gloria al conseguir la Medalla
de Segunda Clase en la Exposición Nacional gracias a su obra Defensa del Parque de Artillería de
Monteleón, obra melodramática y oscura hecha expresamente para la exposición; tal y como le dijo
a un colega suyo: “Aquí, para darse a conocer y ganar medallas, hay que hacer muertos.”
Cosechó otro gran éxito en Valencia con su obra El crit del palleter sobre la Guerra de la
Independencia. De esta manera, fue pensionado por la Diputación Provincial de Valencia para viajar
a Roma donde, a la vez que trabajaba, conoció el arte clásico y renacentista, así como los grandes
museos, contactando, además, con otros artistas.
Con su amigo el pintor Pedro Gil se desplazó a París durante el primer semestre de 1885, viviendo
de cerca la pintura impresionista que produjo en él, ya de regreso en Roma, variaciones en su
temática y estilo, llegando a pintar el cuadro religioso El entierro de Cristo, con el que no tuvo el
éxito esperado, donde se introduce en el Naturalismo y toma contacto con las vanguardias
europeas, destacando las obras de los pintores John Singer Sargent, Giovanni Boldini y Anders
Leonard Zorn.

Trata de blancas (1894). El autor ha de adaptarse al realismo social, dominante en los certámenes
de la época. Para ello, mantiene su temática costumbrista, siendo los títulos los que aportarán la
denuncia social.
En 1888 contrajo matrimonio con Clotilde García en Valencia, pero vivirían un año más en Italia,
esta vez en la localidad de Asís. En 1889 se instalaron en Madrid y, en apenas cinco años, Sorolla
alcanzó cierta fama y prestigio como pintor. En 1894 viajó de nuevo a París, donde desarrolló el
luminismo, que sería característico de su obra a partir de ahora. Comenzó a pintar al aire libre,
dominando con maestría la luz y combinándola con escenas cotidianas y paisajísticas de la vida
mediterránea. En obras como La vuelta de la pesca, La playa de Valencia o Triste herencia,
describió el sentimiento que producía la visión del mar Mediterráneo, comunicando el esplendor de
una mañana de playa con un colorido vibrante y un estilo suelto y vigoroso. Con Triste herencia
recibió, en 1900, el Grand Prix en el certamen internacional de París. Además siguió con su pintura
de denuncia social que tantos éxitos le había reportado en los últimos años con obras como Y aún
dicen que el pescado es caro (1895).
Por aquel entonces, Valencia le nombró hijo predilecto y meritorio, y le fue dado su nombre a una
calle. Tras muchos viajes por Europa, principalmente Inglaterra y Francia, celebró una exposición
en París con más de medio millar de obras, que le dio un reconocimiento internacional inusitado,
conociéndose su obra pictórica por toda Europa y América. Expuso su obra en Nueva York en 1909
y cosechó un éxito sin precedente alguno, con obras como Sol de tarde o Nadadores, entre muchas
otras. También lo hizo, en 1911, en el Museo de Arte de San Luis y en el Art Institute de Chicago.
En noviembre de ese mismo año, firmó un encargo para la Hispanic Society of America por el que
realizaría catorce murales que decorarían las salas de la institución. Con esta obra, realizada entre
1913 y 1919 y de tres metros y medio de alto por setenta metros de largo, alzó un imborrable
monumento a España, pues en ella se representaban escenas características de diversas provincias
tanto españolas como portuguesas. Necesitó de casi todo 1912 para viajar por todo el territorio,
realizando bocetos y trabajos de costumbres y paisajes. De esta obra destacan los óleos pintados en
1916 dedicados a niños y mujeres en las playas de Valencia, donde predomina la libertad de
pincelada y la luz de su tierra. Algunos ejemplos son Madre e hija o Pescadora valenciana.
También destacaba, fuera de esta temática, su inconmensurable lienzo Visión de España.

Niños en la playa, Museo del Prado.

Otra importante faceta suya fue la de retratista, de figuras importantes como fueron Juan Ramón
Jiménez, el rey Alfonso XIII, Vicente Blasco Ibáñez, Ortega y Gasset, etc. También, en 1914, había
sido nombrado académico y, cuando terminó los trabajos para la Hispanic Society, trabajó como
profesor de composición y color en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Su pintura representó la
aplicación directa del luminismo al paisaje y la figura, acercando por tanto esta tendencia a la
sociedad de la época.
En 1920, mientras pintaba el retrato de la señora Pérez de Ayala en el jardín de su casa en Madrid,
padeció un ataque de hemiplejía que mermó drásticamente sus facultades físicas y mentales. Murió
en su casa de Cercedilla el 10 de agosto de 1923.

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