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Viña del Mar, julio de 2008, año II nº 2

Voces julio de 2008

ÍNDICE

Editorial.......................................................................................................................................................3

La Reforma Universitaria de 1918............................................................................................................5


y el nuevo rol del estudiante.
Por María Elena Makuc Urbina

DOCUMENTO Nº 1:................................................................................................................................10
El problema del cobre.-
Creación de la comisión nacional del cobre.

Unos piensan, otros hacen:......................................................................................................................31


La problemática de la división intelectual
y manual del trabajo en La Ideología Alemana
de Marx y Engels
Por Darío Covarrubias

DOCUMENTO Nº 2:................................................................................................................................37
Discurso de Salvador Allende desde los balcones
de la federación de estudiantes de chile (FECH)
en la madrugada del 5 de septiembre de 1970.

El allendismo y la derrota:.......................................................................................................................43
Notas sobre Salvador Allende G.
Por Patricio Quiroga Z.

ANÁLlSIS BIBLIOGRAFICO:..............................................................................................................50
El Marxismo y la Filosofía del Lenguaje
de Valentín Voloshinov
Por Israel Fortune

DOCUMENTO Nº 3:................................................................................................................................58
Iconografía referida al Proyecto de
Escuela Nacional Unificada (ENU)
EDITORIAL

La presente edición de Voces correspondiente al mes de julio, ha querido conmemorar la figura y el


legado del ex Presidente Salvador Allende en el contexto del resiente centenario de su natalicio. Creemos
vital recordar el actuar decidido y consecuente del último gran líder de la izquierda chilena y el impacto
que tuvo su gobierno en la historia no sólo nacional sino global. Al mismo tiempo queremos ir más allá
de eso y aprovechar la oportunidad para discutir y reflexionar sobre el período histórico en que se des-
envolvió, considerando todos los elementos que le dieron forma en su generación, su articulación y sus
implicancias. Así también sostenemos que el real homenaje que debemos hacer supera a la persona del ex
Presidente y debe dirigirse a la materialización de la consigna de la que fue sólo representante: la verdadera
justicia para quienes históricamente han padecido la miseria. Para que así, de la polifonía de la historia y
el proyecto social del que es portadora, resulte triunfante la voz del pueblo.

Por otro lado, la renovación que la revista de Historia y Ciencias Sociales (hoy Voces) ha experi-
mentado a partir del presente año obedece a las reflexiones que se han dado al interior de su comité edito-
rial. Éstas se han dirigido a dar a la publicación un carácter de real permanencia en el tiempo con el fin de
seguir promoviendo la discusión acerca de los temas que como estudiantes de historia nos interesa discutir.
En tal sentido, es que se han detectado dos problemas que urge solucionar: el primero se refiere a la falta de
participación de estudiantes de cursos inferiores en cuanto a los artículos que se reciben. Creemos que esto
se debe a la falta de conocimiento de una bibliografía y un manejo conceptual básico que se hace necesa-
rio para desarrollar un tema determinado. El segundo problema se relaciona con dar a la revista una línea
editorial más sólida que le permita proyectarse en el tiempo fijándose objetivos concretos y superando el
carácter de una mera compilación de artículos sin mayor relación entre sí, ni entre éstos y el hecho histórico
que cada edición conmemora.
Bajo este panorama es que hemos decidido iniciar una sección de análisis bibliográfico que será
constante a partir de éste número. De tal forma, será posible orientar a los compañeros de cursos inferiores
en torno a algunas obras que a nuestro juicio resulta importante manejar ya sea para apoyarse en ellas o
para debatirlas. Por otro lado también se conseguirá una mayor presencia del comité editorial (invitando
desde ya a participar en él a quien desee hacerlo) al interior de cada publicación.
Así, además de promover la discusión historiográfica, será posible debatir los lineamientos teóri-
cos y metodológicos que permitan edificar una nueva historia que logre dar cuenta de la complejidad de la
realidad social y del rol que le cabe al interior de esta.

Con todo lo dicho sólo nos queda agradecer nuevamente a los compañeros y profesores que nos
han enviado sus trabajos. En esta edición publican María Elena Macuk Urbina, con su artículo La Reforma
Universitaria de 1918 y el nuevo rol del estudiante; y Darío Covarrubias con Unos piensan, otros hacen:
La problemática de la división intelectual y manual del trabajo en La Ideología Alemana de Marx y En-
gels. El profesor Patricio Quiroga Z. nos ha presentado también su artículo El allendismo y la derrota:
Notas sobre Salvador Allende G. El análisis bibliográfico estuvo a cargo de Israel Fortune y está dirigido
a la obra El marxismo y la filosofía del lenguaje de Valentín Voloshinov. También hemos querido rescatar
algunos documentos referentes al ex Presidente Salvador Allende y al gobierno de la Unidad Popular. Esto
son: El problema del cobre.- Creación de la comisión nacional del cobre, con prólogo de Bárbara Azcárra-
ga; y el Discurso de Salvador Allende desde los balcones de la federación de estudiantes de chile (FECH)
en la madrugada del 5 de septiembre de 1970, prologado por Francisco Morales. Agregamos también una
iconografía de época referida al Proyecto de Escuela Nacional Unificada (ENU), uno de los más importan-
tes del programa de la Unidad Popular y que le trajo grandes complicaciones por la férrea oposición que

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Voces julio de 2008

encontró.

Esperando ser un aporte para la discusión académica seria y con objetivos claros al interior de
nuestra carrera, invitamos nuevamente a participar de las páginas de Voces a todos nuestros compañeros

Comité Editorial1*

1  COMITÉ EDITORIAL: Bárbara Azcárraga, Verena Ahumada, Israel Fortune , Carolina Gajardo, Marco González,
Jorge Valderas.

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La Reforma Universitaria de 1918 y
el nuevo rol del estudiante.

Por María Elena Makuc Urbina1*

“la juventud (…) si ha sido capaz de


realizar una revolución en las conciencias,
no puede desconocérsele la capacidad de
intervenir en el gobierno de su propia casa”

(Federación Universitaria de Córdoba, Manifiesto Liminar, 1918)

La Reforma Universitaria fue para Latinoamérica uno de los hechos que va a configurar la primera parte
del siglo XX, pero que a noventa años de su aniversario, sus alcances aún se perciben. En primer lugar
debemos decir que la Reforma Universitaria fue el movimiento estudiantil que se inicia con la lucha de
los estudiantes de Córdoba en Argentina en el año 1918, y que luego se expande a gran parte de América
Latina convirtiéndose en un hecho que marca la historia de nuestra región.
En base a lo expuesto anteriormente, destacamos que la importancia del movimiento fue la dimensiona-
lidad latinoamericana que se genera luego de su expansión, y que se adquiere principalmente debido a que
este proceso “acusa el mismo origen y el mismo impulso” (Mariátegui, 1955: 90) bajo principios comunes
por los que se lucharon en éste. Las demandas de la Reforma, iban orientadas hacia a alcanzar: la Demo-
cratización, la Autonomía, Docencia Libre, Cátedra Paralela, y la Extensión Universitaria.
De este modo, se observa que la Reforma Universitaria, marca el inicio del movimiento estudiantil,
donde se produce un cambio en el rol del estudiante que caracterizará a las futuras generaciones. Ante
esto, la problemática surge específicamente a ¿cómo se genera este cambio en el rol del estudiante bajo el
proceso de Reforma?, y, ¿cuáles fueron sus consecuencias?
Ante tales interrogantes, el objeto de este artículo, es demostrar cómo se forma una nueva visión del
estudiante universitario ligado al contexto social que lo envuelve y dejando atrás el aislamiento académico
y el apoliticismo; y que esta nueva visión dará origen a una generación latinoamericana donde sus princi-
pales representantes serán lideres de cambios políticos de sus respectivos países.

Inicio de la Reforma y su expansión latinoamericana

Para entender los alcances del movimiento estudiantil iniciado en 1918, es necesario comprender el
contexto mundial en el que se encuentran los universitarios latinoamericanos. Es el fin de la 1º Guerra
Mundial, lo que daba comienzo a una nueva etapa en la historia de los hombres, caracterizado por la sensa-
ción de vivir un nuevo ciclo, y por la crisis económica de la postguerra que constata las fallas del régimen
económico capitalista. Otro hecho que caracteriza el ambiente, es el triunfo de la Revolución Rusa, donde
sus alcances llegan hasta Latinoamérica con la difusión de las ideas marxistas. Bajo este panorama es cla-
ro que “las esperanzas mesiánicas, los sentimientos revolucionarios, las pasiones místicas propias de la
postguerra, repercutieran particularmente en la juventud universitaria” (Mariátegui, 1955: 90)

1* Estudiante de quinto año de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.

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Otro aspecto a analizar, se refiere al contexto social que experimenta América Latina con respecto a la
evolución de las clases medias, y su consiguiente demanda a mayores garantías como grupo social. Pre-
cisamente en el sector mesocrático surge la inquietud, luego del temor a la avanzada proletarización que
experimentaban debido al fin de la 1º Guerra Mundial. David Rock argumenta este hecho al relacionar que
“… el fenómeno general de la tensión social entre los grupos de clase media, producto de la restricción al
crecimiento industrial en la economía primario-exportador. En efecto, estos grupos, al intentar ascender
socialmente chocaron contra una elite cerrada que controlaba la vida socio – económica” (Rock, 1991:
390). Se entiende de esta manera que la Reforma Universitaria “se manifiesta en grado extremo en un
movimiento que es acaso el más característico de la corriente antioligárquica” (Halperin Dongui, 1970:
296).
Un aspecto importante es la situación de las universidades latinoamericanas en los inicios del siglo XX.
El atraso tanto en los contenidos como en los métodos de enseñanza era una característica latente en todas
las universidades, la búsqueda de una renovación tanto espiritual como material era una necesidad común
en los estudiantes.
Para entender este punto, debemos adentrarnos en la herencia española que quedó en la educación la-
tinoamericana, ésta se caracterizaba por una enseñanza enfocada hacia la elite, cerrada, de difícil acceso,
donde “la cultura era un privilegio de casta, el pueblo no tenía derecho a la institución” (Mariátegui,
1955: 78). Según Mariátegui, las universidades se consideraban sólo como centros de culto de las letras
y leyes por parte de la clase dirigente. No había alguien “quien reclamase una orientación democrática,
destinada a franquear el acceso a la cultura a todos los individuos” (Mariátegui, 1955: 79). Bajo esta
premisa, nos damos cuenta que antes de la Reforma Universitaria, no había sentimientos de cambio y mo-
dernización en las universidades, y si es que los había eran muy mínimos para alcanzar a lograr algo, ya
que se entendía a la educación como un privilegio que se mantenía gracias a la persistencia de la riqueza
y de la casta.
El legado español en la educación latinoamericana se entiende también desde una perspectiva económi-
ca. Debido a que el atraso de América Latina en el desarrollo capitalista se entiende en parte a la herencia
de la tradición y el pensamiento medieval en las universidades, plasmado en un interés hacia áreas vincu-
ladas a las letras y leyes, generando una gran masa burócrata, y un rechazo a áreas de orientación práctica
destinadas a potenciar la industria y el progreso económico.
Se comprende así, que la situación de las universidades al inicio del siglo XX estaba muy atrasada, “las
universidades han llegado a ser el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer
el triste espectáculo de una inmovilidad senil” (Federación Universitaria de Córdoba, 1918). Si a esto
le sumamos el contexto político mundial que se estaba viviendo, junto a las demandas de la clase media
latinoamericana, y la herencia ibérica en la educación, nos hacen entender las necesidades de cambio que
estaban latentes en los jóvenes estudiantes. Pero ¿cómo empieza a estallar este sentimiento de transforma-
ción?, esta pregunta nos lleva a entender el origen del movimiento en Córdoba, Argentina.
La Universidad de Córdoba había sido fundada en el año 1613 bajo el alero de los jesuitas, y en los
albores del siglo XX aún no experimentaba cambios que estuvieran acordes con los nuevos tiempos. La
Universidad de Córdoba, era la más atrasada en Argentina, según palabras de Sarmiento: “los colegios
son claustros; toda la ciencia escolástica de la Edad Media es un claustro que se encierra y parapeta la
inteligencia, contra todo lo que salga del texto y el comentario. Córdoba no sabe que existe en la tierra
otra cosa que no sea Córdoba” (Sarmiento, 1845: 107). Por ende, no es extraño que la rebelión estallara
en esta ciudad donde el aplazamiento era considerable con respecto al resto de las universidades, pero es
importante recalcar que las primeras demandas de los estudiantes iban dirigidas hacia una modernización

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de la Universidad y a la libertad de enseñanza, tanto en contenidos como en docentes.


Por otra parte, hay un hecho fundamental que da entender el cambio en el movimiento, configurándolo
hacia aristas políticas, y generando la difusión al resto de América Latina: “el Grito de Córdoba” ocurri-
do en junio de 1918; éste significa la insurrección violenta de los estudiantes hacia las autoridades de la
Universidad. Ya en marzo de ese año se inician las primeras huelgas en la Universidad de Córdoba, uno
de los logros obtenidos era la reforma a los estatutos, donde se logró dar participación en las elecciones al
cuerpo de profesores, es necesario recalcar que los estudiantes aún no demandaban participación directa
en el gobierno de la institución. En las elecciones de rector durante el mes de junio, los resultados fueron
claramente injustos para las demandas estudiantiles, siendo elegido Antonio Nores, un representante de los
sectores conservadores y religiosos de la universidad2.
La reacción de los estudiantes, junto a la propagación del Manifiesto Liminar3 , representa el giro radi-
cal que toma el movimiento estudiantil. Paralelamente, a los sectores universitarios se pliegan los sindica-
tos obreros, los estudiantes secundarios, y en general el apoyo de la población argentina. Este movimiento
se expande por todo el país que, bajo el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, hace que la crítica común
hacia la oligarquía por parte de la clase media y los obreros, se vuelva cada vez más fuerte.
Las consecuencias de esta masificación fueron variadas, por un lado los estudiantes alcanzan una orien-
tación ideológica -hay que recordar que las primeras demandas iban hacia una modernización de la univer-
sidad, pero ahora se dan cuenta que si no hay un cambio en el régimen social no pueden alcanzar la reforma
universitaria-. Y, conjuntamente, la divulgación del Manifiesto Liminar al resto de los estudiantes latinoa-
mericanos va a generar el despertar de las necesidades latentes en estos grupos. El Manifiesto Liminar
significa el llamado hacia el resto de Latinoamérica para que la Reforma Universitaria se realice en todas
partes: “la juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su federación, saluda a los compañeros
de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia” (FUC, 1918).
El resultado concreto del movimiento estudiantil para toda Latinoamérica fue el Congreso Internacional
de Estudiantes realizado en México en 1921; los principios claves de la Reforma son difundidos principal-
mente a países como Chile, Cuba, y Perú. Pero, ¿cuáles eran estos postulados?
En primer lugar estaba la Democratización, es decir, la participación estudiantil en el gobierno univer-
sitario; Julio Antonio Mella sostenía que “no hay argumento posible contra los derechos de los estudiantes
a regir sus instituciones. Si reconocemos que el ciudadano -inclusive el analfabeto – puede elegir hasta al
Presidente de la República, no hay razón para negar este derecho a los estudiantes y que elijan su Rector
y demás autoridades universitarias” (Mella, 1928). Además este principio adquiere relevancia luego del
Grito de Córdoba “la Federación Universitaria de Córdoba (…) reclama un gobierno estrictamente demo-
crático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica
principalmente en los estudiantes”. (FUC, 1918).
La Autonomía de la Universidad, otro postulado del movimiento, entendía a la universidad como una
institución de los alumnos, profesores y en general de la comunidad universitaria; donde la dirección de
ésta sea sin la intromisión de los poderes del Estado, con deliberación y decisión libre. Por otro lado, esta
autonomía, exige la Docencia libre basada en que cualquier persona que acredite los conocimientos nece-
sarios pueda ejercer docencia, todo bajo el marco de concursos con participación de los estudiantes, “la ju-
ventud (…) no se equivoca nunca en la elección de sus maestros (…) hay que dejar que ellos mismos elijan
a sus maestros y directores, seguros de que el acierto ha de coronar sus determinaciones” (FUC, 1928).
Junto a esto, también se demanda la Cátedra Paralela, la que debe garantizar la libertad de pensamiento
tanto para el docente como para el estudiante, y con libre elección entre diferentes cátedras.

2 El rector elegido pertenecía a la “Corda Frates”, una logia asociada con el arzobispado representante de los intereses de la oligarquía
3 Declaración de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) luego del “Grito de Córdoba”, donde llaman a unirse al movimiento a
todos los estudiantes universitarios de Latinoamérica.

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Uno de los principios fundamentales y de mayores consecuencias es la Extensión Universitaria, basada


en que los estudiantes se encuentran vinculados al pueblo, y por ende tendrán la obligación de devolver
los conocimientos adquiridos en la universidad “Cada estudiante, como cada profesor, es propietario de
una cierta riqueza de conocimientos. Si solamente la utiliza en su propio provecho es un egoísta, un indi-
vidualista imbuido del criterio del burgués explotador, (se propone) una ley de Reforma Universitaria que
debe abarcar un punto donde se obligue al estudiante y al profesor a ser útil para alguien más que para
ellos mismos”. (Mella, 1928)
Estos postulados fueron ampliamente abrazados por todos los representantes en el Congreso Internacio-
nal de estudiantes, y difundidos a cada país, ya no sólo como una consigna de estudiantes argentinos, sino
como bandera de lucha de toda Latinoamérica.
En base a lo expuesto, podemos entender cómo se produce un cambio en el rol del estudiante durante
la Reforma Universitaria, es claro que el contexto mundial junto al desarrollo de la clase media ayudaron
a formar la mentalidad de la nueva generación de estudiantes. Pero conjuntamente, la situación de las
universidades latinoamericanas, basadas en un legado español atrasado, hizo que se convirtiesen en motor
del movimiento que estalló precisamente en Argentina bajo un gobierno radical y en una universidad sin
renovaciones desde 1614. El matiz político que va tomando el movimiento estudiantil, gracias a la vincu-
lación con sectores obreros, más la difusión por América Latina a través, del Congreso de México, dan las
claves para comprender que este nuevo rol que toma el estudiante es de tipo político, es decir, deja atrás
el apoliticismo y la preocupación excesiva en el academicismo para llegar a entender que los cambios en
la educación siempre tienen que ir acompañados de un cambio social. Halperin Dongui sostiene que “el
movimiento de reforma universitaria no agota su eficacia dentro de la Universidad; conduce a una politi-
zación permanente del cuerpo estudiantil” (Halperin Dongui, 1970: 298)

La nueva generación

La ampliación del campo de acción del estudiante latinoamericano hacia planos políticos, ayuda a
responder la segunda problemática basada en cuáles fueron las consecuencias de esta nueva visión del
universitario. Bajo el problema que se planteaban los estudiantes de que una transformación educativa es
inseparable de una transformación social, se observa como consecuencia del movimiento estudiantil la
conformación de una generación nueva, rica en producción cultural y sobretodo política. De este modo se
advierte que “el movimiento estudiantil fue entonces una escuela política en la que se han formado mu-
chos lideres revolucionarios o reformistas de Latinoamérica.” (Halperin Dongui, 1970: 298)
Se entiende que la Reforma bajo el principio de la democratización de las universidades, abrió las puer-
tas de las casas de estudio a la política y los estudiantes se convirtieron en los portavoces de ciertos grupos
sociales que hasta ese momento no se podían expresar públicamente. Buena parte de los principales líderes
políticos e intelectuales que actuaron entre 1930 y 1960 hicieron sus primeras armas en el movimiento
reformista.
Ejemplos claros de la nueva generación fue la creación de partidos políticos, tales como el APRA,
donde su fundador Víctor Raúl Haya de la Torre fue uno de los lideres del moviendo estudiantil peruano.
Según su propia visión, el proceso vivido en Córdoba significó un despertar de las demandas por la reivin-
dicación de América Latina. Otro exponente de esta generación fue Julio Antonio Mella, quien lideró las
luchas estudiantiles en Cuba y fundó el Partido Comunista Cubano. Entre otros exponentes se encuentran
Deodoro Roca, Gabriel del Mazo, Fidel Castro, José Carlos Mariátegui, donde cada uno fue protagonista
en los procesos de reforma o revolución de sus respectivos países.
La Reforma Universitaria significó una transformación en los estudiantes, un giro en la concepción de

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mundo que estos tenían, donde antes estaban enclaustrados en un conocimiento atrasado, bajo métodos
de enseñanza no actualizados; su condición de estudiantes se remitía solamente al academicismo, y las
demandas por cambios estructurales no eran tomados en cuenta o peor aún, eran casi inexistentes.
El proceso de Reforma en América Latina significó la conformación de una nueva identidad como
estudiante, por una parte gracias al contexto político, económico y sobretodo social que lo rodeaba. Y que
posteriormente esta nueva identidad adquiere fuerza bajo el surgimiento de una generación característica
que marcará el transcurso de la historia en el siglo XX latinoamericano.
Hace exactamente noventa años se inicia el movimiento estudiantil. Según Crocce “toda historia es
siempre historia contemporánea”, ahora sólo nos queda reflexionar sobre las consecuencias de la Refor-
ma, y sobre todo en la identidad del estudiante, preguntarnos si ésta ha cambiado o se ha intensificado,
analizar los nuevos contextos, y sobretodo si nuestras demandas actuales son las mismas que las exigidas
a partir de 1918.

Bibliografía:

• Domingo Faustino Sarmiento. Facundo: Civilización y Barbarie. Buenos Aires: Editorial Losada,
2002.
• José Carlos Mariátegui. Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Santiago: Edito-
rial Universitaria, 1955.
• Julio Antonio Mella. “Tres aspectos de la Reforma Universitaria”, discurso extraído de la com-
pilación de Dardo Cúneo La Reforma Universitaria (1918 – 1930. Compilación. 2da edición, agosto,
Biblioteca Ayacucho, Caracas. 1988.
• Luis Alberto Romero. Breve Historia Contemporánea de la Argentina. México: Fondo de Cultura
Económica, 2002.

• FUC (Federación Universitaria de Córdoba), “Manifiesto Liminar”, Córdoba, 1918, extraído de la


pagina de la Universidad de Córdoba, www.unc.edu.ar.
• Tulio Halperin Dongui. Historia Contemporánea de América Latina. Madrid: Alianza Editorial,
1970.

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DOCUMENTO Nº 1:

El problema del cobre.-


Creación de la comisión nacional del cobre.

Prólogo

Con el fin de conmemorar a Salvador Allende, no sólo como una figura emblemática, sino que también
como parte del proyecto político de izquierda, es que queremos dar cuenta más allá de sus años en la pre-
sidencia, de los diversos aspectos que cubrieron sus cargos públicos en la historia del país.
Salvador Allende, médico de profesión, fue parte de los orígenes del Partido Socialista de Chile, uno de
sus fundadores el año 1933. Que bajo los postulados del marxismo, declaraba el deseo revolucionario de
ponerle fin a la explotación capitalista no sólo en Chile, sino que también a nivel internacional.
Así, es como el año 1938, el Partido Socialista se hace parte del Frente Popular –conglomerado de-
mocrático antifascista de partidos de izquierda y liberales burgueses-, coalición que ese año logra que su
candidato presidencial Pedro Aguirre Cerda (Partido Radical), ocupe el alto cargo ejecutivo. Es en el go-
bierno de Aguirre Cerda, donde Allende se desempeñará en el cargo de Ministro de Salubridad, Previsión
y Asistencia Social.
Posteriormente, Salvador Allende ocupará el cargo de Senador de la República, durante los años 1945 a
1970, siendo Presidente de la Cámara de Senadores entre 1966 y 1969. Durante todo este tiempo, Allende,
consecuente con su postura política, tratará de llevar al Parlamento los distintos problemas económicos y
sociales que afectan a Chile. Paralelamente, Salvador Allende, será candidato a la presidencia de la Repú-
blica en cuatro ocasiones (1952, 1958, 1964 y 1970), convirtiéndose en el primer presidente marxista de
Chile, gracias al apoyo de la Unidad Popular –coalición del Partido Comunista, Partido Socialista y otros
grupos menores de izquierda-. Por fin, comenzaba a concretarse el proyecto político de los sectores traba-
jadores y explotados, que más tarde se verá truncado por el Golpe Militar el año 1973.

En la realidad chilena, uno de los principales problemas a resolver, era el de la explotación foránea del
cobre nacional, Chile caracterizado como país monoexportador ya desde el siglo XIX, se encontraba bajo
el imperialismo capitalista de Estados Unidos, quien estaba explotando dicho mineral. En este sentido,
Chile y los chilenos, no logran percibir los beneficios económicos y sociales, más aun, los trabajadores del
cobre ni siquiera gozaban de condiciones laborales mínimas para realizar su labor. En este aspecto, es que
Salvador Allende, en su cargo de Senador el año 1951, interviene en el Parlamento en favor de una regula-
ción para la explotación del cobre, exigiendo con pruebas concretas, la creación de la Comisión Nacional
del Cobre. Por la importancia que este hecho tiene, y por el antecedente que significa para la posterior
nacionalización del cobre es que a continuación, presentamos la Intervención Parlamentaria en el Senado
de Chile. Sesión 19ª (Legislatura Extraordinaria), del día martes 16 de enero de 1951.
Convencidos de que la realidad aún se encuentra en disputa y que puede transformarse, recordamos la
herencia política del Compañero Presidente.

Por Bárbara Azcárraga1*

1* Alumna tesista de la carrera Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso.

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El problema del cobre.- Creación de la Comisión Nacional del Cobre

En diversas oportunidades, en este recinto, varios señores Senadores han expuesto lo que representa
y significa la minería para el desarrollo económico de nuestro país. En dos o tres oportunidades hemos
contribuido también a plantear el criterio de nuestro partido sobre este aspecto tan interesante de la vida
nacional. Especialmente a raíz del proyecto que es la ley actual y que dio nueva estructura al Consejo
Nacional de Comercio Exterior, hubo un importante debate sobre la gran minería del cobre, en que inter-
vinieron, entre otros señores Senadores, mis Honorables colegas Durán, Lafertte, Maza, Ocampo, Tomic,
Opaso y también el que habla. Además, en esa oportunidad oimos la opinión que sustentaba el señor Mi-
nistro de Economía y Comercio. Por desgracia, las indicaciones que presentamos con el Senador señor
Durán, primero, y, después, con los señores Maira y Opaso, fueron eliminados de ese proyecto. Pero el
Senado contrajo el compromiso moral, deducido de las palabras textuales del Honorable señor Maza, de
preocuparse de esta materia.
Por el compromiso contraído y por la importancia y trascendencia del tema, deseo preocupar la aten-
ción de los señores Senadores, para dar a conocer algunos antecedentes y proponer algunas medidas que,
a mi juicio, deben servir de base a la discusión que, al respecto, se iniciará en el Senado, y han de permitir
que el Gobierno fije, a su vez, criterio sobre esta materia.
Me mueve hacerlo, especialmente el hecho de que, a mi juicio, frente a la experiencia obtenida en la pa-
sada guerra y ante las perspectivas que nos ofrece el mundo, nuevamente nuestro país puede estar abocado
a hechos similares, que significaron para nosotros una irritante injusticia y una apreciable disminución de
legítimas entradas. Estos hechos tuvieron, además, honda repercusión en todo nuestro proceso económico
financiero.
Chile produce cerca de cuatrocientas mil toneladas de cobre fino al año, producción que lo coloca en el
segundo lugar del mundo, después de los Estados Unidos.
Nuestras reservas, debidamente cubicadas, alcanzan a treinta millones de toneladas de cobre, cifra que
representa el mayor rango entre los productores de cobre y asegura una explotación de este mineral, a su
ritmo actual, para más de cincuenta años.
El valor de nuestra producción es de más o menos ciento ochenta millones de dólares al año, o sea,
cerca de cinco mil millones de pesos, cantidad que representa un alto porcentaje de nuestra renta nacional
y un 65% de nuestras divisas. Esta disponibilidad de cambio, como se comprende, tiene una importancia
muy grande para el desarrollo fabril de nuestro país, para el aprovisionamiento de materias primas y para
la importación de toda clase de productos para nuestra población.
A pesar de este hecho y de estas cifras que hablan por sí solas y con extraordinaria claridad, Chile y
nuestro Gobierno están al margen del desarrollo de la gran minería, que se encuentra en poder de tres gran-
des empresas americanas, subsidiarias de entidades que forman parte del “trust” mundial que fiscaliza más
del 60% de la producción mundial de cobre.
Este es para nosotros el gran problema de la hora actual. ¡Qué penoso es reconocer la absoluta ignoran-
cia que sobre este problema existe en los organismos del Estado!
No hay ninguna oficina, no hay ningún organismo, no hay ninguna entidad nuestra que tenga los antece-
dentes sobre la producción, la venta, el costo de elaboración, etc., de la industria del cobre. Hemos tratado,
inútilmente, de obtener en las esferas del Gobierno o en los organismos de la Administración Pública los
antecedentes requeridos para poder formarnos un criterio exacto sobre esta delicada e importantísima ma-
teria. Y debemos reconocer con profundo pesar que carecemos absolutamente de un conocimiento exacto
de la marcha y desenvolvimiento de estas industrias. Por cierto que no voy a culpara al actual Gobierno; es

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Voces julio de 2008

un delito de lesa patria, del cual somos culpables absolutamente todos los que actuamos en la vida pública,
y que no puede continuar, por el interés de Chile y por el futuro de nuestra gran industria extractiva.
Hasta ahora, ningún Gobierno ha trazado una política definida sobre el cobre; tan sólo ha habido una
preocupación en relación con la tributación de estas empresas. Justo es reconocer que esta tributación ha
tenido un ritmo ascendente, lo que ha dado a Chile una mayor participación en las utilidades y una mayor
entrada, tan sólo a partir del año1939. Oportunamente daré las cifras que justifican lo que enfáticamente es-
toy afirmando y que constituye, indiscutiblemente, uno de los hechos más importantes de la política de los
Gobiernos de Izquierda, que ha de completarse en breve plazo, también, con la Fundición de Paipote, otra
de las medidas elementales que ha de permitir un desahogo a la pequeña y mediana minería nacional.

Chile y la política del Gobierno norteamericano.- Lo que nuestro Gobierno debe hacer.- La Ley
de la Oferta y la Demanda al revés.- Estancamiento del precio del cobre y alza del precio de otros
productos.- Su repercusión en el País.

Tengo a mano un cuadro demostrativo de los precios alcanzados por el cobre desde el año 1937 hasta
el año 1949, como también de las toneladas producidas en este periodo y de la exportación consiguiente.
Es como sigue:

PRECIOS, PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN DE COBRE


(Índice base 1937 – 100) – Fuente: Dirección General de Estadística.
PRECIOS PRODUCCIÓN (1) EXPORTACIÓN (2)
AÑO Ctvs. Amer. x
Lib. de cobre
electrol. Base Indice Toneladas Indice Toneladas Indice
New. York
1937 .. .. .. .. 13.17 100 396.444 100 383.249 100
1938 .. .. .. .. 10.00 75.9 337.509 85.1 349.321 91.1
1939 .. .. .. .. 10.96 83.2 326.399 82.3 312.245 81.5
1940 .. .. .. .. 11.30 85.8 347.391 87.6 357.004 93.2
1941 .. .. .. .. 11.80 89.6 455.959 115.0 439.886 114.8
1942 .. .. .. .. 11.77 89.4 476.941 120.3 494.403 129.0
1943 .. .. .. .. 11.77 89.4 488.518 123.2 449.323 117.2
1944 .. .. .. .. 11.77 89.4 489.906 123.6 482.093 125.8
1945 .. .. .. .. 11.77 89.4 462.080 116.6 431.182 112.5
1946 .. .. .. .. 13.82 104.9 358.602 90.5 373.014 97.3
1947 .. .. .. .. 20.96 159.1 408.400 103.0 387.275 101.1
1948 .. .. .. .. 22.04 167.4 424.883 107.2 414.603 108.2
1949 .. .. .. .. 19.42 149.2 350.737 88.5 353.800 92.3

(1) Cobre en barras.


(2) Cobre electrolítico y standard en barras y palanquillas.

De este cuadro se deduce un hecho de extraordinaria gravedad, que quiero, de inmediato, hacer resaltar.
Durante los años que van desde 1940 a 1945, la libra de cobre tuvo un precio estable de once centavos
y medio, y la producción alcanzó, al igual que la exportación, los más altos niveles. Es decir, durante la
segunda guerra recién pasada el cobre obtuvo una extraordinaria y constante demanda, y, no obstante ello,
el precio de la libra de cobre fue tan sólo de 11.50 centavos en circunstancias de que, en la primera guerra
mundial este precio alcanzó a 24.50 centavos por libra, precio equivalente a 40 centavos de hoy, después
de la desvalorización del dólar, en 1932.

11
Voces julio de 2008

Para aquellos que sostienen que la ley de la oferta y la demanda rige siempre el precio de los productos,
en relación con las necesidades de consumo del mercado, este hecho es demostrativo de que algo ha de ser
aclarado aquí.
El precio de la libra de cobre en la segunda guerra fue fijado por el Gobierno de Estados Unidos, el
cual, mediante la Metal Reserve, estableció un poder monopolista de compra que adquirió para el Estado
americano toda la producción del cobre de la gran minería chilena.
Señor presidente, tengo a la mano un informe de extraordinaria importancia, denominado “La industria
de cobre”, evacuado por una Comisión de técnicos y pedido por el Senado norteamericano, y que, por cier-
to constituye el más serio, responsable y documentado estudio que se haya hecho. En relación con lo que
estoy diciendo, en la página 119 de dicho informe se comprueba que, efectivamente, el Gobierno de Esta-
dos Unidos trazó una política bastante curiosa, que quiero dar a conocer. Dice el informe en esa parte:

“El precio del cobre durante la segunda Guerra Mundial

El precio del cobre fue controlado por el Gobierno de Estados Unidos en la Primera y Segunda guerra
mundial. Hay sin embargo una notable diferencia en los métodos y resultados. En la 1.a Guerra Mundial,
La “War Industries Board” fijó el precio a 23 ½ centavos por libra después de largas negociaciones con la
Asociación de Productores de Cobre, los que fijaron un precio de 25 centavos, como necesario para asegu-
rar la producción debido al alto costo de extracción. El tope fue finalmente fijado en septiembre de 1918,
en 26 centavos, para satisfacer las protestas de las minas más pequeñas que perdían dinero.
En la segunda guerra mundial el precio se fijó en 12 centavos por libra. Connecticut Valley llegó a la
conclusión en agosto del 41 de cubrir a todos los productores. En 1.o de febrero de 1942, el plan de premios
a los precios con miras de estimular la producción en operaciones de alto costo, se puso en efecto. Las
cuotas fueron establecidas por un Comité de cuota que representaban la OPA y la “War Production Board”
para todas las minas basadas sobre la producción total de 1941, y un premio standard de 5 centavos por
libra (el premio “A”) sobre el precio tope de 12 centavos por libra o 17 centavos, precio total, fue permitido
para producción sobre la cuota asignada a cada mina. Premios “Special”, basados sobre informes de costos
de producción fueron otorgados para algunas operaciones de alto costo”.

“Resultado de la aplicación del plan de premios a los precios

Aunque fueron pagados precios tan altos como 27 centavos por libra para algún cobre producido en los
Estados Unidos, el precio promedio pagado para todo el cobre doméstico en 1943, el año de producción
más alta fue de 13.14 centavos por libra comparado con 26 centavos por libra pagado al final de 1918, y 23
½ centavos pagados a través de la participación de los Estados Unidos en la primera Guerra Mundial.
Datos detallados de la aplicación del plan de premios en precios a las operaciones de los principales
productores se encuentran en la tabla 25.
Los ahorros directos de los Estados Unidos a través de la compra del cobre doméstico bajo el plan de
premios a los precios totalizó sobre US$ 245 millones, durante 1942, 1943 y 1944 sobre una producción
total de 3.050.889 toneladas de cobre. Habiendo sido comprado este cobre como lo fue durante la Primera
Guerra Mundial, a precios lo suficientemente altos como para satisfacer el alto costo de los productores, es
decir, a 26 centavos por libra, el costo del cobre pudo haber sido alrededor de US$ 1.586.000.000 en vez
de US$ 792.000.000, pagados a los productores desde 1942 a 1944. Los ahorros han continuado bajo este

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plan a través de 1945 hasta el 30 de junio de 1946”.


Es decir, la política del Gobierno de los Estados Unidos fue la de establecer el precio del cobre para la
producción extraída únicamente de las minas chilenas, en 11,50 centavos por libra.
Sólo para el cobre chileno rigió ese precio; para el norteamericano hubo divisas y altas bonificaciones.

40 mil millones de pérdidas

Si comparamos tan sólo con la primera guerra mundial, tenemos, lógicamente, que concluir, en relación
con los precios pagados en ambas oportunidades que Chile dejó de percibir una suma cercana a los seis-
cientos millones de dólares, vale decir, a cerca de cuarenta mil millones de pesos.
Piense el Senado cuántas habitaciones se habrían podido construir; cuántos caminos y qué cantidad de
obras públicas se habrían ejecutado con ese dinero.
Este hecho discriminatorio y de protección a las minas norteamericanas, a nuestro juicio, ha represen-
tado una política contraria al interés de Chile, de extraordinaria gravedad. Es decir, en la guerra pasada,
tuvimos un aumento apreciable del volumen físico de nuestras exportaciones de cobre, su precio fijo y bajo
para ellas, y, en cambio sufrimos las contingencias del conflicto bélico, que impidió un normal abasteci-
miento de materias primas para nuestras industrias. Tuvimos, además, que pagar por ello precios excep-
cionalmente elevados.

Disminución de nuestro poder de importación

Estamos en vísperas de sufrir hechos semejantes que es indispensable prever. Para poder formarnos un
criterio exacto sobre esta materia, me parece conveniente que meditemos sobre el siguiente cuadro prepa-
rado por la CEPAL y reproducido en la Revista “Panorama Económico”:

“(1925-29 – 100)

1905-9 1025-29 1945-48 1949

Población .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 79,6 100 136,4 140,9


Volumen Físico de Exportaciones .. .. 55,5 100 112,8 105,6
Volumen Físico de Importaciones .. .. 54,0 100 669,1 77,6
Precio de Exportación .. .. .. .. .. .. .. .. 83,0 100 71,8 89,5
Precio de Importación .. .. .. .. .. .. .. .. 111,2 100 129,2 146,6
Términos del intercambio .. .. .. .. .. .. 73,8 100 54,4 60,2
Capacidad para importar .. .. .. .. .. .. .. 41,6 100 62,8 65,1

Tal como lo establece el informe a que antes me referí, podemos afirmar que “la capacidad de impor-
tación por habitante ha sido, en el último quinquenio transcurrido, la mitad de lo que cada habitante tenía
en los comienzos del siglo”. La capacidad para importar del último quinquenio es inferior en un 27% a la
que tenía Chile en los años 25 y 29.
Señor Presidente, solicito el asentimiento de la sala para que sean insertados, en las partes correspon-
dientes de mi discurso, los cuadros y documentos que tengo a mano, que servirán para ilustrar el alcance

13
Voces julio de 2008

de mis observaciones.
El señor Correa (Presidente).- La sala ha oído la petición del Honorable señor Allende.
Si no hay inconveniente, así se acordaría.
Acordado.
El señor Allende.- Comentando el hecho que ahora estoy señalando, salta a la vista que podemos nue-
vamente estar colocados en una situación similar a aquella en que estuvimos durante la guerra pasada:
vendiendo cantidades crecientes de productos a mercados controlados y comprando parte substancial de
las importaciones en mercados que se aprovecharán del nuevo cuadro de la oferta y la demanda. Nos refe-
rimos especialmente a los países de la América Latina.
Hay que insistir, desde luego, en que no es ninguna solución que Estados Unidos, nuestro principal y
único comprador, se obligue a mantener estable los precios de sus importaciones, a cambio de que nosotros
aceptemos vender a precios fijos. Esto fue y sería perjudicial por dos razones: una, porque nosotros esta-
ríamos incrementando notoriamente el volumen de nuestras ventas, mientras la otra parte no lo haría en la
misma proporción y, además, porque sabemos que, terminado el periodo de emergencia, las mercaderías
de Estados Unidos, como ya ocurrió, tenderían a subir relativamente más que las nuestras, absorbiendo con
rapidez las reservas que hubiéramos podido hacer cuando vendíamos a precio estable.
De aquí que, a nuestro juicio, una política sobre el cobre sea decisiva para la marcha futura de la eco-
nomía nacional. Para ello es entonces indispensable que Chile trace definitivamente una política que deba
actuar en un doble plano: frente al Gobierno de los Estados Unidos, por una parte, y frente a las empresas
de la gran minería, por la otra.
A este respecto, desde luego, hay que hacer presente el siguiente hecho: todos sabemos, y así lo ha
publicado reiteradamente la prensa, en las cotizaciones comerciales, que las transferencias del cobre han
llegado a cotizaciones cercanas a los 40 centavos por libra. Tengo a mano la revista americana “Times”,
de noviembre último, que en la página 50 establece que todas las compañías elevaron sus precios oficiales
de doce hasta 24 centavos, “pero que las transacciones comerciales se hacen a 40 centavos por libra”. Este
hecho ha sido tan notorio que un agudo periodista nuestro, el señor Luis Hernández Parker, ha comentado,
n una transmisión radial, esta situación que ha creado extraordinaria inquietud en el País.
En cambio, desde agosto del presente año, el Gobierno americano ha fijado el precio por libra de cobre
a 24 centavos y medio. Debemos agregar, además, que la mayoría del Parlamento americano se negó a
prorrogar la exención del impuesto de internación del cobre extranjero, que es de dos centavos por libra.
Es decir, aunque con caracteres distintos, estamos frente a un hecho similar ya, a lo ocurrido en la segunda
guerra mundial: gran demanda de cobre, precio estable, fijado por el Gobierno americano, y protección a
su propia producción dentro del territorio. A nuestro juicio, nuestro Gobierno debe encarar esta situación
directamente y con extraordinaria energía frente al Gobierno de Estados Unidos.
Si Chile está obligado a aceptar el “control” de los precios de su exportación básica, es justo que los
precios de los productos americanos tengan, también, un nivel similar; y deben entrarse a considerar, tam-
bién, las necesidades nuestras en lo que se refiere a cantidad y composición de dichas exportaciones para
llenar debidamente las necesidades de nuestro País.
Debería también plantearse alguna fórmula que nos protegiera del alza de las exportaciones de los
países latinoamericanos, ya que dichos precios deberían estar en relación con dichas exportaciones, que
no estarán seguramente sujetas a “control”. Por otra parte, habría que buscar una fórmula que, en el caso
de que nosotros tuviéramos saldos no usados de divisas en el mercado norteamericano, dichos saldos no
sufrieran una desvalorización, como aconteció ya en la pasada guerra, como consecuencia del alza brusca
que tuvieron los artículos exportables de dicho país, una vez terminados los “controles” del periodo de

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emergencia.
Los hechos que comentamos tienen extraordinaria gravedad, porque Estados Unidos mismo está en-
frentando a un fuerte proceso inflacionista, y a pesar de las medidas propiciadas por su Gobierno, las alzas
de precios en dicha nación son evidentes en muchos rubros.
Queremos insistir y precisar estos hechos con el siguiente cuadro demostrativo, que establece la re-
lación de alzas que han obtenido otras materias primas básicas, que han aumentado su valor en 30, 40 o
más veces, en circunstancias de que la nuestra, el cobre, tan sólo ha llegado al precio que tenía durante la
primera quincena y a pesar de que la demanda es cada día mayor.

VARIACIONES DE COSTOS

Productos 100 libras 1938 Agosto 1950 Enero 1951


Dólares Dólares Dólares

Cacao … … … … … 100 3,41 25,57 33,50


Café … … … … … 100 5,10 46,94 53,75
Azúcar … … … … ... 100 1,42 4,35 -.-
Trigo … … … … … . bushel 0,78 2,22 2,375
Algodón (en ramas) … 100 9,00 38,00 41,30
Celulosa … … … … .. 100 59,60 115,00 -.-
Caucho … … … … … 100 13,70 31,00 66,50

Metales

Hierro … … … … … tonelada larga 22,00 44,03 -.-


Plomo … … … … … 100 3,70 10,32 18,50
Estaño … … … … … 100 42,50 74,50 172,00
Plata … … … … … .. 100 43,20 78,80 80,00
Zinc … … … … … .. 100 3,46 13,80 17,50
Lana … … … … … .. 100 18,00 56,00 175,00

No deseo comentar en exceso los hechos consignados en este cuadro, ni establecer la proporción de
aumento que han experimentado los artículos que en él se señalan, la cual, en algunos casos, llega a un
300, un 700 y más por ciento. Recalco que muchos de estos productos tendremos que adquirirlos a esos
mayores precios. Sin embargo, a nosotros se nos ha estabilizado ya, virtualmente, el precio del cobre al
mismo de la primera guerra mundial. Es en el mundo, prácticamente, el único artículo o producto que se
halla en esta injusta situación.
Es decir, ya Chile está frente a una dura y cruda realidad. Sin intervención de nuestro Gobierno, por la
determinación del Gobierno norteamericano, el precio del cobre ya está fijado, y nosotros no tenemos ni
garantía de nuestro abastecimiento, ni seguridad de que no tendremos que seguir pagando mayores precios
por las importaciones esenciales que tengamos que hacer.
Nótese, por último, que algunas alzas han sido vertiginosas desde agosto pasado hasta hoy, como con-
secuencia de lo que acontece en Corea y en el estado prebélico en que vivimos.
No desconozco el esfuerzo que han hecho el Gobierno y el pueblo norteamericanos para defender los
principios democráticos. No ignoramos la contribución que han realizado y realizan para la reconstrucción
de Europa y los países devastados. No silenciamos el aporte de vidas y dineros que hizo y hace; pero no por
ello podemos silenciar nuestra inquietud y no mostrar las consecuencias que para Chile va a traer, y tiene

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ya, la política de fijación de precios del cobre que se ha adoptado.


Pasemos ahora a fijar las ideas esenciales que, a nuestro juicio, debe tener una política sobre el cobre,
en relación con las empresas americanas productoras de dicho mineral. Pensamos que se debe establecer
un estatuto legal para nuestra industria, que permita al Estado de Chile un conocimiento exacto y una
intervención decidida en el mercado mundial del cobre con vista a las siguientes posibilidades: 1) Mayor
valorización del cobre chileno. 2.o) Utilización de esas exportaciones, como un fuerte instrumento de
nuestra política comercial en particular, y económico en general. Para esto es esencial un régimen jurídico
que asegura una mayor participación nacional: 1.o) A través de la política tributaria del cobre y de las di-
ferencias de cambio. 2.o) Por medio de un régimen especial de inversiones que asegure que gran parte de
las utilidades de la industria se inviertan en Chile. 3.o) Que garantice un proceso de industrialización que
termine con nuestra absurda posición de país productor exclusivo de materia prima; y 4.o) Que asegure el
mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros y de los empleados que trabajan en dichas faenas.
Para reforzar las ideas anteriores es conveniente que hagamos una breve excursión por el problema del
cobre, en su producción, elaboración y consumo mundial, como asimismo, que precisemos las relaciones
de dichas empresas con el cartel internacional y juzguemos las reservas existentes.

El Gobierno y las empresas norteamericanas.- Reservas mundiales de cobre.

Según un informe de la Comisión Federal del Comercio denominado “The Cooper Industrie” y editado
en la Imprenta del Gobierno de Washington en 1947, habría disponibilidades mundiales del orden de los
ciento once millones de toneladas cortas (una tonelada corta equivale a dos mil libras; una tonelada métrica
a dos mil doscientos cuarenta libras).
Los Estados Unidos, el Reino Unido y Bélgica “controlan” noventa millones de toneladas.
Los Estados Unidos, o sea, las minas en ese país, en Chile, Méjico, Bolivia y Perú, “controlan” sobre
cincuenta millones de toneladas, es decir, por lo menos el cincuenta por ciento de la riqueza cuprífera
mundial.
Las disponibilidades de los Estados Unidos se distribuyen así:

a) Anaconda Copper (Estados Unidos, Méjico y Chile), 25.590.000.000 toneladas.


b) Kennecott Copper (EE.UU. y Chile), 13.100.000.000 de toneladas.
c) Phelps Dodge (EE.UU.), 7.000.000.000 de toneladas.
d) Empresas varias, 9.478 millones de toneladas.
Total, 55.168.000.000 toneladas cortas.

Resumiendo, Estado Unidos tiene más de un 50% de las disponibilidades mundiales.


Anaconda y Kennecott “controlan” el 34,83% del 50%.
Chile es el principal depósito de ambos consorcios.
Tomando la cifra de ciento once millones de toneladas cortas y deduciendo un promedio de consumo
anual, en tiempos de paz, de dos mil millones de toneladas, el cobre se liquidaría totalmente en cincuenta
y cinco años.
Al estudiarse las reservas por países, los promedios de vida de esas minas son los siguientes:

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1) Estados Unidos … … … … … 27 años


2) Canadá … … … … … … … .. 30 años
3) Chile … … … … … … … … . 51 años
4) África (Rodesia) … … … … .. 86 años

La extensa vida de las minas de Rodesia guarda relación con su producción, que es inferior en un 33
por ciento a lo que la Anaconda y Kennecott extraen de nuestro país. Si se consideran en igualdad de pro-
ducción, las reservas de Chile y de Rodesia, veremos que la producción africana baja su límite de vida de
86 años a 47 años.
O sea, Chile, es la principal reserva de cobre del mundo, y Chuquicamata, el más importante mineral
existente en el orbe, primeramente, por la cantidad de sus reservas; en segundo lugar, por las condiciones
de trabajo, y en tercero, por las posibilidades de explotación y de transporte.
Este hecho que anotamos, relativo a las reservas cupríferas, a nuestro juicio, no ha sido valorizado en lo
que puede significar para nuestro país. Una ligera consideración nos moverá a ver su importancia. La pro-
ducción de cobre chileno está sujeta a voluntad por el cartel del cobre que rige, hoy como ayer, el mercado
mundial. En última instancia, como lo establece el informe intitulado “The Copper Industries”, en la pági-
na 167, acápite tercero, “son seis hombres los que directa o indirectamente están en posesión de determinar
la producción y los precios del 60 por ciento de la exportación del cobre primario en el mundo”.
Es decir, seis hombres vinculados por el “trust” del cobre manejan los precios y la producción del
mercado internacional y, con ello, consecuencialmente, estrangulan o dan mejores condiciones de vida a
países que, como el nuestro, tienen en el cobre su mayor fuente tributaria y su mayor base de obtención de
divisas.
¡Y pensar, señores Senadores, que no hay ninguna oficina o entidad pública chilena que tenga antece-
dentes serios sobre lo que ocurre con el cobre!

Los “trusts” y los carteles

Largos, muy largos, serían los minutos que podríamos emplear para comentar lo acaecido con los
“trusts” y con los carteles cupríferos. Recordemos lo acontecido tan sólo con la Amalgamated Copper
Company, que pretendió “controlar”, a través de maniobras financieras gigantescas, el imperio del cobre.
El fracaso de esta intentona significó la ruina de miles de ciudadanos norteamericanos y trajo como conse-
cuencia que en Norteamérica se dictaran posteriormente leyes “antitrust” y anticartel, que, por desgracia,
fueron posteriormente modificadas.
Sin embargo es conveniente notar que siempre han existido los monopolios cupríferos; han sido los
siguientes:
1.o- Copper Export Association, 918 y 924.
2.o- Copper Exported Ind., 916 y 933.
3.o- International Copper Cartel, 935 y 939.
La revisión y el estudio de los precios fijados a las minas durante esos años, daría un gran material y
revelaría curiosas cosas.
Recordemos, de paso, que en el año 1940, el Gobierno norteamericano fijó el precio del cobre a través
de las compras realizadas por la Metal Reserve. Con posterioridad a la guerra, se ha vuelto a la política que
hasta agosto del año pasado había fijado el sistema de la International Copper Cartel.

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Del interesante informe que comentamos, hemos extraído de un cuadro gráfico que demuestra la inte-
rrelación, la interdependencia y las vastas zonas de influencia del cartel de cobre, su origen y sus proyec-
ciones, sus núcleos financieros y sus establecimientos de industrialización.
Toda esta compleja y tremenda rama económico financiera industrial constituye un ejemplo típico del
imperialismo, cuyas consecuencias muchos niegan, pero que, dolorosamente, pagan países como el nues-
tro, con una economía incipiente y con un escaso desarrollo industrial.
El cuadro que he mencionado, que es extraordinariamente útil, fue hecho por una comisión de técnicos,
a raíz de un estudio muy serio y documentado, y lo publicó el Senado de Estados Unidos; demuestra cómo
estas empresas aparentemente adversarias, mantienen profundas relaciones y conexiones entre ellas. De-
muestra, además, cómo se neutralizan, cómo se han establecido empresas subsidiarias y cómo las grandes
empresas norteamericanas tienen filiales y contactos con el cobre producido en Canadá y con el cobre pro-
ducido en Rodesia; cómo disponen de instituciones bancarias y cómo, a su vez, instituciones bancarias tie-
nen sus representantes en los consejos de aquéllas; cómo dependen de estos grandes “trusts” las empresas
manufactureras y elaboradoras de cobre; y este informe, que –recalco- es de extraordinaria importancia,
porque fue hecho por técnico designados especialmente para tal objeto por el Senado de Estado Unidos,
llega a la conclusión de que la producción de cobre es manejada por seis personas que dan prácticamente
el derecho de vida a pueblos y a millones y millones de hombres.
Referente a los directores de las principales compañías, el informe comentado dice: “6 nombres tienen
posiciones predominantes en las relaciones de compañías.
Cornelius F. Kelley, Presidente del Consejo de la Anaconda Copper Mining Co.; E. T. Standard, presi-
dente de la Kennecott Copper Corp. (Q.E.P.D); Fred Searls, Jr.; A. Chester Beatty, Rober C. Stanley, Louis
S. Cates.
Estos seis hombres, directa o indirectamente, están en posición de dictar la política de producción y
precio de alrededor del 60% de la producción mundial total del cobre primario. Junto con sus intereses
comunes tienen muchos puntos de contacto mutuo, lo cual hace innecesaria cualquiera reunión formal
conjunta para discutir y llegar a una base de política común.
Es interesante anotar que las relaciones directas de funcionarios y directores prevalece más entre las
compañías extranjeras de cobre que en las compañías americanas. En el pasado, las conexiones ocurrían
más frecuentemente entre funcionarios importantes y directores de las compañías productora de cobre y
Bancos, por un lado, o con importantes industriales que utilizaban el cobre, por otro”.
Este es el hecho claro, notorio y evidente de lo que nosotros llamamos política imperialista, que desco-
nocen con tanta terquedad algunos seores Senadores.
He hecho una petición general, en la que supongo, tendrá cabida este cuadro.

Los usos del cobre

Paso, en seguida, a considerar algunos otros aspectos del problema.


El cobre tiene usos generalizados que van desde su empleo en alta escala para pertrechos bélicos, hasta
los más diversos artículos de uso diario.
Sus principales empleos son:
a) Industrias eléctricas, un 53.8%;
b) construcción, 12.3%;

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c) automóviles, 10.6%;
d) astilleros, 1%;
e) varios, 15.7%.

Como dato ilustrativo, tenemos el siguiente.


Se usan dos millas y media de alambre de cobre en un bombardero, fuera de otras piezas del mismo, que
a veces constituye un décimo más del peso del avión.
En un buque de guerra, hay dos millones de libras de cobre, y ochocientas libras en un tanque.
En cuatro minutos, un cañón consume unas treinta libras en balas, lo que bastaría para una milla y me-
dia de alambre telefónico.
En el año 1945, se estimó que Estados Unidos consumió 525.000 toneladas de cobre en la fabricación
de latón para balas.
Me parece innecesario hacer el más leve comentario sobre estas cifras.
Antes de que el cobre llegue al mercado consumidor, sufre las siguientes transformaciones: fundición,
refinación y elaboración o manufactura.
FUNDICIÓN.- La capacidad de fundición de los Estados Unidos sube de 10.000.000 de toneladas cor-
tas. Trata los concentrados norteamericanos, chilenos, mejicanos, peruanos y parte de los canadienses. La
capacidad fundente de 10.000.000 de toneladas está en manos de:
a) American Smelting & Refining Co. (principal accionista es la ANACONDA, que es dueña de mi-
nas en Norteamérica y, por cierto, en Chile): 30% de toda la capacidad americana. Es la mayor fundición
del mundo.
b) Anaconda Copper Mining Co. y su subsidiaria, la International Smelting Refining, ya citada.
c) Kennecott Copper y subsidiarias.
d) Phelps Dodge Corp. y subsidiarias.
REFINACIÓN.- Las cuatro empresas anteriores, más la American Metal, una subsidiaria, “controlan”
el refino.
ELABORACIÓN O MANUFACTURA.- El “control” pertenece a varias empresas, que indicaré a con-
tinuación.

Las empresas subsidiarias en la órbita del “trust”

Las empresas a que me refiero son:


a) General Cable Corps, subsidiaria de la American Smelting & Refining Co., a su vez subsidiaria de
la Anaconda Copper Mining Co.
b) Chase Brass and Copper, subsidiaria de la Kennecott Copper.
c) Kennecott Wire and Cable, ex American Electrical Works, subsidiaria de la Kennecott Copper.
d) American Brass Co., subsidiaria de la Anaconda Copper Mining.
e) Anaconda Wire and Cable Co., subsidiaria de la Anaconda.
f) Phelps Dodge Corp.
Si recordamos que el gráfico que hemos extraído del informe tantas veces comentado demuestra con
claridad meridiana la vasta red de intereses que mantiene la extracción del cobre, y a ello agregamos los
que se mueven, y que son los mismos, en sus procesos de fundición, refinación y elaboración, tendremos
lógicamente que concluir haciéndonos algunas preguntas.
¿En qué etapa se obtienen las verdaderas utilidades? ¿En dónde está ubicado el mayor negocio? ¿Es en

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Voces julio de 2008

la extracción, o en los procesos de su industrialización? Seguramente es en su etapa final y, por ello, pode-
mos observar que las grandes compañías cupríferas norteamericanas, que tienen sus intereses en Chile, no
han opuesto una gran resistencia a la fijación de precios hecha por el Gobierno norteamericano, y la razón
es que ellos obtienen mayores y magníficas utilidades en el proceso de industrialización.
De aquí, también, las dificultades inherentes que nos impiden levantar la primera etapa industrial del
cobre en nuestro país: la creación de la planta fundidora de Paipote.
Hace tan sólo pocos días, en este mismo recinto, hizo presente nuestro Honorable colega el Senador
Isaura Torres, los tropiezos que la American Smelting ya estaba oponiendo a nuestro futuro plantel fundi-
dor.

La pequeña y mediana minería

Recordemos también, como hecho penoso, que nuestra mediana y pequeña minería debe vender su co-
bre en bruto a empresas extranjeras y que nuestro país no elabora dicho metal. De allí la tragedia de nuestra
mediana y pequeña minería; de ahí sus ímprobos esfuerzos por salvarse, frente a sus altos costosa; de allí
la política de industrialización, que es indispensable impulsar.
Para aquellos que quieren profundizar ampliamente, están los trabajos realizados por nuestro Instituto
de Ingenieros, por los Congresos Mineros, por la Sociedad Minera, por las jornadas sobre minería y cobre
realizadas por nuestra Universidad y por dos interesantes memorias: “La Industria del Cobre en Chile”, de
don Fernando Morales, y “La Economía de Chile y la Industria del Cobre”, de don Ignacio Aliaga Ibar.
En todos estos estudios, en todos estos trabajos, en todos estos esfuerzos hechos al servicio de Chile,
hay un índice acusatorio para los Poderes Públicos, que no han sabido trazarse una política en torno a nues-
tra minería y, especialmente, en torno a la gran minería, que está íntegramente “controlada” por capitales
extranjeros. De ahí, también, el desamparo, la intranquilidad y la incertidumbre que permanentemente su-
fre nuestra pequeña y mediana minería. De ahí también las encendidas palabras con que, periódicamente,
el Senador Videla Lira sacude la indiferencia de este recinto, reclamando una política definida y clara que
vaya en apoyo permanente de este gran esfuerzo de nuestros connacionales.
Bastará tan sólo leer en el trabajo de la CEPAL, sobre América latina, página128, para darse cuenta de
que, a pesar de todo, la mediana y pequeña minería entregan a la riqueza nacional un porcentaje alto de
divisas. Efectivamente, en la parte pertinente de este interesante estudio, se establece lo siguiente:
“Es evidente que Chile quiere evitar la desaparición de la mediana y pequeña minería mediante el cam-
bio diferencial y otras medidas de protección. La comparación de costos que se acaba de presentar podría
hacer pensar que esto es antieconómico para el País. Sien embargo, el costo no es el único elemento del
problema, pues hay otro, de importancia tan considerable para la economía del País que podría resultar
decisivo. Este elemento es la cantidad de dólares por unidad de cobre exportado que entregan la minería
nacional y la extranjera. En 1948, esta última entregó 12,33 centavos por libra de cobre exportado, mien-
tras que lo entregado por la minería nacional fue de 14,57 centavos, o sea, 19 por ciento más.
En consecuencia, la minería nacional, a pesar de tener mayores costos, contribuyó más que la extranjera
al acervo de dólares que Chile tanto necesita para su desarrollo económico”.
No me extiendo sobre esta materia, porque es un campo que está entregado a la especialización de
nuestro colega el Honorable señor Videla Lira.
De todas maneras, creo útil intercalar un cuadro de los aportes de la mediana pequeña minería a la ba-
lanza de pagos en los últimos años, que solicito sea también incluido en mi discurso, señor Presidente.

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Voces julio de 2008

El señor Correa (Presidente).- Si no hay oposición, se accederá a lo solicitado por Su Señoría.


Acordado.

APORTE DE LA PEQUEÑA Y MEDIANA MINERÍA A LA BALANZA DE PAGOS


(CIFRAS EN DÓLARES)

US. Comercial US. Comercial Exportaciones Exportaciones Exportaciones


Años Co. Co. Caja de Crédito de otras de oro Total
Anticipos Gastos en Chile Minero empresas amonedado

1942 … 10.184.316 -.- 393.244 3.725.281 -.- 14.302.841


1943 … 12.016.304 434.914 1.941.761 3.359.015 -.- 17.751.994
1944 … 10.897.043 455.247 2.691.169 2.021.550 -.- 16.065.000
1945 … 6.037.368 410.192 6.395.975 377.447 -.- 13.220.982
1946 … 337.903 545.839 6.720.980 5.459.322 -.- 13.064.044
1947 … -.- -.- 3.569.217 7.220.787 -.- 10.790.004
1948 … -.- -.- 3.101.814 8.298.149 10.756 11.410.719
1949 … -.- -.- 1.616.551 8.405.983 11.358.222 21.380.756

Nuestra gran minería

Como es sabido, tres son las grandes norteamericanas dueñas de nuestros grandes yacimientos cuprífe-
ros, la Braden, La Chilex y la Andes.
No tenemos ni tiempo ni deseo de hurgar en el pasado para establecer en cuánto y de qué manera se ad-
quirieron esos yacimientos. Daría este tema para hablar horas de horas. No queremos detenernos a destruir
con hechos irrefutables el mito de las grandes inversiones que han debido hacer para poder llegar dichas
empresas productoras al alto nivel técnico en que están. Recomiendo al que lo desee, que lea los capítulos
pertinentes del libro del señor Ignacio Aliaga, en donde se habla de ganancias fabulosas, de utilidades es-
telares, y de su más increíbles, obtenidas por los que primitivamente financiaron estas iniciativas a través
de transacciones, emisiones de bonos, “debentures”, etc.
Igualmente, en los estudios de los señores Morales y Aliaga, se establecen los porcentajes de utilidades
obtenidas por estas grandes entidades cupríferas, que han alcanzado casi permanentemente un 30, un 40 y
un 50% sobre su activo.
En todo caso, es útil considerar un cuadro del interesante y documentado estudio hecho por la CEPAL
que refleja el aporte que, desde hace años, vienen dando a la economía nacional las empresas cupríferas
y que demuestra, según decíamos anteriormente, que tan sólo a partir del año 1940, Chile ha obtenido un
porcentaje apreciable de las utilidades de dichas empresas, y, cómo en los años anteriores, esas compañías,
frente a la baja tributación que pesaba sobre ellas, deben de haber obtenido ganancias “fabulosísimas”,
“estelares”, “fantásticas”.
El señor Frei.- ¿Me permite, señor Presidente?
He formulado indicación para que se publiquen “in extenso” las observaciones que en este instante está
haciendo el Honorable señor Allende.
El señor Correa (Presidente).- Si a la Sala le parece, se procederá en la forma indicada por el Honorable
señor Frei.

21
Voces julio de 2008

Acordado.
El señor Allende.- El cuadro que estoy comentando establece que el año 1928 el porcentaje en aporte
de divisas respecto del valor nominal en Nueva York era de 22; en 1931 subió a un 30; en 1936 llegó a 57,
y en 1948 a 56.
Solicito que este cuadro sea incluido con los demás antecedentes a que me estoy refiriendo.
El señor Correa (Presidente).- Se procederá en la forma solicitada por el señor Senador.

Distribución del precio del cobre de la gran minería de chile, refinado y puesto en Nueva York, en centa-
vos por libra.

Valor del cobre remanente en Chile

Años % del aporte de divisas respecto del valor nominal en Nueva York
1928 …………………………………………………………………… 22
1929 …………………………………………………………………… 12
1930 …………………………………………………………………… 22
1931 …………………………………………………………………… 30
1932 …………………………………………………………………… 45
1933 …………………………………………………………………… 25
1934 …………………………………………………………………… 23
1935 …………………………………………………………………… 23
1936 …………………………………………………………………… 27
1937 …………………………………………………………………… 26
1938 …………………………………………………………………… 37
1939 …………………………………………………………………… 37
1940 …………………………………………………………………… 41
1941 …………………………………………………………………… 42
1942 …………………………………………………………………… 50
1943 …………………………………………………………………… 54
1944 …………………………………………………………………… 56
1945 …………………………………………………………………… 53
1946 …………………………………………………………………… 57
1947 …………………………………………………………………… 46
1948 …………………………………………………………………… 56

Refuerza lo que demuestra el cuadro y lo que he dicho, el siguiente párrafo del informe de la CEPAL:
“La productividad ha seguido aumentando desde aquellos tiempos; mientras en 1928 se producían 15,7
toneladas por hombre-año en la gran minería, veinte años después producíanse 27,3 toneladas, o sea un
aumento de 11,6 toneladas. Este incremento ha pasado íntegramente a Chile en virtud de su mayor parti-
cipación en el valor del cobre. En efecto, en 1928, el 22 por ciento del valor del cobre que recibía el país
representaba 3.462 toneladas, en tanto que el 56 por ciento recibido en 1948, equivalía a 15.293 toneladas,
lo cual representa un incremento de 11.831 toneladas, algo mayor que el de la productividad por hombre-
año.
Ya se ha explicado anteriormente que esto se ha conseguido mediante el sistema impositivo y el régi-
men de cambios diferenciales”.

22
Voces julio de 2008

El cobre y sus aportes a la balanza de pagos.

Frente a la necesidad imperiosa de no cansar a mis Honorables colegas, debo de inmediato pasar a ex-
poner lo que la gran minería representa en nuestra balanza de pagos.
Tengo a la mano un cuadro sobre los aportes del cobre a la Balanza de Pagos desde 1942 a 1949, que
también ruego sea incluido entre los antecedentes que estoy dando en esta materia.
El señor Correa (Presidente).- Se procederá en la forma que lo ha solicitado el señor Senador.
- El cuadro que se acordó incluir es del tenor siguiente:

23
Voces

(CIFRAS EN US$)
(A)VALORES DE RETORNO (B) VALORES NO RETORNADOS
Valor de
las ventas
Costo legal Importac. Tribut. y Prov. para Gastos
AÑOS de con derechos Total Utilida- Depreciac. Imp. en el Total Total
Producción camb. propios Aduanas (A) des reservas en Chile extranjero (B) (A)

1942 .. .. .. 34.951.963 19.739.026 17.411.422 72.102.411


1943 .. .. .. 43.799.970 17.056.496 25.380.606 86.237.072
1944 .. .. .. 44.730.000 15.588.695 22.813.365 83.132.060 17.378.511 7.896.549 -.- 279.220 25.554.28 108.686.340
1945 .. .. .. 43.130.000 13.172.716 22.832.835 79.135.551 11.380.745 14.900.51 -.- 2.513.329 28.794.589 107.930.140
1946 .. .. .. 42.425.000 12.006.428 19.115.324 73.546.752 21.644.895 5.650.299 325.890 10.110.681 37.079.985 110.626.737

24
1947 .. .. .. 49.875.000 20.371.109 49.869.069 120.115.178 35.985.828 5.611.888 -.- 10.668.667 52.266.383 172.381.561
1948 .. .. .. 62.400.000 26.897.757 44.266.844 133.564.601 48.274.112 5.755.993 7.885.438 9.606.808 71.522.351 205.086.952
1949 .. .. .. 54.255.000 22.852.678 27.255.592 104.363.270 26.107.630 4.696.745 1.933.847 11.994.859 44.733.081 149.096.351

EN PORCENTAJE

1944 .. .. .. 41,2 14,3 21,0 76,5 16,0 7,3 - 0,2 23,5 100
1945 .. .. .. 40,0 14,3 21,1 73,3 10,5 13,8 - 2,4 26,7 100
1946 .. .. .. 38,3 10,9 17,3 66,5 19,6 5,1 0,3 9,1 33,5 100
1947 .. .. .. 28,9 11,8 28,9 69,6 20,9 3,3 - 6,2 30,4 100
1948 .. .. .. 30,4 13,1 21,6 65,1 23,5 2,8 3,9 4,7 34,9 100
1949 .. .. .. 36,4 15,3 18,3 70,0 17,5 3,2 1,3 8,0 30,0 100
julio de 2008
Voces julio de 2008

En los valores de retorno, se considera el costo legal de producción y la tributación y los derechos adua-
neros. Además, está incluido lo que las compañías emplean en importaciones, con cambios propios, a pesar
de que esto pudiera ser considerado tan sólo una cuenta de orden aparte.
En los valores no retornados, están las utilidades, los fondos para reservas y depreciaciones, los de
provisión para impuestos y los gastos en el extranjero.
En seguida tenemos un porcentaje de cada uno de estos rubros.
En primer lugar, salta a la vista un hecho de gran importancia. A partir del año 1944, el porcentaje de lo
retornado por el costo legal de producción desciende ostensiblemente desde un 41,2 por ciento a un 36,4
por ciento; de igual manera, hay un descenso del total de los valores retornados que varía, desde un 76,5
por ciento, el año 1944, a un 70 por ciento el año 1949; en cambio, en los valores no retornados se eleva
desde un 23,5 por ciento el año 1944 a un 30 por ciento el año 1949.
En este mismo cuadro podemos observar lo siguiente:
Las importaciones realizadas con los cambios propios de las empresas han variado desde 12 millones
de dólares al año, la más baja, hasta la de 26 millones, la más alta.
Lo curioso es que ninguna institución chilena, ni el Comercio Exterior, ni el Ministerio de Economía,
ni ninguna repartición, ni ningún ciudadano de nuestro país, sabe en qué se invierten los dólares de esas
importaciones.
Sé que muchos de estos millones han estado destinados a adquirir maquinarias o a ampliar las instala-
ciones o a crear otras nuevas; pero también se ha importado una inmensa cantidad de artículos que no son
maquinarias. Nadie sabe en nuestro país el precio pagado por esos artículos o por estas maquinarias y tan
sólo simplemente, con una sencillez abismante, cada tres o cuatro meses se informa al Comercio Exterior
que se van a utilizar tantos millones de dólares para hacer importaciones, que no se detallan; se hacen en
globo. Yo me pregunto, ¿no sería lógico que una oficina fiscal o el Consejo de Comercio Exterior cono-
ciera el detalle de estas importaciones? ¿No sería útil saber los planes de desarrollo de estas industrias y el
porcentaje de millones que van a tener que utilizar anualmente en este rubro? Piénsese que veinte millones
de dólares anualmente representan el 10% de nuestro Presupuesto Anual de Divisas, que son libremente
empleados por dichas compañías. Es cierto que con ello se valoriza su Activo en un alto porcentaje, segu-
ramente; pero es cierto también que ello representa un extraño y curioso criterio de excepción para dichas
empresas, en relación con nuestros connacionales.
La columna de utilidades nos demuestra un porcentaje de ellas que es superior, término medio en cinco
años, al 19% y tan sólo un año, el 1945, llegó sólo al 10%. Pensemos que estas utilidades están en relación
con la política tributaria, que se ha alzado fuertemente a partir del año 1940, lo que permite reafirmar lo que
dijimos de las fabulosas utilidades que debieron haberse obtenido antes de este periodo.
De los valores no retornados hay dos columnas que estimamos indispensable comentar. Aquella que
está destinada a consignar los millones de dólares de depreciaciones y reservas: “Depreciaciones y reser-
vas de minas”. Para depreciaciones y reservas de minas, se han acumulado, término medio, cerca de siete
millones de dólares al año. Yo me pregunto, y Chile ¿qué ventaja obtiene de esta acumulación? ¿Acaso no
es nuestro país, el que sufre anualmente una progresiva descapitalización con la explotación intensiva de
estos minerales? Este ritmo de descapitalización ¿no está sujeto a la voluntad del “trust” y, en resumen,
a la de estos seis ciudadanos que, como ya hemos dicho, fijan el ritmo de producción y los precios en el
mercado internacional del cobre?
Pero hay más, señores Senadores; entre los valores no retornados, hay una columna que refleja los
gastos de esas empresas en el extranjero; y aquí sí que la cosa tiene caracteres trágicos. El año 1944, se
gastaron para este objetivo doscientos setenta y nueve mil doscientos veinte dólares; el año 1945, dos mi-

25
Voces julio de 2008

llones quinientos mil dólares; la suma asciende verticalmente el año siguiente a diez millones y medio, y
llega a cerca de doce el año 1949.
Es decir, más de un mil quinientos por ciento de la cifra inicial. Cabe preguntarse: este incremento tan
violento de los gastos, ¿no repercute directamente contra el interés de Chile? Estoy en situación de afirmar
que, de estos doce millones de dólares para gastos en el extranjero que se consignan en el año 1949, más
de cinco millones, han estado destinados al pago de sueldos en el exterior, por cierto.
Estas empresas gastan en sueldos casi el ciento por ciento más de lo que gasta el Ministerio de Relacio-
nes Exteriores de Chile con toda su frondosa burocracia.

Balances difíciles de interpretar y costos de producción imposibles de precisar.

No he podido hacer un estudio de los balances de estas empresas, entre otras cosas, por carecer de capa-
cidad para ello y, además, por no saber dónde poder consultarlos y porque también dichos balances están
realizados conforme con normas extrañas a nuestra legislación.
La forma de realizar sus balances permite a las compañías un juego de tipo internacional que es suma-
mente difícil de desentrañar. En todo caso, el informe sobre industrias del cobre entregado al Presidente del
Senado norteamericano y realizado por la Comisión Federal, permite apreciar hechos curiosos.
En la página 107, se afirma lo siguiente:
“Los costos en relación con las utilidades. –Es difícil reconciliar los cálculos de costos que se indican
en la tabla 21 para los años 1922-24, 1926 y 1943 con los informes publicados de ganancias de las Compa-
ñías responsables de la mayor parte de la producción del cobre cubierta por esos cálculos”.
Y, en seguida, se agrega:
Costos y precios del cobre. –Las conclusiones con respecto a los datos de utilidad referentes al costo
del cobre y su relación con el precio, son:
I.- Análisis detallados de cifras de libros sobre los costos de producción del cobre son, a lo más sólo una
deficiente guía para clasificar la producción total dentro de ciertos costos principales.
II.- La mejor medida de estos probablemente es la ofrecida por la experiencia de las compañías produc-
toras sobre un periodo de años en el pago de intereses y la distribución de utilidades. Esto, por supuesto,
rechaza adiciones al sobrante u otras reservas fuera de utilidades; de este modo, al extender esto, ha habido
tal desviación de utilidades, que los costos derivados que se indican son más altos que los costos verdade-
ros.
III.- Los costos a menudo no son el factor dominante en la fijación del precio del cobre. Esto se ilustra
bien con el ejemplo de los cobres de Lake en el Siglo XIX cuando los costos reputados eran alrededor de
10 centavos por libra, y el pool mantuvo precios por varios años alrededor de un nivel de 20 centavos; por
los precios de alrededor de 18 centavos por libra en 1929 y 1937, cuando los costos no eran más altos para
la mayor cantidad de productores, que a 12 centavos por libra y probablemente mucho más abajo; y por la
baja a menos de 5 centavos por libra en 1932, cuando los costos obviamente eran mucho más altos que la
realización de ventas.
Las condiciones del mercado de abastecimiento y demanda son normalmente factores mucho más im-
portantes que los costos en la fijación de los precios”.
Hay dos o tres acápites más sobre esta materia. No debo, sin embargo, cansar en exceso al Senado por
la lectura de ellos, ni abusar de su gentileza; sin embargo, creo útil leer aun dos pequeños párrafos:

26
Voces julio de 2008

“Brevemente, si algún margen de utilidad se indica nuevamente aun los informes publicados por los
productores muestran generalmente buenas utilidades para 1943. Los informes de las compañías, las cua-
les fabrican y asimismo extraen el cobre, indican que mientras la mayor parte de las ganancias provienen
de la división de operaciones de fabricación, las ganancias de la extracción del cobre también han sido
sustanciales”.
“Métodos para computar costos: El efecto de los costos en las complicadas relaciones de demandas,
abastecimiento y precio del cobre es muy difícil de apreciar con algún grado de exactitud y comparación.
No existe una buena medida como para uniformar el sistema de contabilidad que permita una comparación
detallada de los costos de producción del cobre de una Compañía de Estados Unidos, o con Compañías
de países extranjeros. Las variaciones en los métodos encargados del desarrollo de los costos, dan un gran
margen de diferencia en los informes de costos de una misma compañía, de un año a otro. Algunas compa-
ñías acostumbran a cargar estos costos durante el año en que estos costos han incurrido; otras los extienden
aun al mineral mismo (Ore bodies). Los métodos que calculan la depreciación, los créditos asignados
para subproductos de metal producidos, y las políticas seguidas con respecto a la extracción del mineral
de mayor o menor ley seleccionado de acuerdo con el mercado de precios del cobre, afectan a los costos,
especialmente con respecto a la comparación”.
En la página 53 de la Memoria del señor Morales, al comentar un balance de las utilidades de la Andes
Copper, se establece que su Activo está inflado en cerca de 21 millones de dólares y se dice: “la utilidad
obtenida en relación con ese capital no guarda relación alguna”. Agrega: “tomaremos como ejemplo, la
Chile Exploration. La compañía nombrada es parte de otra organización existente en los Estados Unidos,
llamada Chile Copper Company”. Luego, agrega: “La misma propiedad minera, que figura en los balances
de la Chile Exploration, con un valor de cinco y medio millones de dólares, aparece en los de la Chile
Copper, con un valor ascendente a 99 y medio millones de dólares”.
Por otra parte, dice, “la empresa que nos sirve de ejemplo, se inició con un capital nominal de 1.000.000
de dólares, y hasta el día de hoy, sigue presentando su balance en nuestro país, con ese capital”. En cambio,
la Chile Copper aparece con un capital en acciones de ciento diez y medio millones de dólares. Dice,
además, “sería del caso preguntarse por qué una misma compañía presenta rubros iguales con valores dis-
tintos”. Y más claramente “¿Por qué se han colocado diversos valores a la propiedad y al capital social?”
La explicación de estos hechos la encuentra el señor Morales en el deseo de eludir el pago de los impuestos
correspondientes. Iguales comentarios hace para la Braden Copper. Y termina así: “Ambas empresas son
subsidiarias de otras compañías poderosas y es totalmente imposible descubrir el traspaso de fondos, los
reavalúos hechos en los Estados Unidos, etc. Etc., que afecten a los capitales reales y efectivamente inver-
tidos en nuestro país”.
Dejo constancia de que esta Memoria ha sido distinguida en su aprobación por los profesores universi-
tarios señores Carlos Atienza y Moisés Pobrete Troncoso.
Comentarios mucho más duros respecto de los balances presentados por las empresas norteamericanas
en nuestro país, se deducen de las detalladas y serias reflexiones que hace en su estudio el señor Aliaga
Ibar, quien emplea conceptos condenatorios para dichas empresas y para los juegos, giros y maniobras que
hacen con dichos balances, planteando al mismo tiempo algunas críticas a nuestro servicio de Impuestos
Internos. Quiero hacer notar que el trabajo del señor Aliaga Ibar ha sido publicado oficialmente por la Uni-
versidad de Chile, lo que da a sus palabras una extraordinaria fuerza y un profundo vigor. Quisiera poder
disponer de tiempo para leer siquiera algunos de los párrafos del señor Aliaga.
Deseo tan sólo y como parte final de esta extensa intervención, hacer presente lo siguiente:
Reviste extraordinaria importancia para determinar las utilidades de las empresas, para el pago de la
tributación, saber exactamente el costo de producción que tienen en Chile las empresas cupríferas ameri-
canas. Que doloroso es observar que, sobre esta materia, ni el Ministerio de Economía, ni la Dirección de

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Voces julio de 2008

Minas y Petróleos, ni el Banco Central tienen antecedentes claros y precisos.


Podemos afirmar que tan sólo hay cifras estimativas derivadas esencialmente de los valores que las
compañías esgrimen para sus costos de producción. Ellas son juez y parte en este proceso. Nuestro país lo
ignora absolutamente, como si estas compañías trabajaran en un país extraño, exótico y lejano. Los costos
de producción de dichas empresas son “tabú” para los gobernantes chilenos, para el Parlamento chileno,
para los organismos de fiscalización del Estado. Vergonzante situación que es innecesario comentar.
Ignoramos también, exactamente, a cuánto se liquidan las divisas que dichas empresas emplean en
nuestro país para ampliar sus construcciones, instalaciones, hacer construcciones, etc. Sabemos tangen-
cialmente que estas liquidaciones se han hecho sucesivamente a 31, a 43, y creo que ahora se realizan a
$60 por dólar.
Acompaño un cuadro sobre la tributación que en los últimos años han pagado dichas compañías. Es el
siguiente:

TRIBUTACIÓN EMPRESAS CUPRÍFERAS

Año Impto. Renta Ley Nº6.640 Ley Nº7.160 Leyes N.os Ley Nº8.758 Total
Tributario 4.a y Adic. 4.a y Adic. 8.918, 8.939
9.040 y 9.361

1944 5.855.442.99 3.818.117.39 13.119.839.12 22.793.399.50


1945 5.666.754.92 3.694.805.74 13.403.186.25 22.764.747.-
1946 3.898.607.38 2.541.702.28 11.656.750.32 18.097.059.98
1947 1.965.519.67 1.281.211.94 14.276.325.75 4.302.067.19 25.497.614.55 47.322.739.10
1948 370.911.26 241.615.23 10.704.317.92 173.546.49 40.657.875.01 52.148.265.91
1949 736.59 220.98 8.399.615.39 287.26 24.394.957.87 32.795.818.09

AÑO 1950

Libras Producción Retorno Legal Impuesto Anual Pagado hasta Por pagar
Ley 7.160 Junio de 1950 En Octubre En Diciembre

Andes 124.217.976 US 7.965.000 2.817.383 1.056.770.03 360.613.85 1.399.999.12


Braden 317.198.000 34.000.000 8.401.585 2.861.585.23 3.315.580.50 2.224.439.27
Chilex 346.555.923 13.955.000 13.043.805 4.932.775.65 3.161.029.61 4.949.999.74

Totales 787.971.899 US 57.920.000 US 24.262.773 US 8.851.130.91 US 6.837.203.96 US 8.575.438.13

Señores Senadores, pido excusas por la carencia de informaciones o datos, o referencias que esta in-
tervención tenga. Véase en mi discurso un esfuerzo para desentrañar en parte lo que ocurre con el cobre,
pilar de nuestra economía y base fundamental de la obtención de las divisas que el País necesita para sus
importaciones.
Valga mi excusa por el hecho, tantas veces repetido, de que no hay un organismo nacional que tenga
siquiera un archivo en donde esté consignado el proceso que revele el desarrollo y el desenvolvimiento de
estas empresas y que haga referencias exactas a sus utilidades y establezca con claridad lo que el manejo
de sus fondos les permite, que determine sus activos, etc.

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Voces julio de 2008

Datos y antecedentes indispensables

Hace meses, solicité se oficiara a Impuestos Internos o al organismo correspondiente, para que se hicie-
ra un estudio que consignara los siguientes puntos. Ignoro si se ha realizado en parte o no.
1. Fecha de comienzo de la explotación en Chuquicamata. Toneladas y tipo de cobre, producidos
desde el día en que Anaconda inició sus operaciones comprando Chile Copper;
2. Monto total de las inversiones de Anaconda en ese mineral desde el día uno. Tipo de dólar de cada
inversión, en relación con el pesote la época. Las conversiones matemáticas correspondientes son las úni-
cas que pueden fijar la inversión real en el mineral;
3. Monto total de los impuestos pagados conforme a la Ley de Impuesto a la Renta y posteriormente,
las leyes adicionales;
4. Rendimiento del sistema de retorno por costo legal de producción;
5. Monto del valor de la producción de cobre en dólares desde el día uno;
6. Monto en dólares de las utilidades retiradas en el mismo plazo.
Considero indispensables estos antecedentes para poder apreciar exactamente una faz de lo que estoy
tratando.
Lamento sobre manera no entrar ahora a detallar algunos de los aspectos de la política social que desa-
rrollan dichas empresas, ni a precisar exactamente el significado real que tienen algunas de las ventajas que
están contempladas en sus contratos de trabajo, como son las ventas que se hacen en sus pulperías; estudios
que están consignados en el trabajo del Sr. Aliaga y que deben preocuparnos, porque diecisiete mil obreros
y cuatro mil empleados trabajan en dichas empresas.

Seguro de enfermedad

Tan sólo quiero agregar que, si es indispensable que el Gobierno y el Parlamento de Chile tengan un
conocimiento exacto de estas empresas, en el aspecto económico financiero, por la repercusión que él tiene
sobre el proceso financiero del país, es conveniente que se sepa también que el trabajo de las minas de
cobre, tiene para su capital humano, una tremenda y dolorosa repercusión.
La silicosis, que está directamente en relación con la higiene industrial de dicho establecimientos, deja
inválidos a cientos de obreros. Sólo quiero dar algunas cifras, que demuestran lo grave que es para el obre-
ro chileno el trabajo en dichas empresas. Estudios realizados en Potrerillos han permitido establecer que
una proporción superior al 33 por ciento de los obreros está afectada por la silicosis. En los minerales de
Chuquicamata y de la Braden Copper, este porcentaje sobrepasa el 25 por ciento.
Todo el andamiaje de nuestra legislación de previsión social está quebrado por las fallas que tiene la
Ley de Accidentes del Trabajo, que no incorpora a las enfermedades profesionales en dichos rubros. Hecho
lamentable que se agrava porque, recientemente, la Cámara de Diputados ha desglosado de las Reformas
de la Ley 4.055 las del Seguro de Enfermedad, que, conjuntamente, se enviaron al Parlamento hace exac-
tamente diez años.

El camino por seguir: Corporación o Comisión Nacional del Cobre

Señores Senadores, he dicho al comenzar mi intervención que Chile ha carecido de una política sobre

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Voces julio de 2008

el cobre. Y repito que ella tiene dos aspectos nítidos: primero, que debe ser planteada de Gobierno a Go-
bierno, sobre algunas bases como las ya expuestas; y, segundo, que está a cargo o es de responsabilidad del
Ejecutivo y del Parlamento chileno, en relación directa con las empresas cupríferas norteamericanas.
Desde hace años, se habla de establecer una Corporación del Cobre, sobre bases similares a la Corpora-
ción de Ventas de Salitre y Yodo. No creemos que ésta sea la solución más conveniente. Primero, porque el
problema del cobre, frente a la competencia internacional, no es igual al del salitre; y, segundo, por la trama
de intereses que el cobre representa, y porque la experiencia que tenemos de la Corporación de Salitre, en
muchos aspectos, tampoco satisface. Podríamos caer en un “control” más aparente que real, y dar patente
legal a hechos que deben ser más esclarecidos. Además, aunque es duro reconocerlo, Chile no es dueño de
ningún gran establecimiento cuprífero; en cambio, todavía somos dueños de grandes reservas salitreras.
Ubicado dentro de una doctrina socialista, pudiera pensarse que la solución que en estos instantes
propugnara sería la nacionalización de dichas empresas. Me doy cuenta cabal de que esto, por ahora, es
imposible. Confío que, más temprano que tarde, pueda el Estado chileno explotar algún nuevo mineral que
se descubra o expropiar algunos de los grandes minerales. Pero, mientras tanto, es indispensable realizar
algo que nos permita a nosotros, vale decir, al Gobierno y al Parlamento chilenos, conocer, siquiera, el
intrincado y obscuro problema del cobre.
Por ello, señor Presidente, entregamos a esta Honorable Corporación un proyecto de ley, destinado
a crear la Comisión Nacional del Cobre, con personería jurídica y determinadas y precisas atribuciones,
similares a las otorgadas a la Superintendencia de Sociedades Anónimas. En dicho proyecto se estipula
que las empresas extranjeras deben constituirse en sociedades anónimas nacionales; que sus exportacio-
nes e importaciones deberán ser autorizadas por dicha Comisión; que un porcentaje de su cobre debe ser
entregado al Gobierno para que éste pueda comerciar libremente con él; que la Comisión es la encargada
de estudiar los costos de producción y, al mismo tiempo, trazar un plan integral que permita diversificar la
producción cuprífera y acelerar el proceso de industrialización de esta esencial rama de la minería.
Comprendo que puede tener muchos vacíos el proyecto que, en nombre del Partido Socialista, en-
tregamos los Senadores de estos bancos. Sé que se levantarán voces para considerar impropio exigir un
porcentaje de retorno de divisas mucho más alto que el actual. Sé que se hablará de lo peligroso de esta
iniciativa. Hay por estas tierras tanto abogado a sueldo, con o sin título, de los intereses extranjeros. Pero
tengo una esperanza y una seguridad. Lo ocurrido en la guerra recién pasada, lo que ya está aconteciendo,
es una experiencia demasiado dura para que los hombres públicos de Chile se nieguen a considerar esta
iniciativa como base de una discusión. Hay un clamor público que reclama del Ejecutivo y del Parlamento
una definición sobre esta materia, y exige se trate con criterio nacional, sin actitudes demagógicas, pero sin
claudicaciones, una definida política sobre el cobre.
El destino de un pueblo, de una Nación, las posibilidades de mejor vida de seis millones de habitantes,
no pueden estar regidos por el capricho de los seis magnates que, como símbolo del imperialismo, orientan
y “controlan” el vasto y gran imperio del cobre. Chile exige de sus gobernantes y de sus Parlamentarios un
acucioso estudio y una pronta resolución sobre esta materia.
Estas son horas en que con premura y serena firmeza, hay que prevenir lo que pueda ocurrir mañana.
Tengo fe en que el Parlamento de Chile, por sobre intereses partidarios, doctrinas y principios, ha de
cautelar el interés de la Patria y la dignidad nacional.
En nombre del Partido Socialista, dejo planteado este problema, ante la faz del País y ante la conciencia
común de todos mis compatriotas.
He dicho.

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Unos piensan, otros hacen:
La problemática de la división intelectual y manual del trabajo en
La Ideología Alemana de Marx y Engels

Por Darío Covarrubias1*

“La escisión generalizada del espectáculo


es inseparable del Estado moderno, es decir,
de la forma general de la escisión en la sociedad,
producto de la división del trabajo social
y órgano de la dominación de clase”.

Guy Debord. La Sociedad del Espectáculo.

El contexto temporal en el cual Marx desarrolla sus estudios, lo llevo necesariamente a un choque con
las Ciencias Sociales que se presentaban como una disciplina en manos de la burguesía, la cual se encon-
traba en connivencia con las ideas de los grupos dominantes. De esto Marx intenta desligarse. A pesar de
su acercamiento a cierta “epistemología liberal” que se está dando en su tiempo, lo relevante de esta época
y de sus escritos son las interpretaciones y las críticas que se encuentra haciendo de su presente, de su
realidad.
La importancia que presenta para el desarrollo global del pensamiento de Marx su obra La Ideología
Alemana, en colaboración con Engels, radica, fundamentalmente, por ser la primera exposición de la con-
cepción materialista de la historia, y a la vez, por presentar una serie de problemáticas, que giran en torno
a este tema fundamental, en que sirven de explicación y comprensión global del fenómeno de la realidad
histórica humana. Dentro de estos elementos se encuentra la problemática de la división del trabajo inte-
lectual y manual.
Lo que se pretende en este análisis es explicar el fenómeno de la división del trabajo intelectual y ma-
nual, relacionándolo directamente con las interpretaciones, realizadas por Marx y otros autores ligados a la
corriente marxista, a la aparición de dos clases antagónicas, al problema de las ideologías, y a la utilización
de instituciones, como el Estado o la escuela, para la reproducción masiva de los constructos ideológicos.
De esta forma se comprenderá que es la naturalización del discurso, a través de la universalización de las
ideas de la clase dominante, que impone sus concepciones ideológicas, lo que ha llevado a la división del
trabajo intelectual y manual, a la inversión de los caracteres históricos del individuo y a la escisión de su
personalidad.
Sobre el anterior enunciado guiaré el análisis, utilizando conceptos como: ideología, conciencia, divi-
sión del trabajo, clase social, Estado, etc., los que también han sido trabajados por los continuadores de la
obra de Marx, y que nos servirán de fundamento o contraposición a nuestra afirmación primera. Entre estos
se encuentran Louis Althusser con su texto Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado; Valentín Volos-
hinov y su trabajo Freudismo. Un bosquejo critico, y, El marxismo y la filosofía del lenguaje; y, Ettiene
Balibar con La Filosofía de Marx. Nos guiaremos, obviamente con el texto del año 1845-1846 de Marx y
Engels, La Ideología Alemana. Estos, en su conjunto, completarán la comprensión sobre la problemática
planteada, explicando esta complejidad en el pensamiento de Marx en este estadio de su vida y obra.

1* Estudiante de quinto año de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.

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Voces julio de 2008

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La Ideología Alemana, escrita por Marx, comienza haciendo una crítica al conjunto de intelectuales
que reproducen la forma propia de la ideología, asunto que he intentado dejar claro en otro estudio, en
donde argumento que “…el afán que va moviendo a Marx, en su proceso de desligación de los ideólogos
alemanes y de sus influencias directas, como Hegel y Feuerbach, lo llevará necesariamente al encuentro
de la realidad material, para diferenciar, su interpretación de la sociedad, de aquellos, que sólo lo habían
hecho a través del pensamiento abstracto”2 .
La anterior observación situaba a las ideologías en un plano del mero criticismo, donde éstas se carac-
terizarían por la consideración de que el mundo estaría regido por ideas y que estas representaciones son
los fundamentos constituyentes de la realidad (los ideólogos solo han pensado las acciones como crítica de
las ideas). Ante esto, Marx definirá su posición frente a la problemática para interpretar a la sociedad, su
historia y su actualidad. Ésta quedará definida en la “concepción materialista de la historia”. A través del
materialismo histórico el concepto de ideología, se encuadrará en el problema de las relaciones sociales
de producción y la reproducción de la vida inmediata (vida material de los hombres). Esta producción y
reproducción son de dos clases. De una parte, la producción de medios de existencia, de productos alimen-
ticios, de ropa, de vivienda y de los instrumentos que para producir todo eso se necesitan; de otra parte,
la producción del hombre mismo, la continuación de la especie. El orden social en que viven los hombres
en una época o en un país dados, está condicionado por esas dos especies de producción: por el grado de
desarrollo del trabajo, de una parte, y de la familia, de la otra. Lo anterior se encuentra, íntimamente rela-
cionado con lo positivo o lo que puede ser observado; hay una manera de representar al hombre dándole
sentido positivo, no especulativo, como lo hacían las ideologías.

“Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero se trata de hombres
reales y activos tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y
por el trato que a él corresponde, hasta llegar a sus formas más lejanas…Y si en toda la ideología, los hombres
y sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno proviene igualmente de su pro-
ceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina proviene de su proceso
de vida directamente físico”. (Marx y Engels, 2002: 7)

Lo que prima en La Ideología Alemana, es un enfoque “reduccionista”, donde se relaciona la ideolo-


gía con los problemas económicos o más exactamente con los modos de producción. A pesar, de ser un
enfoque reduccionista, es desde esta óptica, del desarrollo de los modos de producción de cada nación,
como debemos entender la problemática que nos hemos planteado resolver, relacionada con la división del
trabajo intelectual y manual, y la influencia de la ideología en ésta. Es en La Ideología Alemana donde se
muestra el desarrollo genético de la sociedad, cuyo hilo conductor es la división del trabajo.
Al aceptar los argumentos anteriores, estaríamos afirmando que las ideologías y la problemática de la di-
visión del trabajo derivan de la superestructura, a partir de la base constituida por la vida real (producción).
Y lo aceptamos, ya que “…toda la estructura interna de cada nación depende del grado de desarrollo de
su producción y de su trato interior y exterior. Hasta qué punto se han desarrollado las fuerzas productivas
de una nación lo indica del modo más palpable el grado hasta el que se ha desarrollado en ella la división
del trabajo. Toda nueva fuerza productiva, cuando no se trata de una simple extensión cuantitativa de
fuerzas productivas ya conocidas con anterioridad (como ocurre, por ejemplo con la roturación de tierras)

2 Trabajo, aún no publicado y que lleva por título “Sobre lo real en Marx”.

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Voces julio de 2008

trae como consecuencia un nuevo desarrollo de la división del trabajo”. (Marx y Engels, 2002: 3-4)
Lo que necesitamos comprender es, en palabras de Ettiene Balibar, “…cómo puede ésta [la ideología]
seguir siendo dependiente del ser social (Sein) y al mismo tiempo autonomizarse cada vez más con respec-
to a él, hasta hacer surgir un mundo irreal, fantástico, vale decir dotado de una aparente autonomía, que
sustituye la historia real”. (Balibar, 2000: 50)
Si entendemos, como decía Marx, que para poder hacer historia los hombres debían primero “poder
vivir”, (a través de la satisfacción de la necesidades primarias y secundarias, y la procreación), se mani-
fiesta explícitamente una conexión materialista de la historia no invertida de los hombres, condicionada
por la necesidades de producción y las relaciones interpersonales (en la vida, la familia, en el trabajo, etc.).
Pero estos elementos de la conciencia humana están siendo separados de la práctica, lo que traería la frag-
mentación, a la vez, del pensar y el hacer. “La división del trabajo sólo se convierte en verdadera división
a partir del momento en que se separan el trabajo material y el mental. Desde este instante, puede ya la
conciencia imaginarse realmente que es algo más y algo distinto que la conciencia de la práctica existente,
que representa realmente algo sin representar algo real; desde este instante se halla la conciencia en con-
diciones de emanciparse del mundo y entregarse a la creación de la teoría “pura”, de la teología “pura”,
la filosofía “pura”, la moral “pura”, etc.”. (Marx y Engels, 2002: 14)
El sujeto que nos quiere mostrar Marx, es un individuo que, influenciado por la ideología, no puede
superar el estado de escisión, un sujeto que está fuera de sí mismo, extrañado de su historia real. Esta apa-
riencia escindida sería la causa de que el hombre nunca sea hombre, de que se encuentre aislado en sus
relaciones con sus pares, a través de la división del trabajo espiritual y material que es asignado a diferentes
individuos. El hombre tendría la misión de reinvertir esta situación, con el fin de superar este extrañamien-
to al que lo ha sometido el poder de las ideas.
Si lo anterior lo vemos desde la óptica de Louis Althusser, nos encontramos con una contraposición a lo
que Marx y Balibar concuerdan. Althusser considera que la “búsqueda de sí mismo” (presente en La Ideo-
logía Alemana) es algo ideológico. Las ideologías construyen subjetividades, donde el sujeto se transforma
en una construcción ideológica, que opera a través de un mecanismo llamado interpelación (“burgueses”
y “proletarios”, son conceptos que permiten un reconocimiento del hombre en estos). Toda la sociedad se
encuentra impregnada de ideología, y los hombres se encuentran sujetos a los denominados aparatos ideo-
lógicos de Estado, situaciones que, fatalmente para Althusser no son posibles de superar.
Pero de cierta manera, Althusser nos entrega algunos elementos que nos permitirán fundamentar la
relación que poseen las ideologías (en este caso las ideologías dominantes), con el surgimiento de la di-
visión del trabajo intelectual y manual, propuesto por Marx en La Ideología Alemana. Si atribuimos la
división del trabajo, a la influencia que ejercen las ideologías en los modos de producción, de un periodo
determinado, debemos a la vez desarrollar la manera en que se lleva a cabo tal influencia, cuáles son los
mecanismos, y sus resultados. Para esto, Althusser en su texto Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado,
es claro al determinar el rol que ejerce uno de los aparatos ideológicos de Estado más eficiente, como es “la
Escuela” en el establecimiento de la dominación de clase y en la división del trabajo. Éste argumenta:

“¿Qué se aprende en la escuela?... se aprende a leer, escribir y contar, o sea algunas técnicas, y también
otras cosas, incluso elementos utilizables directamente en los distintos puestos de la producción (una instruc-
ción para los obreros, una para los técnicos, una tercera para los ingenieros, otra para los cuadros superiores,
etc.)… Pero al mismo tiempo, y junto con esas técnicas y conocimientos, en la escuela se aprenden las “reglas”
del buen uso, es decir de las conveniencias que debe observar todo agente de la división del trabajo, según el
puesto que está “destinado” a ocupar: reglas de moral y de conciencia cívica y profesional, lo que significa en
realidad reglas del respeto a la división social-técnica del trabajo y, en definitiva, reglas del orden establecido
por la dominación de clase”. (Althusser, 1971: 5-6)

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Voces julio de 2008

Es una clase la que tiene el poder político del Estado, la que impone la ideología predominante en la
sociedad en un momento histórico determinado. Parafraseando a Marx, “Las ideas de la clase dominante
son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material
dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante” (Marx y Engels, 2002: 26).
Y es en la escuela, entre otros aparatos, donde se lleva a cabo el sometimiento ideológico y la determina-
ción de los individuos a un futuro que parece predeterminado por las ideas de la clase dominante. Incluso
podemos ir más allá, y ver como en la escuela, a través de una técnica eficaz como es el lenguaje o la “pa-
labra”, se lleva a cabo este proceso de división del trabajo. Para esto sería prudente el acercamiento a uno
de los estudiosos de la problemática del lenguaje como es Valentín Voloshinov.
Voloshinov es uno de los primeros en plantear un estudio sistemático de los fenómenos ideológicos,
proponiendo y sosteniendo, que los fenómenos ideológicos tienen autonomía. Además, se ha caracterizado
por ampliar el fenómeno ideológico mas allá de las “crisis económicas”, acentuando el carácter del lengua-
je; hay un esfuerzo por comprender los fenómenos económicos, alejados de la base economicista marxista
anterior, pero manteniendo ciertas ideas esenciales. Por otro lado, Voloshinov ve la posibilidad de disputar
el poder del Estado ahí donde es inmune: en los “enunciados” (lo que lo diferencia diametralmente de la
visión althusseriana).
Lo que caracteriza a la escuela es la transmisión de información (ideas de la clase dominante) a través
de palabras, con “significados” que ocultan una serie de prácticas. Para Voloshinov en su obra El Marxis-
mo y la filosofía del lenguaje, lo anterior es clave “Porque la palabra penetra prácticamente en cuanta
interacción e interrelación se lleve a cabo entre los hombres: en la cooperación en el trabajo, en los even-
tuales roces cotidianos, en las relaciones políticas, etc. En la palabra se ponen en funcionamiento los in-
numerables hilos ideológicos que traspasan todas las zonas de comunicación social. Por eso es lógico que
la palabra sea el indicador más sensible de las transformaciones sociales…”. (Voloshinov, 1993: 43)
Esta relación de la ideología con la palabra, nos permite explicitar aun más nuestra afirmación primera,
ya que podemos comprender, cómo la clase dominante, a través de la escuela, fundamenta la desigualdad
en el acceso al conocimiento, separa el todo y lo divide en dos partes: por un lado la enseñanza para los
que, por su condición, deben cumplir el rol de productor (o el que “hace”) y por otro, la enseñanza para
los que, por su arrogancia, sed de dominación y afán de acaparamiento, deben cumplir el rol de intelectual
(o el que “piensa”). Es otra manera de hacer la diferenciación de clases que hace Marx, para hablar de
burgueses y proletarios.
Son estos intelectuales de la clase dominante, los que imponen sus intereses particulares, como el
interés común (general) o de todos los miembros de la sociedad. Sus ideas son universalistas (vigentes
y racionales), lo que lleva a una naturalización casi incuestionable de éstas. Si sumamos a esto el poder
político que tiene en sus manos la clase dominante, a través del control del Estado, el obstáculo que debe
sortear el hombre para poder reencontrarse con sí mismo, con su historia real y común, y con sus relaciones
interpersonales, en fin, para volver a unir el “pensar” y el “hacer”, se amplia de gran manera.
“En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un de-
terminado círculo exclusivo de actividades, que le viene impuesto y del que no puede salirse; el hombre es
cazador, pescador, pastor o crítico, y no tiene más remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse privado
de los medios de vida.” (Marx y Engels, 2002: 16). En el momento en que Marx afirma esto, a la vez nos
dice que sólo en la sociedad comunista el hombre, al encontrarse consigo mismo, podrá ejercer la actividad
del pensamiento y del hacer práctico, sin separar el uno del otro.
Pero para lograr lo que nos propone Marx, se hace necesario y primordial superar esta ideologización
de la conciencia humana, este apartamento de la “realidad objetiva”, ya que sólo después de esta fase po-
dremos comprender la mentalidad de los sujetos (hay una relación directa de lo material u objetivo con los
fenómenos de la mente humana). Quien nos deja aún más claro esto, es otra vez, Voloshinov, el que en su

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Voces julio de 2008

texto Freudismo. Un bosquejo critico, plantea: “Lo que llamamos “psique humana” y “conciencia” refleja
la dialéctica de la historia en una medida mucho mayor que la dialéctica de la naturaleza. La naturaleza
presente en ellas es una naturaleza ya refractada por lo económico y lo social” (Voloshinov, 1997: 155)
Lamentablemente esta conciencia humana está cada vez más “autonomizada” (ha perdido su inmanen-
cia), por causa del proceso ideológico, que es la existencia alienada de la relación entre los individuos.
¿Cómo hace Marx para fundamentar lo anterior? Contándonos la historia de cómo fue pasando esto a
través del tiempo, exponiéndonos la sucesión de formas de conciencia correspondientes a las etapas de la
propiedad, el Estado y los diferentes modos de producción.
La sumisión de los que hacen, ante los que piensan, se puede explicar, como dijimos recién, por el po-
der que tienen estos últimos para imponer sus ideas a través de aparatos ideológicos como la iglesia, los
sindicatos, la escuela, la prensa, la cultura, etc., pero también por aparatos represivos del Estado como la
policía, el ejército, las prisiones, etc., los que, en conjunto, trastocan la conciencia y ejercen coerción, lle-
vando a un grado mínimo la capacidad de acción revolucionaria de los primeros. Es por esto que parte de
la tradición marxista ha considerado al Estado como “…aparato represivo. El Estado es una “maquina”
de represión que permite a las clases dominantes (en el siglo XIX a la clase burguesa y a la “clase” de los
grandes terratenientes) asegurar su dominación sobre la clase obrera para someterla…a la explotación
capitalista”. (Althusser, 1971: 10)
Es en este organismo, en el Estado, donde se encuentran alojados los individuos que mantienen en la
miseria a los trabajadores, al hombre escindido, que proclaman la división del trabajo intelectual y manual,
que han sacado a los hombres de su historia, vida y esencia real, para llevarlos a recorrer una “idea fantás-
tica” donde sólo ellos se encuentran beneficiados, un “mundo ideologizado” que no puede ser puesto en
cuestión.
Proceso ideológico y división del trabajo están directamente relacionados desde el comienzo de la
historia, y más específicamente desde el establecimiento del Estado. No hay división del trabajo sin un
Estado que imponga la ilusión de que la ley descansa sobre la voluntad libre. Pero el Estado y los agentes
de la explotación, no se conforman con la simple división del trabajo, ya que, como dijimos al comienzo,
la división del trabajo sólo se convierte efectivamente en tal a partir del momento en que se produce una
división del trabajo material e intelectual. Con la división del trabajo manual e intelectual se trae aparejada
el surgimiento de las “ideas”, los “ideólogos” en la política, y un plan de dominación global en manos de
los propietarios. Consecuencias que llevan que “en la conciencia común las cosas estén puestas cabeza
abajo”. (Marx y Engels, 2002: 47)

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Para gran parte de los autores reseñados en este análisis, en La Ideología Alemana, las características
más importantes que se encuentran son: la concepción del materialismo histórico, la crítica a las ideolo-
gías, y por supuesto, la problemática de la división del trabajo (manual e intelectual). Se refleja el esfuerzo
incansable de Marx, por reinvertir la situación creada por la autonomización de las ideologías, que han
trastocado la conciencia humana, apartándola de la objetividad, de la realidad histórica y de la vida no
extrañada.
Obviamente como fundamento, toma una base material (económica) para desarrollar su explicación
de este proceso de división del trabajo, que se encuentra en los modos de producción, en la propiedad y
en el Estado, dados en la historia real de los hombres a través del tiempo. Estos elementos materiales son
los que van determinando las características de cada periodo, donde los afectados por este proceso son
los desposeídos de los medios de producción, perteneciente a la clase proletaria. Pareciera que siempre se

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Voces julio de 2008

está dirigiendo a éstos, buscando que tomen conciencia “de sí” y “para sí”, que se mantengan al margen
de las creencias, las esperanzas o las hipocresías de la religión, la moral y de todo el constructo ideológico
burgués.
Marx nos pone en alerta, a través de sus análisis, sobre las ideologías y sobre todo de la ideología do-
minante que debe ser siempre vista como ideológica ya que ocultan en su seno una serie de prácticas de
dominación. La ideología se presenta como la forma de control y dominación de un grupo que tiene el
poder hacia una masa amorfa que los sigue, como la causante, en todos los periodos de la historia, de la
división del trabajo, de la existencia de relaciones asimétricas entre los individuos al separar la actividad
espiritual (intelectual o de pensamiento) de la actividad material (la práctica, el hacer). Por último, nos
guía hacia la institucionalidad que legitima esta dominación de una clase sobre otra: el Estado. Es en éste,
donde se encuentra otro de los fundamentos de la crítica socio-política que esta haciendo Marx; el Estado
es el organismo donde van a parar los pertenecientes a esta “clase privilegiada intelectual”, que desde allí
manejan las máquinas represivas e ideológicas con las que cuentan, regulando todo a su paso dentro de la
sociedad, sometiendo y dividiendo aún más a los sujetos.
El pensamiento de Marx a través de La Ideología Alemana, y el análisis de la división del trabajo ma-
nual e intelectual, se nos presenta como una complejidad importantísima dentro de sus escritos, por lo que
al desarrollar este pequeño estudio, busco principalmente contribuir a una comprensión más global del
pensamiento desarrollado por este “teórico del proletariado” en torno a la historia y a la ideología.

Bibliografía

• Etienne Balibar. La Filosofía de Marx. Buenos Aires: Editorial Nueva Visión, 2000.
• Karl Marx y Frederic Engels. La Ideología Alemana. España: Editorial Biblioteca de Autores So-
cialistas, 2002.
• Louis Althusser. Ideología y Aparatos Ideológicos de Estado. España: Editorial Biblioteca de Au-
tores Socialistas, 1971.
• Valentín Voloshinov. El marxismo y la filosofía del lenguaje. Barcelona: Editorial Alianza, 1993.
• Valentín Voloshinov. Freudismo. Un bosquejo critico. Buenos Aires: Editorial Piados, 1997.

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DOCUMENTO Nº 2:

Discurso de Salvador Allende desde los balcones de la federación


de estudiantes de chile (FECH) en la madrugada del 5 de septiem-
bre de 1970.

Prólogo

Las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970 fueron una de las contiendas más disputa-
das en la historia de Chile. Tanto la izquierda, como el centro y así también la derecha, habían levantado
sus respectivos candidatos: Salvador Allende en representación de la Unidad Popular, Radomiro Tomic
como la carta del Partido Demócrata Cristiano y Jorge Alessandri encarnando a los sectores derechistas
e independientes. Las tres candidaturas tenían posibilidades ciertas de triunfar. De allí la expectción que
generaban dichos comicios.
Como es sabido, en esa elección triunfó preliminarmente Salvador Allende obteniendo un 36,2% de
los votos. En segundo lugar se ubicó Jorge Alessandri con un 34,9%, y, rezagado al tercer puesto, quedó
Radomiro Tomic con un 27,8% (Valenzuela, 1978: 118). Correspondería entonces al Congreso Pleno, en
un plazo de aproximadamente dos meses, elegir al Presidente de la República de entre las dos primeras
mayorías.
Pues bien, en el marco de dicha elección se inserta el documento que damos a conocer a continuación.
Este es el discurso que pronunció Salvador Allende la madrugada del día 5 de septiembre desde los balco-
nes de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH).
En ese momento, Allende no habló como un candidato derrotado, o cómo el hábil político que sabe
vencer la adversidad. Ese instante fue distinto: Allende habló como el futuro Presidente de Chile y como el
hombre que conduciría el proyecto revolucionario de la Unidad Popular. Habló en definitiva, con un gran
sentido de la trascendencia histórica que su triunfo significaba para el país.
En ese panorama, su discurso giró en torno a cuatro o cinco ideas fundamentales: la primera de ellas,
esbozada más arriba, dice relación con la nueva etapa histórica que se abriría en el país con el triunfo de la
Unidad Popular. Para Allende, su victoria electoral marcaría sin lugar a dudas, un antes y un después en la
historia nacional. Por ello recalcó la idea de que este sería el primer gobierno verdaderamente democrático,
nacional, popular y revolucionario que asumiría el poder en el país.
Unido a lo anterior, Allende destacó que el triunfo popular de esa noche traspasaría las fronteras nacio-
nales debido a la trascendencia de éste y, más aún, serviría de ejemplo para otros países: “Chile abre un
camino que otros pueblos de América y del mundo podrán seguir.” (Allende, 2003: 8).
Otra idea que Allende reafirma con extraordinaria vehemencia dice relación con la voluntad, personal
y colectiva, como Presidente y como líder de la UP, de hacer cumplir el programa de gobierno. En efecto,
Allende no habla en términos generales, sino que señala las medidas efectivas y concretas que es necesario
llevar a cabo en el país. Es decir: el término de los monopolios económicos, el impulsar la Reforma Agra-
ria, la nacionalización de las riquezas básicas, etc.

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Voces julio de 2008

Más adelante, se advierte el llamado al orden y la disciplina que Allende realiza a los partidarios de
la Unidad Popular. Esta idea refleja a un político previsor y consciente del contexto en que se inserta su
triunfo: “Ustedes se retirarán a sus casas sin que haya el menor asomo de provocación y sin dejarse pro-
vocar… aquellos que dijeron que el día de mañana los disturbios iban a caracterizar nuestra victoria, se
encontrarán con la conciencia y responsabilidad de ustedes.” (Allende, 2003: 10).
Finalmente, otra idea que se desprende del discurso es aquella que se refiere a las dificultades que de-
berá afrontar el futuro gobierno, sobre todo con respecto al papel que jugarán los partidos opositores, los
gremios empresariales y las potencias extranjeras. Por ello, Allende realiza un llamado para que se respete
la soberanía de Chile y la voluntad popular que se ha expresado a favor de su candidatura.
Ciertamente, el presente discurso está lleno de una retórica triunfalista, sin ningún asomo de soberbia,
cargada de sentimientos y apelando en muchas ocasiones a las fibras más íntimas y personales de quienes
se reunieron esa madrugada para escucharlo. Sin embargo, en su discurso también es posible advertir la
preocupación con que Allende encarará el futuro. En la práctica, su triunfo implica la puesta en marcha de
un proyecto en esencia revolucionario, con muchos adherentes y simpatizantes, pero también, con muchos
detractores y enemigos. Se puede avizorar entonces, siguiendo a Allende, una importante cuota de incerti-
dumbre en el corto y mediano plazo con respecto al futuro gobierno.
En resumen, las palabras dichas por Allende esa noche revelan a una figura que tiene plena conciencia
del momento histórico del que es partícipe, no tan sólo a nivel personal, sino que también en un plano co-
lectivo como el conductor de un proceso político y social de suma trascendencia para la historia presente
y futura del país.
Clodomiro Almeyda, futuro Ministro de Relaciones Exteriores de la UP, nos cuenta su impresión sobre
el discurso de aquella noche: “…Y luego escuchamos la palabra de Allende… un discurso improvisado,
como era su costumbre, a la vez combativo, sereno y responsable. Un discurso de quien era consciente de
la inmensa y difícil tarea que tenía por delante. Un discurso de gratitud, homenaje y estímulo al pueblo de
Chile…un discurso inolvidable.” (Almeyda, 1987: 171).
En definitiva, fue en ese contexto, en el cual convivían sentimientos personales y colectivos deseosos de
ser partícipes de un proyecto país, donde se insertó el discurso de Salvador Allende; el último gran orador
político del siglo pasado.

Francisco Morales1*

Bibliografía

• Arturo Valenzuela. El quiebre de la democracia en Chile. Santiago: FLACSO, 1978.


• Cloromiro Almeyda. Reencuentro con mi vida. Santiago: Ediciones del Ornitorrinco, 1987.
• Salvador Allende. Abrirán las grandes alamedas. Discursos. Santiago: Lom Ediciones, 2003.

1* Alumno tesista de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso.

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Discurso de Salvador Allende desde los balcones de la federación de estudiantes de chile (FECH)
en la madrugada del 5 de septiembre de 1970.

“…Con profunda emoción les hablo desde esta tribuna por medio de estos deficientes amplificadores. ¡Qué
significativa es –más que las palabras- la presencia del pueblo de Santiago que, interpretando a la inmensa
mayoría de los chilenos, se congrega para reafirmar la victoria que alcanzamos limpiamente el día de hoy,
victoria que abre un camino nuevo para la patria, y cuyo principal actor es el pueblo de Chile aquí congre-
gado. Qué extraordinariamente significativo es que yo pueda dirigirme al pueblo de Chile y de Santiago
desde la Federación de Estudiantes. Esto posee un valor y un significado muy altos.
Nunca un candidato triunfante por la voluntad y el sacrificio del pueblo usó una tribuna que tuviera
mayor trascendencia. Porque todos lo sabemos: la juventud de la patria fue vanguardia en esta gran bata-
lla, que no fue la lucha de un hombre, sino la lucha de un pueblo; ella es la victoria de Chile, alcanzada
limpiamente esta tarde.
Yo les pido a ustedes que comprendan que soy tan solo un hombre, con todas las flaquezas y debilidades
que tiene un hombre; y si pude soportar –porque cumplía una tarea- la derrota de ayer, hoy sin soberbia y
sin espíritu de venganza acepto este triunfo que nada tiene de personal y que se lo debo a la unidad de los
partidos populares, a las fuerzas sociales que han estado junto a nosotros. Se lo debo a radicales, socialis-
tas, comunistas, social demócratas, a gentes del MAPU y del API, y a miles de independientes. Se lo debo
al hombre anónimo y sacrificado de la patria; se lo debo a la humilde mujer de nuestra tierra. Le debo este
triunfo al pueblo de Chile, que entrará conmigo a La Moneda el 4 de noviembre.
La victoria alcanzada por ustedes tiene una honda significación nacional. Desde aquí declaro, solemne-
mente, que respetaré los derechos de todos los chilenos. Pero también declaro, y quiero que lo sepan defini-
tivamente, que al llegar a La Moneda, y siendo el pueblo gobierno, cumpliremos el compromiso histórico
que hemos contraído, de convertir en realidad el programa de la Unidad Popular.
Lo dije: no tenemos ni podríamos tener ningún propósito pequeño de venganza; tampoco, de ninguna
manera, vamos a claudicar, a comerciar el programa de la Unidad Popular, que fue la bandera del primer
gobierno auténticamente democrático, popular, nacional y revolucionario de la historia de Chile.
Dije, y debo repetirlo: si la victoria no era fácil, difícil será consolidar nuestro triunfo y construir la
nueva sociedad, la nueva convivencia social, la nueva moral y la nueva patria.
Pero yo sé que ustedes, que hicieron que el pueblo sea mañana gobierno, tendrán la responsabilidad
histórica de realizar lo que Chile anhela para convertir a nuestra patria en un país señero en el progreso, en
la justicia social, en los derechos de cada hombre, de cada mujer, de cada joven de nuestra tierra.
Hemos triunfado para derrotar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los mo-
nopolios, para hacer una seria y profunda reforma agraria, para controlar el comercio de importación, para
nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando el capital
social que impulsará nuestro desarrollo.
Por esto, esta noche, que pertenece a la Historia, en este momento de júbilo, yo expreso mi emocio-
nado reconocimiento a los hombres y mujeres, a los militantes de los partidos populares e integrantes de
las fuerzas sociales que hicieron posible esta victoria que tiene proyecciones más allá de la frontera de la
propia patria.
Para los que están en la pampa o en la estepa, para los que escuchan en el litoral, para los que laboran
en la precordillera, para la simple dueña de casa, para el catedrático universitario, para el joven estudiante,
el pequeño comerciante e industrial, para el hombre y la mujer de Chile, para el joven de la tierra nuestra,
para todos ellos, el compromiso que yo contraigo ante mi conciencia y ante el pueblo –actor fundamental

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Voces julio de 2008

de esta victoria- es ser auténticamente leal en la tarea común y colectiva. Lo he dicho: mi único anhelo es
ser para ustedes el compañero presidente.
Han sido el hombre anónimo y la ignorada mujer de Chile los que han hecho posible este hecho social
trascendental. Miles y miles de chilenos sembraron su dolor y su esperanza en esta hora que al pueblo per-
tenece. Desde otras fronteras, desde otros países, se mira con satisfacción profunda la victoria alcanzada.
Chile abre un camino que otros pueblos de América y del mundo podrán seguir, La fuerza vital de la unidad
romperá los diques de las dictaduras y abrirá el cauce para que otros pueblos puedan ser libres y puedan
construir su propio destino.
Somos lo suficientemente responsables para comprender que cada país y cada nación tienen sus propios
problemas, su propia historia y su propia realidad. Frente a esa realidad serán los dirigentes políticos de
esos pueblos los que adecuarán la táctica que deberá adoptarse. Nosotros solo queremos tener las mejores
relaciones políticas, culturales, económicas, con todos los países del mundo.
Solo pedimos que respeten –tendrá que ser así- el derecho del pueblo de Chile de haberse dado el go-
bierno de la Unidad Popular.
Somos y seremos respetuosos de la autodeterminación y de la no intervención. Ello no significará aca-
llar nuestra adhesión solidaria con los pueblos que luchan por su independencia económica y por dignificar
la vida del hombre en los distintos continentes.
Solo quiero realizar ante la historia el hecho trascendental que ustedes han realizado, derrotando la so-
berbia del dinero, la presión y la amenaza; la información deformada, la campaña del terror, de la insidia y
la maldad. Cuando un pueblo ha sido capaz de esto, será capaz también de comprender que solo trabajando
más y produciendo más podremos hacer que Chile progrese y que el hombre y mujer de nuestra tierra, la
pareja humana, tengan derecho auténtico al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, al descanso,
a la cultura y a la recreación.
Pondremos toda la fuerza creadora del pueblo en tensión, para hacer posible estas metas humanas que
se ha trazado el programa de la Unidad Popular.
Juntos, con el esfuerzo de ustedes, vamos a realizar los cambios que Chile reclama y necesita. Vamos a
hacer un gobierno revolucionario.
La revolución no implica destruir, sino construir; no implica arrasar, sino edificar; y el pueblo de Chile
está preparado para esta gran tarea en esta hora trascendente de nuestra vida.
Compañeras y compañeros, amigas y amigos: ¡Cómo hubiera deseado que los medios materiales de
comunicación me hubieran permitido hablar más largamente con ustedes, y que cada uno hubiera oído mis
palabras, húmedas de emoción, pero al mismo tiempo firmes en la convicción de la gran responsabilidad
que todos tenemos y que yo asumo plenamente! Yo les pido que esta manifestación sin precedentes se
convierta en la demostración de la conciencia del pueblo.
Ustedes se retirarán a sus casas sin que haya el menor asomo de provocación y sin dejarse provocar. El
pueblo sabe que sus problemas no se solucionan rompiendo vidrios o golpeando un automóvil. Aquellos
que dijeron que el día de mañana los disturbios iban a caracterizar nuestra victoria, se encontrarán con la
conciencia y responsabilidad de ustedes. Irán a su trabajo mañana o el lunes, alegres y cantando; cantando
la victoria tan legítimamente alcanzada, y cantando al futuro. Con las manos callosas del pueblo, las tier-
nas manos de la mujer y las risas del niño, haremos posible la gran tarea que solo un pueblo consciente y
disciplinado podrá realizar.
América Latina y más allá de la frontera de nuestro pueblo miran el mañana nuestro. Yo tengo plena fe
en que seremos lo suficientemente fuertes, lo suficientemente serenos y fuertes, para abrir el camino ventu-
roso hacia una vida distinta y mejor; para empezar a caminar por las esperanzadas alamedas del socialismo

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Voces julio de 2008

que el pueblo de Chile con sus propias manos va a construir.


Reitero mi reconocimiento agradecido a los militantes de la Unidad Popular; a los que integran los par-
tidos Radical, Comunista, Socialista, Social Democracia, MAPU y API; y a los miles de independientes de
izquierda que estuvieron con nosotros. Expreso mi afecto y también mi reconocimiento agradecido a los
compañeros dirigentes de esos partidos, que por sobre las fronteras de sus propias colectividades hicieron
posible la fortaleza de esa unidad que el pueblo hizo suya. Porque el pueblo la hizo suya ha sido posible la
victoria, que es la victoria del pueblo.
El hecho de que estemos esperanzados y felices no significa que vayamos nosotros a descuidar la vigi-
lancia: el pueblo, este fin de semana, tomará por el talle a la patria y bailaremos desde Arica a Magallanes,
y desde la cordillera al mar, una gran cueca, como símbolo de la alegría sana de nuestra victoria.
Pero al mismo tiempo, mantendremos nuestros comités de acción popular en actitud vigilante, en acti-
tud responsable, para estar dispuestos a responder a un llamado –si es necesario- que haga el comando de
la Unidad Popular. Llamado para que los comités de empresas, de fábricas, de hospitales, de las juntas de
vecinos y en los barrios y en las poblaciones proletarias vayan estudiando los problemas y las soluciones;
porque presurosamente tendremos que poner en marcha al país. Yo tengo fe, profunda fe, en la honradez,
en la conducta heroica de cada hombre y de cada mujer que hizo posible esta victoria.
Vamos a trabajar más. Vamos a producir más. Pero trabajaremos más para la familia chilena, para el
pueblo y para Chile, con orgullo de chilenos y la convicción de que estamos realizando una grande y ma-
ravillosa tarea histórica.
¡Cómo siento en lo íntimo de mi fibra de hombre, cómo siento en las profundidades humanas de mi
condición de luchador, lo que cada uno de ustedes me entrega! Esto que hoy germina es una larga jornada.
Yo solo tomo en mis manos la antorcha que encendieron los que antes de nosotros lucharon junto al pueblo
y por el pueblo.
Este triunfo debemos tributarlo en homenaje a los que cayeron en las luchas sociales y regaron con su
sangre la fértil semilla de la revolución chilena que vamos a realizar.
Quiero, antes de terminar, y es honesto hacerlo así, reconocer que el gobierno entregó las cifras y los
datos de acuerdo con los resultados electorales. Quiero reconocer que el jefe de plaza, general Camilo
Valenzuela, autorizó este acto multitudinario, con la convicción y la certeza, dadas por mí, de que el pue-
blo se congregaría, como está aquí, en actitud responsable, sabiendo que ha conquistado el derecho a ser
respetado; respetado en su vida y respetado en su victoria; el pueblo que sabe que entrará conmigo a La
Moneda el 4 de noviembre de este año.
Quiero destacar que nuestros adversarios de la Democracia Cristiana han reconocido en una declara-
ción la victoria popular. No le vamos a pedir a la derecha que lo haga. No lo necesitamos. No tenemos
ningún ánimo pequeño en contra de ella. Pero ella no será capaz jamás de reconocer la grandeza que tiene
el pueblo en sus luchas, nacida de su dolor y de su esperanza.
Nunca, como ahora, sentí el calor humano; y nunca, como ahora, la canción nacional tuvo para ustedes
y para mí tanto y tan profundo significado. En nuestro discurso lo dijimos: somos herederos legítimos de
los padres de la patria, y juntos haremos la segunda independencia: la independencia económica de Chi-
le.
Ciudadanas y ciudadanos de Santiago, trabajadores de la patria: ustedes y solo ustedes son los triunfa-
dores. Los partidos populares y las fuerzas sociales han dado esta gran lección, que se proyecta más allá,
reitero, de nuestras fronteras materiales.
Les pido que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada. Esta noche, cuando
acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante,

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cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez
más justa la vida en nuestra patria.
Gracias, gracias compañeras. Gracias, gracias compañeros. Ya lo dije un día: lo mejor que tengo me lo
dio mi partido, la unidad de los trabajadores y la Unidad Popular.
A la lealtad de ustedes, responderé con la lealtad de un gobernante del pueblo; con la lealtad del com-
pañero Presidente”.

Santiago de Chile, 5 de septiembre de 1970

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El allendismo y la derrota:
Notas sobre Salvador Allende G.

Por Patricio Quiroga Z.1*



Salvador Allende vivió un tiempo tenso, caracterizado por el enfrentamiento entre socialismo y ca-
pitalismo2. En este contexto se insertó en la actividad pública y maduró su actividad política en consonan-
cia con la expansión del socialismo, extendido – por aquellos días - a un tercio de la humanidad; además,
recorriendo en brazos de los movimientos de liberación nacional (MLN), precursores de las revoluciones
nacional-liberadoras, dio cuenta de los cambios que caracterizaron la descolonización de los “territorios de
ultramar”, el eufemismo colonialista, empleado para referirse al dominio directo sobre los pueblos africa-
nos o los del lejano y medio Oriente, etc3. Tensiones históricas que en Nuestra América lo condujeron por
singulares derroteros, confrontando al APRA peruano, contemporizando con el venezolano Rafael Caldera
o fraternizando con Ernesto Guevara y la revolución cubana4.
Es en este contexto en que cobra sentido la contribución de Allende, siendo lo más importante de
esta construcción la búsqueda de fundamentos para la práctica política, camino enfrentado, por cierto,
con dificultades. Por ejemplo, si hacemos el mero ejercicio de enfocar los últimos años de su praxis, estas
dificultades son claramente visibles; en primer lugar, queda claro que no era un hombre de profundas re-
flexiones teóricas, esta era mas bien un instrumento para la acción política, por lo cual no pudo resolver los
problemas que le deparó – por ejemplo - su concepción de la democracia5 , hecho agravado por el peso de
la ortodoxia de aquel entonces; en segundo lugar, debió debatir con adversarios que no estaban dispuestos
al dialogo y que añoraban (re) capturar el Estado (la derecha), o reformarlo por la vía del “camino pro-
pio” (el centro político); y, en tercer lugar, la mayoría de la izquierda era tributaria de la teoría del Estado-
guardián (de los intereses de la burguesía). Pero, a pesar de estas dificultades Allende, y la generación
representada por él logró dar coherencia a un pensamiento político, me refiero a la generación de 1938.
Producto de los desafíos de su tiempo Salvador Allende dio forma a un nutrido conjunto de escri-
tos que hemos caracterizado como un cuerpo teórico en estado puro y que puede agruparse de la siguiente
6

1* Profesor de Estado en Historia de la Universidad de Chile y doctorado en Alemania en Erich Weinert Universität. Sus
principales líneas de investigación son Historia Contemporánea de Chile e Historia Contemporánea de América Latina. Actual-
mente es profesor titular de la Carrera de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso.
2 Eric Hobsbawm, Historia del Siglo XX, Editorial Crítica, Buenos Aires, 2002; También, Entrevista sobre el Siglo XXI,
Editorial Crítica, Barcelona, 2000.
3 J. Aróstegui, C. Buchrucker, J. Saborido, El mundo Contemporáneo Historia y Problemas. Editorial Biblos / Crítica,
2001. Especialmente, capítulo 13.
4 Salvador Allende, Discurso. Legislatura Extraordinaria, Senado de Chile, Sesión 7ª., 18.10.1967, p., 228; Discurso
Legislatura Ordinaria. Senado de Chile, Sesión 20ª, 27.07.1960, p., 1059.
5 Allende resolvió solo parcialmente el problema de la relación democracia-socialismo cuando el 21 de mayo de 1971
proclamó la existencia de una segunda vía al socialismo. Empero, ya era tarde, porque tuvo opositores en la propia alianza de
gobierno, lo hacía con tardanza respecto a los lineamientos del XXIII Congreso del PS que, en enero de ese año, había proclamado
la “toma del poder”. Asimismo no logró convencer al PC respecto al abandono de la teoría de la dictadura del proletariado. Incluso
representantes de la línea moderada señalaron...”El largo período que media entre la sociedad capitalista y la total trascendenta-
lidad del ser y el autogobierno libre de los hombres, en cuyas primeras etapas existirá la dictadura del proletariado, supone, con
respecto a la situación democrático burguesa un gran avance. En efecto, la dictadura del proletariado es la democracia popular...
Algunos han pretendido que el segundo camino hacia el socialismo excluye la dictadura del proletariado y han buscado amparo en
las palabras presidenciales”. Al respecto, José A. Viera Gallo, “El segundo camino hacia el socialismo, aspectos institucionales”,
en, Cuadernos de la Realidad Nacional Nº 15, diciembre, 1972, p.163.
6 Patricio Quiroga (comp.), Obras Escogidas de Salvador Allende, Editorial Grijalbo, Barcelona ,1988. Al respecto es
Importante tener en cuenta que con motivo de las celebraciones de los 1oo años han aparecido nuevos documentos, especial-
mente correspondencia. Véase, La Tercera, 27 de junio, 2008.

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manera; a saber:
- Entre 1926 y 1939 existen 28 documentos que dan cuenta de la formación de su pensamiento y donde
se manifiesta la pluralidad y tolerancia que lo caracterizó al condensar la influencia del anarquismo, del
pensamiento masón y de la teoría marxista del conocimiento;
- Entre 1939 y 1952 existen 260 documentos que permiten entender el período de definiciones sus-
tantivas en lo social, apareciendo en esos años la “trilogía”: niño/mujer/salubridad; en lo político reclamó
la inserción en el sistema político para evitar la actuación desde la periferia; y en lo partidario buscó el
rescate por la izquierda de un PS desperfilado por su participación en los gobiernos frentepopulistas;
- Entre 1952 y 1969 existen 290 documentos que conducen al descubrimiento de la estrategia político-
institucional y a la conformación de un amplio sujeto político-social, histórico y popular que impulsó la
fundación del Frente del Pueblo (1952), el Frente de Acción Popular (1956) y la Unidad Popular (1969),
y
- Entre 1970 y 1973 existen 176 obras, puntos de referencia obligatorios para entender la experiencia
de la Unidad Popular y el desarrollo inconcluso de una teoría de construcción socialista con respeto al
sistema vigente.
Del estudio de estas obras se desprenden una serie de aspectos que caracterizan el pensamiento
de Salvador Allende; entre otros: a) la adopción de un ideario social fundamentado en una teoría social
(marxismo), una teoría política (leninismo, desde los sesenta), consideraciones éticas de proveniencia
anarquista (regeneración del pueblo) y, por ciento, la presencia del oriente masón respecto a la democracia
(entendida como una largo proceso histórico); b) la firme relación que establece desde muy temprano entre
socialismo y democracia, hecho caracterizado en el respeto a la institucionalidad y en la formulación de la
estrategia político-institucional; c) la visión de la sociedad chilena, caracterizada sucesivamente (en conso-
nancia con el estado de la ciencia social de la época) como feudal, neo-colonial y capitalista dependiente,
cuadro ante el cual formuló una propuesta anticapitalista (contra la relación trabajo asalariado / capital) y
antioligárquica (por la reforma agraria); d) fórmula relacionada con un convencido antiimperialismo (rup-
tura de la dependencia y rescate de la soberanía) y latinoamericanismo (integracionismo). Aspectos que
se plasmaron en documentos y programas transformándose en el fundamento de lo que fue el allendismo:
un proyecto de sociedad (socialista) un programa de gobierno democrático, una estrategia de carácter
político-institucional y una línea de alianzas populares. Esta propuesta aleja definitivamente al allendismo
y su generación de cualquier connotación de carácter populista7.
El allendismo, a pesar de no constituir una teoría social, logró enfrentar la dominación hegemónica
de su tiempo desde una perspectiva muy amplia y global, levantando opciones u opiniones sobre la econo-
mía, la política la cultura, realzando el rol de la práctica política. De esa manera sacó el debate de lo puntual
y lo proyectó al campo de lo estratégico. En otras palabras, Salvador Allende, armado de un cuerpo teórico
de rango medio enfrentó los diversos momentos de su tiempo histórico con el objetivo de la transformación
social en sentido anticapitalista, nacional y popular, contribuyendo a la constitución de un sujeto histórico
políticamente activo, transformándose para ello en un verdadero mito movilizador. En suma; la acción
política y teórica de Salvador Allende corresponde a una lógica determinada por la evolución de su tiempo
histórico. Pero, (¡cuidado!) ese tiempo ha sufrido modificaciones.
La generación de la Unidad Popular fue posible por la existencia de condiciones históricas reales
y concretas para la configuración de un sujeto histórico de corte popular y para la aparición de una elite

7 De un tiempo a esta parte se postula la cercanía de Allende con el populismo. Cuestión compleja, porque existen a lo
menos seis acepciones de lo que unos consideran como un concepto (O. Gianni), noción (E. Faletto) o síndrome (N. Bobbio). ¿De
que tipología de populismo se habla entonces? ¿Son comparables el pensamiento y obra de “populistas” como Haya de la Torre
(Perú) o Vargas (Brasil) con el (supuestamente) de Allende? En fin, pareciera que analistas de la izquierda anti allendista intentan
de rebajar el rango del líder popular dejándolo al nivel de los navodniki rusos o J. D. Perón…¿porqué?

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Voces julio de 2008

dirigente. Me explico. No hubiese sido posible ni el liderazgo de Allende y su generación, ni la experiencia


de la Unidad Popular, sin la formación de la fuerza política que los secundó y que estuvo presente en el
sistema político desde fines del siglo XIX hasta 1973 y que llegó a configurar la alianza político-social mas
amplia de Nuestra América en 1969. La configuración de la fuerza política con sentido de cambio no fue
un acto previo a la Unidad Popular, tiene una larga historia que se inicia con la formación misma de diver-
sos tipos de organización como las mancomunales y los partidos políticos. Organizaciones que al cabo de
varias décadas llegaron a conformar la mas poderosas alianza del hemisferio sur a partir de la creación del
Frente del Pueblo (1951), y su transformación en el Frente de Acción Popular (1956) y la Unidad Popular
(1969), expresión de la unidad lograda por marxistas, laicos y cristianos en la perspectiva de acercarse al
poder político del Estado. Ahora, si bien es cierto que los partidos jugaron un rol importante no pueden
desconocerse sus límites, entre otros, la manipulación que ejercieron sobre los movimientos sociales, el
peso de las influencias externas, el clientelismo interno, el paternalismo y la incongruencia entre discurso
y acción.
Pero, no es todo, porque una cosa es la organización y otra la concepción ideológica porque estas
fuerzas políticas fueron hilvanadas por un hilo común que las cohesionó como fue la adscripción al pen-
samiento marxista lo que posibilitó la existencia de una amplia esfera de acción como sistema intelectual
constituyendo un cuerpo de pensamiento socialista que dio forma a un paradigma de investigación colecti-
va que permitió debates e intercambios a través de generaciones, regiones y de continentes en un lenguaje
común, siendo además una teoría coherente del desarrollo histórico y un modo de reconocimiento del mun-
do y de la sociedad. Este imaginario colectivo, elevado al grado de ideología cohesionó la lucha política
al conectarse con el leninismo entendido como teoría de la acción política. Pero, aún más, no solamente
existió coherencia en la ideología, sino adherencia a un patrón común de desarrollo como era el esquema
industrializador por sustitución de importaciones. Aun más, difícilmente podría calificarse la propuesta de
aquella generación como estrictamente estatista porque no rompió nunca con los cánones del desarrollismo
estructural8.
Frente político que fue reforzado por poderosos movimientos sociales9 como fue el caso de la
Central Única de Trabajadores, tal vez la central obrera mas poderosa de América Latina con sus cerca
de 800.000 activos afiliados y en plena ebullición política desde su fundación en 1953. Pero no es todo,
porque la presencia del actor-político que representó el movimiento obrero se caracterizó por la irrupción
de tres grandes oleadas que pusieron en jaque al sistema, la oleada que llegó acompañada con la protesta
anti-oligárquica y que introdujo la “cuestión social”. (1880-1930), la segunda oleada lo hizo de la mano
del proceso de industrialización y acentuó su presencia entre 1930-1960, para finalmente llegar la ola del
proletariado ligado al nuevo carácter de la dependencia a partir de los sesenta. En otras palabras, la posibi-
lidad de una revolución social dirigida por la clase obrera fue bastante real.
Por su parte el campesinado, a partir de los sesenta, logro configurar poderosas centrales cam-
pesinas como la Confederación Triunfo, la Ranquil y otras menores actuando en regiones como la Isabel
Riquelme, emergiendo así otro actor social que ligó su existencia con la idea del cambio. La influencia de
los partidos también se hizo sentir entre los pobladores, incorporados a la lucha política desde 1958, por
ejemplo, los pobladores-militantes de la población José María Caro, en Santiago, pudieron agruparse hacia
1970 en cerca de 180 comités dirigidos por socialistas, comunistas y cristianos de base que involucraron
en la acción política a cerca de 100.000 personas y donde tuvieron el punto-de-encuentro miles de dueñas

8 Néstor Restivo, Chile. La crisis de 1973 y los ciclos económicos, IEF, Buenos Aires, 2003.
9 La presencia de movimientos sociales es de antigua data en Nuestra América, aunque autores como Tourraine no recono-
cen su presencia en la región. En fin, al respecto existe una interesante polémica; sin embargo, nuestro interés es de advertir sobre
la tendencia que intenta separar en el análisis histórico el rol del partido político del rol de los movimientos sociales en circuns-
tancias que desde nuestro punto de vista estos, a pesar de deformaciones / abusos / inconciencias, en su relación, han marcado en
forma conjunta los procesos históricos. También nos parece inaceptable en esa perspectiva sublimar exclusivamente el rol de la
organización política en detrimento de la organización social.

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Voces julio de 2008

de casas, militares de baja graduación, obreros, especialmente de la construcción, feriantes, estudiantes


secundarios, universitarios, artistas populares, chóferes e incluso delincuentes y prostitutas, radicalizados
por el proceso. En otras palabras la acción del partido político, con todas sus deficiencias y carencias, fue
determinante para la movilización de los movimientos sociales, en este caso los pobladores de la zona sur
de Santiago.
Pero no fue todo, porque a este amplio abanico se sumaron importantes sectores femeninos y ét-
nicos. Por ejemplo, miles de mapuches se acoplaron a las exigencias de cambio, sucediendo lo mismo con
movimientos que incluso reclamaban autonomía territorial como fue el caso del movimiento pascuense de
1965. Recuento del que no puede exceptuarse el movimiento estudiantil de izquierda, de por sí enorme-
mente importante en las luchas políticas del continente y que en este caso venía activándose desde fines
de los cincuenta, para luego detonar el conflicto que condujo a la reforma Universitaria de 1967 y llegar a
controlar importantes federaciones como la FECH o la de la UTE. Tampoco puede silenciarse el importan-
te rol de asociaciones de carácter mesocráticas integradas a las exigencias de cambio social, como fueron
los sindicatos de los Profesores (SUTE) o la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF)... en fin,
el recuento podría ser muy largo, lo importante es señalar que en el tiempo de Allende maduró un sujeto
histórico y que Allende supo relacionarlo con el tiempo político.
Allende fue un político sagaz. Por ejemplo supo aprovechar el vacío político y orgánico que dejó
el pensador socialista Eugenio González. Un hombre profundamente respetado pero sin capacidad para
organizar. Ese vacío le permitió a principios de los cincuenta cimentar su rol de liderazgo en el preciso
momento en que entraba en crisis el modelo sustitutivo, apareciendo al mismo tiempo una percepción
de crisis nacional, esto le permitió en 1958, en momentos en que comenzaba la articulación de un nuevo
campo político y en que se fortalecían los partidos de izquierda y los movimientos sociales, fortalecer su
presencia mediante un giro estrictamente político al dejar fuera de carrera a sus aliados de la Alianza Na-
cional del Trabajo con lo que fortaleció la alianza PC / PS, en circunstancias que el Congreso de Unidad
del PS (1957) lo ungía como candidato, y en que los comunistas debían devolver la mano tendida en 1951,
cuando Allende levantó su candidatura con su apoyo desde la clandestinidad. La gran votación obtenida en
1958 le dejó en inmejorables condiciones para la campaña presidencial de 1964, alejándose de la tribuna
partidaria controlada por un Raúl Ampuero que no tenía mayor audiencia nacional. Pero, la derrota de 1964
lo debilitó, por lo que, en 1969, a través de un ardid político (una carta de agradecimiento pública sin haber
sido nombrado candidato), volvió a imponer su nombre para la justa electoral de 1970, lo que no puede
interpretarse como un giro personal, sino clara conciencia de ser el portador de un proyecto caracterizado
por tener un núcleo conductor, un proyecto de sociedad, un programa de gobierno, una estrategia, una tác-
tica y amplio apoyo internacional10.
Ahora bien, aquí reside una de las diferencias sustantivas entre ayer y hoy. Allende y su generación
reflejaron el ascenso del partido político y de los movimientos sociales y su proyección como fuerza de
cambio. Sabiendo aprovechar su coyuntura histórica incentivaron la demanda, la movilización y la partici-
pación social, ofreciendo un proyecto claro y coherente, lo que sumado a las características de la coyuntura
internacional, les permitió ensayar el proyecto de transformación.
Esa situación quedó atrás. Y no ha sido bien comprendida por múltiples analistas que han inten-
tado volver a constituir sujeto desde el allendismo sin el necesario análisis comparado. Por eso, re-editar
el allendismo de antaño, sin tomar en cuenta el cambio, explica los estancamientos actuales del universo
popular, porque el movimiento obrero, a raíz del golpe de Estado de 1973, no solamente fue quebranta-
10 En efecto, Allende contaba no solo con la experiencia y un fuerte liderazgo en la izquierda. Además estaba apoyado por
equipos técnicos que habían elaborado importantes propuestas traducidas en Programas de Acción Presidencial que se sustenta-
ban en los principios de la CEPAL, consideraciones socialistas generales y desde mediados de los sesenta en los postulados de la
teoría de la dependencia. Al mismo tiempo su figura era respetada en el otrora campo socialista, entre los MLN y la amplia red de
representación y pensamiento socialista. En otras palabras era un político-estadista conocido y respetado más allá de las fronteras
nacionales.

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Voces julio de 2008

do políticamente, sino que hubo un cambio estructural que terminó con una industrialización trunca. El
campesinado sufrió una profunda mutación con la irrupción neoliberal en los campos y su transformación
en una agro-industrial orientada hacia la exportación. El movimiento estudiantil también sufrió variacio-
nes... hoy es mas objeto de la tiranía de las marcas que de la práctica política, los mapuches quedaron
fraccionados, temerosos y divididos después de la contrarreforma agraria, las etnias que proclamaron su
adhesión a Salvador Allende viven al margen del sistema, mientras la ANEF y el Colegio de Profesores
languidecen o se activan de vez en cuando en función de reivindicaciones de coyuntura sin lograr retomar
la senda estratégica de antaño. Por su parte los pobladores viven el abandono del partido, la destrucción de
sus organizaciones por el crecimiento de la urbe y un acelerado proceso de expansión de la delincuencia
entendida como una práctica de sobre-vivencia; y finalmente, las capas medias viven un intenso proceso
de fragmentación político-cultural habiéndose transformado en mera masa-de-maniobra electoral.

Epílogo.- En conclusión, re-editar la experiencia allendista con los antiguos actores es imposible
en una sociedad que, además, cambió. Empero, quedan el ejemplo de los principios, la visión-de-cambio,
la experiencia histórica y una cultura de contra-poder, alicientes más que suficientes para el estudio de
una nueva estrategia que contemple a los nuevos actores de la escena histórica. No olvidemos que re-
cientemente se han conmemorado los setenta años del fallecimiento de Antonio Gramsci y los cien años
de los sucesos de la escuela Santa María de Iquique11, ambos fueron momentos de recogimiento, rescate
de la memoria y de importante reflexión. En lo que salvador Allende se refiere este puede ser un ejemplo
fructífero, esta podría ser la oportunidad para dejar de lado la frase halagadora o “políticamente correcta”
y emprender el vuelo desde la teoría crítica. Entonces, ¿porqué no transformar esta celebración en un mo-
mento de recogimiento y de estudio del allendismo para hacer el balance histórico necesario, para desechar
aquello que perdió validez, retomar lo que aún tiene vigencia, e imaginar y afrontar nuevos desafíos en la
perspectiva de remozar el alicaído pensamiento teórico y la acción política de los sectores que promueven
el cambio social?

11 Sin ir muy lejos, en nuestro país, se llevaron a cabos dos interesantes experiencias al respecto. Estas fueron el seminario,
“El pensamiento de Antonio Gramsci” convocado por ICAL a mediados de 2007. Posteriormente, a fines de año, se llevó a cabo
el encuentro “A cien años de Santa María de Iquique” convocado por la UNAP. Lo interesante en ambas citas es que aparecieron
nuevas matrices de pensamiento y se anunciaron nuevas líneas de investigación que revitalizando la teoría crítica confrontaron al
pensamiento único, así como al esencialismo historicista.

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Voces julio de 2008

Bibliografía

Fuentes:

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• Periódicos: El Siglo, El Mercurio, El Diario Ilustrado, La Nación, La Opinión.
• Revistas: Avance, Rumbo, Consigna, Núcleo, Acción Socialista, Boletín Bimensual.
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Impresos:

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ANÁLlSIS BIBLIOGRAFICO

El Marxismo y la Filosofía del Lenguaje


de Valentín Voloshinov

Por Israel Fortune1*

...y si le digo que en Chile “desaparecidos” es una palabra grave,


lo más probable es que usted me encuentre la razón y me diga:
“Si, lo es porque la voz se carga en la penúltima sílaba…
Pero no es tan grave, no se preocupe, termina con “ese”,
lo que significa que la tilde no se dibuja”…
…políticamente prosódicos.

Introducción

Hoy existe un alto grado de acuerdo en que la dominación de una clase sobre otra no sería sos-
tenible mediante el sólo uso de mecanismos de represión coercitiva o coactiva, vale decir, mediante la
amenaza o el uso de la fuerza por parte de una autoridad visible y definida. Desde la simple necesidad
del actual modelo económico de mantener su funcionamiento en un clima de “normalidad”, hasta el alto
nivel de transversalidad social e ideológica que gozan ideas como la “libertad” o el “pluralismo”, existen
factores que hacen necesario que la dominación se manifieste bajo una lógica de transformación continua
en términos de generar constantemente la hegemonía y el consenso que hagan posible la cooptación de los
dominados por parte de quienes dominan.
La situación descrita se hace aún más patente a la hora de analizar la situación actual. En efecto,
la hegemonía parece ser hoy la lógica de dominación por excelencia: “La lucha de clases es cosa del siglo
pasado y hoy todos tomamos parte de las decisiones o por lo menos nos mantenemos informados de lo que
pasa”, podría bien ser la idea que atraviesa a la sociedad de polo a polo, ya sea por cuanto quienes así lo
crean como quienes así les conviene que se crea.
También existe acuerdo sobre el papel de primera importancia que le cabe en este contexto a los
medios de comunicación, de hecho lo dicho aquí hasta ahora parece ser el “sentir común” de todos quienes
nos vemos en nuestro derecho y deber de trazar un verdadero proyecto social2 sin poder siquiera hacerlo
visible como una verdadera alternativa.
Sin embargo, en la mayoría de los casos el “sentido común” es poco más que un espejismo, y
como futuros cientistas sociales, lo último que debemos hacer es apoyarnos en él. El delineamiento de una
estrategia que permita materializar un verdadero proyecto social necesita por tanto más que una mera ex-
plicación de el qué acontece, que es lo que se ha explicado hasta ahora, es decir, “acontece la dominación
hegemónica que crea consenso mediante la generación de una opinión pública controlada por lo medios de
comunicación”, sino que necesita una fundamentación del cómo opera la hegemonía.
Una respuesta a esta problemática puede elaborarse mediante la lectura de la obra que se analiza

1* Estudiante de quinto año de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso.


2 Entendiéndolo como verdaderamente trazado por y para la sociedad.

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a continuación, El marxismo y la filosofía del lenguaje. Si afirmamos que los medios de comunicación
manufacturan el consenso de la sociedad y que la forma básica de comunicación al interior de la sociedad
es el lenguaje, es entonces en él donde debemos buscar los elementos que permitan dar una explicación
profunda sobre cómo la dominación opera en su nivel más cotidiano. He aquí la relevancia de la obra.

El presente análisis no pretende ser un resumen estático de los contenidos y conclusiones de la


obra, sino una contextualización que permita su correcta lectura. Esto no puede ser de otra manera, sobre
todo si decimos primeramente que El marxismo y la filosofía del lenguaje es el texto que inaugura dicha
temática, por lo que su finalidad es establecer el problema más que dar una solución determinada.
Para el ordenamiento del análisis comenzaremos entonces con una contextualización de la obra en
términos de cómo surgió y con qué corrientes científicas está discutiendo. Seguido de esto, se presenta una
sistematización de los principales conceptos, problemas y posibles soluciones que se plantean. Una vez
logrado lo anterior será posible insertar la obra dentro de la teoría epistemológica que la recoge y que está
principalmente dirigida a la los denominados Estudios Culturales. Así será posible finalizar con las claves
que aporta para el “oficio del historiador” en particular y para el análisis de la realidad social presente (sin
decir con esto que ambas dimensiones de análisis estén separadas).

Contexto histórico

La autoría de El marxismo y la filosofía del lenguaje es algo difícil de determinar. Si bien figura fir-
mado por Valentín Voloshinov, mucho se discute acerca de si es o no una obra de su maestro Mijail Bajtín.
Lo que sí se sabe a ciencia cierta es su origen en el seno de un grupo de intelectuales de la URSS durante
la década del 20` conocido como El Círculo de Bajtín, que estuvo dedicado a la discusión del problema de
la cultura y la ideología. En él:

La reflexión no se concebía en aislamiento, sino en permanente diálogo con los demás. Los grupos –ins-
titucionalizados o no- proliferaban, se organizaban debates, y la conversación pública o privada se sostenía
como la forma privilegiada para generar ideas. Es verosímil que la concepción de Bajtín sobre la esencia
colectiva de la creación fuese incitada por la solidaridad intrínseca al pensamiento ruso de su época. Desde
esta perspectiva resultaría banal discutir quien tomó el lápiz para escribir determinado libro. El texto nunca es
propiedad privada, es engendrado en el diálogo, comunitariamente. (Silvestri y Blanck, 1993: 19)

Las principal cuestión que preocupaba al grupo en este sentido, era la de conseguir una aproxi-
mación a estos problemas desde una real analítica marxista, es decir, que diera cuenta de los fenómenos
ideológicos desde una perspectiva tanto dialéctica como objetiva, entendiendo lo real y objetivo como lo
determinante dentro de una formación social dada y más allá de lo meramente físico.
Entonces, a diferencia de las fórmulas rígidas que venía planteando un marxismo ya escolastizado
y que contemplaba a la ideología como una superestructura totalmente dependiente de lo económico, el
Círculo de Bajtín, impulsó una visión dinámica de ésta con el fin de aprehender su influencia en la realidad.
En tal sentido, si la ideología también “genera” realidad y la determina, ¿Cómo abordarla?. Una pista para
esta respuesta ya había sido enunciada:

El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe

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también para los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir también para mi mismo; y el lenguaje nace
como la conciencia, de la necesidad, de los apremios de la relación con los demás hombres. (Marx y Engels,
1846: 21)

De esta manera el lenguaje adquiere un rol protagónico en la construcción social de la ideología y


de sus manifestaciones en la realidad, por lo que su estudio resulta fundamental.
Si esta postura generaba anticuerpos al interior del pensamiento marxista, mucho más lo hacía con
respecto de las demás matrices teóricas que si bien se habían preocupado de estudiar el tema del lenguaje,
en ningún momento lo habían hecho desde una perspectiva sociológica.
Una de estas corrientes era la del subjetivismo idealista que, desde sus principales representantes
Wilhelm Humboldt y Wundt, se manifestaba al interior de la psicología. Para ésta, el lenguaje era un pro-
ducto de la conciencia individual de cada sujeto y por tanto era la manera de entender la interioridad del
individuo y su manifestación creativa y subjetiva hacia la sociedad. Así, el subjetivismo idealista elabora
acerca del estudio del lenguaje los siguientes postulados:

1) El lenguaje es actividad, es un continuo proceso constructivo de creación (energía) realizado en los actos
discursivos individuales.
2) Las leyes de la creación lingüística son leyes individuales y psicológicas.
3) La creatividad lingüística es una actividad consciente análoga a la artística.
4) El lenguaje como producto hecho (ergon), como sistema estable de una lengua (vocabulario, gramática,
fonética), es una especie de sedimento muerto, una lava petrificada de la creación lingüística, construido en
abstracto por la lingüística con los fines de enseñanza práctica de una lengua como un instrumento hecho.
(Voloshinov, 1992: 77)

Opuestamente al subjetivismo idealista se ubicaba la corriente denominada objetivismo abstracto.


Ésta planteaba el estudio del lenguaje desde la lingüística, que bajo la influencia de la filología, lo abordaba
como un producto ya terminado y sometido a leyes universales y atemporales. La escritura existía como
material físico para estudiar el lenguaje y era posible descomponerlo hasta descifrar sus principios más
básicos. Siendo Vossler su principal exponente el objetivismo abstracto puede resumirse así:

1) La lengua es un sistema estable e invariable de formas normativamente idénticas, sistema previamente


dado a la conciencia individual e incuestionable para ésta.
2) Las leyes de la lengua son leyes específicamente lingüísticas, que expresan la relación entre los signos lin-
güísticos dentro de un sistema cerrado de la lengua. Son leyes objetivas para toda conciencia subjetiva.
3) Las relaciones lingüísticas específicas no tienen nada que ver con los valores ideológicos (artísticos, cog-
noscitivos y otros)[…]
4) Los actos individuales de enunciación desde el punto de vista de la lengua aparecen como refracciones y
variaciones casuales, o sólo como distorsiones de las formas normativamente idénticas […].Entre la lengua y
su historia no hay relación ni motivación común. Son ajenos el uno a la otra. (Voloshinov, 1992: 87)

Bajo este contexto es que aparece por primera vez en 1929 El Marxismo y la filosofía del lenguaje.
Revisemos ahora esquemáticamente su contenido.

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El marxismo y la filosofía del lenguaje



En concordancia con lo ya expuesto, Voloshinov da cuenta en su obra de la falta de dialéctica con que
es abordada la ideología hasta el momento y de cómo en su estudio la causalidad mecánica y el concepto
positivista de lo empírico no logran dar respuesta ni a sus orígenes ni a sus implicancias, frente a lo cual
demuestra que, ambas aristas residen en lo social por medio del lenguaje.
Para entender este fenómeno, lo primero es sostener que la comprensión de la realidad por parte
del hombre no es un acontecimiento pasivo, es decir, los fenómenos naturales son convertidos en signos
que es posible interiorizar y transmitir por parte de los sujetos, y como expresa Voloshinov:

…el carácter sígnico y el conocimiento global y multilateral mediante la comunicación no se expresa en nin-
guna forma tan descollante y plena como el lenguaje. La palabra es el fenómeno ideológico por excelencia.
Toda la realidad de la palabra se disuelve por completo en su función de ser signo. En la palabra no hay nada
que sea indiferente a tal función y que no fuese generado por ella. La palabra es el medio más puro y genuino
de la comunicación social. (Voloshinov, 1992: 37)

De aquí se entiende que el lenguaje es la forma en que la sociedad significa la realidad, la traduce a sig-
nos con el fin de entenderla y transmitirla: cada palabra constituye un signo. Pero además, en este proceso
los signos son cargados de significado. Dicho significado no es el sinónimo objetivo del fenómeno físico
que un signo representa, sino la carga semántica que éste adquiere, o dicho en otras palabras, es el sentido
o la connotación que una palabra posee; lo que Voloshinov conceptualiza como el acento social. A su vez
esta carga se produce por medio del uso social del signo, lo que quiere decir que los signos son utilizados
bajo un contexto y un proceso histórico de generación.
Grafiquemos lo expuesto: Un trozo de mineral sólido de tamaño considerable es un fenómeno
físico que léxicamente se traduce como “piedra”. Pero cuando enuncio el signo “piedra”, su sentido de-
penderá del contexto en que se encuentre el enunciado, adquiriendo una connotación positiva, negativa,
constructiva, destructiva, etc. Entonces paralela a la realidad física se constituye una realidad ideológica
por medio del uso de los signos. Sin embargo:

Todo signo ideológico no sólo aparece como un reflejo, una sombra de la realidad, sino también como parte
material de esta realidad. […] Tanto el signo mismo como todos los efectos que produce, esto es, aquellas re-
acciones, actos y signos nuevos que genera el signo en el entorno social, transcurren en la experiencia externa.
(Voloshinov, 1992: 33)

De esta forma entendemos que todo signo es ideológico en la medida en que se ubica entre los fe-
nómenos físicos o naturales y su observación por parte de los sujetos, y que al ser utilizados en la sociedad,
lo ideológico pasa a ser componente activo de lo real.

Si el lenguaje es la manifestación material de la ideología y ambos son una producción social, vale
preguntarse ¿Qué es lo social? Y ¿Cómo el lenguaje es producido socialmente?. La razón de ser de estas
preguntas es llegar a la conclusión de que lo necesario según Voloshinov, es realizar una síntesis entre las
corrientes opuestas explicadas más arriba (subjetivismo idealista y objetivismo abstracto), es decir, demos-
trar que el lenguaje, como portador de la ideología es un fenómeno tan individual como colectivo y que
ambas dimensiones no son excluyentes dentro de lo social. Veámoslo de la siguiente manera:

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Lo que más dificulta nuestro problema de deslinde entre el psiquismo y la ideología es el concepto de
lo “individual”. Como correlato de lo individual suele pensarse en lo “social”, de ahí que el psiquismo sea
individual y la ideología social. (Voloshinov, 1992: 61)

El problema radica aquí, lo contrario de lo social no sería lo individual, sino lo natural o lo pre-
social. Así, lo individual sería componente de lo social en la medida que los individuos interactúan dando
existencia a lo colectivo. También lo individual y todo lo que ello conlleva sería un producto socioideoló-
gico, pues el material con que opera la conciencia, es decir, los signos, son producidos por medio de su uso
social. Un pensamiento, mientras permanezca en el fuero interno de una persona, no está completo, pues
carece de su significancia social, permanece aún en un nivel inferior.
Ahora, con respecto a la producción social del lenguaje, debemos partir desde la premisa de que
éste es una forma de expresión. Todo discurso está dirigido a un interlocutor, ya sea un interlocutor física-
mente definido o incluso sea simplemente otra idea. El origen “externo” de la palabra, vale decir, “entre”
dos sujetos implica que sea el hecho de la expresión lo que organiza la vivencia de los hablantes: el lengua-
je que surge entre ellos, se genera desde la interacción discursiva:

El aspecto de la orientación del lenguaje hacia el interlocutor es de suma importancia. En realidad, la pa-
labra representa un acto bilateral. Se determina en la misma medida por aquel a quien pertenece y por aquel
a quien está destinado. En cuanto palabra aparece precisamente como producto de las interrelaciones entre
del hablante y el oyente. Toda palabra expresa a “una persona” en su relación con “la otra”. En la palabra me
doy forma a mi mismo desde el punto de vista del otro, al fin de cuentas desde el punto de vista de mi colecti-
vidad. La palabra es el puente construido entre el yo y el otro. Si un extremo del puente está apoyado en mi, el
otro se apoya en el interlocutor. La palabra es el territorio común compartido por el hablante y su interlocutor.
(Voloshinov, 1992: 121)

De lo citado, se desprende que desde que mi pensamiento se vuelve signo social por medio de la
palabra, hay en él una consideración hacia el otro, o mejor dicho, que el otro está implícito en lo que yo
digo: que hay en lo que digo una palabra ajena.
El hecho de que el lenguaje se componga de de más de una voz no quiere decir de ninguna manera
que el significado resultante de los signos sea algo armónico, es más, la multiplicidad de acentos sociales
residentes en un mismo signo son el correlato ideológico de las convulsiones sociales materiales y, por
lo tanto, también, operan en el lenguaje los mecanismos pertinentes para que el status quo se mantenga.
Para efectos de la dominación la ideología en su conceptualización clásica plantea dicha situación como lo
común y natural. Esta idea de sentido común opera en el lenguaje transvacijando una situación pasada en
la realidad presente, disfrazando lo que es como lo que debe incuestionablemente ser y coartando lo que
podría ser a través del cambio social; dando cabida a lo que Roland Barthes llama El efecto de realidad
(Barthes, 1987: 179). La clase dominante al hegemonizar el enunciado o dicho en términos de un análisis
contemporáneo, la opinión pública, superlativiza el elemento ajeno que hay en el discurso de los domina-
dos. O en otros términos: aunque los dominados sean autores de un discurso determinado, está inserto en
él la palabra de los dominantes de manera hegemónica y a todo nivel, desde la estructura del discurso (que
podría ser jerarquizante por ejemplo en lugar de anti autoritario), hasta su tema (que podría ser reformista
en lugar de revolucionario).
La conclusión central a la que llega la obra que analizamos es entonces que en el carácter multia-
centuado de los signos ideológicos, para una de las clases sociales el significado hegemónico:

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…no coincide con el colectivo semiótico, es decir con el grupo que utiliza los mismos signos de la comuni-
cación ideológica. Así las distintas clases sociales usan una mima lengua. Como consecuencia en cada signo
ideológico se cruzan los acentos de orientaciones más diversas. El signo llega a ser la arena de la lucha de
clases. (Voloshinov, 1992: 49)

Del Círculo de Bajtín a los Estudios Culturales:

A partir de ahora nos abocaremos a realizar una actualización de la publicación analizada. Prime-
ramente lo haremos desde la resonancia que tuvo en otra escuela posterior, la de los Estudios Culturales.
La obra del Círculo de Bajtín, tardó varios años en ser difundida en occidente, es así como sólo
hasta la década de los 70` será revalorizada por algunos intelectuales británicos provenientes principal-
mente de la Escuela de Birmingham, cuyos principales exponentes son Raymond Williams y Stuart Hall.
(Mattelart y Neuveu, 2004)
Los postulados de la Escuela de Birmingham, que desarrolló los Estudios Culturales, apuntan a
considerar a la cultura como más que un mero reflejo de la realidad o una superestructura del edificio so-
cial:

Por lo tanto, en oposición a su desarrollo en el marxismo, no son la base y la superestructura las que ne-
cesitan ser estudiadas, sino los verdaderos procesos específicos e indisolubles dentro de los cuales, desde un
punto de vista marxista, la relación decisiva es expresada por la compleja idea de la determinación (Williams,
1997: 101)

Es decir, el estudio y la comprensión de una formación social determinada no debe ser compren-
dido desde una lógica de causalidad mecánica en que lo económico da origen a lo cultural, sino desde una
óptica dialéctica en que lo económico, lo político y lo social se interrelacionan y se sostienen entre sí. Es
en esta relación donde los distintos elementos se definen.
En concordancia con esto, es en el plano de la cultura donde la ideología realmente opera. Basán-
dose en los enunciados de Voloshinov, Hall sostiene:

El problema es cómo dar cuenta del hecho de que, en la esfera de las ideas, el significado, el valor, los con-
ceptos y la conciencia, los hombres pueden “experimentarse” a sí mismos de modos que no se corresponden
plenamente con su situación real. ¿Cómo puede decirse de los hombres que tienen “falsa” conciencia de cómo
se atienen a, o se relacionan con, las condiciones reales de su vida y producción? ¿Puede el lenguaje, el medio
por el que se transmite la cultura humana en el “sentido antropológico”, convertirse también en instrumento
por el que es “distorsionado”? (Hall, 1981: 5)

Por medio del lenguaje, de la carga semántica de las palabras, de su significación social, una ideología
posee el poder de distorsionar la realidad y de presentar el orden actual de las cosas como lo natural. Para
esto la ideología necesita mecanismos de difusión. Por lo tanto:

Debe haber distintos niveles de práctica en correspondencia con estas dos instancias de la formación social.
Para entender el papel de la ideología debemos ser capaces de dar cuenta de los mecanismos que sostienen

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consistentemente, en la realidad, una serie de representaciones que no son muy falsas frente a las “relaciones
reales” de las que dependen de hecho (que no son una falsa inflexión de ellas). (Recordemos que, puesto que
el mercado existe y la gente compra y vende cosas, las ideologías de mercado se materializar en prácticas de
mercado.) (Hall, 1981:. 8)

Así, se puede decir que una fiel expresión de lo dicho, en la actualidad se constituye en los medios
de comunicación de masas. A partir de estos la ideología dominante se difunde de forma coherente con
el modo de producción imperante ejerciendo un triple efecto que Hall sintetiza a partir de los estudios de
Poulantzas: el primero consiste en enmascarar y desplazar, ocultar y reprimir los cimientos antagonistas
del sistema. El segundo efecto es el de fragmentación o separación, en que los intereses colectivos de las
clases trabajadoras se fragmentan en oposiciones internas. Por último, la ideología impone una coherencia
o unidad imaginaria, la que se representa a través de conceptos como “nación”, “opinión pública”, etc. Si
bien las determinaciones culturales que la ideología dominante, a través de los medios de comunicación,
pretende implantar pueden verse limitadas por otros discursos contrahegemónicos, dicha ideología abre
en la opinión pública un espacio en que se puede dar cierto grado de debate, aunque siempre limitando las
opciones. De esta manera las contraculturas son cooptadas por la dominante al generar una apariencia de
diversidad y aceptación que en realidad no existe.

Para abordar este problema, el método que los estudios culturales utilizan es el de análisis crítico del
discurso (ACD). A través de éste se rastrean en el lenguaje, en sus expresiones más cotidianas, el cómo la
ideología dominante se difunde y reproduce la situación de dominación no como un discurso ejercido a la
fuerza desde arriba, sino desde el cómo opera en los niveles más profundos de la sociedad.

El lenguaje y la hegemonía desde la historia.

Además de lo explicado, una advertencia central que debemos hacer, es la de que desde ninguna pers-
pectiva las ideas aquí sintetizadas deben ser pontificadas o declaradas inamovibles, tal cosa desde la analí-
tica marxista sería un suicidio. Un complemento que podría hacerse a la obra de Voloshinov podría aludir
por ejemplo a la conceptualización que se hace sobre la ideología. Si bien hay un avance implícito, el
carácter inaugural de la publicación deja muchos elementos sin precisar. Una definición más elaborada
y contemporánea de “las” ideologías es por ejemplo la que aporta Teun van Dijk, quien las define como
la base de las representaciones sociales compartidas por un grupo. (van Dijk, 2006: 21). Más allá de las
suspicacias que esta definición pueda traer y que sería demasiado extenso analizar aquí, se deriva de la
nueva concepción del término, que la dominación ideológica no ocurre por medio de la simple imposición
de la clase dominante, sino que esta consiste en la hegemonización de la complejidad ideológica social
con el fin de encausarla a sus propios intereses. Al mismo timepo da cuenta de la posibilidad de generar
ideologías por los dominados en oposición a los dominantes, introduciendo a los sistemas de creencias en
los conflictos sociales y superando la visión clásica que la entiende sólo como una invención de la clase
dominante que es impuesta por la fuerza. Como se ve, lo que aquí pretendemos es dar a estas teorizaciones
la mayor instrumentalidad posible.

En el mismo plano instrumental sostenemos que si bien los Estudios Culturales, así como el Cír-
culo de Bajtín, poseen una orientación de tipo más sociológica, nosotros proponemos aquí aplicar sus
teorías a la disciplina de la historia. De esta manera sería posible dar un paso más en la explicación de los
procesos históricos desde la interrelación de los elementos que los componen. Esta perspectiva resulta

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particularmente útil para la historia contemporánea, por ejemplo si queremos explicar los procesos de des-
politización social y la hegemonía del discurso neoliberal.

También afirmamos, ahora con mayor fundamento, aquello intuíamos en la introducción: Si que-
remos generar un verdadero proyecto social, esto pasa también (y bajo el actual contexto quizás pueda
decirse antes que todo) por apropiarnos de la realidad en el plano de lo discursivo. Se hace necesario dar
cuerpo a una significación de la realidad que en el plano de lo teórico de cuenta de la complejidad de lo
social, que en el plano de lo político sepa interpelar a los sujetos y que en el plano de lo propiamente social
genere la conciencia de que las cosas pueden ser de otra manera.

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en www.nombrefalso.com.ar)

57
DOCUMENTO Nº 3

Iconografía referida al Proyecto de


Escuela Nacional Unificada (ENU)1

El Gobierno democrático de la Unidad Popular, como experiencia de tránsito al socialismo, requería de


un sistema educacional mucho más plural, integral y humanista que el mantenido hasta el periodo. Por ello,
se inicia la modificación del sistema de educación regular (Parvularia, General, Politécnica), orientado a
fomentar las más altas posibilidades de desarrollo individual, para la construcción de la nueva sociedad.
Así, es impulsada La Escuela Nacional Unificada (ENU), con la clara convicción de ser un proyecto
de educación permanente, democrática, pluralista, productiva y humanista, para la integración plena del
hombre activo en sociedad.

1 caricatura publicada originalmente en revista Chile Hoy, durante el transcurso del mes de marzo del año 1973, nos gra-
fica la construcción de la nueva educación para el desarrollo pleno del trabajador y Chile.

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