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http://www.fad.es/contenido.jsp?id_nodo=77&&&keyword=&auditoria=F
No hay ningún recurso mejor o peor que otro. Lo que ocurre es que no
todos los tratamientos son los adecuados para todos los casos. Por lo
tanto, es muy importante adaptar las necesidades que presenta el
consumidor con respecto a los objetivos que se van a plantear para su
recuperación y por lo tanto, al recurso que se seleccione.
En la escuela
Introducción
Desde sus inicios la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción hizo una
apuesta firme y decidida por centrar su campo de acción en la
prevención, en el convencimiento de que ésta era la línea fundamental
en el abordaje de los consumos de drogas y de sus consecuencias. Este
convencimiento ha sido refrendado por las principales instituciones
nacionales e internacionales, que unánimemente recomiendan reforzar
el trabajo en esta línea. La FAD entiende que prevenir los consumos no
puede limitarse a la advertencia de los riesgos. Siendo esto necesario,
es preciso ir más allá. Prevenir exige apoyar el desarrollo de las personas
y de los grupos sociales, muy concretamente de los jóvenes, tratando de
generar espacios de una mayor libertad. Libertad que hay que entender
como la capacidad de ser autónomo, de tener más opciones viables, de
ser más capaz de organizar la propia vida, sin necesidad (o con menos
necesidades) de acudir a apoyos exteriores; mucho menos, a soluciones
"mágicas" que terminan por volverse contra la propia persona,
empobreciéndola y limitándola.
Esta tarea de prevención coincide casi exactamente con lo que es la
tarea de la educación. Los objetivos en buena medida son los mismos;
hasta el punto de que no podemos prevenir sin educar, y para poder
hacerlo necesitamos absolutamente contar con los educadores.
Sabemos que no podemos dejar la responsabilidad de la educación a
cargo exclusivamente de los profesionales de ésta. Todos, empezando
por la familia y la propia comunidad, hemos de asumir parte de la
exigencia de ayudar a que nuestros jóvenes crezcan más maduros y más
libres. También sabemos que no es infrecuente la tendencia a delegar la
totalidad de la tarea en las manos de los educadores, que se ven
cargados con la responsabilidad colectiva. Por eso la FAD siente un doble
compromiso: intentar que todos asumamos la cuota de empeño que nos
corresponde y ayudar a los educadores para que puedan realizar, sin
exigencias imposibles, su propio esfuerzo profesional y el que la
sociedad les solicita.
Programas escolares y niveles educativos