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267-282
TRADUCCIONES
Ina Fourie*
Departamento de Ciencias de la información. Universidad de Sudáfrica (UNISA)
* FouriI@unisa.ac.za
1
Traducción del artículo originalmente publicado en: The electronic Library, vol. 17, nº 1, January 1999,
realizada por Tomás Saorín Pérez (tsp@um.es). El texto es una versión actualizada de una comunicación
presentada al Fourth Southern African Online Meeting, celebrado el 12 de junio de 1997 en Midran, Suráfri-
ca.
N. del T.: El término clave user-empowement se ha traducido como “potenciación del usuario”, intermediaries
se ha traducido preferentemente como “mediador”, frente a su casi sinónimo “intermediario”, destacándose el
papel activo del profesional, frente al de angente interpuesto en una transacción. El término Support se aplica
como “ayuda” tanto como “servicio de soporte”.
268 INA FOURIE
1. INTRODUCCIÓN
Hay muchas posibles reacciones cuando nuestro entorno y nuestras vidas cambian.
Nuestras reacciones dependerán, entre otras cosas, de nuestra posición con respecto a:
• autoestima.
• Habilidades.
• Filosofía de la vida (por ejemplo un acercamiento fatalista a lo inevitable, o la cre-
encia en la posibilidad del cambio positivo)
En el entorno laboral, las reacciones están influidas no solo por los individuos sino
también por los grupos, equipos, el modelo de gestión o la cultura organizacional. En
este artículo se enfatizan tanto las reacciones individuales como las de la dirección. Los
profesionales de la información pueden reaccionar de varias maneras a la desintermedia-
ción, por ejemplo pueden:
Las primeras tres reacciones (de los puntos 1 a 3) son poco prometedoras para el
futuro de los mediadores. A menudo las reacciones pasivas (punto 1) se pueden atribuir
a la ignorancia, pero lamentarse por ella no prevendrá sus consecuencias. En lugar de
ello, los profesionales de la información deben estar alerta al entorno cambiante y a las
expectativas de los usuarios como prerrequisito para su supervivencia a partir de los 90.
Los cambios derivados del entorno general, como la educación o el entorno laboral de
los usuarios finales, también deberán tenerse en cuenta (como veremos un poco más
adelante).
El proclamarse único experto en ciertos campos (punto 3) (por ejemplo en la gestión
de información) podría tener consecuencias fatales. El profesional duda de las habilida-
des del usuario final para buscar y evaluar con efectividad los resultados de su búsque-
da, pero ningún ataque contra las búsquedas de usuario final (muchas de ellas sin fun-
damento real) los disuadirá de ello si verdaderamente ese es su deseo. Por el contrario si
reciben un servicio excelente por parte de profesionales, por ejemplo productos de valor
añadido o servicios de alerta, pueden convencerse de la importancia del profesional de la
información. (Algunos ejemplos (Schulman, 1998) pueden ser la recopilación de guías
de recursos online adaptadas a las necesidades de los usuarios y manuales de procedi-
miento para operaciones complejas para el usuario). Lo mismo puede decirse de los
programas de formación para usuarios finales competentes, que demuestran el poder de
una búsqueda efectiva. En otras palabras, hemos de demostrar con hechos nuestra capa-
cidad. (Este argumento se defenderá más exhaustivamente). En lugar de discutir con
usuarios finales y otros agentes implicados que podrían amenazar la posición de los
mediadores, tiene más sentido dedicar el tiempo y la energía a afianzar la posición de
los especialistas en información.
Los puntos 5 y 6 tratan sobre las opiniones personales. Aunque a menudo se cite la
opinión de los expertos, siempre puede fundamentarse nuestro punto de vista personal
sobre la desintermediación, sea el que sea. El conocimiento de los expertos siempre es
un valioso punto de referencia, pero debemos recordar que también se equivocan. Teno-
pir (1996), por ejemplo, si bien predijo que la búsqueda directa del usuario final trans-
formaría por completo el papel del mediador, actualmente mantiene que existe un futuro
para ambas situaciones; la búsqueda directa del usuario final y a través de intermedia-
rios. Si bien es esencial conocer las opiniones autorizadas, nunca debe ser el único fun-
damento de nuestra toma de decisiones.
(La noción del trabajo del PI en el contexto social global se tratará con más detalle
en la sección 4).
El proyecto IMPEL identificó cuatro posibles escenarios para la desintermediación:
(1991) llegan a la conclusión de que la búsqueda online es todavía una técnica impreci-
sa.
Aunque se previó una progresiva extensión de las búsquedas de usuario final y se
adivinaron nuevos papeles para los mediadores (formación, consultoría en el diseño y
evaluación de bases de datos) parece que los profesionales de la información no se lo
han tomado demasiado en serio. No se observan programas internos de reciclaje de los
mediadores en habilidades de búsqueda, aseguramiento de la calidad y evaluación del
rendimiento. Incluso han sido ampliamente ignoradas las propuestas sobre mejorar las
capacidades formativas, los métodos y materiales didácticos de los profesionales de la
información. En lugar de reconsiderar a los PI como auténticos formadores en potencia
(y formarlos para ello), se arremetió contra la falta de calidad de las búsquedas de los
usuarios finales. La bibliografía reciente muestra sin embargo una tendencia hacia la
recontextualización del PI como formador – sobre todo en relación con Internet (Allen
1996; Barry 1997; Fisher y Bj φner, 1994).
En cuanto al pasado comportamiento de la profesión, sobre todo en su papel de me-
diador o intermediario, hay algunas preguntas que cada individuo que desee proseguir
su carrera profesional como mediador (o por lo menos tener un papel en el campo de la
búsqueda online) debería plantearse:
¿Conozco las fuentes de información (por ejemplo bases de datos, motores de búsqueda)
y me esfuerzo siempre en elegir la mejor fuente?
¿Conozco en profundidad las posibilidades de búsqueda avanzada?
¿Soy crítico con mis estrategias de búsqueda, y trato de afinarlas según las indicaciones
de la base de datos o la bibliografía sobre el tema?
¿Cuál es la relación coste-efectividad de mis búsquedas?
¿Estoy al día en los avances en técnicas de búsqueda online?
¿Tengo información actualizada de la base de datos y sus productores?
¿Empleo tiempo en cursos de reciclaje?
¿Participo en algún foro electrónico de alerta?
¿Tengo un sistema personal de organización de mi información?
¿Evalúo críticamente la calidad y el interfaz de las bases de datos, y participo mi opi-
nión a los productores y responsables de las bases de datos?
¿Estoy familiarizado con los proyectos de investigación relacionados con el campo de la
búsqueda online?
Cada día más personas tienen acceso a ordenadores y a Internet, bien desde su lugar
de trabajo, bien desde sus casas o en cibercafés (Anon 1995; Hilts 1995). La preocupa-
ción por la posesión simultánea de conocimientos informáticos e informativos está cre-
ciendo entre los trabajadores así como entre los ciudadanos. Se podría pensar, por lo
tanto, que el acceso a ordenadores seguirá aumentando y que más personas participarán
de la excitante variedad de información existente en Internet, aunque por otro lado si-
guen existiendo grupos sociales con escaso acceso a la información.
Además, la sociedad está experimentando cambios apreciables en la educación: edu-
cación a distancia, enseñanza basada en los recursos y curriculum basado en la resolu-
ción de problemas se están convirtiendo en realidades, puesto que son aptos para el
aprendizaje a lo largo de toda la vida y la formación continuada. Estos parámetros edu-
cativos requieren que los individuos posean acceso a la información o que se les provea
de ella.
Aunque Internet puede ser considerado como el principal impulso para el aumento
del interés de los usuarios finales por la búsqueda online, otras fuentes de información
estructuradas han estado disponibles desde hace bastante tiempo. Por ejemplo, los índi-
ces impresos y las bibliografías que desde principios de los años 70 se transformaron en
servicios de bases de datos distribuidas por Dialog. Actualmente la búsqueda de infor-
mación vía Internet es todavía caótica. Pese a que los motores de búsqueda y demás
mejorarán, aún queda mucho camino y no se asegura que estén accesibles las suficientes
fuentes de información estructurada.
Para usar Internet y fuentes de información estructurada se requiere conocimiento
sobre dónde localizar la información y cómo manejar las fuentes. En el caso de las
fuentes estructuradas existen numerosas guías, hojas informativas y otros recursos de
información de apoyo. Pero incluso cuando esta documentación está accesible en línea,
sigue haciendo falta tiempo y esfuerzo. “El usuario final no tiene tiempo, y por eso
necesita un mediador que le facilite la información mediante un interfaz único, un motor
de búsqueda único y un único servidor” (Anon 1997).
El pago por información (por ejemplo en bases de datos online o tecnología push)
puede ser una experiencia incómoda para el usuario final, especialmente cuando algunos
de estos servicios son extremadamente caros. Habrá usuarios que no estén en posición
de pagarlos, especialmente en las comunidades con menos medios.
La falta de calidad de muchas de las fuentes de información en Internet, al mismo
tiempo que la falta de disponibilidad de las fuentes, son un problema de primer orden,
de manera que una mayor estructuración de las fuentes de información tienen un valor
inestimable. (Massie (1997) señala que Chemical Abstract no incluye demasiadas refe-
rencias Internet en sus bases de datos). Por supuesto, las fuentes estructuradas podrían
estar accesibles a través de la red (y es la tendencia en los servicios comerciales).
Aunque hay una gran variedad de fuentes y recursos de información accesibles al
usuario final, su uso no está generalmente libre de problemas. A pesar de los problemas
y realidades antes mencionados, debemos aceptar que con Internet muchas más personas
se han percatado de la disponibilidad y la importancia de la información. Por lo tanto, el
reto para los mediadores recae en la promoción del uso de fuentes más estructuradas, al
mismo que tiempo que en sus propias capacidades para ofrecer servicios usando esas
fuentes.
El usuario final no es tan solo el trabajador en una organización, con ciertas expec-
tativas y necesidades. Es al mismo tiempo un sujeto individual con sus propias destre-
zas, preferencias y limitaciones de tiempo, dentro de las cuales debe completar sus ta-
reas diarias, e incluso siempre habrá quienes disfruten consumiendo su tiempo delante
de una pantalla de ordenador. Con la creciente importancia de la formación a lo largo de
toda la vida, los estudios a tiempo parcial, y de otras realidades sociales como las fami-
lias monoparentales y las familias donde ambos cónyuges trabajan, parece poco probable
que la gente dedique su tiempo libre a buscar información. Las necesidades y preferen-
cias del usuario final de una organización concreta deberían ser determinadas (y conti-
nuamente supervisadas) antes de tomar cualquier decisión sobre la posibilidad de desin-
termediación y su repercusión en el especialista en información.
el futuro de los intermediarios, las siguientes acciones podrían ser de ayuda. Además de
intentar comprender el contexto de la desintermediación, el gestor podría:
• Llevar un seguimiento y posiblemente influir en la cultura organizacional relativa a
las expectativas acerca de los especialista en información, así como de otros em-
pleados en la organización (por ejemplo, animando a todos los empleados a realizar
sus propias búsquedas)
• Crear un ambiente de trabajo que estimule la concienciación sobre los nuevos desa-
rrollos de la industria online, de los productos de las bases de datos y de las técnicas
de recuperación de información (por ejemplo, tienen los especialistas de la infor-
mación acceso a las últimas novedades en el campo de la búsqueda online y de los
servicios que tienen que proporcionar?)
• Promover un deseo de aprendizaje continuo en la organización (esto es, que en la
organización se facilite el aprendizaje por parte de todos los miembros, incluyendo
los usuarios finales, y que se transforme continuamente.
• Iniciar y promover proyectos de investigación de tipo práctico, incluyendo la publi-
cación de los resultados de las investigaciones (para mejora los servicios proporcio-
nados y las habilidades de los especialistas de la información, así como su imagen).
• Ofrecer al mercado servicios y productos.
• Negociar asociaciones con otros participantes en el proceso (por ejemplo, servicios
informáticos, editoriales, personal académico en el caso de servicios de información
universitarios...)
• Potenciar la coordinación entre los resultados de las investigaciones (incluyendo
investigación de los docentes) y su aplicación práctica.
• Proporcionar oportunidades para la formación continua (Harries, 1995, 1996), por
ejemplo, defendiendo el uso de redes de educación continua.
6. CONCLUSIONES
mación. Pero esto requerirá autorreflexión crítica, refinamiento de las habilidades exis-
tentes y expansión continuada de otras nuevas, y una implicación activa en la investiga-
ción.
Los especialistas en información siempre han pretendido mejorar el acceso a la in-
formación mediante su organización, proporcionando información a sus usuarios con-
forme a sus necesidades. Los servicios de información también buscaban ayudar al usua-
rio final a realizar su trabajo con mayor efectividad. El cambio en los requerimientos del
usuario final, su acceso a la información y sus necesidades, ha provocado un cambio
paralelo en el papel de los mediadores. Esto es importante para los mediadores que
tratan de mejorar el acceso social a información de calidad. Si más usuarios finales con
capaces de asumir la responsabilidad de sus propias búsquedas de información – o al
menos de algunas de ellas – la atención de los mediadores puede orientarse hacia otras
cuestiones importantes. La potenciación del usuario final puede entonces ayudar a ase-
gurar la continuidad del mediador y promover usuarios finales bien informados.
REFERENCIAS