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ANTECEDENTES
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Administraciones Públicas en materia de responsabilidad patrimonial, nombrando Instructor al
Jefe de la Sección de Régimen Jurídico, de la referida Secretaría General Técnica.
CONSIDERACIONES JURIDICAS
I.- Procede, en primer término, declarar que el dictamen solicitado a la Comisión Jurídica
Asesora se encuentra dentro del ámbito competencial objetivo que legalmente tiene atribuido. En
efecto, el art. 56.1.c) de la Ley 1/1995, de 16 de febrero, del Presidente y del Gobierno de Aragón,
en su redacción dada por la Ley 11/2000, de 27 de diciembre dispone que en el ámbito de
actuación de la Comunidad Autónoma de Aragón y dentro de lo preceptuado en cada caso por el
ordenamiento jurídico aplicable, la Comisión emitirá dictamen preceptivo sobre las reclamaciones
de indemnización por daños y perjuicios, precepto que ha de ponerse en conexión con el art. 12.1
del Reglamento de los procedimientos en materia de responsabilidad patrimonial, aprobado por
R.D. 429/1993, de 26 de marzo, y con el art. 22.13 de la Ley Orgánica 3/1980, de 22 de abril, del
Consejo de Estado.
II.- La Comisión Jurídica Asesora ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del expediente
tramitado por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o no estimar la
reclamación de indemnización económica presentada en relación con daños ocasionados, según
se alega, por la prestación deficiente del servicio público escolar, debiendo concretar
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específicamente, por mandato del art. 12.2 del Reglamento aprobado por R.D. 429/1993, de 26
de marzo, la existencia o no de relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio
público y la lesión producida, con valoración, en su caso, del daño causado y la cuantía y modo
de la indemnización, considerando los criterios legales de aplicación.
III.- Nada hay que objetar, en el supuesto sometido a consulta, acerca del cumplimiento de
los requisitos formales, al haberse presentado la reclamación dentro del plazo legalmente
establecido y haber sido dirigida a la Administración Pública competente, por persona
legitimada al efecto; y haberse seguido estrictamente los trámites del procedimiento establecido
al efecto en la normativa mencionada.
Por lo que se refiere a la cuestión de fondo, no ofreciendo duda la efectiva existencia del
daño padecido por la niña M. C. L., ni su valoración, se hace preciso centrar el razonamiento en
la cuestión esencial de la concurrencia del requisito de nexo causal.
Se trata de determinar si, realmente, el daño sufrido por la hija menor del reclamante es
o no consecuencia del funcionamiento normal o anormal del servicio público escolar, en una
relación directa de causa a efecto, sin intervención extraña que pueda influir en dicha relación.
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problema a fijar entonces qué hecho o condición puede ser considerado como relevante por sí
mismo para producir el resultado final y la doctrina administrativa tratando de definir qué sea
relación causal a los efectos de apreciar la existencia, o no, de responsabilidad para las
Administraciones Pública, se inclina por la tesis de la causalidad adecuada que consiste en
determinar si la concurrencia del daño era de esperar en la esfera del curso normal de los
acontecimientos, o si, por el contrario, queda fuera de este posible cálculo, de tal forma que sólo
en el primer caso si el resultado se corresponde con la actuación que lo originó, es adecuado a
ésta, se encuentra en relación causal con ella y sirve como fundamento del deber de indemnizar.
Esta causa adecuada o causa eficiente exige un presupuesto, una "conditio sine qua non", esto
es, un acto o un hecho sin el cual es inconcebible que otro hecho o evento se considere
consecuencia o efecto del primero. Ahora bien, esta condición por sí sola no basta para definir la
causalidad adecuada sino que es necesario, además, que resulte normalmente idónea para
determinar aquel evento, o resultado, tomando en consideración todas las circunstancias del
caso; esto es, que exista una adecuación objetiva entre acto y evento, lo que se ha llamado la
verosimilitud del nexo y sólo cuando sea así, dicha condición alcanza la categoría de causa
adecuada, causa eficiente o causa próxima y verdadera del daño, quedando así excluidos tanto
los actos indiferentes como los inadecuados o inidóneos y los absolutamente extraordinarios.
Así lo hemos afirmado en nuestra reciente Sentencia de 28 de octubre de 1998": (sentencia de
28 de noviembre de 1998).
La aplicación de estos criterios al caso que nos ocupa permite concluir afirmando que
estamos ante un supuesto de funcionamiento normal del servicio, sin que pueda apreciarse
defecto en la organización de la actividad escolar por parte del Centro docente público en que se
produjo el accidente, ni de los responsables del mismo; y sin que pueda tampoco apreciarse
culpa o negligencia por parte del Profesor de Educación Física.
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azar el resultado lesivo producido, sin perjuicio de reconocer la existencia, por definición, de un
deber de vigilancia específica del profesorado, que no se ha mostrado efectivo dada la
producción del daño.
Estamos, pues, ante un supuesto en que procede apreciar la concurrencia del requisito
del nexo causal entre el funcionamiento normal del servicio público escolar y el resultado lesivo
padecido por el alumno accidentado, con la consecuencia de que existe un título de imputación
del mismo a la Administración educativa competente.