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«(…) la televisión pública se define hoy por contraste
con otros dos modelos: el comercial y el estatal. El
comercial aplica a la televisión la lógica del mercado
como la forma óptima de proporcionar libertad al
consumidor y de satisfacer sus demandas. El estatal
responde a una concepción vertical y centralista que,
por un lado, otorga al Estado un peligroso monopolio, y
por otro acaba confundiendo lo que es el Estado con las
directrices del gobierno de turno. Frente a las
insuficiencias del primero y a las desconfianzas que
produce el segundo, se ha ido construyendo –con figuras
y modalidades diversas según los contextos– otro modelo
cuyas claves son: la accesibilidad y convocación al
conjunto de la población y a la diversidad de sus etnias,
regiones y culturas; la peculiaridad de sus modos de
interpelación a la ciudadanía (…); la elaboración
audiovisual de las bases comunes de la cultura nacional
sobre las que se articulan las diferencias regionales y
locales; y la muestra permanente del pluralismo social,
ideológico y político, con el fin de abrir espacios
explícitos a las voces e imágenes de los más débiles (…) y
los creadores independientes en todas las áreas del
quehacer cultural y artístico. »
«(…) la televisión pública se define hoy por contraste
con otros dos modelos: el comercial y el estatal. El
comercial aplica a la televisión la lógica del mercado
como la forma óptima de proporcionar libertad al
consumidor y de satisfacer sus demandas. El estatal
responde a una concepción vertical y centralista que,
por un lado, otorga al Estado un peligroso monopolio, y
por otro acaba confundiendo lo que es el Estado con las
directrices del gobierno de turno. Frente a las
insuficiencias del primero y a las desconfianzas que
produce el segundo, se ha ido construyendo –con figuras
y modalidades diversas según los contextos– otro modelo
cuyas claves son: la accesibilidad y convocación al
conjunto de la población y a la diversidad de sus etnias,
regiones y culturas; la peculiaridad de sus modos de
interpelación a la ciudadanía (…); la elaboración
audiovisual de las bases comunes de la cultura nacional
sobre las que se articulan las diferencias regionales y
locales; y la muestra permanente del pluralismo social,
ideológico y político, con el fin de abrir espacios
explícitos a las voces e imágenes de los más débiles (…) y
los creadores independientes en todas las áreas del
quehacer cultural y artístico. »
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«(…) la televisión pública se define hoy por contraste
con otros dos modelos: el comercial y el estatal. El
comercial aplica a la televisión la lógica del mercado
como la forma óptima de proporcionar libertad al
consumidor y de satisfacer sus demandas. El estatal
responde a una concepción vertical y centralista que,
por un lado, otorga al Estado un peligroso monopolio, y
por otro acaba confundiendo lo que es el Estado con las
directrices del gobierno de turno. Frente a las
insuficiencias del primero y a las desconfianzas que
produce el segundo, se ha ido construyendo –con figuras
y modalidades diversas según los contextos– otro modelo
cuyas claves son: la accesibilidad y convocación al
conjunto de la población y a la diversidad de sus etnias,
regiones y culturas; la peculiaridad de sus modos de
interpelación a la ciudadanía (…); la elaboración
audiovisual de las bases comunes de la cultura nacional
sobre las que se articulan las diferencias regionales y
locales; y la muestra permanente del pluralismo social,
ideológico y político, con el fin de abrir espacios
explícitos a las voces e imágenes de los más débiles (…) y
los creadores independientes en todas las áreas del
quehacer cultural y artístico. »
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«(…) la televisión pública se define hoy por contraste
con otros dos modelos: el comercial y el estatal. El comercial aplica a la televisión la lógica del mercado como la forma óptima de proporcionar libertad al consumidor y de satisfacer sus demandas. El estatal responde a una concepción vertical y centralista que, por un lado, otorga al Estado un peligroso monopolio, y por otro acaba confundiendo lo que es el Estado con las directrices del gobierno de turno. Frente a las insuficiencias del primero y a las desconfianzas que produce el segundo, se ha ido construyendo –con figuras y modalidades diversas según los contextos– otro modelo cuyas claves son: la accesibilidad y convocación al conjunto de la población y a la diversidad de sus etnias, regiones y culturas; la peculiaridad de sus modos de interpelación a la ciudadanía (…); la elaboración audiovisual de las bases comunes de la cultura nacional sobre las que se articulan las diferencias regionales y locales; y la muestra permanente del pluralismo social, ideológico y político, con el fin de abrir espacios explícitos a las voces e imágenes de los más débiles (…) y los creadores independientes en todas las áreas del quehacer cultural y artístico. » 2
El paso del modelo de televisión mixta al de televisión
privada ha implicado en nuestro país una clara reducción tanto de los actores y procesos sociales, de las voces y las identidades, como también de los tipos de géneros y relatos a través de los cuales se hace presente el país. De hecho, hasta las televisiones públicas –la nacional y las regionales y locales– están siendo afectadas por el modelo hegemónico que representa una televisión privada cuyo legítimo pero deformante sesgo comercial estereotipa y empobrece cre- cientemente la complejidad sociocultural y política del país en un momento tan crucial como el que actualmente atra- viesa. Todo ello se produce al mismo tiempo que los cambios tecnológicos del audiovisual y lo digital impulsan un proceso de profunda reorganización de las audiencias en la que la tendencia dominante es la fragmentación y la dispersión. Reflexionando sobre estas transformaciones mundiales, la UNESCO se pregunta si el cambio tecnológico en el campo audiovisual “Pondrá fin a la necesidad de con- tar con un foro público al cual todos estén invitados a participar, independientemente de su condición social o de su poder adquisitivo? ¿Acaso la individualización del con- sumo audiovisual que permiten la digitalización y la frag- mentación tendrá por efecto llevar a las personas a perder interés en los servicios que les permiten mantener un senti- miento de pertenencia a una comunidad política, percibirse como ciudadanos?”1. A lo que responde: “Cuanto más se 1 UNESCO-CMRTV, La radio y la televisión pública: ¿Por qué? ¿Cómo?, Do- cumento del Consejo Mundial de Radio y Televisión, París (sin fecha). Una política de Estado para la televisión pública 3
diversifiquen y se individualicen las fuentes de información
y más se fragmenten las audiencias, más importante es mantener por lo menos un servicio vigoroso que haga las veces de punto nacional de referencia y de identificación al mismo tiempo que de foro y opinión”. Si eso es así para el mundo lo es mucho más para un país tan roto y dividido socialmente, y culturalmente tan incomunicado.
El nuevo sentido de “lo público” y de “televisión
pública”
Las transformaciones señaladas están exigiendo también
repensar la significación de lo público. Identificado durante mucho tiempo con “lo estatal” y asociado a una concepción unitaria y centralista, hoy día “lo público” redefine su sen- tido a partir de –en palabras de Hanna Arendt– lo que una sociedad pone en común: el interés común, el espacio ciudada- no, la interacción comunicativa. Pero lo que una sociedad tiene en común es a la vez lo que hace que sea diversa; lo público es, por tanto, plural y heterogéneo, de modo que es del reconocimiento de la diversidad y su contrastación de lo que está hecha la opinión pública. Es en el “reconocimiento recíproco” donde reside hoy la clave de lo que entendemos por derechos ciudadanos: el derecho a informar y ser infor- mado, a hablar y ser escuchado, a hacerse visible y tener imágenes propias, derechos imprescindibles para poder participar en las decisiones que conciernen a la colectividad.
En lo que respecta a la televisión pública, ella se define hoy
por contraste con otros dos modelos: el comercial y el esta- tal. El comercial aplica a la televisión la lógica del mercado como la forma óptima de proporcionar libertad al consumi- dor y de satisfacer sus demandas. El estatal responde a una concepción vertical y centralista que, por un lado, otorga al Estado un peligroso monopolio, y por otro acaba confun-
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diendo lo que es el Estado con las directrices del gobierno
de turno. Frente a las insuficiencias del primero y a las desconfianzas que produce el segundo, se ha ido constru- yendo –con figuras y modalidades diversas según los contextos– otro modelo cuyas claves son:
• La accesibilidad y convocación al conjunto de la po-
blación y a la diversidad de sus etnias, regiones y culturas.
• La peculiaridad de sus modos de interpelación a la
ciudadanía, que buscan propiciar tanto su expresividad como su participación en debates estratégicos.
• La elaboración audiovisual de las bases comunes de
la cultura nacional sobre las que se articulan las diferencias regionales y locales.
• La muestra permanente del pluralismo social, ideo-
lógico y político, con el fin de abrir espacios explícitos a las voces e imágenes de los más débiles, como son las minorías culturales (los indígenas, los homosexuales) y los creadores independientes en todas las áreas del quehacer cultural y artístico.
Claves de política pública
a. Pensar conjuntamente las diferentes modalidades
de la televisión pública –Señal Colombia, y los canales regionales y locales– proponiendo un sistema nacional de televisiones públicas que posibilite tanto una economía a escala del sistema –inversiones para el conjunto en produc- ción y compra de programas–, como sinergias de pro- ducción y de circulación de las producciones. Pues sola- mente así la televisión pública logrará proyectar una imagen
Una política de Estado para la televisión pública
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de marca para el conjunto de sus audiencias, aunque ella
tenga figuras diversas en sus tres ámbitos.
b. Reorganizar los modos de relación entre el Ministe-
rio de Comunicación, la Comisión Nacional de Televisión (CNTV), la Comisión de Regulación de las Telecomunica- ciones (RTVC), y el Sistema de Televisiones Públicas, con el fin de garantizar la independencia, la coherencia y la co- responsabilidad del Sistema.
c. Elaborar a mediano plazo un plan de co-programa-
ción nacional/regional que haga real y permanentemente accesibles para el conjunto de la nación las producciones regionales, esto es, que posibilite al país verse cotidiana- mente en la diversidad de su realidad no sólo cultural sino también informativa, y viceversa, que se vea también na- cional en la programación regional.
d. Adquirir y programar asiduamente (en el ámbito
nacional como regional y local) producciones latinoameri- canas –desde cine y documentales a argumentales históricos y experimentaciones audiovisuales– como modo de contri- buir a la integración de nuestros países.
e. Adquirir, para programar a través de las tres moda-
lidades del sistema, lo mejor de la producción televisiva del mundo, de manera que las mayorías impedidas de acceder a la televisión por suscripción tengan también acceso a ella. Una compra a esa escala posibilita un real rendimiento no sólo económico sino también social de la inversión.
Una propuesta comunicativa para S e ña l Co lo mbi a
1. En lugar del objetivo temático –cutural, educativo–
que lo ha caracterizado hasta ahora, se propone que lo que
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debe definir a este canal es, primero su carácter público y,
segundo, su ámbito nacional. La significación que para Señal Colombia tiene actualmente el ser un servicio público ha que- dado expuesto en el apartado de las Políticas Públicas de Televisión, pero a lo ya apuntado se debe agregar:
a. La posibilidad de que Señal Colombia responda efec-
tivamente a lo que hoy implica ser televisión pública va a depender básicamente de que este canal se halle dotado de una estructura, tanto jurídica como administrativa, que lo haga verdaderamente independiente. Independiente frente a las tentativas de intromisión de los gobiernos, e indepen- diente frente a la tentación de imitar a los canales comer- ciales para volverse “competitivo”. Señal Colombia necesita ser una institución dotada de capacidad por sí misma para pensar y diseñar, para lograr producir y programar una televisión que dé respuestas a las demandas del país. Todo lo cual exigirá también una formulación precisa de los cargos y de sus perfiles eminentemente profesionales y especializados en el campo de la producción, la gestión y la investigación audiovisual.
b. Se trata de una televisión generalista, esto es que de
debe poder cubrir todos los géneros y formatos actualmente presentes en la televisión –desde la información hasta la ficción y el deporte–, pero poniendo especial énfasis en el debate y la formación de la opinión ciudadana, y en los programas de servicio a la comunidad.
c. Debe ser una televisión “popular” en el sentido de
que es una televisión para todos, pero sin que ello signifique que todos los programas son para todos los públicos. No ser ni elitista ni populista, significa entonces que deberá dar importancia a programas de audiencias tanto mayoritarias como minoritarias, entendiendo por minorías tanto las
Una política de Estado para la televisión pública
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étnicas o sexuales como las referidas a sensibilidades y
gustos diferentes.
2. Ser un canal público nacional implica también algunos
rasgos claves:
a. Ser la televisión encargada de la renovación permanente
de las bases comunes de la cultura nacional. Y en esa dirección propongo que este canal trabaje en la creación de un calen- dario incluyente –en el que quepan otros tipos de fechas memorables y otro tipo de “héroes” pertenecientes a las diversas comunidades culturales que forman al país–, y un mapa cultural que dé cuenta y haga visibles la complejidad, riqueza y desigualdades en que se hallan las culturas de este país.
b. Estar dedicada a la recreación audiovisual de los relatos
en que se dicen la cultura común y las culturas diversas, para lo cual es decisiva la participación creativa de las sen- sibilidades y creatividades jóvenes.
c. Constituirse en espacio estratégico de la interculturali-
dad, esto es, tejer nación convivible desde las regiones y las comunidades locales poniendo a comunicar todas sus colec- tividades y culturas.
d. Ser la televisión alfabetizadora en los nuevos lenguajes y
escrituras audiovisuales e informáticas que conforman la especifica complejidad cultural del hoy.