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En el ser determinado
a) en cuanto tal hay que distinguir ante todo su deter-
minación;
b) como cualidad. Pero ésta tiene que tomarse, tanto en
una como en otra determinación del ser determinado, co-
mo realidad y como negación. Pero en estas determinado-
142 CIENCIA DE LA LÓGICA
b) Cualidad.
A raíz de la inmediación en la cual el ser y la nada son
uno solo en el ser determinado, no se sobrepasan uno a
otro; tan extensamente como el ser determinado es existente,
tan extensamente es un no-ser, vale decir, es determinado.
El ser no es lo universal y la determinación no es lo parti-
cular. La determinación no se ha desligado del ser todavía;
por cierto que ya no se va a desligar de él, pues lo verda-
dero, que desde ahora permanece por su fundamento, es
k unidad del no-ser con el ser; sobre ella, puesta como
fundamento, se presentan todas las determinaciones ulterio-
res. Pero la relación, en la cual se halla aquí la determina-
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1
NOTA
c) Algo.
En la existencia se ha distinguido su determinación como
cualidad; en esta, como existente, se halla la diferencia,
esto es, la diferencia entre la realidad y la negación. Ahora
bien, así como estas diferencias están presentes en la exis-
tencia, son también nulas y eliminadas. La realidad con-
tiene ella misma la negación, es una existencia, no el ser
indeterminado, abstracto. Igualmente también la negación
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B. LA FINITUD
c) La finitud.
La existencia es determinada; el algo tiene una cualidad
y en ésta no sólo se halla determinado, sino limitado; su
cualidad es su límite, y al ser afectado por éste, permanece
en primer lugar como una existencia afirmativa, tranquila.
Pero esta negación desarrollada —de modo que la oposición
entre su existencia y la negación como límite inmanente a
ella, sea por sí misma el ser-dentro-de-sí del algo, y que
por lo tanto éste sea sólo un devenir en sí mismo— consti-
tuye su finitud.
Cuando se dice, acerca de las cosas, que ellas son finitas,
166 CIENCIA DE LA LÓGICA
NOTA8
C. LA INFINITUD
a) El infinito en general.
El infinito es la negación de la negación, lo afirmativo,
el ser, que se ha vuelto a establecer nuevamente a partir de
la limitación. El infinito existe, y existe en un sentido más
intensivo que el ser primero e inmediato; es el ser verda-
dero, el levantamiento por encima del límite. Del nombre
del infinito sale su luz para el sentimiento y el espíritu, pues
en el infinito el espíritu no se halla sólo abstractamente en
sí, sino que se eleva a sí mismo hacia la luz de su pensa-
miento, de su universalidad, de su libertad.
En primer lugar se ha mostrado, para el concepto del
infinito, que el existir se determina en su ser-en-sí como
finito y supera el límite. El superarse a sí mismo, negar su
propia negación y convertirse en infinito constituye la na-
turaleza misma de lo finito. El infinito pues, no está como
algo ya concluido por sí mismo por encima de lo finito, de
modo que lo finito tenga y mantenga su permanecer fuera
y por debajo de aquél. Tampoco [es verdad que] sólo nos-
otros, en tanto razón subjetiva llegamos más allá de lo finito
hasta el infinito. Así cuando se dice que el infinito es un
concepto de la razón y que nosotros por medio de la razón
nos elevamos por encima de lo temporal, se admite que esto
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c) La infinitud afirmativa.
En la mencionada determinación recíproca de lo finito y
el infinito, que traspasa aquende y allende de uno a otro,
la verdad de ellos se halla ya presente en sí, y sólo se pre-
cisa la comprensión de lo que está presente. Este traspasar
aquende y allende constituye la realización exterior del con-
cepto; en esta realización lo que el concepto [de finito y
de infinito] contiene se halla puesto en él, pero exterior-
mente, de modo que caigan uno fuera del otro. Sólo se
precisa la comparación de estos momentos diferentes, por
la cual se manifiesta la -unidad que da el concepto mismo.
La unidad de lo infinito y lo finito —como ya se observó
a menudo, y debe recordarse especialmente aquí— es la
mala expresión para la unidad tal como existe verdadera-
mente por sí misma; pero también el alejamiento de esta
falsa determinación tiene que estar presente en aquella exte-
riorización del concepto que está ante nosotros. Conside-
rado de acuerdo con su primera y sólo inmediata deter-
minación, el infinito existe sólo como el ir más allí de lo
finito; según esta determinación es puramente la negación
de lo finito. Del mismo modo lo finito existe sólo como
aquello de lo cual se debe ir más allá, es esa negación de sí
en él mismo, que es la infinitud. En cada uno está por lo
tanto la determinación del otro; pero ellos, según la con-
cepción del progreso infinito, deben estar excluidos el uno
del otro y sólo seguir alternadamente el uno al otro. Nin-
guno [de los dos] puede ser puesto y concebido sin el otro,
ni el infinito sin lo finito, ni éste sin el infinito. Cuando
se dice qué es el infinito, vale decir, la negación de lo finito,
entonces se halla expresado juntamente lo finito mismo; no
puede pasarse de él para la determinación del infinito. Sólo
se precisa saber qué se dice, a fin de encontrar la determi-
nación de lo finito en el infinito. De lo finito, por su lado,
se concede igualmente que es lo nulo; pero precisamente su
nulidad consiste en la infinitud, de la cual por lo tanto es
inseparable. —En esta comprensión pueden ellos parecer con-
184 CIENCIA DE LA LÓGICA
pone, como unidad, ante todo como negadas, pues cada una
debe ser lo que es en su distinción; en su unidad ellas pier-
den por lo tanto su naturaleza cualitativa. Es ésta una re-
flexión importante contra la representación que en la uni-
dad del infinito y lo finito, no quiere desvincularse de la
costumbre de mantenerlos firmes según la cualidad que de-
ben tener al ser considerados por separado, y que por lo
tanto en aquella unidad ve sólo la contradicción, y no tam-
bién la solución de ésta por medio de la negación de la de-
terminación cualitativa de ambos. De este modo se halla
falseada la unidad del infinito y lo finito que primeramente
es simple y universal.
Pero, además, dado que ahora ellos tienen que conside-
rarse también como diferentes, la unidad del infinito, que
por sí mismo representa a cada uno de estos momentos, se
halla determinada de manera distinta en cada uno de ellos.
Lo que es infinito según su propia determinación, tiene en
sí la finitud de la cual es diferente;.aquél [el infinito] re-
presenta en tal unidad lo en-sí; y ésta [la finitud] repre-
senta sólo la determinación, el término que está en aquél
[infinito], sólo que es un término que es en absoluto el
otro del mismo [infinito], su opuesto. Su destinación [del
infinito], que es el ser-en-sí en cuanto tal, se halla corrom-
pida por medio de la moneda falsa de una cualidad de tal
especie; de este modo es un infinito convenido en finito.
De la misma manera, como lo finito en cuanto tal es sólo
no-ser-en-sí, pero que de acuerdo con aquella unidad tie-
ne igualmente su opuesto en él, se halla elevado por encima
de su valor y, sin duda, por decirlo así, infinitamente; o
sea, se halla puesto como lo finito convertido en infinito.
De la misma manera como precedentemente se halló fal-
seada la unidad simple, así también la unidad duplicada del
infinito y lo finito se ve falseada por el intelecto. Esto pasa
aquí también por el hecho de que en una de las dos unida-
des el infinito se halla admitido como no negado, antes bien
como el ser-en-sí, en el cual por ende no deben ser puestos
la determinación y el término; por esta vía, pues, el ser-en-sí
se vería rebajado y corrompido; a la inversa lo finito es
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EL TRASPASO
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