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Los 144 LA ESTRATEGIA PARA TOMAR TU CIUDAD

“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra, que
detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el
mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del
Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño
a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos
sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y
cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. (Apocalipsis 7: 1-5).

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en las manos; (Apocalipsis 7:9).
Tenemos autoridad cuando logramos conformar el grupo de 12, pero cuando se conforman los 144, hay
conquista. La etapa más difícil es la de la conformación de los 12, es una lucha, porque es uno mismo
enfrentándose a los poderes adversos que hay en los aires. Hay cuatro etapas fundamentales para la
conformación de los 12:

1. Que el líder aprenda a creer en sí mismo: A muchos líderes les es difícil tener 12 personas a su mismo
nivel, porque no creen en ellos mismos, por eso el concepto sobre si mismos tiene que cambiar. ¿Qué hizo el
Señor Jesús? A los 12 los elevó hasta la misma dignidad de él, tuvo que trabajar en el carácter de cada uno de
ellos para que ellos creyeran en sí mismos.
2. Él líder debe ayudar a que sus discípulos crean en sí mismos: Esta etapa es la de la guerra espiritual
para limpiar los aires. Cuando usted está conformando su grupo de 12, está en una batalla contra las tinieblas.
Satanás quiere en todas las formas quitarlos de su lado, él quiere llenarlos de mucha ocupación, de
problemas, de dificultades, todo con el propósito de que no permanezcan a su lado, pero usted debe librar esa
guerra espiritual a fin de que ellos permanezcan.
3. Él líder debe formar a sus discípulos ministerialmente: Es un trabajo de padre a hijo, donde hay mucho
cuidado hacia cada uno de los discípulos.
4. Que los discípulos aprendan a valerse por sí mismos: Cuando nosotros siendo líderes, entendemos
cómo es el trabajo con los 12, nos es muy fácil ayudarlos a ellos a formar su equipo de 12, y el grupo de 12 lo
lleva a los 144.
Lo que el Apóstol Juan recibe por revelación es una señal muy poderosa. Él podía ver los juicios de Dios que
venían sobre el mundo entero, ángeles que habían sido preparados para el día y la hora para traer juicio sobre
la humanidad. Pero a Juan le llamó la atención un ángel que tenía el sello del Dios vivo en su mano, y recibe
la orden de no dañar ni al mar, ni a los árboles, ni a nada sobre la tierra hasta que haya sellado a los siervos
de Dios en la frente. Aquí hay algo fundamental y es que usted debe tener un sello en su frente. Cuando hablo
de sello, me refiero a una marca espiritual. Veamos como ejemplo a Caín cuando mató a su hermano Abel,
que Dios le puso una marca. Esa no era una marca física sino espiritual.

En el mundo espiritual los demonios pueden ver las marcas que tienen las personas, pero también los ángeles
ven las marcas que tienen los siervos de Dios. Si una persona sufrió rechazo en su niñez tiene una marca en
su alma, y en el mundo espiritual los demonios la ven y atraen los espíritus de inseguridad, de temor, de
inferioridad de fracaso, etc. Si tienes que comprar zapatos, buscas un establecimiento que tenga esa marca de
zapatos, lo mismo si buscas un traje, etc. Es que el nombre del establecimiento atrae la clientela. Cuando una
persona tiene una marca negativa en su alma, atrae cierta clase de espíritus. A nuestras congregaciones
llegan personas con diferentes marcas: de fracaso, ruina, etc. ¿Qué debo hacer como pastor? No sólo cambiar
la marca, sino todo lo que hay dentro de ellos. Es cuando los llevamos a un Encuentro y en esos tres días
cambiamos todo el establecimiento, removemos todos los productos viejos que las personas tenían, se les
cambia el letrero, y se los llena de una nueva vida. Las personas tienen que salir con un nuevo producto y una
nueva marca. Es un cambio total, un milagro. El Señor dijo: “Destruyan este templo y en tres días lo levantaré”,
en otras palabras esto sería: “Lleven a una persona a Encuentro y en tres días el Señor la transformará”.
Para que Dios pueda construir su templo tiene que remover todo lo viejo que hay en usted. ¿Qué hay en su
vida que impida a Dios construir ese milagro y ese ministerio? Cada persona tiene su propio secreto, alguna
experiencia negativa en el pasado, y es allí donde está la marca. Talvez piensen que nunca nadie sabrá lo que
les sucedió en el pasado, que se llevarían ese secreto a la tumba, y levantan una muralla, para que nadie se
de cuenta de su problema, y eso les dificulta ser libre, porque el Espíritu Santo no puede obrar en esas vidas.
Usted debe abrir su corazón, debe quitar las barreras, debe invitar al Espíritu Santo y contarle su problema. No
puedes hacer la obra de Dios si tienes esta marca en tu vida. Esto ha pasado con algunas personas de mi
equipo. Un día, estaba reunido con 24 de ellos compartiendo sobre temas como este, y luego de tener un
tiempo de oración, uno de ellos comenzó a llorar. Esta persona era muy introvertida, pero ese día se acercó y
me dijo que lo perdonara porque había cosas que no le permitían relacionarse conmigo, y todo se debía a que
su papá lo había herido. La relación de este hombre con su padre había sido muy difícil, y aunque él había
fallecido, tenía aún los rencores dentro de él. Este hombre nunca había compartido esto aunque llevaba años
trabajando conmigo, y yo notaba que cuando me acercaba a él, él ponía una barrera, como que no quería que
supiera de su problema. Pero cuando abrió su corazón algo se rompió en el mundo espiritual. En ese mismo
momento me acerqué, lo abracé, tomé el lugar de su padre y empecé hablar como si fuera él. Le dije: “Hijo
quiero que me perdones, por haber sido injusto contigo, por haber herido tus emociones y tus sentimientos, y
por no darte el valor que tú merecías”. Cuando estaba expresando todo esto, este hombre dio un grito
desgarrador, estremeció todo el lugar, comenzó a llorar a voz en cuello, y repetía una y otra vez: “Papá te
perdono”. El poder de Dios cayó sobre todos, haciendo que comenzaran a llorar, y levantando sus voces
confesaban sus pecados, y recibían liberación de la marca que tenían del pasado. Todo el equipo ese día fue
libre. Ellos comentaron luego que nunca más volvieron a ser los mismos desde aquel día. Ellos sintieron que el
Señor había quitado la marca negativa que había en sus corazones.
Si usted retiene el pecado, el rencor, la marca permanece. Pero si usted abre su corazón, quita todas las
prevenciones y confiesas, la unción de restauración viene a tu vida. Dios quiere quitar la marca de fracaso y
de rechazo. Él quiere llegar hasta la herida más profunda que haya en tu corazón, para poner su mano y sanar
esa herida. Él quiere remover de ti toda opresión demoníaca que te ha perseguido. Dios quiere restaurar tu
vida, pero tú debes perdonar de todo corazón a los que te hicieron daño. El Espíritu Santo va a traer a su
mente la imagen de personas que te hirieron. Tal vez pudo haber sido de niño y usted haya crecido con esa
marca que te siguió toda tu vida. Posiblemente te casaste por huir de esa marca. Esa marca te ha guiado a
tomar muchas decisiones en tu vida, algunas fueron correctas y otras incorrectas, pero si tienes esa marca
debes ser libre y renunciar a ella. Si su padre le falló, Dios es su padre verdadero. Si su padre lo abandonó,
Dios Padre no lo abandonará. Él prometió que no lo dejará ni lo abandonará. Él dijo que si su padre o madre lo
dejaren, con todo Jehová lo recogerá. Él le dice que quiere mimarlo sobre sus rodillas. Si su madre no le dio
afecto, él quiere tomarlo y contenerlo en su pecho. Él quiere presentarse como el Dios paternal y maternal. Si
le tocó vivir un atropello sexual en su niñez, Dios es poderoso para sanar esa herida y quitar esa marca de su
corazón. No olvide que los demonios ven su marca. Pero Dios le dará una nueva marca y arrancará el letrero
de fracaso de su vida. Usted debe tener un nuevo letrero, un nuevo nombre, un nombre de conquistador, de
restaurador, y será una bendición para otros.
Pastor Cesar Castellanos
Fuente: 1era Convencion Internacional La Revelación de la Cruz

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