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El mensaje de esta noche podría quedar completo con ésta corta oración compuesta nada más de 3 palabras
“Orad sin cesar”. Si vemos la conjugación del verbo es en un modo imperativo y en una acción de tiempo
continuo. Pero muchas veces consideramos la oración como algo cargado y pesado y no lo queremos hacer.
Otras veces no entendemos o no sabemos bien qué es la oración y por eso no lo hacemos, quisiéramos tener
de nuevo a Cristo en frente para decirle: “enséñanos a orar” como una vez hicieron los discípulos, cuando
tenemos en la Biblia tantas guías para hacerlo.
Y sí, mi intención es que en esta noche salgamos con la convicción de que debemos Orar sin cesar, pero a la
par de eso que sepamos orar bien.
La oración es el dialogo que sostiene el hombre con Dios, es una conversación como la que sostiene un hijo
con su padre en la cual podemos agradecerle lo que hace por nosotros, hablarle con confianza, sentarnos a
su lado y decirle también cuanto le amamos. Algo muy importante que a veces olvidamos es que nos sirve
además de para pedir, para alabar a Dios, para engrandecer su nombre y para glorificarle. Podemos ver en el
libro de los Salmos que el rey David en muchos de ellos no hace alusiones a peticiones, sino solamente se
dedica a alabar a Dios. No es que no debamos pedirle a Dios por nuestras necesidades, sino que no
debemos ver a la oración como algo exclusivo para pedir, pedir y pedir. En resumen: Orar es hablar con Dios.
El Señor nos dice que le pidamos a pesar de que El sabe de qué cosas tenemos necesidad (Mt. 6:7-8), dice
que si pedimos recibiremos, pero también dice que debemos pedir bien. Santiago 4:3 dice “Pedís y no
recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres.”
b. Al medio día cuando almorzamos y en la noche cuando cenamos (ya con un bocado de
comida porque cachito se me olvida!!) Máxime al medio día si hay que regresar al trabajo.
c. En la noche antes de dormir (Con los ojos cerrados no por reverencia sino mas bien por
sueño y entre bostezo y bostezo, llegando incluso a perder la noción de lo que estamos
“conversando” con Dios.
2. La oración egoísta.
Nos dedicamos a orar sólo para pedirle a Dios que nos dé de todo. Incluso cosas que no nos sirven!!.
Otras veces para tener cosas iguales o mejores (mejor si son mejores) que las del hermanito o la
hermanita. Y entre tanto pedir y pedir, nos olvidamos de agradecerle a Dios todo lo que ha hecho por
nosotros y menos aún nos acordamos de interceder por las necesidades de otros. Dice Stg. 4:3 que
pedimos para gastar en nuestros deleites.
3. La oración queja.
Nos quejamos con Dios de todo, si llueve, que mucho calor, luego que mucho frío, que si
perdimos el examen a pesar de venir a la iglesia (y no hemos estudiado nada!) que si perdió mi
equipo de fut, si se fue la señal del cable, que la novela ya no la podré ver porque se arruino la tele, en
fin somos buenos para quejarnos. Incluso llegamos a quejarnos de nuestros líderes, del pastor, de
sus enseñanzas!!!
4. La oración diacepán.
Y esa? Dirán ustedes, pero sí, a veces usamos la oración como diacepan, como la famosa
pastilla para dormir. Cuando no logramos conciliar el sueño pues decimos, bueno voy a orar, pero
seguimos cómodamente acostados, con las sábanas calientitas y empezamos: Señor te doy
gracias por….ahhhh (bostezo) y te pido que me ayudes… (bostezo) bendice mis alimentos… ahhh
(bostezo), hasta quedar dormidos!
No hermanos, cuando oremos debemos hacerlo con los 5 sentidos, en un tiempo preciso, en un lugar especial
y no dedicarnos solo a pedir y pedir, ni solo a quejarnos y quejarnos. Cuando los discípulos le pidieron a
Cristo que les enseñara a orar, éste les dijo la oración que hoy conocemos como el Padre Nuestro, y en el
cual vemos contenidos los puntos que debe tener una buena oración:
1. Alabanza al Padre
2. Confesión de pecados
3. Petición
4. Intercesión
Conclusión:
Ahora que sabemos qué es y qué no es la oración podemos darle un mejor cumplimiento al mandato de Dios:
“ORAD SIN CESAR”. Vivamos una vida en la cual la oración sea una constante en nuestra vida, así como es
de importante para poder vivir el hecho de respirar, la misma importancia para nuestra vida cristiana tiene la
oración. Adelante hermanos, oremos en todo tiempo de la manera adecuada y Dios responderá con grandes
proezas y milagros.
Gerson Calderón.