0 valutazioniIl 0% ha trovato utile questo documento (0 voti)
3K visualizzazioni6 pagine
Este documento presenta el prólogo de un libro escrito por un profesor de filosofía que también trabaja como alto funcionario policial. El autor explica que la filosofía no debe ser solo teórica, sino que debe estar encarnada en la vida real. También destaca la importancia de la policía en mantener el orden social y garantizar la seguridad, y cómo requiere de una fuerte moral y capacidad para tomar decisiones difíciles. Finalmente, argumenta que no es incongruente que un jefe policial conozca filosofía, y que el libro que
Descrizione originale:
"Reflexiones sobre y desde La Pampa". De Jorge Vicente Schoo. Ed. Cruz y Fierro: Bs. As. 1968.
Titolo originale
Castellani - Prólogo a "Reflexiones sobre y desde la Pampa" de J. V. Schoo
Este documento presenta el prólogo de un libro escrito por un profesor de filosofía que también trabaja como alto funcionario policial. El autor explica que la filosofía no debe ser solo teórica, sino que debe estar encarnada en la vida real. También destaca la importancia de la policía en mantener el orden social y garantizar la seguridad, y cómo requiere de una fuerte moral y capacidad para tomar decisiones difíciles. Finalmente, argumenta que no es incongruente que un jefe policial conozca filosofía, y que el libro que
Copyright:
Attribution Non-Commercial (BY-NC)
Formati disponibili
Scarica in formato PDF, TXT o leggi online su Scribd
Este documento presenta el prólogo de un libro escrito por un profesor de filosofía que también trabaja como alto funcionario policial. El autor explica que la filosofía no debe ser solo teórica, sino que debe estar encarnada en la vida real. También destaca la importancia de la policía en mantener el orden social y garantizar la seguridad, y cómo requiere de una fuerte moral y capacidad para tomar decisiones difíciles. Finalmente, argumenta que no es incongruente que un jefe policial conozca filosofía, y que el libro que
Copyright:
Attribution Non-Commercial (BY-NC)
Formati disponibili
Scarica in formato PDF, TXT o leggi online su Scribd
Resulta extraflo tener que prologar un libro escrito por
un profesor de filosofa que simultneamente a su profesora- do se descmpefw como alto funcionario policial. Pero a m me resulta no tan extrailo porque siempre he pensado que la filosofa no puede ser meramente libresca, que tiene que estar encarnada en la vida misma. Y el hecho, que la filo- sofa tome contacto as con la funcin policial no deja de sPr interesante en este momento que vivimos. La Polica est en contacto con la realidad, con toda realidad. Desde la alta poltica hasta los dramas de la mi- sera ----como se dice hoy- todos los acontecimientos de una nacin estn conectados con la Polica. La Polica guarda la seguridad dentro de la sociedad, por ello debe tener tam- bi0n su propia seguridad. El buen polica no es un hombre ordinario sino que se distingue ante la sociedad precisamen- te por su porte, su pose, su talante que manifiesta esta segu- ridad. La Polica en estos difciles momentos que vivimos ocupa un lugar importante en la sociedad, porque la Polica garantiza el orden interno de la comunidad; son los soldados que no matan, sino que por el contrario, evitan que se ma- ten, aunque ahora la iniquidad de los tiempos obliga al po- lica a matar en defensa propta. La Polica Lrata de algn 11 modo con algo que tiene un aspecto sagrado que es el orden. Porque el orden Pst vinculado con Dios, con la Providencia, con la moral, con la conducta; y por eso el hombre policial tiene que ser muy hombr0 y tiene que ser muy hombre for- zosamente porgue tiene que tomar decisiones muchas veces graves y a vcccs de golpP. y por lo tanto tiene que estar en posesin de los principio,; qu<' fundamentan ese orden para decidir sobre su propia conducta y la de los dems. Por eso no es del todo discordante e incongruente que un j'fe policial sepa filosofa. Tendra que darse con ms frecuencia si vivi0ramos en pocas buenas, en pocas nor- males. Yo no s que va a pasar con el resto de la aristocracia que nos queda. Es decir, yo no s que va a ocurrir con el predominio de las facultades superiores sobre las inferiores que es lo que configura al aristcrata, donde ir a refugiarse lo que queda de esta aristocracia; porque la aristocracia es como W don de Dios, que siempre habr de surgir; lo que no s es dnde ir a refugiarse. Los grupos de aristcratas estn hostigados por lo que llaman la rebelin dc las mnsas. es decir, por esa especie de Ppidmnia de plebeyismo, esta contaminacin y propagacin que lo Vi-l invadiendo todo sin que se la pueda parar y que tic>nc a su ord0n los instrumentos de decisin y destruccin mis grandes que haya tenido la historia dei mundo, propor- cionados por la tcnica moderna, entregada al servicio del plcbeyismo, de lo bastardo, de lo comn, de lo ordinario, y de lo feo. Es como la yulgar cada en manos de una civili- zacin comercial y logrera. El comerciante o mercader no es noble, sino por casualidad, wro de suyo no es noble. se han distinguido, los nobles de los mercaderes. El fin del mPre<H1er es gunar dinero y este fin -el "lucro intan- gible"-, ps poco noblt', porque d lucro no liene lmites. 12 Todas las cosas naturales tienen lmites y son perfectas o tienden a la perfeccin cuando se conforman a su propia natu- raleza; y el lucro por s solo no se limita, y si no lo limitan desde afuera o desde arriba tiende a crecer enormemente, como un abrojal. Por eso siempre el mercader ha estado some- tido a una clase superior que, porque los tena, le impona sus propios lmites. El guerrero, por ejemplo, tena una mo- ral condicionada a su estado y se poda en consecuencia im- poner estos lmites. Pero ahora ocurre que el mercader es el que est blandiendo la espada del guerrero; est por C'n- cima de todo. El dinero lo dirime todo y el mercader por oficio est destinado al dinero. El mercader lo nico que ha- ce es cambiar las cosas, no crea nada. No se trata de que sea o no til o intil; humanamente es necesario. Los aris- tcratas de nacimiento, o los que se han hecho aristcratas por sus virtudes o por sus sabiduras en este mar de plebe- yismo que se ha desencadenado en el mundo actual, suponen una vida de sacrificio, una vida heroica, una vida de triunfo sobre las propias pasiones; por eso en la Edad Media era tan considerado un sabio como un guerrero. Me pregunto yo dnde se refugiar la aristocracia del mundo moderno. Se me ocurre que sern grupos aislados que se refugiarn en los conventos o en la Polica, es decir, en las profesiones que exigen una rectitud tica y exigen esa moral activa, esa facultad de tomar decisiones graves 011 el instante, que slo pueden nacer de una moral nsita, que nace dentro de s. Pensemos, por ejemplo, en ese fenmeno trivial de la novela policial actual: el caballero se acab, la caballera como institucin desapareci, pero el ideal del ca- ballero -que ahora se nos presenta de a ratos sublime, de a ratos ridculo como lo seala el inspector mayor Schoo-- siempre subsistir; y entonces los que tienen que luchar con- tra el mal se convertirn como en una especie de caballeros 13 antiguos; y as se ve, cmo en muchas de las novelas poli- ciales actuales, el h6roe es un detective que no siempre pertene- ce a la polica, sino un polica privado, que es parecido a un personaje de la caballera anglosajona enrolado en la lucha con- tra el maL pero que de cualquier manera proclama la exce- ]pncia de la Institucin Policial. Yo siempre he sentido un profundo afecto por esa Ins- titucin civil y armada por la propia comunidad, para su propia defensa, y que por eso a veces es la que carga con todas las culpas de la sociedad a la que se debe. En un guin cinemtico que escribimos tiempo ha y publicamos recientemente titulado EL CABO LEIVA trazamos la figura de un polica modelo de neta estampa criolla. Al- guien nos reproch que en esa obrita dejbamos demasiado biPn a la Polica y al Ej6rcito "que no son as". Replicamos que "as deberan ser" si es que ahora no lo son lo cual tam- poco puede decirse en forma universal; y la sea es el autor destc libro. Por eso con todo bTUsto he prologado estos apuntes del inspector mayor Schoo referidos al escenario de nuestra pam- pa. Constituyen un libro I'tal; es decir, nacido de experien- cias o vivencias, fecundarlas por la posesin serena de los principios. Los dos ensayos de apertura "La Tierra" y "La Cruz y la Espada" respiran tradicin, tal como fue y debe ser a la luz dt la razn, y tal como la da ahora, deteriorada pero no mmrta, la experiencia. Lo mismo se diga de la slida definicin de la Nobleza que constituye el captulo segundo. Estas dos experiC'ncias vitales, la Tradicin y su Dete- rioro (o Cacla) cunstituy(n el hilo conductor de los variados l'nsayos y dan al lihro su firme "unidad en la variedad", conc0pto platnico dP la Belleza- no "definicin" della, co- mo se dice a vens inexactamente. In el uso e 11 )os trabajos ms abstractos ("Las contra die- 14 ciones del Cristianismo") y los ms particulares en la pampa") est presente la "intuicin" del autor, esa per- cepcin de lo sensible, unida agudamente a la penetracin intelectiva. Vase lo que dice acerca della en el captulo IV: "Civilizacin y Barbarie": "La forma primera y elemental del conocer humano es la intuicin. El tropismo del vegetal elevado al instinto ani- mal y ste levantado a la naturaleza del hombre. Esta capa- cidad primaria del conocer la ha ido perdiendo el hombre en la medida que se ha ido alejando de la naturaleza. El indio afin esta facultad hasta lmites insospechados. Este conocimiento iba dirigido al medio -la tierra, los anima- les- y hacia el propio hombre ... ". En "Las contradicciones del Cristianismo", el ensayo m<s filosfico de la serie, el mayor Schoo ahonda en la natura- leza de la Verdad y renueva la solucin del problema del conocimiento; verdadera "cruz" de la filosofa, que en reali- dad es un misterio natural -y tambin sobrenatural-, <;i vamos a eso. Todas las filosofas se han preocupado dl, las modernas sobre todo; y han producido notables hallazgos -que ms que hallazgos puros son re-descubrimientos- al lado de extraws aberraciones, producidas en desenvolvimien- tos laterales. En el vasto ensayo epilogal del libro "Hacia una nue1a conquista", el mayor Schoo traza las bases de un programa "fundacional" suprapoltico. Con razn para hacerlo comien- za por volverse hacia los cspawles. Recuerdo que habiendo estampado una vez el trillado lema "La Cruz y la Espada" (precisamente aqu el ttulo de un ensayo) el linotipista me lo mand en pruebas transformado en "La Cruz y la Espa- a". Las erratas de imprenta a veces son creadoras; yo all el error con categora de correccin. En efecto, en la Conquista Espaola, la Espada fue lo de menos; o almenas 15 fue secundaria. Un po(ta mi condiscpulo, en un poema de juventud Antigua", por Horado Caillet Bois) escri- bi pintorcscanwnte act-rca de uno de los "Prototipos", "El Soldado": "No tena ms ansia que el ansia de la gloria Y a veces cambi el oro por un poco de escoria Y en su vida errabunda llev la asidua norma De colgar luteranos e ir contra la lleforma ... ". Y lo curioso es que los soldados espaoles, que colgaron muy pocos luteranos, fueron contra la Reforma sembrando "asiduamente" en toda Amrica imgenes de Mara Santsi- ma, que quedaron y aun uccieron mientras ellos desapare- can. "Nuestra Scf10ra de los Buenos Aires, Nuestra Seora del Rosario". . . exclama Schoo y pudiera prosegnir la lista innumerablemente desde California a la pampa. Por eso creo yo que la Iglesia tribula a Nuestra Seora (en su Misa Comn) este cxtraito elogio: "Santa Madre de Dios, has matado todas las herejas en el universo mundo". LEONAJWO CASTELI..ANI