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Introducción:
El 31 de octubre pasado se cumplieron 490 años de que Martín Lutero clavara las 95 tesis
en la catedral de Wittenberg, hecho que es considerado el punta pie de la reforma.
En uno de sus viajes a Roma, Lutero se da cuenta de cómo la iglesia católica cobraba por
las indulgencias. Una indulgencia era la remisión (parcial o total) del castigo temporal por
los pecados, es decir, cuando la gente pecaba iba y pagaba una cantidad de dinero y su
pecado era olvidado. Esa era la forma como la iglesia decía a la gente que era justificada
ante Dios.
Lutero, estudiando la Biblia, se dio cuenta que la forma de ser justificado no descansaba en
ninguna obra que el hombre pudiera hacer sino que en la fe, que era un regalo de Dios.
Ahora nosotros no pagamos indulgencias, pero muchas veces creemos que Dios nos ve más
justos según nuestras obras, según los méritos que nosotros podamos tener, pero Pablo nos
enseña que nuestra justificación se basa sólo en los méritos de Cristo, nada se puede añadir
a eso.
Lutero se dio cuenta de esto, tal como Calvino, en la lectura de la epístola de Pablo a la
iglesia cristiana en Roma. De este epístola vamos a estudiar un pequeño pasaje que está en
Romanos 4:23 - 5:5.
Texto:
Romanos 4:23 - 5:5 Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, 24 sino
también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en
el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25 el cual fue entregado por nuestras
transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos
firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la
esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Contexto:
El trozo bíblico que estudiaremos hoy está inserto en la epístola de Pablo a los Romanos.
Esta carta es diferente a muchas otras de las escritas por el apóstol ya que no nace en el
interés de la iglesia sino es motivada solamente por la voluntad del escritor. El libro es un
sumario del mensaje del evangelio y su tema principal es la justificación por fe por medio
de Cristo.
Después de los saludos, en el capítulo 1, Pablo habla de la necesidad que tienen todos los
hombres de justificación ya que son pecadores. Luego expresa cual es el medio por el cual
se puede obtener dicha justificación. En Romanos 3.21-31 encontramos lo que, para mi, es
el corazón de la epístola, donde Pablo declara que significa justificación por fe. Del
capítulo 5 en adelante el apóstol habla de los resultados de la justificación en los hombres.
El capítulo habla algo que es olvidado, quizás no entendido hoy por muchas iglesias: Nunca
en la historia del mundo alguien a sido justificado por sus obras, incluso Abraham, el padre
de los judíos fue justificado por su fe.
Lo que pasó a las personas del Antiguo Testamento no son sólo para que nosotros
conozcamos sus casos, 1 Corintios 10:11 dice: “Y estas cosas les acontecieron como
ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de
los siglos.” Ahora dice que lo que fue escrito a Abraham también se aplica a nosotros.
La justicia de Cristo ha sido y será imputada a todos los que creen en Él a lo largo de la
historia de la humanidad.
En la antigüedad creían en uno que había de venir. Hoy creemos en uno que ya vino, en
Jesús, que se hizo hombre para vivir y morir como un cordero que serviría como sacrificio
por nuestros pecados. “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para
nuestra justificación” dice el versículo 25.
Aquí Pablo puede estar citando el texto de Isaías 53:5 que dice “Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y
por su llaga fuimos nosotros curados”, este es uno de los textos que yo considero más
fuertes, o más crudos, de los que nos explican la obra de Jesús por nosotros.
Pero Cristo no sólo murió por nosotros sino que también resucitó y mostró así que era el
Hijo de Dios, Dios mismo hecho hombre. Si no fuera así nuestra fe en Él sería vana como
dice 1 Corintios 15.14