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Profesor Jorge Manuel Casas 1

Guía para el curso de Ética 3/3

1. Pero en nuestras sociedades hay dos conjuntos de normas que definen los espacios para la
acción de sus miembros: la Ética y el Derecho.
a. El Derecho es un conjunto de normas escritas y coactivas cuyo sostenimiento y
aplicación corren por cuenta de Alguien o Algo que está “frente” a la comunidad,
como un “otro” en relación con ella: el Estado. La ley no es necesariamente fruto
del debate entre todos los interesados. El Derecho no afecta la identidad ni nos
dice qué mundo debemos tratar de producir, sólo marca dentro de qué límites
podemos hacerlo si no queremos sufrir coacción: nos dice quiénes no podemos
ser.
b. La Ética, en cambio, es un conjunto de normas no escritas y no coactivas que son
asumidas libremente por la comunidad como resultado de sus debates sobre la
moral. Estas normas definen su identidad compartida, sus deseo y sus metas. No
estipula coacciones, pero quienes se apartan (del debate, no de sus resultados) son
excluidos total o parcialmente de la comunidad.
2. Respetar la Ley del Derecho es una decisión Ética, pero el Derecho no es el resultado de
debates éticos, sino que está ligado a la vida ciudadana, en cuanto esfera que concentra
las actividades productivas basadas en el trabajo humano (y no en la tierra). Las
diferentes actividades forman comunidades diversas, con distintas ideas del Bien. Pero el
debate no conduce a una unificación del punto de vista moral, sino al establecimiento de
unos límites dentro de los cuales cada uno puede buscar su propio Bien, aunque los más
poderosos tienen la oportunidad de influir sobre el proceso para ganar ventajas
especiales.
3. Históricamente, el proceso del surgimiento del Derecho moderno puede seguirse en la
dinámica de la formación de las ciudades modernas, la disolución de la comunidad
agraria medioeval y el nacimiento del capitalismo comercial, con su exigencia de unificar
las reglamentaciones locales en una legislación “universal” que facilite el comercio y la
circulación.
4. Este proceso es también el de la expropiación por parte de un noble (el rey) de la
propiedad de otros nobles sobre los medios de coacción, tarea ésta que el rey desarrolla
con el apoyo económico de la burguesía naciente. Al quedar “vacantes” las funciones
administrativas es principalmente esta burguesía (junto a clérigos y cortesanos) quien
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comienza a hacerse cargo de tales funciones. Surge así el funcionariado moderno, un


conjunto de profesionales que buscan contribuir a la realización del Bien y que se definen
como comunidad, construyendo una identidad propia. Que tienen, por lo tanto, una Ética
particular: una Ética profesional.
5. Estas circunstancias crean un contexto nuevo, que la literatura sociológica a menudo
caracteriza como un tránsito de la comunidad (construida a partir de relaciones
personales, cara-a-cara, con funciones sociales no-especializadas, ligadas a una localidad
y a unas tareas específicas de las que todos participan directa o indirectamente y que
determinan su identidad) a la sociedad (constituida por relaciones mediadas, con alto
grado de especialización y división del trabajo). En este marco, la moral queda vinculada
a las comunidades de actuación, que (en tanto comunidades de actuación racional) la
elevan a Ética.
6. Si el Derecho Moderno y la Ética Profesional, entonces, están relacionados
históricamente con el resurgimiento de la vida ciudadana, sociológicamente con el
ascenso de la burguesía, económicamente con el nacimiento del capitalismo y el
renacimiento de la actividad mercantil, culturalmente responden a una nueva matriz de
diseño que podemos llamar “Modernidad”. La Cultura Moderna se distingue de otras
matrices simbólicas por su concepción del tiempo y el espacio como receptáculos vacíos.
La operación moderna por antonomasia en referencia a las dimensiones de la acción así
constituidas consiste en el “desanclaje”. El desanclaje es la remoción de las interacciones
sociales de sus contextos temporal y espacialmente locales y su recombinación en el
interior de un tiempo y espacio vacíos, homogéneos e isótropos.
7. A nivel del diseño institucional esto da a lugar a “los sistemas abstractos”. Los sistemas
abstractos son mecanismos de desanclaje y comprenden dos grandes familias: las
“señales simbólicas” y los “sistemas expertos”. Las “señales simbólicas” (como el dinero
y el voto) son medios de intercambio que pueden ser pasados de unos a otros sin
consideración por las características de los individuos o grupos que los manejan en una
particular coyuntura; los “sistemas expertos”, conjuntos de logros técnicos o de
experiencia que organizan grandes áreas del entorno material y social en el que vivimos.
8. Las profesiones son “sistemas expertos” que monopolizan de hecho o de derecho una
esfera de la acción social. El valor fundamental que los sustenta es la “fiabilidad”,
conferida no a los individuos, sino a una capacidad abstracta (“educar”, “curar”,
“comunicar”). Pero esta fiabilidad presupone necesariamente cierta “ignorancia”: la
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relación entre los “puntos de acceso” y el público profano está signada por el “riesgo” y
la “ansiedad”.
9. La ética profesional no sólo atañe a la intención de la comunidad profesional (de cómo
quisiera ésta influir en la organización social), sino incluso a sus condiciones de
aceptabilidad (fiabilidad). Éste es el “doble” vínculo entre ética profesional y Ética.

Bibliografía de referencia:
(8) (9) @Marx, Karl: “Feuerbach” en La ideología alemana; varias ediciones (selección).
(10) @Weber, Max: La política como profesión, varias ediciones (selección).
(12) (13) (14) GIDDENS, A: Consecuencias de la Modernidad; Madrid, Alianza, 1993.

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