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Construir el amor. !Qué concepto tan raro! ¿Acaso no nos habían dicho que el amor
brota, fluye? ¿y que Eros, el amor, nació? Pues no. El amor de las parejas que dese-
an ir más allá de ese cúmulo de sensaciones se edifica. Es una obra conjunta, una ar-
quitectura compartida. El amor se construye. El objetivo es establecer qué nos une y
qué nos separa; cuáles son los puntos fundamentales que nos unen para desarrollar
un buen vínculo o cuáles nos separan para hacer un buen cierre, si existe mérito para
tal decisión. Una buena comunicación nos permite encontrar las necesidades en
nuestra pareja, de afecto, de apoyo, de comprensión, de caricias, de sexo, etc. ¿So-
mos conscientes de ellas? ¿Nos hemos preguntado cuáles son esas necesidades en
nuestra pareja? Es importante hacer un inventario de tales necesidades y sus factores
incidentes. Para tal efecto, a continuación se presenta un recuadro que nos aporta di-
cho propósito y que contribuye a comunicarnos mejor.
1. Muy frecuente.
2. Relativamente frecuente.
3. Poco frecuente.
4. Nada frecuente.
8. Dejar que la otra persona termine de hablar cuando está expresando sentimien-
tos o ideas sin interrumpirla.
9. Utilizar formas directas de comunicación en respuesta a la expresión de senti-
mientos, en vez de sarcasmos o ironías.
10.Referirse a situaciones o acontecimientos específicos que han sucedido y no
generalizar utilizando términos como "siempre", "nunca", "todo o nada"
11.Centrar las discusiones en los eventos actuales en vez de remontarse al pasado
o incluir a otras personas.
12.Hacer un reconocimiento de la queja que expresa la otra persona y buscar so-
lución a problemas en lugar de responder con otra queja.
13.Tratar de ponerse en la posición de la otra persona cuando exprese ideas o
sentimientos, en vez de juzgar , interpretar o hacer diagnósticos.
14.En respuesta a la expresión de los pensamientos y/o emociones, parafrasear
para aclarar la comunicación, en vez de utilizar agresión verbal o física, silencio
o descalificación.
15.Emplear un vocabulario específico y concreto para describir las conductas.
riña, no podremos quitarnos la máscara del orgullo. Un testigo físico o mental nos
motivará, sin darnos cuenta, a tratar de mantener cierta imagen y eso bloqueará la
sencillez y la humildad indispensables para llegar a un acuerdo con quien realmente
importa.... Algunos psicólogos aseguran que los principales factores que causan la
desintegración conyugal son el alcohol, la infidelidad, la intervención de los fami-
liares políticos ,la incomunicación, la falta de afectividad, problemas sexuales, de
valores espirituales y de proyectos vitales, en donde se incluye la educación de los
hijos y el manejo del dinero entre otros. También puede constituirse en problema,
las diferencias insalvables en los caracteres individuales.
* La tercera regla tiene que ver con otra prohibición importante: Queda
prohibido tener actitudes extremas. Si la persona pierde el control, deberá alejar-
se, pero nunca realizar escenas que la hagan poco confiable para siempre. Todos
los seres humanos poseemos un arsenal de alto calibre que no debe usarse por nin-
gún motivo con nuestros seres queridos. Estas armas son: gritar, golpear, insultar,
romper cosas, maldecir, injuriar a los familiares del otro, empujar, arrojar objetos,
irse de la casa, emborracharse, cometer adulterio, etc. Estos mal llamados recursos
se nos devuelven, hieren y hacen perder la visión de lo que se discute. Lo único que
logran es ofender al contrincante. Las actitudes extremas son como un veneno que
daña la relación para siempre. El familiar agredido con ese armamento pesado per-
derá la confianza en el otro y no podrá verlo, aunque quiera, con los mismos ojos
que antes.
* Cuarta regla: Se debe discutir una sola cosa a la vez. Al enfadarse se pon-
drá sobre la mesa de combate solamente el asunto que haya causado la emoción ne-
gativa. Cuando no se sabe pelear es muy común comenzar reclamando un tema "A"
y terminar disputando uno "Z" totalmente diferente, después de haber pasado por in-
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numerables inicios, todos ellos sin relación, unos hirientes, otros incoherentes, otros
de tiempo pasado (supuestamente superados), pero todos esgrimidos para lesionar al
contrincante y hacerlo sentir culpable de cuanto malo pasa entre ellos. Una discusión
así no tiene pies ni cabeza. ¿Cómo matar ese monstruo de mil cabezas creado en po-
cos minutos?. El asunto inicial se complica y se deforma al grado que la pareja se
siente furiosa y el pleito no tiene solución.