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Página Católica

Le invita a leer:

"Complot Contra la Iglesia”


Primera Parte

(El estado de la Iglesia y el Mundo hace 40 años - ¿Profecía cumplida?)

Conferencia pronunciada por el R. P. Julio Menvielle,


el 3 de Agosto de 1968, en el Colegio de La Salle de Buenos Aires.

Síntesis a modo de presentación:

Se vive un momento de confusión siniestro y sombrío cuya perla es la dialéctica que se


pretende introducir entre Iglesia Preconciliar, que en la mente de los que así la llaman
no debió existir y que estuvo equivocada hasta ahora, e Iglesia Postconciliar. Pero en
realidad lo que se desea es liquidar y sepultar 2000 años de historia cristiana. Por eso
hay que examinar este momento primero en los planes de los hombres y luego en el de
Dios.
La Iglesia, como un grano de mostaza, creció incesantemente desde el Cenáculo,
influyendo en el mundo hasta ver constituida la ciudad de Dios de la Monarquía
Cristiana. Pero el orden político llegado a tan alto estado, ha venido periclitando: de lo
sobrenatural de aquella Ciudad, devino en la ciudad naturalista de la Revolución
Francesa, de allí a la sociedad del Capitalismo Liberal , y de ella a la ciudad Comunista
del Siglo XX. A la cual sucederá la sociedad Tecnocrática del funcionamiento perfecto
que comienza en nuestros días, en la que el hombre, manipulado por los medios, nunca
habrá sido más esclavo. Al fin de esta etapa, el mundo humano bajo Cristo habrá
quedado, totalmente liquidado.
Pero este ataque, que afectó al Mundo y convirtió a la Iglesia de floreciente en
perseguida, dirige ahora sus golpes contra Ella desde su mismo seno. Sus enemigos, la
Masonería y el Comunismo, han entrado, y están empeñados en su destrucción por la
traición de altos cardenales y obispos, sacerdotes eminentes, teólogos de renombre y
laicos encumbrados. Éste es el significado del actual progresismo, de la iglesia
Progresista.
Así no hay verdad católica que se mantenga en pie, los más sagrados dogmas son
cuestionados y la Santa Misa no es el Sacrificio de Cristo, sino una Cena Litúrgica que
cada vez se acerca más a un espectáculo o a un show (1). Se alienta la corrupción de
costumbres, de modo que Freud entra en la Iglesia como un Santo Padre y regula
la vida sexual de seminaristas, religiosos , clérigos y seglares. El amor pierde así su
sentido, aceptándose la contraconcepción, el divorcio y el homosexualismo. Y, de ese
modo, la teología sirve para todo, menos para ponernos en comunicación con Dios.
(1):
Su Santidad Benedicto XVI les dijo a unos párrocos que fueron a visitarlo el 31 de
Agosto de 2006 a Castelgandolfo, al recomendarles que se atengan a la liturgia
tradicional:
“la liturgia no es un texto teatral, ni el altar es un escenario...”
Conferencia

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Dejo las palabras cordiales del Padre Antonio de Monterosso y entro en el tema. El
tema es la Iglesia en la actualidad.
Evidentemente que este es un tema de gran significado en este momento de
confusión dentro de la Iglesia. La confusión ya está en la dialéctica que se ha querido
introducir en la Iglesia misma, entre Iglesia Preconciliar e Iglesia Posconciliar. La
Iglesia Preconciliar en la mente de los que así la llaman sería una cosa que no debió
existir. La Iglesia estuvo equivocada hasta ahora.
Con ello se quiere liquidar y sepultar dos mil años de historia cristiana; dos mil años
con su riqueza de doctrina: los padres, los doctores, Cristo mismo. Se quiere liquidar la
riqueza de la Santidad de la Iglesia: santos mártires, confesores, vírgenes, casados, en
todas las profesiones de la vida, que la han santificado con las virtudes heroicas. Se
quieren liquidar las obras de caridad y misericordia que la Iglesia ha practicado en esos
dos mil años suscitando admirables formaciones de almas santas y caritativas. Se
quiere sepultar la riqueza artística de la Iglesia, en su Liturgia, en el arte, en la
arquitectura, en la pintura, en la música.
Por eso, hay que examinar el momento actual de la Iglesia; primero en los planes de los
hombres y luego en el plan de Dios. En el plan de Dios, digo, porque Cristo nos
exhortó a mirar los signos de los tiempos. Aprended de la parábola de la higuera cuando sus
ramas están tiernas y brotan las hojas, conoceréis que el estío se acerca. Y hoy cuando la
confusión está invadiendo la Iglesia de modo siniestro y sombrío, algo raro de Dios
está por acontecer.
En primer lugar, para comprender a la Iglesia actual es menester tener presente
la parábola del grano de mostaza.
Decía el mismo Cristo, es semejante el Reino de los Cielos a un grano de mostaza que toma
uno y lo siembra en su campo, y con ser la más pequeñas de todas las semillas, cuando ha
crecido es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse un árbol de suerte que las aves
del cielo vienen a anidar en sus ramas. ¡Esta es la Iglesia de Cristo! Fue una semilla
pequeñísima plantada por Cristo. Pero de todas las instituciones humanas es la más
inmensa y gloriosa en el correr de los siglos. Es la Esposa de Jesucristo.

Las siete iglesias del Apokalipsis en la historia


La Iglesia en su vida, en el decurso de los siglos va realizando aquella
enseñanza del apóstol san Juan a las 7 Iglesias del Apocalipsis: a la iglesia de Éfeso, a la
iglesia de Esmirna a la iglesia de Pérgamo a la iglesia de Thyatira, a la iglesia de Sardes,
a la iglesia de Filadelfia y a la iglesia de Laodicea.

Efeso, la predicación apostólica


Primero es la iglesia de Éfeso, la iglesia que nace impetuosa, la iglesia
apostólica. Éfeso significa eso: Ímpetu. Ya el apóstol Pablo, en el año 57 de nuestra era,
escribía a los romanos: ¡Cómo! ¿No han oído la predicación de la palabra de Cristo? Y
contesta: ¡Cierto que sí! Por toda la tierra se difundió su voz, y hasta los confines es su pregón.
Todo el mundo romano y el griego y el bárbaro se enteró de la persona de Cristo.

Esmirna, el testimonio de los mártires


Después de la Iglesia de Éfeso, viene la Iglesia de los mártires; los grandes
campeones de la Fe dan testimonio de Cristo: es la Iglesia de Esmirna. Esmirna quiere
decir amargura. Con la amargura del sufrimiento testimonian que Cristo es Dios. Y el
gran Obispo San Ignacio, siendo llevado allá al final del siglo I en cadenas de
Antioquia a Roma para ser entregado a las fieras, podía exclamar: ¡Oh bestias saludables
que están preparadas para mí! ¿Cuándo vendrán? ¿Cuándo serán lanzadas? ¿Cuándo les será
concedido gozarse con mis carnes? Soy trigo de Cristo, seré molido por los dientes de las fieras
para ser convertido en pan limpio. Y El esplendor de la Iglesia de los mártires, que duró

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desde la pasión del Señor hasta el año 300 de nuestra era, fue grande y glorioso. No
sólo por la sangre derramada, sino por la sangre derramada en honor de Jesucristo,
Salvador de los hombres, Primer Mártir de la Fe Cristiana. Fue una sangre salvadora
de la humanidad.

Pérgamo, la iglesia de los doctores


Vienen después la Iglesia de Pérgamo y la Iglesia de Thyatira. La Iglesia de
Pérgamo es la Iglesia de los doctores, de los grandes doctores. Y la Iglesia de Thyatira,
la iglesia del esplendor cristiano, del esplendor medioeval.

Thyatira, el esplendor de la Cristiandad


La iglesia de Constantino inaugura el reconocimiento publico de la iglesia de
Cristo y los dos grandes poderes de la tierra, el político y el religioso, se juntan en
unidad armónica para la legislación de la ciudad cristiana. Primero de la Europa
cristiana que ha de oír la voz evangélica de los padres y doctores. De san Ireneo, de san
Basilio, de san Juan Crisóstomo, de san Ambrosio y del grande san Agustín.
La Europa cristiana que ha de vivir la grandeza de la ciudad cristiana fundada sobre
los dos poderes será la ciudad cristiana que ha de culminar en el esplendor del siglo
XIII, esplendor de la política de San Luis, rey de Francia, de los grandes pontífices
Gregorio VII, Inocencio III.
Ciudad cristianana que ha de culminar en el esplendor de la filosofía cristiana de santo
Tomás de Aquino. Ciudad cristianana que ha de culminar en el arte cristiano del beato
Angélico, de la catedral gótica. Ciudad cristiana cuyo elogio lo ha hecho el gran
pontífice León XIII en la Inmortale Dei, para que quede grabada firmemente
desafiando la estulticia de los progresistas que abominan de la cristiandad.
Dice el gran pontífice que la Europa cristiana civilizó a las naciones bárbaras, he hizo cambiar
la ferocidad por la mansedumbre, la superstición por la verdad y rechazó victoriosa las
invasiones de los mahometanos, y conservó el cetro de la civilización y se ha acostumbrado a ser
guía del mundo hacia la dignidad de la cultura humana y maestra de los demás; y ha agraciado
a los pueblos con de la verdadera libertad en su variadas formas; y muy sobriamente ha creado
numerosas obras para aliviar la desgracia de los hombre; Ese gran beneficio se debe, sin duda ni
discusión posible, a la religión, la cual auspicio la realización de tamañas empresas y coadyuvó
a llevarlas a cabo. Habrían perdurado ciertamente, prosigue el pontífice, aún hasta ahora
esos mismos beneficios, si ambas potestades hubiesen mantenido la concordia, y con razón
mayores se podrían esperar si se acogiesen la autoridad, el magisterio y las orientaciones de la
Iglesia con mayor lealtad y constancia. Las palabras que escribía Ivo de Chartres al Romano
Pontífice Pascual II debían respetarse como una norma perpetua: "Cuando el poder civil y el
sacerdote viven en buena armonía, el mundo esta bien gobernado, la Iglesia florece y prospera;
pero cuando están en discordia no solo no prosperan las cosas pequeñas, sino también las cosas
grandes decaen miserablemente”.

De la Cristiandad al mundo moderno


La Cristiandad, en la armonía del sacerdocio y del imperio, se prolongó durante
mil año, desde la época de Constantino y Carlomagno hasta la Revolución Moderna.
Revolución emprendida por los enemigos de la Iglesia contra el orden Cristiano.
Revolución moderna del Renacimiento y de la Reforma, en que el hombre ya no quiere
ajustar su vida a la Ley Evangélica sino a la de la pura razón y a la de la naturaleza.
Revolución que llena los siglos XVI, XVII y XVIII. ¡Revolución del hombre!
¡Revolución de la exaltación del hombre, contra Dios! Humanismo contra
Cristocentrismo.
La iglesia de Sardes: el capitalismo liberal

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Luego la revolución moderna del capitalismo liberal: La Iglesia de Sardes.
Sardes es el lugar donde nació Creso, el hombre famoso por sus riquezas y la
acumulación del oro del mundo pagano. Revolución moderna del capitalismo liberal
en que el hombre no quiere ajustarse a la ley de la simple razón sino a la del instinto,
de la pura libertad y de la avaricia; la acumulación de riquezas. Y entonces la única
preocupación del hombre se convierte en amontonar riquezas, ya no cumple aquel
precepto del Señor: Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará
por añadidura. Ya lo primero es la acumulación del capital. Y es claro, la acumulación
del capital en una minoría de privilegiados, tienen que traer forzosamente en el otro
polo, la acumulación de la miseria y de la ruina de la mayoría.
La revolución moderna del capitalismo liberal tiene que producir y engendrar
necesariamente la tercera revolución, la Revolución comunista en que el hombre,
despojado de Dios y del goce sensible del liberalismo se ajusta a la esclavitud de la
sociedad colectiva. Y entonces vemos, el proceso de degradación en que viene cayendo
el hombre: de los sobrenatural cae en la ciudad naturalista, de esta en la sociedad del
capitalismo, sociedad económica. Y del capitalismo en la sociedad del comunismo.

La sociedad tecnocrática
Nos encontramos entonces hoy al final de la tercera revolución del capitalismo
y del comunismo. Ya se están liquidando en el mundo los últimos restos del
liberalismo y se ha entrando resueltamente en la esclavitud de la Sociedad Máquina, la
sociedad tecnocrática del funcionamiento perfecto en que cada hombre tendrá su dosis
de trabajo, su dosis de placer, su dosis de cultura. Y en lo religioso, en lo cultural, en lo
político, en lo económico, se ajustará al funcionamiento perfecto de un mecanismo de
relojería.
Es la sociedad de hoy que está acondicionando al hombre en todos los aspectos y sobre
todo en el aspecto psicotécnico. Se está cumpliendo una gran función de lavado de
cerebro a través de los medios de comunicación para hacer al hombre un simple robot
que reaccione automáticamente ante los estímulos que se le dan. Para nivelar el
pensamiento del hombre, los sentimientos del hombre. La sociedad máquina.
La Cristiandad, es decir el mundo humano bajo Cristo, habrá quedado entonces
totalmente liquidado. Y el mundo vivirá una sociedad perfecta, con la perfección de un
mecanismo. Pero el hombre se habrá convertido en un robot. Seguirá llamándose libre
pero nunca habrá sido tan esclavo.
Hasta aquí el desarrollo del mundo. Primero la Iglesia floreciendo, luego la Iglesia
sometida.

Ocupación de la Iglesia por sus enemigos


Pero ahora, en estos momentos la lucha que los enemigos han llevado contra el
mundo cristiano, contra la Cristiandad, para crear la ciudad naturalista de los siglos
XVI, XVII y XVIII, para crear la ciudad liberal del siglo XIX y la ciudad comunista del
siglo XX; ahora ya lleva los golpes contra la Iglesia misma, ¡Desde dentro de la Iglesia!
Este es el significado del actual progresismo, de la iglesia progresista; de lo que está
pasando con ese fenómeno de la Iglesia progresista. Iglesia alentada por grandes
teólogos, los teólogos publicitados, los Congar, los Rahner, los Schillebeeck, todos los
teólogos que aparecen en los diarios publicitados por la propaganda.
En el Progresismo también hay grades cardenales, figuras públicas: el Cardenal Fuerer
de Lovaina, el Cardenal Ley de Viena, el Cardenal Bea por supuesto. Los Enemigos de
la Iglesia, la Masonería y el Comunismo han entrado dentro de la Iglesia y están
empeñados en la destrucción de la Iglesia. En esa tarea están empeñados, vuelvo a
repetir, altos cardenales, altos obispos, sacerdotes eminentes, teólogos de renombre y

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laicos encumbrados. La lucha se lleva en todos los frentes y con todas las armas. Se
trata de liquidar a la Iglesia.

Destrucción de la doctrina
En el frente doctrinario no hay verdad católica que se mantenga en pie. Se dice
que ya el pecado no existe, que el pecado original no existe, que Adán y Eva no
existieron y que el hombre viene por una evolución continua desde una materia
primigenia, viene ascendiendo a estados más altos de conciencia y perfección. Teilhard
de Chardin, el vocero de este progresismo evolucionista, esta de moda, como Uds.
saben. Se niega en consecuencia la enseñanza del apóstol Pablo: Por uno a entrado el
pecado y la muerte en el mundo, por uno, Cristo, entra la gracia y la vida.
Al atacar el pecado original se atacan todos los dogmas católicos, porque si el hombre
no nace pecador, si no viene pecador al mundo ya no necesita tanto a Dios, Cristo está
de más. No hay un Redentor. Y estos teólogos cuestionan la persona de Cristo,
cuestionan la Encarnación, cuestionan la Resurrección; con la famosa teoría de
Mullman de que todo es mito: los milagros son mitos, las figuras de la escritura son
mitos, las parábolas son mitos, la resurrección de Cristo es otro mito.

Destrucción de la formación sacerdotal


Se cuestiona la persona adorable de Cristo, se cuestiona a la Virgen Madre, se la
despoja de sus privilegios, de su Virginidad, de su Concepción Inmaculada, de su
gloriosa Asunción y esto, no algún teólogo aislado, sino muchos teólogos; y esa
enseñanza después se repite en los seminarios, en las casas de formación. Esa
enseñanza la repite el catecismo holandés, el catecismo francés que fue aprobado por
104 obispos contra 1.
Al no haber pecado no tienen razón de ser los sacramentos, no hace falta entonces
bautizar a los niños, no hace falta el sacramento del perdón y la penitencia y hay
sacerdotes que aconsejan a la gente que no se confiese, que la fornicación no es pecado,
que la masturbación no es pecado.
Se cuestiona la Eucaristía, la transustanciación, o sea el cambio de sustancia del pan en
el cuerpo de Cristo y el cambio de sustancia del vino en la sangre de Cristo. La santa
Misa no es el Sacrificio de Cristo sino una cena litúrgica que cada vez se acerca más a
un espectáculo o a un show.
Esta es la situación de la Iglesia. Y para que no crean que estoy exagerando, el
31 de marzo de 1967, el Times de Nueva York relataba así alguno de los errores que
circulan hoy por la Iglesia:
Muchos teólogos holandeses sostienen que la perpetua virginidad de María es un
mito. Es más moderno, se dice, creer que Cristo era hijo de María y de José. El
teólogo dominico Eduardo Schillebeeck, perito en el Segundo Concilio Vaticano,
propone que la Resurrección de Cristo no puede ser la recomposición física de su
cuerpo sino una especie de manifestación espiritual. Gusta más creer que la
resurrección ha sido el impacto de la personalidad de Cristo sobre sus discípulos y
su presencia en los corazones de los cristianos.
Claro que al negar un dogma tan fundamental, como dice San Pablo: si no creemos que
Cristo resucitó, vana es nuestra Fe. ¿En qué creemos entonces?.
Teólogos holandeses rechazan el pecado original como un estigma espiritual
heredado y dicen que hay que mirarlo en cambio como expresión simbólica de que la
humanidad es pecadora y que el mundo es imperfecto. Por esa razón esos
pensadores cuestionan la necesidad del bautismo para los niños. Decir que un ser
humano nace condenado es un sin sentido añade el teólogo laico Daniel de Nantes,
secretario del centro ecuménico de Holanda. Cielo o Infierno, dice el teólogo
dominico William Van drl Mas, eso no nos preocupa para nada.

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Destrucción de las costumbres
Al mismo tiempo que se cuestiona la doctrina, los dogmas fundamentales de la
Iglesia, se alienta la corrupción de costumbre.
Hasta ahora la castidad y la virginidad eran un florón de la Iglesia Católica: el celibato
de los sacerdotes, la virginidad en las religiosas. Todo eso hoy se cuestiona y se ve a los
sacerdotes movilizándose para la supresión del celibato y a las religiosas
movilizándose para introducir lo sexual en los conventos.
Y ya Freud entra en la Iglesia como un Santo Padre y regula la doctrina sexual de
seminaristas, religiosos y clérigos. Está el famoso caso de Cuernavaca, de todo un
monasterio de benedictinos donde entró el psicoanálisis de Freud... Claro, se acabó
todo esto. Y Lemercier ha acabado contrayendo el matrimonio, celebrando el
matrimonio en Cuernavaca mismo.
Se sostiene que lo que importa hoy es el amor, el amor es la razón de ser de la vida, del
matrimonio... Claro, ¿Qué amor? Cualquier amor y sobre todo el amor más inferior, el
amor puramente carnal.
Si la razón de ser del matrimonio es tal amor, se justifica entonces la contraconcepción
que es una carga y es un peso , se justifica el divorcio porque al cabo de cierto tiempo
las parejas pueden cansarse de amarse, se justifica el homosexualismo porque hay
hombres que no encuentran el amor en las mujeres sino en otros hombres, y hay
mujeres que no encuentran el amor sino en otras mujeres.
Y esto que parece una ocurrencia ha sido enseñado públicamente por un dominico, el
Padre Cauel, un teólogo que lo ha propagado en Lovaina a través de la radio y de la
televisión, que llega a decir esto textual que voy a leer ahora tomado de la revista
Invorguese del 20 de Abril del 67:
Hoy es necesaria una nueva actitud aunque todavía no ha sido aceptada por la
Iglesia. Creo que muchos teólogos y muchos fieles quisieran cumplir un paso más.
Cierto, esta nueva doctrina no está oficialmente aprobada, sus sostenedores quieren
pensar y ayudar a los homosexuales como a todos los seres humanos en su desafío
de vivir bien también los unos con los otros. Yo quisiera proponerles a los
homosexuales adultos, como una especie de ideal, intentar realizar en su vida una
relación de amistad estable, tomar cuidado unos de otros, asumir uno la
responsabilidad del otro, en el plano económico y en la vida cotidiana; y también
realizar la unión de los sentimientos y también, ya que se trata de los hombres y no
de criaturas de puro espíritu, traducir esos sentimientos en el plano erótico y
sexual de una manera que les sea congenial.
Y Uds. Saben que ha habido un caso en Holanda de una celebración pública en la
Iglesia de dos homosexuales. La foto ha sido publicada por el diario Rivarol de París.
¡Uno queda estupefacto! Que un teólogo, invocando la Teología (hoy la teología sirve
para todo menos para ponernos en comunicación con Dios) pueda proferir estas
aberraciones; y proferirlas públicamente sin que nadie lo llame al orden.

Esperamos publicar a la brevedad la parte final de esta conferencia.

El título y los subtítulos de esta transcripción son nuestros. El Padre la llama en su


discurso, La Iglesia y la Actualidad.

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