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LA DERECHA OLIGÁRQUICA Y FASCISTA AVANZA

AL GOBIERNO LE TIEMBLA LA MANO

UNIDAD DE ACCIÓN Y MOVILIZACIÓN OBRERA, CAMPESINA


Y ORIGINARIA PARA APLASTARLA
REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN
Una vez más es necesario remarcar que lo que está sucediendo en el país con la actual polarización entre
la derecha oligárquica de la “media luna” y los trabajadores del campo y la ciudad, y los pueblos
originarios, es el enfrentamiento entre la revolución y la contrarrevolución en el país. En este escenario, el
gobierno de Evo Morales, de conciliación de clases, sólo expresa en forma distorsionada el proceso
revolucionario.
Tal enfrentamiento se abrió el año 2000 y tuvo sus picos más altos en las insurrecciones de octubre de
2003 y mayo-junio de 2005. En ambas ocasiones después de tumbar a Sánchez de Lozada y Carlos Mesa,
el poder prácticamente en manos de los trabajadores organizados en la COB, la CSUTCB, la Fejuve y la
COR del Alto, se entregó a la burguesía por la vía constitucional. Luego se desvió el proceso
revolucionario hacia el camino electoral, terreno propio de la burguesía, del cual surgió el gobierno de Evo
Morales, con un programa opuesto a las demandas centrales de octubre y dispuesto a transigir con las
transnacionales y la derecha oligárquica, es decir, como queda dicho, un gobierno de conciliación de
clases.
De esta manera se truncaba temporalmente las luchas insurreccionales que debieron culminar en el
verdadero poder de los trabajadores del campo y la ciudad, expulsando a las transnacionales y aplastando a
la oligarquía de la “media luna”.
SE VA AGOTANDO EL DESVÍO DEMOCRÁTICO BURGUÉS
Después de casi dos años de gobierno de conciliación, los dos polos antagónicos vuelven a manifestarse
planteando dirimir finalmente la salida de fondo.
El MAS y el gobierno de Evo Morales han hecho todos los esfuerzos para convencer a la burguesía, el
imperialismo y la oligarquía, sobre el hecho de que respetaría el régimen democrático burgués, la
propiedad privada, la seguridad jurídica a las inversiones, etc. Es por eso que no nacionaliza los
hidrocarburos, como lo exigía octubre; no expropia a la oligarquía terrateniente, sino sólo propone revertir
las tierras de engorde; no convoca una Constituyente soberana y refundacional, sino una consensuada con
la derecha, dándole derecho a veto; pugna una y otra vez por consensuar una Constitución donde se
retacea las reivindicaciones populares; no mete preso a la fascista y delincuencial “juventud cruceñista”
que arremete y se arma a vista y paciencia, etc.
Si bien algunas reformas no despreciables arrancadas de la mesa de las transnacionales sirven para aliviar
carencias de los sectores más pobres, generalmente con migajas, los trabajadores reciben el trato de
siempre con sueldos y salarios miserables, y la desocupación permanente.
Estas y otras concesiones graves le hace a la derecha oligárquica. Se le rogó, hasta el cansancio para llegar
a acuerdos, como informa Linera. Pero ésta rechaza que se les toque tan siquiera marginalmente sus
intereses.

La derecha quiere todo el poder


Esta derecha oligárquica, detrás de la cual actúa la embajada norteamericana, llama dictadura a las
medidas tibias del gobierno y a su intento por imponerlas. Está claro que no le satisface las concesiones,
sino que, bajo el pretexto de defensa de la democracia de la cual disfruta sin saciarse, busca restablecer su
dictadura completa al servicio de sus intereses y de las trasnacionales. Con ese propósito se opone incluso
a una Constituyente que nació consensuada con ella. Agrava la inflación especulando con productos de
primera necesidad. Y con el fin de trabarlo todo, introduce en la Constituyente la cuestión de la
capitalidad, un tema secundario en relación a la nacionalización plena y la expropiación de la gran
propiedad que son los temas de fondo planteadas por la revolución de octubre y mayo-junio. La élite pro
oligárquica de Sucre se prestó a este juego contrarrevolucionario colocándose en contra de las
reivindicaciones fundamentales de los trabajadores y del país.
Después de soportar el atropello y la humillación racista, condenables y sin precedentes de la elite sucrense
a sus constituyentes y, ante un colapso y una derrota a la vista, producto de su tolerancia ante la derecha, el
gobierno se vio precisado reunir la Constituyente en mayoría y votar en grande una Constitución
consensuada. Es decir no su constitución, sino una que incluye los consensos previos obtenidos. Se realizó
esa reunión obligada, en recinto militar, asediada por una turba lamentablemente encabezada por
universitarios e impulsada por la cúpula pro oligárquica, que dejó el saldo de tres muertos atribuibles a
francotiradores de derecha. Si bien con eso desbrozó el camino para salvar la Constituyente, el brusco giro
se prestó para ser rechazado por la derecha como antidemocrático, y la insubordinación derechista sucrense
le infligió una derrota.
Como era de esperar, la oligarquía (Podemos, cívicos de la “media luna” y sus prefectos a los cuales se
suman los cívicos de Sucre y el prefecto de Cochabamba), tachó de ilegal el cónclave y declaró que no
acatará la Constitución que surja de ella, planteando ejecutar la autonomía de facto, vale decir la división
del país, después del 14 de diciembre, fecha limite de la Constituyente. Realizó un Paro que no fue
contundente, pero donde campeó la violencia contra amplios sectores populares que se negaron a acatarla.
Junto a esto, declaró la “desobediencia civil”, “la denuncia internacional”, “la huelga de hambre” y otras
medidas, contra la llamada Constitución aprobada en grande y la decisión gubernamental de pagar el bono
dignidad recortando el IDH de las prefecturas.

En vez de consensuar, declarar a la Constituyente originaria y refundacional


El gobierno, no obstante todos los desplantes, trata todavía de consensuar con la derecha este último tramo
de la Constituyente, llama al diálogo a la misma. Pero esa derecha rechaza la invitación y condiciona el
diálogo a que el gobierno retroceda en toda la línea. Así las cosas todo parece indicar que, sin descartar
probables negociaciones y pactos en curso, la dinámica va hacia un mayor enfrentamiento, amenazando
dejar atrás la salida democrático burguesa. La Constitución que se apruebe, si aún es posible este trámite,
no encarará las demandas centrales de los trabajadores.
En lugar de consensuar está planteado que la mayoría, rompiendo los pactos, declare a la Constituyente
originaria y refundacional aprobando la expropiación de la oligarquía y la expulsión de las
transnacionales. Pero al gobierno le tiembla la mano.

OTRA VEZ REVOLUCIÓN O CONTRARREVOLUCIÓN


La salida electoral, la conciliación, por las cuales optó el MAS oponiéndose a la vía insurreccional, están
dando frutos amargos. La burguesía, el imperialismo y la oligarquía de la “media luna”, a la cual se suma
la cúpula de Sucre, no aceptan ninguna transformación que afecten sus intereses. Están desafiando
abiertamente al proceso revolucionario, quieren acabar con este gobierno, al cual no lo reconocen como su
gobierno, pero sobre todo y ante todo, quieren aplastar el ascenso revolucionario de las masas que lo
amenaza pese a la tibieza del gobierno. La oligarquía, aunque viene perdiendo apoyo de los sectores
populares y campesinos de la “media luna”, avanza hacia occidente estableciendo su cabeza de playa en
Sucre.
Una vez más está puesta sobre la mesa la salida de fondo a las cuestiones planteadas por las insurrecciones
de octubre y mayo-junio. Esta planteada una guerra civil ante la división del país que supone la política
contrarrevolucionaria de la derecha. O se hace la revolución aplastando a la derecha de la “media luna” o
vence esa derecha oligárquica y fascista.

APLASTAR A LA DERECHA, RETOMANDO OCTUBRE.


La tarea actual es enfrentar a la derecha fascista, aplastarla, con la movilización unitaria de los
trabajadores, los campesinos y pueblos originarios. Hay que aplicar en la “media luna” lo que dijeron los
campesinos y pueblos originarios: “desobediencia y tomar las tierras de los oligarcas”.
La COB abandonando su seguidismo al gobierno, está ante la necesidad de encabezar esta lucha. Debe
plantear la unidad de acción con todas las organizaciones de masas dispuestas a dar este combate en las
calles. Hay que llamar a un Ampliado o un Congreso de bases democrático donde también intervengan las
organizaciones políticas de los trabajadores, que vote organizar la lucha a nivel nacional, la cual implica la
formación de comités de autodefensa armada, etc. El paro y la movilización del jueves no debe ser sino el
inicio de la misma. No se trata de apoyar al gobierno, so pretexto de combatir a la derecha, sino de bregar
por la salida independiente y clasista de los trabajadores. Debe exigir al gobierno que dice oponerse a la
derecha que resuelva de inmediato el Pliego de la COB, junto con exigir que disponga entregar las armas a
los trabajadores, como única forma de combatir a la derecha.

POR EL GOBIERNO OBRERO CAMPESINO Y ORIGINARIO


Se trata de retomar las insurrecciones inconclusas de octubre, de enfrentar la guerra civil, que aplastando a
la derecha, apunte no a un poder trucho como el actual, ni a una salida democrática burguesa, sino al
verdadero poder obrero y campesino y de los pueblos originarios. Si llegara el caso de un inminente golpe
de estado contrarrevolucionario, que implicaría la división de las Fuerzas Armadas, no debemos dudar de
estar en el campo militar del gobierno, pero en pro de una salida de clase obrera y campesina.
Esta lucha debe desembocar en el poder de los trabajadores y sus organizaciones en combate que ejecute y
garantice: la unidad del país; la verdadera nacionalización sin indemnización de los hidrocarburos,
expulsando a las transnacionales; la expropiación sin indemnización de los agroindustriales, grandes
ganaderos y terratenientes de la “media luna”; la nacionalización integral de la minería, la banca y de
todas las empresas capitalizadas bajo control de los trabajadores; aumento sustancial de sueldos, salarios y
pensiones; la autodeterminación de los pueblos indígenas, etc., para instaurar un Estado de los
trabajadores plurinacional y multiétnico.
Para impulsar esta salida se requiere luchar por una dirección revolucionaria forjada al calor de estas
luchas. Llamamos a los trabajadores y a la juventud de vanguardia, a combatir juntos por este objetivo.

La Paz, 3 de diciembre de 2007

MOVIMIENTO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES -MST

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