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Todo sobre mi padre

Carlos Bonfil

Tomado de: La Jornada, 17 de noviembre de 2004

ESBEN BENESTAD Y ESTHER PIRELLI son la misma persona. Hombre y mujer


en un mismo cuerpo. Esben es un médico en una pequeña ciudad noruega;
Esther, su alter ego femenino, una terapeuta especializada en niños
con problemas de identidad sexual. Even Benestad, hijo de este ser
bigénero, es cineasta, especializado en documentales televisivos. Hace
dos años el joven de 26 años decide realizar su primer largometraje:
un documental sobre su propia familia, centrado en la experiencia de
su padre, célebre figura transpersona, quien a los 52 años acepta
hablar frente a la cámara, que incluye segunda esposa e hija, para dar
testimonio de lo que significa vivir, no como mujer atrapada en el
cuerpo de un hombre (vieja fórmula sexista que se aplicaba a los/las
aspirantes a una operación transexual), sino como una persona que vive
armoniosamente sus géneros masculino y femenino, alternando la
identidad que habrá de adoptar cada día.

<>LA PROPUESTA ES singular. Todo sobre mi padre (Alt om min far), de


Even Benestad, no es una película sobre la homosexualidad ni la
transexualidad, o el travestismo, sino sobre la condición bigenérica.

EL PROTAGONISTA ALUDE a un movimiento de personas, hasta hoy


inclasificables, que reivindicarían su derecho a vivir placenteramente
su masculinidad al mismo tiempo que su feminidad, sin ver disminuida
su capacidad, por ejemplo, de ser buenos padres o madres de familia.
Este es justamente el punto que el apacible Esben intenta explicar a
su hijo de frente a la cámara.

EL REALIZADOR NO se deja intimidar por este desplante bigenérico, y


recoge el testimonio de otros familiares y de personas cercanas a su
padre, hasta formar poco a poco un mosaico testimonial que genera
perplejidad y polémica. Para los cristianos fundamentalistas, y demás
conservadores, el peligro está en corroer con la posible armonía
doméstica en casa de los Benestad, una institución familiar, vulnerada
ya por las múltiples opciones de convivencia (matrimonio gay, uniones
de hecho, concubinatos, adopción de niños por parejas homosexuales, y
lo que se junte en esta década).

EL CASO DE una Esther Pirelli, capaz de transitar en minutos de una


feminidad gozosa a una virilidad intachable cuando vuelve a ser Esben
Benestad, es suficiente para romperle las articulaciones al sexismo y
a su tiranía de roles. No hay modo de recurrir, tranquilizadoramente,
a la palabra del buen patriarca Freud, para explicar algo que desafía,
con su naturalidad, toda convención moral y sicológica.

EL TRABAJO DE Even filmando el entorno familiar y recurriendo para


ello a viejas películas caseras, en el estilo un poco de Retratando a
la familia Friedman (aunque sin neurosis excesiva ni apuntes de nota
roja), hace de Todo sobre mi padre una experiencia fílmica muy a
contracorriente de lo que se acostumbra filmar sobre el tema del
travestismo y la conducta transgenérica.
DESTACA EN LA postura del narcisista Esben/Esther una fuerte
reivindicación del derecho a la diferencia, pero sobre todo del placer
de vivir dicha diferencia. Paulatinamente la comprensión solidaria del
hijo cineasta, deviene alegato más a favor de la tolerancia. Esta
cinta recibió en 2002, durante el Festival de Berlín, premios Teddy de
la diversidad sexual, el galardón al mejor documental del año. Un año
después sería el turno de premiar ahí mismo, en categoría de ficción,
a la película mexicana de Julián Hernández, Mil nubes de paz cercan el
cielo, amor jamás acabarás de ser amor. Un punto a favor de esta
Muestra es haber rescatado y difundido las dos experiencias.

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