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LAS JORNADAS MEXICANAS DE BIBLIOTECONOMÍA;

MEMORIAS DE UNA PROFESIÓN


Rosa María Fernández de Zamora
Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas
Universidad Nacional Autónoma de México
Manuel Rojas Villarreal
Becario. Maestría en Bibliotecología
y Estudios de la Información. UNAM

Introducción

Felizmente este año se cumple medio siglo desde que se organizaron, en 1956,

las primeras Jornadas Mexicanas de Biblioteconomía, Bibliografía y Canje. “Jornadas”

se les llamó, en palabras de su primer organizador, el doctor Armando Sandoval,

deseando que fueran una “aventura constante” en la vida de los bibliotecarios, solemne,

múltiple, itinerante, social y, aun en su anunciada recurrencia, sorpresiva.

La originalidad de las Jornadas es el de constituir el primer congreso en México

reunido bajo los auspicios de una asociación de bibliotecarios. La asociación le dio a las

Jornadas espontaneidad, libertad, aseguró su permanencia y mejor planeación.

Porque las Jornadas nacieron en el seno de la Asociación Mexicana de

Bibliotecarios, fuerza es primeramente recordar a las personas que empeñaron trabajo

y genio para que la reunión más afamada de la comunidad bibliotecaria mexicana se

hiciese realidad.

Un ilustre jalisciense, don Juan Bautista Iguíniz,

encabezó el grupo que el 8 de marzo de 1924 fundó la

Asociación de Bibliotecarios Mexicanos, AMB. La

Asociación, no sin dificultad, funcionó hasta 1933-

1934. La corta vida de la AMB debe compararse con

la duradera e intensa influencia que ejerció en el

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medio bibliotecario de entonces.

Veinte años después, el primero de junio de 1954, una Comisión organizadora

formada por don Juan B. Iguíniz, don Tobías Chávez, Rafael Carrasco Puente, Roberto

Ramos y Francisco Xavier Rojas, antiguos miembros de la Asociación de Bibliotecarios

Mexicanos, más Pedro Calderón Tapia y María Luisa Ocampo, convocaron a la reunión

que recrearía la agrupación bibliotecaria. Así nació la Asociación Mexicana de

Bibliotecarios, establecida el 16 de junio de 1954.

También es necesario recordar a quienes la convirtieron en Asociación Civil.

Las primeras Jornadas

El primer presidente de la Asociación Mexicana de

Bibliotecarios fue don Tobías Chávez, 1954-1955; lo

sucedió en el cargo la doctora María Teresa Chávez.

Durante su periodo (1956-57), se aprobaron y

publicaron el Estatuto y el Reglamento y vieron la luz

los primeros números del Boletín de la Asociación.

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Fue también entonces que se celebraron las Primeras Jornadas Mexicanas de

Biblioteconomía, Bibliografía y Canje del 2 al 7 de diciembre de 1956 en la ciudad de

México.

La Comisión Organizadora de las primeras Jornadas estuvo presidida por el Dr.

Armando Sandoval, quien, por mucho, fue más allá de su deber como presidente de la

comisión. Como director del Centro de Documentación Científica y Técnica de México,

organismo que con el patrocinio de la UNESCO funcionaba desde 1951, el doctor hizo

más específico y resonante aquel clamor por desarrollar, mejorar y modernizar en toda

América Latina las actividades bibliotecarias y bibliográficas; la participación de Carlos

Víctor Penna, del Centro Regional de la UNESCO en las primeras Jornadas refrenda lo

dicho.

La ABIESI

Resultado de estas primeras Jornadas fue también la creación de la Asociación

de Bibliotecarios de Instituciones de Enseñanza Superior y de Investigación, ABIESI,

lamentablemente desaparecida en 1992. De acuerdo con su primer presidente, el padre

Rafael Montejano y Aguiñaga:

en diciembre de 1956, con motivo de las primeras Jornadas de Biblioteconomía


Bibliografía y Canje, en las que nos reunimos dos centenares y medio de
bibliotecarios del Distrito Federal y apenas una media docena de bibliotecarios
de los estados, los últimos comprendimos y sentimos la necesidad de establecer,

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dentro de la AMB, una agrupación especializada para estudiar los problemas
nuestros, sumamente distintos en su origen y circunstancias de los que pesan
sobre los bibliotecarios del Distrito Federal... puede decirse que durante las
primeras Jornadas, y por consiguiente el mismo movimiento bibliotecológico —
apenas resucitado—estaban mancos en su nombre y en sus miembros: éstos
radicaban todos en el Distrito Federal, aquél, el nombre, se circunscribía, no a
México República, sino a México, la centralizadora capital. Fue así como los
bibliotecarios de provincia allí reunidos esbozamos el proyecto de nuestra
Asociación” Montejano, p. 23-24.

Esta agrupación llevó como primer nombre,

Asociación Mexicana de Bibliotecas y Bibliotecarios de

Universidades e Institutos de Enseñanza Superior,

después ABIESI. Quedó formalmente constituida el 27

de agosto de 1957 en San Luis Potosí.

Fue reconocida por la Asociación Nacional de Universidades (ANUIES) y por

mucho tiempo fue la filial consentida de la AMBAC, puesto que formó parte de su

Consejo Técnico, hasta que en 1988 la ABIESI se convirtió en una asociación civil. Tal

pareciera que este grito y consumación de independencia le costó la vida a esta

asociación, que por décadas trabajó como ninguna otra por la superación de las

bibliotecas universitarias y de investigación.

Carácter itinerante de las Jornadas

Como un reflejo de la problemática e intereses de aquellos años, en sus dos

primeros ciclos, las Jornadas se denominaron “Jornadas Mexicanas de

Biblioteconomía, Bibliografía y Canje”. Desde 1960, con las terceras Jornadas, el

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nombre se acortó sin ninguna explicación, al todavía hoy presente de “Jornadas

Mexicanas de Biblioteconomía”.

A diferencia del caso anterior, desde sus inicios y con persistencia, la Asociación

se propuso estar presente con las Jornadas en todos los estados de la República; en 50

años se han celebrado Jornadas en 20 estados y en el Distrito Federal, como puede

verse en el cuadro 1.

Cuadro 1

Jornadas Año Sede


I 1956 México, D.F.
II 1959 San Luis Potosí
III 1960 México, D.F.
IV 1965 Jalapa, Veracruz
V 1969 México, DF
VI 1974 Guanajuato, Gto.
VII 1976 Querétaro, Qro.
VIII 1977 Guadalajara, Jal.
IX 1978 Mérida, Yuc.
X 1979 Monterrey, N.L.
XI 1980 México, D.F.
XII 1981 San Luis Potosí
XIII 1982 Hermosillo, Son.
XIV 1983 Zacatecas, Zac.
XV 1984 Tlaxcala, Tlax.
XVI 1985 Pachuca, Hgo.
XVII 1986 Puebla, Pue.
XVIII 1987 México, D.F.
XIX 1988 Villahermosa, Tab.
XX 1989 Saltillo, Coah.
XXI 1990 México, D.F.
XXII 1991 Tuxtla Gutiérrez, Chis.
XXIII 1992 Mérida, Yuc.
XXIV 1993 Guadalajara, Jal.
XXV 1994 Puerto Vallarta, Jal.
XXVI 1995 Ixtapa, Gro.
XXVII 1996 Oaxaca, Oax.
XXVIII 1997 Cocoyoc, Mor.
XXIX 1998 Veracruz, Ver.
XXX 1999 Morelia, Mich.

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XXXI 2000 Querétaro, Qro.
XXXII 2001 Jalapa, Ver.
XXXIII 2002 Monterrey, N.L.
XXXIV 2003 Pto. Vallarta, Jal.
XXXV 2004 Cancún, Q. Roo.
XXXVI 2005 Ixtapa, Gro.
XXXVII 2006 Tlaquepaque, Jal.

Las Jornadas se han realizado más de una vez en ocho estados de la República

(Cuadro 2); once no han sido sede de las mismas (Aguascalientes, Baja California,

Baja California Sur, Campeche, Colima, Chihuahua, Durango, Estado de México,

Nayarit, Sinaloa y Tamaulipas).

Cuadro 2

Estado Jornadas
D.F. 6
Jalisco 5
Veracruz 3
S.L.P 2
Guerrero 2
Yucatán 2
Querétaro 2
Nuevo León 2

Patrocinio

Para celebrar las Jornadas la AMBAC ha buscado el apoyo de instituciones y

autoridades con el fin de no incurrir en gastos excesivos, ni para la Asociación ni para

los asociados (cuadro 3).

Cuadro 3

Auspiciadas por
Instituciones de Educación Superior
Gobierno estatales y municipales
Otros: proveedores, embajadas, bibliotecas, etc.
Sin patrocinio específico

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Durante un tiempo se logró

obtener apoyo para casi el total

de los gastos, situación que

cambió a partir de 1994-1995 con

la crisis económica, de la cual no

hemos salido. La carta recibida

durante la presidencia de Rosa

María Fernández de Zamora de

parte del gobierno de Tabasco

demuestra lo que se podía

conseguir.

Temas

Los temas de las Jornadas en estos cincuenta años han sido muy variados y

abarcan casi todos los aspectos y momentos de la biblioteconomía mexicana: desde la

bibliografía que interesaba fomentar en las primeras jornadas, lo relativo a las

bibliotecas escolares, universitarias, los usuarios, hasta las tecnologías, la globalización

y más recientemente los estudios de la sociedad de la información, las bibliotecas

digitales y todo lo que conllevan, entre otros.

Cuadro 4

Jornadas con tema general


III. 1960 Bibliotecas escolares
IV. 1965 La biblioteca en la vida nacional
V. 1969 La biblioteca, factor esencial de la vida educativa

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VI. 1974 Integración del servicio nacional bibliotecario
VII. 1976 Los recursos humanos para el desarrollo de los
servicios bibliotecarios
IX. 1978 La biblioteca y el desarrollo socioeconómico
X. 1979 Optimización de los servicios bibliotecarios
XI. 1980 El usuario
XVIII. 1987 Hacia el siglo XXI. Las bibliotecas mexicanas:
proyección y evaluación
XXXI. 2000 Las Jornadas del Nuevo Milenio
XXXIII. 2002 La democratización del acceso a la información
XXXVII. 2006 Medio siglo de Jornadas mexicanas de
biblioteconomía y su impacto en el desarrollo nacional

Como puede verse en el cuadro 4, en doce Jornadas se ha propuesto un tema

general, sin embargo, sólo en 1960, 74, 76, 80 y 87 las ponencias presentadas se

centraron en el enfoque sugerido por el título. Se puede decir que en las otras seis, más

que tema, el título fue un lema; también se infiere que en la mayoría de las Jornadas el

tema ha sido libre.

Cursos y talleres

Una constante en las Jornadas ha sido ofrecer cursos y talleres de capacitación y

actualización al personal de las bibliotecas para ayudar a resolver los problemas

recurrentes de los servicios. Los ha habido tanto de carácter general como sobre temas

muy específicos, sin que hasta ahora se pueda concluir cuáles han sido los más útiles

ni cuáles los más exitosos. Por ejemplo:

• Relaciones públicas en las bibliotecas, 1986


• Sistema de bases de datos bibliografitos, Microisis, 1987
• Formación del asiento principal, 1991
• Desarrollo de habilidades informativas, 2006
• Introducción a normas para catalogación de libros antiguos, 2006.

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Socios honorarios

En 1982, durante la presidencia de Adolfo Rodríguez, se inició dentro de las

Jornadas la tradición de otorgar el reconocimiento a bibliotecarios distinguidos que

hubiesen colaborado con empeño y de manera sobresaliente con la AMBAC. Aún no se

ha reglamentado la frecuencia con que este reconocimiento debe otorgarse, como se

ve reflejado en el cuadro 5.

Cuadro 5

Socios Honorarios
1982 Roberto Gordillo
1983 Pedro Zamora
1989 Elvia Barberena
1994 Adolfo Rodríguez
1995 Rosa Ma. Fernández
1995 Oscar Zambrano
1996 Guadalupe Carrión
1997 Estela Morales
2000 Ana María Magaloni

Reconocimiento a Estela Morales, 1997

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Toma de posesión

De acuerdo con el artículo 32 del Reglamento vigente, y con el fin de que la toma

de posesión de la Mesa Directiva y el Consejo Técnico se convirtiera en un verdadero

acto de carácter nacional, se mandó que la toma de posesión se hiciera durante las

Jornadas. Así, el artículo 82 del Reglamento vigente dice que: “La toma de posesión de

la Mesa Directiva y el Consejo Técnico se efectuará durante la celebración de las

Jornadas.

Proveedores

Se tiene noticia que ya en las terceras Jornadas de 1960 dedicadas a las

bibliotecas escolares hubo una exposición de libros para niños. A partir de entonces, los

proveedores de servicios y productos para bibliotecas y servicios de información forman

parte indispensable de las Jornadas. Estas compañías han sido patrocinadoras también

de algunos eventos de las Jornadas, unas veces sociales, otras académicas, como la

impresión de las Memorias. Sin que puedan considerarse cursos o talleres,

últimamente la tecnología permite a los proveedores hacer demostraciones de sus

productos en las Jornadas, especialmente los informáticos.

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Memorias y carteles

Es una costumbre desde 1974 que los carteles de difusión de las Jornadas se

conviertan en las portadas de las memorias. Como puede verse en el cuadro 6, la

mayoría de las Memorias han sido impresas, hay tres en línea y dos no han sido

publicadas.

Cuadro 6

Memorias Núm.
Impresas 35
En línea 3
No publicadas (1996, 2005) 2

No todo es trabajo

Las Jornadas han abierto un espacio y han dado cabida a actividades sociales y

culturales que permiten conocernos mejor y también apreciar la vida cultural de los

estados en que han tenido lugar. Así, se han ofrecido conciertos, música y bailes

folclóricos, cenas, brindis, paseos en barco, callejoneadas, y en recientes ediciones, la

oportunidad de conocer las playas mexicanas.

Aunque no son propiamente actividades socioculturales, se echa de menos la

tradicional visita de otros congresos a las bibliotecas del lugar en que se celebran las

Jornadas.

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Las Jornadas pasan hoy por un momento muy interesante. Nunca antes la

sociedad bibliotecaria había estado comunicada de manera tan pronta y expedita, y aún

así, nunca antes se había sentido con tanta fuerza la necesidad de una forma de

comunicación más bien tradicional; las Jornadas de los diez últimos años han sido las

más concurridas de la historia, lo que comprueba su ventaja y primacía. Este sólo

hecho hace pronosticar larga vida a las Jornadas.

Las Jornadas Mexicanas de Biblioteconomía han cumplido sobradamente los

objetivos que fijaron sus iniciadores y siguen siendo “la aventura constante” que reúne a

los bibliotecarios mexicanos para reflexionar sobre el desarrollo de los servicios

bibliotecarios y de información, para analizar y discutir la problemática del momento,

para compartir experiencias y noticias con colegas nacionales y extranjeros, para

intercambiar conocimientos y estrechar o hacer nuevas amistades. En 50 años, las

Jornadas se han convertido en memoria e identidad de nuestra profesión y ojalá lo

sigan siendo muchos años más.

Muchas gracias.

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