Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
uy/actas/acatas/acatas%202001/actas2001htm/98
8.htm
Entre los años 1973 y 1985 tuvimos, por nuestra activa militancia en la
Iglesia, la oportunidad de convivir con él estrechamente, de conocerlo, de
admirar la coherencia entre sus pensamientos y su vida cotidiana.
Sí, señor presidente, ese año en la Parroquia San Juan Bautista, donde
Ismael oficiaba como párroco, su comunidad trabajó activamente para lo
que finalmente se concretó en un sonoro y entusiasta NO al autoritarismo.
Todo lo anterior, señor presidente, acompañado de una calidez en el trato
humano, de una disposición permanente a recibir a quien lo necesitara; con
la disposición, tal vez la más importante de todas, de escuchar con espíritu
abierto, de acercar un consejo, nunca una imposición, nunca una directiva,
ya que él era de los que realmente estaban convencidos de que la ley se
hace para servir al hombre y no el hombre para servir a la ley.
"Tener los ojos en su debido lugar..." -dice Ismael- "...es lo que nos
permite comprender que no podemos escudarnos en que en todo el mundo
existe el hambre para no solucionar el problema del hambre en nuestro
país. O entender que se le hace un gran daño al país cuando se sostiene
que 'son buenos aquellos que dicen que todo está bien y malos -o
'comunistas' o 'revoltosos' o 'anárquicos' o 'resentidos'- los que no se
quieren contentar con la situación que tenemos'".
Como decía el edil Weiss, Ismael Rivas fue párroco en la Iglesia San
Juan Bautista, en Pocitos, desde el 11 de abril de 1973 hasta el 11 de mayo
de 1988; atravesamos toda la dictadura con él.
Estas son apenas algunas de las ideas que quería resaltar de esta
persona excepcional con quien tuvimos el privilegio de compartir quince
años -duros años-; esta persona excepcional que era, además, un ser
pacífico, acogedor, simpático, que dio a todos un lugar -en la diversidad de
lo que Pocitos puede significar-, señalando siempre hacia dónde debían
apuntar nuestras prioridades.
Gracias.
No tengo dudas, señor presidente -digo esto con dolor, y espero estar
equivocado-, de que de aquí en más, en muy poco tiempo, muchos
-algunos de los cuales encabezan colectividades importantes de Uruguay;
no mencionaré sus nombres- harán verdaderas campañas electorales
tratando de hacer rezumar los fantasmas de la dictadura, y tildarán a Ismael
Rivas, que luchó por la libertad, la dignidad y la justicia social, de marxista,
católico y leninista. Por eso, quiero que el legado de Rivas sirva como
reflexión, porque en él jamás hubo -en muchos otros tampoco- un mensaje
de confrontación, sino todo lo contrario; su mensaje, verdaderamente
cristiano, fue de paz.
Muchas gracias.