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En todas partes del mundo desde tiempos antiguos árboles, arbustos y hierbas han sido usados con
propósitos curativos.
Ginseng, una sustancia derivada de las raíces aromáticas de Panax gingseng o Panax quinquefolius, ha sido
usado por un largo tiempo en China y ahora es usado en Occidente.
Quinina, derivada de la corteza de chinchona, es usada como tónico, para aliviar la fiebre y el dolor, y en el
tratamiento de la malaria.
La aspirina, usada ampliamente para aliviar el dolor, fiebre y resfríos, y reducir la inflamación, es derivada
de las ramas de Spiracea ulmaria y de Salix vitelina.
El narcótico cocaína, usado en medicina como anestésico tópico, es derivado de las hojas de coca.
Dos de los más poderosos agentes analgésicos, morfina y codeína, son alcaloides extraídos de las cápsulas
no abiertas de semilla de amapola, Papaver sommniferum.
El estimulante cardiaco Digitalis es preparado de las hojas secas o semillas de la Digital.
El aceite de linaza derivado de las semillas de linaza y mostaza se ha usado por mucho tiempo como
cataplasmas, y los aceites derivados de varias partes de las plantas tienen una amplia variedad de usos
medicinales.
Sin embargo, a través de la historia, las flores, la corona gloriosa de las plantas, se han considerado
que contienen la naturaleza fundamental, o carácter esencial, de la planta y tiene poderes de sanación
particulares.
Los términos salud (health) y sanación (healing) en su origen significan todo (whole) y están
estrechamente relacionadas con la palabra sagrado (holy). Además, etimológicamente estar sano es estar
completo o sagrado, y esto refleja la creencia tradicional que para ser sano es necesario estar sintonizado con,
o en armonía con, la realidad física y espiritual.
El loto blanco, Nymphaea lotus, considerada sagrada por los antiguos egipcios, y una planta
relacionada, Nelumbo nucifera, el loto sagrado de la India, China y el Tíbet, representan este estado de
perfección, o santidad (holiness). Para los tibetanos la flor de loto no es simplemente un símbolo de
perfección, sino que significa la propia realización de ésta. Ellos enseñan que hay un vínculo directo entre la
naturaleza esencial de las plantas y nuestra propia naturaleza esencial, o alma, y que a nivel inconsciente
podemos hacer contacto con nuestra propia esencia a través de las plantas y restablecer la armonía dentro de
nosotros mismos. Por ello, las flores tienen una función sanadora vital.
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Hahneman y Homeopatía
Samuel Hahneman (1755 - 1843), el médico alemán que descubrió la homeopatía, entendió esto un
siglo antes de ser establecido científicamente. Consideró que ciertos patrones vibracionales básicos de
enfermedad se originan en un campo energético alrededor del organismo e influencian todas sus energías,
asentando patrones de enfermedad en los organismos vivos. Formados en el código genético, o
posteriormente en forma de ataque viral o bacteriano, contaminación, o influencias ambientales, puede
permanecer dormido por muchos años y manifestarse en períodos de stress o debilidad. El organismo
reacciona esta enfermedad o desbalance de su energía intentando restablecer el balance. Haciendo esto,
produce los síntomas y signos que el paciente siente y otros observan. El homeópata, a diferencia del médico
alópata, no considera a éstos como la enfermedad per se sino que como la reacción del cuerpo a estado de
desbalance original. Los signos y síntomas indican la extensión del desbalance y cuán profundamente el
organismo está afectado por él. Así, pueden ser usados para determinar el tratamiento apropiado para
restablecer el balance y la salud.
El tratamiento homeopático desarrollado por Hahnemann rearmoniza las sutiles energías del cuerpo
consonando el remedio natural de un cierto carácter vibracional con la desarmonía similar del cuerpo, así se
restablece la armonía o salud de este patrón energético. Estos remedios, derivados principalmente de plantas,
animales y minerales, utilizan los principios de resonancia, aplicando el remedio que tiene la misma
frecuencia que el disturbio del organismo. Cuando esto sucede, el cuerpo despliega una oscilación o
vibración mejorada. En el sistema de Hahnemann está implícito la comprensión que los desbalances que
ocurren en el cuerpo son sintomáticos de los desbalances energéticos que ocurren a niveles más sutiles, y que
estos desbalances se manifiestan primero a nivel psicológico o emocional - que tiene un nivel vibracional
más alto que el cuerpo físico o material - y que los desbalances energéticos tratados exitosamente a este nivel
no manifiestan síntomas a nivel físico.
Se entiende comúnmente que todo en el universo tiene una vibración propia. Lo que hace algo rojo es su
vibración. Científicamente podrías decir que el rojo es su vibración. Las flores tienen cierta frecuencia
también. Si se obtiene la esencia de una flor y la toma, el cuerpo comienza a vibrar a esa frecuencia.
Comienza a crear una sincronización de las otras células o tejidos en el organismo, causando que vibren
a este nivel.
La sincronización es como la de los diapasones. Si uno golpea un diapasón, esto causa que el siguiente
comience a vibrar a la misma frecuencia.
Kaminsky y Katz comparan los efectos de las esencias florales con la experiencia de oír una pieza de
música en particular. Indican que la vibración de sonidos puede invocar emociones que afectan
indirectamente procesos psicológicos tales como respiración, pulso, y otros estados físicos. La moderna
ciencia interdisciplinaria de la psiconeuroinmunología (PNI) ha confirmado la relación entre estados
emocionales y físicos. Actualmente hay abundante evidencia que las emociones producen cambios en varias
hormonas que gatillan respuestas bioquímicas, lo que lleva a cambios en la función nerviosa, digestión,
respiración, circulación y sistema inmune. Sin embargo, el rol de las esencias florales en estos procesos aún
está siendo investigados por PNI para ser establecidos científicamente.
La enfermedad nunca será curada o erradicada mediante los métodos materialísticos actuales. Lo que
conocemos como enfermedad es un resultado último producido en el cuerpo, el producto final de fuerzas
profundas que han actuado por mucho tiempo, e incluso si el tratamiento material es aparentemente
exitoso no es nada más que un alivio temporal a menos que se renueva la real causa de enfermedad.
Para Bach la causa ‘real’ de enfermedad es una distorsión de la longitud de onda en el campo energético
del cuerpo, el que disminuye, ejerciendo un efecto que resulta en un estado mental negativo tal como
preocupación, ansiedad o impaciencia. Estos estados negativos vacían la vitalidad individual por lo que el
cuerpo pierde su resistencia natural y se hace vulnerable a la infección o enfermedad. Como Hahnemann,
Bach también creía que debe ser tratado el paciente y no la enfermedad, y la causa en vez de sus efectos.
La influencia de Hahnemann en Bach no es sorprendente porque en 1919 Bach trabajó como bacteriólogo
y patólogo en el Hospital Homeopático de Londres, donde desarrolló varias vacunas orales, o nosodes, que
aún son ampliamente usados en la práctica homeopática. Su experiencia clínica confirmó su creencia que la
enfermedad es ‘la consolidación de una actitud mental’ y que esta actitud mental debería ser usado como guía
para el tratamiento ya que la mente muestra el inicio y causa de enfermedad en forma más definitiva y precoz
que el cuerpo.
Sus investigaciones le llevaron a concluir que los estados mentales sanos, positivos podrían ser
restablecidos por las energías encontradas en las plantas con flores, árboles, arbustos, y aguas especiales.
Inicialmente descubrió doce hierbas sanadoras cada una con una afinidad natural con ciertos rasgos mentales.
Creía que estos mostraban el mismo carácter vibracional del problema, pero sin la distorsión y a un ritmo
normal, y podría ser usado para restablecer su vibración armoniosa mediante el principio de resonancia. De
acuerdo a esto, trabajando al nivel de energías sutiles, estas hierbas sanadoras pueden actuar como
catalizadores para la reintegración y sanación. Él identificó 38 remedios, que creía podían ser usados para
remediar todos los estados mentales negativos que afligen a la humanidad. Además consideró que sus
remedios eran un sistema completo de tratamiento sin requerir ‘extensión ni alteración’
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4. La enfermedad no es material en su origen. La enfermedad no hay que buscarla en el campo donde
apareció. "Lo que nosotros conocemos como enfermedades es el último resultado producido en el cuerpo,
el producto final de fuerzas profundas y duraderas". Las enfermedades son defectos como el orgullo, la
crueldad, el odio, el egoísmo, la ignorancia, la inestabilidad, la codicia. Detrás de cualquier enfermedad
se encuentra cualquiera de estos defectos.
Aliviar el Dolor: Es básico en todo tratamiento floral, sin embargo, no debemos olvidar que el paciente
debe aprender el sentido de su dolor, para que no pierda su objetivo. Entonces, al aliviar el dolor debe
estar fundamentado en ayudar a comprender la lección.
La concientización: Es muy importante concientizar nuestra vida, nuestros defectos, pues al hacernos
conscientes de ellos podemos realizar las acciones contrarias a nuestras conductas. Del mismo modo que
un temor descubierto, deja de tener fuerza.
Lo concientizado se debe colocar en una perspectiva histórica: El individuo debe comprender que lo
que sucede en la actualidad es fruto de sus actos pasados y presentes. Totalizar la toma de consciencia en
función de una experiencia global de la vida. En esto consiste la introvisión.
La individualización: Esta individualización tiene como fin lograr en el individuo una mayor identidad,
una mejor diferenciación y una orientación de su vida hacia una meta final.
El principio subyacente del uso de las esencias florales en el tratamiento es que los estados mentales
son las causas primarias de malestares y enfermedad. De acuerdo a ello, la personalidad y el temperamento
son las principales pautas para su correcto uso. En The Descent of Man, publicado en 1871, Charles Darwin
insistía que ‘los sentimientos, las distintas emociones y facultades tales como el amor, memoria, atención,
curiosidad, imitación, razón, etc., de las que el hombre se jacta, pueden ser encontrados en un incipiente e
incluso a veces bien desarrollado nivel en los animales inferiores’. Él subraya que los animales superiores y
el hombre comparten las mismas emociones básicas y da ejemplos para demostrar que algunos mamíferos
son al menos motivados por emociones más complejas tales como la vergüenza, el disgusto que se rían de
ellos, deseos de venganza deliberada, e incluso sentido del humor. Sus creencias fueron ridiculizadas por el
pensamiento científico de la época, sin embargo, están un paso delante de la mayoría de la opinión científica
actual.
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Sin embargo, esto llevó a complicaciones subsecuentes. Para algunos eruditos de la Iglesia Cristiana,
aceptar que los animales poseían cualidades que podrían ser vistas como aspectos del alma era equivalente a
conceder que eran candidato a vida después de la vida, incluido el cielo. ‘Un cielo ocupado por tal colección
de almas lo sobrellenaría, de tal modo que la vida después de la vida no sería tan apacible para mantener la
existencia en el camino recto y estrecho de la virtud prometido durante los años en la tierra’.
La existencia de un alma animal también llevaba a una serie de problemas éticos, tales como si los
animales debiesen ser matados para comerlos, si se les debiese negar la libertad forzándolos a la
servidumbre, si se les debiese garantizar el acceso a al iglesia y al bautismo. Los filósofos de la época
condescendieron con el poder de la iglesia, el que controlaba la mayoría de las investigaciones y becas, y
fueron incapaces de reconocer la posibilidad que los animales tuviesen alma, en consecuencia ellos también
les denegaron todos los otros aspectos de la mente. Así, ‘en orden de prevenir una crisis poblacional en el
cielo y problemas filosóficos en la tierra’, ellos tuvieron que rechazar la posibilidad que los animales tuviesen
inteligencia, emociones, consciencia y todos los otros aspectos de la mente.
Descartes adoptó activamente esta posición. Él argumentó que los animales son simples máquinas, y
que el grito que emite un animal cuando se golpea no indicaba dolor, sino que era equivalente al sonido de un
reloj al caer. Las consecuencias para los animales de denegar sus sentimientos y emociones fueron más que
científicas e intelectuales. Fue usada subsecuentemente para justificar la crueldad masiva y horripilante hacia
los animales ya que creían que el dolor y el sufrimiento de los animales no era real, por lo que no habían
dilemas morales en estos hechos. Más de 350 años después de Descartes, muchas personas creen esto,
incluyendo algunos psicólogos y fisiólogos, aunque ahora aparece cada vez menos frecuentemente.
Sin embargo, como Coren señala, ‘Es interesante destacar que los científicos y filósofos con estos
puntos de vista frecuentemente actúan bastante distinto en sus vidas personales’. En verdad esta creencias
extremistas son bastante difíciles de mantener en la vida privada, especialmente si uno vive con una mascota.
Descartes mismo tenía un perrito mimado, y se preocupaba de su salud, gustos y disgustos, y frecuentemente
especulaba acerca de sus pensamientos. ‘¿Podría uno conversar con una máquina, como un reloj de pulsera, y
especular acerca de su salud y gustos?’
Pocas personas que vivan o trabajen con animales dudan que ellos no sean afectados por cambios de
ánimo y emociones, los que expresan claramente y con frecuencia de formas muy similares a las humanas.
Tal fue la visión de Charles Darwin quien dirigió su atención es esta similitud en The Expresions of the
Emotions in Man and Animals (1889). En éste él aborda las expresiones en el rango completo de los estados
emocionales - alegría, afecto, dolor, rabia, miedo, terror, duelo, risa, amor, devoción, atención y curiosidad,
incluyendo emociones y sentimientos complejos como celos, amurrase, disgusto, asombro, admiración y
vergüenza. Su propio perro, Bob, aportó excelentes ilustraciones. Además de los perros y sus parientes
salvajes, él prestó especial atención a las expresiones emocionales de gatos, caballos, monos y simios, pero
también incluyo las expresiones del ganado, ovejas, ciervos, elefantes, conejos, puerco espines, hienas,
cerdos salvajes, canguros, algunas aves, reptiles y anfibios.
El contemporáneo escritor y veterinario Richard Pitcairn reitera el discurso de Darwin: ‘Es
abrumadoramente verdadero que los animales tengan estados emocionales y sentimientos. Si uno está en
estrecho contacto con los animales puede verlo claramente, y no es algo de lo que las personas puedan
convencerse intelectualmente. No tengo dudas de que los animales experimentan los mismos rangos de
emociones que las personas: amor, miedo, rabia, duelo, alegría, etc.’.
(1) no está demasiado interesado en aprender este tipo de cosas, (2) se aburre demasiado rápido, (3) es
demasiado independiente, (4) tiene cosas más importantes en mente (5) no se lleva bien con los otros
perros (o personas, ruidos, luz del sol, paredes, etc.) (6) se distrae fácilmente, (7) fue criado para ser
cazador (pastor, guardián, compañero) y no un perro de obediencia (8) es demasiado tímido (o
demasiado dominante, demasiado huidizo, demasiado depresivo, demasiado alegre, demasiado maníaco,
demasiado flojo, demasiado pendiente de los otros perros, demasiado pendiente de las otras personas),
(9) es un líder pero no un seguidor ... y así un sinfín de razones, y todas ellas echan por tierra que el
perro no sea inteligente sino que tiene ciertas características de personalidad que interfieren con su
capacidad de aprender.
Pfaffenberger comenzó a criar y seleccionar tanto por personalidad como por inteligencia, y haciendo
esto alcanzó un porcentaje de perros que cumplían exitosamente el programa de entrenamiento de perros
guías, aumentando la tasa de éxito del 9% al 90%.
Muchos de los factores asociados con la personalidad son genéticamente determinados, aunque requieren
de un ambiente adecuado en el período crítico de socialización para desarrollar estos rasgos en forma optima.
Manteniendo un cuidadoso registro, Pfaffenberger fue capaz de demostrar que muchas características de
personalidad, incluyendo la disposición para trabajar con humanos, son rasgos constitucionales. A partir de
los trabajos de Clarence Pfaffenberger, muchos otros se han interesado en determinar la personalidad de los
perros, especialmente para rasgos de carácter específicos que hacen buenos perros policías, de ayuda para
personas sordas, perros para visitar hospitales, etc.
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deseos humanos, o pueden ser ignoradas o despreciadas a la vez, resultando de ello alteraciones y
enfermedades.
Bibliografía.
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6. Coren, S. The intelligence of Dogs. The Free Press, 1994
7. Coren, S. How To Speak Dog. The Free Press, 2000
8. Fisher, J. Think Dog: An Owners Guide to Canine Psycology. Souvenir Press, Suffolk, 1990
9. Fisher, J. Dogwise: The Natural Way to Train Your Dog. Souvenir Press, Suffolk, 1992
10. Fisher, J. Why does my Dog…? Souvenir Press, London, 1991