Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Introducción
Pero hay más. No sólo debo amar a Dios, sino que debo
amarme a mí mismo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo
(Marcos 12:31). Algunos dicen: “Eso refleja un espíritu altivo y
egoísta”, pero el mundo ha corrompido el concepto del amor
propio y lo ha convertido en un lema: “Si yo no me preocupo
por mí mismo, ¿quién lo hará?” La Biblia no enseña eso, sino un
amor sano y limpio debido a que somos la obra maestra del
Creador y Él nos ama con todas sus fuerzas.
Necesitamos vernos tal y como Dios nos ve. Nuestro
concepto de cuánto valemos no debe proceder de lo que otros
piensen de nosotros sino de lo que Dios dice. Y según Él somos
la niña de sus ojos. ¿Por qué si no se iba a entregar a sí mismo
por nosotros?
Conclusión