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baylon-mignot

“la comunicación a través del espacio”


en la comunicación, madrid, cátedra, 1996 págs.160-168

la comunicación a través del espacio


la nocion de territorio
1.1. también utilizamos el espacio para comunicar. ¿cómo? señalemos primero que
nuestra territorialidad, según la expresión de marshall mcluhan, es una extensión de no-
sotros mismos. nuestro coche, nuestro sillón, nuestra mesa de despacho forman parte de
nuestro territorio. ¡no entres en mi cuarto! ¡no toques mis cosas! la palabra se extiende a
los objetos. esta noción de territorio juega un papel en las relaciones interpersonales: el
estar en su terreno es sinónimo de ventaja, lo cual formula de otra manera el refrán: un
pequeño en su casa vale más que un grande en casa de otros. las relaciones se modifican
según el lugar en que se sitúen: si el profesor quiere establecer relaciones más igualita-
rias con sus estudiantes, se cita con ellos en la cafetería y no en su despacho. en la diplo-
macia, los encuentros de jefes de estado se llegan a hacer en países neutros: bush y gor-
bachov en ginebra. la geografía del lugar orienta la comunicación: la posición cara a
cara provoca relaciones opositivas, da lugar a una rivalidad, mientras que el hombro con
hombro atenúa una dependencia institucional. la posición más confortable parece ser la
de 45 grados, que ofrece al interlocutor ángulos de fuga. sabemos que la red de comuni-
caciones en un grupo es más equilibrada alrededor de una mesa redonda que de una rec-
tangular: las reuniones en las que nadie debe ocupar una posición dominante son a me-
nudo llamadas mesas redondas. en efecto, la mesa rectangular engendra el fenómeno de
oposición o de competición entre los ocupantes de los dos extremos, a menos que este
lugar no este ligado a un control del poder: los beneficiados pueden controlar todas las
intervenciones. es también el lugar del presidente de la sesión.

1.2. desmond morris (1977: 126) distingue tres clases de territorio: tribal, familiar y per-
sonal.
el cazador de la tribu primitiva que se esconde dentro de cada ciudadano no se
contenta con pertenecer a una vasta colectividad en la que la mayoría de los miembros
le son desconocidos. hace lo que puede por convencerse de que comparte con ellos la
defensa territorial, cuya escala la hace inhumana. resulta difícil poseer un sentimiento de
pertenencia hacia una tribu de cincuenta millones de personas o más. forma, pues, sub-

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grupos, más cercanos del modelo antiguo, más pequeños y que le son mejor conocidos
(morris 1977: 128): los pandilleros del barrio o el coro de la parroquia, la asociación de-
portiva o la sección de un partido político, la logia o la parroquia universitaria. la peque-
ña base inicial de la primitiva tribu de cazadores se ha transformado en barrio, en ciu-
dad. las pinturas de guerra se han convertido en banderas, en emblemas, en uniformes.
los cantos marciales en himnos nacionales. los límites territoriales han sido fijados en
permanencia como fronteras con estructuras defensivas, puestos de guardia y barreras
aduaneras. la observación científica de negociaciones entre la dirección de una compa-
ñía de transportes urbanos y el sindicato de los choferes durante una larga huelga en una
tecnópolis de languedoc, muestran que aquellas dan lugar a un ritual muy preciso. cada
una de las partes tiene su base personal, las oficinas de la dirección y los almacenes, en
el interior del sistema, y ofrece a sus miembros un sentimiento de potencia territorial: la
policía protege la sede de la dirección y los sindicados ocupan los almacenes y la calle
durante los mítines. el modelo de defensa territorial se inserta en lo que es, superficial
mente, pura jerarquía social. las negociaciones entre la dirección y el sindicato son bata-
llas de tipo tribal que tienen lugar en el terreno neutro de una mesa de negociaciones y
se preocupan tanto de las marcas territoriales como de problemas de salario y condicio-
nes de trabajo. de hecho, si una de las partes cede demasiado rápidamente y se rinde a
las exigencias de la otra, los vencedores se sienten extrañamente frustrados y desconfían
ante lo que puede ser una trampa. les ha faltado el ritual prolongado y el contra-ritual
que mantiene su identidad territorial de grupo. el territorio tribal de los tiempos moder-
nos es también la parte del estadio de fútbol ocupada por los hinchas del equipo local.
cada partido dispara el enfrentamiento verbal con los de los equipos adversarios, que
vienen a defender allí su imagen de grupo. cada gol es saludado con gritos y cánticos
(hala, madrid, etc.), bailes primitivos, gestos de guerra...

1.3. el territorio familiar es más directamente observable. cuando una familia se aventu-
ra fuera de su nido, se constituye un territorio temporal. si va a pasar un día al mar, car-
ga el coche con sus posesiones personales y el vehículo se convierte en su territorio am-
bulante. llegada a la playa, delimita una pequeña zona a la que volver después del baño,
con toallas, cestos, etc. incluso si todos los miembros abandonan la zona para ir al agua,
esta guarda un aspecto característico y otros grupos familiares lo reconocerán como tal,
instalando sus propias bases familiares a una distancia respetable. solo si la playa se lle-
na mucho se instalarán los recién llegados más cerca de los espacios delimitados. se

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sentirán momentáneamente inoportunos, y los propietarios establecidos se sentirán inva-
didos, incluso si no les molesta personalmente.

1.4. el territorio personal, el espacio vital, es una necesidad absoluta para el animal hu-
mano. el estudiante, en una biblioteca, coloca sus codos sobre la mesa y las manos en
las orejas. estas orejeras muestran su necesidad de un territorio personal en un lugar pú-
blico. sus brazos forman una barrera territorial y una advertencia clara hacia aquellos
que quisieran violarla. todos transportamos con nosotros, algo donde vayamos, un terri-
torio llamado espacio personal. a veces aceptamos estrecharlo. amontonados en un auto-
bús en horas punta o en un anfiteatro colmado, renunciamos a ocupar un territorio y nos
resignamos a un cuerpo a cuerpo. adoptamos, entonces, algunas técnicas especiales.
convertimos primero estos otros cuerpos en no personas. nos preocupamos por ignorar-
los, y ellos hacen lo mismo. las miradas se evitan y los rostros se vacían de toda expre-
sión. miramos el techo o el suelo y reducimos al mínimo los movimientos del cuerpo.
apretados como sardinas, permanecemos en pie, inmóviles y mudos, emitiendo el míni-
mo de señales posibles. en el cine, sentimos hostilidad ante el extraño que se sienta ante
nosotros o en el asiento de al lado. el reposabrazos compartido puede convertirse en una
región de lucha fronteriza, amable, pero neta y evidente. no obstante, estas invasiones
del espacio personal se olvidan una vez que comienza la película. todos se sienten en-
tonces ligados en el espacio, no con sus vecinos de sala, sino con los actores. en un es-
pacio limitado, recurrimos al capullo simbólico para aislarnos: los sitios alrededor de
una mesa se vuelven casi propiedad personal, el padre tiene su sillón favorito para leer
el periódico o para ver la televisión. las marcas personales, pueden convertirse en mar-
cas territoriales afectivas, incluso en ausencia del propietario. desplegar los objetos per-
sonales en una habitación es un medio muy conocido, mediante el cual el viajero busca
dar la impresión de que los sitios que le rodean son suyos. experimentos hechos en una
biblioteca han demostrado que una pila de revistas instalada en una mesa ha reservado
el lugar durante una media de setenta y siete minutos. una chaqueta colocada sobre una
silla ha prolongado el efecto de reserva más de dos horas.

2. distancias y espacios

2.1. la proxémica estudia todas estas relaciones espaciales como modo de comunica-

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ción. el juego de los territorios, la manera de percibir el espacio en diferentes culturas,
los efectos simbólicos de la organización espacial, las distancias físicas de la comunica-
ción, dependen de esta disciplina, a la que está muy ligado el nombre de edward t. hall,
cuya influencia se debe, en cierto modo, a los efectos de una moda: dos de sus obras,
the hidden dimension -la dimensión escondida- y beyond culture -más allá de lo cultu-
ral- que han sido traducidas permanentemente. su carrera es bastante ecléctica: doctor
en antropología por la universidad de columbia (nueva york), participó en varias expedi-
ciones de arqueología, se hizo formador de diplomáticos, de arquitectos, de psiquiatras,
de antropólogos y, en las décadas de los setenta y ochenta, fue profesor en varias univer-
sidades. su primera obra de gran difusión, the silent language -el lenguaje silencioso- en
la que vulgariza las investigaciones y los conceptos de los trabajos estadounidenses de
los años cincuenta y sesenta sobre la comunicación no lingüística: concepto social del
tiempo, organización del espacio e interacción, cambio social, etc. ya en el despliega,
con ingeniosidad clasificadora, las notas aisladas, las series (sets), los esquemas (pat-
terns) y tiende a definir la cultura como un conjunto de códigos.

2.2. ejercerá esta codificación en su obra más célebre, the hidden dimension, verdadera
gramática del espacio (hall 1966). parte de la idea de que los animales poseen un territo-
rio adaptado a sus necesidades y de que el hombre posee igualmente esta noción de es-
pacio individual, de burbuja psicológica. en efecto, al igual que el animal, utiliza el es-
pacio para velar por su seguridad y su desenvolvimiento. así, el médico o el hombre de
negocios se protegen tras su mesa de despacho, se sentirían desnudos si no la tuvieran,
se esconden tras ella con enorme gratitud, utilizándola como un enorme cinturón de ma-
dera. sentados tras ella, se encuentran perfectamente al abrigo del visitante o del pacien-
te que está del otro lado. es la barrera suprema, tanto física como psicológica, que les
presta una comodidad inmediata y duradera mientras se encuentran tras ella. todo cam-
po personal se organiza con un dentro y un fuera, posee zonas privadas y públicas. de
esta manera, el mundo noroccidental comunica según cuatro distancias: intima, perso-
nal, social y pública (véase cuadro de la página siguiente).

2.3. en eso, los matices aparecen a la manera de dialectos entre estadounidenses, france-
ses, alemanes. si pasamos del lado de las poblaciones árabes o japonesas, otros lengua-
jes espaciales serán estructurados. resulta bastante fácil verificar la propia reacción ante
el espacio: al hablar a alguien en la calle, podemos extender el brazo y medir la distan-

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cia. “si usted viene de europa oriental, se situará al alcance del puño. si viene de la re-
gión mediterránea, la distancia será mucho más próxima, apenas la del codo” (morris
1977: 131).
modo cercano: cuerpo a cuerpo; el acto sexual y la lucha, papel menor de la
voz o manifestaciones vocales involuntarias; visión precisa borrosa.
distancia modo alejado: 15 a 40 cm., en el movimiento corporal (la burbuja); olor y
íntima perfume, media voz, intimidad, familia; cuando es impuesta, retrocedemos,
desviamos la mirada del otro (ejemplo: horas punta en el metro).
modo cercano: 45 a 74 cm., al alcance del gesto, perfume, voz normal; fami-
liaridad (una esposa puede impunemente estar en la zona de proximidad de
distancia su marido, pero no sucederá lo mismo con otra mujer)
personal modo alejado: 75 a 125 cm., limite del poder físico sobre el otro, limite del
perfume, mirada de arriba abajo, voz normal: llegada, despedida, conversa-
ciones en la calle, discusión de sujetos neutros.
modo cercano: 1,25 m. a 2,10, voz plena y distinta negociaciones impersona-
les, relaciones profesionales de oficina, recepción: comunicación verbal sin
contacto físico; limites del territorio social de un individuo visualizados por
distancia una mesa de despacho, un escritorio, una ventanilla, que mantienen al inter-
social locutor a distancia. se prohíbe dar cacahuetes al mono! distancia administrati-
va: simple cliente de un banco, lo reciben a uno a través de un mostrador.
modo alejado: de 2,10 m. a 3,60 m., coeficiente jerarquizado (presidente de
compañía, superior directivo) o deseo de tranquilidad (los maridos que vuel-
ven del trabajo tienen a menudo la costumbre de sentarse a leer su periódico
y relajarse, a tres metros o más de sus esposas); voz sensiblemente más alta
que en el modo precedente.
modo cercano: de 3,60 m. a 7,50 m.: significar la presencia a la colectividad,
equilibrio entre el mismo nivel y la visibilidad. el locutor juega un papel so-
distancia cial, lleva una máscara, marca las distancias (profesor-alumnos, reunión en
pública círculo cerrado). la mirada ya no mira de hito en hito, la información se hace
más formal, la comunicación interpersonal se empobrece.
modo alejado: 7,50 m. o más: solemnizar el coeficiente jerárquico. en un lado
el político o el actor, en el otro los espectadores pasivos: la retroalimentación
funciona al mínimo. el discurso está muy formalizado, los gestos, estereoti-
pados, el interlocutor se ha convertido en simple receptor y, la comunicación,
especial más o menos al alcance de los dedos, es decir, sus dedos tocarán
apenas el hombro del interlocutor.

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en américa latina, en los países árabes, se reducen fácilmente las distancias. una conver-
sación entre un estadounidense y un árabe puede llegar a parecer un tango. el árabe se
acerca al estadounidense y lo mira intensamente a los ojos. el estadounidense se retira
un poco. el árabe se acerca y el estadounidense vuelve a dar un paso atrás. los dos se
sienten incómodos. el árabe entra en el terreno íntimo del estadounidense, mientras que
el sobrino del tío sam, para el árabe, se comporta de manera poco amigable y distante.

2.4. hall propone otra clasificación, la de los espacios:


aquellos con organización fija del habitáculo noroccidental a partir del siglo xviii:
cocina, dormitorio, despacho. en una casa típica de una urbanización del suroeste,
el dormitorio se encuentra arriba, donde se encuentra el nido protegido, alejándose
aun más de la entrada, donde se establece, de manera intermitente, el contacto con
el mundo exterior. las habitaciones para recibir, el salón y el comedor, a donde tie-
nen acceso las gentes de fuera, son la siguiente línea de defensa. en el exterior de
las paredes del edificio se encuentra a menudo el vestigio simbólico de los anti-
guos terrenos para los animales: el jardín. su simbolismo se extiende a las plantas
y a los animales que contiene y que, despojados de su función alimenticia, se con-
vierten en algo puramente decorativo: flores y animales favoritos, el pastor ale-
mán o el gato de angora. pero como en un verdadero espacio territorial, hay una lí-
nea fronteriza clara, el muro del jardín. incluso si es discreta, constituye la línea de
demarcación que separa el exterior del mundo privado de la familia. el hecho de
atravesarla coloca al visitante de inmediato en posición de inferioridad. entra en
una zona en la que siente que debe pedir permiso para hacer cosas sencillas que en
otro sitio consideraría un derecho. en cuanto a los propietarios, manifiestan sus
prerrogativas mediante cientos de pequeños signos de posesión que han deposita-
do en su territorio familiar. allá donde la economía ha creado la uniformidad, el
individuo se defiende marcando su territorio con elementos decorativos persona-
les: la disposición del jardín, el papel de las paredes, el color de la puerta de entra-
da, los objetos decorativos sobre los muebles.
los de organización semi-fija, palacios tradicionales, modernas salas de espera.
ciertos espacios (llamados sociófugos) como las salas de espera de las estaciones,
tienen el efecto de mantener la separación entre los individuos. otros espacios (lla-
mados sociópetas) como las terrazas de los cafés, provocan, por el contrario, los

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intercambios. un hospital está lleno de espacios sociófugos y tiene pocos que me-
rezca el nombre de sociópetas. además, el personal hospitalario prefiere los prime-
ros a los segundos, porque son más fáciles de ordenar. así, en una entrada, las si-
llas situadas en pequeños círculos después de las visitas son realineadas militar-
mente de inmediato a lo largo de los muros. cuanto más tiempo permanezcan los
pacientes en el servicio, menos conversan entre ellos: poco a poco pasan a pare-
cerse a los muebles, definitivamente pegados a las paredes. se sabe, no obstante,
que la situación en ángulo recto en que se sitúan los interlocutores suscita seis ve-
ces más conversaciones que la de cara a cara a un metro de distancia y dos veces
más que aquella en la que los interlocutores están hombro con hombro (hall 1966:
139). la estructuración de los elementos con caracteres semifijos (asegurar una va-
riedad de espacios se presta o no a los contactos al modificar la disposición del
mobiliario y teniendo en cuenta, a la vez, el plano y la función del lugar) puede te-
ner una influencia considerable en los comportamientos, y sus efectos pueden ser
calculados.
los de organización variable como en el extremo oriente. los japoneses consagran
mucho más tiempo y atención a la organización de su espacio doméstico con vis-
tas a la participación de todos los sentidos en su percepción (hall 1966: 85). en el
japón, los muros de los apartamentos son móviles: pueden abrirse y replegarse se-
gún sean las actividades domésticas. es muy corriente permanecer en el mismo si-
tio incluso si las actividades cambian.

en audela de la cultura, hall (1970) rechaza las pretensiones de algunos modernos


sobre la arquitectura universal. incluso los grandes edificios construidos por le corbusier
en chandigarh, la capital del pendjab, han debido ser modificados por los residentes, que
han amurallado las galerías para convertirlas en cocinas. hall se muestra a favor de las
particularidades culturales. en esto, de nuevo, capta una corriente actual, postmoderna:
la búsqueda de las relaciones de proximidad frente a la generalización universalista.

3. el colegio invisible
3.1. una breve confrontación de estos métodos y trabajos con el estructuralismo francés
en el mismo periodo permite comprender mejor este método antropológico. el estructu-
ralismo es una doctrina aplicada a la lengua y luego extendida al conjunto de las prácti-
cas sociales. consiste en organizar los hechos en un sistema que puede describirse explí-

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citamente de manera coherente, interna y autónoma sin referirse más que a sí mismo.
por ejemplo, un texto debe poder ser descrito sin otra referencia social o histórica que la
que él pone en evidencia y sin recurrir a las supuestas intenciones de su autor. los inves-
tigadores antes evocados se refieren más o menos a esta corriente francesa de metodolo-
gía científica: hablar de sistema concordaba para ellos con hablar de estructura. la refe-
rencia más constante iba, justamente, en dirección de claude lévi strauss. pero el método
estructural descrito por este último es básicamente deductivo. el investigador construye
su modelo, lo sumerge en los hechos (lenguas, relatos, datos etnográficos, etc.) para des-
cubrir estructuras profundas. y esta inmersión llega hasta un inconsciente cultural.

3.2. en un contexto estadounidense pragmático dado a reducir el inconsciente, a sacarlo


a la luz las posiciones radicales del estructuralismo francés podían despertar más curio-
sidad que lograr influencia. lo que caracteriza a todos estos investigadores, unidos por
una especie de hilo conductor en un colegio invisible, es su carácter multidisciplinario,
tanto individual como colectivo: en los campos de la psiquis, de lo social, de lo cultural,
de los lenguajes y del espacio. el rigor mostrado por los franceses en cuanto a la perti-
nencia de los métodos implicaba una especialización. de manera que quien dice colegio
dice por lo menos vaivén en terrenos contiguos, pero distintos. a pesar de todo, los in-
vestigadores del colegio invisible se caracterizan todos por recurrir a una modalidad del
sistema: construir en un momento dado conceptos y esquemas, relacionar los instrumen-
tos mediante una lógica interna y aplicarlos a los hechos. esto es válido para g. bateson
(1972) y su teoría de la doble dificultad, que trataremos más adelante (sexta parte), para
d. jackson (sistema familiar) y también para todos los discípulos de birdwhistell. en
cuanto a watzlawick (1967), pertenece también a la lógica moderna de la escuela de vie-
na, escuela neopositivista que agrupó en torno a su fundador, moritz schlick, a varios fi-
lósofos, lógicos y sabios alemanes y austriacos (r. carnap, p. franck, h. reichenbach y, en
sus inicios, a l. wittgenstein). marcada por la lógica matemática y por el desarrollo de la
física moderna, ha tratado de construir una ciencia coherente de la significación median-
te un análisis del lenguaje, y de eliminar así todos los problemas de la metafísica, que
consideraba como desprovistos de sentido. en un contexto estadounidense, este colegio
invisible es el que más habrá hecho avanzar la cultura lógica y deductiva.

3.3. habrá inventado, así, sus propios métodos, mostrando un provocador retorno. habla-
remos de nuevo de el. este colegio no es una escuela en el sentido europeo del término,

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con fundadores y discípulos. no es un simple club de afinidades. esto se desarrolló entre
1950 y 1980, un medio fecundo en donde hay intercambios, confrontaciones, filiacio-
nes, retroacciones. se trata de un ejemplo bastante raro en la historia de la cultura, debi-
do a su suavidad en las fuertes interferencias. guardando las distancias, se podría evocar
el caso de los enciclopedistas del siglo xviii francés.

christian baylon y xavier mignot, “la comunicación a través del espacio”, “ de la retó-
rica a la comunicación”, “los niveles de interacción”, “la investigación sobre los inter-
cambios cotidianos”, en la comunicación, madrid, cátedra, 1996.

“la comunicación a través del espacio”


1) ¿de qué se ocupa la proxémica?
2) ¿qué se entiende por territorio?
3) enumere y describa cuáles son las 3 clases de territorios, según morris.
4) describa las distancias íntima, personal, social y pública.
5) ¿cómo se puede organizar el espacio según e. hall?
6) describa y explique proxémicamente una asamblea interclaustros y un almuerzo
familiar de fin de semana.

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