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Tema 1: Naturaleza y objeto de la filosofía de la religión

1. Los comienzos de la filosofía de la religión

La filosofía de la religión es un tema moderno, ya que en la antigüedad


o el medioevo no se reflexionaba sobre la religión, se reflexionaba sobre
Dios.

La teología revelada apelaba directamente a la fe, el hombre debía


acatar la escritura. La teología natural, pretendía hacer un hueco a la razón
partiendo del reino de lo visible, de lo experimentable. Desde Ramón
Sabunde (médico catalán del siglo XV) hasta Ch. Wolf, pasando por las
cinco vías de Tomás de Aquino, la teología natural nunca se jactó de haber
demostrado la existencia de Dios, se limitó a sostener la posibilidad de tal
demostración.

Wolf insistió siempre en que la teología, natural para la que exigía un


estatuto de autonomía desvinculada de la revelación, debía ajustarse a los
principios de la razón y la experiencia. La línea de Wolf fue continuada por
su discípulo más importante, A.C Baumgarten. Concibe la teología natural
como un conocimiento de Dios sin ayuda de la fe. Estos hombres fueron
abriendo una brecha, creando un espacio propio para la teología natural,
espacio propio que, paradójicamente fue su tumba, condenándola a una
muerte segura en la segunda mitad del siglo XVIII a manos de I. Kant. La
censura prusiana prohibió la obra de Kant que transformaba la teología
natural en filosofía de la religión, se trata de La religión dentro de los límites
de la mera razón (1795). Para K Feiereis, quien ha dedicado una exhaustiva
monografía (Die Umprägung der natürlichen Theologie in
Religionphilosophie, Lepzig, 1965) a la transformación de la teología natural
en filosofía de la religión, el creador del término fue S. Von Storchenau en
1784. A nosotros nos parece correcto concluir que, aunque el creador del
término fue Storchenau, el auténtico padre de la filosofía de la religión fue
Kant. Fue el quien la propuso como culminación de los estudios de los
estudios de teología. El hecho de que no llegara a emplear el término
carece de importancia. Es cierto que fueron hombres de poco relieve
filosófico los que entre 1794 y 1798, consumaron el paso de la
philosophische Religionslehere (teoría filosófica de la religión) kantiana a la
filosofía de la religión. Pero se trato de un paso meramente formal. El
trabajo esencial había sido realizado por el filósofo de Köninsberg. Sus
discípulos (Heydenreich, Pölitz y Jacob, entre otros) fueron ocupando
cátedras de filosofía de la religión y deslindando los contenidos y métodos
de la nueva disciplina.

2. El giro antropológico

El universo religioso consta de dos polos, Dios y el hombre. La historia


de las religiones muestra las oscilaciones de la relación. Hegel señaló que
la teología natural sólo se ocupaba del primer polo que nosotros hemos
señalado, en cambio la filosofía de la religión se abre al segundo polo, el
hombre.

Es sabido que Kant "retrotrajo todo a la subjetividad humana buscando


en el sujeto personal (yo, nos) la clave de la solución {1} ".La revolución
kantiana sitúa al hombre en el centro de todo. Y el hombre, en concreto su
sentimiento religioso, será el centro del pensamiento de Schleiermacher. Ni
la razón, ni el pensamiento conducen a Dios. Ni la iglesia, ni los evangelios,
conducen en última instancia a Dios, sino el hombre. De él parte
Schleiermacher y como buen romántico, otorga primacía a la sensibilidad, a
las emociones, al sentimiento. Hegel ironizó sobre esta "teología del
sentimiento" pero Schleirmacher no quería conocer a Dios sino sentirlo. La
esencia de la religión no era para él pensar y actuar sino sentir e intuir.

3. El descubrimiento de nuevas religiones.

Durante mucho tiempo la religión no constituía un problema. Existía el


problema de Dios. Se daba por supuesto que el cristianismo era la única
religión verdadera.

La filosofía de la religión tuvo que reflexionar sobre la pluralidad de las


religiones descubiertas en la modernidad por viajeros, comerciantes,
misioneros, etnólogos y un largo etcétera.

Se presentaban problemas abrumadores para la filosofía de la religión


¿eran todas verdaderas? ¿Había alguna religión superior a las otras? Hegel
afirmaba que el cristianismo era la religión absoluta porque era la religión
de la libertad y del espíritu, pero no se incurriría así en la "tiranía del único
anillo"(Lessing)
4. La quiebra del pensamiento dogmático

El nacimiento de la filosofía de la religión fue posible porque en el


proceso que venimos narrando, muchos absolutos saltaron hechos añicos.
La Filosofía de la religión sólo encontró su espacio cuando Europa se liberó
de la asfixiante tutela religiosa en la que vivía. Toda la convulsión que
supuso el descubrimiento de nuevas religiones en el Renacimiento, de
nuevas zonas geográficas, hizo que el viejo mundo se resquebrajara,
subiendo aún más de tono con la Reforma. Es difícil imaginar la sacudida y
alteración de esquemas que la irrupción del protestantismo supuso para la
Europa cristiana. Lutero sacudió dogmas, autoridades y tradiciones. Europa
conoció guerras de religión que la devastaron, la Iglesia creó una
inquisición que prendió fuego a pensadores y disidentes.

Sólo en aguas tan agitadas pudo nacer la filosofía de la religión. Lutero


había dividido a la Iglesia y una iglesia dividida era una iglesia desmitificada
en la que cabían diferentes interpretaciones de Dios. Partiendo de este
hecho, importantes sectores de la modernidad pasarán a no tener "ninguna"
concepción de dios y profesarán abiertamente el ateísmo.

5. El concepto de filosofía de la religión.

La filosofía de la religión no puede ahorrarse lo que Hegel llama el


"esfuerzo conceptual". Es una empresa eminentemente teórica. Según él, la
función de esta disciplina no consiste en hacer a los hombres religiosos,
ateos o agnósticos, sino hacerlos lúcidos. La filosofía de la religión como
cualquier otra filosofía, tiene grandes obligaciones contraídas con el verbo
ser, no basta con describir como funciona la religión, ni para que sirve. Es
necesario intentar la definición sustantiva, la que se pregunta por el ser de
la religión. Esta pregunta está de antemano condenada al fracaso si se
renuncia a la ayuda que le viene de las ciencias de la religión:

- Fenomenología del hecho religioso: Comprensión del hecho


religioso en la variedad de sus manifestaciones. Aproximación aséptica,
descriptiva (Mircea Eliade)

- La Sociología de la Religión: El filósofo no puede definir la religión


ignorando que es un producto social que configura las prácticas y creencias
de sus fieles (Weber, Durkheim)
- La Psicología de la Religión: Pone de manifiesto que el ímpetu
religioso del hombre, cuando se da, puede deberse a infinidad de factores:
asombro, miedo, indefensión, deseos insatisfechos, etc. (Freud).

- La Historia de las religiones: Quien solamente conoce una


configuración del hecho religioso difícilmente podrá filosofar sobre él.

Pero admitidas todas estas valiosas ayudas sigue pendiente nuestra


tarea: lograr una definición sustantiva de la filosofía de la religión.

El teólogo P. Tillich es muy contundente al respecto. El objeto de la


filosofía de la religión -escribe- es la religión, pero la religión se resiste a ser
objeto de la filosofía{2} . En la misma línea se expresa W. Trillhaas {3} . La
experiencia religiosa fue descrita por R. Otto como "tremenda y fascinante".
Tremenda porque roza lo terrible, fascinante porque se adentra en lo
extático y arrebatador.

Fueron los místicos los que supieron de todo esto, no los filósofos. No
son los hombres, los que acceden a Dios, sino Dios, que desciende hacia
nosotros. Parecía necesario recordar esa versión fuerte de religión. Sus
protagonistas, místicos y teólogos, no necesitan los servicios de la filosofía,
pero la filosofía si los necesita a ellos. Con todo, la filosofía de la religión,
no puede partir de la sublime experiencia de un místico, su punto de partida
será la aldea, es decir, la normalidad. Podemos atenernos a la definición de
J. Martín Velasco:

"Un hecho humano específico que tiene su origen en el reconocimiento


por parte del hombre de una realidad suprema, la cual confiere sentido
último a la propia existencia, al conjunto de la realidad y al curso de la
Historia" {4} .

A este concepto de religión suelen atenerse los proyectos de filosofía


de la religión existentes. Por encima de notables diferencias hay algo que
los une: Todos insisten en que la filosofía de la religión es filosofía. Sus
primeros cultivadores (Hume, Kant, Hegel) fueron filósofos. Para determinar
en que sentido sea filosofía es conveniente asomarse a algunas
definiciones de esta disciplina.

En 1982 publicó L. Kolakowski un libro {5} en el que aparecen los


grandes temas de la teología natural, la teología revelada, de la filosofía de
la religión y de las ciencias de la religión: trata de teodicea, del Dios de los
filósofos, del Dios de los místicos, de lo santo y de la muerte, de lo inefable,
del lenguaje y del tabú.

Parece desprenderse que la filosofía de la religión se caracteriza más


por un estilo que por un temario. Aunque Kolakowski no ofrece ninguna
definición de filosofía de la religión, distingue entre la tradición alemana y la
anglosajona. Para la primera, la filosofía de la religión es parte constitutiva
de la filosofía de la historia. En cambio la filosofía analítica procede de
forma empírica, intentando probar racionalmente sus contenidos.
Kolakowski, propone llevar a cabo una síntesis con lo mejor de ambas
tradiciones.

B. Welte{6} , conocido filósofo católico, amigo de M. Heidegger, publicó


su Filosofía de la religión, 1982, por las mismas fechas que la de
Kolakowski. En ella se afirma:

"La filosofía de la religión es un pensar filosófico que versa sobre al


religión y por tanto, pone todo su empeño en esclarecer intelectualmente la
esencia y la forma de ser de esta. La filosofía de la religión aborda la
pregunta: ¿Qué es la esencia de la religión?"

Sin embargo Welte, coloca a Dios como centro de su reflexión en lugar


de a la religión y dando más importancia al culto y a la oración que a la
filosofía, al estilo de Unamuno.

"Un miserere, cantando en común por una muchedumbre, azotada del


destino, vale tanto como una filosofía" {7}

Uno de los hombres que han presionado a la filosofía de la religión para


que, de una forma crítica y abierta encarne los viejos temas ha sido E.
Bloch. Su gran obsesión fue el "mal metafísico", el que no cabe a tribuir a
los hombres, al orden social capitalista. Su expresión máxima es la muerte,
a la que Bloch llama hacha de la nada, devoradora de toda teología. A
Bloch le parecía absurdo que el hombre acabe igual que el ganado.

Algo desmedidas parecen las expectativas con las que W. Dupré{8} se


acerca a esta disciplina. Por supuesto, le encomienda al estudio de los
temas que afectan al sentido de la vida: pero además, le pide que haga
horas extras , y profundice en los siguientes temas: su relación con la
metafísica; el concepto de experiencia religiosa; lo religioso y su simbólica;
la relevancia cultural del mito y el símbolo; el problema de Dios, el
significado de la aparición y ocaso de las religiones; el lugar de la
conciencia religiosa y de la teología en el mundo del espíritu; la relación
entre ciencias de la religión y filosofía de la religión; el influjo de la religión
sobre las ideologías y las cosmovisiones; la religión en el entramado de la
ética, la política y la economía; la importancia de la religión para la verdad
de la existencia humana.

Esta generosa asignación de funciones denota que la filosofía de la


religión dista mucho de ser un campo unificado de temas, métodos y
resultados, predominando una desconcertante pluralidad (p. e. no hemos
hablado de los ingentes desarrollos analíticos del lenguaje religioso, en
seguimiento del segundo Wittgenstein).

En conclusión:

La filosofía de la religión es una disciplina joven que busca aún su


identidad, sin embargo, ocurra lo que ocurra, mantendrá dos características:

1. La amplitud temática.

2. La filosofía de la religión es una reflexión crítica, abierta rigurosa y


no confesional sobre los temas relacionados con la religión. Pensamos que
es asumible el catálogo de tareas confeccionadas por Dupré.

Notas

{1} Gómez Caffarena, El deísmo moral de Kant

{2} P. Tillich, Filosofía de la Religión, Buenos Aires, 1973

{3} "La religión solo empieza allí donde termina la filosofía de la religión"
Trillhaas, Religionphilosophie, Berlín, 1972.

{4} Velasco, J. Martín; Introducción a la fenomenología de la religión

{5} Kolakowski, L. Si Dios no existe..., Tecnos, Madrid, 1985

{6} Además de recalcitrante teólogo, según Manuel Fraijó.


{7} Unamuno, M. Del Sentimiento trágico de la vida, Madrid 1967.

{8} Dupré, Enführung in die Religionphilosophie, Atuttgart, 1985

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