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MILENIO Y MILENARISMO

Generalmente, se considera que la doctrina del Reinado Milenario de Cristo


sobre la Tierra es una doctrina herética.Sin embargo, basada en 2 Pedro y en
Apocalipsis, la doctrina gozó en la Antigüedad no solo de gran aceptación sino
que, de acuerdo a esclarecidos y muy altamente considerados Padres de la
Iglesia, ésta fue la doctrina a mayor grado ortodoxa.Entre los milenaristas
tenemos que consignar al apóstol Juan, a Policarpo de Esmirna, a Papías de
Hierápolis, a Lactancio, a Ireneo de Lugdunum y a una innumerable hueste de
fieles cristianos de los primeros tiempos.Finalmente, la Iglesia católica, a pesar
de haber rechazado la doctrina apelando a la pluma de insignes
"espiritualizantes gnostizados", tales como Orígenes, Eusebio de Cesarea y
Agustín de Hipona, entre otros muchos, jamás se ha atrevido a declararla
herética, porque así creían y enseñaban los Padres de la Iglesia, incluso los más
venerados y tenidos por autoridad, mártires de la fe como Justino Mártir, por
ejemplo, y esaclarecidos autores como el propio apóstol Juan, quien consigna la
doctrina en su Revelación. Se entiende que si la Iglesia católica se atreviera a
condenar al milenarismo incurriría en un total rompimiento con los Padres de
la Iglesia primitiva, y con la mismísima Iglesia apostólica, porque así creían
ellos, y eso era lo que predicaban, el reinado milenario literal de Cristo sobre la
tierra, y por eso afrontaron las hostilidades incluso del Estado romano y no
temieron sufrir la muerte como "testigos", que es lo que la palabra "mártir"
significa.

Solamente cuando la Iglesia aspiró a ser parte de este mundo y a asumir


realengo, riquezas, títulos, honores y dominación, y solamente entonces, negó
sus aspiraciones celestiales, negó la literalidad y tangibilidad del reinado
milenario de Cristo sobre la tierra y la restauración de todas las cosas en la re-
creación de que hablan los escritores bíblicos inspirados. Uno de los principales
documentos milenaristas de la Iglesia primitiva, actualmente conocida como
Epístola de Bernabé, habla precisamente de esta esperanza espiritual, tomando
su argumentación de la misma fuente que el Apocalipsis, cuyo escritor fue el
apóstol Juan. Los gnostizantes que se infiltraron en la Iglesia primitiva
comenzaron por negar la autenticidad del Apocalipsis y de la Segunda Carta de
Pedro, así como de la Carta de Pablo a los Hebreos, como una manera de atacar
lo más directamente posible y derrotar a quienes creían en la realidad del
reinado milenario de Cristo sobre la tierra. Sin embargo, entre los católicos ha
habido esclarecidos milenaristas, como el sacerdote jesuita chileno Manuel
Lacunza, quien escribió una monumental y muy bien documentada obra,
titulada "La Venida del Mesías en Gloria y Majestad", bajo el seudónimo de
Juan Josafat y dirigida al sacerdote Cristófilo.

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