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¿MURIO LA IGLESIA DE CRISTO

ALGUNA VEZ?
Por Mario A Olcese

Una crasa Mentira

Parece increíble que existan movimientos cristianos que pretendan “revivir” o


“restaurar” la verdadera iglesia que Cristo edificó, cuando recordamos que el
mismo Señor Jesucristo prometió que NUNCA las puertas del Hades (símbolo
de la muerte) prevalecerían contra ella. (Mateo 16:16-18). Este simple hecho es
más que suficiente para suponer que la verdadera iglesia nunca desapareció, y
aunque por muchos siglos existió como agazapada en escondites, nunca dejó de
existir como tal. No dudamos que los esfuerzos del diablo por detenerla y
desaparecerla han sido más que evidente comenzando con sus atentados por
acabar con la vida y obra de su edificador, y más adelante, con la vida y obra de
sus discípulos, y los discípulos de éstos. Este accionar maléfico fue
constantemente advertido por el gran San Pablo en sus epístolas a las iglesias.
No obstante, ni Jesús ni los apóstoles profetizaron la aniquilación de la iglesia
por las hordas del diablo como suelen enseñar algunos fundadores de sectas. La
realidad es que los “restauradores” han buscado una justificación para
inaugurar una nueva iglesia que se ajuste a sus convicciones muy particulares…
¡y qué mejor que acusar a todas las otras denominaciones de ser sectas
apóstatas!. Con esto no queremos decir que todas las iglesias “cristianas” son
buenas o verdaderas, pues es evidente que no todas pueden estar enseñando las
verdades prístinas del evangelio de Jesucristo. Esto es indiscutible. Existe una
gran confusión religiosa, tanto dentro del cristianismo nominal, como en el
Judaísmo (sea ortodoxo, mesiánico, nazareno, etc) en el Islam, y en el
Hinduismo con sus múltiples sectas y dioses.

Por tanto, nosotros no podemos contradecir una verdad establecida por el


edificador de la iglesia, quien dijo claramente que las puertas del Hades no
prevalecerían (o vencerían, dominarían, sujetarían, ganarían, aventajarían, o
superarían) contra ella. De modo que el Señor Jesucristo siempre tuvo, tiene, y
tendrá fieles seguidores suyos desperdigados por todos los rincones recónditos
del mundo…¡y él los conoce mejor que nadie…y ellos a él!

La Verdadera Restauración

¿Qué la Biblia habla de la Restauración de todas las cosas? Cierto, pero esta
restauración no tiene que ver con la Iglesia, pues ésta es la que restaura todas
las cosas con Cristo a la cabeza (Mat. 25:31,34). La Restauración predicha por
Pedro en Hechos 3:19-21 la efectuará el mismo Jesús, y ésta tiene que ver con el
Reino, no con la iglesia. Así que acá se demuestra que la iglesia no es el reino

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como erróneamente suponen muchos amilenialistas, Hiper- Preteristas
(“Escatología Realizada”) y semi-Preteristas Jesús, al venir (en los tiempos de
refrigerio), efectuará la restauración de todas las cosas en compañía de su
iglesia (Hechos 3:19-21; Mat. 25:31,34; Hechos 1:3,6,7; Isa. 32:1). Esto evidencia
que la iglesia estará viva cuando el Mesías inicie la restauración de todas las
cosas, y en particular, la RESTAURACION DEL REINO DE DAVID la cual
anhelaban sus discípulos del primer siglo tan ardientemente, y de todos los
siglos posteriores hasta el día de hoy (Hechos 1:3,6,7).

Si, estamos llamados a restaurar todas las cosas con Jesús, y podemos adelantar
en algo esta tarea por medio de anunciar el Reino de Dios al mundo habitado
(Mat. 24:14) el cual será definitivamente restaurado en esta tierra con Cristo a la
cabeza. Este anuncio de la futura restauración del Reino en la tierra es el
evangelio o buenas noticias que trajo a Jesús al mundo (Lucas 4:43). El vino a
decirnos que restaurará todas las cosas como eran al principio, exactamente
igual: reyes, tronos, leyes, súbditos, territorio, autoridad, domino, poder, gloria,
y honra divinos sobre las naciones. Esta es la verdadera restauración predicha
por los santos profetas de antaño y por el mismísimo Cristo y sus discípulos
más íntimos. Este es el mensaje central de toda la Biblia, desde Génesis hasta el
Apocalipsis.

¿Un Reino sólo para los Judíos?

¿Qué el reino de David fue sólo un mensaje Judío y para los Judíos? ¡Locura! ¿O
es que no nos acordamos que el apóstol de los gentiles predicó el reino de Dios
a los que no eran de su raza? (Hechos 28:23,30,31; Hechos 19:8;
20:24,25---“evangelio de la gracias=evangelio del reino”). ¿Cuántos evangelios
vamos a inventar?¿Acaso uno para los Judíos y otro para los no
Judíos?¿Creyeron acaso los apóstoles Judíos un evangelio muy distinto al que
estamos llamados a creer nosotros los gentiles? De ningún modo. ¿Y cuántos
evangelios dijo Pablo que había en Gál. 1:6-9?¿acaso dos o más? No, sólo uno.
Por tanto ellos como nosotros estamos llamados a creer en el mismo evangelio
que se le anunció al Padre de la fe: Abraham. El creyó por anticipado en el
evangelio del reino, y se gozó de ver por adelantado a su descendiente
gobernando el mundo de la era venidera (Juan 8:56). El viejo Patriarca y sus
hijos recibirían una promesa de una tierra y un reino eternos, y él sería de
bendición para toda la humanidad. Más adelante Pablo dirá (Gál. 3:16,29) que
todos los de la fe son hijos de Abraham y en consecuencia herederos de las
mismas promesas. De manera que advirtiendo esto Pablo se dedicó a anunciar
este mismísimo evangelio que anunció Jesús a los suyos (Marcos 1:1,14,15).
Pablo no se inventó un nuevo evangelio para los gentiles, y aunque Pedro aún
veía a los gentiles de manera despectiva, Dios le hizo ver al apóstol que ya no
serían éstos inmundos a la vista de Dios siempre y cuando creyeran en el
mensaje del evangelio y a su rey Salvador (Hechos 8:12; Hechos 28:23,30,31).

Agustín de Hipona

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Para terminar, la Biblia habla de la restauración del reino, pero esta frase no es
equivalente a la otra frase: “restauración de la iglesia”. Esto, por si solo acaba
con la idea de que el reino es la iglesia de Cristo. La restauración predicha por
los profetas tiene que ver con el reino monárquico de David en la tierra de
Israel. Así de claro lo presenta toda la Biblia (Hechos 1:3,6,7). Desgraciadamente
el Padre del Catolicismo Romano, Agustín de Hipona (Siglo IV) influenciado
por la escuela espiritualista o alegórica de Alejandría, enseñó erróneamente que
la iglesia organizada era el nuevo reino de Dios predicha por los profetas y que
reemplazaba a la Israel antigua y su reino en la tierra prometida. De modo que
los que enseñan que la iglesia es el Reino lo que están enseñando en realidad es
una teoría torcida de Agustín de Hipona, un semi Platonista.

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