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ENCONTRARLA?
Texto de Introducción:
Los hombres de hoy buscan la felicidad para sus vidas. Creen que
las cosas materiales los harán dichosos y felices, pero
desgraciadamente éstas no resultan en una fórmula exacta para
hallar la felicidad verdadera. Ya Jesús lo había advertido dos
milenios atrás al decir: “Mirad, y guardaos de toda
avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la
abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15). Millones
de hombres se han dedicado a obtener dinero y más dinero, el cual
se traduce en poder y reconocimiento del mundo. Pero aún los
poderosos de la tierra no son felices realmente si no tienen a Dios
en sus corazones. Han probado de todo: mujeres, drogas, lujos,
viajes, adulación, poder, soberbia, etc., pero no han conseguido la
felicidad duradera. Estos hombres no saben que en la
ABUNDANCIA de los bienes NO está la felicidad. Cuando
multimillonarios pierden su fortuna, muchos optan por el suicidio
pues ya no encuentran sentido en sus vidas. ¡Triste final!
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Otro grupo de gente, sin ser millonario, tampoco encuentra la
felicidad porque vive frustrado y amargado por no poder alcanzar
lo que otros si alcanzaron. Éste vive compitiendo, ambicionando,
envidiando, codiciando, y mil cosas más. Y otro grupo, sin tener
ambiciones materiales, vive amargado porque carga un tremendo
peso de pecado y de maldad que los atormenta día y noche. En
realidad todos los que están sin Dios viven amargados porque
tienen un vacío profundo en sus almas. Aquí aparece el Décimo
Mandamiento de la Ley de Dios: “No codiciarás la casa de tu
prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su
siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa
alguna de tu prójimo.” (Éxodo 20:17).
Muertos en Vida:
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muertos para Dios. “...porque el día que de él comiereis,
ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Sí, la primera pareja del
Edén se convirtió en difunta viviente en lo espiritual, aunque
murieron en lo físico muchos siglos más. Recuerde que Adán
vivió---¡9 siglos! (Génesis 5:5).
Ya lo dijo Cristo también hace dos mil años: “No sólo de pan
vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la
boca de Dios.” (Lucas 4:4). Además Jesús dijo: “Las palabras
que yo os hablo son espíritu y son vida.” (Juan 6:63). Si los
hombres de mundo se dieran cuenta del valor de las palabras de
Dios, no se encontrarían como muertos en vida. Y es que las
Palabras de Dios, como dijo Jesús, significan espíritu y vida.
Además, San Pedro dijo: “Señor, ¿a quién iremos? Tu tienes
palabras de vida eterna.” (Juan 6:68). Pues bien, aquí está la
fórmula para “revivir” a los “muertos vivientes”, espiritualmente
hablando. Las Palabras de Dios, expresadas por Jesús, dan vida
a los hombres que viven como muertos. Éstos renacen por la
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Palabra de Dios para una vida feliz y de gozo. Dice San Pedro:
“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorrupción, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre.” (1 Pedro 1:23).
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y serás salvo, tú y tu casa.” (v.31). Finalmente el carcelero
creyó en Jesucristo, y procedió a bautizarse con toda su familia
(v.32). Luego se nos relata que el carcelero “SE REGOCIJÓ con
toda su casa de haber creído a Dios.” (v.34).
Como vemos, estos dos ejemplos ilustran el hecho que el gozo viene
cuando uno se ha entregado a Jesucristo para servirle.
Probablemente antes este carcelero era un hombre duro y
amargado como su cargo le exigía serlo, pero en su conversión el
pudo sentir que su vida tenía sentido, y que no tenía que asesinarse
o suicidarse para escapar de sus temores. Es claro que una vida
apartada de Dios conduce a la tristeza, a la frustración, y hasta a la
autoeliminación. Todos aquellos que quieren vivir sin Dios y sin
leyes, pagarán un precio muy caro; pero serán muy dichosos
aquellos que confían en Dios. Dice el Salmo 34:8: “Gustad, y
ved que es bueno Jehová; DICHOSO el hombre que
confía en él”.
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otro secreto revelado en la Biblia que millones de hombres
desconocen. Y Pablo les dice a los creyentes de Roma, lo siguiente:
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el
creer, para que abundéis en esperanza por el poder del
Espíritu Santo” (Romanos 15:13). Estas palabras son muy
importantes y esclarecedoras. Dios puede llenarnos de paz y gozo
cuando recibimos sus promesas que dan esperanza a los creyentes
sinceros. Es decir, los hombres de fe tienen gozo y esperanza que
vienen como un regalo del Espíritu de Dios. Si no existiese la fe, la
esperanza, y el amor, el hombre estaría en un abismo sin fin.
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