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En primer lugar, el propio apóstol Pablo admitió que sólo había un solo
evangelio en la Biblia. Sus palabras son las siguientes:
Tome nota el lector que Pablo afirma que no hay otro evangelio que el
evangelio de Cristo. El no está diciendo por ningún lado que existe un
evangelio para los Judíos y otro para los gentiles. El es claro al decir
que sólo hay un evangelio---¡el evangelio de Cristo! De modo que
podemos concluir que el evangelio de Pablo era exactamente el mismo
evangelio que había predicado Cristo a los Judíos antes que él. En los
versos 11 y 12 Pablo añadirá: “Mas os hago saber, hermanos, que el
evangelio predicado por **mi,** no es según hombre; pues yo no lo
recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de
Jesucristo.” De modo que fue el propio Jesucristo glorificado quien le
enseñó a Pablo el verdadero y único evangelio bíblico.
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El Singular Evangelio de Jesucristo
En estos dos pasajes, aunque hay otros más, se dice que el evangelio de
Cristo es el Reino de Dios***---¡el evangelio del reino de Dios! De modo
que acá tenemos un evangelio que consiste en el Reino de Dios.
Trágicamente algunos falsos maestros sostienen que el Reino de Dios
no es el evangelio, sino que el evangelio procede del Reino de Dios. Es
decir, el evangelio es del Reino o familia de Dios**---¡la iglesia! Ellos
dicen que cuando la Biblia menciona “el evangelio del reino de Dios”
esto significa que el evangelio procede de la iglesia o reino de Dios”.
Ellos no creen que éste consiste en el Reino de Dios. Esta tesis, sin
embargo, tiene un problema, y ese problema es que cuando Jesús
comenzó predicando el evangelio del reino de Dios, ¡la iglesia aún no
había sido fundada! ¿Cómo podría proceder el evangelio de una iglesia
aún inexistente?
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en parte arriba, y que incluía obviamente el Reino de Dios. Más
adelante seguiremos mostrando que el evangelio de la gracia incluye
otras cosas importantes.
En Mateo 25:31,34 leemos que Jesús, al volver, les dará a los suyos
herencia en el reino, herencia que significará la salvación de los
hombres. Dicen estos versículos, así: “Cuando el Hijo del Hombre
venga en su gloria, y todos los santos ángeles, entonces se
sentará en su trono de gloria…entonces el rey dirá a los de su
derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado
para vosotros desde la fundación del mundo”. Este es otro aspecto
de la gracia que pocos entienden: ¡nuestra salvación dentro del reino de
Cristo que se manifestará en su revelación gloriosa! He aquí la segunda
prueba:
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palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente
entrará un rico en el Reino de los cielos. Otra vez os digo, que es
más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un
rico en el Reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se
asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser
salvo?”.
1.- Eran ya renacidos para una esperanza viva para una herencia
incorruptible, reservada en los cielos para nosotros. (1 Pedro 1:3,4).
¡Esto se relaciona con el reino! (compare la palabra ‘herencia’ de 1 Pedro
1:3,4 con ‘heredad’ de Mateo 25:31,34, y ‘herederos’ de Santiago 2:5).
¡Todas tienen que ver con el Reino!.
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4.- Recibieron la purificación de sus almas por la obediencia a la
verdad, mediante el Espíritu (1 Pedro 1:22). Sabemos que **de** los
puros de corazón verán a Dios una vez que baje la nueva Jerusalén en
el reinado milenario.
Entonces es evidente que el reino de Cristo tiene mucho que ver con el
evangelio de la gracia de Pablo. De manera que todos aquellos que no
quieren ver esta verdad prístina de la Biblia han sido engañados por
Satanás. La gracia tiene un aspecto futuro o venidero, y sabemos que la
herencia del reino es todavía venidera o futura, una herencia que se
completará con la venida del Rey de gloria para arrebatar a los suyos e
introducirlos en su reinado milenario (Mateo 25:31,34).
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La Iglesia primitiva predicaba un nuevo rey y reino:
La Entrada en la Gracia:
Pablo nos dice que tenemos entrada en la gracia de Dios para una
esperanza de la gloria venidera de Dios y su reino. Sus palabras son
éstas: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios
por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también
tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes
y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos
5:1,2). Note que tenemos entrada en la gracia, así como tenemos
entrada en el Reino de Cristo (Colosenses 1:13), **él** cual se
consumará cuando éste se establezca en la tierra. Jesús le dijo a
Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios”. Hoy, los
cristianos ya tienen entrada a esa gracia o reposo en Cristo (Hebreos
4:3), el cual se completará en su reino milenario (Heb. 4:9).
¡Procuremos, pues entrar en aquel reposo o gracia que vendrá con
Cristo y su Reino! (Hebreos 4:11).
Las Escrituras nos dicen que la gracia es una herencia, y que los
creyentes son los herederos de ella. Dice 1 Pedro 3:7: “Vosotros,
maridos, igualmente vivid con ellas sabiamente, dando honor a la
mujer como vaso más frágil, y como a COHEREDERAS de la gracia
de la vida…” (1 Pedro 3:7).Pero igualmente las Escrituras nos dicen
que somos coherederos del Reino de Cristo, de modo que esa
herencia de la gracia de vida tiene que ver con la herencia del Reino, el
cual nuestro Señor establecerá en la tierra en su parusía o venida en
gloria. Recuerde que entrar en el reino es entrar a la vida eterna, como
ya vimos en el diálogo del joven rico con Jesús en Mateo 19:16-25.
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También Dice santiago 2:5 “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha
elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe
y herederos del Reino que ha prometido a los que le aman?”.
Note ahora que Pablo dice que la gracia llegó a los gentiles para que
sean copartícipes de la promesa. ¿Qué promesa? Pues si leemos el
capítulo anterior (2), el apóstol Pablo dice: “Por tanto, acordaos de
que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne…en
aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la CIUDADANIA DE
ISRAEL y AJENOS A LOS PACTOS DE LA PROMESA, sin esperanza
y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que
en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la
sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos
hizo uno, derribando la pared intermedia de separación…para
crear en si mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la
paz…vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que
estabais lejos, y a los que estaban cerca…Así que ya no sois
extranjeros y advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:11-19). ¡Ajá!...¡Este es el
evangelio de la gracia de las inescrutables riquezas de Cristo! Que ahora
nosotros, los gentiles, somos participantes de la promesa de los pactos
de Dios con Israel, y miembros de la familia de Dios. Los gentiles ahora,
por la gracia, pueden ser **coparticipes** y coherederos de la promesa
de los pactos hechos a los padres, que incluyen la herencia del mundo
venidero (pacto Abrahámico, Romanos 4:13) y del Reino de Cristo (pacto
Davídico, Santiago 2:5; Mateo 25:31,34).
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justicia y de cogobernar con Cristo en su reino en el milenio de justicia.
Este es el verdadero evangelio de la gracia de Pablo.