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¿QUÉ
SIGNIFICA REALMENTE? (Juan 3:36)
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La Palabra del Señor es el Evangelio del Mensajero
En Juan 3:36 Jesús dice así: “El que cree en el Hijo tiene vida eter na ; pero
el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre
él”. Pero en Juan 5:24 Jesús dice lo siguiente: “De cierto, de cierto os digo: El
que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eter na ; y no
vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. Notemos la frase
“tiene vida eterna” de los dos textos citados. En Juan 3:36 Jesús dice que el
que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero en Juan 5:24 Jesús dice que el que
tiene vida eterna es el que “OYE SU PALABRA”. Entonces es claro que
CREER EN CRISTO= OIR (CREER) SU PALABRA. En Juan 6:68,69 Pedro le dijo
a Jesús: “¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos
creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. En
resumen, la vida eterna se gana oyendo la Palabra de Cristo. Pero, ¿sólo
oyendo? ¡No! En Juan 8:51 Jesús dirá que es necesario GUARDAR o RETENER
en uno su Palabra cuando dice: “De cierto, de cierto os digo, que el que guarda
mi palabra, nunca verá muerte”. En Juan 14:23 añade: “El que me ama, mi
palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada
con él”. En Juan 12:48 Jesús asocia el rechazo a su persona con el rechazo a su
Palabra o mensaje, cuando dice: “El que me rechaza, y no recibe mis palabras,
tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día
postrero”. En otra ocasión Jesús asocia el recibir su palabra con el recibirle o
creerle a él y a Su Padre: “Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos
las recibier on , y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han
cr eído que tú me enviaste” (Juan 17:8). Ver también Juan 1:12 donde se habla
de recibir a Cristo como sinónimo de creer en él: “Mas a todos los que le
recibier on , a los que cr een en su nombre, les dio potestad de ser hechos
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hijos de Dios”. En Juan 8:30 se lee, además: “Ha blando él estas cosas (la
Palabra de Dios), muc hos cr ey er on en él”. Observen que los que
creyeron en Jesús, primero tuvieron que oírle hablar la palabra o mensaje que
portaba. En Juan 15:3-7 Jesús asocia el permanecer en él con el permanecer en
su Palabra o mensaje divino: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os
he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede
llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si
no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece
en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se
secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y
mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será
hecho”. Acá es más claro aún que no se puede permanecer en Cristo sin
permanecer en su palabra, que es la palabra del Padre, Su doctrina y evangelio
completos. En Marcos 1:14, 15 leemos que Jesús predicaba el evangelio
diciendo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado;
arrepentíos, y creed en el evangelio”. Notemos que acá Jesús no pide que
creyeran en él de manera tácita, sino más bien en el evangelio que estaba anunciando.
¿Es que acaso no es necesario creer en él? ¡Claro que es necesario! pero creer en el
Evangelio es creer también en él, porque el evangelio habla o trata de él. De modo que
bien podemos decir que creer en Cristo es creer en su mensaje o evangelio.
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palabra (del Reino , según Mateo 13:19) oída, y dan fruto con
perseverancia”.
En Hechos 8:5-14 leemos: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes
anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria,
les predicaba a Cristo… Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el
evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y
mujeres… Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria
había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan…”. Aquí
vemos que recibir la Palabra equivale a creer en el nombre de Jesucristo y en su
evangelio del Reino. Un ejemplo del binomio “recibir-creer” lo encontramos en
estas palabras de Jesús: “porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos
las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que
tú me enviaste” (Juan 17:8). Si alguno dice creer en Cristo, entonces deberá
recibir su Palabra, o lo que es lo mismo decir, deberá creer en la palabra o
mensaje del evangelio del Reino. Las Parábolas del Reino tienen esa finalidad, y
en especial, la del sembrador.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). ¿Qué significa
que Cristo sea la verdad? Jesús responde: “Santifícalos en tu verdad; tu
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palabra es verdad”. Jesús es la verdad porque su palabra es la verdad. También
él dijo: “Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la
verdad, la cual he oído de Dios…”(Juan 8:40). Aceptar a Cristo es aceptar la
verdad que él oyó de Dios, y aceptar la verdad es aceptar la Palabra de Dios.
Jesús es la Palabra de Dios encarnada (Juan 1:14). En Juan 1:17 leemos: “…la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”. Es decir, Jesús es la
verdad, porque por medio de él vino la verdad al mundo. El era el portador de
la verdad, que es la palabra de Dios o el evangelio o mensaje para los hombres.
Pablo dice: “para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros” (Gál.
2:5). Esto se asemeja a lo dicho por Jesús en Juan 15:3-7: Si permanecéis en mí, y
mis palabras permanecen en vosotros. Acá está muy claro que “la verdad del
evangelio” y “las palabras de Cristo” son equivalentes. En Efesios 1:13
Pablo dice: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el
evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa”. Acá nuevamente se percibe la asociación entre
la palabra o evangelio salvador oído con la creencia en Cristo. Creer en Cristo es
creer en la palabra de verdad que es el evangelio de nuestra salvación. En 2 Tes.
2:12 Pablo dice que aquellos que no creen en la verdad, o en el evangelio de
Cristo, no se salvarán: “a fin de que sean condenados todos los que no creyeron
a la verdad (que representó Cristo y su palabra o mensaje), sino que se
complacieron en la injusticia”. En cambio, los que vienen al conocimiento de la
verdad serán salvos: “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y
vengan al conocimiento de la verdad (del evangelio o mensaje)” (1 Tim.
2:4). Realmente uno se purifica cuando obedecemos a la verdad. “Habiendo
purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad (de Cristo y su
palabra)” (1 Pedro 1:22). Y para Juan su gozo fue grande al oír que los creyentes
andaban firmes en la verdad, es decir, en Cristo y en su palabra: “No tengo yo
mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad” (3 Juan 4).
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paliativo. Así que creer en Cristo viene por medio de oír la Palabra del Señor ¡Este
es el punto de partida para la creencia efectiva en Jesucristo! Desgraciadamente
muchos cuando leen la historia del carcelero de Filipos se quedan en el verso 31
y no leen los siguientes versículos donde se habla de la necesidad de escuchar
LA PALABRA DEL SEÑOR para creer de verdad. Dice Romanos 10:16,17:
“Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha
cr eído a nuestro anuncio (La Palabra)? Así que la fe es por el oír, y el oír,
por la pala br a de Dios ”.
Así que no se puede creer sin oír y creer en la Palabra de Dios pregonada por el
Mensajero. Es vital que primero prediquemos la Palabra para que los hombres
puedan creer en el Hijo de Dios. En Juan 17:20 Jesús ora algo muy interesante,
diciendo: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de
cr eer en mí por la pala br a de ellos ”. Nótese que Jesús dice que
los que creerán en él serán aquellos que creerán por la Palabra que prediquen
sus discípulos, la cual es el mismo mensaje que el Señor trajo al mundo por
encargo de Su Padre. Pablo afirmó que no había muchos evangelios o mensajes
divinos, sino sólo uno, el único predicado por Cristo (Gál. 1:6-9). De modo que
cuando escuchamos a los fieles discípulos predicando el evangelio del Reino de
Dios es como si escuchásemos al mismo Jesús predicándonos Su mensaje. El
mensajero puede no ser Cristo mismo en persona, pero sí su mensaje.
Es imposible esperar que alguien crea a ciegas en Cristo sin el conocimiento del
mensaje o Palabra de Dios. Los que dicen creer en Cristo pero no saben nada de
su mensaje o enseñanza, no pueden ser verdaderos creyentes. La creencia en
Cristo no sólo consiste en creer en que él fue un personaje real y que cambió la
historia, sino que también es necesario creer en sus palabras. Allí reside el
problema con muchos Judíos, Musulmanes, Hinduistas, ateos, etc, etc. Creen
que Cristo existió y que fue un hombre real que creo una religión, pero no
aceptan su mensaje o enseñanza como si viniese de Dios mismo. Creen que lo
dicho por Jesús es simplemente ilusiones de un orate, sin poder entender que
“agradó a Dios salvar a los creyentes por la locur a de la predicación (de la
Palabra)… y para los gentiles locur a ” (1 Cor. 1:21,23).
Resumen
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6. Cristo es la verdad porque es el portador de la Palabra de verdad del
Padre.
7. La gracia como la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
8. La Palabra de verdad es el evangelio de la salvación.
9. Obedecer la verdad purifica nuestras almas.
10. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.
11. Somos salvos por la “locura” de la predicación.
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