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LA INVERSION EXTRANJERA DIRECTA

EN LA INDUSTRIA MANUFACTURERA ARGENTINA


TENDENCIAS Y ESTRATEGIAS RECIENTES

CONTENIDO

I. LAS TENDENCIAS DE LA IED EN LOS AÑOS ‘90

1. Condiciones de entorno y fases de la IED

2. Distribución y factores de atracción de la IED en la industria

3. Participación de las ET en la manufactura

II. LAS ESTRATEGIAS DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES

1. Las empresas estudiadas

2. Una tipología de estrategias


2.1. El marco de análisis
2.2. Cuatro estrategias de las ET en la Argentina

3. Aspectos comunes en las diversas estrategias


3.1. Racionalización y modernización
3.2. Integración internacional
3.3. Ciclo económico y coyuntura

4. Las especificidades sectoriales


4.1. Explotación de recursos naturales
4.2. Productos diferenciados
4.3. Globalización/regionalización
4.4. Derivada

CONCLUSIÓN: Estrategias, competitividad microeconómica e impacto

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

I. LAS TENDENCIAS DE LA IED EN LOS AÑOS ‘90

1. Condiciones de entorno y fases de la IED

La recuperación de los flujos de IED ingresados en la economía argentina hacia


finales de los años ‘80 se acentúa en la presente década, alcanzando -de acuerdo a las
estimaciones oficiales de la Balanza de Pagos- un monto acumulado superior a los U$S
1

20.000 millones entre 1990 y 1996 1 (cuadro 1). La dinámica de ingreso de los
capitales externos sugiere la existencia de dos fases diferenciadas. En la primera, que
se prolonga hasta 1994, el motor principal de la IED está en el proceso de
privatizaciones de empresas de servicios públicos; en la segunda, en cambio, la
industria manufacturera se convierte también en un centro de atracción de
inversiones 2 .

En los primeros años de la década de 1990, la vinculación entre la nueva IED y el


proceso de privatizaciones es evidente 3 . Más del 60% de la inversión en los sectores
privatizados es de origen externo, destacándose los flujos provenientes de EE.UU.,
España, Italia, Chile, Francia, Canadá y Gran Bretaña, los que tienden a concentrarse
en servicios no transables más que en empresas extractivas o productivas (cuadro 2).
Constituyen rasgos notorios el predominio de newcomers, incluidas empresas estatales
o mixtas, y la participación de inversores de orígenes no tradicionales. Para muchos, la
operación encarada en Argentina es su primera experiencia en América Latina y para
algunos, la primera a nivel internacional, constituyéndose en una plataforma de
lanzamiento para operaciones similares en la región.

La reactivación de la IED dirigida hacia otros sectores de la economía se acentúa a


partir de 1993/94. Tiende a concentrarse en algunos sectores: por una parte, la
industria automotriz -orientada por políticas específicas- y, por otra, las industrias de
alimentos y bebidas, y las cadenas de distribución -receptores de inversiones “de
mercado” o espontáneas. Como resultado del crecimiento generalizado de los flujos de
IED, el stock de capital extranjero en la economía argentina se ha multiplicado,

1
. El Ministerio de Economía ha publicado recientemente (diciembre de 1996) nuevas estimaciones de la IED
para el período 1992-95. En éstas se introducen un conjunto de correcciones metodológicas que subsanan en
gran medida los problemas de medición que presentaban las cifras anteriores elaboradas y publicadas por el
Banco Central hasta 1994. Estas se basaban sobre una hipótesis desactualizada de stock de capital y no
captaban nuevos inversores en los sectores productivos, por lo que tendían a subestimar principalmente los
flujos canalizados a la industria manufacturera. A su vez, sobreestimaba la participación de la IED en
privatizaciones al incluir los aportes realizados en divisas por los socios locales (repatriación de capitales).
Cabe señalar, entonces, que las estimaciones actualmente disponibles para antes y después de 1992 no son
estrictamente comparables. En este trabajo, la serie 1990-96 se presenta al solo efecto de referir órdenes de
magnitud generales.
2
. Las nuevas estimaciones oficiales no incluyen IED en el sector agropecuario ni en la propiedad inmueble.
Las estimaciones de la IED en privatizaciones y en el sector financiero incluyen al universo de empresas. En
cambio, las estimaciones para el resto de los sectores privados están basadas en las empresas de capital
extranjero integrantes de las 2.000 empresas de mayor facturación en el país. Los datos consignados
corresponden a las 256 firmas de este grupo y no se considera ningún factor de ampliación de esta muestra al
universo. Algunas pruebas de sensibilidad efectuadas sugieren que la subestimación incurrida en este caso
sobre los datos agregados es relativamente pequeña (Ministerio de Economía, 1996). Por su parte, debe
aclararse que el rubro Privatizaciones incluye solamente la IED registrada en la operación de “cambio de
manos”. Las inversiones posteriores se contabilizan dentro del resto de la IED.
3
. Puede estimarse que alrededor entre el 70% y el 85% de la IED ingresada desde 1990 hasta 1993 se
destinó a la compra de activos públicos y a posteriores inversiones en dichas áreas.

1
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creciendo alrededor de 65% entre 1992 y 1995 y alcanzando cerca de los U$S 25.000
millones al finalizar este último año. La adquisición de activos existentes, tanto
públicos como privados, es el principal factor explicativo de este cambio de posición del
capital externo. Los “cambios de manos” explican el 53.3% del total de los flujos de
IED registrada hasta el tercer trimestre de 1996 (cuadro 3). Es interesante observar
que en el caso del sector privado esta tendencia es particularmente marcada desde
1994, acrecentándose después de las turbulencias financieras derivadas del “efecto
tequila”.

Sin perjuicio de la implementación de regulaciones de alcance sectorial que influyeron


fuertemente sobre las condiciones de atractividad -como se verá más adelante-, cinco
factores de orden general contribuyeron a mejorar el ambiente para la IED en estos
años: las políticas de reforma estructural (esencialmente, la privatización de empresas
públicas, la progresiva desregulación de actividades y mercados y la apertura
comercial); la constitución del MERCOSUR; la estabilización de precios y la reactivación
de la demanda interna; la renegociación de la deuda externa; y la máxima
liberalización de la legislación sobre el capital extranjero. El orden de importancia de
estas razones genéricas difiere según los distintos sectores.

El programa de privatizaciones no sólo atrajo directamente IED, sino que generó


rápidamente señales positivas para el ingreso de capitales externos. De hecho, la
política de privatizaciones, además de los propósitos de reestructuración de los
servicios públicos, integró la estrategia de resolución de los problemas de solvencia
fiscal y de endeudamiento externo. Asimismo, formaba parte importante del conjunto
de reformas estructurales tendientes a liberalizar los mercados de productos y
factores, en el que la apertura comercial ocupó un lugar central.

La adopción de un programa rápido y generalizado de liberalización comercial fortaleció


la reputación “pro mercado” del nuevo esquema de políticas, al tiempo que favoreció el
uso de insumos importados a un menor costo. Así, generó un incentivo adicional para
las ET, ya que facilita el comercio intrafirma y la especialización interfiliales. La
estrategia de rápido desmantelamiento de las barreras comerciales dentro del
MERCOSUR, que incluyó la adopción de un programa automático de desgravación
arancelaria entre los socios regionales, acentuó estas condiciones. Al mismo tiempo, la
renegociación de la deuda externa en el marco del Plan Brady, culminada a principios
de 1992, contribuyó a reducir la prima de riesgo-país evaluada por los inversores
externos.

En el plano macroeconómico, el shock de estabilización producido por el Plan de


Convertibilidad impulsó un fuerte aumento de la demanda interna a partir de abril de

2
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1991, sostenido hasta finales de 1994. Este movimiento, resultado de un cambio


sustancial en las decisiones de aplicación de fondos de los consumidores y de la
rehabilitación progresiva del sistema formal de crédito, impactó diferenciadamente
sobre los sectores productivos, favoreciendo en el etapa de auge principalmente a los
bienes de consumo durable, las especialidades de consumo masivo y los servicios
personales. Al tiempo que evidenciaba ya señales de desaceleración, esta trayectoria
fue bruscamente interrumpida a principios de 1995 por el “efecto tequila”, inaugurando
una coyuntura recesiva prolongada hasta mediados de 1996.

En la normativa sobre IED estaba establecida, ya desde 1976, la igualdad de derechos


y obligaciones con los inversores nacionales y permitida la incorporación de bienes de
capital usados, la capitalización de bienes inmateriales y la remisión de utilidades y
repatriación de capitales sin límites. A partir de 1989 se dejó sin efecto la aprobación
previa para IED en informática, telecomunicaciones y electrónica. Se mantuvo
formalmente el requisito de autorización para los sectores de defensa y seguridad
nacional, energía, medios de comunicación, educación y entidades financieras y
seguros, excepto bancos 4 . Paralelamente, la ley de reforma del Estado fijó el marco
legal del proceso de privatización de empresas públicas con capitalización de deuda
externa y autorizó el ingreso de capital extranjero en el programa de privatizaciones
de servicios sanitarios, electricidad, gas, telecomunicaciones y correos 5 .

En setiembre de 1993 se aprobó un nuevo texto de la Ley de Inversiones Extranjeras


que incorporó estas modificaciones. No se establecieron requisitos ni condiciones para
la remisión de dividendos -exceptuados además de cualquier tributación específica- y
la repatriación de capitales. Se desregularon algunas actividades que permanecían bajo
régimen de aprobación previa, se autorizó el otorgamiento de licencias para la
explotación y exploración de minas y yacimientos de petróleo y gas -sin alterarse el
régimen de propiedad estatal- y se desreguló la comercialización interna y externa de
petróleo crudo y combustibles.

2. Distribución y factores de atracción de la IED en la industria.

El complejo metalmecánico, con eje en el sector automotriz, y, en menor


medida, el sector petroquímico atrajeron los mayores flujos de IED canalizados hacia la

4
. Se declaró optativa la inscripción en el Registro de Inversiones Extranjeras. La inscripción proporcionaba la
base para el cálculo de la remisión autorizada de utilidades y para el cumplimiento de los plazos y condiciones
establecidos para repatriar capitales. Esta medida pierde relevancia al establecerse libertad plena en el
mercado cambiario a principios de 1990.
5
. En noviembre de 1991 se firma el Decreto 2428 por el cual la Argentina adhiere al Convenio Constitutivo del
Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones del Banco Mundial.

3
4

industria manufacturera en las décadas de 1960 y 1970. Estas inversiones se


dirigieron, casi exclusivamente, a aprovechar el mercado interno. Las industrias
agroalimentarias, en cambio, fueron las mayores receptoras de IED en los ‘80, con un
sesgo export-oriented. En los años ‘90 el patrón de inserción de la IED en la
manufactura se redefine nuevamente, adoptando un perfil que, en parte, combina
ambos modelos anteriores y, en parte, invierte las previas orientaciones de mercado.

De acuerdo con el desagregado sectorial de las estimaciones oficiales, las tres ramas
mencionadas han concentrado el 92.8% de la IED dirigida a la industria entre 1992 y
1995. Predomina claramente el sector de Alimentos, bebidas y tabaco (45.1%),
seguido de las industrias químicas y petroquímicas (33.2%) y del complejo automotriz
(14.5%) (cuadro 4). Se verá más adelante que. a diferencia de las décadas anteriores,
las inversiones en el sector de alimentos y bebidas están en general dirigidas al
mercado interno y las del sector automotriz contemplan un componente exportador
significativo, si bien casi exclusivamente volcado sobre el mercado regional 6 .

En el sector de alimentos y bebidas, los flujos más importantes de la nueva IED se han
concentrado en las líneas de mayor dinamismo de mercado en el período reciente -
productos diferenciados de consumo masivo (branded products), lácteos y cerveza y
los emprendimientos están encabezados en su mayoría por empresas “recién
llegadas”. En el sector de químicos y petroquímicos aparecen dos procesos bien
diferenciados: de un lado, la IED en productos de limpieza y tocador (nuevamente,
productos diferenciados) y, del otro, la IED por privatizaciones en los polos
petroquímicos. En el complejo automotriz, la mayor proporción de IED se da hacia el
sector de terminales y montadoras, pero es también muy significativo el flujo en el
sector autopartista, dentro de un proceso general de intensa reestructuración sectorial.
En ambos casos, la presencia de newcomers es importante. Cabe señalar además que
en los sectores de alimentos, bebidas y automotriz se han radicado proyectos
greenfield de magnitudes importantes.

Indudablemente, en el marco de un período de estabilidad de precios, crecimiento del


producto y rendimientos financieros atractivos, la decisión de privatizar las empresas
públicas y desregular los mercados y la negociación del acuerdo Brady mejoraron la
calificación de los papeles y activos argentinos ante los inversores externos. Sin
embargo, estas razones generales no alcanzan a explicar el volumen ni la asignación

6
. Cabe aclarar que, en la medida que las estimaciones en la Industria manufacturera resultan de considerar
las 189 empresas industriales con participación de capital extranjero pertenecientes al panel de las 2.000
empresas de mayor valor de producción en la Argentina (sin aplicárseles ningún factor de ampliación), puede
haber un sesgo estadístico a favor de las ramas en las que predominan empresas grandes.

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sectorial de los flujos recientes de IED. Si bien se registran considerables inversiones


espontáneas o “de mercado”, los incentivos establecidos en diversas y específicas
políticas de alcance sectorial (los pliegos de licitación y marcos regulatorios de las
privatizaciones y los regímenes especiales para el sector automotriz y la minería)
aparecen también como factores fuertemente determinantes 7 .

El excelente desempeño del consumo interno en los primeros años ‘90 explica tanto el
interés de las ET por instalarse en Argentina en el marco de su estrategia de expansión
y competencia internacional, como el aumento de la valorización de las empresas
locales, principal factor de la decisión de venta por parte de sus antiguos propietarios.
La oferta para la venta de algunas empresas bien posicionadas en el mercado local (lo
que constituye una singular ventaja de localización) parece obedecer a su
inexperiencia o incapacidad para actuar en contextos de economía abierta y fuerte
internacionalización y al deseo de sus accionistas de realizar el "efecto riqueza"
derivado de la apreciación relativa de la moneda doméstica en términos
internacionales.

Las diferentes perspectivas financieras del vendedor y el comprador también juegan un


papel importante en la decisión de traspaso. Para el empresario local que vende, el
flujo de retorno futuro de su negocio se descuenta a la tasa de interés predominante
en el mercado local (alrededor del 15%). Para el comprador internacional, en cambio,
la tasa de descuento corresponde a las tasas internacionales (alrededor del 6%). De
este modo, los respectivos “precios de compra y de venta” son diferentes y bien
apreciados por ambos. Otros factores deben, asimismo, ser considerados. De un lado,
está el acceso comparativamente más fluido y, fundamentalmente, más barato (en
general, sin costo) de la filial de ET a los conocimientos tecnológicos. Por otro,
mientras la filial tiene en claro su posicionamiento estratégico, definido por la casa
matriz, la empresa local, si bien ha enfrentado en este período un contexto de relativa
certidumbre macroeconómica, está fuertemente afectada por condiciones de
incertidumbre estratégica.

7
. Por otra parte, también hay evidencias de la reactivación de la IED en los sectores de servicios privados no
financieros y de la llegada de nuevos inversores sin historia previa en el país. Aquellos emprendimientos de
mayor impacto parecen concentrarse en tres rubros: TV por cable, comercio (supermercados y shoppings) y
hotelería. En todos estos casos, la inversión es protagonizada por grandes cadenas internacionales. En el
primer rubro, el acceso se ha dado a través de la compra de paquetes accionarios en un sector que ya había
alcanzado un fuerte desarrollo local y este hecho se vincula con una acelerada reestructuración que va de la
mano de fuertes cambios tecnológicos en los servicios de transmisión de datos e información. En los otros dos
rubros, en general, la inversión ha sido del tipo greenfield y está relacionada con el proceso de fuerte
concentración que se está desarrollando en el comercio minorista.

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La IED en el sector de alimentos comprende la instalación de nuevas plantas, la


expansión y diversificación de negocios de las filiales de antigua inserción y la llegada
al mercado local de varias de las corporaciones de mayor facturación a nivel mundial,
alentadas por el crecimiento de la demanda interna y la liberalización de comercio, en
general y dentro del MERCOSUR. Es importante recordar que, a lo largo de su extensa
historia en el país, se desarrolló en la industria alimenticia un liderazgo compartido por
grandes firmas locales y por filiales de ET, predominando las primeras en los
fabricación de productos “de marca” y las últimas en la producción y exportación de
commodities y carnes procesadas. Entre estas últimas, las más importantes firmas ya
instaladas en el sector han ampliado su capacidad de producción y continúan
concentrando el grueso de las exportaciones.

La principal novedad es que desde 1992 varias firmas extranjeras, filiales de ET y otras
de origen regional, han ingresado en el primer segmento, principalmente a través de la
adquisición de empresas nacionales que detentaban marcas reconocidas y líderes y con
sistemas de distribución muy desarrollados. Las filiales de las ET alimenticias,
basándose principalmente en sus ventajas relativas de escala para el lanzamiento y
marketing de nuevos productos “de marca”, están en mejores condiciones que sus
pares domésticas para adecuarse a los cambios en los sistemas de distribución y
comercialización (predominio de las grandes cadenas) y en las pautas de consumo. La
nueva IED en alimentos, que encabeza el ranking de los montos canalizados hacia la
industria manufacturera y es, por lejos, la más importante entre las inversiones no
vinculadas a marcos regulatorios específicos, se asocia fundamentalmente con el
desempeño del consumo interno.

Se ha registrado asimismo un flujo considerable de IED en el segmento de bebidas


alcohólicas, en particular en la industria cervecera, atraído fundamentalmente por las
perspectivas del mercado interno. El consumo doméstico de cerveza ha crecido
espectacularmente en los últimos diez años, como resultado de una estrategia exitosa
de incorporación de nuevas franjas de consumidores desarrollada por las empresas
locales líderes. Este hecho y, más aún, la evaluación de que esta tendencia no ha
llegado todavía a su punto de saturación han impulsado el ingreso de nuevos
productores, de carácter ya internacional o líderes en los países vecinos, uno de ellos
adquiriendo capacidades ya instaladas y otros dos desarrollando proyectos greenfield,
todos con una agresiva estrategia de marketing. En forma aún incipiente, un proceso
relativamente similar, aunque exclusivamente bajo la forma de “cambio de manos”,
parece comenzar a darse en el segmento de vinos, en este caso más orientado a la
exportación.

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La parte de la IED en el sector químico vinculada a las líneas de productos de limpieza


y de cosméticos y productos de tocador, reconoce características y lógicas de
implantación muy semejantes a las de la industria alimenticia. El ingreso se produce
principalmente a través de la compra de instalaciones locales, en un movimiento
combinado de aprovechamiento de la posición de mercado de la firma adquirida, por
una parte, y de paulatino desplazamiento y reemplazo de sus marcas por las
internacionales, por la otra.

La IED en petroquímica, en cambio, se fundamenta en la política de privatizaciones y,


en este marco, es atraída por las condiciones tecnológicas de los activos transferidos,
las perspectivas del mercado interno y del ciclo de precios internacionales y, last but
not least, por la posibilidad de integrar verticalmente la propiedad y el control de
etapas sucesivas de producción configuradas monopólicamente. Cabe señalar que
como consecuencia de la privatización del polo petroquímico de Bahía Blanca, las dos
filiales de ET que ingresan al sector 8 , concentrándose en sendas líneas de producción,
no sólo adquirieron los activos y las participaciones accionarias públicas, sino también
las partes de antiguos socios locales. En sus proyectos futuros de inversión está la
ampliación de las instalaciones existentes y la participación en un mega proyecto para
la generación de su materia prima básica.

Las terminales automotrices protagonizan también fuertes inversiones, orientadas


principalmente a la introducción de nuevos modelos y a la producción de autopartes a
escala internacional. Aprovechando las ventajas establecidas por la normativa
sectorial, la estrategia de las filiales establecidas y los newcomers en el sector de
vehículos se basa en una fuerte especialización productiva, con capacidad de
exportación, y la ampliación de la gama ofrecida localmente mediante importaciones.
En el que aparece como el caso más claro de estrategia de
globalización/regionalización, las filiales se reconvierten a través de la producción y
exportación de partes, componentes y ciertos vehículos a otras filiales de la
corporación, en el marco de una red más integrada de producción y comercialización.

Si bien esta modalidad presentaba algún antecedente aislado en Argentina, la


reestructuración de la industria automotriz y de autopartes iniciada a fines de los años
1980 ha inaugurado un movimiento más general y amplio. Ya en ese momento, las
terminales incorporaron tecnologías “estado del arte” para la producción y exportación
de ciertos componentes mecánicos y comenzaron a incrementar y diversificar las
importaciones de partes para los vehículos locales (Bisang y Kosacoff, 1993).

8
. Una de ellas es de antigua implantación pero multiplica fuertemente su volumen de activos y negocios al
incorporar las empresas transferidas.

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8

Esta pauta de especialización emergente fue deliberadamente promovida en los años


‘90 por las políticas oficiales, con la intención de extenderla al segmento de vehículos
terminados. En 1991 se puso en marcha un régimen especial de protección con un
sistema de cupos para la importación de automóviles y el beneficio para las empresas
instaladas de importar con aranceles menores a los vigentes para los restantes
agentes. Como contrapartida, se les exigió un programa de incremento de
exportaciones para compensar las mayores importaciones y un plan de inversiones
tendiente a modernizar, ganar escala y disminuir la gama de vehículos localmente
fabricados (Todesca, 1994). Originalmente previsto para regir hasta fines de 1994, el
régimen fue prorrogado hasta 1999 ampliando los incentivos y flexibilizando las
condiciones de compensación.

Asimismo, en el marco del MERCOSUR se firmó un acuerdo especial (Protocolo 21) que
regula el comercio bilateral entre Argentina y Brasil en base a programas compensados
por empresa, establece cupos de intercambio para vehículos y autopartes y exceptúa
del pago de aranceles al intercambio realizado bajo esta modalidad. Este conjunto de
políticas ha estimulado una fuerte corriente de inversiones en el sector, protagonizadas
por firmas controladas o con participación de capitales extranjeros. No sólo las
terminales ya instaladas en el país diseñaron planes de inversión importantes, sino que
también han retornado empresas e ingresado por primera vez firmas japonesas. Este
movimiento es igualmente activo en el subsector de autopartes, en el que, si bien se
registran inversiones de ampliación de las capacidades existentes, predomina la
compra de antiguas empresas locales.

Se ha producido también un proceso de expansión del número de filiales de empresas


extranjeras en la industria papelera, donde no se registraban inversiones significativas
desde principios de los años 1980, en un contexto de demanda estancada. La difícil
situación financiera de las firmas locales y el crecimiento del consumo local desde 1992
incentivaron cambios patrimoniales y el arribo de nuevos inversores externos al sector.
La nueva IED incluye la modernización de máquinas instaladas y el desarrollo de dos
plantas greenfield y tiende a modificar el perfil productivo histórico, en la medida en
que se concentra decisivamente en algunas líneas de producción (papeles estucados y
sanitarios, cartón corrugado) muy favorecidas por la expansión de la demanda
doméstica y no demasiado amenazadas (protección natural) por las importaciones.

La IED en otros diversos sectores manufactureros (equipos de telecomunicación,


electrodomésticos, envases, hilanderías y tractores) no es sustantiva desde un punto
de vista agregado pero conlleva un impacto importante en el proceso de
reestructuración del sector. Si bien en cada caso hay factores específicos de naturaleza
sectorial, aparecen rasgos comunes significativos en estos emprendimientos. Por un

8
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lado, parte importante de las inversiones se destina a la racionalización de


operaciones. Por otro, en general, en la estrategia de las firmas se prevé un
crecimiento del componente de importaciones y la atención prioritaria del mercado
local y, en una perspectiva más mediata, del MERCOSUR.

3. Participación de las ET en la manufactura

La implementación del programa de reformas estructurales y las condiciones


macroeconómicas en que se desenvolvió a lo largo de este período modificaron
fuertemente la estructura de precios y rentabilidades relativas, definieron un nuevo
patrón de asignación de recursos y promovieron un acelerado proceso de
concentración en la economía argentina. Como resultado, son evidentes algunos
cambios importantes en la configuración de los mercados y de las estructuras
empresariales.

La emergencia de los consorcios que operan los servicios públicos privatizados y su


fuerte presencia entre las líderes dan cuenta del nuevo posicionamiento del capital
externo, en la medida que la mayoría de tales consorcios registra una participación
controlante de IED. Estos joint-ventures entre grupos locales y empresas extranjeras
concentran en 1995 el 16,5% de las ventas totales de las 200 empresas más grandes.
Los cambios significativos en el subgrupo de empresas de IED no se reducen a las
asociadas con las privatizaciones. Del análisis surge también una alta rotación entre las
empresas extranjeras, como resultado de nuevas incorporaciones y pérdida de
posicionamiento de algunas empresas existentes. Esta evidencia sugiere un dinamismo
particular de los newcomers ingresados a los sectores industrial y de servicios
privados.

Una síntesis de los efectos de reestructuración en la cúpula empresarial puede ser


apreciada en el cuadro 5, donde se compara la estructura de ventas de las 200
mayores en 1991 y 1995 según una tipología de firmas que da cuenta del origen del
capital y de la conformación empresarial (Azpiazu, 1996). Para nuestro análisis
interesa señalar el crecimiento relativo de la participación de las empresas de IED en
las ventas totales del grupo líder, concentrado en los nuevos joint-ventures y en las
empresas especializadas.

El dinamismo reciente de la IED en el sector industrial argentino lleva a un cambio


significativo en la participación estructural de las ET y otras empresas de capital
extranjero. Con el propósito de evaluar el alcance y magnitud de esta tendencia se ha

9
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estimado la participación de las empresas extranjeras en la facturación total de las 500


empresas industriales más grandes del país 9 . En el cuadro 6 puede apreciarse que el
crecimiento de la ponderación de las ET es espectacular durante el período analizado,
pasando de una participación del 33% a principios de la década a más del 50% en
1995. Cabe señalar que esta tendencia se reproduce casi por igual en los diversos
tramos y tamaños de empresa analizados 10 .

En este conjunto de firmas industriales el impacto del proceso de privatizaciones es


menor, con la sola excepción del sector petroquímico. La mayor presencia y
participación de las empresas extranjeras resulta de la combinación de diversos
factores. Por una parte, se explica por las tendencias ya comentadas de ingreso de
nuevas filiales, sea a través de inversiones de tipo greenfield o por la adquisición de
antiguas firmas locales. Este parece ser el factor de mayor importancia: en 1995 el
número de filiales extranjeras entre las 500 industriales mayores alcanza a 214,
cuando eran sólo 116 en 1990 y 130 en 1992. Cabe señalar que la mayoría de las
nuevas integrantes de este subconjunto son efectivamente newcomers.

Por otra parte, hay un efecto de composición sectorial que incrementa la ponderación
de las ventas de las filiales extranjeras. En este caso, el mayor crecimiento y
dinamismo relativo de los sectores industriales en los que se registra una más alta
participación de ET son los elementos que contribuyen al resultado verificado. Los
datos analizados hasta aquí no permiten dilucidar si hay también un efecto de mayor
productividad en las empresas extranjeras vis a vis las nacionales durante este
período, lo que podría adicionar otro factor explicativo importante. Sin embargo, de las
evidencias presentadas en la Parte II. de este documento podría inferirse una situación
de estas características.

Esta presencia decisiva de las ET en el sector industrial y su fuerte crecimiento a lo


largo de los años ‘90 se manifiesta por igual en la mayoría de las ramas
manufactureras (cuadro 7). Por una parte, aparecen sectores en los que ya en 1990 la
participación de las filiales extranjeras era mayoritaria y que se refuerza

9
. El grupo de las 500 empresas industriales de mayor venta en 1995 facturó más de U$S 60.000 millones, es
decir, alrededor del 80% del PBI sectorial.
10
. Este grupo de 500 incluye a las empresas manufactureras y a las de extracción y refinación de petróleo. La
empresa de mayor facturación es la petrolera YPF, privatizada a partir de 1993, cuyo monto de ventas en
1995 ascendió a U$S 4.192 millones. Si bien hay una fuerte participación de accionistas extranjeros en el
capital de YPF, no ha podido determinarse que su presencia asuma efectivamente un carácter controlante.
Por esta razón y por el hecho de que el Estado retiene aún una cierta participación accionaria, en esta
estimación se la ha considerado como una empresa nacional. Si se la considerara empresa extranjera, la
participación de empresas de IED en la facturación de las 500 más grandes en 1995 alcanzaría a más del
57%.

10
11

posteriormente: Electrónica y telecomunicaciones, Artículos de limpieza y cosmética,


Electrodomésticos y productos eléctricos, Neumáticos y artículos de caucho,
Maquinaria agrícola y Material fotográfico. Por otra, sectores en los que la
participación, siendo importante previamente, pasa a ser mayoritaria o muy
significativa a lo largo de estos años: Alimentos y bebidas, Química y petroquímica,
Extracción y refinación de petróleo, Materiales para construcción y Metales no ferrosos.

Asimismo, llaman la atención algunas ramas industriales en las que no se registraban


empresas extranjeras (por lo menos en el grupo de las 500 más grandes) hasta 1992
y que presentan ya en 1995 valores relativos de facturación destacados: Papel y Textil,
en particular, y Siderurgia y metalurgia. Esta última y Cuero, de todas maneras, son
las dos únicas agrupaciones manufactureras que, teniendo un volumen de producción
importante, registran escasa o nula participación de filiales extranjeras. Cabe señalar
que la privatización en el sector siderúrgico es la única transferencia de activos
públicos sin presencia decisiva de accionistas externos. Finalmente, en los casos de las
industrias automotriz y farmacéutica se constata ya una recuperación de la
participación de las ET respecto de 1992 que, de acuerdo con las tendencias de
inversión ya comentadas, debería acentuarse en el futuro inmediato.

II. LAS ESTRATEGIAS DE LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES

1. Las empresas estudiadas

El trabajo de identificación de estrategias particulares asociadas a los nuevos


flujos de IED en la industria manufacturera argentina se ha realizado a partir del
relevamiento de información y entrevistas en profundidad a una muestra
representativa de firmas extranjeras. El panel de empresas analizadas comprende a 31
firmas entrevistadas entre diciembre de 1996 y enero de 1997, distribuidas
sectorialmente del siguiente modo: 10 en alimentos, 2 en bebidas, 5 en automotriz, 4
en autopartes, 3 en equipos de telecomunicación, 2 en electrodomésticos, 2 en
químico-petroquímicos, 1 en limpieza y tocador, 1 en envases y 1 en farmacéutica.
Considerando el origen del capital, este panel se compuso con 13 empresas europeas,
8 norteamericanas, 3 brasileñas, 2 chilenas y 2 japonesas.

Entre estas 31 filiales, 28 contestaron un formulario estandarizado con datos


cuantitativos y cualitativos. Los cuadros que se presentan a lo largo de esta sección se
basan en esta muestra 11 , 12 . Si bien éste ha sido el componente principal del análisis,

11
. La selección de firmas no se basó en estrictos criterios estadísticos de representatividad sino en la
intención de captar los emprendimientos más significativos, respetando globalmente la distribución sectorial ya
comentada en la primera parte de este trabajo.

11
12

cabe señalar que las evaluaciones recogen también las evidencias de 34 filiales
industriales relevadas en Chudnovsky et al (1995) y de otras 10 empresas
manufactureras brasileñas actuantes en la industria entrevistadas en el marco de una
investigación específica sobre las inversiones de origen brasileño en la Argentina 13 .
Diversos estudios de alcance sectorial han sido también fuente de información y
reflexiones (ver bibliografía).

A partir de los datos presentados en los cuadros 8 y 9 puede apreciarse el perfil de las
empresas de la muestra. De las 28, 16 son de inversores newcomer y 11 desarrollan
una planta nueva 14 . De acuerdo con la facturación realizada en 1995, más de las tres
cuartas partes se concentra en las filiales de antigua implantación. Sin embargo, el
dinamismo previsto por los newcomers proyecta su participación estimada en la
facturación de 1998 a un tercio del total. Se destaca también la importancia de la
participación de los newcomers y de los proyectos de planta nueva en el agregado de
la inversión realizada y prevista por este grupo para el período 1994-98: 53.4% y
46.4% respectivamente, valores apreciablemente más altos que los de su participación
en el total de ventas en 1995.

La facturación y las exportaciones de este conjunto de filiales alcanzaron al 36,8% y al


59,7%, respectivamente, del total de ventas y exportaciones en 1995 de las ET
pertenecientes al grupo de las 400 empresas industriales más grandes. A su vez, la
IED concentrada en ellas representa aproximadamente el 75% del total de IED
estimado oficialmente en la industria manufacturera para el período 1992-95. Estos
indicadores reflejan la representatividad y la importancia de los proyectos incluidos en
este relevamiento y habilita un ejercicio de generalización de las evidencias,
observaciones y conclusiones elaboradas.

12
. Las respuestas a preguntas de tipo cualitativo consistieron en ordenar jerárquicamente y definir prioridades
entre opciones prederminadas para los siguientes aspectos: motivación de la inversión, estrategia de
producción, estrategia tecnológica, estrategia de inserción internacional, estrategia para el MERCOSUR,
factores exógenos de competitividad, factores microeconómicos de competitividad y comparación de la planta
en Argentina con una similar brasileña y otra “de punta” a nivel mundial. A su vez, se invitó a las firmas a
desarrollar los aspectos de estrategia de proveedores, capacitación de recursos humanos e investigación y
desarrollo. Los cuadros presentados en esta sección “miden”, por lo tanto, la opinión de las firmas y su
reacción directa frente a la consulta realizada. Cabe señalar que la información fue procesada tomando en
cuenta cuatro atributos: a) si la firma era “recién llegada o no”; b) si la inversión instalaba una planta nueva o
no; c) el país de origen de la empresa extranjera; y d) el tipo de estrategia según la tipología presentada en la
sección anterior. En el caso de la discriminación por país de origen de la firma, no se encontraron diferencias
significativas que merecieran una explicación específica y que resultaran de interés para su presentación.
13
. En el primer relevamiento citado, las empresas encuestadas representaban en 1993 el 90% de la
facturación de la industria automotriz, el 100% de equipos de telecomunicación, el 20% de papel y el 15% de
alimentos. A su vez, el conjunto de empresas brasileñas encuestadas representan el 90% de la inversión de
ese origen en la industria manufacturera argentina en el período 1991-95.
14
. De estas 11 plantas nuevas, 8 son desarrolladas por newcomers y 3 por filiales antiguamente instaladas.

12
13

Se trata de un grupo de firmas, en promedio, muy exportadoras en comparación con la


media del sector industrial argentino. Sin embargo, debe aclararse que hay marcadas
diferencias sectoriales en este aspecto: las cifras agregadas están fuertemente
influidas por el desempeño de las firmas alimenticias exportadoras de commodities,
principalmente, y por las terminales automotrices (ver más adelante). Esta
heterogeneidad se presenta igualmente al considerar el balance de divisas: si en
conjunto éste es levemente superavitario se debe al comportamiento de aquellas
mismas firmas alimenticias, ya que para el resto de sectores y empresas el balance es
negativo. Por otra parte, en comparación con el flujo de ventas e inversiones previsto,
el aumento esperado del empleo es relativamente bajo y explicado exclusivamente por
los desarrollos previstos por los newcomers que instalan plantas nuevas.

2. Una tipología de estrategias.

2.1. El marco de análisis.

Los trabajos de Dunning (1988, 1994) y los inspirados o coordinados por él


realizados en el marco de la UNCTAD (1992, 1995) desarrollan un esquema
metodológico y conceptual atractivo para analizar las características de los flujos de
IED y de las estrategias de las ET. En lo que sigue se sintetizan los aspectos más
relevantes y operativos de dicha propuesta.

Los flujos de IED resultan de la decisión de las firmas de internacionalizar su


producción, aprovechando las ventajas de localización ofrecidas por un país o región
determinados y haciendo uso de capacidades propias o endógenas (ventajas de
propiedad) que le permiten posicionarse mejor que otros inversores (potenciales o
existentes) en el mercado receptor. Si los costos de incorporación y organización de
una nueva unidad productiva (propia) dentro de la red de activos de la firma son
menores que los costos de transacción asociados a la transferencia de aquellas
capacidades a un productor local (ventaja de internalización), la empresa decidirá
invertir y relocalizar o incrementar la producción en dicho mercado.

En general, las ventajas de internalización, es decir, de retener el control total del


proceso productivo internacional dentro de la estructura de la firma, derivan de dos
factores diferentes: o bien del carácter estratégico de los activos productivos y
tecnológicos de la empresa 15 , o bien de la dificultad de organizar el proceso productivo
a través del mercado. Por su parte, tanto las ventajas de localización como las de
propiedad varían y se recrean en el tiempo y, por otra parte, interactúan,

15
. En este caso es difícil distinguir la ventaja de internalización de la ventaja de propiedad.

13
14

redefiniéndose permanentemente. Las ventajas de localización pueden ser naturales


(disponibilidad de recursos), adquiridas o acumuladas (desarrollo de capacidad
manufacturera o de infraestructura) o creadas políticamente (reservas de mercado).
Las ventajas de propiedad residen en el tipo de activos productivos, financieros o
tecnológicos que disponga la firma, incluido el atributo de una multinacionalidad ya
desarrollada.

Dunning reconoce cuatro tipos principales de IED, en los que se combinan específicas
ventajas de propiedad y localización: a) IED aprovechadora de recursos (naturales o
humanos); b) IED explotadora del mercado interno (nacional o ampliado por un área
comercial preferente); c) IED “pro eficiencia”, destinada a integrar activamente
distintas filiales propias (racionalizando a nivel de productos o procesos); y d) IED
incorporadora de activos estratégicos (adquisición de firmas existentes o, más en
general, integración de capacidades tecnológicas no necesariamente corporizadas en
una empresa), destinada a incrementar las capacidades de la ET y su posicionamiento
competitivo global. Las dos primeras tenderían a explicar las formas iniciales de
radicación de IED en una economía receptora y supondrían una integración
relativamente débil de la filial en la estructura de la corporación (stand alone), acotada
a la recepción de tecnología, insumos y financiamiento.

Las otras dos, en cambio, formarían parte de un proceso de consolidación de la


participación de la ET en la economía huésped y, sobre todo, establecerían un vínculo
entre la filial y la corporación más intenso, que podría ir desde una mayor interacción
con la estructura productiva internacional (integración simple) hasta la radicación en la
filial de funciones productivas y de gestión estratégicas para la corporación
(integración compleja). En la medida que se supone que la IED implica poner en juego
ventajas de propiedad significativas (principalmente, cuando se trata de aquéllas de
cuño productivo y tecnológico), estos dos últimos tipos de inversión deberían tener,
según Dunning, un mayor efecto sobre el desarrollo de capacidades competitivas del
país receptor que los dos primeros.

Presentados los elementos principales de la propuesta de análisis, conviene introducir


unas breves aclaraciones. En primer lugar, los tipos de inversión clasificados están
estilizados alrededor de un motivo principal, pero, analizando algunos casos prácticos,
es factible que aparezca una combinación de razones en las que no se pueda o no
tenga sentido establecer jerarquías individuales. En segundo lugar, no toda inversión
de “racionalización” es del tipo “pro eficiencia” sugerido por Dunning. En condiciones
forzadas de reducción de costos (a partir de la apertura comercial, por ejemplo), las
filiales locales pueden desarrollar acciones de racionalización o “eficientizadoras” que
no significan o no derivan de intensificar el vínculo con la estructura de la corporación.

14
15

La tercera y última aclaración es particularmente importante si se tiene en cuenta una


especifidad del caso argentino ya anteriormente marcada. El tipo de IED llamada
“incorporadora de activos estratégicos” parece inspirarse más bien en la dinámica de
fusiones y alianzas estratégicas que desarrollan las ET a nivel de los países
desarrollados o en las sinergias propias de los sistemas de innovación desarrollados.
De ahí también el carácter casi orgánico de portadora de competitividad y desarrollo
que Dunning le adjudica, al suponerla siempre parte integrante de un salto cualitativo
en la capacidad productiva y tecnológica de la empresa. Ahora bien, no cualquier IED
destinada a la compra o fusión de firmas o capacidades instaladas asume este
carácter. Puede ser, como ya se ha dicho y se insistirá inmediatamente, que una
inversión de esta naturaleza se destine exclusivamente a aprovechar las condiciones
del mercado interno del país receptor y la filial mantenga un vínculo débil con la
corporación.

2.2. Cuatro estrategias de las ET en la Argentina.

Si bien en los tipos de inversión estilizados por Dunning se reflejan las


características de la IED reciente en Argentina y su identificación permite avanzar en el
análisis, no se corresponden estricta y mecánicamente con las formas concretas
asumidas por aquélla. En particular, las estrategias desplegadas por las ET parecen
ordenarse en torno a una combinación compleja de los tipos teóricos, por lo que se
hace necesario proponer una redefinición.

En las tablas 1 y 2 se presenta una tipología de las estrategias principales asociadas a


los flujos de IED ingresados en la economía argentina en los años ´90. Esta tipología
se apoya en el marco conceptual referido pero lo recrea a partir de las evidencias
encontradas, relacionando diversos elementos claves del desempeño de las filiales de
ET y considerando las principales determinaciones ubicadas en el plano sectorial. Para
ello, no sólo toma en cuenta las ventajas de localización y propiedad decisivas en cada
caso, sino también los factores de competitividad específicos.

En este caso, la estrategia se define por su objetivo principal, entendido, a la vez,


como la intención del proyecto y la fuente principal de rentabilidad prevista de la
inversión. Así, cuatro estrategias pueden diferenciarse en el caso de la industria
manufacturera argentina: “Explotación de recursos naturales”, “Productos
diferenciados”, “Regionalización/Globalización” y “Derivada”. Cada una de ellas agrupa
varios casos sectoriales, aunque, debe aclararse, tienden a ser las líneas de producción
específicas y no necesariamente los sectores completos los que se corresponden con
una estrategia determinada.

15
16

16
17

Tabla 1
TIPOLOGÍA DE ESTRATEGIAS

___________________________________________________________________________________________
______________________________________

ESTRATEGIA SECTOR TIPO DE FACTOR DE MERCADO OTRAS


INTEGRACIÓN
INVERSIÓN COMPETITIVIDAD ACCIONES
INTERNACIONAL
___________________________________________________________________________________________
______________________________________

1. Explotación de -Petroquímica -Market seeking -Mercado -Integración -


Stand alone
recursos naturales -Aumento escala interno vertical
---------------------------------------------------------- ---------------------------------
--------------------------------
-Commodities -Pro eficiencia -Aprovisionamiento -Mercado -Reconversión -
Integración
agroindustriales materia prima mundial mercado
int. simple débil
_______________
_____________________-Lácteos
____________________________________________________________________________________________
-Bebidas alcohólic.
_______________

2. Productos -Alimentos de marca -Renovación de -Mercado Réplica parcial


diferenciados -Limpieza y -Market seeking productos interno perfil
Integración
tocador -Pro eficiencia -Marketing productivo
simple débil
-------------------------- ------------------------------------------------- matriz
-Electrodomésticos -Atención cliente -Mercosur
______________________________________________________________________________________________________
___________________________

17
18

3. Regionalización/ Automotriz -Market seeking -Aumento escala Mercosur Asignación


Integración
globalización (regional) -Especialización y modelo simple
fuerte
-Pro eficiencia complementación exclusivo
____________________------------------
_________________________________________________________________________________________________
-Autopartes
4. Derivada -Market seeking -Cercanía al cliente -Mercado Importación -
Integración
-Pro eficiencia -Especificaciones interno proveedores
simple
-Mercosur
----------------- ---------------- --
---------------
-Envases -Mercado -Stand alone
(latas y cartón) interno
______________________________________________________________________________________________________
___________________________

18
19

Tabla 2
TIPOLOGÍA DE ESTRATEGIAS

___________________________________________________________________________________________
______________________________________

ESTRATEGIA VENTAJA DE LOCALIZACIÓN VENTAJA DE


PROPIEDAD

___________________________________________________________________________________________
______________________________________

1. Explotación de -Privatización -Teconología de proceso


recursos naturales -Recursos naturales -Capacidad financiera
------------------------------------------------------------------------------------------------
-----------------------------------------
-Recursos naturales -Red de comercialización
internacional

______________________________________________________________________________________________________
___________________________

2. Productos -Perspectivas mercado interno y -Tecnología de producto


diferenciados regional -Marca reconocida
-Alta relación costo transporte/ -I&D diferenciación de
producto
precio del producto -Capacidad financiera para:
- guerra de precios
-negociar con canales
concentrados

______________________________________________________________________________________________________
___________________________

3. Regionalización/ -Mercado regional protegido -Tecnología de producto

19
20

globalización -Incentivos a la inversión -Estrategia de centros


regionales
-”Historia fabril” -Instalaciones en Argentina y
Brasil

______________________________________________________________________________________________________
___________________________

4. Derivada -Perspectiva sectores usuarios -Tecnología de producto


-Bajos aranceles insumos -Red de abastecimiento
internacional

______________________________________________________________________________________________________
___________________________

20
21

3. Aspectos comunes en las diversas estrategias.

3.1. Racionalización y modernización.

Las estrategias de las ET en Argentina se han redefinido a partir de la apertura


comercial y la modificación de las condiciones de competencia. La respuesta inicial
generalizada al nuevo conjunto de reglas económicas fue la racionalización de los
niveles y estructura de personal y la depuración de estructuras administrativas y
comerciales. De forma progresiva y creciente y, por supuesto, desde el inicio en el
caso de los nuevos inversores y proyectos, este movimiento se combinó con la
adopción de modernas técnicas de organización y manejo del proceso productivo y de
nuevas estrategias de comercialización y distribución. En un contexto de reactivación
de la demanda interna y de elevada capacidad ociosa inicial, el fuerte incremento de la
productividad del trabajo a nivel de las firmas verificado en la fase de auge del ciclo se
explica por este tipo de acciones de racionalización a nivel de planta y de los
departamentos comerciales y administrativos.

Precisamente, el dinamismo del mercado interno se convirtió en un factor decisivo para


las decisiones de inversión de las empresas del panel, tanto para las firmas ya
instaladas como para los “recién llegados” (cuadros 10 y 11). Llama la atención la
concentracíón de respuestas en torno los niveles de mayor consideración, lo que
manifiesta la influencia generalizada de este factor, más allá de circunstancias
sectoriales específicas. Del mismo modo, es llamativa la escasa ponderación del costo
de la mano de obra entre los determinantes de la decisión. Si bien esta situación
podría ser compatible de todas maneras con una evaluación de costo laboral alto (en
este caso la inversión se materializaría “a pesar de”), la uniformidad de las respuestas
parece desestimar la idea de que este elemento sea una barrera importante para las
nuevas inversiones. La calificación de la mano de obra tampoco aparece como un
factor absolutamente determinante, pero es evidente que su nivel es bien apreciado
por la mayoría de las firmas.

La adopción de nuevas técnicas organizativas ha requerido un flujo de inversiones en


la incorporación de las llamadas “tecnologías blandas” y en capacitación del personal.
En líneas generales, la relación con el personal operativo se funda sobre los criterios de
multifuncionalidad y polivalencia, tal que, a diferencia del pasado, no existen
necesariamente funciones fijas en el circuito productivo ni separación entre las
funciones de producción y supervisión. Es llamativa la gran uniformidad encontrada en
los proyectos nuevos respecto de la preferencia por personal muy joven, con alto
grado de educación formal (ciclo secundario o técnico) y, predominantemente, sin
experiencia específica previa. Tiende a evaluarse muy positivamente la capacidad de

21
22

aprendizaje y, en cambio, negativamente el entrenamiento en rutinas laborales


(fundamentalmente, organizativas) propias del modelo anterior.

Ahora bien, el objetivo y la preocupación principales de las nuevas inversiones en el


área de producción, sean para ampliación de capacidades existentes o para la
instalación de nuevas, es la especialización y el aumento de la escala (cuadro 12),
atributos señalados como decisivos en las nuevas condiciones de competencia. En los
casos de crecimiento por fusión o adquisición de empresas locales se tiende a
desintegrar verticalmente la planta, tercerizando algunas secciones, y se racionalizan
actividades, concentrando las áreas administrativas y maximizando las sinergías
corporativas. Cabe señalar que, así como la historia previa de la firma y algunos de sus
activos (tangibles e intangibles) pueden ser factores de atracción y una buena base
para las acciones de reconversión emprendidas en esta nueva fase de la IED, se
presentan también casos en los que el equipamiento acumulado impone restricciones
técnicas al proceso de definición de los nuevos proyectos. En general, sólo en estos
casos, y en particular cuando se trata de nuevos inversores, se desarrolla un proyecto
de planta nueva o de inversión greenfield.

Las plantas nuevas tienden a incorporar tecnología a nivel del estado del arte
internacional en las áreas de producto y gestión y, en menor medida, también a nivel
de procesos. Es en este último aspecto donde aparecen las mayores heterogeneidades
y asimetrías, no sólo entre los proyectos de modernización y los greenfield (cuadro
13), sino también en relación a las mejores prácticas internacionales. En este sentido,
la circunstancia más reiterada en todos los proyectos observados es que la menor
escala de los emprendimientos en Argentina (generalmente, no pasan del nivel inferior
del rango óptimo) induce la adopción de un relativamente menor grado de
automatización en algunas etapas.

Sin perjuicio de ello, la impresión mayoritaria de los inversores consultados es que,


desde el punto de vista de su eficiencia operativa, las plantas argentinas comparan
relativamente bien con sus similares brasileñas y también, aunque en menor medida,
con las “de punta” a nivel internacional (cuadro 14). Los problemas principales están
en la escala de producción y en la estructura de proveedores, hecho que influye sobre
el rango y la calidad de la tecnología de proceso incorporada. En este sentido, aparece
una diferencia marcada entre las inversiones en plantas nuevas y las de modernización
o ampliación de plantas existentes: éstas últimas manifiestan más agudamente
aquellos problemas y se comparan también desfavorablemente con la best practice en
equipamiento y técnicas de producción.

22
23

Obviamente, estas consideraciones influyen en la evaluación que hacen las firmas de


sus atributos endógenos de competitividad (cuadro 15). El tono general es que
aquellos factores mejor desarrollados y más beneficiosos para su posición competitiva
global residen en los aspectos de atención a la demanda y el cliente (marca, asistencia
técnica, servicios al usuario), pero que subsiste un problema de precios. Cuando la
evaluación es discriminada según se trate de plantas nuevas o viejas, hay diferencias
evidentes en el papel que juegan los elementos más asociados a la producción, en
particular la escala y la flexibilidad de la planta. En las nuevas estos factores están
claramente mejor conceptuados y, probablemente, explican los comparativamente
menores problemas con el precio interno que estos productores creen tener.

Cabe señalar que en todos los casos, una vez completadas las inversiones sustantivas
de instalación, adquisición, modernización o ampliación de la planta, se prevé un flujo
permanente de inversiones destinadas a mantener el nivel operativo o a las
actividades de optimización. Según los casos y los sectores, esta corriente adicional
alcanzaría anualmente un valor de entre el 5% y el 10% de la inversión inicial, es
decir, en línea con las previsiones habituales sobre amortización o reposición del
equipamiento.

3.2. Integración internacional.

Generalmente, en la nueva estrategia de las filiales las actividades se


concentran en lo que es el “corazón” del negocio de la corporación y, por lo tanto, la
configuración de la filial argentina tiende a replicar, si bien parcialmente, el perfil
productivo internacional de la ET. La mayor identificación verificada entre la filial y la
estructura global se circunscribe exclusivamente a una parte del mix de producción o
de la gama de productos ofrecidos, y no comprende en absoluto el esquema de
funciones estratégicas de la corporación. En particular, las filiales no internalizan las
actividades de investigación, desarrollo y diseño de procesos, productos y aplicaciones
y lo hacen sólo parcialmente -básicamente, adaptaciones- en el caso del marketing y el
desarrollo de mercados.

En correspondencia con lo anterior, las filiales ubicadas en los sectores transables


internacionalmente tienden a adoptar una estrategia de especialización en ciertos
productos o líneas de producción y de complementación con otros puntos de la
estructura internacional de la corporación, implementando una función de producción
abierta a nivel de procesos (insumos) y de productos (gama de finales). Esta
estrategia de racionalización y reconversión intrafirma, del tipo “pro eficiencia” a la
Dunning, se despliega particularmente sobre el espacio ampliado del MERCOSUR.
Predomina, por lo tanto, una lógica de complementación productiva que genera, a

23
24

escala regional, un crecimiento del comercio intraindustrial 16 . Como se verá


inmeditatamente, el grado de desarrollo y la intensidad del vínculo regional varían
fuertemente entre los diversos sectores.

Precisamente, la multinacionalidad es una ventaja de propiedad relevante para las ET


con filiales residentes en los países miembros de un proceso de integración comercial,
en particular si el proceso de liberalización comercial es rápido y generalizado, como es
el caso del MERCOSUR. Sus estructuras organizativas les permiten capturar
tempranamente los beneficios derivados de las menores barreras a la circulación de
bienes y factores productivos dentro del espacio integrado. Consecuentemente, las ET
han demostrado creciente interés en adecuar sus estrategias productivas y de
distribución a escala regional (cuadros 16 y 17), especialmente en los sectores no
dedicados al aprovechamiento intensivo de ventajas naturales 17 .

Aparecen marcadas diferencias por tipo de empresa y sector en la velocidad de


adopción y el período de maduración de una estrategia de especialización que lleve a
cambios sustantivos en la localización de la producción entre filiales. Los nuevos
proyectos tienden a ser diseñados desde un principio a escala del MERCOSUR y, por lo
tanto, adoptan en general un esquema definido de especialización y complementación
entre las filiales. Las empresas ya instaladas, en cambio, recorren más bien una
trayectoria de especialización “lenta”, que se articula con una estrategia de saturación
en el corto y mediano plazo de las capacidades ya instaladas. Esta decisión reconoce
un comportamiento estratégico, de largo plazo, de la firma y, a la vez, también sus
expectativas sobre el ciclo de corto plazo de las economías de la región.

En esta trayectoria, la primera etapa suele concentrarse fundamentalmente en la


importación (y, por ende, la exportación de alguna filial “socia”) de bienes finales para
ampliar la variedad de oferta o para “testear” el mercado o de insumos para abaratar
el costo de producción local. Es recién a mediano o largo plazo que la estrategia de
complementación prevé la posibilidad de adoptar un esquema de especialización
basado en la relocalización de actividades y, por lo tanto, puede contemplar una
redefinición más permanente de los intercambios.

16
. El impacto sobre la evolución de las capacidades fabriles y el tejido industrial local es sumamente
heterogéneo y, prima facie, incierto, toda vez que en estos casos, tiendan a predominar actividades de
ensamblaje de componentes o subconjuntos importados (Kosacoff, 1994).
17
. La activa presencia de grandes ET en diversos segmentos de alimentos industrializados lleva a que
aparezcan paulatinamente algunos flujos comerciales basados en especializaciones por filial. Sin embargo,
estas corrientes comerciales parecen fuertemente dependientes, más que nada, de los ciclos de demanda en
los respectivos mercados domésticos.

24
25

En síntesis, la definición de una nueva estrategia en relación al MERCOSUR combina,


en proporción distinta según el tipo de firma y el sector principal de actividad, un
componente de progresiva especialización, un componente de mayor
internacionalización -por vía de comercio y, menos generalizadamente, de nuevas
inversiones- y un componente de mayor integración regional de las actividades en una
estructura propia o en una red de asociaciones. La complejidad de este panorama
dificulta la identificación de un factor específico o crítico de localización (dentro del
MERCOSUR) de los nuevos emprendimientos en el que las firmas fundamenten sus
expectativas y su posición competitiva.

3.3. Ciclo económico y coyuntura.

Como quedó dicho, las perspectivas macroeconómicas -entendidas como una


combinación de las expectativas privadas sobre evolución de los mercados nacionales y
sobre el sostenimiento del conjunto de políticas económicas predominantes- parecen
ser un factor importante en las decisiones estratégicas de localización y, en este
sentido, habría beneficiado en los primeros años de la década algunas implantaciones
en Argentina. La proximidad al cliente es un factor señalado repetidamente por las
empresas de origen regional para explicar sus decisiones de localización en el país
socio. Esta respuesta se vincula con las dificultades de acceso al mercado para
exportadores relativamente nuevos y a la importancia que, en el marco de una
competencia más acentuada por la apertura de las economías, las firmas comienzan a
otorgar a las actividades de desarrollo del mercado.

En líneas generales, todos los proyectos analizados se decidieron antes de fines de


1994, es decir, en la etapa de fuerte reactivación de la demanda doméstica. Puede
afirmarse que la mayoría estimaba proyecciones de crecimiento en línea con las
tendencias reflejadas hasta ese momento. El lag entre el momento de evaluación de
las condiciones y de decisión de la inversión y el momento de entrada en régimen de
producción -que alcanza a uno o dos años, generalmente- afectó su evolución. Si bien
se preveía una desaceleración del consumo, una vez alcanzado el efecto de saturación
de las demandas postergadas, de ningún modo estuvo en las consideraciones de los
planificadores estratégicos una recesión como la inducida por el “efecto tequila” a
partir de 1995.

El impacto sobre la situación de los proyectos es heterogéneo, pero en todos los casos
no despreciable. Debe decirse, en primer lugar, que los proyectos tienden a integrar un
movimiento estratégico de las corporaciones (esto parece ser también válido para las
inversiones chilenas y no necesariamente para las brasileñas) y, por lo tanto, la
recesión no induce a considerar una hipótesis de salida del negocio. Pero, sin duda,

25
26

afecta de modo importante el cash flow previsto del proyecto. En ese sentido, es
evidente que si la situación del mercado interno hubiese sido de algún modo prevista,
los parámetros de capacidad se hubieran ajustado o, en los casos en los que la
restricción de escala es fuerte, se hubiera demorado la puesta en marcha. Esta
consideración no alcanza a los proyectos definidos sólo para la exportación, una
minoría, y presenta ciertos matices para aquellos casos en los que se da una acelerada
reestructuración intrafirma a escala regional, como ocurre en la industria automotriz.

Los proyectos desarrollados greenfield, de instalación de planta nueva o de ampliación


de planta presentan actualmente un nivel de capacidad ociosa superior a la proyectada
inicialmente. Esto ha llevado a anticipar exportaciones, en general al MERCOSUR y en
particular a Brasil, dado la reactivación del consumo interno que siguió al shock de
estabilización a fines de 1994. En los casos de adquisición de firmas locales es evidente
que el valor efectivo de compra, cuya definición depende mucho más de los niveles de
facturación presentes y previstos que del patrimonio o los activos productivos, hubiese
sido menor. Más allá de estas consideraciones, es también evidente que las filiales
tienen respaldo financiero para sobrellevar el período recesivo y se benefician de
ganancias de partes de mercado derivadas del proceso de concentración.

4. Las especificidades sectoriales.

El desempeño de las empresas encuestadas, analizadas de acuerdo a su


estrategia principal, presenta las siguientes características sustantivas (cuadro 18): de
acuerdo con su participación en la facturación total de 1995, los volúmenes mayores
se concentran en las estrategias de “regionalización/globalización”, “explotación de
recursos naturales” y “productos diferenciados”. En función de la entrada en
producción de los proyectos nuevos actualmente en desarrollo, para 1998 se prevé que
la estrategia de regionalización explique por sí sola la mitad de la facturación del
grupo.

A su vez, la estrategia vinculada a la explotación de recursos naturales es


esencialmente exportadora, mientras que la de regionalización tiene también un
coeficiente de exportaciones relativamente elevado. Entre ambas explican más del
90% de exportaciones de esta muestra, pero sólo la primera de ellas tiene un balance
de divisas superavitario. Los mayores volúmenes de inversión se registran en la
estrategia de regionalización, con predominio de los proyectos nuevos, y en la de
productos diferenciados, en este caso con mayor importancia relativa de los take
overs. Es precisamente la radicación de nuevas instalaciones la que explica que la
estrategia de regionalización, exclusivamente, contribuya positivamente a la
generación de empleo prevista por esta muestra de empresas. En cambio, las más

26
27

intensivas en mano de obra -productos diferenciados y derivada- prevén congelar o


disminuir para 1998 sus actuales niveles de empleo.

4.1. Explotación de recursos naturales.

La estrategia de “explotación de recursos naturales” corresponde a la IED


ingresada en petroquímica y en el segmento de la industria alimenticia de commodities
agropecuarias, en particular aceites y carnes cocidas. Más allá de las diferencias entre
ambos rubros que se considerarán inmediatamente, la disponibilidad y el costo de la
materia prima (gas en un caso, soja y carne en el otro) constituyen la ventaja de
localización principal y el factor más importante de la decisión de inversión (cuadro
19). Comparten también los factores de competitividad que orientan decisivamente su
estrategia de producción actual: el aumento de la escala de producción y el
aprovisionamiento garantizado de materia prima, sea a través de la integración hacia
atrás o del desarrollo de contratos y vínculos de largo plazo con los proveedores
(cuadro 20).

En ambos sectores la mayor parte de los nuevos flujos de IED están protagonizados
por filiales de antigua implantación. Sin embargo, el ingreso al polo petroquímico de
Bahía Blanca, que constituye el grueso de la IED en esta rama, se vincula con el
proceso de privatización emprendido en 1995. Ahora bien, en este sector la inversión
es predominantemente “pro mercado interno”, la vinculación con matriz es débil (stand
alone) y las ventajas de propiedad más significativas son el dominio tecnológico del
proceso productivo y la capacidad financiera. Cabe señalar que en este caso la
privatización impulsa la reconversión del sector hacia un modelo de integración vertical
intrafirma, en línea con la configuración internacional predominante en la industria
(López, 1996).

Las inversiones en elaboración de aceites y procesamiento de carnes, antes y ahora


orientadas principalmente a la exportación al mercado mundial -y no regional- (cuadro
21), son del tipo efficiency seeking y en las que la ventaja de propiedad esencial es la
disposición o el control de canales de comercialización internacional. En este sentido, la
función de la filial local ha sido tradicionalmente, y sigue siendo, la de proveedor a la
corporación de productos de relativamente bajo grado de elaboración. A partir de la
apertura, por otra parte, diversifica su estrategia comercial y comienza a ser también
distribuidor en el mercado interno de insumos o alimentos elaborados en otras filiales y
puntos de localización de la ET.

Las actividades o las líneas de producción dirigidas al mercado interno tuvieron


siempre una participación menor en el volumen de negocios de estas filiales y

27
28

compartían las siguientes características: o bien se trataba de productos de inferior


calidad a los exportados o bien se trataba de actividades alejadas de las centrales para
la corporación que habían sido desarrollados como negocios puntuales. La apertura y
las perspectivas de evolución del mercado interno inducen un replanteo de estos
segmentos. En un caso, los negocios marginales son desactivados y reemplazados por
la comercialización de productos importados de la corporación, aprovechando la
cadena instalada de puntos de aprovisionamiento de la materia prima. En otro, se
cierran las líneas de producción y se las reemplaza por líneas de las plantas dirigidas al
mercado externo (lo que tiende a elevar la calidad del producto) o también por
importaciones.

4.2. Productos diferenciados.

La estrategia de “productos diferenciados” corresponde a los sectores de


alimentos “de marca”, limpieza y tocador y electrodomésticos. Las condiciones de
economía cerrada, si bien habían sido aprovechadas por filiales de ET para instalar
capacidades en el país en una estrategia stand alone con una pobre tecnología de
producto, había permitido también el desarrollo de exitosos productores y marcas
locales, generalmente a través de la “copia”. La apertura redefine las condiciones de
competencia en el mercado doméstico y potencia las ventajas de propiedad de las ET,
precisamente en un período en el que estos sectores atraviesan una fase de
internacionalización caracterizada por una agresiva política de captación de mercados y
fusión de activos.

En este marco tiende a reducirse el margen de maniobra para las empresas locales, al
mismo tiempo que la explosión del consumo interno y la constitución del MERCOSUR
refuerzan las ventajas de localización para sectores que, como éstos, gozan de una
cierta “protección natural” por la relativamente elevada relación costo de
transporte/precio del producto (cuadro 19). De ahí que parte importante de la IED
registrada es por “cambio de manos”. En este sentido, si bien se trata de inversiones
tendientes a aprovechar el mercado doméstico (a veces ampliado al MERCOSUR), la
estrategia tiene también un componente de incorporación de activos estratégicos para
la corporación y de racionalización de actividades intrafirma (esto último a escala del
MERCOSUR y en particular para el sector de electrodomésticos).

El éxito de la estrategia depende de la capacidad de diferenciar productos en mercados


de consumo masivo (cuadro 20). Para ello, los factores de competitividad principales
están en la renovación permanente de la oferta de productos, el despliegue de
marketing y publicidad y, en el caso de los productos de consumo durable, la
prestación de servicios de atención al cliente. Las filiales de ET parecen adaptarse

28
29

mejor a esta situación ya que las ventajas de propiedad puestas en juego en este caso
residen fundamentalmente en el desarrollo de la tecnología de producto, la capacidad
de IyD para la diferenciación de productos y el desarrollo de mercados, la disposición
de marcas reconocidas internacionalmente y la capacidad financiera para absorber o
desplazar a los locales.

Cada uno de estos sectores abarcan múltiples lineas productivas diferentes y las ET
tienden internacionalmente a concentrarse sobre un grupo de ellas, con mayor nitidez
en su actual fase de desarrollo, lo que explica las operaciones cruzadas de ventas y
asociaciones que han proliferado últimamente. En líneas generales, las filiales
instaladas en la Argentina tienden a reproducir y especializarse en el core business de
la corporación, lo que las lleva también a desprenderse de algunos activos y a
integrarse en forma complementaria en el MERCOSUR (con matices, menos en
alimentos y más en electrodomésticos) (cuadros 21 y 22).

Más allá de que todos estos sectores de la industria se beneficiaron de la coyuntura de


incremento del consumo hasta 1994 y retrajeron fuertemente las ventas con la
recesión posterior, aparece una situación estructural del mercado que los diferencia y
condiciona la estrategia de las filiales y, fundamentalmente, sus perspectivas de
inversión. En el caso de la industria alimenticia, se considera que el mercado puede
crecer dinámicamente a través de la sofisticación de productos, siempre que el precio
medio de éstos baje. En otros términos, se trataría no sólo de diferenciar productos
sino de inducir a un upgrading en el consumo. En el caso de los electrodomésticos, en
particular en los de línea blanca, se considera que el mercado está saturado y que sólo
hay espacio para crecer por concentración relativa y hacia el MERCOSUR 18 . En el
sector de limpieza y tocador, ambas situaciones se replican en líneas distintas.

Cabe señalar que en el caso particular de los sectores de lácteos y cerveza aparece
una combinación de los rasgos propios de la estrategia de “productos diferenciados” y
de la estrategia de “explotación de recursos naturales”. Como en esta última, la
disposición de una ventaja natural y las inversiones tendientes a aumentar la escala de
producción son factores de competitividad significativos. Al mismo tiempo, tal como en
la otra estrategia, el desarrollo de marcas y la renovación y ampliación de la oferta de
productos (especialmente, en lácteos) son también atributos decisivos, y las
perspectivas de un mercado local (y regional) dinámico es el principal factor de

18
. Por lo menos dos grandes productores internacionales de línea blanca (un norteamericano y un europeo)
que en el momento del boom de consumo habán anunciado inversiones de instalación de nuevas plantas han
desactivado esos proyectos y prosiguen con una estrategia comercial de distribuición de importaciones.

29
30

atracción. Para las empresas de IED, la disposición de una marca internacional


reconocida es su ventaja de propiedad principal 19 .

Las filiales del sector alimenticio han aumentado la importación de productos finales,
para complementar la gama de productos ofertados o para desarrollar una nueva
marca. Tienden a priorizar el desarrollo de nuevos productos en el mercado a través de
importaciones temporarias, no necesaria ni siquiera principalmente originadas en otros
países del MERCOSUR, que luego son sustituídas por producción local. En el caso de
aquellas ET con filiales en Argentina pero no en Brasil, la nueva estrategia puede
contemplar no sólo la exportación al MERCOSUR de productos de fabricación local sino
también de importaciones desde terceros países sin elaboración posterior
(reexportaciones).

Las ET alimenticias que tienen filiales en varios de los países de la región parecen
transitar una estrategia de saturación de las distintas capacidades propias de
producción disponibles y de aprovechamiento puntual de los ciclos de demanda interna
en cada uno de ellos. En este marco, las corrientes de exportaciones e importaciones
intra-firma se ajustan a las condiciones de demanda imperantes y permiten maximizar
el aprovechamiento de la capacidad instalada sin que se prevean, al mismo tiempo,
inversiones mayores. El comercio libre de aranceles y la mayor armonización de
estándares técnicos y de normas de comercialización entre los países del MERCOSUR
ha posibilitado esta estrategia de mayor complementación. Cabe señalar, por otra
parte, que en este sector no se prevé, por lo menos a mediano plazo, un proceso
importante de relocalización de actividades o de líneas de producción entre las filiales
de una misma corporación. En este sentido, no parece haber en esta etapa una
estrategia de especialización que vaya más allá de restricciones dadas por la dotación
de materias primas.

En electrodomésticos, en cambio, es evidente que la nueva modalidad de inscripción


en el mercado regional es central para el proceso de reconversión y reestructuración
de la rama. En Argentina se localizaría fundamentalmente el ensamblaje de líneas de
producción de una escala relativamente menor y de cierta sofisticación, a partir de
componentes importados y con escasa integración nacional de partes de bajo
contenido tecnológico. Los componentes y equipos mecánicos complejos serían
importados desde otras filiales o proveedores internacionales, algunos de ellos de

19
. Una empresas de origen chileno que ingresó al sector de cerveza comprando dos firmas locales, negoció
una licencia con la principal marca internacional (norteamericana) para fortalecer su posición competitiva en el
mercado argentino. La idea es que, dada la configuración de este mercado en Argentina, sólo puede
competirse con una marca reconocida. De hecho, la compra de las instalaciones parece haber sido en este
caso una condición para acceder a la licencia.

30
31

Brasil, al igual que las líneas de finales de mayor escala y menor complejidad (desde
Brasil) o de mayor calidad, complejidad y sofisticación (desde Estados Unidos o
Europa). A su vez, el mercado regional sería el destino principal de las exportaciones
argentinas.

En síntesis, la estrategia de “productos diferenciados” tiende a combinar inversiones


destinadas a aprovechar el mercado doméstico y acciones de reestructuración
intrafirma, del tipo efficiency seeking. De todas maneras, con la excepción del sector
de electrodomésticos, la inserción de la filial en la estructura internacional de la
corporación es relativamente débil.

4.3. Globalización/regionalización.

En la industria automotriz es donde se despliega más definidamente una


estrategia de “globalización/regionalización”. Los proyectos de inversión se definen
para la explotación del mercado regional y se articulan con las inversiones que las
filiales desarrollan en Brasil. La estrategia internacional de las ET automotrices tiende a
basarse en la implantación de centros regionales en los que se instala y replica la
producción de los modelos de distribución masiva, con el concepto de que tanto el
vehículo como las partes y piezas son intercambiables entre los distintos centros. El
MERCOSUR ha pasado a ser uno de éstos y se lo considera como una de las áreas (las
otras se ubican en Asia) que contribuirán en mayor medida en el futuro inmediato a la
expansión de las ventas mundiales de las montadoras 20 .

La escala de producción y un esquema de fuerte especialización y complementación,


propio de una relación de integración activa en la red internacional de la corporación,
son los factores claves de competitividad sobre los que se asienta la estrategia,
consolidada en Argentina recién avanzados los ‘90 (cuadro 20). En el caso de los
proyectos desarrollados en Argentina en particular, las exportaciones previstas (en
promedio de todas las filiales, alrededor de 50% de la producción) se dirigirían en su
mayor parte a Brasil y en mucha menor proporción a otros países de América Latina,
mientras que las importaciones, tanto de vehículos terminados como de partes y
piezas, provendrían del mercado regional y de otros orígenes, siendo la proporción
respectiva muy diferente para las diversas terminales (cuadros 21 y 22).

20
. Las expectativas para el MERCOSUR en conjunto son de un mercado de 2.5 a 3 millones de vehículos al
año. De acuerdo con los proyectos ya desarrollados o en marcha, la capacidad instalada en Argentina será
para 1998 de entre 680.000 a 800.000 unidades Con variantes entre los diversos productores instalados, la
distribución de las capacidades previstas entre las filiales de Argentina y Brasil es aproximadamente de 1 a 4.

31
32

Sin duda, las perspectivas de la demanda regional o, en el caso específico de


Argentina, la fuerte reactivación del consumo en esta década (de 90.000 unidades en
1990 a 400.000 en los últimos años) convirtieron a la región en un mercado
interesante, por una parte, y, por otra, alcanzan una escala que justifica la instalación
de producción local. La propia historia fabril del sector en Argentina proporciona no
sólo plantas en funcionamiento, sino, fundamentalmente, capacidades y habilidades
desarrolladas en recursos humanos y proveedores, lo que es también un factor que
puede facilitar la decisión de inversión. Por otra parte, la apertura comercial favorece
el esquema de integración entre filiales que caracteriza la estrategia internacional
actual de las ET del sector.

Sin embargo, la ventaja de localización decisiva y que explica la naturaleza de los


proyectos desarrollados en Argentina deriva del régimen especial que regula la
industria automotriz a nivel local y de su articulación con el esquema de protección
definido para el MERCOSUR en su conjunto 21 (cuadro 19). El Régimen Automotriz no
sólo protege, por lo menos hasta 1999, a las terminales instaladas de una competencia
abierta en el mercado doméstico, sino que además ha provisto los mecanismos de
financiamiento de la reconversión a nivel microeconómico. Ahora bien, la historia de la
reconversión sectorial en Argentina en los ‘90, que es la historia de la IED y de las
estrategias de las ET en el sector, parece tener dos etapas claramente diferenciadas.

En la primera, iniciada en 1991 junto con el Régimen y en un contexto de


incertidumbre sobre la evolución de la economía y la sustentabilidad de las reformas,
se perciben dos estrategias conceptualmente similares. Por una parte, las terminales
ya instaladas en el país racionalizaron fuertemente sus operaciones y métodos de
gestión y aprovecharon el boom del mercado interno con producción local e
importaciones subsidiadas, utilizando al máximo la capacidad instalada, modernizando
algunos sectores de la línea de montaje que presentaron tempranamente algunos
estrangulamientos, sin introducir cambios mayores en la tecnología de producto. Por
otra, los newcomers se propusieron acceder a una cuota de divisas para importaciones
subsidiadas, desarrollando un proyecto de producción y exportación al mercado

21
. Hasta el momento, la normativa sectorial en el MERCOSUR se basa en el reconocimiento y aceptación de
los respectivos regímenes nacionales de Argentina y Brasil que, más allá de algunas diferencias importantes
en el diseño, tienen una matriz común. A partir de 1999 se prevé la existencia de una normativa común, que
está en discusión, y la vigencia de un arancel externo común ya establecido en 20%. Las negociaciones entre
ambos gobiernos para armonizar la normativa sectorial ha pasado por etapas conflictivas, en particular
alrededor del problema del potencial desvío de inversiones inducido por los respectivos incentivos
establecidos y, de hecho, aún no se ha establecido un régimen único. Este conflicto puede haber influido en
alguna medida sobre los parámetros concretos de los proyectos de inversión adelantados por las ET en
ambos países. Sin embargo, en ningún momento parece haber estado en duda la decisión de localizar
instalaciones en ambos en una estrategia definida de especialización y complementación.

32
33

regional de vehículos utilitarios -en general, tecnológicamente antiguos- en una escala


relativamente baja.

Ya inicialmente, la reconversión y las estrategias productivas se desplegaban sobre el


espacio regional y las capacidades instaladas en cada uno de los países tendían a
configurar los patrones de especialización respectivos. Más allá de ciertas preferencias
de la demanda (automóviles de dos puertas en Brasil y de cuatro puertas en
Argentina) el criterio de especialización asignaba los modelos de automóviles de más
lujo y algunos vehículos comerciales a las localizaciones en Argentina, mientras que los
automóviles para mercados masivos serían producidos en Brasil. El tamaño del batch
era decisivo: Argentina presentaría ventajas -o, más propiamente, menos desventajas-
en aquellas líneas donde las escalas de producción son menos decisivas para la
competitividad.

Hasta 1994 el consumo interno se expandió por encima de lo esperado y, si bien las
exportaciones sectoriales crecieron a tasas históricamente muy altas, las importaciones
lo hicieron mucho más. Todas las terminales incurrieron en mora en la compensación
de divisas exigidas por el Régimen, a pesar que las condiciones y los plazos de
compensación fueron paulatinamente flexibilizados. De hecho, forzadas por la
regulación, las exportaciones se concentraron en partes y piezas, originadas
fundamentalmente en plantas relativamente “state of the art” instaladas por algunas
terminales con fines de exportación a finales de los ‘80. Las exportaciones de autos
terminados tenían una baja contribución marginal, compensada por los elevados
precios percibidos en las ventas internas En el marco de una protección especial, las
exportaciones resultaban el “precio” a pagar por las terminales instaladas para
conservar el market share doméstico.

A lo largo de esta etapa, el crecimiento de la demanda y el Régimen facilitaron sin


duda la adaptación de las firmas a las condiciones de mercado más abierto impuestas
por las reformas y la sobrevivencia de la industria. Sin embargo, más allá del incipiente
proceso de especialización, la producción local seguía registrando problemas de escala,
calidad baja y precio elevado. Al mismo tiempo, el Régimen se había prorrogado hasta
1999, se había definido un arancel externo común para el MERCOSUR relativamente
elevado (20%) y se habían consolidado las perspectivas de evolución de la demanda
regional. En este marco, dos grandes ET, que habían abandonado la producción directa
en la Argentina a principios de los ´80, decidieron la instalación de sendas plantas
nuevas, fuertemente integradas con Brasil, para la producción de un vehículo de última
generación, inaugurando la segunda etapa de la reconversión.

33
34

Es probable que dada aquella evolución económica y política, la lógica más cosmética
de la primera etapa de la reconversión automotriz no pudiera sostenerse por mucho
tiempo, pero, sin duda, la decisión de los newcomers aceleró los tiempos de todos los
participantes. A partir de ahí se confirmaron los proyectos de otra planta nueva y de
ampliación y modernización de una existente y se reformularon incluso los proyectos
de vehículos utilitarios, adaptándolos a modelos más modernos. A lo largo de 1997 y
1998 estos distintos proyectos entrarán en producción.

La lógica de especialización se mantiene pero la concentración a nivel de producto es


mucho mayor. La estrategia contempla la producción de un modelo en un rango de
escala satisfactorio (incluye una gama variable de submodelos), de asignación
exclusiva dentro del MERCOSUR y, por lo tanto, con un nivel de exportaciones
considerable. La oferta local se completa con importaciones desde Brasil (donde se
desarrolla una estrategia productiva similar) y, en menor medida, desde otras filiales.
El plan de producción se desarrolla en común con la filial brasileña. En este marco,
además del control de la tecnología de producto, la ventaja de propiedad más
significativa parece ser la presencia productiva en Argentina y en Brasil
simultáneamente, ya que se facilita la compensación de divisas y, con ello, el acceso a
las importaciones subsidiadas. Nuevamente, esta ventaja de propiedad está
“generada” por las regulaciones sectoriales.

Las terminales admiten que, una vez desarrollados plenamente los proyectos en
marcha, habrá exceso de capacidad instalada en Argentina, aún considerando la cuota
de exportaciones previstas al mercado regional y entendiendo que no está en sus
planes generar un volumen significativo de exportaciones al resto del mundo (cuadro
21). Prevén, por lo tanto, una fuerte competencia en el mercado doméstico, en la que
parecen correr con cierta desventaja las firmas locales licenciatarias de marcas
internacionales -por su menor capacidad financiera y la no disposición de filiales
propias en Brasil-. Prevén también que seguirá siendo necesario un régimen especial
de protección común para el MERCOSUR, más allá del arancel externo ya definido. Las
razones de la sobreinversión probable, a nivel del conjunto del sector, derivan del
umbral de escala necesario para cada proyecto en la nueva estrategia y de que la
permanencia en el mercado depende del desarrollo de ese nuevo proyecto.

El impacto de los nuevos proyectos sobre la industria proveedora local es fuerte y


acelera y profundiza el proceso de reestructuración en el segmento autopartista que ya
venía acompañando los cambios en el complejo automotriz (ver más adelante). En
primer lugar, si bien las terminales han pasado a ser, en general, montadoras de
subconjuntos, el número de proveedores por planta se reduce en relación a las
prácticas corrientes en la estructura anterior, debido a las nuevas exigencias de escala

34
35

y calidad en la producción de partes. Las filiales automotrices han encarado una


selección de proveedores locales, que incluye de hecho a autopartistas instalados en
Brasil, sobre la base de cotizaciones pensadas para contratos de aprovisionamiento de
largo plazo. En segundo lugar, las propias terminales han ”importado” proveedores,
instalando firmas vinculadas patrimonialmente o alentando la radicación de
autopartistas independientes que son proveedores internacionales de la corporación.

4.4. Derivada.

Finalmente, es posible tipificar una estrategia “derivada” en algunas industrias


proveedoras de insumos específicos, cuya dinámica está gobernada y se explica por los
cambios en los sectores usuarios. Los casos más destacados de IED de este tipo son la
industria autopartista, la industria de envases (fundamentalmente, para los sectores
de productos diferenciados) y los proveedores de equipos de telecomunicación. Siendo
inversiones dirigidas a aprovechar el mercado interno (parcialmente regional en el caso
de las autopartes), la cercanía al cliente y la atención estricta a las especificaciones del
usuario son sus factores de competitividad principales (Cuadro 20).

La ventaja de localización reside, obviamente, en el crecimiento de la inversión y


producción en las industrias demandantes (cuadro 19). En el caso de la industria
autopartista, a este elemento de carácter general hay que sumarle el requisito de
integración nacional definido por el Régimen Automotriz y los acuerdos de
compensación existentes dentro del MERCOSUR. En la industria de envases la ventaja
de localización se refuerza por la elevada relación costo de transporte/precio del
envase. En ambos casos, el control sobre la tecnología de producto parece ser la
ventaja de propiedad decisiva. Cabe señalar que algunas de estas inversiones
conllevan un componente de sustitución de importaciones, al menos a nivel del
producto final. En el caso de los fabricantes de equipos de telecomunicación, en
cambio, las ventajas de específicas de localización de producción se debilitan y pasan a
tender la mayor demanda con importaciones.

Es interesante señalar que hay razones adicionales a las establecidas por el marco
regulatorio que inciden en la reestructuración de la industria de autopartes. La
progresiva adopción de métodos “just in time” y de eliminación de stocks en la
industria terminal opera, en cierto sentido, como una restricción técnica sobre la
disponibilidad y manejo de partes y componentes importados. Más aún, instala
requerimientos de fuerte proximidad geográfica entre los proveedores y las terminales.
En este sentido, vale destacar que la elección del lugar de localización de los dos
proyectos más importantes de los newcomers automotrices estuvo sumamente influida

35
36

por las capacidades fabriles autopartistas, específicas o genéricas, ya instaladas en la


zona.

Hay tres agentes dinámicos de nueva IED en el sector. Por un lado, el segmento
autopartista vinculado patrimonialmente a las firmas terminales (principalmente, los
newcomers), del que ya dependían las plantas modernas de partes mecánicas
complejas inauguradas a principios de los años 1990. Por otro lado, fuertes
autopartistas internacionales independientes, especializados por líneas de producción,
y que han desarrollado partes y son proveedores a nivel internacional para las
terminales. Finalmente, una camada de empresas brasileñas del sector que han
ingresado a la Argentina en el marco de una definida estrategia de expansión en el
mercado regional 22 . En los dos últimos casos, la vía de ingreso predominante ha sido la
adquisición de firmas instaladas, cuyo principal activo era, a juicio de los nuevos
inversores, su posición en el mercado local.

Una característica común a estos agentes, y que los diferencia a su vez de los otros
productores instalados, es que desarrollan la producción de un producto que es nuevo
para el medio y, al mismo tiempo, apto para su exportación. Este factor hace factible
el desarrollo de una estrategia de producción local y de especialización internacional.
Por otra parte, estos agentes aparecen en mejores condiciones relativas de acompañar
la estrategia de especialización de las plantas terminales. Casi todas las firmas han
adoptado programas de especialización y complementación que, en la mayoría de los
casos, comprenden un aumento de las exportaciones y de las importaciones de
insumos hacia y desde el MERCOSUR, respectivamente (cuadros 21 y 22).

En el caso de la industria de envases, se destacan los casos de IED en segmentos del


sector papelero y en el sector de latas de aluminio. En el segmento de cajas de cartón
corrugado se ha producido la formación de dos joint ventures entre firmas locales y
extranjeras (estadounidenses) con una participación de estas últimas de 30 y 50% en
cada caso. Las firmas argentinas involucradas cuentan con equipos que tienen una
aceptable situación competitiva -se trata de máquinas instaladas a mediados de los
años 1980- y también gozan de un mayor grado de protección natural -por su menor
transabilidad y el carácter taylor made de sus productos-. Esto explica la conveniencia
de los socios extranjeros de asociarse a empresas locales como una forma de ingresar
al mercado con un menor costo de capital que una inversión greenfield.

22
. En algún caso, el arribo a la Argentina de estas empresas brasileñas se vincula con su posición de
proveedor en el mercado brasileño de una terminal que instala un nuevo proyecto en Argentina. En este caso,
la terminal prefiere “importar” un proveedor confiable a desarrollar uno nuevo en el medio local.

36
37

Ante la expansión de la producción primaria y de alimentos y la formación del


MERCOSUR, estos negocios tienen una favorable perspectiva de crecimiento. En un
caso, la firma estadounidense ingresante ya está radicada con una estrategia similar
en el mercado chileno y en el otro caso, la firma local con la cual se asoció cuenta con
una planta en Chile, lo cual indica la perspectiva regional de estos ingresos. La
principal contribución de los socios extranjeros, a juicio de las empresas argentinas
que han encarado estos acuerdos, radica en la provisión de fuentes de financiamiento
y también la posibilidad de lograr un mejor management de la producción y
comercialización.

En el sector de latas de aluminio las inversiones comprenden la instalación de dos


plantas nuevas que, en conjunto, sustituyen el 90% de las importaciones de este rubro
realizadas por las industrias de bebidas gaseosas y de cerveza. La última de estas
inversiones, con proceso tecnológico state of the art y que ha entrado en producción a
finales de 1995, tiene capacidad para abastecer alrededor del 70% de la demanda local
y replica inversiones similares realizadas por la misma empresa en Brasil en los últimos
cinco años. Cabe señalar que los insumos principales, hojalata de aluminio y tapas, son
importados desde EE:UU. y Brasil, respectivamente. El mercado local es el principal
destino del producto y sólo se prevén exportaciones a Brasil por factores de
estacionalidad del consumo en Argentina. Cabe señalar que el mercado está
fuertemente concentrado en pocos usuarios, por lo que no hay demasiado espacio para
desarrollar clientes y el principal factor de competitividad reside en la capacidad de
entregar just in time.

III. CONCLUSIÓN: Estrategias, competitividad microeconómica e impacto.

Es interesante comparar los indicadores de competitividad microeconómica


(situación de la planta y atributos endógenos de competitividad) que presentan las
firmas agrupadas según los tipos de estrategias identificados. Los problemas de precio
parecen ser más agudos en aquellas estrategias en las que el componente mercado
interno es mayor (cuadro 23). En cambio, la ventaja natural o la estructura de
integración internacional que fundamentan las exportaciones en las estrategias
respectivas inducen también un mejor posicionamiento de precios en el mercado
interno. Ahora bien, salvo en la estrategia afirmada en la exportación de commodities,
los factores de competitividad “no precio” vinculados a la atención de especificidades
de demanda son prioritarios en la consideración de la firma y parecen haber adquirido
estándares satisfactorios.

Por otra parte, si bien en todas las estrategias aparecen las virtudes y defectos de las
plantas ya comentados en comparación con instalaciones brasileñas o internacionales

37
38

“de punta”, es evidente que comparan significativamente mejor las plantas integradas
en una estrategia de internacionalización activa (cuadro 24). Esta circunstancia
coincide, no casualmente, con una mayor concentración de plantas nuevas en los
sectores respectivos. Las diferencias apuntadas son importantes al momento de
evaluar algunos de los impactos de la nueva IED sobre la estructura productiva.

A lo largo de los años ‘90, las exportaciones e importaciones de bienes industriales se


multiplicaron por 1.5 y 4, respectivamente, tomando en consideración niveles
“normales” de la década de 1980. La mayor internacionalización del sector industrial
argentino forma parte importante del proceso de reestructuración desarrollado en este
período. El aumento de las importaciones, y en particular el nivel sostenido de
importaciones de bienes intermedios y componentes aún en la fase recesiva, da cuenta
de una función de producción industrial más abierta e integrada a una red
internacional de abastecimientos, originados en el MERCOSUR y en terceros países. El
desempeño de las exportaciones revela por un lado, además del crecimiento de la
productividad, la tradicional ventaja comparativa reforzada por la instalación de
capacidades modernas en algunos segmentos agroindustriales y, por otro, la
inscripción decididamente regional del complejo automotriz a través de la
incorporación de moderna tecnología de producto.

La IED en general -y la muestra de empresas aquí estudiadas, en particular- actuó y


se canalizó preponderantemente en este período en aquellos sectores más estimulados
por el dinamismo del mercado doméstico o más cercanos a una ventaja natural
decisiva. En este sentido, puede afirmarse que lideró el proceso de reconversión
industrial en lo que se relaciona con sus aspectos más modernizadores: incorporación
de tecnología de producto de nivel internacional, desarrollo de economías de escala y
especialización, adopción de métodos de gestión ahorradores de tiempos y costos y
difusores de calidad -incluyendo una mayor capacitación de su personal- y
consideración de un horizonte de planificación estratégica. Su ventaja decisiva sobre
las empresas locales, obligadas a recorrer un camino similar, reside en el control de los
aspectos tecnológicos, en las habilidades ya acumuladas para operar en economías
abiertas y, probablemente, también en la capacidad de financiar la reconversión.

Ahora bien, los beneficios potenciales de una mayor integración a las redes
internacionales de comercialización se concentran en algunas líneas de producción
desarrolladas ya antes de esta etapa en esa misma dirección (commodities
agroalimentarias) y en el complejo automotriz, donde el proceso es efectivamente
novedoso. En este sentido, no hay cambios mayores en el primer sector, excepción
hecha de la búsqueda de mayor escala. En el segundo, en cambio, hay un salto
cualitativo sustancial en las capacidades instaladas locales a partir de la incorporación

38
39

de tecnología de producto “estado del arte” y las correspondientes mejoras de proceso.


Cabe señalar que este proceso es patrimonio de la que hemos llamado segunda etapa
de la reconversión automotriz, a partir de la radicación de proyectos efectivamente
nuevos.

Los cambios organizacionales y la adopción de nuevos métodos de gestión de


producción y administrativa son generalizados en las firmas encuestadas. Las
evidencias en este sentido son más intensas que las encontradas en el panel
entrevistado entre 1993 y 1994, cuyas características son presentadas en Chudnovsky
et al (1995). Más allá de la propia maduración de la trayectoria de cambios, la
emergencia de una fase contractiva en 1995 parece haber acelerado su evolución. Con
todo, subsisten algunas diferencias entre los newcomers y los ya instalados y entre las
plantas nuevas y las existentes, en este último caso, particularmente en los aspectos
productivos.

La implementación de cambios organizacionales y de nuevos procesos productivos ha


intensificado las necesidades de entrenamiento y capacitación en las firmas. Las filiales
declaran haber convertido a la capacitación de su personal (en todos los niveles) en un
área permanente que requiere un flujo regular de recursos para su desarrollo. El
tiempo y los recursos invertidos parecen depender estrictamente de la naturaleza de
los cambios introducidos. Los niveles inferiores suelen corresponder a la capacitación
vinculada a los métodos de gestión administrativa y comercial, realizados in situ por
departamentos propios de la filial, y los superiores se encuentran en los proyectos de
plantas nuevas llevados adelante por newcomers. En estos casos, la mayor parte del
entrenamiento corresponde a las líneas de producción y se realiza en la casa matriz o
en otras filiales de la corporación, siendo el sector automotriz donde se registran los
niveles relativamente más altos.

El proceso de transferencia tecnológica por la vía de desarrollo de proveedores locales


asociado a la nueva IED radicada en la industria manufacturera tiene cierta intensidad
solamente en el caso del complejo automotriz. Ahora bien, el proceso de
reestructuración de este sector tiene un impacto complejo sobre la industria local, si se
considera que el segmento autopartista recorre, junto con una trayectoria de
modernización, un proceso de concentración del que emergen como líderes las nuevas
filiales autopartistas controladas patrimonialmente por las terminales y otros grandes
productores internacionales independientes. Esto implica, al mismo tiempo, cierto
desaprovechamiento de capacidades fabriles adquiridas y recursos humanos
calificados. Probablemente, la incorporación al régimen de promoción sectorial de
cláusulas de desarrollo de proveedores locales le hubiese facilitado a éstos su inserción
en la nueva etapa.

39
40

El equipamiento incorporado en todos los sectores, tanto en los proyectos de


modernización y ampliación como en los de instalación de plantas nuevas, es de origen
importado, con la solitaria excepción de algunas líneas de envasado en la industria
alimenticia y de bebidas. En este sentido, el impacto de los nuevos proyectos de IED
sobre la industria local de maquinaria y equipo ha sido prácticamente nulo. Esta
situación ha sido favorecida por la política de libre importación de bienes de capital y,
muy especialmente para los proyectos nuevos, por las facilidades fiscales otorgadas a
la importación de plantas “llave en mano”. Es interesante destacar que éstos son los
únicos casos en los que en la consulta sobre los factores de competitividad
macroeconómica las empresas le han otorgado una ponderación positiva a los
incentivos a la inversión. También en la mayoría de los casos el montaje de la planta
se ha realizado por personal de la casa matriz o de los proveedores de los equipos.

Los cambios introducidos en búsqueda del aumento de la eficiencia operativa en los


diversos niveles de gestión de las firmas han contribuido en buena medida a los
incrementos de productividad alcanzados en el período. Debe insistirse en que este
resultado no se refiere exclusivamente al grupo de filiales entrevistadas, sino que, en
grado diverso según los sectores, ha sido un comportamiento generalizado de las
empresas de todo tipo en reacción al cambio drástico en las condiciones de
competencia en el mercado local. Sí, en cambio, la mayoría de las filiales de la muestra
se han beneficiado de una situación de demanda particularmente dinámica por lo
menos hasta 1994, lo que a su turno, debe haber facilitado su proceso de reconversión
e inversión.

La adopción de métodos de gestión de calidad eficaces ha tendido a mejorar la calidad


de la producción local de las filiales, pero sólo en aquellos casos en los que se ha
incorporado tecnología de producto “estado del arte” se ha producido un salto de
calidad significativo. Más allá de que el sector alimenticio no presenta en general
problemas de calidad, la incorporación de algunos productores internacionales
especialistas en ciertas líneas (chocolates, yogures, cerveza “superior”) implica la
presencia en el mercado de algunas variedades mejores. Nuevamente, el cambio más
significativo aparece con el desarrollo de los proyectos de “producto mundial” en el
sector automotriz. Hasta el momento, los vehículos fabricados localmente presentan
pobres estándares de calidad. De acuerdo con la información relevada, los nuevos
proyectos cerrarán en gran parte la brecha con los niveles internacionales.

En síntesis, a diferencia de la conducta predominante durante el período de sustitución


de importaciones en condiciones de economía altamente protegida, y aún en el actual
marco de estrategias destinadas en buena medida al aprovechamiento del mercado
interno, las filiales desarrollan inversiones tendientes a utilizar más eficientemente sus

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recursos físicos y humanos y, mucho más selectivamente, a integrarse de un modo


más activo en la estructura internacional de la corporación. Estas inversiones efficiency
seeking parecen ser predominantemente forzadas por la mayor competencia en el
mercado doméstico (vía importaciones o ingreso de nuevos productores) en el caso de
las firmas manufactureras. Es evidente que las filiales de ET presentan algunas
ventajas de propiedad que les posibilitan operar con gran dinamismo en la introducción
de estos cambios. Entre éstas, por lo menos tan importante como su control o acceso
fluido a la tecnología de producto, es la experiencia de gestión de la corporación en
condiciones de economía abierta.

Una vez afirmado que, si bien confundida en el ambiente general de cambios, hay una
contribución específica de la IED, cabe preguntarse por los efectos que potencialmente
se derivarían de sus ventajas de propiedad. En este sentido, las mejoras más
sustantivas residen, en estricto orden, en la mayor variedad, la mejor calidad y los
menores precios de los productos ofrecidos en el mercado, incluidos los servicios
públicos. Por otra parte, no dejan de ser significativas las mejoras derivadas de la
incorporación de nuevos procesos productivos y métodos modernos de gestión, en
particular por la transferencia tecnológica implícita en la capacitación y entrenamiento
del personal involucrado. En estos últimos aspectos, parece ser decisivamente mayor
el aporte de aquellos proyectos que instalan una planta nueva.

A su vez, a estos aspectos se ha limitado la contribución de la IED en materia de


fortalecimiento de las capacidades y habilidades locales (resource enhancement). En
general, las filiales extranjeras se cuentan entre un lote de empresas que integran el
parque instalado más moderno y operado con mayor eficiencia. Sin embargo, su
aporte a la generación de encadenamientos productivos, a la difusión de
externalidades -por ejemplo, a través del desarrollo de proveedores o de la radicación
de actividades de I&D u otras funciones estratégicas de la corporación- y a una
inserción activa en redes dinámicas de comercio internacional es débil o directamente
inexistente, según los casos.

Este punto remite a la discusión sobre si los efectos esperados son generados
espontáneamente (Dunning, 1994) o deben ser inducidos por políticas específicas (Lall,
1995). La evidencia presentada para el caso argentino muestra que, en el caso de los
mercados desafiables, la mayor exposición a la competencia promueve acciones e
inversiones “pro eficiencia” y que las filiales extranjeras tienen la capacidad para
implementarlas rápidamente. En el caso de los mercados no desafiables, en cambio,
parece necesario establecer y hacer respetar regulaciones que fuercen a las filiales a
emprender ese tipo de acciones y, fundamentalmente, a transferir sus efectos a los
usuarios o consumidores.

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IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

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