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Año Uno / Número Dos / Diciembre de Dos Mil Siete C I E N T O


 

 
CINCUENTA
 

  M O N OS
 

  LITERATURA
 
Romana
 
Carballar
 
Romano
 
Nielsen
 

 
Svartman

  De Sabato
  Mazieres
  Kalish
   
 

 
ENTREVISTA
  Rafael Spregelburd
 

CRÍTICA
 

  Mattoni
  Vecino
  Dubatti
Vieytes
 
C I E N T O Año Uno / Número Dos / Diciembre de Dos Mil Siete

CINCUENTA
M O N OS ÍNDICE
 

Editorial 1

Kimono (Poesía)

Dos poemas de Zoología del conejo, Cecilia Romana 2


LA MONADA, CONSEJO EDITORIAL Dos poemas de Laika, Diego Carballar 3
 
Santiago Sánchez Santarelli Seis poemas, Luciana Romano 5
Nació en la Pampa Húmeda allá por los años bravos del
novecientos ochenta… y uno. Entre la aparición del primer Kin Kón (Entrevista a un Gran Mono)
número y este, se convirtió en dramaturgo al estrenarse
una obra de su autoría. Ya que estaba, hizo la asistencia Charla con Rafael Spregelburd 6
de dirección. En sus ratos ociosos es librero de anticuario
Mono con navaja (Disección crítica: Literatura)
Juan Cruz De Sabato
Adorador del helado de melón, recorre infatigable las Versos sobre uno, Silvio Mattoni 14
callecitas de Buenos Aires al calor de la tarde. Lector
osado, ostenta una teoría sobre la narrativa de Saer Maten a Borges, Diego Vecino 18
basándose en el uso de una única palabra.
Odia la aliteración. Monoambiente (Relatos de una sola pieza)

Carolina Berduque Adentro y afuera, Gustavo Nielsen 21


Oriunda del barrio Décimo primero, pero afincada hace
tiempo en la República de Floresta, vive de escribir La habitación de las arañas, Marcelo Svartman 29
obituarios y frases célebres. En sus ratos libres, alimenta
gatos ajenos y malcría al propio, Macedonio Fernández. Ese Gitano, Juan Cruz De Sabato 32

Monólogo (Teatro para leer, porque otra no queda)

Viviendo a costillas del poeta II, Gastón Mazieres 35

Mono con navaja (Disección crítica: Teatro)

“El niño argentino”…, Jorge Dubatti 36

Poemínidos (Contribuciones fósiles…)


Publicación realizada en la República de Floresta (Buenos
Juan Arzadun, Santiago Sánchez Santarelli 41
Aires, Argentina), por el Grupo Editorial Ciento Cincuenta
Monos. Queda prohibida su reproducción sin citar las La del mono (Columna chancha)
fuentes. El grupo no se responsabiliza por las opiniones
vertidas por los correspondientes autores (y menos por Las chicas de letras se masturban así XIX, Elsa Kalish 43
los del mismo grupo).
La banana mecánica (Crítica de cine)
Quejas, opiniones, contribuciones: 150monos@gmail.com
Metamorfosis crítica II, Marcos Vieytes 55
Visite a los monos en: www.150monos.blogspot.com
Última página (Muchas monerías)
  Editorial

EL BALLOTAGE
 

 
Un número dos no es una trayectoria, claro. Pero ya es una señal de continuidad.
  Aunque, como reza el conocido apotegma de Fabián Casas, “Las parejas y las revistas
literarias duran casi siempre dos números”. Nosotros somos un trío de editores. De una
 
zafamos.
 
Hay honrosos números dos en la Historia y hay también números dos olvidados.
  Por ejemplo, ¿quién se acuerda del 2 de la selección de Emiratos Árabes Unidos que
jugó el Mundial Italia ‘90? En cambio, el segundo libro de Juan Rulfo fue nada más ni
  nada menos que Pedro Páramo. Nosotros, lejos del ignoto árabe y del genial mexicano,
nos plantamos orgullosos en este número dos que, con la disculpa de Rubén Darío, se
  parece más a un cisne que el signo de interrogación.
 
Cambiando un poco de tema, y esperando la disculpa por el tono confesional, nos
  tiene sorprendidos la buena onda de la gente. Dubatti nos mandó un artículo sobre El
Niño Argentino que se completó con las fotos inéditas que nos hizo llegar Mauricio
  Kartun, estuvimos charlando como dos horas con Rafael Spregelburd y tomamos un té
riquísimo, cambiamos setecientos mil correos con la Romana, Nielsen nos prestó un
  cuento de Playa quemada que ilustró con mano maestra María Laura Sánchez, Luciana
Romano nos mandó los poemas casi antes de que se los pidiésemos… Y así con todos.
  Increíble. Podríamos decir que nos reconciliamos con el mundo.
 
En este número presentamos con orgullo a una invitada de lujo en La del mono:
  Elsa Kalish, quien colaboró, además, con variados menesteres editoriales.

  Ahora, después del arduo trabajo de diseño de los dos monos con fotochop, salimos
de nuevo a la cancha con menos colores, más amables con el ojo, dispuestos a pasar a la
  tercera ronda. Aunque sea por penales.

 
• UNO •
 Kimono  
DOS POEMAS DE ZOOLOGÍA DEL CONEJO
Por Cecilia Romana 
 

 
UNA ALFOMBRA PARA DOS ESCRITORES
 
«El soñar tendrá que terminar:
  así lo dice la realidad, afligida».
D. J. Enright
 

 
Finalmente, no se trata de rebatir la posibilidad UNA BICICLETA PARA DOS ESCRITORES
  de que el amor eche raíces a la segunda cita, sino
de un acto más ruin todavía: quemarle los gajos. «Motor cars, handle bars,
  bicycles for two…».
El plan que trazamos aquella tarde -¿te olvidaste, Paul McCartney
  acaso?-, me refiero a la orientación de los cuartos, la
grilla de horarios en que cada uno dispondría de
  la máquina, bastó un llamado telefónico para
que se esfumara con la resolución de un conscripto. Avanzo por Rodríguez Peña con mi bolsa de libros.
  El vendedor de manteles canturrea: “proteja su mesa”.
En todo caso, algo queda de aquel bosquejo: la Hace dos años, hacía lo mismo en la boca del
  alfombra beige cuyos dueños se empeñan en subterráneo de Congreso. Cambió de puesto. Estrategia o
conservar como saldo en una vidriera de la calle como quiera llamársele, hace dos años, tampoco yo era
  Honduras, a la vista de cualquier transeúnte, cualquiera, la misma: iba en bicicleta a visitar a mi hermano.
incluso -por qué no-, alguno de nosotros dos que Trabajaba cerca de casa. Pero ya no. Es encargado de
  un día, paseándose por las inmediaciones -solo, una librería en el centro. A lo sumo, puede ofrecerme
acompañado, lo mismo da-, se repitiera: qué buen una rebaja sobre el total de la compra.
  plan teníamos. Qué bien nos hubiera ido juntos.
Camino apurada. Siempre lo hago, aunque nadie
  me persiga. Tarareo: motor cars, handle bars,
bicycles for two. Todavía sostengo que Paul es superior
  al resto. Incluso cuando mi hermano se empeñe: “parece
un mirlo con esos gorjeos”. Es una de las pocas
  conjeturas que me acompañan en el tiempo. A pesar
de las pruebas en su contra: no hay canción más
  sombría que “Junk”. De la misma forma que no existe
otro escritor –no existe otro escritor sobre la tierra-, con
  quien yo quiera compartir una bicicleta para dos.

 
Cecilia Romana
  Nació en Buenos Aires en septiembre de 1975. Publicó: Flota, hangares y otros trabajos mecánicos, Ediciones del Copista, Córdoba, 2004; Duelo
–en colaboración-, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2005; Aviso de obra –en prensa en México-, VIII Premio de Poesía Iberoamericana
Sor Juana Inés de la Cruz, 2006; No lo conozcas, CONECULTA, México, 2007, Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2006. Bajo su
  curadoría, el sello Sigamos Enamoradas, del que es editora, publicó la antología de poesía argentina Hotel Quequén, en 2006. Sus poemas
han sido traducidos al francés en Canadá (Exit) y Bélgica (Maison de la poésie). Es secretaria de Epimelia. Revista de Estudios sobre la
  Tradición, del Departamento de Filosofía de la Universidad Argentina J. F. Kennedy y participa en grupos de investigación pertenecientes
al CONICET. Colabora con varias revistas nacionales y extranjeras. Es licenciada en Artes y Ciencias del Teatro.
 
• DOS •
  Kimono

DOS POEMAS DE LAIKA


Por Diego Carballar 
 

  LAS BAÑISTAS 6
Costillas de flaquitas, la flotante
  1 y sus dos hermanitas (flower lady and her assistants)
Me obsesiona la sostienen a besos, falsos
la superficie, la siesta
  de lengua.
de aquellas jóvenes profundas y frágiles que practicaron
  el pellejo 7
de la delincuencia Resbalan ¡y se luce la superficie!
  titilante, rutilante
ahora en malla, duerme y velan.
en la guerra de guerrillas de amor
  se desviste
2
No pueden hacer su casa en el amar, o de la piel rosa, un traje de baño
  más rosado todavía.
la nevizca, ¿la nieve?
a 34º de calor, ¿qué nieve digo?
  8
es el perro frío al lado del tacho de basura
tibio por la temperatura de los rayos solares A la noche colapsarán las sombras
  de la mente y las bañistas, transformadas
en el pelo
el campo blanco del balneario, ¡no la nieve! en bichos de luz
  dejarán una Imagen de agua, en el silencio
3 de las enormes piletas vacías.
 
Hay una misa a la luz de los pajaritos, ¡no, otra vez!
sino el bello aparato que empuja al insecto
 
(la mariposa,
la rayita) al vello,
 
a la piel, ¿y las moscas?
 
4
Es la música del chapoteo, la superficie
 
del agua, la sincronía de los pies
las tres rusitas de madrigal porno
 
una roja, una amarilla y otra de cualquier
  tonalidad
comen, se tragan y mastican
  abren el tapizado del sillón
interpretan la pija-violencia
  en una no-violencia, ellas tres
pieles blanquísimas, níveas
las 3 se tienen que desmayar del calor que hace.
  EL BOSKE
  5 El bosque es áspero, lejano
Están desmayadas con los ojos abiertos
ya no existe
  rosa rosa rosa
los cazadores me espían cuando venís a traerme
un sistema hídrico rosa
tiemblan cuando me ven, me piden
  de venas rosas y florestas rosadas como ríos amazonas
"señorita, señorita
deja todo color rosa: los insectarios
el lobo no está, por favor"
  la lluvia, los delfines
yo recibí en mi pecho el disparo
y el arco-iris
ahora como de mi boca, el fusil
  en la selva tropical rosa corona
es mis dientes.
la Nueva Brasilia Rosa.
 
• TRES •
Kimono
   
 
Los cachorros se mueren por dar un besito cosas en el lomo con el nombre de otro pibe.
  de buenas noches, no están más
muertos en la campiña de los novios. ¡Los cuentos de hadas queman
  a las pibas enamoradas!
Sonríen cuando sale
  a alimentarlos, se levanta la pollera Se van solas por la orilla del encantamiento
porque hay barro y los riega con cuidado cantan cosas que hacen llorar
  ¡es un arco-iris de plantitas y ramos a todo el mundo maravilloso.
sonrosados! "Soy una muchacha con una remera
  blanca".
Desde el aire el corazón
  tiene forma de jardín Frutillitas. Hans Cristian asesinado
A la madre la llama la luna, y los hermanos por los ponies de las nenitas
  pobres están perdidos en la fiesta de las luciérnagas roqueras
en el bosque vacío visten lo dejaron ceniciento
  telitas tan cortas que los yuyos hecho un bollito de masa vienesa
les marcan las rodillas en el lago artificial
  van solos le escribieron: "mi cristianito, los cuentos
¡qué flaquitos de fierro y melodramas! que contabas son muy feos"
  pero qué lindas las flores de caramelo
donde se mueren Los besos
  tienen que gritar para que los vean le quedan en los labios, hechos cerecitas
unas brujas podridas el flequillo, coraza de color negro
  montadas en lobos locos una telita
que van mordiendo, hacen reflejos cuelga de la princesa mayor
  de susto color acero en el cuchillo que los hiere. que lo escupe en la boca muerta.

  Le caen gotas, pedacitos Antes de volver al bosque


del amor entre las flores campanillas los animales festejan la violencia de las punkipelus.
  muy herida de rosa tibio.
No será la muerte, sino un sueño "que dure
  Cuando la pican da frutas dulces 100 años".
para que las jovencitas vayan a dormirse
  y las llenen de besos Los príncipes-tortolitos se mueren por despertarla, clik clik
prueba hacen los huesos de los príncipes muertos
  los lobos y los novios cuando pasan los caracoles, los más jóvenes parecen
que hacen rabietas porque les escribe guazunchos entre los espinos del chaco.
 

Diego Carballar
Nació en Adrogué en 1971. Publicó las plaquetas Viaje a la pantera (Crudo Ediciones, 2005) y La chica (terrible poesía, 2006).
Algunas poesías suyas fueron publicadas en las revistas electrónicas el interpretador.net, revista-atmosfera.com.ar, y no-retornable.com.ar.
Tiene blog: punkipelus.blogspot.com

 
• CUATRO •
  Kimono

SEIS POEMAS
Por Luciana Romano 
 

 
un pájaro a cuerda
 
un pez a propulsión
  yo con mis pies a cuestas
las violetas adornan su muerte con tinte jugoso
  y perfume de pasto.

 
sin tinta de mariposa corrida en los labios
  con una burbuja dormida entre helechos y magnolias
suspende las agujas cabellos enlazados.
 

 
el jardín percibe un cuerpo de pulpa.
  paladar ocular
recordará con flores de azar como vida mariposa en la nariz.
 
cambió el color de sus palabras
  alguna catástrofe del alma como noticia de pueblo arrasado
víctimas profundas
  epicentro casi acá
con el pasado adelantado
 
las aguas revueltas acalladas por lluvia dentro del mar.
 

 
pastar humeando un pensamiento como me tomo un tren que no quita sus ventanillas de las vacas.
  atraviesa algo más que el aire, esa masa imperfecta y volátil llamada hombre que mira y fuma.

Luciana Romano
Nace en la primavera de 1977, en la Ciudad de Buenos Aires. Inicia su tarea literaria dentro del género narrativo. Cursa la carrera de
realización cinematográfica en Lomas de Zamora; en el año 1997 gana el primer premio de guión. En 1998 funda, junto a otros artistas, el
movimiento de arte y política “etcétera…”, que tuviera como sede la imprenta que dirigía Juan Andralis y en la que publicaba la editorial
Argonauta. Allí organiza la biblioteca y crea, además, un taller literario, que con el tiempo se transformaría en tertulia de amigos.
 
• CINCO •
Kin
  kón

LA REVANCHA
ENTREVISTA A RAFAEL SPREGELBURD
 

 Por Santiago Sánchez Santarelli

Almagrísima. Eso podría decirse de la casa de   Hace  poco  hubo  en  Parque  Chacabuco  una  reunión 
Spregelburd. A la vuelta del tradicional café Las autoconvocada  de  gente  de  teatro.  La  idea  era  compartir 
 
Violetas y cerca de las vías de tren hay una puerta que sus dudas, sus inquietudes, acerca de en qué estado está la 
esconde a uno de los dramaturgos más interesantes de la producción y, por otro lado, comenzar a asumirse como los 
actual escena argentina. Voy a callar la dirección exacta verdaderos  productores  del  fenómeno  teatral.  Los 
para evitar que las fans enfebrecidas lo acosen después de productores en el campo del teatro independiente no son 
su aparición en paños menores en una escena de La “los  productores”,  no  son  las  salas  —que  están 
Estupidez. funcionando  prácticamente,  en  la  mayoría  de  los  casos, 
Cargo una docena de facturas de la panadería de como alquiler de paredes— sino los actores, dramaturgos y 
Medrano, mejores y más baratas que las de Las Violetas directores. Una de las inquietudes más clara que se debatió 
según recomendación del propio Spregelburd, y dos en la reunión fue justamente ésa que involucra a las salas, 
grabadores: uno digital y uno analógico. Ya hice una vez ¡las  nobles  y  gloriosas  salas  independientes!  Es  claro  que 
la entrevista y la tecnología me jugó una mala pasada. las  salas  están  en  una  situación  crítica,  una  situación 
Esta vez voy prevenido: si los astros confabulan en mi postcromañón.  Y  es  claro  que  pierden  plata.  O  que  al 
contra las vicisitudes de lo digital, el viejo y mal menos  no  la  ganan.  ¿Quién  financia  todo  esto,  entonces? 
ponderado cassette no va a fallarme. Espero. ¿Y  tenemos  números  concretos  como  para  elaborar 
Me recibe con una variedad de tés exóticos como para algunas conclusiones?  
volverse loco, con sus dos gatos y con la amabilidad que
 
acostumbra. Como siempre, tiene ganas de charlar. Es el
Una  primera  cuestión:  las  salas  independientes 
entrevistado ideal para el periodista primerizo que
deberían tener algo que muchas veces falta: una dirección 
suscribe. Spregelburd tiene una rara cualidad que
artística. Me refiero a poder asumir su perfil, y por lo tanto, 
comparte con Borges: no importa qué zanguangada le
que uno sepa más o menos a qué tipo de sala puede ir con 
pregunte uno, él siempre se las arregla para contestar
qué  espectáculos  y  con  qué  duración  en  el  tiempo,  y  con 
algo interesante.
qué relación contractual. La cantidad de teatro que se está 
Le doy un sorbo al té, ataco un vigilante para empezar
produciendo  hace  que  naturalmente  las  obras  estén 
con una venganza simbólica, charlamos de cosas que no
durando muy poco en cartel, y entonces los elencos suelen 
vale la pena reproducir acá y prendo el grabador. Y
optar  por  ensayar  menos  tiempo,  más  rápido,  para 
después prendo el otro.
Presten atención…  compensar  en  una  suerte  de  ecuación  áurea  que  la  obra 
dure  menos.  Esto  genera  muchísima  ansiedad,  todos  los 
directores  tenemos  esta  situación  de  actores  que  están 
trabajando  en  dos  o  tres  obras  simultáneamente  porque 
nadie puede naturalmente casarse con un solo proyecto en 
un territorio tan confuso. Me parece muy bien por un lado 
que los actores apuesten a varias cosas a la vez (ya que en 
nuestro  medio,  los  mejores  actores  son  los  que  logran 
trabajar  más:  el  trabajo  es  nuestro  entrenamiento).  Pero 
esta situación luego trae muchas dificultades.  
 
La  reunión  del  otro  día  fue  sólo  un  tibio  conato  de 
asomo a ver cómo se solucionan estos problemas que nos 

 
• SEIS •
  Kin kón
 

afectan  más  o  menos  por  igual  a  todos  los  que  abogados, pero todo parece inútil sin un juicio, ya que 


hacemos  teatro.  Pero  sobre  todo  fue  útil  para  ver  este director no se presentó a ninguna mediación. Allá 
exactamente  qué  pensamos  sobre  todas  estas  él. Esta es una situación extrema, claro, y son pocos los 
categorías  los  que  estamos  produciendo  teatro  elencos que deciden ir a la justicia para reclamar lo que 
independiente.  El  teatro  independiente,  cuando  se  el  sentido  común  más  elemental  señalaría  como  una 
reúne,  discute  casi  siempre  de  lo  difícil  que  es  estafa.  Pero  hay  situaciones  menos  extremas  e 
conseguir  los  subsidios,  o  de  la  transparencia  o  igualmente  anómalas.  El  director  de  programación  del  
corrupción  que  pueda  existir  en  las  instituciones,  Centro  Cultural  de  la  Cooperación,  Juano  Villafañe,  se 
olvidándose  que,  por  otro  lado,  se  está  auto‐ comprometió  a  que  estrenáramos  allí  nuestra  nueva 
denominando “teatro independiente”. Hay que ver cuál  obra, La paranoia, que fue coproducida en parte por el 
es la verdadera definición. A mí me parece genial que,  Festival  Internacional  de  Buenos  Aires,  y  en  parte  por 
si hay instituciones y hay una Ley de Teatro, se cumpla  nuestro grupo. Nos aventuramos en la tarea porque ya 
como  se  debe  (que  para  algo  se  discutió  y  se  teníamos  la  sala  comprometida  para  estrenar  en 
estableció)  y  que  cumplan  con  su  trabajo  y  que  lo  febrero, pero luego de las 4 representaciones del FIBA, 
hagan de  la  mejor  manera  posible  quienes  han  tenido  y  sin  ningún  motivo,  Villafañe  nos  manda  un  simple 
la  vocación  y  el  empuje  para  velar  por  ello;  pero  al  mail  diciendo  que  no  podremos  estar  allí  porque  la 
mismo  tiempo  entiendo  que  hasta  que  nosotros  no  obra dura tres horas y ellos van a poner dos obras en la 
definamos  qué  es  lo  que  se  va  a  ir  a  pedir,  qué  es  lo  misma noche. Lo curioso es que ellos siempre supieron 
que se va a ir a demandar, y cuál es el piso de calidad  cuánto  duraba  la  obra,  ¡y  no  lo  objetaron  cuando  nos 
sobre  el  cual  hay  que  empezar  a  construir,  la  cosa  se  hicieron endeudarnos para producirla! Ahora no tengo 
torna  muy  difícil.  Todo  aparece  muy  enrarecido,  las  la  sala  donde  estrenar  y  es  un  espectáculo  hecho  ad 
categorías  profesionales  conviven  con  los  mismos  hoc  para  un  espacio  determinado.  Ergo,  no  tenemos 
problemas  del  amateurismo,  y  ni  unos  ni  otros  ganan  forma,  mis  actores  y  yo,  de  recuperar  el  dinero  que 
nada de esta igualación.   invertimos  (como  decía  antes,  como  verdaderos 
  productores  del  teatro  de  esta  ciudad)  en  el 
Este particularmente ha sido para mí un año muy,  espectáculo. ¿Quién vigila por la palabra empeñada de 
muy  extraño, muy  aciago.  Cuando  digo  que  es  un  año  los directores de estas salas? ¿Ante quién los denuncia 
aciago,  me  refiero  a  que  trabajando  el  triple  que  en  uno cuando esto se hace como un ejercicio cotidiano? 
otros años (porque se me dieron así las cosas y se me  Hay  una  cantidad  de  problemas  que  hacen  a  la 
superpusieron  cinco  estrenos,  dos  películas,  un  producción  de  un  teatro  realmente  independiente.  En 
proyecto  de  televisión  y  cosas  que  deberían  haber  general,  yo  creo  que  la  solución  es  siempre  producir 
ocurrido  secuencialmente  y  no  en  simultáneo)  en  vez  más, y no “producir menos”. La tendencia parecería ser 
de  estar  recogiendo  más  frutos,  sólo  parece  que  he  a reducir: a reducir el teatro, a reducir las dimensiones 
venido  acumulándome  problemas.  En  otras  circuns‐ del  teatro  independiente,  a  pensarlo  como  una  cosa 
tancias  el  trabajo  genera  mucho  placer:  uno  se  chiquita, en vez de decir: “yo creo que la forma de que 
enorgullece  de  estar  solucionando  aquellos problemas  ganes  tu  estatuto  es  generando  cada  vez  más  calidad, 
que el propio trabajo genera. Cuando la naturaleza de  atacando, ocupando los espacios todo lo que se pueda 
estos problemas ya va más allá, mucho más allá, de las  y  persistiendo  en  ellos  a  fuerza  de  calidad”.  En  este 
cuestiones artísticas y tiene que ver con incomodidades  sentido  no  me  puedo  quejar:  todos  mis  estrenos  de 
de producción y con cuestiones legales, uno empieza a  este  año  (son  cinco)  han  funcionado  muy  bien, 
llamar  “trabajo”  a  cualquier  cosa.  Por  ejemplo,  a  independientemente de cierta hostilidad que hay en el 
discusiones con abogados. A ver: este año, entre otras  medio,  cada  vez  más  generalizada,  para  con  los 
delicias,  hubo  una  sala  que  nos  estafó,  con  todas  las  espectáculos  que  funcionan.  Uno  a  veces  tiene  que 
letras.  El  director  artístico  del  Margarita  Xirgu  no  sólo  salir a explicar lo que es evidente para cualquier veedor 
no cumplió con el contrato que nos firmaron (y que ya  imparcial,  ya  sea  extranjero  o  gente  que  no 
era  de  por  sí  escandaloso),  sino  que  luego  de  necesariamente  viene  del  mundillo  del  teatro,  y  que 
estafarnos  (y  a  Proteatro  y  a  Actores)  nos  inicia  una  descubre  que  las  obras  que  funcionan  a  veces 
querella  judicial.  El  asunto  está  en  manos  de  nuestros  funcionan porque están bien, y no porque sean frívolas, 

 
• SIETE •
 Kin kón
 

Lázaro, el detective 
venezolano de La 
Paranoia muestra su 
perfil de latin lover recio. 
Fotografía: Pigu Gómez 

o  porque  repitan  esquemas  televisivos  —como  se  instituciones  ciertos  comportamientos  que  son  muy 
pretende en las acusaciones que circulan en el medio— erráticos. Eso por un lado. 
o  porque  carezcan  de  contenido,  etc.  Pero  esto  del   
medio  y  sus  modas  es  otra  cuestión;  lo  que  sí  es  un  Pero  luego  también  están  las  soluciones 
poco  anómalo  es  que  —frente  a  la  imposibilidad  de  individuales.  Por  un  lado,  este  año  tan  intenso  me  ha 
estrenar  aquí  mis  obras  más  ambiciosas  (como  La  servido  para  reforzar  los  lazos  que  tengo  con  mis 
paranoia)—  las  opciones  que  se  me  presentan  están  grupos de trabajo, con mis elencos, tratando de pensar 
fuera del país. (En enero nos han ofrecido presentar la  cómo  generar  los  espectáculos  que  queremos  ver, 
obra  en  México,  y  en  este  momento  escribo  para  el  cómo repoblar la cartelera de los espectáculos que nos 
Schauspielfrankfurt, el Teatro Nacional de Frankfurt).  gustan y que nos parece que deben durar en el tiempo, 
  no  aceptando  que  las  salas  te  impongan  contratos 
¿Cuál  es  la  solución  si  uno  quiere  quedarse  aquí?  basura de dos meses para obras que te llevaron, como 
Bueno,  esto  creo  que  va  muy  en  cada  uno.  Yo  por  un  en  el  caso  de  La  Paranoia,  tres  años  de  ensayo,  o  un 
lado  pienso  que  hay  soluciones  individuales  y  año  y  medio  como  en  el  caso  más  estándar  de 
soluciones  sociales,  grupales.  En  principio,  el  Acassuso, Lúcido o Bloqueo.  
movimiento  del  teatro  independiente  empieza  a   
pensarse  como  movimiento,  que  es  algo  que  no  se  Pero éstas son salidas o respuestas individuales. No 
hace  aquí  desde  la  época  de  Teatro  Abierto,  y  acepta  me  parece  tan  importante  cómo  cada  uno 
sobre  todo  sus  diferentes  estéticas  —ésta  sí  es  una  individualmente  asume  el  problema  sino  qué  porción 
diferencia  fundamental  respecto  de  otras  de  la  experiencia  de  cada  uno  se  puede  volcar  a  una 
generaciones—.  experiencia más socializable, para tomar conciencia de 
  algo que está pasando, y poder así modificarlo.  
Va a ser muy difícil lograr cambios en lo social del   
teatro  hasta  que  esto  no  se  acepte  como  una  especie  Estamos  muy  acostumbrados  a  la  inacción,  a  la 
de  colectivo,  con  intereses  distintos,  con  objetivos  supuesta  ineficacia  de  la  presión  del  trabajo  sobre  la 
distintos, pero con problemas similares, que a lo mejor  modificación  del  entorno.  Es  una  sensación  gene‐
se  pueden  solucionar  exigiendo  o  demandando  de  las  ralizada,  creo  yo,  y  tiene  motivos  que  parecen 

 
• OCHO •
  Kin kón
 

personales, pero son más genéricos. Yo estoy un poco  proyectos en Hollywood o donde fuere, para venir acá 
agotado,  ahora,  y  pesimista.  Termina  este  año  y  en  e instalarse dos meses en una escuelita semi‐rural con 
relación  al  esfuerzo  y  al  trabajo  que  se  necesitó  para  una  obra  tan  rara?  Yo  lo  veía  muy  entusiasmado  y 
hacer teatro y los problemas que generó en particular,  todo,  pero  naturalmente  no  voy  a  presionar  para  que 
naturalmente  veo  con  mejores  ojos  otras  ofertas  más  esto ocurra más allá del curso natural de las cosas; yo 
tentadoras y más razonables.   también  tengo  otros  proyectos  que  me  involucran 
  tanto o más que ése. Me parecía que era un copado en 
Una  es  —como  te  comentaba  antes—  trabajar  en  proponerme esto de la codirección de Acassuso, pero si 
el  exterior.  Ahora  estoy  terminando  de  escribir  La  realmente aparece el proyecto de cine y no lo incluye a 
terquedad,  un  espectáculo  que  se  va  a  estrenar  en  él  y  cierra  el  tiempo  y  demás,  también  lo  haremos. 
Frankfurt.  Dudo  que  acá  se  haga…  En  principio,  tengo  Tengo  muchos  proyectos  abiertos  y  no  tengo  ninguna 
que  conseguir  sala  para  las  obras  que  ya  tengo,  antes  ansiedad  por  presionar.  Está  también  el  proyecto  de 
que  pensar  en  las  que  podría  tener  en  el  futuro.  Y  la  filmar el año que viene La escala humana. Lo veníamos 
sola  idea  me  agota.  Esta  posibilidad  de  trabajar  en  el  postergando  desde  hace  mucho.  Y  también  está  el 
extranjero,  en  condiciones  mucho  más  razonables  de  ofrecimiento de hacer Bizarra como una telenovela de 
tiempo,  espacio,  dinero  y  respeto,  es  para mí  siempre  verdad, hecha y derecha, en Canal 7. Un delirio.  
muy tentadora, lo mismo que mi trabajo en España. Allí   
suelo  hacer  talleres  de  formación  de  actores,  de  los   
que luego surgen más proyectos.   Hablando  de  Bizarra,  ¿se  puede  decir  que  la 
  exuberancia es una marca de tu poética? 
Pero  además  de  la  emigración  encubierta,  hay   
otros  motivos.  Este  año  he  empezado  a  trabajar  — Efectivamente.  Estoy  fascinado  por  la  idea  de  lo 
bastante  casualmente—  en  cine.  En  abril  dirigí  mi  complejo. Ante lo simple yo suelo aburrirme mucho, así 
primera  película,  Floresta,  junto  a  Javier  Olivera,  para  que es bastante lógico que mis obras sean exuberantes 
Canal 7 y estamos muy contentos con este resultado en  en  su  complejidad.  Esto  implica  un  tipo  de 
codirección.  También  estoy  trabajando  como  actor  en  procedimiento de construcción de diálogo, de escenas, 
La  Ronda,  de  Inés  Braun,  y  me  han  llamado  al  menos  de situaciones… en fin, nunca sé cuánto va a durar una 
para dos proyectos más en cine para el año que viene.  obra  pero,  en  general,  ¡termino  creyendo  que  escribir 
Proyectos  que  me  interesan  mucho.  Son  roles  es  cortar!  Suelo  acumular  tanto  material  que  para  mí 
protagónicos  y  complejos.  A  mí  me  gusta  mucho  que  escribir  es  sacar.  Sacar  para  que  las  obras  sean 
me llamen para proyectos de otros, porque en general  posibles.  
tengo  el  peso  de  esta  historia  de  autogeneración  de   
proyectos y trabajo tan exclusivamente en mis propias  Yo  siento  que  una  obra  tiene  que  ser  como  un 
cosas  que  es  muy  difícil  involucrarme  en  procesos  a  buen puñetazo. Hay que poner toda la carne al asador 
largo  plazo,  de  años  de  duración,  de  otros  directores.  cada  vez.  Y  tiene  que  tener  un  montón  de  elementos 
Pero  cuando  se  trata  del  cine,  donde  las  cosas  están  que  construyan  complejidad.  Cuando  se  habla  de  lo 
por su propia naturaleza, muy acotadas, es para mí un  sintético  como  algo  a  ser  valorado,  me  parece  que  se 
enorme  placer  y  me  permite  una  enorme  flexibilidad,  equivocan  varios  conceptos.  ¿Cuánto  tiene  que  durar 
que a veces no tengo para con mis propias obras.  una  obra?  Una  obra  tiene  que  durar  lo  que  sea 
  necesario  para  producir  un  efecto  duradero, 
  importante,  un  efecto  que  justifique  —incluso,  si  se 
Además  sigue  en  pie  la  idea  de  filmar  Acassuso  con  quiere—  el  pago  de  una  entrada  de  precio  equis.  Hay 
Gael García Bernal, ¿o se diluyó un poco eso?  determinados  directores  que  trabajan  estéticamente 
  sobre  una  idea  de  condensación,  de  brutalidad  en  esa 
Por mí sigue en pie, pero tengo la sensación de que  condensación, como suelen ser Bartís, o Federico León, 
va  a  ser  muy  difícil  encontrar  las  condiciones  ideales  donde no abonan tanto a la idea de complejidad sino a 
para  Gael  de  tiempo,  espacio  y  lugar.  Es  una  estrella  la  de  condensación.  Uno  allí  sí  tiene  la  sensación 
internacional,  ¿por  qué  habría  de  suspender  sus  milagrosa  de  haberse  tragado  una  píldora  de 

 
• NUEVE •
 Kin kón
 

Gwyn no entiende nada 
en Floresta. A su 
izquierda, un globo con 
helio que forma parte de 
la explicación del plan 
para engañar a la NASA. 
Foto: Adrián Salgueiro. 

teatralidad que se disuelve luego en uno y se despliega.  son  mundos  muy  barrocos,  muy  abigarrados.  Y  hasta 


Pero  esto  lo  logran  los grandes  modelos  y  los  grandes  que no son lo suficientemente complejos, no creo estar 
cultores  de  esta  estética.  No  toda  obra  corta  es  una  en  presencia  de  una  obra.  Por  lo  demás,  todos  somos 
píldora  condensada  de  teatralidad.  Por  otra  parte,  la  muy  capaces  de  elaborar  teorías  que  justifiquen  el 
noble  condensación  no  es  —creo  yo—  el  único  propio capricho. En mi caso, que no puedo evitar lo que 
mecanismo poético posible. Siempre he sentido algo de  hago y lo repito sistemáticamente como si se tratase de 
pudor con respecto a este tema; es lo que aprendí de  una  técnica,  ya  puedo  hablar  —con  razón  o  sin  ella— 
mis  maestros  (Bartís,  Kartun)  y  siempre  sufrí  la  de una suerte de teoría “antisintética”. Yo creo que el 
esquizofrenia de saber que eso estaba bien y al mismo  proceso  sintético,  tal  como  viene  presentado  por  la 
tiempo  tener  que  decidir  un  camino  propio  que  no  dialéctica, es una forma de conocimiento del mundo en 
tuviera  que  ver  con  imitar  sus  mecanismos  de  la cual una tesis es seguida por su antítesis para llegar a 
construcción.  Me  parecía  que  yo  tenía  que  hacer  otra  una instancia superadora de los elementos previos, a la 
cosa,  que  es  la  sensación  natural  de  cualquiera  que  que  llamamos  síntesis.  Es  decir,  que  toda  síntesis  (al 
empieza  a  realizar  una  disciplina  artística  y  en  un  menos en esta acepción) es un conocimiento al que se 
momento  decide  dejar  de  sentirse  sólo  un  alumno  y  arriba  por  el  enfrentamiento  entre  elementos 
empezar a ser un practicante: en qué punto uno puede  opuestos.  Muchas  veces  llamamos  síntesis  a  algo  que 
aportar algo diferente a lo que ya hay.  simple mente   e s corto  y  qu e  no   t iene   proc eso  
  d e  n ingún  tipo. Yo creo que vivimos en un momento 
Tengo  obras  más  largas,  obras  más  cortas;  lo  que  en  el  que  es  muy  difícil  aplicar  procedimientos 
es cierto es que no creo en la duración de la obra como  dialécticos a la percepción de nuestro entorno. Quiero 
un  principio  previo  al  mundo  que  vas  a  construir.  decir,  nos  hemos  ido  acostumbrando  a  la  persistencia 
Cuando empiezo a construir mundos, muchas veces me  de  opuestos  que,  por  no  poder  arribar  a  ninguna 
propongo construir mundos más simples, más factibles,  instancia  superadora  de  sus  propios  términos, 
más fáciles de ensayar —sobre todo— y más posibles. Y  terminan  por  alternarse  en  el  uso  del  tiempo  y  el 
al tiempo me doy cuenta de que casi siempre es inútil:  espacio  infinitamente.  Vivimos,  sobre  todo  en  este 
la  última  es  todavía  más  complicada  que  la  anterior,  país,  muy  atrapados  de  ciertas  esquizofrenias  que 
porque  estos  mundos  florecen  con  mucha  tozudez…  tienden  a  rotular  y  a  ponerles  nombres  extremos  a 

 
• DIEZ •
  Kin kón

determinadas  posiciones  que  se  repiten  eternamente  un  circuito  comercial  donde  ya  no  necesite  investigar 
sin arribar a ninguna síntesis: palabras, términos como  absolutamente  nada,  justamente  porque  ya  es  un 
“peronismo”,  o  “menemismo”,  o  “gorilismo”  que  no  circuito comercial, ¡ya sabe agradar, ya sabe vender lo 
son  síntesis  de  nada,  sino  acumulación  de  opuestos  que hay que vender!  
irreconciliables,  y  que  sin  embargo  están  allí  como   
entidades, se las puede nombrar y uno cree que “son”.   Yo  creo  que  la  gran  riqueza  técnica  del  teatro  de 
  este país es que ha sido hecho por gente que deviene 
Yo  no  creo  que  la  realidad  en  la  que  vivimos  sea  en  filósofos  del  teatro  y  que  termina  cuestionándose 
sintética y es por esto que los mundos que pinto en mis  no solamente sobre el teatro, que en sí mismo es una 
obras  coquetean  con  esa  idea  de  eterno  movimiento  cosa  pequeña  y  sin  gran  importancia,  sino  en  su 
que no arriba a una acción superadora, lo que es decir,  relación con la vida política. La relación con su tiempo 
moralizante.  La  idea  de  acción  es,  incluso en  términos  en este mundo. Por eso además me irrita tanto cuando 
técnicos  muy  estrictos,  moral:  “Acción  es  todo  lo  que  se supone que este tipo de trabajo es apolítico o frívolo 
arrastra  a  la  pieza  hacia  su  final”.  Lo  cual  supone  que  o  menemista  ‐que  es  un  adjetivo  que  está  muy  de 
las  piezas  terminan,  que  entonces  el  final  será  la  moda  y  que  no  quiere  decir  nada,  pero  que  se  aplica 
conclusión  de  una  serie  de  eventos,  que  se  organizan  entre bandos opuestos para acusarse siempre entre sí‐; 
de  acuerdo  al  principio  causa‐efecto…  Yo  creo  que  cuando yo creo que todo trabajo sistemático sobre los 
ahora ‐es una verdad de Perogrullo decirlo‐ hay tantos  procedimientos  es  necesariamente  político.  Uno  va  a 
modelos  narrativos  (empezando  por  Joyce,  siguiendo  ver una obra mía y no sabe realmente por dónde lo voy 
por Beckett, y llegando a nuestro milenio), pero sobre  a atacar esta vez. ¿Es un problema? A mí me encantaría 
todo  tomando  modelos  narrativos  apropiados  al  cine.  que  a  eso  se  le  diera  el  mérito  que  tiene,  que  no  es 
Vos ves la última película de David Lynch y decís “¿Qué  para nada desdeñable. Yo este año he podido estrenar 
es  lo  que  la  hace  tan  fascinante?  No  puedo  dejar  de  cinco obras y las cinco obras parecen escritas por cinco 
mirar y al mismo tiempo no entiendo hacia dónde va”.  personas  diferentes  (o  por  un  solo  psicópata).  Pero, 
No va en una única dirección.  Y está sustentada en un  ¿por qué? Porque yo creo en muchas cosas a la vez. No 
principio  fundamental  de  la  creación:  su  fuerza  quiero poner todo en una sola obra coherente. Estaría 
ausente,  vacante.  Es  una  perogrullada  decir  que  el  pareciéndome  mucho  a  mí  mismo  y  esto  para  mí  es 
mundo es más lyncheano que aristotélico, pero si es así  muy  sospechoso.  Hay  que  dar  rienda  suelta  a  las 
y uno cree realmente en esto, me parece que es hora  incertidumbres. A mí me interesa crecer técnicamente 
de tratar de esbozar una técnica que se aleje (pero no  y  esto  necesita  expandir  los  límites  y  forzar  la 
por  ser  sólo  provocativa  o  modernosa)  de  ciertos  flexibilidad  del  propio  campo  asociativo.  Y  de  las 
paradigmas  que  son  frases  hechas.  “El  público  sólo  propias  afirmaciones  categóricas.  Si  para  esto  uno 
aguanta  una  hora  porque  más  no  se  puede  necesita cinco obras diferentes y cada una de ellas con 
concentrar”.  Bueno,  a  lo  mejor  no  tenés  que  estar  su  propia  complejidad,  bueno,  hagámoslo.  Es  una 
concentrado  para  ver  una  obra  de  teatro.  ¿Quién  dijo  forma de tomarme en serio mi trabajo. 
que  hay  que  estar  concentrado?  Además,  ese  mismo   
público ve El señor de los anillos, que dura tres horas y   
pico,  y  nunca  mira  el  reloj,  no  se  le  hace  larga.  Claro,  Acá puedo traer a colación una frase tuya que cita Luis 
me  dirás,  una  es  una  cosa  más  frívola,  con  imágenes  Cano:  “Como  no  puedo  hacer  una  obra,  hago  siete”, 
que  cambian  todo  el  tiempo.  Bueno,  pero  ¿cómo  por la Heptalogía. 
podemos  aprender  de  eso  el  procedimiento  y  no  su   
liviandad de fuerza, su frivolidad fácil? Yo creo que son  Esto es, a veces, hasta una estrategia de factibilidad. Si 
momentos  donde  —si  el  teatro  independiente  no  se  yo  quiero  hacer  una  obra  chiquita,  con  unos  actores 
constituye  como  ese  espacio  de  cuestionamiento  de  muy  buenitos,  y  consigo  una  salita,  y  me  piden  una 
todos  estos  paradigmas  que  vienen  dados—  va  a  carpetita… “Mirá”, me van a decir, “tenemos cosas más 
desaparecer  como  fenómeno  importante,  se  va  a  interesantes”.  En  cambio,  si  les  llevo  siete  obras,  una 
transformar en un teatro amateur, como pasa en otros  cada  día  de  la  semana,  que  tienen  intertextualidad  y 
países, de gente que se está formando hasta entrar en  donde  en  realidad  todo  es  un  quilombo  muy  poco 

 
• ONCE •
 Kin kón
 

práctico, que nadie sabe en qué va a terminar, lo más  Mi  experiencia  es  que  efectivamente  hay  un 


probable  es  que  la  sala  —si  es  una  buena  sala  y  tiene  público para esta diversidad enorme de teatro que hay 
un  perfil  de  dirección  artística—  también  se  fascine  ahora,  no  creo  que  me  esté  pasando  solamente  a  mí. 
más  con  esa  posibilidad,  que  crea  que  también  va  a  Me parece que hay muchas obras de calidad que duran 
extender  la  singularidad  del  fenómeno.  Y  si  el  como si fueran comerciales sin serlo. ¿Por qué? Porque 
fenómeno  no  empieza  a  ser  singular  no  puede  la  entrada  es  muy  barata  o  porque  el  espectáculo 
competir  con  otros  objetos  de  consumo  cultural  que  funciona por el boca a boca.  
existen en la ciudad.   
  En este tipo de reuniones, donde se habló de la ley 
  de  mecenazgo  y  demás,  hay  mucha  gente  que  no 
Hablando  justamente  del  tema  del  consumo,  me  conozco  y  que  se  acerca  a  charlar  de  cuestiones  de 
parece  interesante  que  el  movimiento  de  teatro  producción  y  que  supone  que  mis  proyectos  son 
independiente  se  asuma  como  tal,  porque  hay  un  redituables. Incluso puede haber habido mucho encono 
público  que  se  asume  como  del  teatro  independiente  porque  el  festival  este  año  decidió  producir  sólo  dos 
o, al menos, como de ciertos directores.  La Estupidez,  cosas  (lo  de  Bartís  y  lo  mío).  Imagino  que  hay  gente 
por ejemplo, estuvo mucho tiempo en cartel y siempre  supone  que  nosotros  no  necesitamos  el  dinero,  o  que 
llenó…  nos dieron una cifra parecida a una fortuna. No es así: 
  lo que el Festival me dio es el 40% de lo que nos costó 
Sí,  hay  una  cantidad  de  público.  Yo  nunca  termino  de  hacer esa obra. Yo todavía no recuperé la plata, tengo 
entender  cuál  es  su  perfil.  Mis  obras  gustan  e  irritan  deudas,  y  los  actores  y  yo  dedicamos  tres  años  de 
por  igual,  con  lo  cual,  cada  vez  que  veo  una  función  nuestra  vida  —que  nadie  nos  pagó—,  esperando  que, 
donde  presiento  que  puede  haber  problemas,  siento  al  estrenar,  podamos  ganar  algo  de  dinero  de  las 
que no va a venir nadie al día siguiente. Y es al revés.  entradas y de las giras en el exterior. Redituable no es… 
Claro, será que aquéllos que sí entienden parte de esta  Andrea Garrote vive también de dar sus clases, nuestro 
provocación  y  la  disfrutan,  suponen  que  eso  es  actor Alberto Suárez es contador, yo me financio estos 
justamente lo que hay que ir a ver, y no otras cosas.  proyectos  con  mis  talleres  en  el  exterior.  Por  suerte 

Spregelburd con Emilia 
Balcarce, durante la sesión 
de fotos de La Ronda. 
Fotografía: Carlos Furman. 
 
• DOCE •
  Kin kón
 
tengo  esta  otra  faceta  de  mi  trabajo,  y  cuando  hago  cargo  el  fomento  del  teatro  independiente  pudieran 
 
teatro,  es  teatro  independiente.  No  sabría  ni  a  quién  financiar exactamente en las condiciones que se debe, 
empezar a pedirle que me dieran lo que necesito para    y  no  asociándose  a  las  deudas  que  se  generan  las 
hacer mi teatro. Pero ¡ojo!, porque el hecho de que el  compañías, pero si no es posible, ¿qué hacer? ¿Un paro 
Festival  en  un  momento  diga:  “Ah,  pero  esta  obra  es  de  teatros?  ¿A  alguien  le  importaría  mucho?  ¿Alguien 
buena, la voy a financiar” no implica ni una alianza de  necesita  de  nosotros?  ¿Estamos  realmente  en  un 
sangre  ni  una  cuestión  ideológica.  Me  parece  que  en  mercado, o somos lo contrario de éste aunque usemos 
todo  caso  es  que  el  Festival  prevé  que  ésa  es  la  obra  también  billetes  para  comprar  escenografías  y  pagar 
que  —por  motivos  que  desconozco—  mejor  lo  va  a  actores?  ¿Hay  que  dejar  de  producir  sólo  porque  la 
representar  en  un  marco  determinado,  un  marco  que  financiación  escasea,  aunque  el  público  abunde?  ¿Hay 
es cuestionable, como cualquier otro. ¿Qué quieren ver  que  irse  a  otro  país?  ¿Se  está  mejor  allá?  Yo  no  lo  sé. 
de lo que uno puede producir? Vaya uno a saberlo. Lo  Pero todos los días me doy una respuesta distintae  
deseable  sería  que  las  instituciones  que  tienen  a  su 

Spregelburd  (Buenos  Aires,  1970)  es  director,  actor,  dramaturgo  y  traductor.  Formado  con  Ricardo  Bartís  y  Mauricio  Kartun,  ha 
recibido numerosísimos premios, entre ellos, el Tirso de Molina por La Estupidez, el María Guerrero, el Florencio Sánchez, y el Casa de 
las  Américas.  Ha  traducido  a  Sarah  Kane  y  a  Steven  Berkoff  del  inglés,  y  a  Reto  Finger  y  Marius  von  Mayenburg  del  alemán,  entre 
otros.  Fundó  e  integra  el  grupo  teatral  El  Patrón  Vázquez.  Tiene  una  treintena  de  obras  escritas.  Dentro  de  esa  treintena  figura  un 
conjunto  fundamental  para  el  teatro,  su  Heptalogía  de  Hyeronimus  Bosch,  cuya  última  parte  ha  sido  comisionada  por  la  Fundación 
BHF de Frankfurt. 

 
• TRECE •
Mono
  con navaja

VERSOS DE UNO
 Por Silvio Mattoni

 Silvio Mattoni Desde  que  Mallarmé  pronunciara  su  sentencia  acerca  de  que  el  poema, 
(Córdoba, Argentina, 1969). cediendo la iniciativa a las palabras, debía provocar la supresión elocutoria del 
Publicó los libros de poeta,  puesto  que  aquel  que  realiza  el  acto  de  la  escritura  desaparece  en  lo 
poemas El bizantino (1994), escrito,  hasta  que  Eliot,  ayudado  por  Pound,  emprendió  la  búsqueda  de 
Tres poemas dramáticos correlatos  objetivos  que  le  permitieran  hilvanar  sus  citas  y  collages,  la  poesía 
(1995), Sagitario (1998), moderna  instauró  la  impersonalidad,  la  objetividad,  el  aspecto  constructivo 
Canéforas (2000), El país de como  cualidades  deseables  en  el  poema.  Era  un  largo  viaje  hacia  lo 
las larvas (2001), Hilos
desconocido  que  intentaba  alejarse  del  puerto  romántico  donde  un  yo  lírico 
(2002), El paseo (2003),
demasiado  expresivo  –que  agitaba  su  pañuelo  de  encaje–  había  pensado 
Poemas sentimentales
(2005), Excursiones (2006) ingenuamente que se encarnaba en la vida singular de cada poeta. Pero resulta 
y El descuido (2007), y los que si las expresiones del yo eran universales no podían ser al mismo tiempo 
ensayos Koré (2000) y El singulares,  algo  que  el  romanticismo  resolvía  con  la  idea  de  un  yo  trascen‐
cuenco de plata (2003). dental, matriz de los particulares, inscripto como un homúnculo sin tiempo en 
Ganó el Concurso de Poesía los  ideales  del  sujeto.  En  suma,  el  romanticismo  todavía  podía  ser  religioso. 
“Enrique Pezzoni” (1992), y Mallarmé no, tampoco Pound, y la conversión final de Eliot tiene todo el perfu‐
la beca Guggenheim me rancio de las traiciones a las propias premisas.  
(2004). Da clases de Sin embargo, la construcción, el pensamiento no bastan para que la poesía 
Estética en la Universidad
tenga lugar y sea explicable, puesto que la cosa construida, contemplada objeti‐
Nacional de Córdoba y es
vamente, observada impersonalmente, es decir, sin autocompasión, no es más 
investigador del Conicet. 
que la voz de un hablante que se señala, sin alcanzarla, desde lo escrito. “El arte 
moderno, decía el decadente Barbey d’Aurevilly, consiste en elevar al artista al 
rango  de  la  cosa.”  Pero  antes  que  como  una  sucesión  histórica,  difícilmente 
demostrable, entre un yo romántico y un distanciamiento del objeto del poe‐
ma, preferiría pensar que se trata de una dialéctica, un combate con intervalos 
de paz, una paz entre rupturas, como diría Henri Michaux. Así en gran parte de 
la poesía argentina podríamos ver momentos de objetividad constructiva y de 
retorno a la expresión de un sujeto e incluso, en muchos autores, las dos cosas 
a la vez. Pero de lo que quería hablar ahora, en algunos libros bastante recién‐
tes, es de la aparición de anécdotas biográficas, donde alguien mira su propia 
vida sin que la descripción aspire a la universalidad de una idea del yo. Más que 
de  un  sujeto  fantaseado,  incluso  demonizado  de  otros  siglos,  se  trata  de  una 
descomposición  en  mínimas  partículas  de  una  memoria  que  sólo  la  escritura 
puede reunir, en el simulacro de unidad que es un libro. Incluso a veces no se 
trataría  de  recuerdos,  sino  de  ese  tren  fantasma  que  parece  la  experiencia 
desde  el  punto  de  vista  de  las  sensaciones,  su  precipitación  incesante,  sus 
fogonazos aislados.  
 
En 1990, Fabián Casas publica Tuca, que el autor considera su primer libro, 
donde los poemas breves intentan al mismo tiempo mirar desde afuera, desde 
un punto de vista extraño, los avatares de un personaje, un yo melancólico, y 
componer una tonalidad que refleje los movimientos más íntimos, inaccesibles 
de ese cuerpo puesto en escena. Incluso el nombre propio sirve para mostrar 

 
• CATORCE •
  Mono con navaja
 
ese  exterior  impenetrable,  la  identidad  de  un  rostro,  continúa su curso. Pero no para el yo, detenido en ese 
 
que sin embargo también define lo único de cada cual.  instante  absoluto,  absorto  diríamos.  Los  dos  últimos 
Cito:  “Recién  salido  de  la  ducha,/  me  paro  a  ver  mi  versos del poema llegan incluso al ritmo en un sentido 
cuerpo  en  el  espejo./  Nada  especial,  me  digo,  es  un  tradicional,  con  un  alejandrino  final  perfectamente 
objeto más en el mundo./ Fabián Casas, sin anteojos,/  modernista  si  elimináramos  la  conjunción  reiterada. 
cargando  una  estructura  que  comprende.”  No  obs‐ Leo:  “y  yo  me  paro  algunos  días  frente  a  su  tumba/  y 
tante,  el  tratamiento  de  cosa  que  este  poema  le  da  a  me doblo con las flores en la boca del viento.”  
una  figura  nominalmente  identificada  como  el  autor  ¿Qué ha pasado para que Casas llegara hasta allí, a ese 
tiene  algo  de  ingenuo,  casi  sería  la  forma  más  fácil,  estado  sentimental,  por  así  decir,  que  un  registro 
primaria,  de  poner  distancia  con  respecto  al  lirismo  objetivo  entonces  no  buscaba  suprimir  sino  más  bien 
antiguo del yo: la imagen especular. Tanto la voz como  reprimir?  ¿Cómo  retornó  esa  experiencia  vital  junto 
la  escena  están  petrificadas,  son  pura  imagen,  sin  con  la  imagen  y  el  ritmo?  Quizás  otra  escena  ayude  a 
ningún posible acto para señalar una presencia, dentro  entender  el  pasaje  de  la  figura  especular,  hierática,  al 
de  un  tipo  de  verso  deliberadamente  arrítmico.  Algo  cuerpo que cae de rodillas y se sustrae del mundo. Me 
muy distinto ocurre en el poema que se titula “Hoy mi  gustaría llamarla la escena de la mirada al otro, escena 
madre  tendría  que  cumplir  48  años”,  donde  la  de compasión o salida de sí mismo. Ahí el yo no se mira 
conmoción  de  un  luto  prolongado,  que  amenaza  con  ya como una estructura, pero tampoco ha percibido su 
hacerse infinito, socava las pretensiones de objetividad  propia  presencia  fugaz,  su  dolor.  El  poema  se  llama 
y hace que aparezca el tono de esas mínimas unidades  “Conduciendo  durante  la  noche”,  y  hasta  la  palabra 
de una vida que Barthes llamaba biografemas, y donde  “conduciendo”,  que  parece  de  un  doblaje  extranjero, 
se  resume  un  sentido  en  la  experiencia  de  alguien,  frente  a  un  verbo  que  nos  sonaría  más  familiar  como 
donde  la  desconfianza  ante  las  palabras  le  cede  un  “manejando”, impone esa resistencia a lo imprevisto, la 
paso, una pequeña grieta, a la intensidad. “El sol arroja  lucha  entre  el  registro  objetivo  y  la  catástrofe  íntima 
sus arpones amarillos”, escribe Casas, y esa imagen nos  que  anima  todos  los  poemas  de  Tuca.  El  poeta,  por 
hace  ver  el  padecimiento  de  un  cuerpo,  abajo,  en  el  decirle de algún modo, maneja entonces llevando a su 
cementerio suburbano, frente a la tumba de la madre  padre dormido. Y entonces puede verlo, ve una juven‐
muerta  hace  tres  años,  donde  sin  embargo  todo,  el  tud  terminada  que  retorna,  puede  finalmente  entre‐
mundo  mismo  –sol,  nubes,  chicos  que  juegan–  garse  a  solas  a  un  gesto  de  afecto  o  de  gratitud.  La 

 
• QUINCE •
 Mono con navaja
 
historia se completa en el poema siguiente, titulado “A  cada frase es signo de lo que no puede apresarse en su 
los pies de la cama de mi viejo”, donde el que habla se  interior demasiado gramatical. Lo que explicaría cierta 
describe  mirando  el  cuerpo  desnudo  del  padre  que  proliferación  de  deícticos  en  Garamona,  como  cuando 
duerme.  Toda  la  tradición  de  Occidente,  desde  Eneas  se charla con viejos conocidos y se repite “eso”, “esto”, 
llevando  a  Anquises,  podría  invocarse  en  ese  trans‐ “aquel”, un “nosotros” de tiempo atrás. Precisamente, 
porte  del  padre  y  en  la  contemplación  de  su  reposo,  en el poema que se titula “La escuela de la mente”, el 
como anticipo del fin y promesa de un nuevo comien‐ yo  habla  con  alguien,  acaso  una  nena,  amiga  de 
zo. Pero Casas mantiene su eficaz escepticismo contra  infancia,  una  chica,  o  una  novia,  para  recordar  no 
todo  anhelo  de  fundar  algo.  El  resultado  de  su  afec‐ episodios ni anécdotas sino sus detalles, una sensación, 
tuosa rememoración del sueño paterno no es más que  alguna percepción particular. Leo: “Dejamos algo en un 
un  anonadamiento  del  mundo,  donde  la  poesía  no  lugar  para  olvidar  otras  cosas,/  ¿dónde  están  tus 
tiene  lugar  y  donde  la  bondad  se  paga  con  trabajos  abuelos  que  te  llevaban/  a  la  cama  cuando  eras  una 
miserables.  La  vida  doblegada  del  otro,  sin  grandes  nena dormida?/ Palabras quedan, como brillos de pulir 
obras,  sin  registro,  trae  una  reflexión  nihilista  en  apa‐ en  la  ventana.”  Esos  leves  fulgores  casi  inaprensibles, 
riencia:  “No  todos  podemos  zafar  de  la  agonía  de  la  en  verdad  imposibles  de  retener  en  la  memoria  salvo 
época”, pero en el fondo es un carpe diem y una forma  por la intervención de las palabras, señalan también el 
de  agradecimiento.  Si  el  poeta  “zafó”  de  lo  miserable,  tiempo  en  fuga  de  los  que  hablan,  conversan, 
fue gracias a la fuerza consumida del cuerpo que ahora  recuerdan. 
contempla, y entonces la escena del arrodillado, dobla‐  
do  como  una  flor,  del  poema  a  la  madre  muerta,  se  Garamona,  al  contrario  que  Casas,  no  desdeña  el 
entiende de dos maneras: como reflejo del cuerpo del  tono  íntimo,  ni  los  encabalgamientos  del  sentido  a 
padre  doblegado  por  el  trabajo,  pero  libre,  auténtico,  merced del oleaje de cierta regularidad de los versos, ni 
menos  oprimido,  con  la  necesidad  de  una  floración  y  las  figuras  menos  orales,  como  la  metáfora  y  hasta  la 
con  su  innecesaria  belleza  para  soportar  la  opresión  hipálage,  pero  cuando  llega  al  registro  de  lo  vivido 
que  no  cesa;  pero  también  como  la  palabra  “gracias”  amplifica con esos medios el volumen de su materia y 
que  el  poeta  calla  pero  que  dirige  a  las  dos  personas  logra  una  resonancia,  una  realidad  verbal  que  no  se 
que  lo  engendraron,  tácitamente,  en  la  piedad  que  lo  deja  reducir  fácilmente  a  lo  que  se  comunica  en  el 
rapta, por instantes.   poema,  a  un  relato.  En  el  poema  llamado  “Módulos 
  blancos  de  felicidad”,  por  ejemplo,  el  poeta  se 
En  2004,  Francisco  Garamona  publica  Una  escuela  encuentra  con  su  hija  para  dar  un  paseo  cerca  de  un 
de la mente, su séptimo libro. Lo autobiográfico en su  lago.  No  hay  nada  más,  pero  un  archipiélago  de 
caso aparece de una manera mucho más velada, como  impresiones y sensaciones se esparcen sobre la liquidez 
rememoración  de  la  infancia  antes  que  como  registro  súbita  de  la  página.  El  viento  espolvorea,  según  el 
de  lo  inmediato.  Abundan  en  sus  poemas  ciertas  poema, como una capa de azúcar sobre el agua, donde 
imágenes que hacen señas desde un pasado en trance  otra  vez  los  reflejos  fugaces,  el  brillo  del  instante 
de ser recobrado, por fragmentos, por súbitas ilumina‐ apunta  a  dar  con  su  forma  verbal,  su  posibilidad  de 
ciones debidas quizás al ritmo, al fraseo que llama a las  perduración.  “Es  un  sueño.”  –dice  la  voz  que  habla 
cosas, las cita en la página. Así aparece, aquí y allá, en  justo  antes  de  que  el  “nosotros”  de  padre  e  hija 
distintos  escritos,  un  colegio,  sus  paredes,  el  recuerdo  vuelvan a separarse: “Yo leía un tomo de la historia de 
imposible de las horas de ocio que lo ocuparon, pero es  Roma./ Tanto tiempo transcurrido en el mundo./ Y acá 
como  si  fuera  un  objeto  hecho  de  pura  memoria,  los  estamos  los  dos.”  Entre  ese  lector  y  su  hija  jugando, 
ladrillos se han vuelto papel; en todo caso, ahora es un  hay  de  pronto  una  fina  película  interpuesta,  como  el 
adjetivo  para  muchos  motivos  de  recuerdo:  “lupa  sueño de la historia, como lo que se olvida del juego en 
escolar”,  “cigarrillo  escolar”,  los  libros  compartidos  en  la  aplicada  alfabetización  escolar.  Pero  el  diálogo, 
el  colegio  pero  no  de  lectura  obligatoria.  El  título  del  felizmente,  se  reanuda,  y  no  podría  dejar  de  hacerlo. 
libro  de  Garamona  adquiere  entonces  el  peso  de  una  Cito: “Mi hija me dice: auchi! Yo la miro y le sonrío./ De 
figura para representar el mecanismo de la memoria: la  la  mano  vamos  hacia  el  lago./  Las  sombras  nuestras 
mente  aprende  a  conocerse  a  sí  misma  en  forma  de  parecen divididas,/ flotando en el agua que se las lleva 
palabras  reconstructivas  o  restos  de  algo  perdido,  allí  lejos,/ a otros tiempos de los que guardamos el color.” 

 
• DIECISEIS •
  Mono con navaja
 
Por  último,  más  que  un  diálogo,  que  sería  demasiado  En esa misma línea, como si fueran haikus que revelan 
 
abstracto, se trata de un gesto de confianza, que niega  la  liviandad,  la  fragilidad,  pero  también  el  secreto  de 
  aquello que el lenguaje sin embargo afirma y reafirma  cada  objeto,  otro  fragmento  dice:  “La  coca 
en cada ser hablante, con su mente distinta, es decir, la  chisporrotea/  en  un  vaso/  en  la  oscuridad.”  Pero  las 
  división,  porque  ningún  “nosotros”  es  más  que  esa  cosas  domésticas,  aparentemente  cerradas  sobre  sí 
ilusión  del  instante  en  que  se  habla  soñando  ser  dos.  mismas,  son  en  su  chispeante  presencia  objetos  de 
  Pero  está  el  otro  tiempo,  el  color  que  se  guarda  en  intercambio,  signos  menos  dudosos  que  las  palabras 
común,  ¿un  futuro  quizás,  donde  la  hija  acaso  para hablar con el niño que no aprendió a hacerlo. Así 
  recordará la voz de ese padre‐poeta ausente, absorto?  aparece en el poema la segunda persona, y se diría que 
La  felicidad  entonces  no  puede  ser  más  que  una  adviene  con  la  figura  del  aliento,  la  respiración,  un 
 
promesa, que la poesía sigue haciendo para mantener  soplo  que  impone  su  dirección  al  tiempo,  como  una 
una vida en condiciones de volverse su objeto.   flecha  que  no  es  reversible,  porque  quien  nació  no 
 
  puede  no  haber  nacido.  Leo  completo  el  fragmento 
  La  tomadora  de  café,  publicado  en  2005,  es  el  número  29:  “Te  dormiste,  hijito,  sin  comer./  La  casa 
quinto libro de Laura Wittner. Y en su caso, el registro  detuvo  el  movimiento./  Yo  me  puse  a  leer./  Respirás 
  de  lo  vivido  llega  a  asumir  por  momentos  la  forma  de  con  un  sonido  suave/  que  es  música  de  amor./  Mi 
un  diario,  breves  entradas  donde  se  anotan  sucesos  éxtasis  se  mezcla  con  la  duda:/  ¿querrás  cenar  a 
  domésticos,  o  más  bien  lo  que  suscitan  en  ese  medianoche?/ Y si es así: ¿pollo, polenta o espinaca?” 
personaje  que  asiste  a  sus  epifanías  con  cierta  suspi‐ Una  particularidad  de  los  poemas  de  Wittner,  entre 
  cacia, como si ese yo femenino descreyera de su propia  otras,  sería  que  lo  biográfico  rara  vez  asume  la  forma 
verdad. Al escribir, parece preguntarse qué significa ese  del  recuerdo,  sino  que  más  bien  intenta  registrar  los 
 
mismo  hábito  de  registrarse  escribiendo,  esa  vida  instantes en que algo se percibe y se torna súbitamente 
  doméstica atravesada por una posibilidad de palabras.  significativo.  El  matiz  de  una  hoja  que  reverdece,  lo 
Wittner  pone  así  en  cuestión  la  postura  de  poeta,  y  más ínfimo, puede significar, abrir la posibilidad de un 
  escribe:  “Sin  o  con  público  la  actuación  es  igual/  –es  descubrimiento.  Para  lo  cual  se  diría  que  hace  falta 
decir,  es  casi  una  actitud.”  O  en  el  mismo  poema,  cierta  retracción  del  yo,  una  discreción  en  la  joven 
  hecho  de  diversos  fragmentos  y  titulado  “Dentro  de  mujer  que  observa  el  mundo  en  general  y  su  mundo 
casa”,  dice:  “Dormir,  comer,  jugar./  Todas  cosas  privado,  cuidadosamente  ordenado.  Vale  decir:  no 
  importantes.”  La  importancia  de  un  bebé  que  debe  atiborrar  de  significaciones  personales  demasiado 
cuidarse,  su  ritmo,  su  alimentación,  pueblan  la  casa  rápidas eso que pasa afuera, o en otros; que las cosas 
 
entonces y le dan otro sentido, con el cual lo escrito no  sean  metonimias  del  poema  y  no  metáforas  de  quien 
  aspira  a  competir.  La  poesía  se  revela  entonces  como  escribe. Leo el último fragmento del que le da título al 
una  felicidad,  puesto  que  en  lugar  de  mostrar  el  libro,  “La  tomadora  de  café”:  “Se  despertó  el  mundo. 
  sacrificio  del  tiempo  propio,  un  supuesto  tiempo  para  Se  despertó  la  percepción./  Hicieron  facturas  en  la 
escribir que faltaría por las obligaciones que trae criar a  panadería/  antes  del  amanecer,  y  al  kinoto  le  salieron 
  un  hijo,  celebra  en  cambio  la  ganancia  del  tiempo  cosas  blancas./  Todo  emana  un  perfume  repleto  y 
colmado, ritmado, por así decir, por las actividades del  activo:/  no  se  le  puede  dar  más  tratamiento/  (un 
  día, el sueño, la comida y el juego. Frente a ese mundo  tratamiento  mejor)  que  percibirlo.”  El  mundo  no 
en  estado  naciente,  las  palabras  se  aligeran,  pierden  muestra  entonces  su  nada,  aquello  que  la  sospecha  y 
 
peso, y pueden dejar traslucir lo que existe de verdad,  las dudas señalaban como sinsentido, como vacío, sino 
lo  que  importa  para  alguien.  “Yo  me  pierdo  en  las  que  exhibe  su  ritmo,  se  infla  y  se  desinfla  como  un 
 
connotaciones, escribe Wittner, dudo de la existencia/  organismo,  alternando  lo  vacío  y  lo  lleno.  El  hijo 
  de las palabras”. Y agrega: “Del otro lado de la puerta/  duerme,  el  mundo  respira  con  él,  la  poesía  sirve  para 
mi hijo aprende todo/ y se me hierve el agua del café.”  algo‡  
 

 
• DIECISIETE •
 Mono con navaja

MATEN A BORGES
 Por Diego Vecino

Diego
  Vecino Se cuenta en un bar de Talcahuano y Cangallo una historia. La escucho 
Nació en la República de Almagro atento  o  intentando  atender.  Digamos  que  entre  intentando  atender  y 
en 1984. Estudia Sociología y dirige  
tratando de recordar cuándo fue que pedí el primer fernet. Son las diez de 
la revista virtual La Contrarreforma la mañana y en los años sesenta Gombrowicz está a punto de tomarse un 
www.contrarreforma.com.ar barco con destino a Europa. 
y el blog: Al  parecer  hay  mucha  gente  despidiéndolo.  Quien  narra  la  historia  lo 
www. la-contrarreforma.blogspot.com hace  confusamente.  Alguien  ‐¿una  cronista?‐  le  pregunta  qué  tienen  que 
Ha colaborado con Nación Apache y
hacer  los  argentinos  para  alcanzar  la  madurez  literaria.  Quizás  quiere 
-contemporáneamente a estas líneas-
responder:  “dejen  de  escribir  pensando  en  Borges”.  Pero  los  argentinos 
con El Interpretador.
Su biografía intelectual: corta, pero necesitamos  grandes  historias,  caudillos  cuyos  sobrenombres  se  escriban 
segura.  con mayúsculas. Entonces, un Gombrowicz al que ya no le quedan grandes 
hitos  intelectuales  produce  el  último;  quizás  porque  no  está  al  tanto  o 
disimula  no  estar  al  tanto  de  esta  circunstancia.  Contesta:  “Maten  a 
Borges”. 
Quien me cuenta la historia precisa algunas coordenadas: Gombrowicz 
no está al lado del grabador, sino que sobre el deck del barco. Gombrowicz 
no responde, grita. ¡MATEN A BORGES! 
Amplificada por la época, la frase fue rápido tema de discusión en unos 
pasillos  de  Filosofía  y  Letras  que  me  estoy  imaginando.  Y  cuando  digo 
“amplificada  por  la  época”  en  realidad  quiero  decir:  amplificada  por  los 
debates  intensos  que  en  ese  entonces  se  daban  por  la  construcción  del 
canon literario.  
Porque  son  esas  las  tensiones  que  cristaliza  la  frase  o  el  grito  de 
Gombrowicz,  naturalmente.  Y  no  debiera  sorprender  al  lector  de  estas 
humildes líneas que cosas tan triviales como el reconocimiento de una tal o 
cual  tradición  literaria  alcancen  este  tipo  de  expresiones  que, 
nominalmente al menos, comprometen la integridad física de una persona 
(de Borges).  
Dardo  Cabo,  peronista,  fundador  de  Tacuara  y  posteriormente 
temprano militante montonero, famoso por haber secuestrado un avión de 
Aerolíneas  Argentinas  y  conducido  hacia  las  islas  Malvinas  a  fin  de 
recuperarlas, nos ayuda a pensar con otra anécdota esta de Gombrowicz. 
En  los  primeros  años  de  la  década  del  ’70  conversa  en  una  esquina  de 
Santa  Fe.  En  eso,  lo  advierte  a  Borges parado  en  una  esquina,  esperando 
cruzar. Apuesta con sus amigos llevarlo hasta mitad de calle y dejarlo ahí. 
Quizás por dejarnos a nosotros una historia no tan espectacular aunque 
sí  bastante  buena,  a  mitad  de  calle  no  lo  abandona,  sino  que  le  susurra: 
“¿Sabe  Borges?  Soy  peronista”.  Borges  le  responde:  “No  se  preocupe,  yo 
también soy ciego”. Nunca lo sabremos, pero yo creo que esa respuesta lo 
salvó. Dardo Cabo, me dicen, siempre fue un caballero. 
No  se  puede  negar  que  ser  Borges  en  esos  años  debió  constituir  una 
tarea  ardua  y  peligrosa.  Por  lo  demás,  no  es  del  todo  ocioso  hacer  un 

 
• DIECIOCHO •
  Mono con navaja
 

en la comandancia sin temor pero no sin recelo. En la 
cobriza  cara,  pintarrajeada  de  colores  feroces,  los 
ojos  de  ese  azul  desganado  que  los  ingleses  llaman 
gris.  El  cuerpo  era  ligero,  como  de  cierva;  las  manos 
fuertes  y  huesudas.  Venía  del  desierto,  de  tierra 
adentro,  y  todo  parecía  quedarle  chico:  las  paredes, 
los muebles. 
 
“Maten  a  Borges”  es  así  la  apoteosis  simbólica  de 
estas discusiones y funciona doblemente como consig‐
na:  primero,  como  leyenda  en  sentido  estricto,  como 
escritura,  como  grafitti  de  baño  público.  Luego,  como 
leyenda en sentido mítico, como grito y como gesto. Si 
recordamos  que  Gombrowicz  lo  grita  en  lugar  de 
decirlo;  la  barbarie  es  ese  lugar  de  desmesura,  de 
Witold Gombrowicz en pose sugestivamente borgeana.   oralidad  atropellada.  La  civilización,  en  cambio,  la 
instancia de la letra escrita, de los gestos moderados y 
de la Ópera. 
llamado  de  atención  sobre  esta  complicada 
Alguien,  sin  embargo,  hizo  propia  la  consigna  y  la 
circunstancia:  a  diferencia  de  ahora,  cuando  en  la 
ejecutó.  Alguien  mató  a  Borges.  Casi  al  mismo 
movilizada  década  del  ’60  se  discutían  cánones 
momento  en  que  se  moría  de  muerte  natural.  Un 
intelectuales  en  realidad  se  confrontaban  cosmovi‐
interesante problema de prolija novela policial: ¿Quién 
siones, formas de militancia o, en fin, estilos de vida. Y 
mató a Georgie? 
a  veces  esas  tensiones  entre  formas  dramáticas  de 
 
entender  el  mundo  se  resolvían  únicamente  con  la 
‡ 
muerte.  La  simbólica  en  el  caso  de  Gombrowicz,  la 
 
física en el de Cabo. 
Actualicemos a Baudelaire y seamos posmodernos. 
Estas  tensiones  eran  la  actualización,  podemos 
Con  la  apertura  democrática  vuelven  los  grandes 
decir,  de  la  disputa  genética  entre  la  civilización  y  la 
intelectuales  argentinos  del  exilio.  Vuelven  con  un 
barbarie.  No  la  actualización  automática,  natural‐
canon  armado  y  diferente  a  los  modelos  que 
mente.  En  cambio,  sí,  la  actualización  novedosa, 
tradicionalmente  se  habían disputado,  sin  conseguirla, 
divergente y creativa. 
la hegemonía. Veamos en qué consiste: 
El  grupo  armado  Montoneros,  por  ejemplo, 
 
utilizaba esta consigna: “con la lanza del Chacho en una  Por  un  lado  la  inserción  en  la  gauchesca,  la  gran 
mano y El Capital en la otra”. Viñas dedicó buena parte  tradición  oral  y  épica  del  siglo  XIX  y  sobre  esto  hay 
de  su  labor  crítica  a  cambiar  el  signo  de  esa  ecuación  mucho  que  hablar.  Y  por  otro  lado,  el  manejo  de  la 
de génesis homologando en su calidad de burgueses a  cultura,  el  cosmopolitismo,  la  circulación  de  citas, 
Borges y a Perón con el fin de plantear su propio mito  referencias,  traducciones,  alusiones.  Tradición  bien 
fundante, como única alternativa posible: la Revolución  argentina,  diría  yo.  Todo  ese  trabajo  un  poco 
Social. Una de las consignas más célebres de Contorno  delirante  con  los  materiales  culturales  que  está  en 
Sarmiento,  por  supuesto,  pero  también  en  Cané,  en 
fue,  miren  sino:  “ni  peronismo  acrítico  ni 
Mansilla, en Lugones, en Martínez Estrada, en Mallea, 
antiperonismo colonialista”. 
en  Arlt.  Me  parece  que  Borges  exaspera  y  lleva  al 
Borges,  por  su  parte  —y  naturalmente—,  también  límite, casi a la irrisión, ese uso de la cultura: lo vacía 
produjo algunas líneas sobre esta cuestión en un texto  de contenido, lo convierte en puro procedimiento. En 
que  no  casualmente  lleva  el  mismo  nombre  de  un  Borges  la  erudición  funciona  como  sintaxis,  es  un 
poema de Echeverría. Decía:  modo  de  darle  forma  a  los  textos  (R.  Piglia,  Sobre 
  Borges en Cuadernos de Literatura, 10, 1997) 
Vestía  dos  mantas  coloradas  e  iba  descalza,  sus   
crenchas  eran  rubias.  Un  soldado  le  dijo  que  otra  Hay  un  libro  de  la  Coca  Sarlo  que  se  llama, 
inglesa quería hablar con ella. La mujer asintió; entró  sugestivamente,  Borges,  un  escritor  en  las  orillas.  La 

 
• DIECINUEVE •
 Mono con navaja
 
compadritos  y  sobre  arrabales.  Lo  hacía  en  su  doble 
  condición  periférica:  polaco  y  argentino.  Colmo  de 
males. 
  Este gesto de exégesis que funda en buena parte las 
explicaciones  que  sobre  la  literatura  argentina  hoy 
  tenemos  es,  en  definitiva,  la  muerte  verdadera  de 
Borges,  que  coincide  puntillosamente  con  el  fin  del 
 
“corto siglo XX”. Piglia dice: Borges, último escritor del 
siglo  XIX;  y  en  esa  sentencia  está  finalmente  la 
superación  de  todas  las  antinomias  que  durante  los 
cien  años  anteriores  configuraron  tan  particularmente 
el  campo  de  adscripciones  político‐culturales  en  la 
Argentina  moderna.  En  ese  gesto,  en  esa  definición, 
esta  finalmente  la  clausura  total  de  un  Borges  ya 
condenado a la improductividad, a la pétrea noción de 
clásico. 
Es  irónico  que  de  una  historia  cultural 
laboriosamente dedicada en las infinitas variaciones del 
asesinato  de  Borges  pueda  hacerse,  sin  mediación  de 
buen gusto, una reconciliada trama más o menos lineal 
Borges sugestivamente muerto.  cuyos  gestos  más  polémicos  sean  tímidos  “nudos  de 
tensión”.  Es  este  intento  de  fundar  una  historia  de  la 
literatura  argentina  desprovista  de  belicosidad  el 
nueva crítica literaria se encargará, en la década de los  intento  de  legitimar  un  proyecto  político‐institucional, 
’80,  de  reconciliar  los  escritores  que  en  los  años  que  de  construir  un  discurso  hegemónico  asentado  en  el 
antecedieron  a  la  dictadura  definieron  las  posiciones  pacífico  consenso.  Es,  en  realidad,  la  muerte 
antagónicas  de  ciertas  tradiciones  incapaces  de  irremediable  de  un  Borges  que  deja  de  alimentar  o 
reconciliarse  por  ellas  mismas.  Lo  hicieron,  no  está  de  referenciar  formas  radicales  y  dramáticas  de  significar 
más  decirlo,  porque  efectivamente  creían  en  la  la  realidad  para  transformarse  en  un  lindo,  grande  y 
improductividad  de  esas  tensiones  irreductibles.  Lo  diseñado farolito. 
hicieron  también  porque  de  esa  forma  lograban  En  1965,  el  divertido  Arturo  Jauretche  llama 
construir una tradición literaria unívoca que recorriese  “cipayo”  a  Droctulft,  el  héroe  converso  de  la  Historia 
en  su  totalidad  a  los  autores  y  los  textos  ya  del  guerrero  y  la  cautiva  (Revista  Marcha,  No.  1259). 
consagrados  por  la  historia.  En  el  eslabón  final  de  ese  Muerto  Borges,  la  anécdota  no  tiene  explicación:  es 
continuo  estaban  ellos  y  los  escritores  que  a  ellos  les  más  una  humorada  o  un  error  estúpido  que  un  gesto 
gustaban.  provocado  por  fuertes  pugnas  –más  guerras  que 
Gombrowicz,  entre  revolcándose  en  la  tumba  y  tensiones‐  entre  irredimibles  y  antagónicos  proyectos 
ruborizándose,  empezaba  a  empatar  con  Borges.  ¿En  de país que se disputaban, entre muchos otros planos, 
dónde?  En  las  orillas.  El  polaco  escribía  sobre  también en el de la literatura‡ 
 

 
• VEINTE •
  Monoambiente

ADENTRO Y AFUERA
Por Gustavo Nielsen 
 

  Tuve el primer sueño el día que empecé a dado, pero resultó un buen compañero. Me indicó
trabajar en lo de Gómez. Yo subía al entrepiso por unas cuantas cosas. Es curioso, pero yo suelo ser
una escalera de madera. Encendía la luz: era un   muy reservado y desconfío de la gente como del
desván con porquerías, cajas atadas, ventiladores y propio diablo; sin embargo entablé una relación
baúles. Iba a buscar una jaula de las que había en el inmediata con él. Su risa me parecía horrible, en-
piso, apiladas contra la pared derecha del cuarto. ferma, pero quizás fuera lo menos malo entre todos
Las jaulas estaban cubiertas por una sábana sucia. aquellos males.
La arranqué de un tirón. Detrás de los barrotes, El sueño comenzó a repetirse (ya era la tercera vez
sorpresivamente, vi pájaros muertos. Secos, mar- que lo veía) y se lo conté a Aníbal. Él se rió y me
chitos. Fue algo muy desagradable para mí, porque dijo que no le prestara atención.
entendí que las jaulas se guardaron con los pájaros -A veces se ven cosas -aclaró-, pero no hay que
piando y que ellos, después, murieron de hambre y creer en eso. Siempre todo parece ser mucho peor
oscuridad y se descompusieron sobre la bandeja de de lo que en realidad es.
hojalata. Adentro. Pensé en la locura de esos pá- Entramos al baño que me había tocado y las piernas
jaros. Se lo dije a Gómez, pero no me escuchó. comenzaron a temblarme de la excitación.
Bañar el primero de los bobis también fue una
experiencia desagradable. Yo me había presentado a Me quedé solo. En esa habitación había varias
ese trabajo sin saber, pero al borde del hambre y sin cosas: una mesa chica revestida en fórmica imitando
un centavo. El sueldo era excelente y el trabajo madera, un lavatorio, una bañera grande de hierro
parecía sencillo. Qué iba a sospechar lo de los fundido, cinco frascos, una botella con desinfectante
sueños. Cuando terminé de bañar al primero, creí y un cadáver de hombre desnudo. Los frascos esta-
que nunca más iba a poder hacerlo. Y así fue cada ban apilados sobre el borde de la bañera; el bobi,
vez. "No hay que pensar", decía Gómez. Él era el adentro. Abrí las canillas. El agua le golpeó en el
dueño de la Empresa, y venía siempre de saco y estómago y me pareció que había sufrido una ligera
corbata negra, con la pelada brillante, brillante. contracción en la piel. El chorro, duro y perforador,
Como si se la untara con aceite. cavó un pozo a centímetros de su ombligo, lo que
hacía parecer que tenía dos.
-No hay que pensar. Antes fueron seres humanos, Éste era un detalle extraño. La piel se le arrugaba
pero ahora son sólo objetos. Yo empecé como usted, en pliegues, como las ondas que se forman en la
y aquí me ve. Alguien lo tiene que hacer. superficie del agua al tirar una piedra. Era un muer-
Pasó una camilla con un cuerpo desnudo cubierto to petiso y gordo, del tipo de Gómez. Tenía una
por un sobre de plástico. Era una anciana. Alcancé a cicatriz en el bajo vientre, de alguna operación, y
ver que tenía sangre seca debajo de la nariz. El muy poco pelo. Estuve largo rato mirándolo,
hombre que empujaba la camilla era un negro. Me sentado al borde de la bañera. Me lo imaginaba
miró y se rió (quizás la impresión reflejada en mi contador, pero en la planilla sólo figuraba el motivo
cara le causara risa). Gómez pegó unas palmaditas de su muerte, en manuscrito. No me esforcé en
en el vientre fláccido de la vieja. El cuerpo tembló. leerlo. No me interesaba la muerte en lo más
-Aníbal -le dijo al muchacho-, dejamelá como a una mínimo; sencillamente estaba allí porque no podía
novia. encontrar trabajo de otra cosa. Era imposible
Y palmeó también el hombro de Aníbal. conseguir algo digno. Y ahora te limpio los
sobacos, gordito. Aníbal me había contado de
Descubrí que Aníbal siempre se reía. A primera cuando le tocó lavar al portero de su edificio. Hacía
vista parecía ser un muchacho grosero y descui- nada más que una semana se habían trenzado por
 
• VEINTIUNO •
 Monoambiente

no sé qué pavada de los ascensores; el portero gritó todavía tenemos cuerda para rato". Cuando aflojo,
hasta que se le cansó la garganta. el cuerpo vuelve a la posición inicial.
-Y ahora ya ves -dijo. Sonreía mientras hablaba.- Aunque me prohibieron esto de sumergir las
Tarde o temprano, siempre pasan por el cepillo de cabezas, lo sigo haciendo. En la soledad, uno hace
Aníbal. todo lo posible para zafar de lo permitido.
Como si él fuera eterno, un poco Dios. Apreté mi
propio cepillo con furia, para no morir nunca. Lo más difícil es darlos vuelta. Aníbal me dijo:
llamame que te ayudo. Me habían dado un viejo
-Un bobi es piel, huesos y tiempo. Un bobi es poco choto con una metástasis múltiple. Me daba
tiempo. Es descascaramiento, pudrición. repulsión, y eso que ya había lavado. Creo que lo
Gómez frotaba el tenedor con el cuchillo al que más asco me daba era saber que tenía cáncer
decírmelo. Ese momento era como ir a misa, y era adentro. Como si el cáncer fuera un bicho que en
necesario que todos los que limpiaban pasaran por cualquier momento pudiera salir por la boca y
él. Había trozado el bife en pedazos pequeños y se morderme un brazo, y contagiarme su rabia.
llevaba esos pedazos a la boca, acompañados con Cuando lo fui a buscar a Aníbal a su baño, él estaba
alguna papa o una rodaja de tomate que pescaba lavando a una pendeja. Me enojé, porque ahí me di
directamente de la fuente. cuenta que me habían soltado los peores. Le dije si
-Un bobi es como una bolsa plástica de basura. La no le daba vergüenza. El agua jabonosa dejaba ver
piel es la bolsa. Lo que hacemos nosotros es parte de los pechos erguidos de la mocosa. Tendría
mostrarles al resto que la bolsa es blanca como la veinticinco años.
nieve. Que el contenido no afecta las apariencias. -¿Ah, sí? -dijo él- Andá a ver qué lindas piernas
Todos saben que adentro hay basura. Pero eso es tiene.
asunto de gusanos. Los gusanos devorarán esa Sumergí mis manos en el agua hasta tocar el fondo
basura. Yo sentía su masticación, y Gómez parecía de la bañera.
el rey de los gusanos, devorando la carne podrida. -Accidente de tren -completó Aníbal-. Se desangró
sobre las vías.
"Me acerco a las jaulas tapadas. La luz del Le habían trabado los muñones con un tirante
desván pestañea, indecisa por enseñarme lo que va a cruzado sobre el vientre, para que la cabeza le
pasar, lo que voy a ver. Yo no presiento nada. Las quedara afuera.
jaulas que se guardan, siempre se cubren con una Yo estaba temblando cuando entramos a mi cuarto.
manta. A su vez, con el tiempo, el polvo cubrirá a la Aníbal me ayudó a dar vuelta al viejo. Seguía
manta. A ésta, por ejemplo (¿era blanca, gris, cagándose encima. Él dijo: - Mande bala, nomás,
marrón?). Los dedos se me crispan al contacto del compañero -y me pasó el cepillo. Se refería a que le
género. Descorro el telón. Los pájaros, en el suelo limpiara la mierda raspándole la piel. No pude.
de chapa de la jaula, duermen su sueño eterno, con
los picos abiertos." "Es una viejita muy dulce y aparece reclinada
Abro los ojos. Tengo las manos sumergidas adentro como una buena abuela, adentro de la bañera. El
de la bañera llena de agua sucia. Saco el tapón. agua está tibia. La expresión me trae recuerdos de
Nadie me está mirando. Si sé que me miran no mi propia abuela, o tal vez de una vecina de mi
puedo soñar una sola imagen. abuela. Sus labios están pegados. El mentón roza la
superficie quieta del agua. Le echo colonia de uno
¿Cómo flotan los muertos? Qué pregunta. de los frascos; una lavanda. Así parece que estuviera
Empujando con mis manos en el medio de la cabeza más alegre, pero no. Está muerta. La muy con-
de este fraile (le digo fraile porque tiene un círculo chuda. ¿Espero palabras de su boca de mujer? ¿Que
sin pelo y bastante crecido a los costados), lo me cuente de su vida, de sus hijos y sus amores?
sumerjo hasta que desaparece. Los pelos que cubren Todo eso está quieto, balanceándose sobre el agua
sus orejas y la nuca expresan tímidamente el como el cepillo; casi quieto. Que me diga de aquel
movimiento. Flotan con más tranquilidad que el macho que le chupó por primera vez estas tetas
resto del cuerpo, como diciendo "si nosotros colgantes, estos dos nidos deshabitados. Pero su
 
• VEINTIDOS •
  Monoambiente
 
boca enmudeció y sus oídos no responden al pedido -Me acuerdo de ése que vino lleno de estrías y
mío muy cerca de su rostro; yo mojándome la pera granos. Yo era recién llegado, así que me lo
en su agua final. En el agua que su tacto no alcanza. soltaron adentro de la bañera. Los granos se
En el agua que fue." reventaban al paso del cepillo. Y vos sabés: el pus es
como el óxido; jamás descansa.
Lo vi a Aníbal hablando con el marido de la Seguí soñando con aquellos pájaros. Todas las
chica, que parecía desconsolado. Se agarraba la tardes cerraba la puerta con llave y me tiraba al
cabeza con las manos y Aníbal intentaba costado de la bañera, en paralelo con el bobi, pero
tranquilizarlo. Fue justo al irme; marcaba mi tarjeta con la cabeza para el otro lado. Me acostumbré así;
y oí que le decía palabras de aliento a la vida. El Aníbal me dijo que todos lo hacían. Era la siesta.
hombre tendría unos treinta años y nervios de Hasta Gómez se acostaba a dormir.
alterado mental. En un momento se dio vuelta y -Nadie jode a nadie. Hay una hora, en este lugar, en
salió corriendo. Yo aproveché para saludar a mi la que todos somos como muertos.
compañero, que sonreía. Cruzaba las manos sobre el tórax, aparentando la
-Siempre sonriente -le dije. postura de un bobi en el cajón.
-Sí -dijo él. -¿Por qué creés que los ponen de esa manera?
-¿Y ése? ¿Lo asustaste? -No sé. Para que duerman más en paz.
-¿Qué? Aunque crucé los dedos sobre el pecho, los sueños
-El que se fue corriendo. se me hicieron más reales y desesperados. "¡No
-Era el marido de la del tren. puedo aguantarlo!", le grité a Aníbal, con la cara
-Me di cuenta. desencajada por la tensión. Él sonreía con tran-
Guardé mis manos en los bolsillos y él alzó los quilidad.
hombros, sacando pecho. Con un orgullo inex- - A esta hora de la tarde -dijo-, tus pájaros te salvan
plicable, dijo: de ser igual a ellos.
-No sabe que yo también la vi en bolas.
Gómez contó que a la mañana habían llevado
Había uno en el grupo que afirmaba haberse uno con tres tiros: dos en el pecho y en el hombro
cogido dos o tres bobis, sin ningún tipo de reparos. derecho y el tercero en la cara, debajo del pómulo
A mí me parecía un tema siniestro. A Gómez no le también derecho. Y que las instrucciones eran
importaba. Él miraba pasar la vida desde su "velarlo a cajón abierto".
corbatita y, mientras entrara plata, la sexualidad de - ¿Y?
su personal lo tenía sin cuidado. Aunque para mí no - Le dije a Aníbal, que se da maña para todo, que le
era un problema estrictamente moral, sino más que arreglara la cara.
eso. Era la náusea en toda su amplitud. Aníbal levantó los hombros.
-Inclusive -agregó otro de nuestros compañeros, - ¿Y qué hiciste?
uno tan delgado que parecía no tener carne sobre - Un relleno con pastina marrón. El tipo era un
los huesos-, una vez se cogió a un pibe de catorce. groncho de la mafia del Once. Medio chino.
El pibe tenía leucemia. Después le agregamos maquillaje y lo dejamos
Lo miré espantado. El tipo afirmaba cada disparate secar. Antes lo habíamos lavado, se entiende.
que decían el flaco o Aníbal. Hacía que sí con la Cuando secó el maquillaje, lo unté con parafina. La
cabeza. Dije: cara le brillaba como un bronce. Era otra persona;
-Debe ser feo. la madre lo vio y se puso a llorar de la emoción. Te
El tipo puso cara de no importarle, para agregar: juro; un maniquí. Lindo como un maniquí en una
-Si te ven. vidriera.
Aníbal, al principio, me había dicho que rezara para
que no llegara uno con enfermedades en la piel, En la mañana del martes entró una
porque me lo iban a dejar "sí o sí". Lo dijo con la contracturada. Los demás no me avisaron. Aníbal,
seguridad de aquel al que le ha tocado ya, a su en un momento, parecía que iba a decirme algo,
pesar, lavar un leproso. pero se arrepintió y me dejó sólo con la dura

 
• VEINTITRES •
 Monoambiente

Ilustración: María Laura Sánchez

adentro de la bañera. Los otros le habían prohibido manos sobre su abdomen de piedra y las piernas se
que me avisara. Abrí las canillas. La señora tendría le encogieron de un tirón. El susto me arrancó del
unos setenta años. Yo estaba distraído porque agua, martillándome la cabeza contra el lavatorio.
trataba de pensar en otras cosas. Funda- Quedé tendido en el piso, sangrando. Ellos, que se
mentalmente en mis sueños. Entonces apoyé mis habían escondido detrás de la puerta, entraron al

 
• VEINTICUATRO •
  Monoambiente
 
baño dando carcajadas. Yo los veía como a seres vertiginoso que salí de ahí de un salto, sin
 
extraños, salvajes. Me pregunté qué estaba comprender. El tipo se movía en una compulsión
  haciendo ahí. continua de brazos y torso, de cabeza y manos. ¿El
-No hay que distraerse con los tiesos -sentenció grito fue mío, o de él? Apreté la botella.
  Gómez. Aníbal me ayudó a ponerme de pie, para Los otros me encontraron con los ojos abiertos,
agregar: diciendo cualquier cosa y pegándole más y más
  -Así se mueven los muertos. botellazos en la cara hasta verlo quieto y sangrante,
Cuando pude tranquilizarme, me di cuenta que quieto y mudo, quieto y muerto otra vez. Aníbal me
  había pagado el derecho de piso otra vez. El baño agarró de los brazos. No sé cómo salí de allí.
estaba empapado y la bobita seguía ahí, lo más
 
sentada, con la cabeza erguida como la de un tótem. Amanecí en una cama de hospital. Aníbal estaba
  sentado a mi derecha, y los tubos de plástico salían
(En el instante en que me quedé solo, le metí un y entraban por los agujeros de mi cara. Había
  dedo entre las piernas. Sus labios también estaban soñado.
duros. El acto me excitó. El agua tibia nos ponía la -¿Dónde estoy? -pregunté, y él hizo un gesto para
  piel de gallina, a la vieja y a mí. Me dio un poco de que me callara. El cuerpo me dolía como si me
miedo y saqué la mano. Su pequeño monte de venus hubieran pegado una paliza. Aníbal dijo algo así
  cabía en el centro de mi palma. Tomé el cepillo. Se como que me quedara tranquilo. Traté de recordar
lo pasé, pero el ruido que hizo me retiró las manos qué había sucedido. Vi a los muchachos a mi alre-
 
del agua. Su piel era de pergamino; ¡pedía caricias y dedor, en ronda, sosteniéndome; vuelto un loco. Vi
  no el desgaste bruto de mi cepillo! Cerré los ojos sin pájaros pegados contra el fondo de una gran jaula.
alcanzar a ver las jaulas.) "¿Qué tengo que ver?", me esforcé en preguntarle;
  él vovió a llevar su índice a los labios para que
Cuando me lo trajeron a Rubén Fernández, yo mantuviera la calma. Una enfermera entró y me
  supe que iba a pasar algo. Tenía la frente inyectó algo en el brazo. Aníbal se borroneó junto a
descubierta y, fue una premonición, me pareció que las líneas del cuarto.
  iba a complicarse. No quise lavarlo, y Gómez me
gritó que desde cuándo elegía cuerpos. Había algo Le pregunté por los muchachos. Ya me habían
 
en él que no estaba bien. Entré al baño enceguecido sacado los tubos de la cara y podía reconocer a las
por la impotencia. Leí sus datos buscando una enfermeras. Aníbal era el único que venía a verme.
 
respuesta: CINCUENTA Y SEIS AÑOS; Eso me parecía mal. Él dijo:
  ATAQUE CARDIACO PROVOCADO POR -No te vienen a ver porque les das miedo.
ASFIXIA. Tenía los ojos sin cerrar, con los pár- -¿Y el tipo?
  pados bloqueados como dos cables adheridos a los -Qué tipo.
arcos superiores. La expresión me alteró más. Un nombre y un apellido que tenía grabados en la
  Parecía no comprender el tema de la muerte. Como memoria, pero del que no sabía nada más.
yo, o como tampoco lo comprendía Gómez. Lo to- -Rubén -dije.
  qué con desconfianza. Con desconfianza volqué el -¿Qué Rubén?
desinfectante de la botella, hasta vaciarla. Su -Rubén Fernández. Decime qué le pasó a ese tipo.
 
miembro estaba de pie, duro como un mástil. Se lo Aníbal me sostuvo por los hombros como si fuera a
  bajaba y le volvía a subir. Ahí fue cuando escuché la caerme.
queja. Como si fuera un ronquido venido desde otro -¿No te acordás?
  baño. Volví la cabeza y el agua se agitó, hura- -No.
canada, y una trompada enérgica e instantánea Justo entraba el médico y le pidió que se retirara de
  brotó de la bañera, pegándome debajo del mentón; la sala. Dio un par de recomendaciones y me dejó
mi cara dio un cuarto de vuelta hacia el frentazo del solo otra vez. Aníbal abrió la puerta y se acercó a
  bobi que partió mis labios y me hundió medio mi cama.
cuerpo adentro del agua. Creo que perdí el cono- -Dormí. Fue un caso único de catalepsia, que viene
 
cimiento y lo recuperé, todo en un segundo. Fue tan a ser algo así como una hipnosis de los sentidos.

 
• VEINTICINCO •
 Monoambiente

 
Nos dijo el tordo. Nunca había ocurrido, y Gómez botellazos. Había que matarlo.
prometió que nunca volverá a ocurrir. Es casi impo- -Los nervios, che. Del miedo.
sible. Dice que te tomes vacaciones. Que lo que pasó Él dudó.
no existe. Que te olvides. -No sé -dijo-, había más que eso. Te pasaste de la
-¿Por qué? raya; le dabas y le dabas masa. Vos tenías los ojos
-Dormí, no te digo. llenos de furia, no de miedo.
-¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
-Tres días. Me habían avisado que me darían el alta a la
mañana siguiente. Aníbal estaba ahí conmigo. Se
Esa noche soñé con un tipo con la cabeza ofreció a ayudarme a juntar las cosas. Yo había
vendada. Estábamos en un cruce de dos calles de reflexionado mucho sobre la conversación man-
tierra. Yo me había detenido justo debajo de la luz, tenida el día anterior, y quise sacarle el tema de
porque sentí que me seguía alguien desde la nuevo. Él estaba preocupado por la valija y por si
oscuridad. Me di vuelta. El cielo estaba negrísimo me darían o no el último desayuno. Se lo dijo al
de espanto; de la nada salió el vendado. Llevaba una médico, que le prometió que sí.
jaula vacía en una mano y enseguida se presentó. -¡Quiero saber más del bobi!- le grité.
-Fernández -dijo, ofreciéndome su derecha. La -Caramba -dijo- qué energía. Tiene razón el doctor
apreté sin dudar. Algo explotó adentro de su mano; en darte el alta.
un algo blando, como una fruta podrida. Me enseñó Me senté sobre el colchón, esperando oír.
la palma abierta. Sangre y plumas. -¿Y qué querés saber? -preguntó.
-Algo. Cómo está, dónde vive, de qué trabaja.
Al otro día volvió a visitarme Aníbal. Yo ya -¿Para qué?
había hilado casi toda la historia mediante -Me interesa.
preguntas a las enfermeras y retazos de recuerdos -Es casado. Tiene una tienda de pájaros en Flores.
que iban apareciendo. Me trajo flores y la novedad La piel se me erizó.
de que me darían el alta en cualquier momento. No -¿Qué te pasa?
me sentía del todo bien. Se lo dije y él explicó que -Nada -dije-. ¿Una tienda?
necesitaban esa cama. Agregó también que con los -Sí.
muchachos me estaban preparando unas
"vacaciones" por la obra social, que iban a ser Esa noche volví a soñar con Fernández, parado
totalmente necesarias. Gómez y todos opinaban en el centro del cruce de tierra. La luz de la lámpara
igual. Le dije que no quería irme de vacaciones. Él le hacía brillar la pelada. El círculo de luz del piso
subió los hombros y siguió hablando de cualquier estaba rodeado de jaulas, lo que formaba un cilindro
otra cosa. Le conté que había tenido un sueño con el de una altura que oscilaba entre los treinta y los
tipo aquel, y le pregunté cómo estaba. Me contestó setenta centímetros. Todas ellas tapadas con trapos
que bien, que no sabía mucho, pero creía que bien. blancos (yo igual me daba cuenta de qué se trataba).
-Resucitado por segunda vez -agregó. Entré al círculo saltando sobre una cualquiera. El
-No entiendo. tipo dijo:
-Casi lo matás. La botella chorreaba sangre. Le -Llevesé la que le guste, pero no pegue.
partiste la cabeza con saña. En dos partes. Todavía Me hizo gracia. Entre los dos quitamos los trapos.
está jodido. Era un tipo simpático, bonachón. Las puertas de las
-¿Quién lo vio? jaulas estaban abiertas. Adentro, todos pájaros
-Nosotros. Gómez. El tipo podría haberle hecho un muertos. Lo miré como diciéndole "qué pasó". Puso
quilombo de puta madre, y sin embargo prefirió cara de no saber.
bancarselá. -Esta jaula, por ejemplo, con este petirrojo...
-¿Y? -Qué -dijo.
-Y nada, que se salvó por segunda vez. Yo te -Que está muerto.
entiendo. ¿Quién soporta que alguien quiera vol- -¿Y? Todos estamos un poco muertos.- Pero este
ver? Nadie. Yo también lo hubiera reventado a está muerto del todo.

 
• VEINTISEIS •
  Monoambiente

-No sé. Toqueló, a ver. -Necesitará jaulas separadas -dijo.


Metí la mano adentro de la jaula. El pájaro se -No. Póngalos adentro de aquella -le ordené.
despertó, abriendo las alas como si naciera, como un -Es muy chica.
gran batifondo, como un susto con alas. -No importa.
-No podrán convivir. Los pájaros precisan espacio.
A las once de la mañana dejé el hospital. Gómez -Yo soy el que compro y los quiero en la jaula chica.
me había suspendido del trabajo, por boca de La mujer no entendía.
Aníbal, hasta quién sabe cuándo. Estaba -Espere un segundito -dijo, y se fue hacia la
encubiertamente expulsado de un lugar al que no trastienda. Los pájaros hacían un ruido
pensaba volver. El sobre lleno de dinero me hizo ensordecedor. Volvió a aparecer, seguida por el
bien. Gómez, al fin y al cabo, era una buena marido. Nos quedamos tiesos, unidos por los ojos.
persona. Aníbal asintió. Me dio también un pasaje a -Mejor andate -le dijo. Ella juntó las manos
la costa y un papelito anotado. Pensé que sería la nerviosas sobre su boca. El ruido se detuvo por
dirección de Fernández. Él me miró sin entender. completo. Él volteó la cabeza para mirarla
-Es la reserva en un hotel de la obra social que tiene gravemente y el cuerpo de la señora pasó el umbral
ventanas a la playa. Un regalo mío y de los de la puerta, como si la hubiera empujado con las
muchachos, para que descanses de lo que te pasó. ganas.
Le agradecí. Me vestí tan ansioso como si tuviera
quince años y fuera al primer baile. Estaba total- Fernández volvió a mirarme. La cicatriz era un
mente repuesto. surco ancho que le dividía la frente en dos, desde el
Aníbal dijo: -Ahora andá a tu casa. puente de la nariz hasta la entrada de pelo en la sien
Él sabía lo que yo estaba por hacer. derecha. Dijo:
-Andate a tu casa, y después te me vas de -Yo estaba encerrado en mi cuerpo como en una
vacaciones. Ni se te ocurra pisar Flores. celda. Vi cómo me cepillabas. El jabón me entró en
Yo ya lo había decidido. Nos dimos la mano en el los ojos y en la boca, y mis agujeros absorbían esos
momento en que pensé: "hasta nunca, Aníbal". jugos de desinfectantes y alcanfores. Toda esa
Daba la mano con tanta flaccidez que parecía un limpieza tuya. Me pregunté qué pasaría cuando
pescado. moviera el primer dedo, cuando soltara nuevamente
la voz.
Averigüé la dirección telefoneando a Gómez. Lo Yo jugaba con una moneda sobre el mostrador de
hice caer con una mentira infantil. La pajarería madera. No sabía qué decir.
quedaba en la calle Rioja; el colectivo 41 me dejó a -Que nunca te toque eso de querer moverte y que el
dos cuadras. Observé la vidriera desde la vereda de cuerpo no te responda.
enfrente. Crucé la calle. Las jaulas se amontonaban -Comprendamé -lo interrumpí. Mi voz era una
por decenas, formando columnas de alambre. súplica-. Los nervios. El asunto de los nervios. No
Esqueletos. Entré. es joda.
Él se tocó la herida.
Se acercó una señora. "Buenas tardes, qué va a -¿Y por qué el odio?
llevar". Tenía la cara redonda y los cachetes -No sé.
inflados. -¿A qué viniste?
-Quiero dos mirlos en una jaulita. - A comprar unos pájaros.
La señora metió la mano adentro de una jaula y los -No van a poder vivir juntos. Se van a querer
pájaros se alborotaron. Sacó uno pequeño, negro. matar.
-No, no quiero dos iguales. Ponga ese mirlo y aquel -En casa tengo otra jaula más grande -mentí-. Ni
amarillo. bien llegue, paso el mirlo.
-Es un canario. Dudó más que la mujer. Ella apareció por detrás y
-Está bien. se escudó en sus espaldas. Él le dijo:
La señora se quedó mirándome, como si algo no -Marisa, hacé lo que te diga el señor.
funcionara. Y, dirigiéndose a mí: "buenas tardes".

 
• VEINTISIETE •
 Monoambiente

 
Salí de allí con la jaula en la mano. Llegué a mi puntas del mantel hasta cubrir la jaula. Parecía un
 
casa. Un olor a desierto llenaba todos los lugares. paquete de regalo, porque el mantel tenía
  Era una colección de humedades olvidadas; un estampadas unas guardas con flores muy alegres,
musgo. Apoyé la jaula sobre la mesa. Los pájaros como un papel para envolver objetos felices. El
  piaban alborotados. Pensé: "debería mostrarles el pasaje estaba en mi bolsillo; el sobre adentro de la
mar, antes, para que sepan". Para que vean y valija. Desde la puerta, al verlos por última vez,
  después sueñen. Y no se olviden nunca. Y se lleven supuse que pedirían clemencia, adentro de su caja
ese recuerdo infinito, extendido hasta límites a los forrada en tela. Que pedirían luz, agua, comida. Que
  que jamás llegarán entre barrotes. Levanté las pedirían que me quedara. Cerré la puerta‫܀‬
 

Gustavo Nielsen
Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1962. Es arquitecto, y tiene un pequeño estudio en el barrio de Palermo Viejo.
Como escritor ha ganado el “Premio Municipal de Literatura” y la “Primera Bienal de Arte Joven”, entre otros galardones.
Sus cuentos figuran en antologías de Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Venezuela, Alemania, México y España, y en
varias revistas y periódicos del país y del exterior. Ha publicado las novelas La flor azteca (Editorial Planeta, 1997), El
amor enfermo (Alfaguara, 2000), Los monstruos del Riachuelo (junto a Ana María Shua, Alfaguara Juvenil, 2001) y Auschwitz
(Alfaguara, 2004). Y los libros de cuentos Playa quemada (Alfaguara, 1994), Marvin (Alfaguara, 2003) y Adiós, Bob
(Klizkowski Publisher, 2006).
Este cuento corresponde al libro Playa quemada.
 
• VEINTIOCHO •
  Monoambiente

LA HABITACIÓN DE LAS ARAÑAS


Por Marcelo Svartman 
 

  Llegaron a la inmobiliaria con un solo deseo: –Mirá eso –murmuró–. Espero que la casa esté un
conseguir una nueva casa. Allí los esperaba un poco mejor.
hombre de poco más de cuarenta años, que estaba   Antes de que Julio ubicara la mancha, tocaron
sentado detrás de un escritorio de cedro. En cuanto timbre.
los vio, se levantó e hizo un ademán para que se –Es él –dijo el vendedor y apretó un botón para
sentaran. abrir.
–¿El matrimonio Olsen? Mucho gusto. Hablé hace Ingresó un hombre viejo. Tenía cejas gruesas,
un ratito con la persona encargada de mostrarles la oscuras, bigotes negros y, cubriendo el cráneo,
casa. Está llegando. peinados hacia atrás, escasos cabellos rubios.
El matrimonio tomó asiento. Parecían filas de maíz perdidas en una inmensa
–¿La casa está deshabitada? –preguntó el señor llanura.
Olsen. –Les pido disculpas.
–Desde el último jueves. Los dueños se mudaron a –Recién llegamos, no se preocupe. ¿Vamos?
una pequeña estancia que tenían en Pilar. Ya no La casa estaba a dos cuadras de la inmobiliaria.
soportaban el movimiento que hay por esta zona. Era una construcción antigua. Bastaba con mirarla
Gente mayor que ha trabajado toda su vida y una vez para advertir detalles de deterioro en las
merece un descanso. medianeras, los pisos y los techos. Eso, sin
–Bien. Esperamos atrás, si no le molesta. embargo, no impedía que pudiera ser un buen lugar
–Como prefieran. ¿Quieren un café? para vivir. Tenía tres amplias habitaciones y un
–Le agradezco. baño y cocina enormes. En el centro había un patio.
Se incorporaron, corrieron sus asientos hacia los De allí salía una escalera hacia la azotea.
costados y se dirigieron hacia unos banquitos que –Es linda. No es la casa que uno sueña, pero
estaban junto al vidrio que daba al frente de la protege de la lluvia y de los bichos que caminan por
oficina. las calles.
–No me gusta este hombre: habla de los ancianos El día siguiente cerraron la operación.
pero no de la casa. Tengamos cuidado. Festejaron cenando afuera. Comieron sorrentinos
–No pasa nada, amor. Vemos la casa y decidimos. con salsa de albahaca y, de postre, nueces cubiertas
No tenemos ninguna obligación. con crema chantilly.
Julio era cerrajero. Su padre le había enseñado el Al mes ya vivían en la nueva casa. Cambiaron
oficio. Hasta su muerte, que se había producido dos los sanitarios, los muebles de la cocina y renovaron
años atrás, esa ocupación le había parecido vulgar. la pintura blanca de todos los ambientes. La
Después, paulatinamente, esa visión se fue vivienda era ahora una mansión en miniatura,
modificando. Ahora se pasaba horas observando los sobria en su decoración y libre de todo residuo de
diferentes dibujos de las llaves, midiendo curvas, impureza que pudiera quedar de los antiguos
cotejando picaportes. La cerrajería se había moradores.
transformado en un laboratorio: podía establecer Se sentían felices. Imaginaban que sus hijos
tipologías, identificar elementos, calcular los podrían correr por la casa sin peligro de golpearse,
resultados de una combinación. De un momento al ya que los objetos que obstruían el paso eran
otro Julio había encontrado en su actividad mínimos: una cama, un armario, una mesa, seis
cotidiana un lugar para participar de una obra que sillas y una heladera. Tenían también algunos
lo tenía como único espectador. cuadros, pero estaban colgados encima del metro
Lidia giró la cabeza hacia la izquierda. Detectó ochenta. Decidieron hacer una reunión para
una diminuta mancha de humedad en la pared. celebrar la inauguración de la casa. Ese domingo,
 
• VEINTINUEVE •
Monoambiente
 

  con algunos amigos y


familiares. Sólo necesitaban
  conseguir unos bancos para
que nadie se quedara sin
  asiento.
A las diez de la noche la
  casa estaba llena. El clima
era alegre. Los niños juga-
 
ban en la terraza y los
  mayores, en grupos de tres o
cuatro personas, conversa-
  ban en el patio o en alguna
de las habitaciones. Cuando
  podía, Julio se acercaba a los
invitados y les preguntaba si
  habían recorrido los ambien-
tes. Si alguien le respondía
 
que no, se ponía el traje de
  vendedor y lo llevaba a co-
nocer cada rincón de la pro-
  piedad.
Cerca de la medianoche
  el hermano de Lidia propuso
un brindis. Antes de que las
  copas llegaran a golpearse la
casa quedó a oscuras. Varios
 
chicos se asustaron y se
  pusieron a llorar. Sus
madres, desesperadas, su-
  mergidas en la sombra, los
buscaban con la voz. Dos
  adolescentes que estaban en
el patio aprovecharon el mo-
  mento para entonar el estri-
billo de una canción de can-
  Ilustración: María Laura Sánchez
cha. Julio pidió silencio y se
  fue adelante con una linter- en la puerta un hombre con barba rojiza. Estaba apoyado sobre la persiana.
na que portaba en su llavero Llevaba un cigarrillo entre sus dedos.
  a verificar si había saltado –¿Usted es el cerrajero?
algún tapón. No hizo falta Julio asintió.
  que realizara el control: ya –Apúrese. Mi mujer está encerrada en la habitación de las arañas.
había vuelto la luz. –¿Qué?
  “Maradoooo, Maradoooo”, –Es urgente. Después le explico.
lo recibieron cuando se rein- El hombre seguía hablando. Julio no lo atendía: todos los meses venía
  corporó a la reunión, que alguien con una situación que se presentaba como de vida o muerte y
continuó sin que se repitiera después terminaba siendo una tontería.
 
el inconveniente. –Subamos a mi auto, que tengo una caja de herramientas ahí.
  El lunes llegó temprano –Yo voy en el mío –dijo el hombre–. Mi coche es el Taunus rojo de allá
a la cerrajería. Lo esperaba adelante. Son siete cuadras.

 
• TREINTA •
  Monoambiente
 
En el viaje Julio pensaba en un vestido negro estómago al hombre que yacía semi inconsciente en
 
que había visto para su mujer. Le gustaba mucho. el piso. Tuvo ganas de darle en los parietales y en
  No se atrevía a comprarlo porque tenía el escote los pómulos, moldear sus facciones hasta que
muy abierto y temía que ella, si él la incentivaba a estuvieran mejor acordadas entre sí, pero no se
salir a la calle así, pudiera sentir que a su marido no atrevió. Agarró una linterna e ingresó a la
le importaba que paseara desnuda a la vista de habitación. Persiguió con la luz cada rincón del
todos. cuarto y encontró en el fondo otra puerta, todavía
Frenaron frente a una casa. Era una de esas más pequeña que la anterior. Le bastó con
construcciones que parecen haber sido lujosas en empujarla para pasar al próximo ambiente.
alguna época que resulta imposible de ubicar. –¡Dios! –gritó la mujer.
Entraron. Cruzaron tres piezas y luego un extenso Cruzó cuatro habitaciones más. En las últimas
jardín. Tenía pocas flores; el césped estaba cuidado. dos las puertas estaban abiertas y el piso, en vez de
Después pasaron una parrilla y se detuvieron frente cemento, era de arena. Volvió a pensar en el vestido
a una pequeña puerta de madera que estaba detrás negro. Se le ocurrió que, si diseñaba en su casa un
de un árbol. La puerta no medía más de un metro y sistema de cuartos parecido, podría adquirir la
medio de alto y era angosta. Julio comenzó a prenda y utilizarla cuando se le antojara. Es más,
impacientarse: el hombre estaba parado frente a la bajo siete llaves, hasta él mismo podría lucir el
puerta, en silencio, y temblaba. Julio lo agarró de vestido.
los hombros e intentó echarlo hacia atrás. El Buscó con la luz una nueva habitación.
hombre se resistió. Mientras forcejeaban, se Descubrió, a la altura del suelo, una cavidad cuyas
escuchó un grito. medidas no alcanzaban los diez centímetros por
–¡Es ella! Déjeme entrar. lado. Apoyó el pecho sobre la arena. Con la mirada
–Es inútil: no se puede hacer nada. se ubicó en el espacio contiguo y, sin sobresaltos, se
Se pusieron uno contra el otro y comenzaron a acomodó en su interior. Había una mujer tendida en
lanzar puñetazos. Luchaban como dos niños que el piso. Estaba desnuda y lloraba. Tenía decenas de
nunca antes hubieran protagonizado una pelea. Por arañas en los brazos y en las piernas y unos bichos
lo general, los golpes terminaban en la espalda o la como escarabajos en su rostro, su cuello y gran
cintura de los contendientes y apenas dolían. Julio y parte de su torso. Julio la observaba de arriba a
el hombre podrían haber seguido varias horas abajo, una y otra vez, sin lograr identificar el
participando de esa demostración de ineptitud para elemento por el cual aquella escena que estaba
el combate, si no fuera porque uno de ellos cayó al contemplando le parecía perfecta. Buscaba la
piso exhausto, agotado, con la necesidad imperiosa respuesta en las formas: ¿era la redondez de su
de recuperar aire para seguir con vida. Venció el vientre, sus pestañas, sus mejillas? Mientras
cerrajero. Se dirigió a la puerta y la abrió girando el reflexionaba, apareció un hombre que introdujo su
picaporte hacia la izquierda. Adentro estaba oscuro y lengua entre los labios de la mujer. Julio apagó la
apenas se veía algo con la luz que entraba de afuera. linterna y giró el cuerpo para quedar con la espalda
–Señora, ¿dónde está? –gritó, con la cabeza sobre la arena. Se imaginó con el vestido negro,
introducida en el nuevo territorio. Luego se volvió entre gusanos, parásitos y arañas, excitado por
unos pasos y sacó de su caja de herramientas un primera vez en su vida ante la posibilidad de
martillo. Comenzó a golpear en el pecho y en el nacer‫܀‬

Marcelo Svartman
Nació en Buenos Aires en 1979. Cursa el último año de carrera de Letras (UBA). Ha codirigido la revista literaria
Andrógina. Este cuento corresponde a su primer libro Una selva en el campo (Editorial Tersites, 2007).
 
• TREINTA Y UNO •
 Monoambiente

ESE GITANO
Por Juan Cruz De Sabato 
 

  Los, con frecuencia imparables, flujos de los dos incrédulos. Algunas mujeres se desmayan. El
ríos más caudalosos de la ciudad, confluyen en una Gitano hace montoncito con los dedos de su mano
esquina y se opera la maravilla. Lo que hace medio   derecha y lo apoya sobre la herida, acompañándolos
segundo era un avance presuroso, de choques y de un grito introduce los dedos hasta los nudillos
puteadas, que sólo se modificaba transitoriamente en la carne que se desgarra. Y sangra. Los niños
por una cabeza girando levemente para contemplar aplauden. Durante cinco segundos, el Gitano cierra
el culo de una dama, es ahora un remolino. Como si los ojos. Inclinado, los dedos enterrados en la
de un punto preciso en esa esquina surgiera la pierna hasta los nudillos. El silencio total se quiebra
mayor fuerza de gravedad, conocida o por conocer, con un grito de aquellos. La mano sale, salpica de
los cuerpos orbitan en torno a ese punto, rojo a los atrevidos de la primera fila. Triunfal,
irguiéndose sobre las puntas de sus pies para mejor entre sus dedos en alto, un clavo de quince
ver, hasta que deciden parar, llegar tarde, observar. centímetros.

En el centro del remolino un cajón negro, sobre El oficinista ve la sangre en su traje, frenético
el cajón negro un hombre, sobre el hombre un aplaude, grita, se saca la corbata y se la pone a guisa
disfraz de gitano. El Gitano es uno de aquellos de vincha.
elementos de la naturaleza, sublime, atrae y repele,
pero sobre todo, asusta. Al oficinista en su El charco rojo a los pies del Gitano ya es
pequeñez, que se pregunta por qué viste un traje preocupante. Lo advierten. Advierte que lo
gris con corbata roja de nueve a seis, cuando podría advierten. Se lame el índice y pasándolo por la
llevar un disfraz de gitano subido a un cajón negro herida abierta la limpia y la cierra en el mismo
en el horario que se le cantara. movimiento.

El Gitano grita, el remolino retrocede. Ríe El público enardecido grita al cielo. Queremos
nerviosamente y pasito tras pasito recupera el más. El Gitano promete más, les grita, los insulta,
territorio perdido. Hasta el próximo grito. Ahí, los azuza. Pide monedas. Monedas llueven. Cuatro
millones de manos entran en los bolsillos, algunas corren al banco a buscar más.
en los ajenos, cuentan monedas para pagar el
espectáculo. Para que el Gitano deje de gritar. El Gitano cuenta que cuando era niño e iba a la
escuela era muy alérgico a la tiza. En cierta ocasión
El Gitano cuenta cómo a los quince años, un la maestra lo obligó a pasar al frente para un
marcador central de defensores de Belgrano le análisis sintáctico. Sintió el estornudo llegando y
aplicó furibunda patada en la tibia, una tarde de comenzó esas fuertes aspiraciones previas. Martín,
enero en Palermo. Cuenta que en el hospital le pidió sentado al primer banco, fue aspirado por el agujero
una moneda al camillero y como se la negara, la negro de su fosa nasal. Nunca salió. La familia de
pierna colgando de la fractura expuesta, saltó de la Martín recibió una condecoración. El Gitano
camilla y le arruinó la cara a escupitajos. El respira profundo. El remolino retrocede,
remolino retrocede. Cuenta que tres horas más aferrándose entre sí y, así formada la cadena, se ata
tarde salió del quirófano en muletas, con cinco a un poste. El Gitano ríe, los insulta. El remolino
clavos más en la pierna. El remolino ríe ríe nerviosamente. El Gitano saca un martillo azul
nerviosamente. El Gitano se levanta el pantalón del bolsillo. Federico entusiasmado está en primera
hasta la rodilla y muestra la cicatriz para los fila. Todavía no se limpió la sangre y el Gitano lo

 
• TREINTA Y DOS •
  Monoambiente
 

  Ilustración: María Laura Sánchez

  llama. Federico se siente tocado por Dios y acude al oficinista pierde los pantalones, frenético, aúlla
llamado. El Gitano le da el martillo y poniendo la colgado de un poste de luz.
  punta del clavo en el agujero negro y peludo le pide
que martille. Federico da un golpe. Dos. Al tercero El Gitano pide silencio. El silencio se hace. El
 
el clavo desaparece en las profundidades del abismo, remolino expecta. El Gitano cuenta que a los veinte
  seguido del martillo y este seguido de la mano de años pasó tres días seguidos cagando sin parar. El
Federico, la mano de Federico de Federico íntegro. remolino ríe nerviosamente. El Gitano se afloja el
  Detrás de Federico, dos perros y una patrulla. El cinturón, la cuerda que oficia de cinturón. El
Gitano, satisfecha su voracidad nasal, levanta los público empieza a ulular. El Gitano se baja los
  brazos, grita, putea. El remolino retrocede y avanza pantalones. Al cielo vuelan papeles, boletas y
tirándole monedas como si intentara lapidarlo. El cheques en llamas. El remolino pide más. El
 
• TREINTA Y TRES •
 Monoambiente

  oficinista, corriendo en cuatro patas y en cueros, ya no hay. La respuesta es inaceptable. El Gitano


grita, ladra y larga espuma por la boca. El Gitano, los insulta por penúltima vez, se sube los
 
en cuclillas, los pantalones en los tobillos, detiene la pantalones y con el cajón negro al hombro se sube a
  operación. El remolino clama por la conclusión del un colectivo que se aleja hacia el sur. Desde el
acto. El Gitano se para, los insulta y con un látigo estribo los insulta por última vez.
  que saca de su nariz, golpea manteniendo a raya a
los que se acercan demasiado. El Gitano, erguido El remolino se disuelve, tan rápido como se
  sin pantalones sobre el cajón negro, grita pidiendo formó, los ríos recuperan su flujo, los relojes
monedas. Las manos revisan los bolsillos, en vano, vuelven a funcionar‫܀‬
 

 
• TREINTA Y CUATRO •
VIVIENDO A COSTILLAS DEL POETA
Segunda entrega 
   

  EL MAYORDOMO DE NERUDA

Don Justo.

Poeta de a ratos, este otro calvo con fama de buen hombre pudo costearse una digna publicación de sus “Versos de
la cocina”, colección en la que se destacan la “Oda a la cebolla”, “Al tomate”, y otros elementos culinarios de similar
lirismo. Comentaristas repararon en la influencia que esta poesía sencilla ejercería sobre Don Pablo.

Las tertulias que Neruda solía ofrecer en su casa se hicieron famosas muy pronto por “... ese mayordomo que
recitaba a pedido mientras ordenaba las copas”. Alentado por todos los presentes el buen Justo se achispaba y
versificaba temas del momento, aunque sabía ser discreto y callar la borrachera de una dama o un adulterio casual
entre los huéspedes. Como todo buen solista tocaba el violín dominando el arte de retirarse a tiempo.

Fue triste cuando supimos que era él quien robaba las hojas blancas del escritorio y hubo que despedirlo. Desolado
verlo con su ropa normal y esa peinada tensa, su pequeña valija yéndose a ningún sitio para siempre. Eran pocas
sus cosas porque todas nos las dejó.

En los momentos de añoranza, como este, en que repaso aquéllos tiempos felices, releo el librito de Don Justo. Lo
observo sobre el escritorio. “Versos de la cocina”. Tengo a la vista la composición “Cántico de las cacerolas”, la leo
en alta voz saboreando sus giros eficaces, su emotivo estribillo sobre la fruta, y lágrimas quieren rodar hasta mi
pera. Pero me contengo y compongo a mi vez este soneto: “Dónde estará Don Justo respirando qué vientos. Por
quién desgranará sus tostadas, en qué manteca derrochará su empeño, a qué salones acudirá con la escoba, qué
timbres responderá; qué abrigos, saludos, sombreros, amigos, chismes recibirá contento. Qué traje afortunado
auxiliará con qué botones de último momento.”

No puedo saberlo ahora, pero su figura descansa en mi recuerdo junto a la de Don Pablo. También su poesía. Sigo
hojeando: “Catarro del tacho de basura”, en sextillas, la elegía “Mi cuchillo es de acero”. Me detengo en la serie
“Coplas del sodero” y despierta en mí un vago sentimiento de alegría, una vez más me refugio en el pasado tanto
más feliz que el presente. El plácido madrigal “Tubérculo amoroso”, que da cierre al libro, me ayuda a
reconciliarme con la vida amén de sus adversidades, con lo bueno y lo malo, el todo y nada que encierra.

Medito que es concreta la poesía, pero tan lejana y caprichosa la posteridad. Sabemos todo sobre Don Pablo pero
nada o casi nada sobre el pobre Don Justo, que padeció un castigo quizá exagerado para el no tan grave delito de
robar papel.

Gastón Mazieres
Es Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA), especialista en Literatura Argentina. Como autor teatral, ha
estrenado gran parte de su repertorio en diversas salas de la ciudad de Buenos Aires. Posee una sólida formación como actor.
Egresado de la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD), y de la Escuela de Danza del Abasto (EDA). Como intérprete ha
participado en eventos y festivales de Argentina, Chile, Uruguay, Dinamarca, España. Como pedagogo, coordina actualmente en
Buenos Aires su taller “Escritura Teatral”, destinado a actores y gente de letras interesados en investigar y profundizar las relaciones
entre la escritura y la puesta en escena.

• TREINTA Y CINCO •
 Mono con navaja

EL NIÑO ARGENTINO
 LA EVOLUCIÓN DE MUCHACHO Y SU SENTIDO POLÍTICO
 Por Jorge Dubatti

 
1
Jorge Dubatti  
La estructura de El Niño Argentino es polifónica, porque los tres personajes 
Buenos Aires, 1963. —Niño, Muchacho y Aurora— portan concepciones de mundo (de clase, en los 
 
Doctor por la UBA (Área   dos primeros) con diferencias, que explicitan en sus parlamentos o evidencian 
de Historia y Teoría de en sus acciones físico‐verbales. Deben advertirse además estatutos poéticos de 
las Artes). Premio de la personaje diversos: por un lado, Aurora (la vaca), por el otro, Muchacho y Niño 
Academia Argentina de (los  humanos),  y  en  esa  diferencia  la  polifonía  se  profundiza  y  multiplica.  La 
Letras de la UBA (1989).
vaca posee una entidad simbólica específica, y por lo tanto su pensamiento no 
Docente especializado en
corresponde a una visión de clase sino a un corte analítico‐arquetípico. Como 
historia y teoría teatral en
la UBA, Universidad explica Kartun en la entrevista realizada en la Escuela de Espectadores2, la vaca 
Nacional de Rosario, expone deliberadamente el pensamiento del autor, es su personaje‐delegado.    
Universidad Nacional de En  el  caso  del  Niño,  la  visión  de  mundo y  de  clase  no  evoluciona:  se muestra 
San Martín, Universidad configurada  y  estable  de  comienzo  a  fin  de  la  pieza.  Niño  asume  el  punto  de 
del Salvador (Argentina) vista del patrón (joven) o del hijo del patrón, que puede cuestionar aspectos de 
y Universidad Veracruzana la ideología de su padre pero acaba confirmando su pertenencia a la clase. En 
(Xalapa, México). Dirige cambio, en Muchacho se advierten cambios en el devenir de la pieza, cambios 
desde 1998 el Centro de que modifican sus predicaciones sobre el mundo. Muta en su ser y en la visión 
Investigación de Historia
que ese ser porta.  
y Teoría Teatral (CIHTT)
El viaje en barco, que estructura la pieza diacrónica y simbólicamente ‐del 
y el Área de de Historia y
Teoría Teatral del Centro puerto de Buenos Aires al puerto de Le Havre, de Argentina a Francia, durante 
Cultural Rojas de la UBA. treinta días‐, marca los hitos de la evolución del Muchacho3. Al viaje geográfico 
Coordina el Área de Artes le  corresponde  un  viaje  interno,  de  aprendizaje.  Inicialmente  el  Muchacho 
Escénicas del Centro porta la visión de mundo del patrón y asume el lugar que dentro de esa visión 
Cultural de la Cooperación. le corresponde al sirviente.  Muchacho tiene muy clara la diferencia de clases, 
Ha publicado más de con roles marcados a fuego: qué hace patrón al patrón, qué hace peón al peón. 
cincuenta volúmenes Sin embargo, las ideas del Muchacho mutan.  
de/sobre teatro. Por el contrario, el Niño genera y padece acontecimientos, finalmente muere, 
pero  no  evoluciona,  permanece  idéntico  a  sí  mismo,  inmutable  en  el  núcleo 
fundante  de  su  visión  inicial,  más  allá  de  su  progresiva  degradación  externa  a 
través de las jornadas (suciedad, desaliño, borrachera, endeudamiento, robo): 
no  cambia  porque  encarna  la  entelequia  de  su  visión  de  mundo,  tan  potente 
como cristalizada en ideología. La muerte del Niño es producto de la evolución 
de otro, de su asesino: el Muchacho. El lector, orientado por el título, y por el 
rol dominante del patrón, centra la atención en el Niño, pero pronto advertirá 
que,  si  bien  es  el  Niño  el  que  domina  la  escena  por  su  predicamento  y 
superioridad  sobre  el  Muchacho,  el  protagonista  de  la  obra  es  éste  último: 
atraviesa  pruebas,  evoluciona.  Nos  detendremos  brevemente  en  algunos 
detalles  de  la  evolución  de  Muchacho,  de  su  viaje  interno  de  conocimiento  y 
aprendizaje, de los cambios en su ser. 
En  la  Jornada  Primera  Muchacho  se  identifica  con  el  punto  de  vista  del 
patrón hacia el sirviente: concibe su lugar en el mundo a partir de la mirada y el 
rol  que  le  otorga  el  patrón  a  través  del  beneficio  del  trabajo.  Se  asume 

 
• TREINTA Y SEIS •
  Mono con navaja
   
plenamente  en  la  interiorización  de  cómo  concibe  el 
patrón  al  sirviente.  Ha  incorporado  la  diferencia  de 
clase,  la  división  de  roles  y  atributos.  Se  define  a  sí 
mismo  como  “peón  de  cría”,  “gaucho  institutriz”,  “el 
muchacho”,  y  no  dice  su  nombre,  no  porque  no  lo 
tenga, sino porque para el patrón es “el muchacho de 
Aurora”4.  La  didascalia  de  Kartun  lo  describe,  de 
acuerdo  con  esa  interiorización  característica  de  esta 
primera  instancia  del  personaje,  como  “el  pequeño 
gran  gaucho  de  figuritas”,  el  estereotipo  gráfico 
popularizado por la visión dominante. Las palabras del 
Niño  ratifican  la  imagen  de  Muchacho  en  la  misma 
dirección:  “Milico  de  pito  y  casaca”,  “Un  tambor  de 
Tacuarí...”5,  “pupilo”,  “pueblo  morocho”,  “proletario”. 
De entrada Niño expone la diferencia de clase a través 
de  un  sistema  binario  de  oposición  y  complemento: 
dominador‐dominado,  superior‐inferior,  capitalista‐
mano  de  obra,  padre‐hijo,  amo‐esclavo.  “Los 
dependientes  preguntan/cuando  la  gallina  mea”; 
Muchacho y sus boleadoras. Fotografía: Sandra Zea.
“Desensillá  el  sombrerito/en  presencia  del  patrón”; 
“Hablá si se te pregunta,/estando yo hacé silencio”. Se 
llama a sí mismo, para diferenciarse, “el ganadero”6. Su  San  Martín.  Reconoce  en  el  mundo  del  patrón  una 
actitud  es  de  superioridad,  paternalismo,  y  además  solemne potestad, fuente de la ley a seguir y respetar. 
cinismo, desprecio, subestimación e insulto. Muchacho  Por su parte, el Niño se encarga de ironizar y desmentir 
acepta las reglas del  patrón, que conoce y celebra: “De  esa autoridad una y otra vez: demitifica la clase –espe‐
chiquito aprende el peón/la prosapia del patrón”; “A lo  cialmente  cuando  habla  de  sí  mismo  y  de  las 
que  guste  mandar”;  “Sumiso  pido    permiso”;  “Bajo  el  hermanas—7, pero sin desprenderse de sus jerarquías, 
cogote  y  me  humillo:/soy  el  muchacho  sencillo”.  Sus  atributos y privilegios.  
hábitos están hechos a la medida del trabajo y se opo‐ Sin embargo, al Muchacho ya algo le pasa: un sueño 
nen a los del Niño: no bebe, se acuesta temprano y se  pone  en  evidencia  que  la  situación  ya  no  es  la  misma 
levanta con el alba. Sin embargo Muchacho ya anuncia,  para él. En el comienzo de la Jornada Segunda lo agita 
en el anteúltimo verso de la Jornada, que el viaje será  una pesadilla apocalíptica (en la que se entrama el gran 
fuente  de  enseñanzas:  lo  define  como  “Trascendiente  desafío  histórico  y  político  a  la  clase  de  su  patrón:  la 
periplo,  y  docto”.  Relevante  prospección  (proyección  inmigración), cuya dimensión de “augurio” y “vaticinio” 
hacia  el  futuro  del  relato)  que  ilumina  la  función  edu‐ no logra desentrañar. Los sueños ya sugieren lo que el 
cativa y modificadora que tendrá la travesía.  Muchacho todavía no sabe. Promediando la Jornada, la 
Inicialmente  la  Jornada  Segunda  (madrugada  del  día  noticia  de  que  la  vaca  no  regresará  a  Buenos  Aires 
siguiente  a  la  partida)  confirma,  asienta  y  amplifica  la  produce  un  primer  giro  consciente  en  el  Muchacho: 
estructura  ideológica  configurada  en  la  anterior.  “Mi  desconfía de la que cree broma pesada del Niño (“Usté 
patroncito  descuide”,  “Lo  que  usté  quiera  me  pide”:  es  un  fresco”),  e  incluso  interpreta  como  “maldá”, 
humildad, reverencia, servicialidad. El carácter pasivo y  “alevosía”,  “atitú  fratricida”  la  posibilidad  de  que  la 
receptivo  de  su  clase  se  explicita  en  el  mito  de  inicia‐ vaca sufra un destino injusto. La toma de conciencia lo 
ción laboral en la infancia donde se advierte la voluntad  lleva a contar su historia. Todo lo que es se lo debe al 
y  autoridad  performativa  del  patrón:  “Yo  era  un  gurí  patrón: “Yo fui de chico un granuja,/señor, el demonio 
todavía,/y me hicieron peoncito de cría/de la pequeña  mismo,/sin  credo,  sin  catecismo.../Yo  fui  el  malo,  el 
ternera”. Se acentúa la visión abuenada del Muchacho  infiel,  resaca.../Su  padre,  Dios  y  esta  vaca/me  sacaron 
respecto de la estructura de clases, así como su identi‐ del abismo./Esa fue mi trinidad,/mi luminoso milagro”. 
ficación  y  familiaridad  con  los  símbolos  del  naciona‐ Dios  y  el  patrón  hermanados.  Simbiosis  del  Muchacho 
lismo: cita el Martín Fierro y un difundido epigrama de  con  la  vaca,  por  lo  que  ya  en  germen  se  registra  —al 

 
• TREINTA Y SIETE •
 Mono con navaja
 
defenderla  de  la  muerte—  un  primer  gesto  de  auto‐ catábasis  gradualmente  iluminadora.  La  ceguera  en  la 
 
nomía y afirmación. Rebelión frente al patrón pero que  bodega  como  condición  de  posibilidad  de  una  nueva 
  sólo es abnegación, identificación y amor en la defensa  mirada. 
de los intereses patronales.   La  Jornada  Tercera  transforma  la  bodega  (a  una 
  La  posibilidad  de  que  Aurora  no  regrese  instala  en  semana  y  media  de  la  salida;  tercio  del  viaje)  en  la 
Muchacho  otro  tipo  de  rebelión,  una  actitud  —por  República lechera de Achalay: tinglado de telón pintado 
  primera  vez—  de  condicionalidad:  “Si  ella  no  vuelve,  dispuesto  por  Argentino  para  “consolar  al  criado”  y 
me  quedo”.  Nueva  prospección,  oblicuo  adelanto  del  para  convertir  a  Aurora  en  fuente  multiplicadora  de 
  final.  El  Niño  promete  ayudar,  pero  Muchacho  ya  no  leche  que  vender.  Muchacho  está  angustiado  por  el 
esta muy seguro de poder creerle. Comienza a resque‐ encierro  y  por  la  suerte  incierta  de  Aurora:  se  siente 
 
brajarse la confianza que depositaba en el lugar que el  “entre  aguas...  como  feto...”,  metáfora  indirecta  de  la 
patrón  le  asigna  como  sirviente.  Desconfianza  hacia  el  nueva  conciencia  que  se  está  gestando.  Sabe  que  el 
 
patrón y hacia el hijo del patrón. Kartun instaura en la  Niño no habló con su padre, lo encara, le reprocha. En 
  Jornada  Segunda  el  inicio  del  conflicto.  Proceso  de  sus  reacciones  ya  no  es  tan  servicial  ni  humilde: 
erosión de la visión de mundo/clase inicial y transición  “Delator nunca jamás: /no son valores de un criollo”, o 
  hacia otra. El dramaturgo comienza  a  otorgar  relevan‐ “No  me  rete  patrón  pues...”.  Resquemor  e  incipiente 
cia a la acción interna del Muchacho, quien encerrado  distancia. Mayor cautela. Primera actitud de acreedor. 
  en la bodega del paquebote, no da descanso ahora a su  Le objeta a Argentino no haberlo llevado en su visita a 
pensamiento. Descendió a la “pampa ciega”8 para una  Recife.  Y  comienza  a  compararse  con  él:  “Nunca  he 
  vivido  algo  así”.  Primer  indicio  del  nuevo  deseo:  estar 
en el lugar del patrón, vivir lo que vive el patrón.  
 
Niño  comenta  las  modalidades  del  teatro  local  y 
  cuestiona  la  puerilidad  de  la  “comedia  pastoril”: 
“Siempre  la  misma  receta:/  Peón  bueno,  patrón 
  cajeta”.  El  lector  piensa  en  Muchacho  y  Niño  e  intuye 
una  diferencia:  comienza  a  oírse  el  rumor  de  una 
  amenaza latente de Muchacho, indignado por el futuro 
que  se  quiere  dar  a  Aurora.  La  tensión  se  relaja  en  el 
  pericón, pero a la vez el baile evidencia un cambio: es 
la  inversión  del  shimmy  de  la  Jornada Segunda. Ahora 
 
el  que  da  las  indicaciones  de  baile,  el  que  sabe,  es 
  Muchacho, seguro en su territorio nativista. Frente a la 
nueva  tensión,  que  intuye  o  calcula  con  sabiduría  de 
  superior,  Niño  expresa  la  voluntad  de  acercamiento: 
“Aquí  es  cuando  el  patrón,  el  farmer/  recibe  a  la 
  peonada,/  afable  y  endomingada:/  deme  súbdito  un 
abrazo/ y vaya enseñando los pasos...”. El peón deja de 
  ser ingenuidad y transparencia.   
La Jornada Cuarta es la más compleja y encierra el 
 
episodio crítico de la violación de Aurora. Se inicia con 
un acontecimiento no menos relevante: en el baile de 
 
disfraces  durante  el  Cruce  del  Ecuador,  ocultos  tras 
  caretas  de  cartapesta,  Niño  y  Muchacho  se  han 
intercambiado  las  ropas  y  han  subido  a  la  cubierta. 
  Muchacho  es  por  un  tiempo  Niño.  “¡Qué  píldora  se 
tragaron,/  que  yo  era  usté  y  usté  yo!”.  Muchacho  se 
  deslumbra  con  el  mundo  del  patrón:  “¡Qué  alcurnia, 
Niño, qué ambiente...!/ Y yo allí vestido de gente”. Ha 
  visto  cómo  lo  miraban  las  mujeres,  ha  bailado  y  ha 
Aurora, la vaca, y el Niño. Fotografía: Sandra Zea. 

 
• TREINTA Y OCHO •
  Mono con navaja
 
bebido, ha cometido desmanes, se ha reído a costa de 
 
otros  (el  oso  carolina  incendiado),  ha  sido  otro  y  ha 
  gozado  de  los  placeres  de  primera  clase.  Muchacho 
sintió que sólo pudo delatarlo el pelo “pirincho”, en el 
  que  Argentino  ve  “ese  defecto  incurable,/  la  herencia 
indisimulable/  de  ser  sangre  americana/  (...)  En  el  Río 
  de  la  Plata/  negro  mota  o  indio  mata”.  Muchacho  le 
pregunta  cómo  se  alisa  el  pelo,  y  Niño  no  le  revela  el 
  secreto,  lo  posterga  como  una  forma  de  complicidad, 
de reaseguro de futura colaboración.  
 
El  nuevo  deseo  se  acrecienta:  Muchacho  quiere 
  saber si, en el lugar del Niño, estuvo a la altura, y más 
aun,  si  podrá  ser  patrón  alguna  vez.  Se  va  a  dormir 
  “soñando  ser  propietario,/  industrial,  terrateniente.../ 
Usté  que  nunca  me  miente,  diga  la  pura  verdá:/  ¿en 
  Achalay se podrá?/ Digo: ¿llegaré a patrón?”. Argentino 
retorna  al  gesto  de  distancia  diferenciadora:  “No  hay 
  que perder la ilusión,/ no hay logro que no se intente./ 
Y todo roce da clase./ Y la clase te hace gente/ Pero no 
 
hay patrón suplente:/ muchacho, patrón se nace”. Que 
pierda  las  ilusiones:  para  la  ideología  de  la  clase 
 
dominante,  el  peón  nunca  llegará  a  patrón.  Sin 
  embargo  Muchacho  se  afianza  en  su  deseo,  se  tiene 
una inédita confianza: “Voy a poder.../ Ya va a ver./ Voy 
  a poder./ Ya va a ver...”. Nueva prospección potente.  
La  violación  y  los  ruidos  de  la  tormenta  lo  despiertan. 
  Insulta  a  Argentino,  primero  lo  amenaza  con  el  facón,  Muchacho enlaza al Niño. Fotografía: Sandra Zea. 
luego lo enlaza por el cuello para ahorcarlo. A punto de 
  ser asfixiado, Niño le reclama a Muchacho todo lo que  fue  mi  trinidad,/mi  luminoso  milagro”.  Muchacho  ya 
le debe, lo que ha hecho por él, y éste va aflojando el  sabe que la vaca no volverá, terminará en asado. Y si no 
 
lazo.  Es  el  momento  central  de  la  revelación  de  las  hay Dios..., tampoco hay autoridad de patrón que respetar.  
  reglas de sociabilidad, la epifanía, el relámpago máximo  En  la  Jornada  Quinta,  mientras  hace  caminar  a  la 
de  conocimiento  hasta  ahora  experimentado  por  Vaca  por  la  bodega,  Muchacho  reflexiona:  “He 
  Muchacho. Hace preguntas: “Si no hay una ley al fin, un  engordado  de  seso./  Tengo  ahíta  la  mollera”.  A 
orden  un  supongamos  que  le  diga  cuántos  gramos  continuación  formula  su  teoría  de  la  traición.  “Está 
  tiene el kilo al balancín...”; “¿No hay Dios acaso?”. ¿No  cambiado. Taciturno”, explicita la didascalia. Frente a la 
hay  ley,  no hay  moral,  no hay  Dios?  Niño contesta  sin  degradación  del  Niño,  se  produce  la  mayor 
  dudar:  “No”.  Muchacho  negocia:  no  lo  matará  si  autoafirmación de Muchacho. ¿Cómo será su traición? 
consigue  de  verdad  el  regreso  de  la  vaca.  El  Niño  se  El  contenido  de  la  “traición”  será  develado 
 
planta: no hay negociación. Aunque a punto de morir,  catafóricamente en la Jornada siguiente.     
sigue  dominando  la  situación.  El  Muchacho  no  puede  La Jornada Sexta se abre con la transformación ya 
 
sacar  ventaja,  afloja  el  lazo  y  “sumiso”  deja  entrar  consumada  de  peón  de  cría  y  ordeñe  en  faenador, 
  nuevamente  a  Argentino  al  brete.  Acción  interna.  carneador, asador, “parrillero snob chic”: Muchacho ha 
Aceptación de la nueva violación, pero también puesta  matado  y  descuartizado  con  sus  propias  manos  a 
  en  ejercicio  de  nuevos  saberes.  La  sumisión  es  sólo  Aurora y la ha cocinado para la primera clase. Él, que la 
física: en Muchacho ya se ha instalado la necesidad de  salvó de la muerte en la Rural, ahora se ha encargado 
  ser  otro,  de  entender  el  mundo  de  otra  manera.  de  despedazarla.  Se  lava  la  sangre:  el  agua  purga  y 
Recordemos  su  confesión  en  la  Jornada  Segunda:  “Su  marca  el  bautismo  de  una  nueva  etapa.  Muchacho  es 
  conciente: “Vi que se acababa el viaje”, esto es, que se 
padre,  Dios  y  esta  vaca/  me  sacaron  del  abismo./Esa 

 
• TREINTA Y NUEVE •
 Mono con navaja
 
completaba  el  proceso  de  aprendizaje  y  gestación  del  Leporello,  Arlequino,/el  perfecto  criado  argentino” 
nuevo Muchacho. “Viajando se cambia, se crece./Viajando  sino  un  nuevo  modelo  de  patrón,  que  porta  su 
se  aprenden  cosas:/feas,  útiles,  hermosas...”,  dirá  más  ideología  pero  no  la  pertenencia  originaria  a  la 
adelante.  El  Niño  también  advierte  cambios  en  el  peón:  clase. Toda una ética de movilidad social dentro del 
“Mucho  mejor  el  modal  [...]  Te  estás  convirtiendo  en  capitalismo. Muchacho no es el “peón bueno” de la 
gente”.  Hasta  practica  el  francés:  “Garcon,  un  Pastís  de  comedia  pastoril,  sino  el  asesino  que  asume  la 
Marseille”.  Niño  le  ofrece  su  propio  ajuar,  su  talco,  le  visión de mundo del poderoso para tomar su lugar a 
revela  el  secreto  del  tragacanto.  La  acción  interna  que  toda  costa  y  porque  no  hay  otra  salida  visible.  El 
agita  el  alma  del  Muchacho  de  pronto  se  configura  traidor Menem9. Todo político traidor. El dominado 
físicamente:  sus  gestiones  serviciales  culminan  en  el  que  asume  la  ideología  del  dominador  y  la 
asesinato,  degüella  al  Niño,  toma  su  ropa,  se  empasta  el  reproduce.  El  mayor  dolor  de  El  Niño  Argentino  es 
pelo  con  tragacanto,  y  se  va  con  paso  firme  y  visión  de  que, si bien Niño y Muchacho poseen diferencias en 
“apolo”.  Recién  ahora  queda  claro  cómo  entendió  el  sus  visiones  de  mundo  –de  allí  nuestra  tesis  de 
ejercicio  de  la  traición.  No  se  trataba  de  generar  una  polifonía‐, ambos de una manera u otra ratifican la 
visión  opuesta  y  alternativa  a  la  del  patrón.  Muchacho  estructura de subjetividad del poder. El “proletario” 
asume la visión de mundo del patrón pero desde el lugar  no  parece  capaz  de  generar  una  subjetividad 
del  patrón,  no  el  lugar  que  le  corresponde  al  criado.  alternativa.  Sólo  desea  ser  patrón.  Muchacho  se 
Contradice  al  patrón,  se  diferencia  de  él  porque  define  como  personaje  negativo.  Escepticismo  y 
demuestra  que  no  sólo  “se  nace”,  también  se  llega  a  amargura  constituyen  el  tono  político  de  El  Niño 
patrón traicionando. Muchacho no acepta ser “Sganarelle,  Argentino‡ 

Notas 
1. Analizamos el texto incluido en la edición de Atuel (Biblioteca del Espectador, 2007), es decir que consideramos El Niño Argentino en la 
instancia genética intermedia entre texto pre‐escénico y post‐escénico, tal como se detalla en la “Nota introductoria”. No consideraremos, 
en consecuencia,  los cambios introducidos al texto por Kartun para el espectáculo.  
2. Incluida en la edición de Atuel citada.  
3. Paralelamente, se da el pasaje de Aurora de vaca viva a “alma en pena”, “desechos de faena”, restos “de hueso y sebo” habitados por la 
bacteria. 
4. “Que ni nombre todavía:/en adelante, muchacho”. 
5. Expresión que enlaza El Niño Argentino con Pericones, donde Muchacho ya aparece prefigurado. Pericones ubica su mundo en la 
cubierta de un barco. Hay un delibrado  vínculo intratextual entre ambas obras.     
6.  “Y ya que en social reclamo/solicita el proletario/se le respete el horario,/el ganadero lo acata”.    
7.  “Por suerte no soy mi padre”, afirma el Niño.  
8. Así define el Muchacho la bodega en los primeros versos de la Jornada Primera. La didascalia la llama “caja de resonancia enorme”, esto 
es, de enorme resonancia simbólica.  
9. Véase al respecto la entrevista incluida en la edición de Atuel, ya citada.   
 
• CUARENTA •
 

POEMÍNIDOS
(CONTRIBUCIONES FÓSILES PARA UNA ARQUEOLOGÍA DEL VERSO)
 
En esta sección recuperamos algunos poemas de autores más o menos ignotos y los
  ponemos a consideración de nuestros lectores, para que juzguen por sí mismos si el tiempo
ha sido justo olvidándolos o si les debemos una disculpa.
 

 
Juan Arzadun nació en Bermeo en 1862, y murió en el
mismo pueblo, en 1950. Poeta y político, fue además un
militar de carrera, que alcanzó el grado de General y
ocupó la dirección de la Academia de Artillería (de la que
fue depuesto por Primo Rivera a causa de su actitud
rebelde frente a la dictadura). También, ocupó el cargo de
Gobernador Civil y Militar de Guipúzcoa.

Escribió dramas, poemas, narraciones y cuadros


literarios. En 1924, le fue conferido el título de Sir por el
rey George V de Inglaterra.

El volumen de 1897 que recoge sus poesías, tomo onceno


de la Biblioteca Fermín Herrán publicada por la imprenta
de la Biblioteca Bascongada, se inicia con un extenso
prólogo en el que un joven Miguel de Unamuno dice:

“[Su] nombre suena poco, porque con efectiva modestia


no ha buscado para darse á conocer, fuera de la prensa
periódica de provincias, otro camino que el más sencillo y
más independiente, á la vez que el desdeñado por los
literatos: los certámenes públicos. Sí, Arzadun ha sido un
poeta de certámenes. El haber ido en Zaragoza á recibir
la flor natural, atravesando por entre una multitud
sencilla, y si se quiere, cursi, es un acto de modestia y de
sencillez que le pone en muy otra región que aquella en Á UNA CORTESANA
que vagan solos y solitarios los poetas incomprendidos
que odian al vulgo profano y trabajan para la posteridad” ¡Ay de tí, cuando al pié de tu lecho
Con su pálida faz pensativa
Debemos admitir que la estrategia de Arzadun fue más El arcangel fatal del recuerdo
bien ineficaz, pues su nombre apenas llega hasta estos Melancólicamente sonría…!
tiempos y, cuando aparece, es ligado al de Unamuno que,
con el prólogo escrito a los 33 años, le daría una suerte de ¡Ay de tí, cuando bese tu frente,
Y su suave caricia,
posteridad lateral. Pueble al punto tu insomnio de alegres
E inocentes recuerdos de niña!
Aquí ponemos algunos versos de su autoría para que el
implacable juicio de los lectores afirme o revoque la Y ¡ay de tí, cuando tienda sus alas,
sentencia del tiempo. Como se ha visto en el fragmento Y en la noche callada y sombría,
antecitado y como se verá en los poemas, respetamos la Al pensar en tu infancia solloces,
ortografía de la época.  Y en tu madre al pensar, te maldigas!

 
• CUARENTA Y UNO •
 

 
PESIMISMO Y OPTIMISMO
 
Ante un rosal (Pensamiento de Alfonso Karr)
  nombra alegres romerías,
- Dices que Dios nos ama… ¡desatinas!- recuerda vascos cantares,
  -¡Mira las prendas de su amor hermosas!- y al son del chistu se alegra,
-¡Halló la rosa y la cubrió de espinas!- y en los frontones se esparce?
  -¡Halló la espina y la escondió entre rosas!- ¡Laurak-Bat! Tú que evocando
Nuestros escondidos valles
  Contra el egoísta olvido
‫܀‬ Riñes fecundo combate!
  ¡por tí la Euskaria revive
A LA SOCIEDAD LAURAK-BAT más hermosa en Buenos Aires,
  DE BUENOS AIRES y están las madres vasconas
menos tristes, porque saben
  Por el torcido sendero que Sociedad bendecida
que en las verdes heredades, existe, piadosa y grande,
  con lindes de zarzamoras que al desvalido defienda,
serpentea entre maizales, que al abandonado ampare,
  y al que plácida frescura que dé alientos al que sube,
presta el tupido follaje y compasión al que cae!
  verde-oscuro en los castaños, Sabe que en tí, desprendidas
verde-claro en los nogales, de la cantábrica margen,
alegre trepa el cartero en la tierra americana
 
sudoroso y jadeante. has conseguido que arraiguen
Con qué impaciencia le aguardan nuestras honradas costumbres,
  nuestras fiestas populares,
En los caseríos, sabe.
¡Pechos ansioso le esperan! nuestros varoniles juegos,
  nuestras santas libertades:
¡le acechan ojos amantes!
¡labios ufanos le nombran! que en tí, la patria perdida,
  más bella por más distante,
¡manos trémulas le atraen!
¡Que hermoso el día en que llegas labios amigos celebran,
  manos honradas aplauden:
á visitar nuestros valles!
¡recuerdo de los ausentes! que cuando el hijo adorado
  de sus fatigas descanse
¡correo de Buenos Aires!
en el Laurak-Bat le esperan
  ¿Qué hechizo tiene esa carta compueblanos que le amen,
en sus líneas desiguales ¡que le hablarán en vascuence
  que hace llorar á la novia de su pueblo y de su madre!
y sonreir á la madre?
  ¿Cómo tan alegre escribe ¡Qué hermoso el día en que llegas
el que llorábais distante, á visitar nuestros valles!
  y en la América remota ¡recuerdo de los ausentes!
como en los campos natales, ¡correo de Buenos Aires!
 

  ‫܀܀܀‬ 
 

 
• CUARENTA Y DOS •
  La del mono

LAS CHICAS DE LETRAS


  SE MASTURBAN ASÍ (XIX*)
  Por Elsa Kalish 

 
A Inés de Mendonça y Marina Kogan, mis amigas de Letras.
 

“...porque Françoise veía por todas partes ‘envidias’ y ‘chismes’, que en su imaginación cumplían ese funesto
y permanente oficio que cumplen en la de otras personas los jesuitas y los judíos...”.

“No es que ella fuera mala. No hay ninguna mujer que nazca mala, porque todas nacen malas, nacen con la maldad dentro.
La cosa es casarlas antes que la maldad llegue a su consecuencia natural. Pero tratamos de hacer que se sujeten a un sistema
que dice que una mujer no se puede casar hasta que alcanza cierta edad. Y la naturaleza no presta atención a los sistemas,
y las mujeres les prestan menos atención a ellos, ni a nada. Simplemente es que ella creció demasiado de prisa.
Alcanzó el punto en que la maldad llega a su consecuencia antes que el sistema dijera que era hora para ella.
Creo que no lo pueden remediar. Yo tengo una hija también, y lo digo”.

“Activate ya. Activate con Activia.”

Acto I
(Josefina —la china— Ludmer, Marina Mariasch y Elsa Kalish)

Decorado: El comedor de un coqueto departamento de la calle Las Heras.


Situación: Tres Chicas de Letras toman el té y charlan.

Josefina Ludmer: ¿Está rico el té, chicas?

Elsa Kalish: Sí, exquisito China.

Marina Mariasch: Eh... yo... eh, podría tomar otra cosita porque...

Josefina Ludmer: ¡Por qué! ¡A ver, por qué querés tomar otra cosa, ¿me querés decir?! ¡Te invito a mi casa a tomar el
té y me lo despreciás! ¡A ver, tarada, explicame por qué mierda si te concedo el honor de venir a tomar el té a mi casa, a
mi casa donde sólo viene a tomar el té un reducido y selecto grupo de elegidos, me haces este desplante! A ver, dame
una explicación válida, porque de lo contrario llamo ya mismo a mi siervo Daniel y le ordeno que te eche a patadas en
el culo ya mismo de mi casa.

Marina Mariasch: Es que... me da vergüenza, no se cómo decirlo sin ponerme colorada y empezar a balbucear.

Josefina Ludmer: ¡Vergüenza, vergüenza! Vergüenza es ese programa de televisión boludo donde entrevistás a
escritores de cabotaje que con tal de figurar son capaces... mirá lo que te digo, con tal de figurar y aparecer en tu
programa de cable boludo para que vos los histeriquiés, son capaces hasta de escribir algo interesante. . ¡Que pajeros
que son los tipos, Dios santo¡ Me angustiaste. Lograste hacerme angustiar! ¿Es lo que querías, verdad? ¡Claro, que
boluda que soy, cómo no me di cuenta antes! ¡Claro, cómo no supe darme cuenta que debajo de ese disfraz de retardada
mental se ocultaba un monstruo, un ser inmensamente perverso que goza haciéndole mal a los demás! ¡Mirá como me
haces poner! Yo que te invité a mi casa a tomar el té con la mejor, de corazón, mierda, y mirá cómo me lo retribuís.

Elsa Kalish: Bueno, China, no te exaltes, no te pongas mal.

*Las 18 columnas anteriores de Las chicas de Letras… pueden leerse en www.elinterpretador.com.ar
 
• CUARENTA Y TRES •
 La del mono
 
Josefina Ludmer: Pero la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer. La culpa es mía que soy una boluda
que todavía cree en las personas. ¡Cómo no me voy a poner mal, Elsa! ¡Qué, vos también estás del lado de ella! Están
todos contra mí, nadie me quiere... Aaaah, ahora me doy cuenta de todo, a ustedes dos las mandó el culastrón de Panesi
para cagarme la vida, ¿no es así? Claro, pobrecito, ese fracasado, el muy mierda, como él se tuvo que quedar acá en
Argentina fracasando porque el muy turro de Pezzoni al morirse lo clavó heredándole su bolichongo de morondanga
de Puán, me odia, me envidia, quiere que yo también me vuelva una vieja chota que se la pasa todo el día tomando el té
y hablando boludeces con retardadas igual que él. ¡Pero yo que culpa tengo! ¡Qué culpa tengo yo de haberme ido al
extranjero y romperme bien el orto y convertirme en una reina de la teoría mientras él se quedaba acá tomando té y
atendiendo detrás del mostrador del bolichongo de Pezzoni a esa alta casa de estudios de mierda que produce
retardadas mentales como ustedes dos!

Elsa Kalish: Calmate, Chinita. Tomá una Carilina y secate las lágrimas.

Josefina Ludmer: ¡No! No quiero tus Carilinas, metételas en el orto a tus Carilinas. ¡Ya mismo se van las dos de mi
casa! ¡Ya, se van! ¡Daniel! ¡Daniel! ¡Daniel!

Elsa Kalish: China, escuchame. Yo entiendo tu angustia e indignación y comparto con vos que Marina se desubicó y
que vos no te merecés lo que te acaba de hacer. Pero bueno, nada, según ella, todo este momento desagradable que nos
está haciendo pasar tiene una explicación, una razón de ser, ¿verdad? ¿Por qué no la dejás hablar y si no te convencen
sus palabras yo misma me comprometo a echarla a patadas de tu casa?

Josefina Ludmer: ¡Daniel! ¿Dónde se metió ese pelotudo? ¡Cómo te hace renegar la servidumbre en este país!
¡Siempre que una los necesita nunca están! ¡Daniel, vení ya para acá y sacáme a estas dos judías putas de mi vista!

Elsa Kalish: Dale, China, dejala hablar, dale, toma la Carilina y secate esas lágrimas, ¿dale?

Josefina Ludmer: Bueno, está bien. Gracias, nena. Pero yo te digo algo Marinita, si vos seguís por ese camino,
conduciendo programas de TV para retardados y escribiendo boludeces en Blogs... así... así...así, jamás, pero jamás de
los jamases vas a lograr llegar a dar clases en Yale como yo y convertirte en una reina de la teoría a la cual no haya
pajero que no se le arrodille a sus pies. ¡Que te quede claro, eh, porque no te lo voy a volver a repetir!

Marina Mariasch: Ay, no sé cómo empezar, no sé cómo decirlo, me da vergüenza.

Elsa Kalish: Dale tarada, habla, o nos hecha a la calle a las dos esta vieja chota. Dale, pensá en los sacrificios que
tuvimos que hacer para lograr llegar a esta tarde, a estar sentadas acá tomando el té con esta vieja chota y ahora vos
querés tirar todo por la borda por una boludez, porque seguro que es una boludez, Marina.

Josefina Ludmer: Te escucho Marina querida de mi corazón.

Marina Mariasch: Sufro... tengo tránsito lento, por eso no quiero tomar té. ¿Me entendés, China, ahora? No es nada
contra vos, lo que sucede es que el té te reseca las tripas y te constipa y yo sufro de tránsito lento.

Josefina Ludmer: ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA... No podés cagar... JAJAJAJAJAJA... ¿Era eso? La mina no puede
cagar, por eso me desprecia el té que le convido.

Elsa Kalish: ¿Y hace mucho que sufrís de este problemita?

Marina Mariasch: ¡De toda la vida! Desde que tengo uso de razón que vivo taponada. Mirá, cuando era chica tres
veces me tuvieron que internar de urgencia por bolo fecal. Y de grande... ni te cuento. Las mil y unas tuve que pasar y
paso con mi tránsito lento. Es horrible, porque vivo siempre en una espera permanente en la que todo el tiempo estoy
por ir de cuerpo y cuando llego al baño, que no puedo más, que me hago encima, me siento, hago fuerza y fuerza y más
fuerza como si estuviera por parir y nada, no puedo, no puedo, no sale. Pero bueno, con el tiempo me fui
acostumbrando y aprendí a vivir y llevar mi tránsito lento a todas partes. ¿Qué se le va a hacer, no?

Josefina Ludmer: ¿Y no probaste con que te rompan bien el culo? Quizá con eso se solucionan todos tus problemas
 
• CUARENTA Y CUATRO •
  La del mono
 
de tránsito lento. Quizá solo sea un problema de desfasaje entre el tamaño de tus soretes y el orificio de tu ojete. Digo,
no, si producís soretes grandes y duros y tenés un ojete chiquito, quizá, quién te dice, todo el problema se pueda
resolver haciéndote romper bien el culo.

Marina Mariasch: Ya probé de todo, China, pero no hay caso, padezco de tránsito lento crónico.

Elsa Kalish: ¿Probaste con un Activia?

Marina Mariasch: No, ¿qué es eso?

Elsa Kalish: Un yogur nuevo de La Serenisima que te ayuda a cagar. Tenés que tomar uno por día y al cabo de dos
semanas, cagás de lo lindo.

Josefina Ludmer: ¡Daniel¡ ¡Daniel! ¡Daniel!

Elsa Kalish: Qué sucede, ahora, China. Calmate, que te vas a enfermar.

Josefina Ludmer: No ves que lo llamo a Daniel y no viene. Esta servidumbre de mierda y la puta que los parió.
¡Daniel!

Elsa Kalish: Bueno, ya va a venir. Quizás esté ocupado en alguna tarea y no te escucha. ¿Querés que lo vaya a buscar?
¿Qué es lo que necesitás tan urgente que haga? Decime, yo lo hago.

Josefina Ludmer: ¡No, no, no... Para eso tengo siervos, para que me atiendan. Ustedes son mis invitadas y tienen que
ser servidas a cuerpo de rey. Aparte, yo conozco bien el paño choto de la cultura argentina... y si yo ahora te dejo a vos
hacer una tarea que le corresponde a mi siervo, vos mañana, seguro, vas a ir por ahí cotorreando y tirando mierda de
que yo soy una vieja puta que te invité a mi casa para humillarte obligándote a hacer las tareas de mis esclavos.
¡Daniel, Daniel... !

Elsa Kalish: Pero nooo, China, nada que ver, faltaba más, todo bien, si vos sabés que está todo bien entre nosotras, ¿o
no sabés que yo te quiero como si fueras una segunda madre?

Josefina Ludmer: Vos sos una hija de puta. ¿O acaso no te acordás que la última vez que te invité a tomar el té a mi
casa, en esta misma mesa, me contaste que tu vieja era una reventada, una pobre mina y que la odiabas, eh, eh, eh?

Elsa Kalish: Aaah, es verdad, me había olvidado. Pero vos sos la madre que yo siempre hubiera deseado tener.

Josefina Ludmer: Vos sos una hija de puta. Pero te falta tomar mucha lechita para ser la hija de esta puta. ¡Mucha
leche, tarada!

Marina Mariasch: A mí me gusta la leche, yo siempre tome mucha leche.

Josefina Ludmer: Sí, ya sé que a vos te gusta la leche igual que a esta otra puta. Ustedes las judías son todas iguales,
putas y calentonas.

Marina Mariasch: Si te pone tan mal que no tome el té que me serviste, lo tomo, lo voy a tomar, después de todo, un
té más o un té menos, igual cuando llegue a casa no voy a poder ir de cuerpo.

Josefina Ludmer: ¡Daniel! ¡De ninguna manera! Ahora mismo lo llamo a Daniel y que te vaya a comprar Activia.
¡Daniel, vení para acá que tenés que ir a hacerme un mandado a los chinos de la esquina! ¡Daniel! De ninguna manera
te voy a permitir tomar mi té si te hace mal, porque yo te dejo tomar mi té y vos después vas a escribir en tu Blog
pelotudo que no podés cagar porque yo te obligué a tomar té... y además, vas a ir corriendo a contarle a la vieja chota
de Panesi que yo te obligué a tomar té porque sabía que vos sufrías de tránsito lento y de pura jodida que soy quería
verte reventar de mierda, de un coma de bolo fecal. No, nenita, ahora mismo viene Daniel y va al super de los chinos
de la esquina y te compra un Activia. ¡Daniel!
 
• CUARENTA Y CINCO •
 La del mono
 
Elsa Kalish: Che, veo que tenés problemas con la servidumbre.

Josefina Ludmer: No me hablés, no me hablés. Desde que volví a este país de mierda no hago más que hacerme
malasangre. Esto en Estados Unidos no pasa, ¿sabés? Cuando daba clases en Yale tenía una docena de espaldas
mojadas, de chicanos feos y analfabetos a mi servicio. ¿Y sabés cuánto me salía tener a una docena de siervos allá?
Nada, una ganga. Trabajaban para mí las 24 horas por la comida y la cama. Y no saben cómo me atendían, chicas. ¡Lo
dóciles que eran, lo servicial que eran para con su ama! Se desvivían por mí. Yo no tenía que decirles ni mú que ellos ya
sabían lo que yo todavía no sabía que iba a necesitar pedirles. Eran divinos, divinos, mis espaldas mojadas. Así sí daba
gusto tener siervos. No como acá, que te dan un trabajo, ¡un trabajo! ¿Dónde se vió que una tenga que estar pendiente
todo el día de sus siervos y no ellos de una, ¿eh? ¿Dónde? Sólo acá, en un país de cuarta como la Argentina llena de
negros cabeza peronistas que se creen con derecho, con derechos... ¡Derechos de la poronga de Perón y la cajeta frígida
de la rubia oxigenada de su mujer que les metieron esas ideas putas a estos negros putos que no sirven ni para ir a la
esquina a ver si llueve y encima se creen con derecho a estropearle a una que es una académica respetada
internacionalmente una hermosa velada de té! Desde ya les pido perdón, chicas, por el comportamiento de mi
servidumbre y les prometo que no va a volver a suceder la próxima vez que las invite a tomar el té. Estoy evaluando la
posibilidad de conseguirme unos bolitas, esos son buenos bichitos, sumisos y laburadores, no como estos negros del
interior que en cuanto te descuidaste, te cagaron. Y les digo más, esto en Estados Unidos no pasa. Por eso chicas, si
ustedes algún día quieren levantar cabeza y aspirar a vivir una vida menos grasa y tilinga que esta basura que les
ofrece el ámbito cultural provinciano y decadente de Buenos Aires, prepárense a conciencia, lean mucho, rómpanse el
culo laburando, como lo hice yo, y cuando puedan, rájense al carajo, a Estados Unidos, que son más boludos que los
pajaritos los yanquis, y peor aún les diría... Pero si tenés guita allá no hay lola ni ocho cuartos de la pindonga, allá los
siervos son siervos y las reinas somos reinas, como debe ser y a otra cosa... Les voy a confesar algo, chicas, desde que
volví del extranjero no puedo evitar la desagradable sensación de sentirme Mansilla viviendo en los ranchos de los
indios Ranqueles. ¡Daniel! ¡Daniel, vení para acá! ¡Daniel!

Marina Mariasch: Elsa tiene razón, China, calmate, porque te va a hacer mal.

Josefina Ludmer: “Elsa tiene razón, China...”, estúpida. Si fuiste vos la que me generó toda esta angustia y
malasangre, estúpida. ¡Vos me vas a matar! ¡Daniel, vení ya, que tenés que ir a los chinos de la esquina a comprar
Activia para la boluda de Mariasch que no puede cagar!

Marina Mariasch: China, no importa, en serio, me tomo el tecito y ya.

Josefina Ludmer: ¿Harías eso por mí? ¿En serio?

Marina Mariasch: Sí.

Josefina Ludmer: ¿De veras?

Marina Mariasch: Sí.

Josefina Ludmer: Cómo me gusta la gente sumisa y alcahueta que se deja humillar por mí. Me enternece. Despierta
lo mejor de mí, mi parte maternal.

Marina Mariasch: Te entiendo, yo también soy mamá.

Josefina Ludmer: Vos no entendés nada, vos sos una estúpida, igual que esta otra retardada, que se creen que porque
vienen a tomar el té a mi casa, con eso solo, con eso solo y escribiendo después columnas pelotudas para infradotados y
poemitas forros, van a llegar a Yale y tener una docena de espaldas mojadas a su servicio que les abaniquen la argolla
todo el día.

Marina Mariasch: Ay, que rico este té. ¿De qué es?

Josefina Ludmer: En serio te gusto mi té. Ay, sos divina, en tu boludez atómica por momentos tenés raptos de
inocencia que me conmueven. Es de bergamota el té, Marina.
 
• CUARENTA Y SEIS •
  La del mono
 
Marina Mariasch: ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA... !

Josefina Ludmer: ¿De qué te reís?

Marina Mariasch: Verga-mota, verga... JAJAJAJAJAJA...

Josefina Ludmer: Sos una idiota... JAJAJAJAJ...

Marina Mariasch: Sí... JAJAJAJA...

Josefina Ludmer: La verdad, chicas, que hoy me desperté rayada mal, pero que ustedes vinieran hoy a tomar el té me
cambió los humores y me alegró la tarde.

Elsa Kaslish: China, a nosotras también nos alegra y gratifica poder estar en tu casa compartiendo este té con vos.

Josefina Ludmer: Sí, sí, seguro. No sigas hablando mejor que la vas a embarrar. Mira que yo a vos te conozco, vos sos
la típica putita del conurbano que por llegar a ser iluminada por las luces del centro es capaz de cualquier cosa. Una
negrita reventada y resentida del conurbano con hambre de salir de pobre y llegar a ser una reina como yo. ¿Pero
sabes cuánto te falta a vos para ser una diosa como yo? ¡Sabes!

Elsa Kalish: Mucho.

Josefina Ludmer: Sí, mucho. Y la verdad, no te veo pasta, ni que te de el cuero ni para empezar, sencillamente, porque
sos una pobre boluda con una educación deficiente.

Marina Mariasch: ¿Y yo?

Josefina Ludmer: Y vos en la escala zoológica sos aún inferior que ésta.

Marina Mariasch: Ay, acabás de decirme que soy un animalito, ¡qué lindo! ¿Qué animalito sería yo para vos? ¿Una
bambi? ¿Un oso panda? ¿Una calandria?

Josefina Ludmer: Dejalo ahí, Marina, mejor dejalo ahí. No quiero volverme a calentar. Mejor les voy a contar...

Elsa Kalish: ¡No me digas que nos vas a contar de cuando Osvaldo Lamborghini te tiró toda tu biblioteca por la
ventana un día que estaba pasado de merca o cuando también te tiró el gato por la ventana de puro jodido y puto que
era! Ay, sí, contá, contá... ¿es verdad que te cagaba a piñas y le gustaba que lo vieras como él se lo garchaba a Cesar
Aira mientras te decía: ves, así se hace crítica literaria?

Josefina Ludmer: No, no se de lo que me hablás, no quiero hablar de eso. Les voy a contar lo que me sucedió anoche,
que no se puede creer.

Marina Mariasch: Ay, dale, dale.

Elsa Kalish: Sí, sí, contá Chinita.

Josefina Ludmer: Anoche le pido a mi “shofer” que saque el auto y me lleve a jugar a los fichines del casino flotante.
Yo soy loca por los fichines, me vuelven loca. Me vuelven loca las maquinitas. Desde que me agarró la menopausia, de
esto hace ya años, se me pegó el raye de los fichines. La cosa es que mi “shofer” me lleva y le digo que me espere en la
puerta mientras entro a jugar. Entro y en menos de una hora me limpiaron las maquinitas toda la guita que había
llevado para jugar. Obviamente que salí puteando a los cuatro vientos. Recaliente. Siempre que salgo de jugar a los
fichines vuelvo recaliente como una perra, gane o pierda, quedo con una calentura de los mil demonios. Así que le dije
a mi “shofer” que me llevara a un cajero a sacar guita y después le indiqué que fuera por avenida Santa Fe para
levantar un chongo que me bajara la calentura de la cachufleta que se me incendiaba. Levanto a uno y me lo traigo

 
• CUARENTA Y SIETE •
 La del mono
 
para casa. Me pongo en pelotas y le pido, le suplico, porque ya no podía ni hablar de la calentura padre que tenía,
cogeme, puto. ¿Y a que no saben qué paso en ese momento? El muy puto se me quedo parado en bolas frente a mí, que
hervía como una pava caliente olvidada en el fuego, mirándome con cara de cordero degollado y me dice: disculpe,
señora, no se me para, no sé qué me pasa, pero no puedo, no se me para. ¡Para qué! Cuando oí eso me volví loca de
desesperación. Empecé a saltar en bolas en la cama, histérica, y me arroje sobre él y le empecé a pegar desesperada en
todo el cuerpo. Lo quería matar. Nene, yo ya te pagué por un servicio, le dije, así que ahora me garchás o te mato. La
cosa que el pibe, que no tendría más de 18 años, se asustó tanto de verme hecha una fiera dispuesta a cualquier cosa si
no me cogía bien cogida, que me propuso llamar a un compañero que laburaba con él y que viniera a cumplir el
servicio por el cual yo ya había pagado sus buenos morlacos.

Marina Mariasch: ¿Y?

Josefina Ludmer: “¿Y?”, “¿y?”, “¿y?”, estúpida, ¡y qué! Y nada, vino el compañero, al que sí se le paró y me regarchó.

Marina Mariasch: Qué lindo.

Josefina Ludmer: ¿Qué cosa es lindo, Marina?

Marina Mariasch: Hacer el amor, que dos personas se unan en un acto de entrega mutua...

Josefina Ludmer: Yo no sé. Yo no sé si vos Marina sos o te haces. A veces pienso que vos sos una terrible yegua turra
y yo la reina de las boludas. La verdad que me desconcertás.

Marina Mariasch: ¿En serio? Está bueno eso que me decís, ¿lo puedo postear en mi Blog?

Josefina Ludmer: Hacé lo que quieras, Marina, la verdad, que me agotaste. Lográs agotarme como pocas personas lo
logran.

Elsa Kalish: Chicas, les quiero contar algo a ustedes dos, ya que estamos acá tomando el té.

Josefina Ludmer: A ver, dale.

Marina Mariasch: Sí, qué.

Elsa Kalish: El otro día vino a tomar mate a casa mi primo. Quizá escucharon hablar de él, es el licenciado Cariola.

Marina Mariasch: Ay, sí que lo conozco, ¿cómo no lo voy a conocer? ¡Es mi psicoanalista! ¿En serio es tu primo, no lo
sabía? ¡Es un genio! Y tiene unos ojos verdes que me vuelven loca. ¡La de pajas que me abre hecho con tu primo
haciéndome la croqueta que me hacía el amor en el diván!

Josefina Ludmer: Sí, claro que escuché hablar de él. Según la trola de Rabinovich, tu primo es una eminencia en
materia de histéricas.

Elsa Kalish: Bueno, resulta que la otra tarde cae en casa a tomar mate y me cuanta que está escribiendo un trabajo
para exponer en un coloquio, ¿no? ¿Y saben sobre qué era el trabajo sobre el que está escribiendo: la mujer y las
bombachas? Según él, ahí hay algo fundamental de lo femenino que se pone en juego en la relación que entablamos
nosotras con las bombachas.

Josefina Ludmer: No entiendo.

Elsa Kalish: Yo le respondí lo mismo cuando me lo contó. Entonces me hizo la siguiente pregunta: vos Elsa cuando te
metés en el baño a bañarte, ¿qué haces con la bombacha que te sacás? ¿Lavás la bombacha sucia mientras te duchás?
¿Juntás bombachas sucias y las lavás todas juntas? ¿O metés tus bombachas sucias con el resto de la ropa para lavar y
metés después todo junto en el lavarropas?

 
• CUARENTA Y OCHO •
  La del mono
 
Marina Mariasch: ¡¡¡Yo la lavo mientras me baño y la dejo colgada de la canilla!!!

Josefina Ludmer: ¡¡¡Yo pongo las bombachas sucias en un canasto que es sólo para bombachas y Daniel me las lava
una por una con Camellito para ropa delicada!!!

Elsa Kalish: Pero ninguna de las dos mezcla las bombachas que se saca con el resto de la ropa y lava todo junto en el
lavarropas o en una palangana.

Josefina Ludmer: ¡No! ¿Cómo vas a mezclar las bombachas con el resto de la ropa sucia para lavar? ¡Es un asco!

Marina Mariasch: No es higiénico, eso. Aparte, si metés las bombachas con el resto de la ropa en el lavarropas, las
bombachas se te estropean.

Josefina Ludmer: Lo ideal es lavarlas a mano porque se te estropean si las metés en el lavarropas.

Marina Mariasch: Y, es lo ideal. Pero nunca mezclarlas con el resto de la ropa sucia. Es un asquito.

Josefina Ludmer: Cómo vas a hacer eso, mezclar la ropa sucia con las bombachas, no, jamás.

Elsa Kalish: Yo le dije lo mismo a mi primo. Que las bombachas que te sacás no las podes mezclar con otra ropa, que
eso no lo hice nunca.

Josefina Ludmer: Y sí, las bombachas...

Marina Mariasch: ...

Josefina Ludmer: Pará retardada, que no terminé, dejame hablar. Me quedé porque me acordé que no me compro una
puta bombacha desde que volví de Estados Unidos y las que tengo están todas con el elástico roto, hechas un trapito,
porque el puto de Daniel me las mete en el lavarropas. ¡Y me las estropeó todas, no me dejó una sanita!

Elsa Kalish: Pero Josefina, vos no podés ir por la vida con las bombachas hechas concha.

Marina Mariasch: Sos Josefina Ludmer, una teórica de renombre internacional, no una boludita que dá prácticos en
una cátedra chota del bolichongo de Panesi.

Josefina Ludmer: Aprendés rápido, mosquita muerta. Igual no te queda, se te nota demasiado que estás impostando
mi discurso, que te estás poniendo un vestido que a mí me queda fatal y a vos, sencillamente, para el reverendo culo.

Elsa Kalish: Claro, imaginate China, que se corra la voz de que Josefina Ludmer anda por ahí con las chabombas
rotas, eh. O peor, mirá lo que te digo, que se entere la Sarlo, eh, que te tiene entre ceja y ceja y que te odia desde que le
robaste a Piglia y a Pauls.

Marina Mariasch: ¿En serio te comiste al bombón de Alan Pauls? Ay me meo, me meo de la envidia.

Josefina Ludmer: Paren un toque pelotudas. Primero que nadie se tiene que enterar si ustedes no abren la boca.
Segundo, yo a Piglia no lo toco ni con un puntero láser. ¿De dónde sacaron que yo me cepillé a ese boludo, la puta que
las parió?

Elsa Kalish: Es lo que se dice en los pasillos de Puán, China.

Josefina Ludmer: Ese es el culastrón de Panesi, que como esta al pedo todo el día tomando sus tecitos con escones,
como una vieja chota, claro, se aburre y no encuentra mejor manera de pasar el tiempo y divertirse un rato, el pobre
mierda, que hablando boludeces de la gente que labura... A ver, esperen. Basta, no quiero escucharlas más con su sartas
de estupideces.

 
• CUARENTA Y NUEVE •
 La del mono
 
Marina Mariasch: ¿Querés que nos vayamos y te dejemos pensar tranquila?

Josefina Ludmer: ¿Por qué no te callás, estúpida? Callate y limitate a escucharme, no me interpretes, ¿ok?, que no te
da la cabecita para tanto.

Marina Mariasch: Sí.

Josefina Ludmer: ¡Que te calles, te dije, la puta que te parió! Miren, lograron hacerme angustiar con este tema de las
bombachas. Así que ahora me van a tener que acompañar a ir a comprar bombachas.

Marina Mariasch: ¡Ay, sí, me encanta salir de compras!

Josefina Ludmer: Te ordené que cerraras el pico. ¡¿Cómo te lo tengo que decir, en qué idioma tengo que hablar para
que me entiendas?!

Marina Mariasch: ...

Josefina Ludmer: ¿Bueno, me acompañan o no, de shopping, a comprar una bombachulis, eh?

Elsa Kalish: Claro, ¿a dónde vamos?

Marina Mariasch: ¿Al Paseo Alcorta, al Alto Palermo, por avenida Santa Fe... ?

Josefina Ludmer: ¡No, no y no! Acá, a la esquina. Al super de los chinos. La bolita que atiende la verdulería de los
chinos putos también vende bombachas. El otro día que pasé, la boli me mostró unos bombachitas que recién le habían
traído de La Salada que me parecieron divinas. Pero nada, no sé, como yo hace tiempo que no estoy en tema, me
gustaría que ustedes me aconsejen. Que las vean y me digan qué les parecen las bombachulis de la boliviana de los
chinos.

‫܀܀܀‬
Acto II
(El mismo decorado, la misma situación, las mismas tres chicas, otra tarde, unas semanas después)

“En el caso de un discurso o un individuo, calificaré de grotesco el hecho de poseer por su status efectos de poder de los que su calidad intrínseca debería privarlo.
(...) El poder político (...) puede darse y se dio, efectivamente, la posibilidad de hacer transmitir sus efectos, mucho más, de encontrar el origen de sus efectos, en un
lugar que es manifiesta, explícita, voluntariamente descalificado por lo odioso, lo infame o lo ridículo. (...) El grotesco es uno de los procedimientos esenciales de la
soberanía arbitraria. Pero como sabrán, también es un procedimiento inherente a la burocracia aplicada. (...) Para decir las cosas de una manera solemne,
señalemos esto: Occidente, que —sin duda desde la sociedad, la ciudad griega— no dejó de pensar en dar poder al discurso de verdad en una ciudad justa,
finalmente ha conferido un poder incontrolado (...) a la parodia del discurso científico reconocida como tal.”

Josefina Ludmer: ¿Esta rico el té, chicas?

Elsa Kalish: Muy rico, más rico que el que nos serviste la última vez. ¿De qué es este té?

Marina Mariasch: ...

Josefina Ludmer: Vos no hables, no digas una palabra. A vos no te pregunté nada. No te invité para tener que
escuchar tus pelotudeces. Te invité para que me escuches y aprendas.

Marina Mariasch: ...

Josefina Ludmer: Shhhh, callate, perra, no te me insolentes en mi propia casa, eh. La verdad que me desconozco, no
entiendo por qué insisto con ustedes dos que son dos taradas a cuerda que no entienden nada. Son igualitas a los
infradotados a los que les doy clases de postgrado en Sociales, igualitas, cortadas por la misma tijera, con la salvedad
que a ellos les saco guita y a ustedes ni eso. ¡Qué ingrato es el trabajo de docente!
 
• CINCUENTA •
  La del mono
 
Marina Mariasch: ¿Sí... mucho?

Josefina Ludmer: ¡Callate, por favor, callate! ¡No me tortures más! ¿Cómo te lo tengo que pedir?
Y sí, estúpida, claro que es ingrato el trabajo docente. Te la pasás preparando clases como una negra para alumnos
pajeros que cuando terminan la cursada y te vienen a rendir el final no se cansan de humillarte obligándote a
bocharlos. ¡Qué frustración! Cada vez que entro a un aula y me enfrento a esos retardados mentales de los alumnos,
¿saben quién me siento, qué me recuerda?

Elsa Kalish: No.

Josefina Ludmer: Me siento el profesor Jirafales teniendo que darle clases al Chavo del 8, a Quico, a la Chilindrina, a
Ñoño, a la Pompis, a Godines... Es tan ingrato y desgastante el trabajo docente. Estresante. Digan que yo me supe
inventar este currito de teórica crítica gracias al cual conseguí un batgraund que me da cierto aire libre para boludear
y distraerme, que si no, que si no, ya hubiera reventado.
La verdad que no me puedo quejar. Con este curro de la teoría crítica una además de conseguir guita, obtiene poder. Y
el poder siempre es canchero, te vuelve alguien deseable, impune, un sorete como todo el mundo, con la diferencia que
todo el mundo no puede ser todo lo sorete que desearía ser porque carece de la capacidad de acumular el poder
necesario para ser como soy yo, la reina madre de todos los soretes. Pero para ser un gran sorete hay que romperse
bien el culo, no queda otra, subordinación y valor. Pero una vez que llegaste, ¡qué placer! Boludes que se te ocurre, la
escribís, la publicás, te pagan por eso y después salís en los suplementos de los diarios en la nota de tapa y ves a los
alcahuetes infradotados de tus colegas que repiten lo que dijiste, que discuten lo que vos decís y después te roban para
sus papers las boludeces que escibiste para garronear becas y yo me cago de la risa.

Marina Mariasch: Bueno, algo de eso te criticaban, creo, si no leí mal, Celsi e Iglesias en un par de ensayos que
aparecieron en elinterpretador, ¿no?

Josefina Ludmer: Esos dos son dos boluditos que no entienden nada. ¡De qué me hablas! Esos Celsi e Iglesias, que
seguramente deben ser dos amiguitos tuyos, son dos idiotas zarpados de boludos, pero zarpados mal, eh. ¿Saben a
cuántos giles igual a ellos me cruce en la vida?, ¡a cuántos! Cientos. Son como los conejitos de la propaganda de
Duracell, que en vez de usar pilas Duracell usan pilas comunes, marca poronga y al rato de empezar a andar ya se
quedaron sin pilas. Dos boludazos tus amiguitos, que seguramente son tus amigos porque te hicieron el favor de
garcharte, mal, como hacen todo, una noche. Y se les nota demasiado las costuras, que quisieran ocupar mi lugar. Pero
no les da. Y no les da. ¿Y saben por qué no les da? Porque les falta la humildad necesaria de saberse unos chantas que
no saben nada de nada. Que los demás se crean las boludeces que vos decís y publicás en libros está bien, porque eso te
da poder y el poder te permite hacer cualquiera, pero si te la creés vos, cagaste, sos un cadaver. Y Celsi e Iglesias se
creen las boludeces y mentiras que escriben. Amén de que sus textos son teóricamente insustanciales, cancheros,
gergosos, pedantes, igualitos a los que yo escribo, pero mal hechos. La teoría no es para cualquiera y mucho menos
para dos analfabetos de clase media capitalina salidos del bolichongo de Puán que confunden a Sloterdijk con un
espectro inventado por los manolitos de la academia española. ¡Burros, burros, burros! ¡Qué se yo si Sloterdijk alguna
vez se la cayó una idea o no! ¡Qué me importa! Pero el loco sabe mentir de lo lindo, es como yo, manda fruta de lo
lindo, pero fruta posta-posta, de exportación, no la fruta congelada que se consigue en la verdulería del super de los
chinos de la esquina, que es la que consumen estos dos tarados.

Elsa Kalish: Totalmente de acuerdo con vos, China.

Josefina Ludmer: Alcahueta.

Elsa Kalish: Pero no me dijiste todavía de qué es el té que nos serviste hoy.

Josefina Ludmer: ¡Qué té! ¡Qué té! ¡Qué teeeeee.....!

Elsa Kalish: ¡El té que estamos tomando!


Josefina Ludmer: ¡No puedo más! ¡No doy más! ¡Me quiero morir!

Elsa Kalish: ¡No, para, Chinita, qué pasa!


 
• CINCUENTA Y UNO •
 La del mono
 
Josefina Ludmer: Estoy destruida. No aguanto más. Me quiero morir. ¡Vayanse, vayanse! Dejenme sola, ¡vayanse! Me
  quiero suicidar sola. ¡Daniel, traé la pistola que me quiero suicidar! ¡Daniel, vení ya para acá y traeme la botella de
whisky y el revolver que quiero jugar a la ruleta rusa! ¡No doy más, no doy más, me muero, Daniel...!
 
Elsa Kalish: Calmate. Nosotras no te vamos a dejar sola, te bancamos a muerte, podés confiar en nosotras, contanos.
  ¿Qué te tiene tan angustiada? Nada puede ser tan grave como para desear la muerte, contanos, dale.

  Josefina Ludmer: ¿En serio, puedo confiar en ustedes? ¿Me van a escuchar sin burlarse ni reírse de lo que les cuente?

  Elsa Kalish: Más vale, claro, si sos nuestro faro guía teórico, pero por sobre todo y lo que es más importante somos
amigas en la vida, ¿no? Nosotras no te vamos a dejar sola, te bancamos a muerte.
 
Josefina Ludmer: Cuántas me han dicho lo mismo y después me han querido clavar el puñal por la espalda.
 
Elsa Kalish: Pero nosotras...
 
Marina Mariasch y Elsa Kalish: ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-
  tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-te queremos! ¡Tequeremos-
Josefina-tequeremos!
 
Josefina Ludmer: Gracias, chicas, no saben lo sola y desauciada que me siento y lo bien que me hace lo que me dicen.
 
Marina Mariasch y Elsa Kalish: ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-
  tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-te queremos! ¡Tequeremos-
Josefina-tequeremos!
 
Josefina Ludmer: Paren, chicas, me están haciendo llorar de la emoción.
 
Marina Mariasch y Elsa Kalish: ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-
  tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-te queremos! ¡Tequeremos-
Josefina-tequeremos!
 
Josefina Ludmer: ¡Basta, estúpidas, la puta que las parió!
 
Marina Mariasch y Elsa Kalish: ¡Te queremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-
 
tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-te queremos! ¡Tequeremos-
Josefina-tequeremos!
 
Josefina Ludmer: ¡Bueno, basta, se acabó, se callan o las echo de mi casa!
 
Marina Mariasch y Elsa Kalish: ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-
 
tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-te queremos! ¡Tequeremos-
Josefina-tequeremos!
 
Josefina Ludmer: ¡Daniel! ¡Daniel! ¡Daniel, dónde te metiste! ¡Trae el arma que las voy a cagar a tiros a estas dos hijas
 
de puta que me están quemando la cabeza! ¡Daniel!
 
Elsa Kalish: Tranquila, tranquila, China, simplemente te estábamos demostrando nuestro afecto.
 
Josefina Ludmer: Evidentemente me estoy volviendo una vieja boluda para necesitar recurrir al afecto y cariño de
dos pelotudas como ustedes.
 

  Marina Mariasch: ¡Arriba, Josefina, que la vida es hermosa y vale la pena vivirla!

 
• CINCUENTA Y DOS •
  La del mono

Josefina Ludmer: ¡¿Qué me querés insinuar con eso de “arriba, Josefina”, eh?! ¿Me estás insinuando, puta barata, que
tengo las tetas caídas, eh, eh? ¿Qué te pasa, “putaqueteparió”? Para tu información, me hice las lolas el mes pasado y
me quedaron brutales.

Elsa Kalish: ¿En serio?

Josefina Ludmer: Obvio, ¿quieren que les muestre?

Elsa Kalish: ¡Ay, sí!

Marina Mariasch: ¡Sí, a ver!

Josefina Ludmer: A ver, esperen. Esperen. Ven. ¿Qué tal?

Elsa Kalish: ¡Geniales! Parecen las tetas de una pendeja de 20.

Marina Mariasch: Espectaculares. ¿Te salieron muy caras?

Josefina Ludmer: Y, sí, me las hizo López, el cirujano que las opera a Moria, Mirtha y Susana. La verdad que yo no sé
que haría sin la tecnología.

Marina Mariasch: Sí, ¿no?, la tecnología es algo reloco, rebueno.

Josefina Ludmer: Bueno, quieren escuchar o no, lo que me tiene tan angustiada.

Marina Mariasch y Elsa Kalish: ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-


tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-te queremos! ¡Tequeremos-
Josefina-tequeremos!

Josefina Ludmer: ¡Basta, retardadas mentales, basta!

Marina Mariasch y Elsa Kalish: ...

Josefina Ludmer: Les cuento. Anoche eran las tres de la mañana y no me podía dormir. Me clavé unas pastillas para
dormir y nada. Le pedí a Daniel que me trajera la botella de Jack Daniel´s y empecé a tomar y nada. Estaba enroscada
como loca pensando boludeces. Entonces, viendo que la cosa no iba ni para atrás ni para adelante, me cambié, llamé a
mi “shofer” y le ordené que me llevara al Bingo. Que el Bingo es lo único que cuando estoy angustiada loquísima me
baja. ¡Las maquinitas son geniales, me vuelven loca! Bueno, la cosa que se hizo la madrugada entre los fichines y yo
con una cabeza... No saben la cabeza que hacía. Estaba del orto. Entre las pastillas para dormir que no me hicieron un
porongo y el litro de whisky que para esa hora de la madrugada me había bajado y el par de mogras que pegué con el
dealer del lugar que ya me conoce por ser habitué del bingo me vende gilada de la buena, estaba...

Marina Mariasch: Hecha un dibujito animado.

Josefina Ludmer: Y encima, las maquinitas, que me vuelven loca y recaliente como una perra puta. Estaba en llamas,
hecha un demonio. Y bueno, estaba en una maquinita enchufada jugando como loca y a quién veo que está jugando en
la maquinita de al lado a la mía: ¡el chino puto del super de la esquina! El chino de la esquina, el dueño del super de la
esquina, al que fuimos el otro día a comprar bombachas, ¿se acuerdan? Bueno, la cosa es que él también me reconoce y
nos saludamos y que pun y que pan, de repente estamos los dos sentados en el bar del Bingo charlando. Y resulta que
el chino, que siempre me cayó mal como todos los chinos, porque vieron que son sucios y tienen olor a ajo y se visten
que es un horror, aunque lo de la vestimenta, bué, vaya y pase, qué sé yo, pero vieron que los chinos siempre dan sucio,
son sucios, ¿no? Pero este se ve que se había bañado para ir al Bingo y se me puso a hablar de mis lecturas del genero
gauchesco. ¡No saben lo que sabe ese chino puto de teoría y literatura argentina, madre de Dios! El chabón se ve que
cuando vino para acá se puso el super chino y empezó a estudiar español para manejar bien el negocio y ahora no me

 
• CINCUENTA Y TRES •
 

 
acuerdo cómo, estaba tan del orto que le entendía la mitad, pero la cosa es que el chino se terminó leyendo toda la
literatura argentina de los viajeros ingleses al patisambo de Cucurto y después siguió con toda la crítica que se ocupa de
leer a nuestra literatura. Chino-chino. Cosa de chinos, sólo un chino puede tomarse en serio la literatura argentina y
leérsela de cabo a rabo, y lo que es aún más absurdo, después sentarse y leer toda la crítica y teoría argentina. Y nada,
yo, que medio lo seguía y medio me perdía porque estaba del culo, pero que por momentos le agarraba el hilo de lo que
me estaba hablando y me daba cuenta que el chino, Pedro, Pedro se llama el chino, bueno, nada, el chino me dí cuenta
que manejaba la literatura y teoría argentina como nadie. Y bueno, me flasheó mal el chino, de repente sentí que Cupido
me volaba el marulo con una escopeta calibre 16. Y como encima por culpa de los fichines que me ponen muy puta mal
y sentía que debajo de la bombacha la cachufleta se me prendía fuego como si fuera la caldera del diablo, y como no me
importaba nada, me lo traje al chino, a Pedro, a casa y me lo.... y me enamore.

Marina Mariasch: ¡Pero eso es hermoso! ¡Buenísimo!

Elsa Kalish: ¡Genial!

Josefina Ludmer: No. No. No. Sí, me enamore. Pero el chino, Pedro, la tiene chiquita.

Elsa Kalish: ¡Noooo!

Marina Mariasch: ¡Puta madre! ¡Cuánto!

Josefina Ludmer: 13 centímetros y medio. Me la mete y no la siento. ¡Me la mete y no la siento! No sé qué hacer.
Estoy desesperada. Me enamoré de un chino con el pito chico. ¿Qué hago? ¡Qué hago! ¡Lo amo pero la tiene tan
chiquita! ¡Lo amo, me muero por él, es el amor de mi vida, pero la tiene tan chiquita que no lo puedo tomar en serio!
¿Qué hago, chicas? No sé qué hacer, creo que me voy a volver loca.

Elsa Kalish: Por qué no llamas a tu cirujano, el que te hizo las tetas y le consultas tu problema, a lo mejor hace
elongaciones penianas.

Marina Mariasch: Sí, hoy en día la tecnología esta muy avanzada, es una maravilla. Puede hacer milagros, puede hacer
de un pito chico tremendo pijudo.

Josefina Ludmer: Ay, no se me había ocurrido. Yo no sé qué haría sin ustedes. ¿Les dije que las quiero?

Marina Mariasch: Y nosotras a vos...

Marina Mariasch y Elsa Kalish: ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-


tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-tequeremos! ¡Tequeremos-Josefina-te queremos! ¡Tequeremos-
Josefina-tequeremos!

‫܀܀܀‬

Elsa Kalish
elsakalish@yahoo.com.ar
 
• CINCUENTA Y CUATRO •
  Mono con navaja

METAMORFOSIS CRÍTICA
Por Marcos Vieytes
 
Marcos Vieytes Con el advenimiento de la tecnología digital capaz de alterar el plano sin que lo notemos, el 
 
Nació en Capital desafío  contemporáneo  consiste  en  aprender  a  ver  de  nuevo,  incluso  desligándonos 
Federal, en 1973. Es parcialmente  de  la  naturaleza  preponderantemente  realista  que  se  le  adjudica  a  la  imagen 
 
crítico cinematográfico, cinematográfica, para captar las múltiples y diarias mutaciones audiovisuales que se producen 
colaborador en la materialidad misma de la imagen y las modalidades del relato cinematográfico. Una buena 
permanente de El  
forma  de  hacerlo  sería  vinculando  dichos  cambios  a  un  hecho  histórico  preciso,  el  de  las  dos 
Amante, Tren de bombas  atómicas  que  los  EE.UU.  arrojaron  sobre  Hiroshima  y  Nagasaki  durante  la  II  Guerra 
Sombras y Cineismo.
Mundial.  Así  como  el  nacimiento  de  la  idea  de  abyección  en  el  cine  estuvo  ligado  al 
Coordina “Kino Glaz”,
descubrimiento  de  los  campos  de  concentración1,  las  técnicas  de  exterminio  y  sus 
la sección de cine de la
representaciones en el cine de ficción y documental, las explosiones ocurridas en Japón sirven 
revista digital Zona
Moebius. Es como metáfora de las alteraciones ontológicas de la imagen cuyos signos pueden advertirse en 
programador del el  cine  contemporáneo.  No  sólo  eso,  ambas  tecnologías  parecen  estar  pensadas  para  (o 
cineclub de El Amante. destinadas a) suprimir la figura humana, sea destruyéndola o suplantándola por un símil digital 
Fue jurado del 2º que ni siquiera precisa del modelo físico para recrearlo numéricamente. 
Festival de Cine de La
Plata (2007).  La relación básica que durante más de un siglo ha fundamentado el hecho cinematográfico 
como registro de la realidad es aquella que se da entre un cuerpo y la máquina que captura la 
tensión producida entre ambos por el paso del tiempo. Ese acontecimiento no deja de ser, en el 
fondo, un relato y hasta lo sucedido en los campos de concentración puede encuadrarse dentro 
de ese contexto. El genocidio llevado a cabo por los nazis fue un proceso que se extendió en el 
tiempo, ha sido filmado por las cámaras de los propios victimarios y puede ser representado por 
el  cine  de  ficción  de  acuerdo  a  los  modelos  narrativos  más  o  menos  clásicos.  Así  como  se  ha 
dicho  que  después  de  Auschwitz  no  puede  haber  poesía2  —vale  decir  que  no  pueden  seguir 
sosteniéndose  ciertas  modalidades  e  inflexiones  del  discurso—  también  se  ha  dicho  que  el 
proceso  de  exterminio  llevado  a  cabo  contra  judíos,  gitanos,  testigos  de  Jehová  y  otros 
colectivos es irrepresentable, cuando en realidad es impresentable hacerlo. La diferencia estriba 
en que ninguna ficción sobre el hecho, por más abyecto que sea su punto de vista, podría ser 
peor que las imágenes originales del mismo filmadas sin ningún tipo de excusa argumental. 

Divagar de 
quemados a causa 
de la radiación en 
Lluvia negra, de 
Shohei Imamura. 

1. Ver la primera parte de ésta nota en el Nº1 de ciento cincuenta monos. El PDF se puede pedir a: 150monos@gmail.com  
2. Adorno, Theodor W. "La crítica de la cultura y la sociedad", en Prismas, Ariel, Barcelona, 1962. Trad. Manuel Sacristán. Pág. 11 
 
• CINCUENTA Y CINCO •
 Mono con navaja
 
Hiroshima  y  Nagasaki  son,  en  cambio,  hiatos  visuales,  cegadora  y  el  posterior  fundido  de  la  imagen,  tras  el 
  agujeros  negros  en  la  historia  de  la  representación  cual se nos presentan los efectos de la devastación. La 
cinematográfica. Es cierto que hay imágenes del hongo  imposibilidad de reproducir lo acaecido se confirma por 
provocado  por  la  explosión  de  la  bomba  y  que,  según  la  decisión  de  mostrarnos  las  explosiones  como 
afirman  algunas  estadísticas,  entre  1945  y  1998  se  recuerdos del narrador que surgen mientras escribe su 
habían estrenado en los EE.UU. aproximadamente 700  diario.  Entre  el  hecho  y  su  representación,  entonces, 
películas sobre el asunto, pero ninguna de ellas puede  dos  mediaciones:  la  del  recuerdo  y  la  de  la  escritura, 
dar  cuenta  de  lo  sucedido,  básicamente  porque  que se suman a las de la cámara y la puesta en escena 
durante  la  explosión  fue  imposible  que  se  diera  ese  de cuño realista (las limitaciones de este modelo deben 
vínculo elemental y fundante para el cine entre cuerpo  haber sido evidentes para el propio cineasta, pues filma 
vivo y máquina funcionando. Hiroshima y Nagasaki son,  el  deambular  de  los  sobrevivientes  como  si  se  tratara 
ahora  sí  literalmente,  irrepresentables  porque  no  de  una  película  de  zombis,  subgénero  cuya 
pueden  concebirse  como  proceso  cuya  extensión  verosimilitud no depende de referentes reales directos) 
temporal  pueda  ser  captada  por  la  misma  en  tanto  que  se  vale  del  viaje  como  recurso  narrativo  para 
historia.  Hiroshima  y  Nagasaki  son  puro  presente,  mostrar  el  instante  inmediato  posterior  al  desastre. 
relato  trunco,  realidad  pulverizada,  energía  liberada  Durante  esa  travesía  hay  una  secuencia  notable:  un 
para  hacer  añicos  toda  forma  reconocible  de  la  chico llama por su nombre a un muchacho más grande, 
materia.  La  actual  irrupción  de  la  tecnología  digital  quien  lo  rechaza  aturdido  para  luego  darse  cuenta  de 
destinada a producir y difundir imágenes no analógicas  que es su hermano menor. La radiación ha modificado 
ha  sembrado  un  paisaje  de  similares  características:  la  apariencia  de  los  cuerpos  y  debido  a  ello  no  había 
suspensión del relato tradicional, interrupción serial del  podido identificarlo a simple vista. Los espectadores de 
mismo,  sustitución  del  actor  frente  a  la  cámara,  cine  –y  los  críticos  como  espectadores  privilegiados‐ 
prescindencia del cuerpo, conflictos sobre la identidad  estamos  viviendo  un  trance  parecido  al  de  esos 
expresados  mediante  la  metáfora  de  la  mutación  y  personajes.  No  sólo  está  mutando  la  fisonomía 
otros  accidentes  que  obligan  a  reconsiderar,  entre  estilística  del  cine  y  la  composición  física  de  los 
otras cosas, también el lugar del que mira.    soportes  que  lo  hacen  posible,  sino  también  nuestros 
hábitos  de  percepción  y  el  vínculo  que  establecemos 
Lluvia  negra  es  una  película  de  1989  filmada  por  con las imágenes. Tras el desconcierto inicial, abrirnos 
Shohei  Imamura  (La  balada  de  Narayama,  La  anguila)  al  reconocimiento  de  las  transformaciones  producidas 
que  encara  la  explosión  de  las  bombas  y  el  problema  en  el  entorno  audiovisual  es  imprescindible  para 
de  su  representación  (también  el  último  plano  de  la  reconocernos a nosotros mismos, evitar la clausura del 
posterior Dr. Akagi refleja la importancia de ese suceso  discurso  con  un  juicio  de  valor  apresurado,  y 
en su cine) desde el punto de vista de los afectados. El  reconstruir  (o  co‐construir)  el  sentido  del  espectáculo 
mismo  está  resuelto  por  la  irrupción  de  una  luz  cinematográfico‡ 

Hongo atómico en 
Lluvia negra, de 
Shohei Imamura. 
 
• CINCUENTA Y SEIS •
 

ÚLTIMA PÁGINA
(Y HASTA FEBRERO, NADA DE NADA)

CRÉDITOS
 
Ilustración de los cuentos:
 
María Laura Sánchez. Con 23
 años, se encuentra cursando 4to
año de la Licenciatura en Diseño
 Gráfico en la Universidad Abierta
Interamericana. Trabaja como
 Responsable de Publicidad en
Meganodo, Distribuidor Exclusivo
 de Tarjetas Prepagas Movistar en
toda la Patagonia.
 A pesar de postergar su principal
sueño de vivir del arte, planea
 retomar la carrera de Licenciatura
en Artes Visuales que se dicta en
 el IUNA para el 2008. Sin
embargo, continúa realizando Autor: Daniel Paz / Sitio web: www.danielpaz.com

 ilustraciones en su tiempo libre,


con la intención de completar una
Informe para una academia (fragmento)
 serie de 10 cuadros basados en
conceptos psicológicos para el El segundo tiro me atinó más abajo de la cadera. Era grave y por su causa aún hoy
rengueo un poco. No hace mucho leí en un artículo escrito por alguno de esos diez
 próximo mes.
www.micapsula.com mil sabuesos que se desahogan contra mí desde los periódicos "que mi naturaleza
info@micapsula.com simiesca no ha sido aplacada del todo", y como ejemplo de ello alega que cuando
 
recibo visitas me deleito en bajarme los pantalones para mostrar la cicatriz dejada por
la bala. A ese canalla deberían arrancarle a tiros, uno por uno, cada dedo de la mano
 
con que escribe. Yo, yo puedo quitarme los pantalones ante quien me venga en ganas:
nada se encontrará allí más que un pelaje acicalado y la cicatriz dejada por el -
 Diseño y diagramación
elijamos aquí para un fin preciso, un término preciso y que no se preste a equívocos-
Berduque/De Sabato ultrajante disparo. Todo está a la luz del día; no hay nada que esconder.
 Impresión
Bien gracias Kafka, Franz. Obras Completas. Teorema-Visión, Barcelona, 1983.
 Distribución
Pág. 375. Trad: Jordi Rottner.
El amigo Gmail  
 

 
GRACIAS HACEN LOS MONOS
La monada desea enviar sus más sinceros agradecimientos a:
 
Mauricio Kartun por la buena onda y por mandarnos las
excelentes fotos que acompañan el artículo de Dubatti, a Rafael
  Spregelburd por hacer dos veces la misma entrevista y no
enojarse, a Paula Fridman (que va camino a convertirse en un
clásico de esta sección), a Hernán Isnardi por prestarnos su  
biblioteca vía Messenger, a Mario Tobelem por la cortesía y por
favores impagables. También a Daniel Paz, por la amabilidad de  
prestarnos el excelentísimo chiste que incluimos acá arriba. A
todos los que vinieron a la FLIA y nos compraron la revistita. A
los que nos escribieron mails comentando, alabando y, también,
criticando la revista. A los que mandaron textos y a los dibujantes
que quieren participar. Y, finalmente, a Elsa Kalish, que se portó
como una diosa, y nos pasó un montón de material para éste y
  otros números.
 

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