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EL CODIGO DA VINCI
- El Fenomeno de Dan Brown y el Codigo da Vinci (El libro se ha
concebido para llegar a ser pelicula). Tiene de positivo el abrir los ojos no
solo para revisar la historia sino para profundizar en el fenomeno de la vida
de Jesucristo. El libro provoca un cuestionamiento sobre
determinadas verdades admitidas lo que puede hacer mover los
pilares de la moral religiosa.
ü "The Holy blood and the Holy Grail" (La Santa sangre y el Santo
Grial) traducido al castellano como EL ENIGMA SAGRADO de
Michael Baigent, Richard Leigh and Henry Lincoln.
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ü EL ULTIMO MEROVINGIO de Jim Hougan. Incluso muchas más
novelas que tratan acerca del Priorato de Sion.
Si el cristianismo antes del 325 hubiese sido tal como lo describen los
personajes de Brown y muchos neognósticos actuales nunca habría
padecido persecución ya que habría encajado perfectamente con
tantas otras opciones paganas. El cristianismo fue siempre perseguido
por no aceptar las imposiciones religiosas del poder político y proclamar que
sólo Cristo es Dios, con el Padre y el Espíritu Santo.
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una palabra diferente que transmitiera similitud más que igualdad. Pero
Atanasio y la casi unánime mayoría de los obispos sintieron que esto podría
resultar con el tiempo en la disminución de la igualdad de Cristo con el
Padre. También sostenían que Cristo fue engendrado, no hecho. Él no es
una cosa creada en la misma clase que el resto del cosmos. Concluyeron
por postular que Cristo se hizo humano para la humanidad y su salvación.
El concilio fue unánime en su condena de Arrio y sus enseñanzas. También
removió dos obispos libios que se rehusaron a aceptar el credo formulado
por el Concilio.
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Para Constantino, el cristianismo vendría a ser la culminación del
proceso unificador que había estado obrando en el Imperio desde
hacía siglos. Había logrado que sólo hubiera un emperador, una ley y una
ciudadanía para todos los hombres libres. Sólo faltaba una religión única
para todo el Imperio. Para ello era preciso que hubiera igualmente una sola
Cristiandad, uniformada al máximo posible. De esta manera, las discusiones
doctrinales o disciplinarias de la Iglesia se convirtieron en problema de
Estado.
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modelo de las catedrales era la iglesia del Santo Sepulcro o
bien las antiguas basílicas romanas, edificios rectangulares de
uso civil.
Ø Otro de los errores que comete es en relación con el Opus Dei (en
materia de monjes) pudiendo haberse documentado con una simple
enciclopedia; al igual que sucede con otros temas como es meter en
el mismo saco los evagelios apocrifos y los manuscritos del
Qumram. Jesús -según los gnósticos del s. II y los newagers
feministas del s. XX- necesita un opuesto femenino que le complete;
su consorte sería María Magdalena. Y unos documentos que lo
avalen: los evangelios apócrifos, textos gnósticos imaginativos sin
base histórica según los seguidores de la ortodoxia.
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de la baraja española con sus copas -símbolos sexuales femeninos- y
sus espadas -símbolos fálicos, quizá como los garrotes).
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RENNES LE CHATEAU
:: Introducción
:: La Historia de Sauniere
Los dos pergaminos que databan de la época de Bigou parecían ser textos
piadosos en latín, extractos del Nuevo Testamento. Al menos a primera
vista. Pero en uno de los pergaminos las palabras se juntan unas con otras
de forma incoherente, sin espacio entre ellas, y se ha insertado cierto
número de letras absolutamente superfluas (PASTORA, NINGUNA
TENTACIÓN. QUE POUSSIN, TENIERS, TIENEN LA CLAVE; PAZ 681.
POR LA CRUZ Y ESTE CABALLO DE DIOS, COMPLETÓ —O DESTRUYÓ
ESTE DEMONIO DEL GUARDIÁN AL MEDIODÍA. MANZANAS AZULES).
Y en el segundo pergamino las líneas aparecen truncadas de modo
indiscriminado —desigualmente, a veces en la mitad de una palabra—,
mientras que ciertas letras se alzan conspicuamente sobre las demás (A
DAGOBERTO II, REY, Y A SION PERTENECE ESTE TESORO Y ÉL ESTÁ
ALLÍ MUERTO). En realidad estos pergaminos comprenden una secuencia
de ingeniosas cifras o códigos. Algunas de ellas son fantásticamente
complejas e imprevisibles, indescifrables incluso con un ordenador, si no se
posee la clave necesaria.
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Aunque este mensaje concreto debió de resultar claro para Sauniére, es
dudoso que fuera capaz de descifrar los códigos más intrincados. Sin
embargo, se dio cuenta de que había tropezado con algo importante y, con
la autorización del alcalde del pueblo, presentó su descubrimiento a su
superior, el obispo de Carcasona. No está claro hasta qué punto entendió el
obispo lo que Sauniére le presentaba, pero lo envió inmediatamente a París
—el obispo corrió con los gastos— tras darle instrucciones para que se
presentase con los pergaminos a ciertas autoridades eclesiásticas
importantes.
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son el prototipo de habitante feliz, modelo para el resto de la Humanidad.
Sin embargo, en uno de sus paseos, los pastores encuentran una calavera,
que viene a recordarles que incluso en el lugar más feliz y perfecto de la
tierra, la muerte está presente y dispuesta a cada momento. La frase es
curiosa porque carece de verbo, pero sin embargo debió ser de gran
importancia para Bigou o incluso para la marquesa de Blanchefort. A la vista
de los pergaminos, tan dados a dobles sentidos y juegos de palabras, no es
desechable que la inscripción no sea simplemente una frase alegórica. ¿Es
posible que también sea un criptograma? Curiosamente, alterando el
sentido de las letras se puede formar una expresión coherente: "I tego
arcana dei" es decir, "Yo oculto los secretos de Dios". O también: "Arcam
dei tango", que se traduce como: "Estoy tocando la tumba de Dios".
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es un oscuro cielo nocturno, dominado por una luna llena. Diríase que
Sauniére trataba de dar a entender algo. Pero ¿qué? ¿Que el entierro de
Jesús tuvo lugar cuando ya era de noche, varias horas después de lo que
nos dice la Biblia? ¿O que el cuerpo es sacado del sepulcro en lugar de
introducirlo en él?
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«nunca volvió a sonreír». En otra se dice que cayó en una aguda depresión
que le duró varios meses. Tanto si estas crónicas exageran como si no, el
sacerdote, basándose seguramente en la confesión de Sauniére, se negó a
administrarle la extremaunción.
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encargó un ataúd en su nombre. El recibo del ataúd, fechado el 12 de enero
de 1917, está extendido a nombre de Marie Denarnaud, confidente y
gobernanta de Sauniére.
:: EL PRIORATO DE SION:
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La “Ordre de Sión” fue fundada por Godofredo de Bouillón en 1090, nueve
años antes de la conquista de Jerusalén. Su hermano menor, Balduino I, primer
rey de la Jerusalén conquistada, debió su trono a dicha orden. Según tales
escritos, la sede oficial o cuartel general de la orden, se hallaba en el monte
Sión, colina situada al sur de Jerusalén, a las afueras, en una abadía llamada”
“Notre Dame du Mont de Sion”. Ésta parece ser que había sido edificada
sobre las ruinas de una antigua basílica bizantina del siglo IV. La abadía se
construyó por orden expresa de Godofredo. Éste mandó también edificar la
iglesia del Santo Sepulcro, que fue ocupada por la orden del mismo nombre.
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monetaria, sino “espiritual” y que los manuscritos tenían un valor
intrínseco.
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UN SECRETO OCULTO DURANTE SIGLOS
:: EL GRIAL Y LA MAGDALENA
Se supone que el Santo Grial tiene alguna relación con Jesús. Según
algunas tradiciones, fue la copa de la que bebieron Jesús y sus discípulos en
la Última Cena. Otras dicen que fue la copa que José de Arimatea utilizó
para recoger la sangre de Jesús crucificado. Y hay otras tradiciones que
aseguran que el Grial fue ambas cosas. Para otros autores el grial es varias
cosas a la vez y así parece deducirse de los antiguos cantos épicos que
aluden o giran en torno al misterio del Grial aunque tampoco se podría
descartar que fuera algo que podría interpretarse a varios niveles
diferentes.
A nivel mundano, bien podría ser un objeto de alguna clase: una copa, una
escudilla o un cáliz, por ejemplo. También podría ser, en sentido metafórico,
un linaje o quizá ciertos individuos que forman dicho linaje. Y es muy obvio
que el Grial también podría ser una experiencia de algún tipo, muy
probablemente una iluminación gnóstica como la que ensalzaban los cataros
y otras sectas dualistas.
Quizá la Magdalena —esa mujer elusiva que sale en los Evangelios— era en
realidad la esposa de Jesús. Quizá su unión produjo vastagos. Después de
la crucifixión tal vez la Magdalena, con un niño como mínimo, fue llevada
clandestinamente a la Galia, donde ya existían comunidades judías y donde,
por consiguiente, encontró refugio. Resumiendo, quizás había una estirpe
hereditaria que descendía directamente de Jesús. Quizás esta estirpe, esta
sang real suprema, se perpetuó luego, intacta y de incógnito, durante unos
cuatrocientos años, lo cual, bien mirado, no es mucho tiempo para un linaje
importante. Tal vez hubo matrimonios dinásticos, no sólo con miembros de
otras familias judías, sino también con romanos y visigodos. Y quizás en el
siglo V el linaje de Jesús se alió con el linaje real de los francos,
engendrando así la dinastía merovingia.
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v Explicaría el nacimiento legendario de Meroveo, hijo de dos padres,
uno de ellos una simbólica criatura marina procedente de allende el
mar, una criatura marina que, al igual que Jesús, podía equipararse
al pez místico.
:: EL MATRIMONIO DE JESUS
A juzgar por la crónica del cuarto evangelio, las bodas de Cana fueron una
ceremonia local y modesta, una típica boda de pueblo cuyos protagonistas, el
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novio y la novia, permanecen en el anonimato. A estas bodas Jesús es
«llamado» específicamente, lo que es quizás un tanto curioso, porque en
realidad aún no ha iniciado su ministerio. Sin embargo, todavía es más curioso
el que su madre esté presente en ellas «por casualidad», por así decirlo. Y se
diría que su presencia se considera como cosa natural. Ciertamente, no se
explica de ninguna manera.
Lo que es más, es María quien ordena a Jesús que llene de nuevo los odres de
vino, en vez de limitarse a sugerírselo. María se comporta como si fuera la
anfitriona: «Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús
le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora» (Juan, 2, 3-
4). Pero María, sin inmutarse lo más mínimo, hace caso omiso de la protesta
de su hijo: «Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere». Y
los sirvientes se apresuran a cumplir las órdenes, como si estuvieran
acostumbrados a recibirlas tanto de María como de Jesús.
A pesar del intento ostensible de desentenderse de ella que hace Jesús, María
impone su voluntad y entonces Jesús lleva a cabo su primer milagro
importante: la transmutación del agua en vino. En lo que se refiere a los
evangelios, hasta ahora no ha demostrado sus poderes; y no hay razón por la
cual María deba suponer siquiera que los posee. Pero aun en el caso de que la
hubiere, ¿por qué unos dones tan singulares y santos se utilizarían con un fin
tan banal? ¿Por qué María le haría tal petición a su hijo? Y lo que es aún más
importante: ¿por qué dos «invitados» a una boda asumirían la responsabilidad
de proporcionar el vino, responsabilidad que, de acuerdo con la costumbre,
correspondía al anfitrión? A no ser, claro está, que las bodas de Cana fueran
las del propio Jesús. En tal caso, en verdad sería Jesús el encargado de
proporcionar más vino.
La esposa de Jesús
Diríase que hay dos posibles candidatas, dos mujeres, aparte de su madre,
que se mencionan repetidamente en los evangelios como integrantes del
séquito de Jesús. La primera de ellas es la Magdalena o, para ser más
exactos, María del pueblo de Migdal o Magdala, en Galilea. En los cuatro
evangelios sin excepción el papel de esta mujer es singularmente ambiguo y
parece que haya sido oscurecido de forma premeditada. En las crónicas de
Marcos y Mateo no se la menciona por su nombre hasta muy adelante.
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Cuando aparece por fin es en Judea, en el momento de la crucifixión, y se
cuenta entre los seguidores de Jesús. Sin embargo, en el evangelio de Lucas
aparece en un momento relativamente temprano del ministerio de Jesús,
cuando éste todavía predica en Galilea. Diríase, pues, que ella le acompaña
de Galilea a Judea o, de no ser así, al menos que se mueve entre las dos
provincias con la misma facilidad que él. Esto por sí solo es un buen indicio de
que la mujer estaba casada con alguien. En la Palestina de la época de Jesús
hubiese sido impensable que una mujer soltera viajase sin compañía y
todavía más que viajara sin compañía con un maestro religioso y su séquito.
En todo caso, está claro que la Magdalena, hacia el final del ministerio de
Jesús, se ha transformado en una figura de inmensa importancia. En los
tres evangelios sinópticos su nombre encabeza constantemente las listas de
mujeres que siguieron a Jesús, del mismo modo que Simón Pedro encabeza
las listas de discípulos masculinos. Y, por supuesto, la Magdalena fue la
primera persona que vio el sepulcro vacío después de la crucifixión. Entre
todos sus devotos, fue a la Magdalena a quien eligió Jesús para revelarle su
resurrección antes que a nadie.
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Sea cual sea la categoría de la Magdalena en los evangelios, no es la única
candidata posible al puesto de esposa de Jesús. Hay otra que figura de
manera muy prominente en el cuarto evangelio y a la que cabe identificar
como María de Betania, hermana de Marta y de Lázaro. Es evidente que
esta mujer y su familia gozan de gran familiaridad con Jesús.
Hay razones de peso para pensar que la Magdalena y la mujer que unge a
Jesús son una misma persona. Nos preguntamos si esta persona podía ser
también la misma que María de Betania, hermana de Lázaro y de Marta.
¿Era posible que estas mujeres que, en los evangelios, aparecen en
tres contextos distintos fueran en realidad una misma persona? La
Iglesia medieval ciertamente opinaba que sí, y lo mismo hacía la tradición
popular. Hoy en día muchos eruditos bíblicos son de la misma opinión. Hay
pruebas abundantes que confirman esta conclusión.
Marta, al recibir a Jesús, está sola. Cabría esperar que María, su hermana,
estuviese con ella. Sin embargo, María se encuentra sentada en la casa y no
sale hasta que Jesús se lo ordena explícitamente. Este extremo resulta más
claro en el evangelio «secreto» de Marcos que descubrió el profesor Morton
Smith y que hemos citado en otra parte del presente capítulo. En la crónica
suprimida de Marcos parece que María sí sale de la casa antes de que Jesús
se lo ordene. Y es pronta y airadamente reñida por los discípulos, a quienes
Jesús se ve obligado a silenciar. Sería bastante plausible que María estuviese
sentada en la casa cuando Jesús llega a Betania. De conformidad con la
costumbre judía, estaría «sentada en shiveh», es decir, sentada de luto.
Pero, ¿por qué no sale corriendo a recibir a Jesús como hace Marta? Hay
una explicación obvia. Según los principios de la ley judaica de la
época, a una mujer «sentada en shiveh» le estaba estrictamente
prohibido salir de la casa salvo por orden expresa de su esposo. En
este incidente el comportamiento de Jesús y de María de Betania se ajusta
exactamente al comportamiento tradicional de una pareja de esposos
judíos.
De la misma manera que esas tres mujeres a que hemos aludido serían la
misma, también sucede algo parecido con otras figuras evangélicas como
son la de Juan el Evangelista y Lazaro el amigo de Jesus; en donde
todas las pruebas conducen a pensar que uno y otro serian la misma
persona. Si Lázaro y el «discípulo amado» fueran la misma persona,
tendríamos la explicación del hecho de que desaparecieran conjuntamente
una vez que Cristo fue crucificado.
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El autor del evangelio de Juan —es decir, el evangelio en el que figura la
historia de Lázaro— en ningún punto se identifica a sí mismo como «Juan». De
hecho, no nos dice su nombre en absoluto. Sin embargo, sí se refiere a sí
mismo utilizando un título muy distintivo. Constantemente se llama a sí
mismo «el discípulo amado», «aquel a quien Jesús amaba» y da a entender
claramente que goza de una categoría única y preferente en comparación
con sus camaradas. En la Ultima Cena, por ejemplo, exhibe flagrantemente
su proximidad personal a Jesús y es a él y a nadie más a quien Jesús confía el
medio en virtud del cual se producirá la traición.
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:: CONCLUSIONES
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De esto nacería el culto a la Magdalena, ocurrido en la Edad Media, y
que sería confundido con el culto a la Virgen. Se puede demostrar que
muchas de las famosas “vírgenes negras”, de los primeros tiempos del
cristianismo, correspondían, no a la Virgen, sino a la Magdalena, y
mostraban una madre y un hijo. Y las catedrales góticas, eran altares
dedicadas a ella, la esposa, y no a la madre de Jesús.
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Antonieta en reina de Francia. Pero la revolución francesa echó todo por
tierra.
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