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Chapter # 8

Escambray: La Guerra Olvidada


Un Libro Historico De Los Combatientes Anticastristas En Cuba (1960-
1966)

Enrique G. Encinosa

VIII

MUERTES DE CONGO Y OSVALDO

Y LA CREACION DEL LCB

El inicio de la primavera de 1962, fue una época muy dificil para los combatientes. A
comienzos del mes de abril, el Congo Pacheco, uno de los más conocidos jefes
guerrilleros del Escambray, fue herido en un combate, recibiendo siete balazos. Fue
capturado por las tropas enemigas y llevado al Hospital Militar de Santa Clara, donde (de
acuerdo a las propias fuentes de información castrista) el jefe guerrillero se arrancaba los
sueros de los brazos, negándose a recibir asistencia médica de los comunistas. Después
de dos semanas en el hospital, Pacheco fue sacado envuelto en sábanas y transportado en
un carro que era tripulado por oficiales de Seguridad del Estado. Fue ejecutado en secreto
y su cadáver nunca fue entregado a sus familiares.

El jefe guerrillero Osvaldo Ramírez, que se había alzado hacía dos años, y sobrevivido a
dos limpias y a docenas de cercos, se convirtió para el ejército de Castro, en la presa más
codiciada. En el mes de abril, Ramírez fue delatado por Filiberto Cabrera Carranza,
conocido por Pancho el Grande, un diminuto empleado del hospital de Meyer. Cuando
centenares de milicianos rodearon el campamento guerrillero en Las Aromas de
Velázquez, se suscitó un intenso combate. Poco a poco, al fuego de las ametralladoras VZ
y PPCha, la milicia cerró el nudo. Nuevamente, Osvaldo Ramírez, el guerrillero más
buscado del Escambray, se esfumó en la maleza, burlando el cerco.

Unas horas después, en una cañada cercana, un cabo de milicias detectó un movimiento
en un matorral. El cabo, un hombre rubio y pecoso, apodado El Yanqui, disparó un tiro
hacia la cañada. El plomo solitario encontró un cuerpo: el del Jefe Máximo de las
guerrillas del Escambray. El 16 de abril de 1962 moría Osvaldo Ramírez, el único
guerrillero al cual Castro había ofrecido amnistía, si deponía las armas. Hoy, su cadáver
descansa en una tumba desconocida, en suelo cubano.
En las semanas siguientes, los líderes guerrilleros se reunieron de nuevo, en el Hoyo del
Naranjal, donde por voto democrático se eligió a Tomás San Gil de 23 años de edad,
Comandante en Jefe del Ejército de Liberación Nacional del Frente Unido
Revolucionario del Escambray.

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Pocos días después de asumir el Comandante San Gil el mando de los insurgentes, el
régimen castrista, en decreto firmado por el Comandante Juan Almeida Bosque, creó el 3
de julio de 1962, las unidades especiales de Lucha Contra Bandidos (LCB) .

El LCB pretendía crear unidades móviles, que pudieran dedicarse a la cacería de grupos
guerrilleros. Las limpias habían probado que la mera saturación de tropas en un área, no
podían eliminar a los guerrilleros, los cuales contaban con el apoyo del campesinado. Las
tropas del LCB funcionarían como tropas de avanzada, para localizar alzados, y como
contra-guerrillas, para tender emboscadas una vez la milicia abandonara una zona
después de un cerco, y los alzados comenzaran a salir de sus escondites.

Muchas de las milicias utilizadas en el Escambray en las limpias eran hombres de ciudad,
que desconocían el terreno y no sabían como moverse en la maleza. El LCB, pretendía
desde su fundación, que las unidades de combate se nutrieran de campesinos adeptos al
régimen, hombres que pudieran moverse por una selva con la misma habilidad que los
alzados. Era pues, el concepto de guajiro contra guajiro, guerrilla contra guerrilla. La
diferencia por supuesto, era que los guerrilleros, mal armados, en grupos de una docena
de hombres eran cazados por unidades del LCB numéricamente superiores y muy bien
abastecidas.

Existían dos tipos de combatientes en las unidades de los llamados LCB, y aunque el
régimen en sus publicaciones, ha elogiado grandemente al LCB , nunca ha admitido
diferencias entre los combatientes en estas unidades especiales. El primer tipo de
combatiente, era el que estaba bien indoctrinado, el guajiro transferido de los batallones
de milicias serranas, por voluntad propia y veterano de dos limpias. El segundo tipo de
recluta, sin embargo, era el militar castigado, el cual encaraba la opción o de una condena
en el pabellón de presos militares de La Cabaña, o servir como combatiente del LCB y
ser perdonado de sus pecados. De esta manera, los militares castristas, acusados de
insubordinaciones, hurtos, fraudes y hasta asesinatos, se vieron transferidos a las
unidades del LCB, bajo órdenes directas del Ministerio del Interior.

El jefe principal del LCB era el Comandante Raúl Menéndez Tomassevich, hombre calvo
y de cara redonda, con un largo e interesante historial delictivo.
Tomassevich había comenzado su vida como un delincuente común por pasar cheques
falsos, delito que lo llevó a la cárcel en el año de 1955 al 1957. Al salir de la prisión
común, se unió a la lucha contra Batista y se alzó en la Sierra Maestra, convirtiéndose en
oficial de guerrillas, participando más tarde en el frente del Escambray, junto al Ché
Guevara. Después del triunfo de la Revolución, fue jefe militar de transporte del
MINFAR hasta 1961. Tomassevich tenía la experiencia de la lucha anterior en la zona y
además el talento de poder pensar como un alzado. En medio de una batalla, sabía
calibrar lo que los guerrilleros podrían atreverse a hacer, para romper un cerco. Un
hombre despiadado y sin escrúpulos, era el perro fiel y leal que Fidel Castro necesitaba
en la zona de operaciones.

La segunda figura clave en el LCB, era el Comandante Lizardo Proenza, un fornido


guajiro nacido en 1927 en el poblado de Victoria de las Tunas, Oriente. Proenza fue

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capitán del Ejército Rebelde en la lucha contra Batista, llegó a convertirse en uno de los
hombres de confianza de Raúl Castro. Después del triunfo de la Revolución, fue jefe de
milicias de la provincia de Matanzas y jefe de Servicio Especial del Escuadrón de Ceiba
Mocha.

Para el verano de 1962, los primeros centenares de combatientes del LCB, comenzaron a
llegar a la zona del Escambray. Desde ese momento en adelante, el matiz de la guerra
cambiaría. En vez de limpias gigantescas, la guerra contra los alzados estaría en manos de
las unidades de Seguridad del Estado de Las Villas, de varios miles de hombres del LCB,
de unidades regulares del MINFAR y de miles de milicias serranas de Las Villas.

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