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Chapter # 4

Escambray: La Guerra Olvidada


Un Libro Historico De Los Combatientes Anticastristas En Cuba (1960-
1966)

Enrique G. Encinosa

IV

UNIFICACION GUERRILLERA Y MUERTE DE FAJARDO

A pesar de que los montes de Las Villas se estaban llenando de insurgentes, en La


Habana, Fidel Castro no se apresuraba en perseguirlos. Carlos Franqui, en aquel entonces
director del periódico Revolución y uno de los hombres más íntimos del nuevo dictador,
escribió años después en sus memorias que Castro se refería a la naciente guerrilla como
un fenómeno de la imitación. Franqui es de la opinión de que Castro en 1960, no hubiera
arremetido con fuerza contra los alzados, esperando quizás a que los núcleos guerrilleros
fueran más grandes, para así atrapar a los alzados en una gigantesca redada. En 1960,
Castro también se encaraba a otras serias preocupaciones que tenían sus prioridades,
como eran los movimientos clandestinos urbanos, que habían crecido y estaban muy
activos, además de las deserciones diarias dentro de las filas de su propio régimen.

Al morir Plinio Prieto, fue Evelio Duque Mijares el hombre designado por los americanos
para unificar al Escambray. Su contacto con los Estados Unidos era Augusto, nombre de
guerra que utilizaba Ramón Ruiz Sánchez, un dirigente de Rescate Revolucionario, el
grupo dirigido por el Dr. Manuel Antonio de Varona. Augusto que era cuñado de Varona
residía en el Reparto Siboney, en La Habana, donde tenía una planta de radio transmisora
para comunicarse directamente con la CIA en los Estados Unidos. Rescate
Revolucionario, el MRR y el DRE eran parte del Frente Revolucionario Democrático, el
grupo sombrilla bajo el que se aglutinaban una docena de movimientos amparados por la
CIA.

El trabajo organizativo de Duque logró vertebrar a 7 columnas guerrilleras, contando de


treinta a sesenta hombres cada una. La primera columna era la Comandancia y el Estado
Mayor del frente guerrillero, dirigidos por Evelio Duque y Edel Montiel, con Joaquín
Membibre en el cargo de Inspector General. El jefe de la Columna Dos, era Diosdado
Mesa, con Vicente Méndez de lugarteniente. La tercera unidad estaba a cargo de Zacarías
López, con Juan Felipe Castro de segundo jefe. La Columna Cuatro estaba bajo el mando
de Ismael Látigo Negro Heredia, con Víctor Chiche Gámez de lugarteniente. La quinta,
era dirigida por Ismael Rojas y su asistente, el teniente Nazco. La sexta unidad estaba
capitaneada por Edgar Cajigas y Emiliano Cárdenas, y la séptima por Carlos Duque y el
Teniente Yeras. Además de estas siete columnas habían varias guerrillas individuales,
como la de Nando Lima, que funcionaban bajo órdenes del Estado Mayor, pero con cierta
autonomía.

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Chapter # 4

En una reunión en el Manacal, entre Evelio Duque y Osvaldo Ramírez, se creó la


Columna Ocho, la que sería dirigida por Osvaldo Ramírez. Esta columna tenía una
autonomía considerable, ya que controlaba a varias unidades de combate con más de un
centenar de operativos en total. A Osvaldo Ramírez se le otorgó más libertad estratégica,
que a los jefes de las otras siete columnas. Aunque existía fricción entre Duque y Osvaldo
Ramírez, la única manera de lograr unidad era permitiéndole a Ramírez operar
militarmente, con la mayor independencia posible. Aunque la guerra apenas comenzaba a
despuntar, ya Osvaldo Ramírez era considerado el guerrillero más audaz del Escambray.

Mientras otros jefes guerrilleros habían estado a la expectativa bajo órdenes de no


presentar combate, Osvaldo Ramírez había organizado a sus escuadras guerrilleras en
unidades de combate, atacando y hostigando al enemigo en toda oportunidad. Sin esperar
armamentos, con recursos inexistentes, en breves semanas Ramírez se convirtió en el
guerrillero más conocido de los montes de Las Villas. Duque no tenía grandes simpatías
por Osvaldo Ramírez, pero ambos hicieron la paz en nombre de la unidad.

Osvaldo Ramírez era un guajiro fibroso, tostado por el sol de la Sierra. Nació el día 6 de
julio de 1921 en Guayos, cerca de Sancti Spíritus, provincia de Las Villas. Trabajó como
chofer de camiones para los centrales azucareros y más tarde fue chofer de alquiler. En
1958 se alzó en el Escambray contra Batista.
Después del triunfo de la Revolución, Ramírez fue ascendido a capitán de la Policía
Nacional Revolucionaria, asignado a un cargo de supervisión, en la provincia de
Matanzas. En el verano de 1960, se alzó nuevamente en el Escambray después del
combate en el Sitio de Juana.

Al poco tiempo de alzarse, Ramírez fue capturado por una unidad militar. Cuando era
trasladado para someterlo a un interrogatorio, este arriesgado jefe guerrillero se lanzó por
un barranco, ante los sorprendidos ojos de sus captores. El salto al vacío hacia un
precipicio alto, era una acción suicida, una búsqueda a una muerte certera. Pero el
guerrillero de Guayos tuvo suerte. La tupida maleza y las ramas de los árboles frenaron
su caída vertiginosa. Magullado, con el cuerpo cubierto de heridas, Osvaldo Ramírez
huyó por la maleza, mientras una escuadra de soldados, atónitos ante su valor suicida, lo
contemplaban huir desde lo alto del barranco. Esa audacia era el sello de Osvaldo
Ramírez. Desde el principio de la lucha guerrillera. Evelio Duque era el dirigente
organizador, pero Ramírez fue siempre el guerrero del monte, nacido para el combate.

En octubre de 1960, Evelio Duque obtuvo un cargamento de armas, llevadas por lanchas
a la costa su- de Cuba. El cargamento consistía de 30 ametralladoras M3, 5 rifles
automáticos Browning con bípodes, granadas, municiones y equipos. Dividiendo el
modesto suministro entre sus hombres, Duque le asignó a cada unidad una zona de
operaciones en el Escambray.

En noviembre de 1960, un mes después de los fusilamientos en La Campana, un suceso


tuvo lugar que recibió amplia publicidad en la prensa nacional cubana. El comandante del
FAR Piti Fajardo, jefe de operaciones en la zona del Escambray, fue ultimado en una
refriega en la carretera de Topes de Collantes a Trinidad.

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Fajardo fue enterrado con todos los honores que el régimen podía otorgar. Fidel Castro
despidió el duelo, jurando venganza. Según artículos publicados años después en
Moncada, el órgano del FAR, el régimen castrista le adjudicó la muerte de Fajardo a la
unidad guerrillera de Edel Montiel.

La realidad histórica no fue así, sucedió que, a mediados de noviembre varios jóvenes de
Trinidad, prepararon un alzamiento. En la búsqueda de armamentos, los nuevos
guerrilleros atacaron la casa del Comandante Alfredo Peña, de donde obtuvieron varios
rifles y armas cortas. Alertada la milicia, fueron perseguidos por unidades militares. En la
huída, los jóvenes alzados rompieron un cerco en las inmediaciones de la carretera Topes
de Collantes-Trinidad. Cuando cruzaban la carretera, perseguidos de cerca por tropas del
régimen, se toparon con los jeeps de Piti Fajardo y su escolta. Los guerrilleros abrieron
fuego hiriendo gravemente a Fajardo y continuaron en su huida. La unidad militar que los
seguía también disparó hacia la carretera, desconociendo que Fajardo y su escolta estaban
intercam biando fuego con los alzados. Así pues, el Comandante Piti Fajardo se vió
atrapado en un cruce de fuego, entre alzados y sus propias tropas. Una bala de fusil
destrozó el cráneo de Fajardo. Un segundo proyectil, calibre 7.62 (el calibre de la pistola
checa utilizada por Seguridad del Estado en aquel entonces) se incrustó en la rodilla del
comandante castrista. Así murió Piti Fajardo, ametrallado en un cruce de fuego.

Para Castro, que hasta el momento se había limitado a asignar tropas locales de Las Villas
para perseguir a las guerrillas, la muerte de uno de sus más importantes comandantes, era
una bofetada política. Castro había jurado venganza en el duelo y ahora, definitivamente,
la primera prioridad nacional, tenía que ser la eliminación física de los insurgentes del
Escambray. Para reemplazar a Fajardo, Fidel Castro designó al Comandante Derminio
Escalona, al cual se le asignó lo que los castristas han llamado La Primera Limpia del
Escambray y la que los guerrilleros denominaron La Gran Ofensiva.

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