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Literatura Latinoamericana II

Teórico N° 15

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16copias Teórico N°: 15 – 1 de junio de 2007
Docente: Celina Manzoni
Teorico Tema: La cultura caribeña

Hola, buenas tardes.


De acá a fin de año vamos a tratar dos temas. Uno de ellos tiene que ver con lo que
hemos llamado, en el punto V: “Vanguardia y diferencia cultural”. Es la propuesta de una
reflexión acerca de la poesía afrocaribeña. A eso le vamos a dedicar tres o cuatro clases.
Hoy trataremos de introducirnos en la cultura caribeña y la próxima clase hablaré sobre
Nicolás Guillén. Después, hasta donde nos dé el tiempo, vamos a trabajar con Felisberto
Hernández, Horacio Quiroga y Pablo Palacio. Con eso se termina el programa.
Me interesa ingresar de un modo muy general en una delimitación de lo que
habitualmente se conoce como el área Caribe. El Caribe ha sido siempre un espacio
inquietante. Miguel Cané publicó un libro que se titula El Viaje, donde él narra su llegada a
un puerto del Caribe. Lo que ve Miguel Cané son los descendientes de esclavos, de piel
oscura, cargando y descargando los barcos, y las mujeres que andan alrededor. Era el trajín
de los puertos del siglo XIX. Esa presencia del cuerpo semidesnudo, del cuerpo transpirado,
del cuerpo oscuro, de los movimientos sensuales, de los colores, de los olores, es algo que
lo desespera. Esa desesperación tiene que ver con la dificultad para entender este mundo,
que es de una intensa complejidad.
Piensen que los organismos internacionales, como la UNESCO, hablan “América
Latina y el Caribe”. En esa construcción hay un espacio, en un sintagma en el que se
superponen dos construcciones de sentido. Detrás de América Latina como nombre existe
una historia larga y compleja que recoge experiencias políticas, sociales y culturales de un
inmenso territorio que fue colonizado originalmente por españoles y portugueses. Habría
que tener en cuenta las dificultades que surgieron en los diferentes momentos históricos
para construir un nombre que representará a la región. En los años de la lucha contra el
imperio español (en el siglo XIX durante las guerras de independencia) la identificación era
muy clara: los habitantes de esta región eran americanos. No había otro nombre. Si

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asumimos esa tradición, nosotros éramos los americanos contra el Imperio. Luego estaban
los diferentes nombres que se le daban al español.
Un analista colombiano, por primera vez, menciona la idea de América Latina. Está
pensando, probablemente, en el origen de los pueblos que conquistaron América. Eran
españoles, pensados como latinos, en lo que fue la descomposición del Imperio Romano.
1898 es una fecha clave, porque es el año de la gran derrota de los españoles a manos de los
americanos justamente en el Caribe. Mientras que casi todos los países de América del Sur
y América Central se liberan de España, las grandes islas del Caribe (el arco de las Grandes
Antillas), a fines del siglo XIX, estaba en manos del imperio español.
No es que se los españoles se mantengan porque los cubanos no hagan nada. Desde
1868, en Cuba, hay una gran resistencia y lucha armada contra el imperio español. Esa
lucha, conocida como la Guerra Grande, terminó en un pacto con los españoles, que no
todos los generales mambises acataron. Los mambises eran mulatos, negros y blancos,
montados a caballo, con el machete en la mano. El machete es herramienta (fundamental
para voltear la caña de azúcar) y es arma. Algunos de los generales que participaron en la
Guerra Grande (1868 – 1878) no aceptaron el Pacto del Sanjón y continúan, durante dos o
tres años, haciendo lo que se llamó la Guerra Chiquita. Finalmente, faltos de apoyo se
exilian en países de América Central y México.
José Martí, que había sido expulsado de Cuba de muy joven (después de haber
sufrido prisión con trabajos forzados a los dieciséis años), en 1895, en Estados Unidos,
prepara el ejército que va a liberar a Cuba. Recupera a los antiguos luchadores de la selva
cubana que quedaban de la Guerra Grande y, en 1895, organiza una expedición desde los
Estados Unidos, que recorre toda la costa este norteamericana (que tiene elementos muy
similares a los del mundo caribe). Esos elementos están dados por la presencia de la
población de origen africano y por la presencia de los exiliados cubanos.
Martí organiza la guerra de liberación de Cuba, en 1895, sale de la coste
norteamericana y hace una serie de recorridas por las islas del Caribe, buscando apoyo
material y hombres que se incorporen a la lucha. En uno de esos recorridos se detiene en
Haití, desde donde sale la expedición para Cuba. Martí desembarca en Cuba y muy poco
tiempo después muere en una acción militar. La guerra la continúan Gómez y otros
generales que venían de momentos anteriores. Eso lo pueden leer, con una prosa brillante,

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en los Diarios de José Martí. Esos Diarios están sustentando una concepción del Caribe
como un conjunto en el cual Cuba no es una isla aislada.
Tenemos las Antillas Mayores y otra multitud de islas llamadas Antillas Menores.
Hay un libro muy lindo de Antonio Benítez Rojo, que se titula El Mar de las Lentejas,
porque la palabra francesa Antilles tiene que ver con (…), que son lentejas. Esas islas,
diseminadas en el mapa, son como pequeñas figuras que se pueden asimilar a lentejas.
Nosotros tenemos América Latina y el Caribe. Tratemos de situarnos en el Caribe y, más
precisamente, en la isla de Cuba.
Así como existe una historia compleja del nombre América Latina, en el momento
de la lucha contra el español, éramos los americanos. A fines de 1898 se produce la derrota
de España y el surgimiento de los Estados Unidos como una potencia mundial. Después de
la lucha que había empezado Martí en el ’95, los cubanos siguieron desalojando a los
españoles a costa de sangre, campos de concentración, etc. Es una historia muy sangrienta.
A costa de todo eso los cubanos lograron derrotar a los españoles, que habían quedado sólo
en el Oriente, en Santiago de Cuba.
Con un gran criterio oportunista los Estados Unidos atacan a los españoles en el
puerto de Santiago de Cuba y los derrotan rápidamente. Los líderes cubanos, que habían
estado luchando contra los españoles, cuando llega el momento de firmar la paz, no son
invitados a participar del acontecimiento. Todo esto nos va a servir para ver qué pasa con
las vanguardias. Estados Unidos, después del desplazamiento de los españoles, se
constituye en la potencia dominante en Cuba y en Puerto Rico. En Cuba se declara la
República, que viene lastrada por la Enmienda Platt. Era una enmienda propuesta por un
senador norteamericano, por la cual se autorizaba al gobierno norteamericano a enviar
tropas a Cuba en caso de que peligraran los bienes, los intereses o las personas de los
ciudadanos norteamericanos.
La República nace entonces en una situación de subordinación. Habían luchado
duramente contra la subordinación del imperio español, pero quedaron en las garras del
imperio estadounidense. Puerto Rico es un caso diferente. Un viajero español, llamado Luis
Araquistán, que recorre el Caribe en 1928 (durante los años de la vanguardia), publica un
libro que se titula La agonía antillana: el imperialismo yanqui en el Mar Caribe.
Impresiones de un viaje a Puerto Rico, Santo Domingo, Haití y Cuba. Este libro va

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señalando las semejanzas entre los diferentes espacios sociales, culturales y nacionales y va
señalando las diferencias. Cuando llega a la isla de Puerto Rico se lamenta y dice que hay
algo que perturba la mirada. Es la bandera de los Estados Unidos flameando en el Fuerte de
San Juan de Puerto Rico. En esa mirada de un español liberal se va constituyendo también
el fantasma que unifica todos los terrores de las clases altas y medias en la zona del Caribe.
Ese fantasma son los descendientes de los africanos. Son los hijos, los nietos y los bisnietos
de los esclavos que siguen siendo vistos por las clases altas como el gran fantasma que
recorre esas islas.
Ustedes se preguntarán cuál era el interés de Estados Unidos por dominar esas islas.
Yo creo que hay un espíritu de rapacidad en todos los imperios que se han constituido en
cualquier lugar de la tierra. Ellos necesitan avanzar y establecer su territorio. En la película
300, la lucha de Leónidas es una lucha que tiene que ver con la resistencia al imperio que
viene del Oriente. Lo que quiero decir es que siempre existen imperios que tienen el gesto
de atrapar y hacerse propietarios. Y siempre existe la resistencia de quienes no quieren ese
estado de cosas.
Además de las apetencias naturales, el Caribe siempre fue un espacio
importantísimo. El primer lugar al que llega Cristóbal Colón es el Caribe y todas las
reflexiones de sus diarios tienen que ver con esa región. Durante mucho tiempo los
españoles tuvieron el dominio absoluto de esa zona y, en diversos viajes, van recorriendo lo
que se llama “la tierra firme”. Desde el Caribe, sobre todo desde Cuba, parten todas las
expediciones que marchan a la conquista de los territorios del continente. De ahí sale
Hernán Cortés para apropiarse del Imperio de México. El Caribe es la puerta de América, y
un estudioso cubano llamado José Martín Félix de Arrata dice que Cuba fue: “la llave del
nuevo mundo”. Es el lugar a partir del cual se puede acceder al nuevo mundo.
Ese espacio, configurado de ese modo en el siglo XVI, siguió manteniendo
posteriormente las mismas características. Con el transcurrir del tiempo, otras potencias
europeas fueron apropiándose de las islas e islotes que no habían sido conquistadas por los
Españoles. Ya en los siglos XVI y XVII empezamos a tener una fuerte presencia de
ingleses, franceses y holandeses. Después del fenómeno de la trata, hubo también una
fuerte presencia de esclavos provenientes de China y de India. Todo eso crea, en el Caribe,
un mosaico de una enorme complejidad.

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Ese espacio transitado por este mudo europeo, recupera el tránsito en tiempos
precolombinos hacían los indios caribe (habitantes de las costas de Venzuela), que
recorrían las islas realizando depredación sobre los otros pueblos indígenas. El Caribe es
entonces, desde antes de la llegada de los españoles, una zona de tránsito, una zona de
cruce. Recuerden también que el nombre de los indios caribes, que le dan el nombre al Mar
Caribe, sufre una transformación (de Caribe en Caníbal) aludiendo a las prácticas
antropofágicas de los esos pueblos. Luego Shakespeare, en la última obra que escribió (La
Tempestad), hace un anagrama de caníbal y a uno de sus personajes lo llama Caliban.
Recuerden que, en La Tempestad, tenemos a Ariel, que es el espíritu del aire, y a Caliban,
que es el monstruo de la tierra. Este juego llega al Modernismo, con Rodo, que trabaja en
esta vertiente; posteriormente vendrá una elaboración de Roberto Fernández Retamar, que
recupera este gesto y este nombre de Calibán.
Todo esto es muy diferente de lo que conocemos de América Latina, pero de todas
formas se pueden superponer porque también se reconocen algunos elementos comunes.
Estos elementos comunes tienen que ver con ese pasado relacionado con el mundo español.
El Caribe es una zona en la que algunas de estas características que mencionaba se dan
tanto en las islas como en las costas de tierra firme.
Podemos hablar de “área caribe” porque pensamos en una existencia de rasgos
comunes que lo diferencias de otras zonas de América Latina. Uno de esos rasgos ha sido
establecido por Antonio Benítez Rojo, en relación a la noción de ritmo (que ya
estudiaremos en relación a la poesía). Dice que algunas de las regularidades que muestra la
cultura caribeña tienen que ver en parte con la noción de ritmo. El dice que encuentra
ritmos que son cortados por otros ritmos, que son cortados por otros ritmos, que son
cortados por otros ritmos. Así crea la noción de poliritmia. En esos códigos rítmicos que,
según Benítez Rojo, son anteriores a la música, hay una vinculación muy estrecha con la
percusión. Ese es uno de los modos de llegar al ritmo caribeño, pero no el único. Estas
cuestiones están trabajadas en un texto de Benítez Rojo, titulado La isla que se repite: el
Caribe y la perspectiva postmoderna. Estos libros están en el Instituto.
Tenemos la cuestión de la dinámica, de un metaritmo (un ritmo que está más allá
del ritmo), al que se puede llegar a través de otros sistemas de signos: la música, el
lenguaje, el arte, el texto y la danza. La importancia que le atribuye Benítez Rojo al ritmo

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tiene que ver con esa capacidad de otorgarle a las culturas caribeñas formas de resistencia
que evitan que sean desplazadas por formas externas poderosas. Hay un ejemplo que tiene
que ver con la música. Benítez Rojo se pregunta qué pasa cuando llega la música de los ’4º
(el mambo, el cha-cha-cha, la bosanova, la salsa, etc.). El dice que es algo nuevo que se
construye a partir del proceso sincrético entre experiencias diferentes en las cuales el
mundo del Caribe no se pierde sino que se transforma.
En el Caribe la música caribeña no se hace anglosajona sino que la música
anglosajona se hace caribeña. Esto tiene una relación muy estrecha con el concepto
elaborado, en 1940, por Fernándo Ortiz, que es el concepto de “Transculturación”. Cuando
hablamos en términos de esa música tenemos que recordar que viene apoyada por todo un
aparato cultural y técnico que puede dar la sensación de que barre con todo. Se producen
cambios en los instrumentos, en los timbres o en los arreglos, pero el ritmo y el modo de
expresarse siguen siendo caribeños.
Quizá las formas más populares de la expresión cultural sean el baile, la música y
ciertos deportes en los que el espectáculo lo constituye el cuerpo mismo. Pienso, por
ejemplo, en el boxeo, que tuvo un tratamiento interesante en el momento de la vanguardia.
Sobre todo porque había un boxeador cubano que triunfó en los Estados Unidos, Kid
Chocolate. La cuestión del cuerpo del boxeador, jugando en ese espacio del cuadrilátero, en
relación con esas formas de la danza y del ritmo, son las que no pueden dar otra forma de
entrada a los modos de construcción de la vanguardia en Cuba.
El Caribe es una zona de gran abigarramiento e intensidad. Fue la primera zona
conquistada por Europa y todavía, en términos culturales, sigue siendo una de las menos
conocidas. Es un espacio de fragmentación, de inestabilidad, de aislamiento recíproco, etc.
Muchas veces las islas no se comunican entre ellas; es obvio, por ejemplo, que la isla de
Puerto Rico, se comunica mucho mejor con Miami que con Cuba. Esto es muy evidente.
Haití, por su parte, sufre una situación de aislamiento y, allí, se habla francés y un creole. El
creole es esa lengua popular que se constituyó en el territorio dominado por los franceses a
partir de las lenguas populares. Pero se hablan también otras lenguas. Estamos hablando de
una zona en la que se entrecruzan cinco idiomas europeos (castellano, inglés, francés,
holandés y portugués) con lenguas locales, surgidas de la combinación de esas lenguas

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europeas con lenguas africanas o asiáticas. Piensen en el idioma que se habla en Surinam o
en el papiamento.
Así como vemos esta situación de aislamiento, también tenemos que pensar la
situación de puente, que ha sido trabajada desde diferentes lugares. La idea de puente
aparece muy rápidamente en la historia del Caribe, en 1562, con una invención de un
marino español que, ante el peligro que significaban los corsarios franceses, holandeses e
ingleses para los barcos españoles que transportaban todas las riquezas hacia Europa. Esa
invención es el concepto de Flota. El principio de la flota ya estaba cuando vino Colón;
porque esas tres míseras, carabelas, en última instancia, eran una flota. Lo que crea este
Pedro Menéndez es el comboy. La única forma de evitar el ataque es a través de la figura
del comboy.
Además, crea puertos, ciudades, fondeaderos, almacenes, depósitos, fuertes,
milicias, ciudades, etc. La ciudad de La Habana es una de esas ciudades que adquiere ese
espacio central. Las flotas, anualmente, se reunían en La Habana para hacer un comboy de
cien barcos. Imaginen ustedes los miles y miles de hombres, las toneladas de alimentos y el
intercambio fenomenal que eso significa. La novela de Alejo Carpentier, El siglo de las
luces, comienza con unos jóvenes, hijos de riquísimos comerciantes españoles de la ciudad
de La Habana, que quedan huérfanos y, en la libertad que les da esa situación, recorren los
almacenes que han recibido como herencia. Allí se puede percibir ese mundo caribeño, en
el que todas las riquezas confluían en esas ciudades-puerto. Y luego se agregarán, en el
Pacífico, las Filipinas.
Esta maquinaria de la flota transporta todo lo que se puede obtener de esos
territorios. La misma codicia hace que esos barcos se constituyan en barcos negreros. Serán
los barcos que traerán de África a América inmensas cantidades de hombres arrebatados de
sus tierras, para trabajar en el mundo caribeño. Porque la otra gran máquina del mundo es la
economía de plantación. La economía de plantación es una economía que se constituye
sobre la base de inmensos territorios en los cuales se explota un único producto: la caña de
azúcar que fue traída de la India. La caña de azúcar crece con un fervor asombroso, ocupa
territorios inmensos y sólo necesita una mano de obra no calificada, solamente capaz de
empuñar un machete para voltear las cañas. Es un trabajo corporal brutal. Después esas
cañas se cargan en carros, que son arrastrados por hombres o por algún animal, y se llevan

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en el Central azucarero. Allí la caña se procesa y tampoco necesita una gran mano de obra.
Se necesitan algunos técnicos y gente que cargue y descargue.
La economía de plantación maneja cultivos intensivos y mano de obra esclava. Esto
es lo que desarrolla Fernando Ortiz: el azúcar, un producto dulce que lo único que trae es
amargura a la nación cubana. En cambio, el tabaco es un producto amargo que trae riqueza
y prosperidad. Fernando Ortiz, en Contrapunto cubano del tabaco y del azúcar, realiza esa
relación de contrapunto (no de comparación) entre los dos productos fundamentales de la
isla de Cuba. El amo no estaba dispuesto a darle al esclavo ni salud, ni educación, ni ropa,
ni ninguna forma de sociabilidad que requiera inversiones. A los esclavos se les daba un
taparrabo y la comida del batey, que es una comida muy poco elaborada. Los propietarios
de esas miles y miles de hectáreas suelen ser ausentistas, porque viven en las ciudades o
viven directamente en Europa.
Existen también pequeños ingenios, lo cual se ve en una novela de Pablo Armando
Fernández, escrita después de la Revolución Cubana, titulada Los niños se despiden. Allí
aparece el pueblo que se constituye en torno a los pequeños ingenios azucareros. Es una
novela muy bella. Hay como una confluencia de latifundio y minifundio. Esta novela es
interesante porque allí hay una escuela, hay una iglesia y una forma de sociabilidad. Los
propietarios de esos pequeños ingenios son blancos que explotan mano de obra esclava.
Todo esto me parece necesario para pensar algunas cuestiones que tienen que ver
con la poesía. Tenemos el fenómeno de la economía de plantación por el cual en Cuba, en
un momento determinado, había muchos más descendientes de africanos que de europeos.
De ahí el terror de los propietarios. Esa fuerte presencia africana siempre fue pensada como
un gran peligro. Piensen que sólo una vez por año les permitían que se reunieran para
realizar sus cantos y sus danzas ceremoniales.
Además esos esclavos y sus descendientes debieron reconstruir sus cantos y danzas
a partir de una situación distinta y de una memoria truncada. Porque los amos tuvieron la
precaución de mezclar a los esclavos. Cuando se compraba, por ejemplo, una dotación de
doscientos machos jóvenes, se tomaba la precaución de que no todos hubieran sido
recogidos en el mismo punto de la costa africana. Lo que se buscaba de este modo era que
no hablaran la misma, para que no hablaran entre ellos y no se pudieran organizar la
resistencia. No obstante, en estas terribles condiciones se fue reconstituyendo una cultura

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de descendientes de africanos que fue produciendo una serie de fenómenos que en un rato
vamos a ver.
Otro punto importante es el de la insularidad: islas rodeadas de mar. El mar puede
ser pensado como puente o como barrera. El español que inventó la flota lo pensaba como
puente. Hay que ver qué pasa con las islas entre sí y con las personas que habitan esas islas.
Esas personas pueden sentirse encerradas en la isla o pueden sentir que el mar las comunica
con el mundo. Entre los grandes escritores cubanos esta cuestión de la insularidad es una
presencia muy fuerte. Lo mismo sucede con la presencia del mar. Por ejemplo, en Reinaldo
Arenas hay una obsesión con el tema del mar, hasta el punto de que una de sus novelas se
llama Otra vez el mar.
José Lezama Lima, en un artículo de 1957, recupera el viaje que Humboldt (el gran
naturalista alemán) hizo por toda América y el recorrido que hizo por la isla de Cuba.
Lezama Lima intuye un modo de pensar la cuestión de la insularidad en Humboldt que a él
le interesa. Dice: “En Humboldt, en su ensayo famoso sobre Cuba, hay una intuición de la
universalidad de las corrientes marinas que rodean la isla. Un gran remolino, comprueba,
baña las costas en el Sur de los Estados Unidos y lanza después las frutas cubanas a las
costas de Noruega. En esos relatos percibimos el señalamiento de los hechos cuya
descripción y condena hubiera sido muy del gusto de José Martí”. Ahí tenemos la idea del
mar como puente.
Vamos a pasar ahora a Virgilio Piñera que era amigo y enemigo de José Lezama
Lima. Les decía el Gordo y el Flaco, porque Lezama Lima era enormemente gordo y
Virgilio Piñera era extremadamente flaco. Los dos fueron connotados homosexuales y
grandes poetas. Tenemos un poema de Virgilio Piñera, que se titula La isla en peso. Allí él
da vuelta completamente la imagen que Lezama construye de la isla. Aquí el mar ya no
figura como puente, ni el trópico como exaltación de los sentidos y la belleza. En la primera
estrofa de La isla en peso dice Piñera: “La maldita circunstancia del agua por todas partes
/ me obliga a sentarme en la mesa del café. / Si no pensara que el agua me rodea como un
cáncer / hubiera podido dormir a pierna suelta. / Mientras los muchachos se despojaban
de sus ropas para nadar / doce personas morían en un cuarto por compresión. / Cuando a
la madrugada la pordiosera resbala en el agua / en el preciso momento en que se lava uno
de sus pezones, / me acostumbro al hedor del puerto, / me acostumbro a la misma mujer

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que invariablemente masturba, / noche a noche, al soldado de guardia en medio del sueño
de los peces. / Una taza de café no puede alejar mi idea fija, / en otro tiempo yo vivía
adánicamente. / ¿Qué trajo la metamorfosis?”
Ahí tienen toda la reflexión de la isla como una cárcel. La tercera estrofa dice:
“¿Quien puede reír sobre esta roca fúnebre de los sacrificios de gallos? / Los dulces
ñáñigos bajan sus puñales acompasadamente. / Como una guanábana un corazón puede
ser traspasado sin cometer crimen, / sin embargo el bello aire se aleja de los palmares. /
Una mano en el tres puede traer todo el siniestro color de los caimitos / más lustrosos que
un espejo en el relente, / sin embargo el bello aire se aleja de los palmares. / Si hundieras
los dedos en su pulpa creerías en la música. / Mi madre fue picada por un alacrán cuando
estaba embarazada”.
La presencia africana produce en el Caribe dos grandes cultos: la Santería, en Cuba,
y el vudú, en Haití. La Santería está vinculada con el ñañiguismo; son cultos secretos, en
los que intervienen las potencias que benefician o perjudican a los hombres. Esto también
tiene que ver con cultos que están en el nordeste de Brasil. Algunas estrofas más adelante
dice: “No puedo mirar con estos ojos dilatados. / Nadie sabe mirar, contemplar, desnudar
un cuerpo. / Es la espantosa confusión de una mano en lo verde, / los estranguladores
viajando en la franjas del iris. / No sabría poblar de miradas el solitario curso del amor”.
Vean que da vuelta completamente la imagen del Caribe como el espacio del placer y la
sensualidad. Acá está el agua podrida, los frutos podridos, los animales se pudren, etc. Se
invierte la imagen idílica del Caribe.

[Se realiza un breve receso]

Habíamos puesto el centro en la economía de plantación como economía dominante


en el área. Se puede decir que el Caribe es un mundo dominado por el azúcar; pero no sólo
desde un punto de vista económico (que era lo que estuvimos viendo hasta ahora). El
azúcar ha generado un mundo imaginario que abarca distintas zonas de la vida, de la
cultura, de la lengua, de la literatura, de la música y de la danza. Las letras de la salsa hacen
referencia al azúcar y al mundo azucarero. Muchas veces, las canciones dicen: “¡Azúcar!”.

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Ahí hay todo un mundo que, además, está cruzado por la sexualidad. Piensen en la
situación de las mujeres en el ingenio. Al principio las dotaciones eran de hombres solos;
después empiezan a traer mujeres, porque les interesa la reproducción. Ellos hacían el
siguiente cálculo: un hombre esclavo más una mujer esclava dan, como resultado, un niño
esclavo. Las mujeres no trabajan en el ingenio, sino en actividades secundarias relacionadas
con el cultivo y, sobre todo, en actividades de tipo doméstico. Pero ahí viene otra cuestión,
que es la convivencia, bajo un mismo techo, de esclavas africanas con amos blancos. Así
surge el mundo del mulato. Ahí hay toda una cuestión que pasa por la violencia sexual, que
es muy brutal. Hay muchos textos que se hacen cargo de la violación.
La presencia del azúcar se da hasta el punto de que, en 1959, cuando triunfa la
revolución cubana, Jean Paul Sartre (quien aprueba lo que sucede en la isla en los primeros
años de la revolución), escribe una serie de artículos que se publican en Le Monde y luego
los recoge con el título de Huracán sobre el azúcar. Es un título formidable para esta
cuestión que nosotros estamos tratando de ver.
Hay una gran cantidad de literatura cubana escrita por descendientes de españoles,
cuyo objeto es ese mundo de la esclavitud. Hay una película buena, llamada Cecilia Valdés,
basada en la gran novela cubana del siglo XIX. Es una novela de Cirilo Villaverde que se
escribió en Nueva York y se titula Cecilia Valdés o la Loma del Ángel. Allí tenemos la
figura de una mulata bellísima que es admirada por jóvenes blancos, por mulatos, etc. Es
una novela formidable como construcción de ese mundo cubano de fin del siglo. El escribió
la novela entre 1879 y 1882. La mulata es una mujer tentadora, fascinante, a la que ya
veremos en los poemas negristas sobre los cuales vamos a trabajar la clase que viene.
Hubo, también, por lo menos dos descendientes de africanos que escribieron. Uno
de ellos es un poeta mulato, Plácido, que escribía poemas. Hay todo un proceso por el cual,
después de la abolición de la esclavitud, muchos esclavos se van convirtiendo en libertos.
Es una categoría nueva, porque han sido esclavos, pero luego fueron liberados. A veces, ya
vienen con oficios que, tal vez, hayan aprendido cuando eran esclavos: son peluqueros,
músicos, sastres y demás actividades manuales. Uno de ellos escribía con el seudónimo de
Plácido, pero luego fue ajusticiado, acusado de participar en una conspiración. Más
interesante que la de Plácido era la figura de Juan Francisco Manzano, un hijo de esclavos
(y esclavo él mismo), que escribió Autobiografía de un esclavo.

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En el medio de la lucha antiesclavista propiciada hacia los años ’40 del siglo XIX,
los criollos abolicionistas de Cuba consideraron que podía ser interesante el testimonio de
un esclavo escrito por él mismo. Entonces, estos abolicionistas cubanos le pidieron a Juan
Francisco Manzano que escribiera su autobiografía. La primera edición se publicó en
inglés, en 1840. La primera edición en español es del año 1937, que es muy interesante.
Esto es para que vean que, a través de Plácido y de Manzano, los esclavos y sus
descendientes tienen una voz en la literatura cubana.
Las marcas en el lenguaje que ha dejado azucarero también son muy interesantes y
siempre tienen connotaciones sexuales. Tumbar, por ejemplo, es tumbar la caña, pero
también es tumbar a la mujer en el tumbadero. El cuero es el látigo, pero un cuero es una
mujer fácil, casi una prostituta. También tenemos el lugar que ocupa el machete como
herramienta y como arma. Tomás Gutiérrez Alea hizo una película extraordinaria, titulada
La última cena, que recupera una rebelión esclavista. En el siglo XX hay muchos textos
que recogen esa experiencia; pero uno muy famoso es Memorias de un cimarrón, de
Miguel Barlet. Los cimarrones eran los esclavos que huían a la selva o a la montaña.
Se constituyeron comunidades cimarronas que organizaban el palenque. Incluso,
algunos palenques que estaban cerca de la costa se dedicaban al contrabando con los barcos
de los ingleses, para perjudicar a los españoles. En Brasil, los esclavos que huyen organizan
lo que se llama quilombo. Piensen que, en la actualidad, quilombo no sólo es un lugar de
putas sino también un lugar de desorden. Porque eso tiene que ver con lo que era la mirada
del amo del esclavo que huía de la plantación. Esto es muy interesante, porque yo quiero
aclarar que siempre hubo resistencia y redes de resistencia.
En los años de la vanguardia se recuperan muchas cosas, entre ellas una mirada
sobre ese mundo del azúcar y de la esclavitud. Hay un poemario de Agustín Acosta, que se
titula La Zafra (1926), que es muy interesante. Yo les quiero leer un poema llamado
“Mediodía en el campo”. El poema dice: “Huele a caña de azúcar. Sobre el verde / oleaje
de los cañaverales / hay un temblor de sol, un rizamiento, / una vibración impalpable, / que
tuesta el estuche pajizo / de los erectos frutos. / El almagre / de la tierra, reseco por la falta
/ de lluvia, muestra huellas imborrables / de ruedas de carretas, de pezuñas bovinas, / que
son pozos de sangre...”. El poema continúa algunas estrofas más y termina diciendo: “el
colgante farol cambia de aceite; / los yugos y frontiles se rehacen, / y mientras el ingenio,

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que, cercano, / alza su dura torre dominante, / hace correr por las colonias / la estratégica
orden del ataque, / el campesino sueña con una zafra pródiga, / y hay fuerte olor de caña
de azúcar en el aire...”.
Agustín Acosta es un hombre que está vinculado a la vanguardia. No es uno de sus
máximos exponentes, pero es un hombre que tiene una presencia importante en la revista
de avance y en otras revistas de la época. Ustedes ya vieron algunas articulaciones entre
vanguardia artística y vanguardia política. Ustedes ya estuvieron viendo esa zona de los
manifiestos, de la revista de avance, la construcción de una antología de la poesía moderna
cubana. De ese conjunto va surgiendo la figura de Martí, como el héroe adorado de esa
generación. (…) Después de la muerte de Martí en 1895, del desastre de 1898 y de esa
República creada, en 1902, en las circunstancias que les mencioné, hubo como una
situación de enorme desencanto. La vanguardia cubana se constituye en esa situación de
desencanto, ante la República que debería haber sido el sueño cumplido de Madrid. Pero es
una República que viene lastrada por la brutal corrupción de los ex generales de la
Independencia, por la pobreza política y cultural y por la presencia de los norteamericanos
que, en más de una ocasión invadieron la ciudad de La Habana (igual que Haití, Santo
Domingo, Puerto Rico, etc.)
Ahí tienen ustedes la relación entre vanguardia artística y vanguardia política muy
fuertemente marcada. También tienen una posible hipótesis para pensar ese carácter tan
moderado de la vanguardia cubana en relación con otros modelos vanguardistas, tanto
europeos como norteamericanos. No tienen la cosa tan estridente, juegan de otro modo.
Tiene que ver también con esa selección cuidadosa y con la búsqueda de diversos modelos
a partir de los cuales van construyendo una respuesta para lo que ellos ven como posible.
Siempre está la estrecha vinculación entre lo ético (que es la patria) y lo estético (que es la
ruptura de esas relaciones que percibían como gastadas).
Quiero mencionarles la figura del poeta Rubén Martínez Villena, porque es como
que en él esa relación vanguardia artística – vanguardia política constituyera. Fue el
inspirador de la Protesta de los Trece, que jugó un papel fundamental en la constitución del
grupo minorista y que abandonó la poesía para dedicarse a la acción revolucionaria. Fundó
varias agrupaciones políticas que lucharon contra el dictador Machado y después se afilió al
Partido Comunista Cubano. Como dirigente del Partido, en alianza con otros sectores

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políticos en los que estaban todos los de la revista de avance, Martinéz Villena dirigió la
huelga general que precipitó la caída de Machado. A Machado le decían “El asno con
garras”, porque exacción del tesoro público fue terrible. Con la caída de Machado se logró
la abolición de la enmienda Platt. Estamos en el 1933 y la República se había fundado en
1902. Son años en los que los enfrentamientos se dan entre grupos armados, lo cual es
como una particularidad de la política cubana. Las reuniones para la Antología de la poesía
cubana se hacían en las aulas de la escuela de la que el padre de Martínez Villena era
director.
La poesía de Martínez Villena tiene como un tono romántico pero lo que está
expresando es el asco por la vulgaridad, por la miserabilidad de lo cotidiano y por la
impotencia de modificar la situación. Es como una respuesta al estancamiento de esa
sociedad. Para la cultura cubana Martínez Villena se ha convertido en una figura entrañable
por su acción revolucionaria. Murió tuberculoso, en 1934, al año siguiente de la caída de
Machado.
Agustín Acosta en otro poema dice: “El sol tiene un color de fuego que impresiona,
/ un color amarillo de catástrofe, / escarcha negra, pajizal quemado, / hay un violento olor
de azúcar en el aire”. Después de voltear la caña, se la exprime y quedan las sobras, que
deben ser quemadas. Eso también se hace en los ingenios del Tucumán y produce un humo
muy negro, una “escarcha negra”, que es muy interesante como imagen. Esto es “pajizal
quemado”. Otro poeta, llamado Felipe Pichardo Moya, también tiene un poema de los
cañaverales, de 1926. Nosotros lo vamos a ver por el lado de un poema negrista, llamado
“La Comparsa”.
Cuando yo les termine la Antología que les estoy preparando van a ver que hay
poesía muy diferentes entre sí, porque en la selección de lo nuevo se buscaban propuestas
que se diferencien. Tampoco es un solo modelo; hay como una acumulación que en
América se recibe de un modo tal que da la posibilidad de elecciones que van por distintos
rumbos. No existe una uniformidad, no es que todos le cantan al tranvía de la misma
manera. Se trata de un modo diferente, a partir de selecciones y experiencias diferentes,
pero siempre sobre un mandato común. El mandato común es el de la novedad, pero
recuerden que la novedad es un concepto vacío que se llena con cosas diferentes. En Cuba

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la novedad consiste en reaccionar de una manera enérgica y lúcida contra ese


estancamiento cultural y contra la corrupción política y económica.
Tenemos que empezar a ver la lectura que hace Cintio Vitier, un gran poeta cubano,
con respecto a ese momento de la vanguardia, en un libro clásico titulado Lo cubano en la
poesía. Son una serie de conferencias y, en la décima, hace un balance (a fines de los
cincuenta) del vanguardismo. Sobre eso vamos a hablar la próxima clase. Quiero leerles
ahora un poema de Regino Pedroso, titulado “Salutación fraterna al taller mecánico”:

“Tensión violenta del esfuerzo


muscular. Lengua de acero, las mandarrias
ensayan en los yunques poemas estridentistas
de literatura de vanguardia.

Metalurgia sinfónica
de instrumentales maquinarias;
ultraístas imágenes de transmisiones y poleas;
exaltación soviética de fraguas.

¡Oh, taller, férreo ovario de producción! Jadeas


como un gran tórax que se cansa.
Tema de moda del momento
para geométrico cubismo
e impresionismo de metáforas.

Pero tienes un alma colectiva


hecha de luchas societarias;
de inquietudes, de hambre, de lacería,
de pobres carnes destrozadas:
alma forjada al odio de injusticias sociales
y anhelos sordos de venganza…
Te agitas, sufres, eres
Más que un motivo de palabras.

Sé tu dolor perenne,
Sé tu ansiedad humana,
Sé cómo largos siglos de ergástula te han hecho
Una conciencia acrática.

Me hablas de Marx, del Kuo Ming Tang, de Lenin;


y en el deslumbramiento de Rusia libertada
vives un sueño ardiente de redención;

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palpitas, anhelas sueñas; lo puedes todo y sigues


tu oscura vida esclava”.

Quizá no sea un gran poema y no pase a la historia, pero nosotros estamos tratando
de armar un campo cultural. Estamos asistiendo a cuestiones muy interesantes. Vean, por
ejemplo, el uso de las palabras esdrújulas que funcionan en este texto creando un ritmo, son
como golpes. Además se puede ver una reivindicación del trabajo humano muy interesante.
Porque no es la máquina al margen del hombre, es el hombre y la máquina. Entonces
hemos visto un poema como “Tarde de campo” y un poema al taller mecánico, que son los
dos polos en los que se constituye la sociedad cubana.
Por hoy dejamos acá. Hasta la próxima.

Versión CEFyL

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