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Síntomas y diagnóstico
Los gases solubles como el cloro producen graves quemaduras en los ojos, la nariz, la garganta,
la tráquea y en las grandes vías aéreas. A menudo producen tos y sangre en el esputo
(hemoptisis), siendo también frecuentes las náuseas y el ahogo. Los gases menos solubles como
el dióxido de nitrógeno producen ahogo, en ocasiones grave, al cabo de 3 o 4 horas.
Una radiografía de tórax puede evidenciar si se ha producido edema pulmonar o bronquiolitis.
Pronóstico, prevención y tratamiento
La mayoría de las personas se recupera completamente de una exposición accidental a gases. La
complicación más grave es la infección pulmonar.
El mejor modo de prevenir la exposición es obrar con extrema cautela cuando se manipulan
gases y sustancias químicas.
En caso de un escape accidental, deben estar disponibles las máscaras de gas con su propia
provisión de aire. Los granjeros en los silos necesitan estar informados sobre el peligro de las
exposiciones a gases tóxicos.
El oxígeno es la base del tratamiento. Cuando la lesión pulmonar es grave, la persona puede
necesitar respiración artificial. Los fármacos que abren las vías aéreas, los líquidos por vía
intravenosa y los antibióticos pueden ser útiles. A menudo se prescriben corticosteroides como la
prednisona para reducir la inflamación de los pulmones.
Neumoconiosis benigna
Hay otras sustancias que, en algunas ocasiones, muestran alteraciones de los pulmones en las
radiografías. La siderosis resulta de la inhalación del óxido de hierro; la baritosis, de la inhalación
de bario y la estannosis, de la inhalación de partículas de estaño. Si bien estos polvos son
evidentes en una radiografía de tórax, no causan grandes reacciones en el pulmón, de modo que
las personas expuestas a ellos no manifiestan síntomas ni deterioro funcional.