Sei sulla pagina 1di 2

Bombita Rodríguez

Los medios de comunicación, en todas sus formas, son herramientas de educación y


contribuyen a instalar y promover debates en las instituciones y en la sociedad en general. Los
estilos y las formas son diferentes, pero es imposible pensar hoy en la discusión de ideas sin
contar con el escenario y con los recursos que brinda la comunicación.

Por Adrián Viale


Volvió Capusotto. Y con él, el que probablemente sea su personaje más entrañable: Bombita
Rodríguez. Bombita Rodríguez, el Palito Ortega montonero, hace reír, y mucho, en cada una de
sus presentaciones. ¿Por qué nos hace reír Bombita? Es una pregunta que comencé a
hacerme desde que lo vi por primera vez, cantando “Burgueses, atrás, atrás” y “Armas para el
pueblo, armas para el pueblo ya”. ¿Por qué Bombita hace reír? Bombita habla de la clase
obrera, habla de la liberación nacional, habla de los explotadores y los explotados, habla de los
burgueses y los proletarios, habla de la cultura popular, de la educación de las masas, del
socialismo. Evidentemente esto nos hace reír. ¿Por qué? ¿Por qué en la década del ’70 estas
cosas no hacían reír? No sólo no hacían reír. Hubo gente que tomó tan en serio todo esto, que
llegó a vivir sólo para estas ideas, llegó a soportar torturas, llegó hasta a dar la vida (su propia
vida... la única que tenían) ¿Cómo pasó? ¿Por qué en la década del ’70 se decía clase obrera,
proletarios y burgueses, explotadores y explotados, liberación nacional, socialismo, y nadie se
reía?

¿Puede ser que la respuesta esté en los significados? ¿Qué significa hoy para nosotros la
clase obrera, el socialismo, los explotadores? Para ellos significaba algo manifiesto: era época
de certezas, de buenos y malos, de relaciones sociales evidentes y cristalinas. De un lado de la
sociedad, los explotadores; del otro, los explotados. De un lado de la sociedad el mal burgués;
del otro, el pobre proletario. De un lado del mundo el imperio; del otro, el país subordinado. La
verdad se imponía. Eran los tiempos de la explotación del hombre por el hombre. Eran los
tiempos en que la posibilidad de transformar la sociedad estaba al alcance de la mano. Sólo
había que reunirse y hacerlo ¿Cuándo se perdió la certeza? ¿Quién terminó con las
certidumbres? Contestar “el posmodernismo” es patear la pelota afuera. El posmodernismo no
es un hecho social que se impone. El posmodernismo somos nosotros mismos cuando
pensamos que las certidumbres han sido socavadas, cuando creemos que las relaciones
sociales se han vuelto opacas, cuando consideramos que la sociedad es incomprensible (e
intransformable). El posmodernismo es un espíritu de época, una aciaga derrota, una
resignación cobarde. No una verdad que se impone. La verdad está ahí afuera. Y sigue siendo
evidente. Explotadores y explotados, proletarios, imperio, educación, socialismo. ¿Meras
fórmulas vacías? Transformación de la sociedad. ¿Ridiculez anacrónica? La diferencia entre los
’70 y el presente no está en lo que las palabras significan. La diferencia está en nuestra
relación con los significados. Las palabras ya no denotan, para nosotros, una verdad objetiva.
¿Es mala la duda? Por supuesto que no. Lo malo es dudar de todo. Esta es una época en que
nadie puede tener verdades. Ni siquiera las obvias. Nuestra época fomenta la ambigüedad, el
equívoco, las complejidades y matices. La verdad no se dice. Esto puede verse en los medios.
Hoy, la única manera de transmitir ideología (o mejor diría, ideales) es ocultándola. Cualquiera
que grite a los cuatro vientos lo que piensa sólo provocará sonrisas. CNN o Canal 11 son
buenos, serios, mesurados: su ideología está oculta. La radio de las Madres de Plaza de Mayo
o Telesur son malos, ridículos, exagerados: su ideología se grita. Estos últimos no saben que
las verdades ahora son muchas, y cada cual elige la que quiere. No saben que hoy cualquier
verdad es buena.

¿Pero por qué Bombita hace reír? Una vez dijo Alejandro Dolina que el humor era poner una
cosa en un lugar que no le corresponde. Esta definición hace que todo anacronismo sea
potencialmente gracioso. Bombita es certero: sabe que hay explotadores y explotados, sabe
que si se quiere luchar por el socialismo hay que decirlo, sabe que para transformar una
sociedad es necesaria la educación popular, sabe que existe una lucha por la liberación de los
oprimidos. Bombita lo dice, sin medias tintas, como quien dice una verdad evidente. Como
quien dice “salió el sol”, Bombita dice “la clase obrera tiene que luchar por el socialismo”. En su
contexto, los ’70, Bombita se convierte en un personaje famoso, querido, estimado. En nuestra
época, plagada de cinismo e hipocresía, en nuestra época de verdades a medias, de
ambigüedades, de dudas, la verborragia certera y contundente de Bombita mueve a risa. Es
anacrónica. Fuera de época. Para Bombita las relaciones sociales son evidentes. Nosotros
preferimos ignorarlas. Canciones con ideología, verdades irrefutables... Esperanza. Bombita
nos hace reír. Y mucho. Lamentablemente.

Potrebbero piacerti anche