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La historiografia del siglo XX Desde la objetividad cientifica al desaffo posmoderno Georg G. lggers Traduccién, edici6n y presentacién de Ivin Jaksié FONDO DE CULTURA ECONGMICA Dic nud pee nga etl ae n,BCE Ce, 2012 ‘ST stn dl lo Desde cba cia st reemdin?Se aT sn tn EXtinsesscos ‘St Ms elo ogee ee © Vindatua pect Gobi Co RE, eng eae ‘nuhrisenscut on 20 abana af conge 1953 ‘Sus: Gonthccumenen 30h nhc hei Encmtonen Vergo Seo eae fond Se Cars een ches Se prot produit pa de ea tein! se psa Epona ecu onn cncsencvo ac cae INDICE Presentacion, Prefacio y agradecimientos Introduccion [LA PRIMERA FASE! EL SURGIMIENTO DE LA HISTORIA 1, EU historicisme clisico como modelo de snvestigacién histérica 2. Lactate det historiciamo clisico 3. La historia econémica y social en Alemania y Jos iniclos de la sociologia histseica 4, Las tradiciones estadounidenses de historia social [LA FASE INFERMEDIA: EL DESABO DE LAS CIENCIAS SOCIALIS 5. Francia: Ia escuela de fos Avalos 6. ‘Teoria exitica ¢ historia social: a “ciencia social Dist6viear en la Republica Federal de Alemania 2 La ciencia historia marxista desde el matcrialismo histbrico a la antropologia critica 7 19 7 on 68 75 as a7 109 129 capfruto 5 FRANCIA: LA ESCUELA DE LOS ANNALES “Anmales la escuela francesa de historiadores que se congregs fen tomo a la revista Annales, ocupa un lugar distinguida en 1s historiografia del siglo XX. Por una parte, sus representat tes comparten la confianza de otros historiadores, también in- linados hacia las ciencias sociale, en cuanto Ia postblidad de realizar un estudio cientifico de la historia; por otra parte, ‘estén conscientes de los limites de tal enfoque. Enel curso de ‘mas de ocho décadas, han cambiado profundamente sus con- ‘cepciones en tomo a qué constituye y quién hace Ia historia, ian offecido un concepto de tempo histérico muy diferente al que sostena la mayor de los historiadores en los siglos XI 1y XX. Practicamente todo los historiadores desde Ranke, Marx Y Weber, y después de ellos ls historadores norteamericanos 4e orientacién clentiico-social, habian concebido a la historia como desenvolviéndose a tavés de un tempo unldimensional que tba desde el pasado hasta el fututo, Los histariadones de los “Annales cambjiaron radicalmente este concepto al enfalzat Ia ‘elaividad y la muluplicidad de niveles que hay en el tempo. Los historiadores de los Annales han insistido en que no ropresentan tna “escuela! aunque se Tos ha identificado como ‘miembeos de tl, sino més bien una actitud caracterizada por Ia apertura hacia los nuevos métodos y enfoques en la inves- tigacién histonica En muchos sentidos esto es verdad. Las “ge ee ne 1 tn Sa es 87 ppublicaciones de sus mlembros rellojan intereses y enfoques| ‘muy diferentes. Ademas, no han formulado wma teorfa 9 floso- fia explicita de la historia; de hecho, para ellos la investigacion siempre ha sido m4s importante que la reflexion teérica. Sin embargo, sus textos histéricos demuestran que si parten de erios supuestoste6ricos ‘A pesar de insistir en que no se trata de una escuela, desde fines de I Segunda Guera Mundial los snales han tenido wna firme base institucional. Y a pesar de algunos cambios funda- ‘mentales a lo largo del tiempo, hen habido continsidades en fl Tenguaje usado y en los conceptos que han empleado des- {de los primeros trabajos de sus fundadores, Lucien Febvre y Marc Bloch? Las discusiones en tomo a los métodos que a par- ‘ire 1900 ruvieron lngar en la revista de Henri Berr, Reowe de ‘ynihése historique, mencionadas atteriomente, son parte de la ‘prehistora de los Annales EI bro de Lucien Febvre acerca del Franco Condado, también mencionado anterlormente, demues- tea una Wansicdn hacla una nueva forma de clenciahistérica Tn ell las entidades que hasta ese momento habian jagado un papel tan importante ~el Estado, como también la economia, la religidn, el derecho, la tteraruray las artes~ perdleron su auto- nomi y pasaron a ser parte de una amplisima cultura La cultu- raya no era entendida como el dominio privlegiado, intelectual ¥ estético de la elite, sino mas bien como la manera en que una ppoblacién entera experimentaba y vivia la vida. Lacien Febvre y especialmente Mare Bloch, quienes esta- ‘daron en Leipzig y Berlin entre 1908 y 1909, siguleron cerca ‘pamente el trabajo que se realizaba entonces en historia socal yy econémica en Alemania. Existen paralelos entre el fibro de “aren aca, 1976 Ande Burge, The Aves Shokan allo ‘Hisoyihacs 2009, Sohne Bsc eas Is ogra de Carol ile, Mire Mack (Cambdge, 1969), ich Rall. Bn HSriey tm 20 far Mare loch (Grr ar an, 1955) 88 Febvre sobre el Franco Condado y el de Lamprecht sobre la historia econémica del valle de la Moselle en la Edad Media, aunque probablemente no tna lnfluencis directa, Mientras ‘que la historia social y econémiea en Alemania se enfocaba fen aspectos administrativos y constitucionales, Lamprecht ¥ Febvre se ocupaban de los cereanos lazos entre las estructaras sociales, econdmicasy politias,y de los patrones de pensamien- tw y conducta en una regidn geogratica y cultural especifica Los imtereses de Febvre reflejaban tin entrenamienta diferente al de la mayoxa de fos historiadores germanos. En Alemanis, dels 141 catedeiticos de historia que se desempetaban entte 1850 4 1900, 87 habla estudiado flologia como su segunda campo, y de ellos 72 se habian especializado en flologiclisi- a; 23 habian estudiado teologiao ilosofia.ys6lo 10 economia y 12 geografia. En Francia, en contaste la geografia era una parte integral de la agrégation, ef examen requerido para fa ca- rrera tniverstaia? Ademés, la orientacin de la geografa, que habia surgido en Francia como disciplina academia a fines del ‘siglo XIX bao la drecei6n de Paul Vidal de la Blache (quien a- bia sido profundamente tnfluldo por Carl Rater y la tradicion alemana de geografis), era fandamentalmente histérica y cul- ‘ural La géagraphie humaine de Vidal de la Blache, que evita- ba el determinismo geogrifico de su contemporineo Friedrich Ratzel en Alemania influyé profundamente en toda la trad ‘én de historiadores de los Avmales desde Febvre en adelante. ‘Adomas de la geograia, estaba presente el enfoque sociolé- §ico de Durkheim, interpretado para los historiadores de los “Annales par quien fue su pupilo, Francois Simiand, Durkheim, por una parte, queria transformar la sociofogia en una len ia estricta, lo que para Stmiand implicaba st formulacién en 2 via tute, Righal “Hiariksionirorenen tm. Spanmungseld centers coon Behn Tihpre ean mene Satine terpenes SS veges Femplves Hatch 2anceip 1 Go50y oe 89. deminos matemitcos* Por ota concen, pra como Contencacolectiva era pa Durkim ol tema cetal de Ia tones dea soled, pal alas norma, las costes Yl velign can clmentos importantes. La scepacoa de 0 tos efor etd enon ean eases ne In geogala a econo y a anropologia en a historog Thances on Cota coe fal el Hatado, la adil ttecldny is fsoprdencia ona twain ale que inca [hax Wher Bh ete sentido la gran imponanla que Febwre 9 Bloch ctrgaban a ln ents andlnas rena entend- bie, como tambien Ia sencon que Te petaron ls sopects de experiencia y sentient que eran parte dela ental cofecta que coos el ede senion paral atopologia fever ae bcs intlctas de os Annes fucron sabes por Tine Bloc macho antes de que ra a eva. Tire de fee, Php te la Ponce Coté (1911) yo Mave Roc, for ret tnnatrgo (1924) sel ae {Seas de cura dels reyes Hancenes o ingites one bad Medi pareceron con sciriocdad ala apa de aera 1929 fate tambien ene caso dl ro de et, Martin Tat: in desing En nga momento, a eva Annaler prem tna doce dogaicimnent deinide, Deane do en pane su nombre de Ik Verilachrif far Sota ned Wcafgecict a niga y tis my rexptada era taal campo, In moves vets fe hata Hac eign {e annie dhe eonomipue et sce t0 e desde {i omeaco se comet a etic cont nny frente ala + range Simian “Méthode Mrtorquec slencer sole; Reawe de ‘Milan Feore Mate Leen destin Méco DE, 1236. Viereiahrchrif.? A pair de 1946, el titulo fue reemplazadon por Arnaies. Economies. Socetés,Ciilcations, para destacat isis enféticamente su carscterinterdisciplinanio. Para los historiado- res de los Annales la historia ocupaba un lugar entre las clen- ‘las dedicadas al hombre, pero de una manera diferent alaque ‘earacterizaba al historcismo clisico, Mientras que este timo Inabia elevado al Estado al nivel de une institucion primordial, a 1a que estaban subordinados todos los dems aspectos de Ia so edad y Ia cultura, los historiadores de los Amat elitninaron, las fronteras entre las disiplinas adicionales para integrarlas Alas "cencias del hombre" (sciences de Homme). El plival fixe uusado intencionalmente, para ast enfatizar la plualidad de las ciencias. Los Annales al no seguir los modelos proporcionados por los pronunciamientos dogmatic, fragmentariamente en el ‘caso de Ranke y sistematicamente en el de Droysen.*no fox Jaron una teora de Ia historia 0 de la historiogrfia, ni siqulera en Apologia pant la historia o lofi del hstoriader® de Bloch “las notas que redacté en el frente en 1940. 11 propésito de los Annales, como explicaron Bloch y Febvre en la introcuceion del primer niimero de fa revista, era proporcionar un fora para las ‘nuevas tendencias y los nuevos enfoques.° 7 tn una cata l istrador hold Jan Hung, Seca 2 de oe tutrede 955, Lices Fetes cxpcd qe lot Jone haan sues liar del Vrtemcbr gas t habit tancoemado en waa fovea ‘tlusvament lana, on ua enogue sbre a Mato socal muy die. ‘tga os arate Vern fags, got 2 es un bo bee Droaen en ings ee de Robert Souter Dec tema socal ea analizado a partir de Ias formas en que se expe saba tanto en las acttudes como en las mentalidades. Philippe ‘rigs, en su Enfant et la vie familial (1960) y en Bl homtbve ‘ante la muerte (1977)> explo la historia de las mentalidades ‘ena edad moderna temprana,utllizando fuentes literary at- ‘sticas. As, una historia de las mentalidades fue impulstda por fo bistoriadores de la tercera generacién de los Anates,prin- - ‘diana en el contexto de estructuras poliicas,aspectos ator tarios del Imperio alemén,y el temor de las clases establecias ante Ia amenaza politica y cultural a los valores y moralidad, ‘dominantes. A continuacion, se ocupe de las biogyallas indive ‘uales de los minerose intenta econstmuir sus suedos y espe ranaas.A veces ocurre que la adquiscién de simples articulos de vests y calzado otorgan un sentido de estatus ¥ prestigio. ‘Asi, el “honor” en el sentido de Weber, o el capital simbdlic’, fen el de Rourdiew, acupa su hugar en Ia autodefinicién de hom. ‘bres modestos cuyo sentido de dignidad se encuentra constan- ‘temente amenazado, Utlizo el término “hombres” porgue en ‘el mundo descrito por Briggemeier fos hombres constituyen Ia tnmensa mayoria de la fuerza de trabajo, Las mujeres que se encuentran en el trasfondo som parte del edlculo econémico de Jos empleadores. llas proporcionan el alpjamiento barato para los allegados sin na remuneracion signiiativa por el traba- jo involucrado, Estas biografias proporcionan una dimensién Iumana a lo que de ota manera sera un destino colectvo € ‘impersonal. ¥ proporcionan ademas el mpulso para la historia ‘oral, como es el caso de Lutz Niethammer y sus colegas, quie- znes Hevaron a cabo enttevistas cualiativas a los trabajadores| {ya sus exposas que vivian en la region minera del Rubr en la ‘década de 19307 Lo realmente importante en estas entrevistas 1 es tanto la reconstruccin de To que Fe, sino o que la gente recordaba, No importaba tanto que estos recuerdos fueran co- rector ono; més bien lo era la forma en ue estos hombres ¥ mujeres experimentaban sus pasados. > ee etme nd Saat tet soso St ee ttn ens ea es wae SC Soa ag a 123 La sisrontoonania De so.2 32, El trinsito desde la historia de los movimnientos obreros ala ‘historia social del wabajo con un énfass en las expesiencias de ‘ida no se restringe ala investigacion alemana occidental. Re- flejatendencias generales en la historia socal no sélo en otras partes de Occidente sino también en los patses llamados socla- listas, en donde este tito fue mas lento. Enel Este socialisa, paradojicamente, la historia de trabajo tendié al elitsmo por ser esceita desde el punto de vista de los movimientos obreros forganizados o de los partidos socialdemécrata y, después de 1917, comunista. Un ejemplo se encuentra en Ia historia del ‘movimiento obrero aleman publicada en ocho tomes en Berlin {el Este en 1966.” Pero inckaso en la Alemania del Este, hacia la década de 1970, los historiadores estaban conscientes de la necesidad de prestar mas atencién a la vida cotidiana de los ‘rabsjadores, En 1981, Jorgen Kuczynski Ianzé los cinco tomos: de su Geschichte des Alllags des Deutschen Volles 1600-1945 (Gistoria de la vida cotidiana del pueblo alemaén, 1600-1945)" con un llamado a los historiadoces marsstas para que apren- fieran de la historia social de los histoiadores no soctaistas de Occidente, Partiendo de los Conceptos marxistascliscos de Clase, Hartmut Zab publicé en 1978 un estudio sobre la for ‘macién de! proletariado en Leipaig, que examinaha el modo en {que el proceso de industeializacion y de formacton de clases se ‘manifestaba en las elaciones interpersonales como los 1azos tate Marrs Lenten del Coe Conte a ao Oe iidad Sota, omor erin 1969) = Sefurgen Rucayass, Cuchi der Altags der Deuce Yoke, 1600- 174s cn, 901-1988) na cui ob ahs soil er Rep 125 Bcmosste Alnans en teade de 18 ax encuentra cn Core Ign, ody Maras Htrigrapy on reformation: East Gear Sta ‘itor inte 1980 (Sucve York 99), epecamenc awed. tome cle enuayosexcon elem de tea par en goad ‘Se tpea,ycomtens tne telecon de Innes Be Kayne 8 ‘ants 124 faxniiares y las amistades, y tambien en la conciencia social” En una seccion particularmente interesante, que wtiizaba ma. ‘esiales biogréficos provenientes de los archivos personales de los wabajadores y de datos vitales obtenidos en las oficinas de ‘estadisticas, Kucaynshi analiz6 la solecoiin de padeinos entre los trabajadores. ara mediados dela década de 1980, un grupo de etndgrafos de Alemania del Este inil6 una colaboracion con ‘estudlosos de Austiay de la Alemania occidental para escribir sobre ef uso del tlempo libre entre los trabajadores berineses de comienzos del siglo XX ‘Una varlante austriaca de la clencia socal hist6rica critica se encuenta en la obra de Michael Mitteraucr(y sus colegas) Juego de ser contaatado por la Universidad de Viena en 1971 ‘como profesor de historia social y econdmica. En la linea de la Escuela de Bielefeld, Mitterauer y sus colegas han combinado elestudio de las estructuras sociales y de los procesos sociales con Ios de la cultura y los patrones de vida. Hay una mayor ‘concentracién en la familia, la sexualidad y la adolescencia en- tae sus obras que en las de sus colegas en Alemania, Al mismo ‘empo, hacen un uso bastante mas extensivo de los métodos ccuantitatives y muestran tuna mayor apertura respecto de los studios ingleses yfranceses en el rea de demografiahistorica y reconstitieién familiar Pero mientras que en Inglaterra los fextudios del Grupo de Cambridge para el Tstudio de la Pobla~ ‘si6n y a Estructura Socal, y los del efrculo de demdgrafos his- tricos alrededor de Louis Henry en Feancia, se han concentra- do en las sociedades premodernas y preindustiales, el grupo {de Viena se ha dedicado mis intensamente ala historia de la familia y a los problemas de la pubertad y la adolescencia en soctedades que experimentan un proceso de industializacin racinut Zoabe, Zar Konsiniering des Proltarias als Kasse Sruktrtracinngen aber das Lager Troceret shred er ‘acai Resolution ein, 157) 125 y modemizacin. Una importancia considerable ha sido otor {gada a Ta historia oral y a la reconstruceién de las biografias ‘ndividuales "= El desarrollo de la historia de los wabajadores tiene algunos ppralelos con la historia de las mujeres. Esta ditima historia también empez6, en Gran Bretafia, Estados Unidos, Francia, Alemania y otros paises, a comlenzos del siglo XX, como la his- totia del movimiento onganizado de mujeres y feecuentemente sobre temas especificos como et suftagio. En las décadas de 1960 y 1970 se podia constatar una concentracion en el papel de las mujeres en el proceso de indastrializacion, Gradualaen- te, se prest6 mayor atencién a los aspectos mis existenciales de 1a vida de las mujeres. Est ikimo, como discutiremos después, ‘ha requerido una reconsideracién de los conceptos y métodos de las ciencias sociales?” Un ejemplo interesante del intento de combinar los conceptos ¥ mécodos de las clencias sociales historicas con el anise ce las expesieniciasvitales de mujeres Individuales es el estudio de Dorothee Wieting, publicado en 1987, sobre el servicio domésico en los hogares alemanes de clase media, en las ciudades més grandes, acomienzos del siglo XX" En esa obra, la profesién de empleada domestica es vista ‘como un fendmeno de la sociedad que experimenta los cam- bios relacionados con la industralizacién y Ia modernizacion, ‘Ea esta transicion, las empleadas domesticas jugaron un papel Jmportante en la formacién de un estilo "burgués” de vida; sia «lls, tal estilo no habria sido posible. Aleismo tempo, las em- pleadas domésticas adoptaron valores de la clase media y los ‘ansmitieron a ls clase obrera al interior de la cual comtraan % Vase Georg G: igs, Maentt Hitvography i Transformation ‘ene Orton in st Corman Hoy ate forks 19) 7 ee. Jos" W Seat "Womers wor en Peer Burks, Noe ‘Pepectves on torial Wri sate Clog Ten, 1991), 4266 “Betta RBowotaee ts ed Loaner tng Maden iene 126 matrimonio, El estudio de Wierling descansa en una enorme base de datos cuanttaivos; sin embargo, al utilizar material autoblogrifico, como también cartas y, alli donde fue postble, ‘entievistas orales, la histriadora bused reconstrue los aspec- {os cualitativos de situaciones reales experimentadas y recor dadas por las empleadas domésticas. Asi el estadio pertencce fla tradicin alemana de ciencia socal histérca y al mismo tempo va mas alld de ella 127 carfruto 7 LA CIENCIA HISTORICA MARXISTA DESDE EL MATERIALISMO HISTORICO ALA ANTROPOLOGIA CRITICA Lahistoriogratia marxistay el pensamento marxistaen general hhan perdido gran parte de su credbiidad y prestigio luego del colapso de ia Unisn Soviética y de sus Estados satéites en Euro adel Este, que se consideraban a sf mismos come fa encama- ion de las ideas marsistas 0 marzistasSeninistas. Sin embargo, a medida en que estos eventos fueron resporsables de la cxsis del pensamiento marxista no debe exageraese. La ilosofia mar ita oficial de los partidos comunlstas internacionales estaba Adesacreditada descle mucho tiempo antes dal colapeo, Debe- mos distinguir entee esta manifestacin del marsismo y el pen- samiento marsista tal como se desarrolisindependientemente de las restricciones panidistas mas alld de bloque sovietco. St Dien el llamado marsismo occidental también experiment6 luna crisis, especialmente luego de las rebeliones estudiantiles de la década de 1960, las razones de esta crisis fueron muy di ferentes. Las ideas marxistas conubuyeron a na critica, tanto ‘do las sociedades capitalistas modernas como de la cultura mo- ema, que fue considereda seriamente por un ampli cxpectro dle opinion. Empero, este marsismo crtico también pecdié gran parte de su crediblidad porque los supuestos en los que se Dasaba estaban demasiado arraigados en el siglo XIX para res- ponder alas inquictudes de la era postindustria. No por ello debemos subestimar los aportes del marxismo {la ciencia histénca modema, Sin Marx, una buena parte de 129 Ja teoria moderna de Ia ciencla social, que se definié en opo- eign a Mare, como también a Ta obra de Max Weber, seria Jmpensable: No dehemos ver al marxismo, sin embargo, como tun movimiento unitarlo, sto se observa en las ensenanzas de Mare y Engels, seguidas por un siglo y medio de interpreta- clones respecto de sus escrtos. Y, como veremos, la doctina ‘misma de Marx esta repleta de ambivalencias y ambigueda- des, Mane era tun pensaclor may dogmstico, pero de ninguna ‘manera sistematica 0 consistente. Por ello es que operaba con ddos conceptos de cienci tan diferentes ente sf que ni él ni sus seguidores pudieron conciiar. Una de estas perspectivas sobre Ja clencia era esencialmente positivist, compartiendo varios de los supuiestos del periodo que va desde aproximadamente 1850 a 1890, y que es muy mecanicista en su concepcién de la realidad, Dos conceptos evan fundamentales paca esta pers- pectiva: 1) que el condcimiento cientifico objetivo es posible y 2) que el conocimiento clentifico se express en declaraciones {generales respecto de las leyes que gobiernan a los fenéme- thos. En cuanto ala historia esto significabs que para obtener clrango de ciencia debs descubrir y formulas leyes de desa- trollehistorca, Marx diferia en este sentido de los postivistas ‘como Thomas Henry Buckle e Fipélito Taine al concebir como fuente principal de un desarrollo hist6xico regido por leyes iscetnibles al conficto social proveniente de fa desigualdad ‘econsilcs, Hl motor principal dates de la historia no era el ‘mundo de las ideas sino las fuerzas productivas, como Marx Jo fexptes6 concisamente en el prefacio de su Una contibuetim a Iacrtia de la econota politica Estas fuerza, en el curso de an Robert C TWekey, ed, The Mareagels Read, segunda edcion (sucea York, 1970), 5-6 Sobre as dlscuntones racemes en torao le (Soiinusta de histor vent Claas Wrkham, es Maree on™ Selinger he uch at Cena Ont, 0) Pal Bn, Baie andaton, Mam at he Mgt” On National, Bay and [Nowivetom” Socios (Chiago, 2010) Sobre a) marsimo” bees 130 su desarrollo, entraban en conflicto con las condiciones socta- Jes que ella mismas habian creado y en conten de las cuales se rebelaban cada vez que se tansformaban en un obstéculo para el completo desenvolvimlento de las fuetzas productivas CCon la misma inevitabilidad de una ley de la naturaleza, la hu- manidad era impulsada desde las condiciones primitivas del ‘comunismo originario de una sociedad ndmada de cazadores, pasando por los estadios de Ia antigdedad, el feudalismo y la formacién social burguess, hasta una sociedad comunista en la {que se superaban fos antagonismos inherentes en todas les so ‘edades anteriores. Es significative que para Marx. como para la mayorta de sus contemporineos, el progreso de la human dad se centrabs en el mando occidental, queer el nico ding ‘mico, mientras que Asia y Afsica (y en esto estaba de acuerdo, ‘con Hegel) eran mundos estos, sta perspectiva de Ta Ciencia y de la historia se encontraba rofundamente arvaigada en las corvientes principales del pen- ssmiento occidental en el siglo XIX, dferenciindose de estas slo en sus propésitos revohicionarios. Durante toda su vida, sin embargo, Marx tuvo también una concepcién muy diferen te de la realidad y del conocimiento, que leg a jugar un papel ‘muy importante en la istoriograia yen el pensamiento mar- xista del siglo XX, especialmente ms allé del blogue sovitico. i término “dialectica’, que se usa con frecuencia para refetise 1 esta concepcién altemauva, debe ser uiizado con culda- do puesto que también contiene una contradiccién interna Por tna parte, la daléctca repudia Ia nocién positvista de la preponderancia del mundo fenoménico en la cfenci, porque Sega ee eo Remar Aopen cleared ae Baten oie ctor eee ones Seas ose meray, wean World: Reflections om Mars and Marxism (Londees, 20). a 131 sostiene que todas fas manifestaciones visibles son problema- ticas y deben ser entendidas en el contexto mis amplio de las faeraas en conflicto. Durante la fase juveni! de Marx en 1844, ‘como también en el Grandrisse de 1857-58 y en el primer cap ‘lo del tomo del Das Kapital de 1867, eneralmente conside- ‘ado como una expresién del Marxmas maduro, se cuestona el ssupuesto dela economia politica clésica segin el cual el mun- ode la economia puede entenderse en términos dela fuerzas feconémicas que en él operan, exige que se las mida a partir de las necesidades humanas. Lejos de plantear la preponderan- ‘da de las fuerzas materiales generalmente asociadas con su Imaterialiemo histérico, esta perspectiva dialéctica, a pesar del slecurso materialista de Marz, repudia ef concepto que pone a las fuereas materiales por sobre las humanas. De aqui proviene |i nocion de trabajo enajenado presente en los manuscritos de 18440 y la observacidn de Marx en Das Kapital de que la eco- noma politics del capital pertenece aun estado dela sociedad fen que el proceso de produccion controla al hombee en lugar de ser controlado por este"® A partir de Sdcrates, la daléctica ‘conto método files6fico ha sido una forma de razonamiento {que procede apuntando alas contradicciones intinsecas de wn argomento, forzando de esta manera una reformulacion, para ego examinar las contradicciones de esta nueva formulacién. El método dialético proporciona as la base de Ia teoriaexitica {que examina las ixacionalidades, en este caso las violaciones {dela dignidadl humana, que forman parte de toda formacion social. Pero, por otra paste, Marx fusiona su exftica del post ‘smo con sti concepcién esencialmente postivista sobre un proceso gobemado porleyes, en que la dialética adquiere una forma mateialista que conduce ala consumacién de la historia cn una sociedad comunista. eat are Cpe rg of Polite Boman (Suave York, 1967, tome 8 132 sta percepcion dogmatica y esencialmente positivista de la disléctica proporcion6 la base de Ia dactrina marxsta, mas Dien marssta-leninista, oficial de fos partidos comunisas est becidos, nto dentro como fuera del bloque sovietico, Hi le- ninismo introdujo un elemento nuevo en Ta doctrina marxista ‘que no estaba presente en los eseritos de Marx. Este suponia {que ta direcciOn general del proceso histrico ya estaba de Anida, aunque su forma concreta estaria determinada por la accion politica, saliendo asf de la esfera de Ia libertad. No obs- tame, las revoluciones ocurrian solamente después de que el desarrollo histéxico habia preparado el camino. En palabras de ‘Marx, no hay orden social que perezca antes de que todas las fueezas productivas para la cuales hay expacio en él se hayan desarrollado"* Lenin modificd esta nocién mediante un vor fntasismo que enfatizaba la centalidad del partido, De aqui la subordinacion de la investigacion historica alas estrategias ‘cambiantes del partido, Debemos preocuparnos de no dar una imagen demasiado slmplista de los estudios historicos en la Uni Sovitica y en e! Dloque de patses del Este. Todos ios Estados bajo el control so- etico eran dictadueas que ejercian un alto nivel de control so- bre la escrtura ya ensenanza dela historia pa utlizarlas con fines politicos. Pero también habia diferencias considerables ‘nite fos Estados incorporacios en este sistema, como asimismo al interior de los Estados individuales, La doctrina oficial eca 1 marxismo-leninismo, cuya parte central era el materiaismo historico y dialéctco con su concepcién de la hicha de clases y {det reemplazo de una formacion social por otra mas avanzada. ‘En todos Tos paises de la esfera sovidtica, ef comité cental del partido y los congresos del partido estblectan los lineatnientos para los estudios histéricos. Dentzo de este eequema, sin em Dargo, habia un diversidad considerable 9 Dal Preface a Cue of Pll Economy en Tacks, § 133 Quizis podamos dstinguic ls éreas de estudio histrico en donde los comtoles fdeologicos funcionaban de manera dife- ‘rente, Para el partido, la historiografia ideal estaba muy lejos de Ta petspectiva de Marx sobre Ia sociedad y la historia y en su ugar preferia aquella que cumplira con sus intereses politicos covunturaies. Especimente en el area de historia contempo- tines, es decir, la historia del paride desde 1917 y el conflicto tire la Union Soviticay los Estado capitalist, el interés in ‘mediato era polémico y oportanista més que cienfico: atacar ‘oda forma de desviacion politica. En un segundo nivel maceo- histrico, la raseologia y ef esqueta histérico marxista fueron {mpuestos alos procesos histéicos; el anslsis en términos del conflict de clases fue tambien exigido para la reconstraccién {de las cise 0 scesos revolucionarios especicos. No obstante, ‘mientras mas apartado estuviera el tema de investigacion histé- rica de las temsticas concretas de la politica presente, mayor era la libertad del historiador, especialmente en as areas de histo- fa clisia, bzantina y medieval, y también, como veremos, a las de historia social y cultura. Es certo que las tas de Mars, Engels y Lenin, y de Stalin antes de 1956, eran obligadas, pero ‘eran wtiizadas superficialmente y no de manera central en la {nvestigacion basada en el examen cuidadoso de los archivos. ‘Una debiidad de mucha, pero mo de toda esa investigation, era {que se lataba con freewencia a una acumulacion de datos lativannente carentes de reflexién. Si por tna parte lat obras de sinteis acusaban ef impacto de teorias grandiosas pero fll ‘das, por otra Ins investigaciones de archivo carecian de la con- sideraciin y sofisticacion tedrica que Te dita un valor més alla {el anticuario, Aun asi, dentzo de este contexto restringido se Iev6 a cabo wn tvabaje serio y creat, aunque con mayor di ficultad en Ia Unidn Sovietica que en la Alemania del Este ya © Vinse Georg. lege, Maret Mitrigrephy fe Trosformation ‘espectinene is barodaccon, 137 aman el eqaleado 7 comple 134 ec cxbtes enontca warsaita {que el contol estrcto se combinaba con wn grado inusitado de ddocidad por parte de los historiadozes. En Polonia, después {de 1956, el ano del discurso de Nikita Krashchov ante el vest teavo congreso del Partido Comunista en la Union Sovietica, ‘como también de las manifestaciones de Poznan en Polonia, los historiadores lograron desembarazarse en gran medida de los ineamientos ideologicos. Solo cuando sus estudios tocaban agin tema de imtenés iamediato para el partido, o de las rela- ciones con la Unién Sovidtics, como por efemplo la masacre de Katyn, se imponia una censuea estrcta, Antes de la guerra ha- bia surgido una escuela de historadores ecansmicos y sociales cuyos representantes mis destacados eran Franciszek Bujak y Jan RutkowsWi, quienes habian tenido un contacto estrecho ‘con Bloch y Febvre, En 1926 se fund6 una revista con orienta ‘ones muy similares a las de los Annales d'histoire économique sociale, fandada wes anos después y con wn til similar, Rocznike Deiejow Spolecenyck { Gospadarcych (Anales de is- toria social y econémica) En 1956, estos intereses en historia econémica y social en la tadicién de Bujaley Rutkovsa fueron, retomades y los contactos con los Avmales fueron reanudados. Hubo algunas éreas en que los enfoques marxistas y de los Annales eran muy compatibles. De alll que la investigacion ‘ealizada en el nuevo Instituto pars la Historia de la Cultura ‘Material en Polonia fuera afin al interés de los Ariales por la ‘auluira popular. La obra de Witold Kula, Terda econdniea del sistema feudal fue ripidamente traducido al frances con tna Introduccién de Femand Braudel. Los historiadores polacos ‘examen de Andreas Dorpalen de los estudios hindricos en la Repabiica BemeciticAlemans, Comma Huse tn Mart Tonpectee Te Eat ‘Conan apron (Det 985), Vat Gao Gai Ne Diets i rope Hatrogay ree men cca so aa para totter abe ede 135 ‘contebutan frectientemente en las paginas de los Annales. En ‘50 obra Las medidas 9 las hombres Kala explor el significa {do simbolico de las pesas a lo largo de la historia occidental Jerzy Topolski, en ou revista Studia Metadologiczne y en la pu Dicacin en inglés Poznan Studies inthe Soctal Sciences, nics tun disioge con los historadores no marxistas sobre ternas de teoria y métodos, La historiografia en Hungria siguio Lineas semejantes. En Checoslovaquia, Ios intentos de reanudar los Contactos con la investigacién histrica fotemactonal fueron Seriamente restringidos luego de la invasion soviétca de ese pais en 1968, Pera también aparecieron en la Unibn Soviet (2 trabajos importantes que no calzaban esticamente en los tstrechos confines de la flosofiay Ia teologia de la histovia ‘marxistas-Feninistas ortodoxas, Fl duradero aporte de Michal Bakhtin ala antropologia histérca y ala semidtica en Ia déca- ‘da de 1930 es un ejemplo de ello,” pero también es necesario hnotar que le vali una severa persecucion durante Ia época de Stalin. Otea ejempla que ya hemos mencionado es el aporte de ‘Aaron Gurevich en Mosc, tanto a través de su Las eateyorias de la cultura medieval en 1971* como en wabajos posterior, fon los que estabfeci6 las bases de una historia no marxista de las mentalldades en la Unién Sovitica, ‘A poaar de sa rigidex y esterlidad, la teorla marxista oficial podia plantear preguntas muy ensiquecedoras para la histovia social. Ya hemos mencionado el interés de los histoviadores del Dloque sovietico por los temas de la cultura material. Un pro- §yecto de gran escila en Alemania del Este, que empez6 a fines Ge la década de 1970, ealiz6 un estudio interdisciplinario muy ‘completo de la cultura de la planicte de Magdeburg durante los siglos XVIII y principios del XIX, un periodo de creciente ur- SRSA Rah fa eda Robe nt 90), So Ydse Ma eld, La cow popu tb ded Madi. on usin conte de Frets abs sai DF, 1293), ot Sgron Gurevich, The Caegore of Medical Cau (oson, 1989), 136 [Ls crencia masontca sata Dbanizacion y comercialzacton agrfcola® En su determinacton por proceder desde una base socal y econdmica alos aspectos decultura, alimentacién, moda, arquitecturafestivales, et, es tos estudio se asemejaban a los de los Annales en su basqeda de una histor totale de una tegi6n especific, El énfasis en la poblacion trabajadora por parte de la dactrina marssta debi festimular Ios estudios sobre la vida cotidiana de los obreros, pero al menos en Ia Unidn Soviética y en Alemania del ste, historia del wabajo no fue mas allé de una historia del movi lento obrero oxgantzado, de los socialdemdcratas hasta 1917, ¥¥ de los comunistas después de caa fecha, Una importante por- lén de esta histoxia era una historia politica sobre el papel del proletariado en situaciones revokucionarias especifias. Va pesar de las declaraciones al contrari, era generaimente un historia eitista elaborada desde arriba, Un buen ejemplo, ya ‘mencionado, es la histosa en ocho tomos de la clase obrera alemana publicada por ef comité central del Parte Socialista Unido en Alemania del Este en 1966, que identificaba con oF tgllo sus fuentes como los cléscos marxistas y “as resoluclo- nes del partido de Ia clase obreva y los discursos y ensayos de los funcionarios del movimiento obrero alemén” Fargen Ku- ‘czynski,el decano de los historladores econdmicos de Ia Ale- mania del Este, se quejaba en su historia de Ia vida cotidiana’* ide que Tos histoviadores marxistas no hablan logrado escribir luna historia de las experiencias cotidianas reales de la gente ‘comin, sugiriendo a sus colegas que buscaran modelos en In Iistoriogeafla occidental no marsista, paricularmente en la de los Annales 1 Vase ger, Marais Hatorigrapy ' Instat or Mansiomae tenis bea Zentromce der SED, Gackt dr deutschen arborea (erin, 196) somot 7 rug Rucsymae Cac ase fe dosh eee ee 8 93 vine a es Se ormaton 3-43 * 137 ‘Asi, para el momento del colapso del sistema soviético en 1989, varios historiadores en Europa del Este ¥ la Union So- ‘iduica estaban conscientes de las deficiencias dela teosia mar- isu-leninista ortodoxa. Sin embargo, un examen serio de la tuadicién marsisa desde una perspectiva marestay ala luz de Jas condiciones cambiantes de la vida y el pensamlento en el so 20s, se llev6 a cabo en Europa occidental es decir, fuera de Ja Uni6a Sovitica, Bs certo que resulta dificil a veces definiclo {que significa marxsmo en pafses en donde no es una ideolo- {Ga oflcal, Cuando hablamos en esta seccion de historiograia| ‘marxista nos referimos a historiadores que se consideraban & s{ mismes como marsstas,y @ quienes en algin momento w lotro, especialmente al comienzo de sus carreras, pertenecieron 4 los partidos comunistas. Fa Gran Bretana, por ejemplo, exis- 6 entre 1947 y 1956 un “Grupo de Histosiadores del Partido (Comunista’formalmente organizado al que pertenscian varios hnistoriadores de gran eminencia posterior como Maurice Dobb, Rodney Hilton, Chistopher Hil, Ee Hobsbawm y Edward P “Thompson.” Un segmento importante de los histeriadores ‘maexistas rompié con el Partido Comunista en 1956 por la in vvasion de Hungrla y después del discurso de Krushchov ante 1 Veinteavo Congreso del Partido Comunista Sovietico como Protesta ante Ias pricticas represivas de Ia Union Sovitica. No obstante, en algunos casos, como el de Thompson, los histo Gores que dejaron el partido continusron identifesnidose con. tans entiea mandsta de la sociedad. Enlos primeros afios después dela Segunda Guerra Mundial, las discusiones marsisas en el mundo occidental se reallzaron principalmente en el contexto de las concepciones marxistas ‘todos sobre el proceso histrico. De allf que Maurice Dabb 9% Vesse Harvey 1 Kaye, The Bh Marc stokes (Cambegs, 1964) Tama Es Hest, “The strats Group athe Communist ‘ang eh Covost, a ober and hr Canter Gonste, 178), 138 y Paul Sieezy se trenzaran en un debate a propsito de at Scion del feudalismo al capitalismo”® El asanto era si, como argumentaba Dobb, el feudalismo habia colapsado debido a ss proplas contradicciones econdmicas intemas 0 si, como sostenfa Sweezy el surgimiento del comercio constitu el fac tor extemo decisivo de su ealda. Debates paraicios se llevaron tla y ott paises. Por sf miemos estos debates dcberian haber sido de interés s6lo para un pequeio circulo de creyentes may comprometides, pero en realidad generaron tin considerable interés més alld de ese grupo, Las intexpretaciones mareistas ‘epresentaron un desafio para la historiografia no marista no tanto por razones politicas como por el hecho de que cuestio nnaban el modelo de historia tradicional enfocads en individuos ‘o sucess, y Hamaban a prestar mayor atencion al contexto y al ‘cambio social, Lo que interesaba a los historiadores no marxis- fas no era tanto las respuestas fecuentemente dogmaticas de los marxistas comprometidos, sino las preguntas que hacian. Por ello, la revista Past and Present, fundada por historiadores ‘maraistas brténicos en 1952 pero no sometidos al control del partido,* pronto pas a ser ‘un foro importante de discusiones fei historiadores marxistas y connotados no mansistas como “Lawrence Stone, T., Ashton, John Elliot y Geoffrey Elton, De- Dido a este amplio interés por la sociedad y ia cultura, Past ‘end Present comenz6 a ocupar un lugar en Gran Bretafa muy similar al de los Annales en Francia All se evaron a cabo las gandes controversias acesca de la criss de Ia arstocracia ¥ ‘l papel de las clases en la Revolucion Purltana, Discusiones paralelas que incluyeron a historiadocesfranceses, briténicos ¥ nnorteamericanos pueden abservarse en los estudios histéricos tans de ene desc se vd aca en i revs ctadunidefee mare Scout Bide Haye The Bri Mar istordons 16 139

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