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Rapsodia de Consideraciones Estéticas

Andrés Ponce de León Rosas

¿Por qué es tan difícil encontrar una verdadera combinación de pasión y de intelecto?
Mis héroes deben sentir, y sentir apasionadamente; pero también deben verlo todo, y más
que todo.
J. M. Keynes

Introducción.
Son pocas las disciplinas en las que conviven tan cercanamente el lenguaje formal y el
propiamente artístico; ello se debe a que entre los objetivos de un escrito que nace en el seno
de una ciencia no suele estar la especulación artística. La economía como ciencia, por el
objeto de su estudio, tiene la oportunidad de presentar una plataforma discursiva formal con
un alto contenido estético, con el único fin de sublimar lo que se nos presenta como
cotidiano, en este sentido Keynes dotó de un artepurismo literario a sus consideraciones
científicas y sólo por eso debería tener un lugar seguro en la historia de la ciencia
económica, pero además, es necesario decir, que el estilo y la forma no fueron en detrimento
de la validez de sus postulados; es un pensador universal.
Mi primera motivación para considerar a Keynes como un esteta del escrito económico fue
un poema que aparece en la Teoría General, dicho poema es primeramente un intento de
explicación alegórica para el ahorro, pero más profundamente, es una prueba de su alto
aprecio por lo artístico. En particular, la nota biográfica a propósito de Malthus goza de gran
belleza, efectivamente se trata de un escrito con pocos elementos de teoría económica pero
que la economía puede reclamar para si, no sólo porque revisa la vida de uno de los
economistas más influyentes o porque sostiene la tesis de que fue el primero en Cambridge,
escuela que ha dejado su huella en el pensamiento económico, sino porque la escribió
Keynes, El economista de Cambridge.
En este ensayo me propongo presentarle, sucintamente, mis consideraciones a la calidad
como prosista de Keynes, no desde una perspectiva general, sino a través de un objeto
representativo de su literatura: Robert Malthus: El Primero de los Economistas de
Cambridge.

Un texto, una prosa.


El inicio del texto en cuestión es singularmente relajado y divertido, al serio puede pasarle
desapercibido su carácter jocoso porque se presenta con una máscara de disertación
filológica o etimológica, pero no es otra cosa que juego de irreverencia prosódica: Malthus,
Mawtus, Malthous, Malthouse, Mauthus, Maltus, Maultous. Otra prueba de comicidad es el
hemistiquio con el que concluye la revelación del gusto maltusiano 1 por desposarse entre
primos: y el resultado es una extraordinaria complicación. Lo extraordinariamente
complicado es construir un oxímoron de tales dimensiones y a partir de un hecho tan penoso
sin la mínima sospecha de afrenta. Otra genial composición armónica de opuestos, y una
prueba más de humor, es cuando dice: la dorada mediocridad de una familia inglesa en
referencia a la novísima fortuna de los Malthus.
Si el tono es excelso y heterodoxo no lo es menos la estructura. La revisión genealógica de
Robert Malthus está edificada de tal manera que le permite a Keynes explayarse, y
1 En este caso maltusiano no es un adjetivo, sino una especie de genérico.
extenderse, en la vida de personajes fundamentales de la época de Malthus; J. J. Rousseau,
Hume, Wakefield, Coleridge … De esta manera lo que pudiera ser una nota biográfica
termina convirtiéndose en la breve descripción de una época.
En muchas ocasiones la prueba de la exquisitez es indirecta, su selección de citas me
recuerda una,2 aparecida en cierto artículo literario:
En mis trabajos, las citas son como ladrones apostados en el camino que atacan armados y
desposeen de sus convicciones al ocioso.
Supuestamente acuñada por Walter Benjamín y utilizada por Jorge Juanes, la frase anterior,
que además de celebridad, aporta la claridad necesaria para entender la costumbre de Keynes
de lanzarse al camino de la cita.
Mención aparte merecen sus figuras, tomemos, por ejemplo, la siguiente referencia al cuento
europeo: llamaron a la puerta de “The Rookery” dos hadas madrinas, Juan-Jacobo
Rousseau y David Hume. El lenguaje figurado se vuelve a manifestar en las siguientes
palabras:
Día tras día, en estas cartas, Malthus está hablando con una sensatez cuya fuerza escapa
por completo a la comprensión de Ricardo, que tiene su pensamiento puesto en las nubes.
Se ocupa de Ricardo y su supuesta teoricidad, breve y contundentemente; suponiéndolo en
las nubes.
Son diversas las justificaciones para que alguien se atreva a juzgar el arte, la más frecuente
de ellas es el titulo de perito que se le concede a algunos personajes, en mi caso esa no puede
ser la razón, de hecho estas consideraciones no fueron juicios sino la exposición de una
experiencia personalísima.
Epílogo
Me pareció conveniente que un texto de carácter especulativo (la especulación central es que
la prosa keynesiana es un hecho artístico, suposición esencialmente controvertible) como
este, terminara con una especulación mayúscula: que Coleridge y Malthus, contemporáneos
en Cambridge y cuyos encuentros y desencuentros son narrados por Keynes, tienen en
común el hecho de que sus ideas son producto del arrebato. La situación de Coleridge es
abordada por Borges en dos ensayos hermanos, uno preludio del otro: La flor de Coleridge y
El Sueño de Coleridge. En el primero de éstos, Borges especula sobre la posibilidad de
obtener la inspiración en los sueños, a partir de unas palabras de Coleridge:
Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que
había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?
en el segundo la posibilidad se vuelve realidad; Coleridge asegura que su poema Kubla
Khan, cuyo objeto central es un palacio, le fue develado en un sueño, es decir, se levanto con
una flor entre las manos. 3
Keynes dice sobre Malthus y su teoría poblacional:
La generalización que hizo famoso a Robert Malthus se le ocurrió en sus conversaciones
con Daniel Malthus.
Reconociendo de alguna manera que no fue una teoría largamente trabajada, tal vez la
siguiente cita lo clarifique:
El primer ensayo no es sólo apriorístico y filosófico en su método, sino atrevido y retórico
de estilo, con mucha bravura de lenguaje y sentimiento; en las ediciones posteriores […]
desaparece la brillantez y elevación de espíritu de un joven que escribe en los últimos años
2 No niego que sea una exageración citar una cita motivado por las citas.
3 En este momento Borges incluye al ensayo un hecho fantástico; que ese palacio se intentó construir mil años
antes de Coleridge, y que los planos de éste le fueron mostrados al arquitecto en un sueño, develando así una
conexión extraordinaria, pero ese es motivo de algún otro escrito, que lástima, como diría Keynes en otro
momento de inspiración, ojala tuviera algún pretexto para ocuparme de esa misteriosa coincidencia.
del Directorio.
El primer ensayo fue escrito bajo el impulso de la ocasión.
Dije que el vinculo era el arrebato con el que sus trabajos habían nacido, Coleridge asegura
que su poesía es el resultado de una vívida experiencia onírica, y Malthus escribió, en una
primera instancia, antes de toda evidencia y sólo para refutar. La inmediatez, la premura e
inspiración fugaz de su arte ha quedado expuesta.

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