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n e t

De los medios
a las mediaciones
Néstor García Canclini

Prólogo
(Jesús Martín-Barbero,
G.Gili, Barcelona, 1987)

« No son frecuentes hoy libros tan eruditos y


desconstructores que al mismo tiempo sigan confiando
en la posible emancipación de los hombres. ¿Dónde
encontrar ahora los argumentos para ese optimismo?
Martín-Barbero se aleja del indigenismo y el populismo, y
considera que las esperanzas nuevas se afincan más bien
en los sectores populares urbanos. En las "solidaridades
duraderas y personalizadas" de la cultura barrial y de los
grupos artísticos, en los graffitis y en la música juvenil,
en los movimientos de mujeres y de pobladores pobres,
él ve los resortes de una “institucionalidad nueva,
fortaleciendo la sociedad civil". »
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Si pensamos que los libros más necesarios son los no com-


placientes, éste es uno de los indispensables en los años
noventa. Al proponerse entender a esas industrias de las
respuestas y la consolación que son los medios masivos, no
sólo las asedia con preguntas y preguntas; se dedica a cam-
biar los interrogantes que habían organizado los estudios
sobre la comunicación en los años precedentes.

Los primeros investigadores de los medios trataban de


saber cómo hacen éstos para manipular a sus audiencias. La
súbita expansión de la radio, el cine y la televisión llevó a
creer que sustituían las tradiciones, las creencias y solidari-
dades históricas, por nuevas formas de control social. Este
libro se aparta de tales supuestos. Con una visión menos
ingenua de cómo cambian las sociedades y de lo que hacen
con su pasado cuando irrumpen tecnologías novedosas,
indaga cómo se fue desarrollando la masificación antes de
que surgieran los medios electrónicos: mediante la escuela y
la iglesia, la literatura de cordel y el melodrama, la organi-
zación masiva de la producción industrial y del espacio
urbano.

Al establecer que las sociedades modernas fueron tenien-


do los rasgos de los que se culpa a los medios mucho antes
de que estos actuaran, se desmoronan varios lugares comu-
nes del aristocratismo y del populismo. La cultura contem-
poránea no puede desarrollarse sin los públicos masivos, ni
la noción de pueblo –que nace como parte de la masifica-

De los medios a las mediaciones. Prólogo.


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ción social– puede imaginarse como un lugar autónomo. Ni


la cultura de élite, ni la popular, hace tiempo incorporadas
al mercado ya la comunicación industrializada, son reduc-
tos incontaminados desde los cuales se pudiera construir
otra modernidad ajena al carácter mercantil y a los conflic-
tos actuales por la hegemonía. Al estudiar la reformulación
del aura artística en la gran ciudad y el proceso de forma-
ción de lo popular en las novelas de folletín, la prensa y la
televisión –con explicaciones inaugurales sobre los cambios
europeos y los latinoamericanos– el autor ofrece una de las
refutaciones teóricas más consistentes a las ilusiones román-
ticas, al reduccionismo de tantos marxistas y al aristocra-
tismo frankfurtiano.

Para cumplir estos objetivos la obra de Martín Barbero


atraviesa varias disciplinas. Puesto que desplaza el análisis
de los medios a las mediaciones sociales, este no es sólo un
texto de comunicación. Bien informado de la renovación
actual de los estudios sociológicos, antropológicos y políti-
cos, parece un libro escrito para confundir a los
bibliotecarios. No es ubicable exclusivamente en ninguna de
esas disciplinas, pero les sirve a todas; ello es claro, por
ejemplo, su original examen de las nociones de pueblo y
clase, de cómo se complejizan estas categorías en la socie-
dad de masas y de las alteraciones que eso genera en los
Estados modernos. Su explicación de cómo la radio y el
cine contribuyeron a unificar a las sociedades latinoameri-
canas y conformaron la idea moderna de nación muestra
cuánto necesitamos de los estudios culturales para entender
la política e incluso la economía.

Ya Tocqeville, recuerda Martín-Barbero, se preguntaba si


es posible separar el movimiento por la igualdad social y
política del proceso de homogeneización y uniformización
cultural. La democratización de las sociedades contempo-
ráneas sólo es posible a partir de la mayor circulación de

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bienes y mensajes. Esta facilidad de acceso no garantiza que


las masas comprendan lo que sucede, ni que vivan y pien-
sen mejor. La modernidad, y el contradictorio lugar de los
pueblos en ella, son más complicados de lo que suponen las
concepciones pedagógicas y voluntaristas del humanismo
político.

No son frecuentes hoy libros tan eruditos y desconstruc-


tores que al mismo tiempo sigan confiando en la posible
emancipación de los hombres. ¿Dónde encontrar ahora los
argumentos para ese optimismo? Martín-Barbero se aleja
del indigenismo y el populismo, y considera que las espe-
ranzas nuevas se afincan más bien en los sectores populares
urbanos. En las "solidaridades duraderas y personalizadas"
de la cultura barrial y de los grupos artísticos, en los graffitis
y en la música juvenil, en los movimientos de mujeres y de
pobladores pobres, él ve los resortes de una “institucionali-
dad nueva, fortaleciendo la sociedad civil". Se pueden hacer
a esos agrupamientos críticas semejantes a las destinadas a
los movimientos populares tradicionales, porque también
reproducen estereotipos y jerarquías injustas de la cultura
hegemónica. Sin embargo, el conocimiento de sus hábitos
de consumo y apropiación de las industrias culturales, así
como de las formas propias de organización de la cultura
cotidiana, son algunos de los caminos para pasar de las
respuestas que fracasaron a las preguntas que renueven las
ciencias sociales y las políticas liberadoras.

De los medios a las mediaciones. Prólogo.

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