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Meme
Un meme es, según las modernas teorías sobre la difusión cultural, la unidad teórica de información cultural transmisi-
ble de un individuo a otro o de una mente a otra (o de una generación a la siguiente). Es un neologismo acuñado por Ri-
chard Dawkins en El gen egoísta, por la semejanza fonética con gen y para señalar la similitud radical con la memoria y
la mímesis.
La tesis de Dawkins
Según Dawkins poseemos dos tipos procesadores informativos distintos:
• El genoma o sistema genético situados en los cromosomas celulares de cada individuo y determinantes del fenotipo.
Este ADN constituye la naturaleza biológica vital en geneal y humana en particular. Mediante la replicación los ge-
nes se transmiten sexualmente durante generaciones.
• El cerebro y el sistema nervioso permiten procesar la información cultural recibida por enseñanza, imitación (míme-
sis) o asimilación, divisible en idea, concepto, técnica, habilidad, costumbre, etc., y nominados "memes" con cierta
ambigüedad.
La tesis más importante de Dawkins es que los rasgos culturales, o memes, también se replican. Por analogía con la agrupa-
ción genética en los cromosomas, se considera que los memes también se agrupan en dimensiones culturales, incrementables
con nuevas adquisiciones culturales. La gran diferencia es que, mientras los cromosomas son unidades naturales independien-
tes de nuestras acciones, las dimensiones culturales son nuestras construcciones. Así, la cultura no es tanto un conjunto de for-
mas conductuales, sino más bien información que las especifica.
Transmisión de los memes
Para el conjunto de los memes se dan las características propias de todo proceso evolutivo: fecundidad (algunas ideas son es-
pecialmente efectivas), longevidad (persisten durante mucho tiempo) y fidelidad en la replicación (conservadurismo tradicio-
nal, especialmente el enseñado como parte de la educación infantil).
A su vez, los memes se dan en un amplio campo de variación, se replican a sí mismos por mecanismos de imitación y trans-
misión de cerebro a cerebro y engendran un amplio abanico de copias que subsisten en diversos medios. Con ello tenemos el
marco general de un proceso evolutivo que Dawkins compara con la evolución biológica, e incluso llega a aceptar que los me-
mes deben ser considerados como estructuras vivientes no sólo metafóricamente, sino técnicamente. Los memes alternativos,
que pueden servir para efectuar la misma función, son llamados alelomemes o memes homólogos. A su vez, los memes pue-
den agruparse formando macromemes, que constituyen un sistema de muchos memes estructurados e interrelacionados que
forman un objeto cultural complejo, tal como una lengua, una teoría, una mitología, etc. En general, la mayor parte de las
construcciones teóricas que sustentan la teoría de la evolución de las especies, son aplicadas por los defensores de las tesis de
Dawkins a la teoría de los memes.
De la misma manera que los genes se autoreplican porque sí (ergo, inconscientemente), los memes tienden a replicarse sin
igualemente: las buenas ideas no lo son propiamente si son incapaces, a la vez, de replicarse bien. Así, los memes son indife-
rentes a la verdad, como los genes son ajenos a cualquier clasificación. Este mecanismo de autorreplicación no es exclusivo
de sistemas vivos, como el ADN y el ARN: ciertos polímeros y cristales, y los virus informáticos muestran este comporta-
miento, por lo cual no debería resultar ilógico en algo inerte como un meme, ya que como vemos se trata de un patrón visible
en muchos elementos naturales.
Desarrollo de la teoría
La teoría de los memes está siendo desarrollada por varios investigadores, que la unen a las tesis de Lumsden y Wilson o que
las vinculan con los estudios de Luigi Luca Cavalli-Sforza. Además del mismo Dawkins, F. T. Cloak, J. M. Cullen, E. Moritz,
A. Lynch y algunos otros autores, son los representantes de esta concepción de la transmisión y evolución cultural.
Como explicación de la evolución de la cultura, todavía aparece como una pre-teoría en fase de acumulación de datos y de
elaboración de un aparato matemático suficiente. Los estudios de Cavalli-Sforza y Marc Feldman proporcionan una buena
base de partida para el estudio cuantitativo de la transmisión y evolución cultural, aunque estos autores no defienden exacta-
mente la teoría principal de los memes de Dawkins. En cualquier caso estos estudios iniciados desde la perspectiva de la gené-
tica, la sociobiología y la etología son la primera aproximación no meramente cualitativa al proceso de la transmisión y evolu-
ción cultural, y pretenden ampararse en la tradición científica del evolucionismo.
Pero mientras los procesos evolutivos biológicos se rigen por el modelo darwiniano, la evolución de la cultura, con interven-
ción humana directa, parece seguir más bien un modelo de tipo lamarckiano de transmisión de caracteres adquiridos, lo que
permite una evolución rapidísima —potenciada por la velocidad casi instantánea de los medios de comunicación— compara-
da con los procesos darwinianos. En cualquier caso, la constitución genética humana está determinada por unos 3.000 millo-
nes de nucleótidos procedentes del ADN materno y otros tantos procedentes del ADN paterno. Pero las neuronas del sistema
nervioso son 10.000 veces más numerosas y las conexiones entre ellas todavía muchísimo más. De ahí que intentar la crea-
ción de un modelo matemático que permita entender la evolución cultural, sea todavía una empresa muy difícil que, no obs-
tante, empieza a ser acometida por los autores mencionados y por los teóricos de la inteligencia artificial. En este último senti-
do van los estudios de Daniel Dennett, Donald Davidson y otros filósofos que defienden la memética.
Otras teorías similares
Otros autores han señalado una idea semejante y han propuesto otros términos para designar estas unidades mínimas de infor-
mación cultural. Así, por ejemplo, Edward O. Wilson y C.J. Lumsden han propuesto el término culturgen, y aunque en las
obras de dichos autores hay un más amplio tratamiento cuantitativo de la transmisión de los culturgenes, se ha acabado impo-
niendo la terminología de Dawkins, aunque no todos los defensores de la teoría memética compartan todas las tesis de dicho
autor.
Memes en la administración de Justicia
Percy Chocano ha aplicado la memética al Sistema de Administración de Justicia, sosteniendo que los componentes de dicho
sistema más que por normas jurídicas rigen sus conductas corporativas por unidades ideológicas que se transmiten de genera-
ción en generación por los operadores de justicia, sean empleados o jueces, lo que imposibilita el éxito de cualquier reforma o
reformulación de los procesos judiciales. Chocano identifica como dominantes, los memes generados en el sistema inquisito-
rial, de modo tal que la obtención de pruebas, atentando en contra de la vida, integridad física, libertad y dignidad de las per-
sonas es una práctica que está más allá de las leyes formales. Como solución al conflicto entre los viejos memes judiciales y
las nuevas normas que pretenden introducir nuevos sistemas procesales, plantea un trabajo muy intenso en el cambio de ideo-
logía entre los operadores de justicia.[cita requerida]
Críticas a la teoría de los memes
La utilización de la teoría de los memes es muy amplia, incluso popular, pero no es en modo alguno aceptada universalmente,
ni tampoco en el contexto de los estudios evolucionistas. Para algunos es una simple "broma" de Dawkins, un paralelismo o
extrapolación innecesario que intenta explicar en el mundo de la cultura el mismo comportamiento de su teoría de los genes
egoístas, lo que incluso puede llevar a conclusiones indeseables si se extrapola al mundo de la política y la sociedad.[1]
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MEMÉTICA E HISTORIA[2]
Rafael Robles Loró[1]

V Jornadas de Filosofía en la Universidad Nacional de Edu-


cación a Distancia en Guadalajara (España) 10-11de mayo de
2002. ISBN: 84-7788-282-7 D. Legal: AB-370-2003

Los hombres se equivocan, en cuanto que piensan que son libres; y esta opinión sólo
consiste en que son conscientes de sus acciones e ignorantes de las causas por las que
son determinados. Su idea de la libertad es, pues, ésta: que no conocen causa alguna
de sus acciones. (Ética, 2/35e{a})[3]

En 1976 Richard Dawkins, etólogo de la Universidad de Oxford, dedicaba un breve capítulo de


su obra El gen egoísta[4] a un nuevo concepto ideado por él: el “meme”[5]. Según Dawkins, un
meme es un módulo de información contagioso que infecta y parasita la mente[6] humana, donde
se replica y altera su comportamiento, provocando la propagación de su patrón. El control
del fuego en las sociedades prehistóricas, la práctica de las diferentes religiones, la ani-
madversión contra el mundo musulmán, las revoluciones del proletariado, caeteris paribus,
tienen su origen en la transmisión de memes. La memética, por tanto, sería la ciencia que
estudia los memes y sus efectos sociales, y ya empiezan a surgir trabajos de su aplicación a
la biología evolutiva (Dawkins y Blackmore), a la filosofía de la mente (Daniel Dennett), a
las ciencias sociales (Francis Heylighten), a la neurología (Delius), etcétera. Aun a riesgo
de resultar pretencioso, el presente artículo inicia la aplicación de la ciencia memética al
estudio de la Historia.

El ser humano evoluciona, tal y como indica Susan Blackmore[7], bajo la acción de dos repli-
cadores, los genes y los memes. En eso nos distinguimos de los millones de especies que pue-
blan el planeta, y por eso sólo el ser humano puede ser objeto de estudio histórico. Este
estudio de la Historia ha sido llevado a cabo principalmente por cuatro escuelas historio-
gráficas: la “annaliste”, la marxista, la estructural-cuantitativista y la actual escuela
posmodernista[8]. Dentro de esta última es donde se podría encuadrar el enfoque memético
para el estudio de la historia, ya que guarda una estrecha relación con sus métodos, espe-
cialmente los de “Historia de los conceptos” e “Historia del tiempo presente”[9].

En las siguientes líneas nos proponemos esbozar unas reglas básicas, que deberán ser más
elaboradas en el futuro, de lo que constituirá la aplicación de la ciencia memética al estu-
dio de la Historia. Dividiremos la exposición en dos aspectos: el teórico (constituido por
el punto de vista filosófico y el metodológico) y el práctico.

1. La teoría de la historia intenta reflexionar sobre el trabajo del historiador, sobre su


actividad y sobre su profesión. De forma más concreta, la teoría de la metodología intenta
estudiar y analizar los métodos y técnicas de trabajo de forma abstracta. La metodología de
la ciencia memética para el estudio de la historia se debe centrar en los tres elementos
claves que explican la propagación de los memes: longevidad, fecundidad y fidelidad[10].

La longevidad hace alusión al tiempo de permanencia de un “meme” en el cerebro de una perso-


na. Esta permanencia puede ser efímera, media o existencial.

En la sociedad contemporánea de la información hay una enorme cantidad de memes que intentan
“invadir” mentes uno tras otro. El meme que invita a votar al político X es inmediatamente
sustituido a golpe de mando de televisor por el que invita a votar al político Y. Los mass
media, debido al exceso de información (lo cual facilita el olvido de la precedente[11]), y
a la diversidad de la misma (permitiendo la convivencia de memes incompatibles entre sí,
“matándose” unos a otros para “parasitar” el cerebro) provocan que los memes tengan una du-
ración efímera. Cuanto más dure el meme mayor será su incidencia en el comportamiento de la
persona, y por ende en el discurrir de la Historia[12].

Un ejemplo de existencia media de un meme explica el cambio de la mentalidad española en los


años de la transición a la democracia. Personas “invadidas” con el meme del respeto por las
instituciones del régimen franquista evolucionaron hacia una posición de respeto por la
Constitución de 1978 en un lapso de duración, así denominada, media.

El apego a los miembros de la familia o la práctica de una determinada religión son conduci-
dos por memes de una duración existencial en la persona, ya que, a la luz de la teoría memé-
tica,“parasitan” la mente a lo largo de toda la vida del individuo.

En segundo lugar, hay que analizar la fecundidad. Ésta es más importante que la longevidad,
ya que alude a las tasas con que un meme se transmite de un cerebro a otro; puede morir la
persona, pero el meme que ya ha fecundado a otras sigue existiendo. La fecundidad depende
del medio ambiente en que se desenvuelven los memes; en un ambiente de desempleo las tasas
de fecundidad de memes racistas serán mucho más elevadas que en ambientes de pleno empleo.
Igualmente, el repentino cambio de la mentalidad de los estadounidenses cuando Japón invadió
Pearl Harbor[13] se dio por una alta tasa de fecundidad que se explica, como indica Jacques
Monod, de este modo: “la idea que confiera al grupo humano que la hace suya, más cohesión,
ambición, confianza en sí, le dará de hecho un aumento de poder de expansión que asegurará
la expansión de la misma idea. Este valor de promoción no tiene necesariamente relación con
la parte de verdad objetiva que la idea pueda comportar”[14]. Además, los medios de comuni-
cación de masas, auténticas fuentes de memes con enorme valor de fecundidad, ordenan la in-
tegración social de la conciencia conformando los caminos por los que ha de discurrir la
Historia.

En tercer lugar, habría que tener en cuenta la fidelidad. Los memes a veces sufren pequeñas
mutaciones cuando se transmiten, son poco fieles al meme original y por tanto se convierten
en memes mutados, es decir, en nuevos memes. Un buen meme es aquel que se transmite fiel a

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sí mismo, que comunica la totalidad de su información al huesped. Dice Lynch que “la meméti-
ca busca explicar la forma y predominio de las creencias actuales y cómo estas pueden cam-
biar en el futuro”[15]. Atendiendo a los condicionantes de la variabilidad memética y sus
tasas de fidelidad, es posible entrever el futuro y explicar muchos acontecimientos del pa-
sado. Por ejemplo, la reforma protestante se explica por el predominio en esa época de memes
con escasa fidelidad al meme del catolicismo; estudiando esos memes y sus similitudes con
otros que puedan existir en la actualidad, podría ser posible conocer las posibilidades de
una nueva escisión religiosa en el futuro.

El segundo apartado del análisis teórico lo constituye el punto de vista filosófico. La re-
flexión filosófica intenta plantear cuestiones acerca del sentido, la finalidad de la histo-
ria o su función social. Ante este planteamiento, la ciencia memética indica que los seres
humanos son “máquinas” de supervivencia de los genes y de los memes. Cuanto más capacitada
esté una sociedad en mantener determinados memes, más proliferarán éstos y la historia dis-
currirá por los caminos que marquen los “contagios de pensamiento”.

Los historiadores contemporáneos estudian cada vez más cómo surgen grandes tendencias a par-
tir de millones de “personas corrientes” y “pequeños acontecimientos” de la historia, dejan-
do para los biógrafos la historia de los grandes hombres. Parece claro que una creencia se
expande primero y gana partidarios de renombre más tarde. No es que Felipe II apoye la In-
quisición, sino que la idea de quemar “infieles” se expande por la sociedad por “excitacio-
nes cinéticas colectivas”[16] mucho antes de su institucionalización por el rey. Los memes
invaden antes a las masas, aunque luego los episodios de relevancia histórica son cataliza-
dos por figuras con dominio económico, social o cultural. Del mismo modo, antes de una gue-
rra ya imperan ciertos memes en el contexto donde se va a llevar a cabo; y es que la guerra,
según Wilson, “surge a la vez de los genes y de la cultura, y que la mejor manera de evitar-
la es un conocimiento cabal de la manera en que estos dos modos de herencia interactúan den-
tro de los distintos contextos históricos” [17].

Obviamente la problemática estriba en conocer los memes imperantes en unas coordenadas espa-
cio-temporales. Dice Dilthey[18] que “los hechos que forman los sistemas de cultura sólo
pueden estudiarse por medio de los hechos que conoce el análisis psicológico”. En esto dis-
crepamos con él, porque para sacar a relucir los memes dominantes en un período histórico la
ciencia memética tiene vocación interdisciplinar y reclama la sinergia de la psicología, la
ciencia histórica per se, las neurociencias, la inteligencia artificial y la matemática con
el fin de pensar la historia de forma holística y de este modo aproximarse más a la verdad
de los acontecimientos del mundo exterior[19].

2. Una vez esbozado el nivel teórico de la aplicación de la ciencia memética al estudio de


la historia, iniciaremos, a modo de ejemplo, lo que podría constituir un trabajo histórico
desde esta nueva perspectiva[20]. Para ello nos serviremos de las semejanzas que Samuel Hun-
tington[21] encuentra entre el resurgimiento islámico contemporáneo y el inicio del protes-
tantismo en el siglo XVI:

-Son reacciones frente al estancamiento y la corrupción de las instituciones


existentes.
-Abogan por una vuelta a una forma de su religión más pura y exigente.
-Predican el trabajo, el orden y la disciplina.
-Apelan a la dinámica y emergente gente de clase media.
-Hay dos corrientes principales en cada una: luteranismo/calvinismo y fundamen-
talismo chiíta/sunnita.

Denominaremos a cada una de estas características “memes”. El estudio detallado


de la preeminencia de estos memes en un momento histórico determinado puede explicar el sur-
gimiento de ciertas instituciones y, en cierta medida, aventurar el futuro, o como indica
Hempel, realizar “retrodicciones”[22] de lo que pudo haber sido el pasado.

Para descubrir la existencia de los memes en distintas épocas de la historia ha-


bría que acudir fundamentalmente a los textos escritos ya que es allí donde más claramente
aparecen expresados esos memes y donde con más facilidad se puede analizar su fecundidad,
fidelidad y longevidad. De todas formas, memes como “hay-que-tener-una-familia-numerosa”,
“hay-que-trabajar-duro” o “hay-que-ir-a-la-guerra” se pueden detectar analizando los restos
arqueológicos de las ciudades, atendiendo, grosso modo y respectivamente, a la amplitud de
los hogares, al número de plantaciones o de negocios artesanales y a los restos de armamen-
to.

Cuando en las fuentes se detectan reiteradamente los memes “hay-que ser-más dis-
ciplinado”, “hay-que-luchar-contra-la-corrupción-con-todos-los-medios”, “hay-que-ser-más-
exigente-con-nuestra-religión”, etcétera, se puede inferir que antes o después surgirá un
proceso similar al del protestantismo o al del resurgimiento islámico.

Los memes son los que conforman las leyes de la historia. Estas leyes son raramente explici-
tadas, aunque, a veces, inesperadamente, es posible leerlas[23]:

“A medida que las actividades del gobierno se extienden, mayor cantidad de per-
sonas desarrollan un interés profesional en la continuación y expansión de las funciones gu-
bernamentales.

- La gente que tiene cierto trabajo no quiere perderlo.


- Los que se han acostumbrado a ciertas habilidades no reciben bien los cambios.
- Quienes se han habituado a cierto tipo de poder no desean abandonar su control”.

No es que las necesidades de supervivencia hagan que la gente se apegue al puesto, sino que
ese apego viene determinado por memes que son puestos en circulación por las actividades del
gobierno. No es que no quieran cambiar sus habilidades por simple adocenamiento, dejadez u
holgazanería, sino por el dominio en la sociedad de memes como “hay-que-ser-sumiso” y “hay-
que-ser-conformista”. No es que el ejercicio del poder provoque dependencia, sino que los
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poderosos son domeñados por el meme “buscar-la-manera-de-que-los-ciudadanos-siempre-me-nece-


siten-a-mí-y-al-estado”[24].

A modo de conclusión, la ciencia memética guarda ciertas similitudes con el mundo 3 de Pop-
per y, por tanto, como el propio filósofo austríaco decía de su mundo[25], con el mundo de
las ideas de Platón, con el espíritu objetivo de Hegel, con las “proposiciones en sí” de
Bolzano y con el logicismo de Frege. Aún no presenta una normativa estricta de su método
aunque para que una teoría, dice Kuhn en La estructura de las revoluciones científicas, “sea
aceptada como paradigma debe parecer mejor que sus competidoras pero no necesita explicar y,
en efecto, nunca lo hace, todos los hechos que se puedan confrontar con ella” [26]. La re-
cién nacida ciencia de la memética está en disposición de iniciar una revolución científica
en diversos campos del conocimiento, entre ellos en la ciencia histórica. Eso sí, queda un
enorme trabajo por delante.

¿Podrá constituirse como ciencia? Daniel Dennett dice que “es concebible (...) que algún día
se descubra una identidad impresionante entre las estructuras cerebrales que almacenan la
misma información, permitiéndonos identificar sintácticamente los memes”[27]. Por el contra-
rio, Popper[28] puso de manifiesto las enomes dificultades que el método empírico-lógico
tiene al enfrentarse con la Historia, y Carl Jung[29] admite que “lo inconsciente suele ma-
nifestar una inteligencia y una finalidad superiores a la comprensión consciente de que so-
mos actualmente capaces”. Aunque la ciencia memética se presta con frecuencia a la especula-
ción, su método, como ciencia que intenta ser, será empírico.

Así como la Teoría de la evolución no puede incorporar la totalidad de la historia biológi-


ca, la Teoría memética no puede incorporar la totalidad de la historia humana. Pero desde
este paradigma se pueden explicar muchos acontecimientos que atañen al ser humano en su
transcurrir por el mundo. Ha presidido nuestro artículo una cita de Spinoza sobre la liber-
tad. Nuestra intención es abrir un camino que deje de soslayar las leyes que imperan sobre
nosotros (tanto físicas como espirituales), para conocernos mejor y, perdón por el oxímoron,
sentirnos más libres, pues saberse preso, en cierta forma, es todo un síntoma de libertad en
nuestro discurrir por la Historia.

BIBLIOGRAFÍA
Aróstegui, Julio, La investigación histórica: teoría y método, Crítica, Barcelona, 2001
Blackmore, Susan, “El poder de los memes”, Investigación y ciencia, diciembre, 2000 (ed. ingl. Scientific American, octubre 2000).
Dawkins, Richard, El gen egoísta. Las bases biológicas de nuestra conducta, trad. Juana Robles Suárez y José Tola Alonso, Salvat,
Barcelona, 1993.
Dennett, Daniel C., La peligrosa idea de Darwin, trad. Cristobal Pera Blanco-Morales, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 1999.
Dilthey, Wilhem, Introducción a las ciencias del espíritu, trad. Julián Marías, Alianza, Madrid, 1980.
Hempel, La explicación científica, trad. Nestor Míguez et al., Paidós, Barcelona, 1988.
Huntington, Samuel, El choque de civilizaciones, trad. José Pedro Tosaus Abadía Paidós, Barcelona, 2001.
Jung, Carl, Psicología y religión, trad. T.M. de Brugger, Paidós, Barcelona, 1991.
Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, trad. Agustín Contín, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1990.
Lynch, Aaron, Thought Contagion, Basic Books, New York, 1996.
Maquiavelo, El príncipe, trad. Eli Leonetti Jungl, Espasa-Calpe, Madrid, 1993.
Ortega y Gasset, José, Una interpretación de la historia universal, Revista de Occidente, Madrid, 1966.
Popper, Karl, La miseria del historicismo, trad. Pedro Schwartz, Alianza, Madrid, 1983.
Conocimiento objetivo, trad. Carlos Solís Santos, Tecnos, Madrid, 1992.
Sloterdijk, El desprecio de las masas, trad. Germán Cano, Pre-Textos, Valencia, 2002.
Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico, trad y ed. Atilano Domínguez, Trotta, Madrid, 2000.
Wilson, Edward O., Consilience. La unidad del conocimiento, trad. Joandomènec Ros, Galaxia Gutemberg, Barcelona, 1999.

[1] Correo electrónico de contacto: rafaelrobles@rafaelrobles.com www.rafaelrobles.com


[2] Agradezco a Atilano Domínguez y a César Molinero sus sugerencias para la realización de este artículo.
[3] Spinoza, Ética, p 104.
[4] Richard Dawkins, El gen egoísta, pp 247-262.
[5] “Necesitamos un nombre para el nuevo replicador, un sustantivo que conlleve la idea de una unidad de transmisión cultural, o una unidad de imi-
tación. Mimeme se deriva de una apropiada raíz griega, pero deseo un monosílabo que suene algo parecido a gen. Espero que mis amigos clasicistas
me perdonen si abrevio mimeme y lo dejo en meme. Si sirve de algún consuelo, cabe pensar, como otra alternativa, que se relacione con “memoria” o
con la palabra francesa même”. Ibid. p 251.
[6] Usaremos indistintamente cerebro y mente sin entrar en dualismos. Supondremos que la mente es el cerebro en funcionamiento
[7] Blackmore, Susan, “El poder de los memes”, p. 48.
[8] Aróstegui, Julio, La investigación histórica, pp 12 ss.
[9] La justificación rigurosa de esta afirmación ocuparía mucho más espacio del permitido en este artículo.
[10] Estos tres elementos los propone Richard Dawkins, Op. cit., p 253.
[11] Un meme que está olvidado deja de estar activo, con lo cual no influye en la conducta de la persona.
[12] Esta existencia efímera de memes explica la poca eficacia en las predicciones a través de encuestas en las elecciones políticas. Se infiere, por tan-
to, que los graves errores de las encuestas políticas no lo son de método, sino de desconocimiento de los factores que conducen a los memes.
[13] Este ejemplo lo sugiere Aaron Lynch, aunque no entra a analizarlo ni a relacionarlo con la fecundidad: Thought Contagion, p 37.
[14] Jacques Monod, El azar y la necesidad, p 157.
[15] Lynch, Op. cit., p 138.
[16] Término acuñado por Sloterdijk: El desprecio de las masas, p 11.
[17] Edward O. Wilson, Consilience, p 253.
[18] Wilhem Dilthey, Introducción a las ciencias del espíritu, p 96.
[19] Ortega y Gasset habla de un “mundo interior” (formado por símbolos que hipertrofian los órganos cerebrales, lo cual conlleva una hiperfunción
mental) que nosotros asemejaremos a un “acervo memético”, y de un “mundo exterior” (en el que se desarrollaría la historia inducida por los memes).
Una interpretación de la historia universal, p 280.
[20] No podremos evitar seguir deambulando por niveles de cierta abstracción ya que nuestra intención es meramente marcar unas pautas de trabajo.
Lo ideal será realizar en el futuro un estudio práctico aplicando las técnicas del trabajo de campo, del estudio estadístico y de la lógica matemática.
[21] Samuel Huntington, El choque de civilizaciones, p 131.
[22] Hempel, La explicación científica, p 123.
[23] Ibid. p 238
[24] Este meme,antes inconsciente, fue sacado a relucir por Maquiavelo en 1513: El príncipe, p 81. La existencia del meme antes de la toma de con-
ciencia por parte de la mente invita a proponer un estudio de la perspectiva histórica desde la panorámica de los juicios sintéticos a priori.
[25] Karl Popper, Conocimiento objetivo, p 106.
[26] Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, p 44.
[27] Daniel C. Dennett, La peligrosa idea de Darwin, p 582.
[28] Karl Popper, La miseria del historicismo.
[29] Carl Jung, Psicología y religión, p 68.

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¿Qué son los memes?


Introducción general a la teoría de memes
Jordi Cortés Morató
jorcor@telepolis.com

“Un carro con ruedas radiadas no sólo lleva grano u otras mercancías de un lugar a otro; lleva
la brillante idea de un carro con ruedas radiadas de una mente a otra”.1 Quienes vieron por
primera vez este nuevo invento lo asimilaron por imitación y lo difundieron: la idea “rueda
radiada” se transmitió por imitación aunque los carreteros pensaban que lo importante de su
carga era el grano. La transmisión cultural, los procesos de formación y circulación de ideas
que se imponen más o menos rápidamente en una época o en una sociedad determinada, siguen unos
caminos que no son reductibles solamente a los que describen las teorías clásicas de la infor-
mación o de la comunicación —que estudian los canales, los sistemas de codificación, los me-
dios de comunicación, etc.—, y que no se reducen tampoco a los mecanismos de difusión o trans-
misión cultural estudiados por los antropólogos o los sociólogos,2 sino que supone además un
proceso de asimilación mental y afectivo que se efectúa en interacción con el medio cultural,
y que manifiesta los rasgos propios de un proceso evolutivo. Desde esta perspectiva, la trans-
misión cultural empieza a ser estudiada por la biología y, especialmente, por la etología,3
que no tienen reparo en hablar, en sentido fuerte, de evolución cultural más que de mera
transmisión cultural. Este estudio se efectúa en el seno de una concepción amplia de la cultu-
ra entendida de manera informacional: una cultura es información transmitida entre miembros de
una misma especie, por aprendizaje social mediante la imitación, por la enseñanza o por asimi-
lación.4

También desde el ámbito de la semiología se empieza a señalar que la transmisión cultural se


sustenta en procesos que impregnan el conjunto del tejido social y que van más allá de las
consabidas presiones de los medios de comunicación. Así, recientemente, Umberto Eco5 señalaba
que “desde hace varios decenios circula la teoría según la cual los medios de comunicación no
siempre crean opinión, sino que refuerzan la que ya circula. [...] Tomemos el ejemplo de la
muerte de Lady Diana. [...] Lo que sucedió con su muerte no fue un efecto determinado por los
medios de comunicación, [...] los medios de comunicación lo reforzaron, pero dicho efecto sur-
gió de forma independiente. [...] Los medios de comunicación interactúan con otros flujos de
ideas y sentimientos que atraviesan el cuerpo social”.

La cuestión es, ¿cómo se desarrollan y transmiten estos flujos de ideas?, ¿por qué razón se
adueñan rápidamente de amplias capas de la población, incluso a miles de kilómetros de distan-
cia, de manera relativamente independiente de los medios de comunicación, como señala Eco? La
cultura se transmite entre individuos de una misma especie (en este sentido cabe hablar tam-
bién de cultura animal, como lo prueban, por ejemplo, los estudios sobre el aprendizaje y
transmisión de los cantos de muchas aves) y en este proceso de transmisión —en el que, obvia-
mente, tiene un papel destacado los media— se produce un proceso evolutivo. Desde hace tiempo
varios autores han señalado las similitudes entre la evolución cultural y la evolución bioló-
gica. Popper, por ejemplo, señalaba las semejanzas entre el proceso del progreso científico y
la selección natural, y mucho antes Leslie White también hizo consideraciones parecidas para
el conjunto de la cultura. Pero desde Richard Dawkins6 se ha dado un paso más, ya que este au-
tor considera la evolución cultural análoga a la evolución biológica y, en general, análoga a
todo proceso evolutivo. Según Dawkins para que se dé un proceso evolutivo se requiere:

1. abundancia de elementos diferentes,


2. herencia o replicación, y
3. idoneidad diferencial o número de copias en función de su interacción con el medio.

A su vez, la herencia o replicación precisa longevidad, fecundidad y fidelidad de las copias


de los elementos o unidades que se replican. Ninguno de estos elementos hace referencia espe-
cífica a entidades biológicas, por lo que, en general, describen las bases de cualquier proce-
so evolutivo, biológico o no. Pues bien, de la misma manera que la vida evoluciona por la su-
pervivencia diferencial de los genes, —entidades reproductoras de los organismos vivos, some-
tidos a selección natural—, la cultura evoluciona mediante la supervivencia diferencial de re-
plicadores culturales, a los que Dawkins llama “memes”, o unidades mínimas de información y
replicación cultural, y que se someten también a un proceso de selección.

El neologismo “memes” fue creado por Dawkins por su semejanza fonética al termino “genes” (in-
troducido en 1909 por Wilhelm Johannsen para designar las unidades mínimas de transmisión de
herencia biológica) y, por otra parte, para señalar la similitud de su raíz con memoria y mí-
mesis. Según Dawkins, nuestra naturaleza biológica se constituye a partir de la información
genética articulada en genes, y nuestra cultura se constituye por la información acumulada en
nuestra memoria y captada generalmente por imitación (mímesis), por enseñanza o por asimila-
ción, que se articula en memes. Otros autores han señalado una idea semejante y han propuesto
otros términos para designar estas unidades mínimas de información cultural. Así, por ejemplo,
E.O. Wilson y C.J. Lumsden han propuesto el término culturgen, y aunque en las obras de dichos
autores hay un más amplio tratamiento cuantitativo de la transmisión de los culturgenes, se ha
acabado imponiendo la terminología de Dawkins, aunque no todos los defensores de la teoría
“memética” compartan todas las tesis de dicho autor.

Desde la perspectiva de la teoría de los memes podemos decir que poseemos dos tipos distintos
de procesadores de información: a) el genoma o sistema de genes situados en los cromosomas de
las células de cada individuo, que determina el genotipo, y b) el cerebro y el sistema nervio-
so, que permite el procesamiento de la información cultural. La información genética de nues-
tro genoma se puede dividir en unidades mínimas de información que son los factores heredita-
rios o genes, que se transmiten sexualmente de una generación a otra mediante su replicación.
La información cultural se transmite de cerebro a cerebro (por enseñanza, imitación o asimila-
ción) y puede dividirse en unidades simples (tales como una idea, un concepto, una técnica,
una habilidad, una costumbre, una manera de fabricar un utensilio, etc.), que, no sin cierta
ambigüedad, Dawkins llama memes.
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La tesis “fuerte” de Dawkins es que los rasgos culturales también se replican. Si los rasgos
genéticos se transmiten por replicación de los genes, los rasgos culturales se transmiten por
replicación de los memes o unidades de información cultural. Por analogía con la agrupación de
los genes en cromosomas, se considera también que los memes se agrupan en dimensiones cultura-
les, que pueden aumentar con nuevas adquisiciones culturales. La gran diferencia es que, mien-
tras los cromosomas son unidades naturales e independientes de nuestras acciones, las dimen-
siones culturales son construcciones nuestras. Así, la cultura no es tanto un conjunto de for-
mas de conducta, sino más bien información que especifica dichas forma de conducta.

Para el conjunto de los memes se dan las características propias de todo proceso evolutivo:
fecundidad (algunas ideas son especialmente efectivas, como la idea de Dios, por ejemplo),
longevidad (muchas de ellas persisten durante mucho tiempo: la monogamia, o la fe, por ejem-
plo) y fidelidad en la replicación (carácter conservador de las tradiciones y de muchas creen-
cias y supuestos, especialmente las transmitidas verticalmente: de padres a hijos o de maes-
tros a alumnos). A su vez, se dan en un amplio campo de variación, se replican a sí mismas por
mecanismos de imitación y transmisión de cerebro a cerebro y engendran un amplio abanico de
copias que subsisten en diversos medios. Con ello tenemos el marco general de un proceso evo-
lutivo que Dawkins compara con la evolución biológica, e incluso llega a aceptar que los memes
deben ser considerados como estructuras vivientes no sólo metafóricamente, sino técnicamente.
Los memes alternativos, que pueden servir para efectuar la misma función, son llamados alelo-
memes o memes homólogos. A su vez, los memes pueden agruparse formando macromemes, que consti-
tuyen un sistema de muchos memes estructurados e interrelacionados que forman un objeto cultu-
ral complejo, tal como una lengua, una teoría, una mitología, etc. En general, la mayor parte
de las construcciones teóricas que sustentan la teoría de la evolución de las especies (como
las nociones del pool de genes, de deriva genética, etc., son aplicadas por los defensores de
las tesis de Dawkins a la teoría de los memes).

De la misma manera que los genes se replican a sí mismos sin proseguir ninguna finalidad más
que la de autorreplicarse (y, evidentemente, no son conscientes de dicho proceso), los memes
(como otros replicadores: el ARN, ciertos polímeros y cristales, los virus informáticos, etc.)
tienden a replicarse sin perseguir tampoco ninguna finalidad: las ideas buenas no son propia-
mente buenas si no son capaces de ser, al mismo tiempo, buenas replicadoras de sí mismas.7 De
esta manera, los memes son indiferentes a la verdad, como los genes son ajenos a cualquier te-
leología. El peinado de Lady Di (que Dennett pone como ejemplo) no es bueno en sí mismo, pero
ha demostrado ser un buen replicador, aunque, como todos los memes propios de la moda, tiene
poca longevidad, ya que el meme auténticamente importante es el de la moda misma. No obstante,
puede suceder que una característica cultural evolucione de una determinada manera solamente
porque es ventajosa para ella misma. Esto permitiría afirmar, 8 en contra de la concepción
tradicional que defiende que “las personas creían la idea X porque X era considerada verdade-
ra”, que se debería más bien afirmar que “el meme X se extendió entre personas porque X era un
buen replicador”, lo cual explicaría por qué, a pesar de la verdad de una idea ésta no es
aceptada, o por qué, en otros casos, a pesar de su manifiesta falsedad (como las creencias as-
trológicas) lo es.

Ahora bien, en la medida en que —a diferencia de los genes— los memes son creación humana, in-
teraccionan con el medio cultural que selecciona los memes en función de su idoneidad, lo que
permite que, en general, coincidan los buenos memes (los buenos replicadores) con los memes
buenos (que pueden ayudarnos o que permiten el progreso). De esta manera el medio cultural ac-
túa como selección para determinar aquellos memes que pueden sobrevivir. Por supuesto, al
igual que muchas mutaciones genéticas son dañinas para la especie, razón por la que no prospe-
ran, y muchas otras son indiferentes para la supervivencia, también en los memes se producen
variaciones dañinas y muchos otros memes resultan superfluos o indiferentes. Ya que el medio
cultural puede estar dominado por grupos sociales, esta idea recuerda vagamente la tesis mar-
xista: “la ideología dominante es, en cada caso, la ideología de la clase dominante”. Pero, a
diferencia de la tesis marxista, la idoneidad de los memes que permite su supervivencia, esca-
pa al control de un grupo social determinado y sigue leyes propias y autónomas.

Al igual que los genes necesitan un vehículo para replicarse (las cadenas cromosómicas), los
memes también precisan un vehículo y un soporte. El vehículo es el cerebro. Su soporte puede
ser variado y no necesariamente biológico, por ejemplo: los libros, las cintas magnéticas, los
discos de ordenador, las partituras musicales, etc. Así como los virus parasitan el mecanismo
genético de las células, los memes actúan como parásitos de nuestros cerebros, que se convier-
ten en medios para la difusión de aquellos. La difusión de los memes actúa, pues, de manera
parecida a la transmisión de las epidemias y, como en el caso de éstas, pueden dar lugar a me-
mes endémicos. Parafraseando (y caricaturizando) la tesis de los sociobiólogos según la cual
un organismo es el medio del que se valen los genes para perpetuarse, o una gallina es el me-
dio del que se vale un huevo para engendrar otro huevo; un cerebro humano es el medio del que
se valen los memes para propagarse y replicarse.9 Esta conclusión poco halagüeña para la so-
berbia individual debe ser considerada en el marco de la concepción evolutiva e interaccionis-
ta del yo: un individuo es, a la vez, el producto de la evolución biológica y de la evolución
cultural efectuada en interacción con otros yoes, tesis que forma parte de la revolución en
contra del narcisismo antropocéntrico, como lo fue en su día la revolución copernicana, el
darwinismo o la teoría freudiana del inconsciente. Desde este punto de vista esta tesis se
vincula a la concepción estructuralista de la muerte del sujeto y al fin del dualismo y del
racionalismo cartesiano.

La teoría de los memes está siendo desarrollada por varios investigadores, que la unen a las
tesis de Lumsden y Wilson o que las vinculan con los estudios de Luca Cavalli-Sforza. Además
del mismo Dawkins, F.T. Cloak, J.M. Cullen, E. Moritz, A. Lynch y algunos otros autores, son
los representantes de esta concepción de la transmisión y evolución cultural. Como explicación
de la evolución de la cultura todavía aparece como una pre-teoría en fase de acumulación de
datos y de elaboración de un aparato matemático suficiente. Los estudios de Cavalli-Sforza y
Marc Feldman proporcionan una buena base de partida para el estudio cuantitativo de la trans-
misión y evolución cultural, aunque estos autores no defienden exactamente la teoría “fuerte”
de los memes de Dawkins. En cualquier caso estos estudios iniciados desde la perspectiva de la
genética, la sociobiología y la etología son la primera aproximación no meramente cualitativa
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al proceso de la transmisión y evolución cultural, y pretenden ampararse en la tradición cien-


tífica (un buen meme, por cierto) del evolucionismo. Pero mientras los procesos evolutivos
biológicos se rigen por el modelo darwiniano, la evolución de la cultura, con intervención hu-
mana directa, parece seguir más bien un modelo de tipo lamarckiano de transmisión de caracte-
res adquiridos, lo que permite una evolución rapidísima —potenciada por la velocidad casi ins-
tantánea de los medios de comunicación— comparada con los procesos darwinianos. En cualquier
caso, la constitución genética humana está determinada por unos 3.000 millones de nucleótidos
procedentes del DNA materno y por unos 3.000 millones más procedentes del DNA paterno. Pero
las neuronas del sistema nervioso son 10.000 veces más numerosas y las conexiones entre ellas
todavía muchísimo más. De ahí que intentar la creación de un modelo matemático (meme respeta-
ble donde los haya) que permita entender la evolución cultural sea todavía una empresa harto
dificultosa que, no obstante, empieza a ser acometida por los autores mencionados y por los
teóricos de la inteligencia artificial (en este sentido van los estudios de D. Dennett, D. Da-
vidson y otros filósofos que defienden la “memética”).

Por otro lado, vista desde la perspectiva de la filosofía, la doctrina de los memes tiene an-
tecedentes en tesis clásicas. En cierta forma puede verse como un peculiar desarrollo de la
teoría de las ideas platónicas; de la teoría averroísta del entendimiento agente; como una in-
terpretación de la filosofía del espíritu de Hegel o de la teoría de la ideología de Marx, o
de la diferencia husserliana entre noesis y noema; e incluso se podría relacionar con las te-
sis orteguianas sobre las generaciones. Pero su proximidad mayor es con la teoría de los tres
mundos de Karl Popper y su defensa de un conocimiento objetivo sin sujeto cognoscente. No obs-
tante, de manera semejante a estas teorías, se mueve todavía en el terreno de las analogías y
las metáforas, al menos hasta que consiga un desarrollo cuantitativo y matematizado, y sea ca-
paz de establecer con mayor precisión (como pasa con a la teoría del mundo 3 de Popper) qué
debe entenderse propiamente como meme. ¿El meme de la teoría de los memes se demostrará un
buen meme? ¿Será capaz de replicarse hasta convertirse en una teoría respetable?

1 Daniel Dennett, La conciencia explicada, Paidós, Barcelona, 1995, p.217.

2 “La transmisión cultural ha sido muy poco estudiada, cosa que no deja de sorprenderme, porque el antropólogo cultural debería considerarla como
su pan de cada día” L. y F. Cavalli-Sforza, Qui som. Història de la diversitat humana. Ed. Enciclopèdia. catalana, Barcelona, 1994, p.244.

3 Las obras principales pertenecen al campo de la sociobiología y son: Richard Dawkins, El gen egoísta, Labor, Barcelona ,1979, y Salvat, Barcelona,
1986; Richard Dawkins, The Extended Phenotipe, C.A. Freeman, San Francisco, 1982; Richard Dawkins, Destejiendo el arco iris, Metatemas, 2000
(capítulo12); Richard Dawkins, The Blind Watchmaker, Paperback, 1996 (traducción castellana agotada en Labor, Barcelona); Edward O. Wilson, So-
bre la naturaleza humana, FCE, Madrid, 1983; Edward O. Wilson, Sociobiología. La nueva síntesis, Omega, Barcelona, 1980; Charles Lumsden y Ed-
ward O. Wilson, Genes, Mind and Culture: the Coevolutionary Process, Harvard Univ. Press., 1981; Durham, William H., Coevolution: Genes cul-
ture, and human diversity, Stanford University Press, 1991. Desde otras perspectivas biológicas destacan:. Cavalli-Sforza y Marc Feldman, Cultural
Transmisin and Evolution, Princeton Univ. Press., 1981; Luigi L. Cavalli-Sforza, Gens, pobles i llengües, Proa, Barcelona, 1997; Bonner, J.T., The
Evolution of Culture in Animals, Princeton Univ. Press., 1980. En el ámbito de la filosofía las obras más interesantes son: Daniel Dennett, La con-
ciencia explicada, Paidós, Barcelona, 1995; Daniel Dennett, La peligrosa idea de Darwin, Galaxia Gutemberg, 1999; Daniel Dennett, Richard Daw-
kins y otros, La tercera cultura, Tusquets, 1996. Susan Blackmore, The Meme machine, [La máquina de los memes, Paidós, 2000] Oxford University
Press, Oxford, 1999. En contra de estas tesis puede verse el libro de Richard Barbrook, Media Freedom, y sus intervenciones en Internet.

4 En este sentido, defendido entre otros por Jesús Mosterín (Filosofía de la cultura, Alianza, Madrid, 1976), un instrumento, una vasija, un arco, una
rueda radiada, etc., no son propiamente objetos culturales en sentido fuerte. Sí lo son, en cambio, las técnicas de fabricación de dichos instrumentos, o
las ideas en que se basan. Contra esta postura se ha manifestado Marvin Harris, en Teorías sobre la cultura en la época posmoderna, Crítica, Barcelo-
na, 2000, que considera que la filiación última de la teoría ideacional de la cultura es el platonismo.

5 L'Espresso, Roma, 22 de noviembre de 1997. Citado por El País, 23-XI-1997.

6 El gen egoísta, Salvat, Barcelona, 1986, p.281 y ss.

7 Por otra parte una idea puede ser "buena" pero si no logra replicarse adecuadamente desaparece. En otro ámbito diríamos que las ideas o memes
que sobreviven no lo hacen por ninguna bondad intrínseca, sino porque no logran imponerse, de la misma manera que la Historia la hacen los vence-
dores sin que les importe demasiado la verdad de lo que narran.

8 Daniel Dennett, op. cit., p. 218.

9 Daniel Dennett, op. cit., p. 215: “un investigador no es más que la manera que tiene una biblioteca de crear otra biblioteca.”

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El Gen Egoísta: las bases biológicas de nuestra conducta.


Richard Dawkins, 1976.
De Wikipedia, la enciclopedia libre

El Gen Egoísta: las bases biológicas de nuestra conducta. The Selfish Gene en el original, es
una obra divulgativa sobre la teoría de la evolución, escrita por Richard Dawkins en 1976. En
ella se se interpreta la evolución de las especies desde el punto de vista genético y no indivi-
dual o racial.

Según la teoría del gen egoísta, el gen es la unidad evolutiva fundamental. Mediante esta idea
se pretendía poner fin a algunas confusiones creadas para explicar determinadas características
físicas o conductuales de los seres vivos. Examinando la evolución desde un punto de vista gené-
tico, se pueden explicar los fenómenos de selectivos grupales. Este libro también es notable por
introducir el concepto de meme.

Contenido

La teoría de Dawkins establece que son los genes y no los individuos los agentes sobre los que
opera la evolución. Dawkins redefine el concepto de gen como unidad informativa heredable que
produce uno o varios efectos concretos, en tanto pueda existir otra unidad de información que
produzca efectos distintos, denominada alelo, sin importar si se trata de un improbable gen ais-
lado o de varios genes cooperativos; incluso es indiferente si un gen se corresponde con un cro-
mosoma entero o con un fragmento.

El egoísmo constituye una metáfora con la que Dawkins explica que la prosperidad de un gen de-
pende de su adecuación al medio.

Los organismos son, pues, meras máquinas de supervivencia para genes. Un gen de un organismo si-
gue existiendo si dicho ser se reproduce. Y, puesto que los genes son la base de la herencia en
la reproducción sexual, los genes que proporcionen ventajas reproductivas para el individuo al
que pertenezcan los alelos tenderán a ser heredado un número cada vez mayor de individuos.

Una metáfora adecuada para la teoría del gen egoísta es una respuesta a la pregunta ¿qué fue an-
tes, la gallina o el huevo?. La respuesta, según "el gen egoísta", sería que la gallina no es
más que el medio en que los huevos se reproducen. Con estas premisas, Dawkins explica las rela-
ciones sociales: la agresión, la guerra de sexos,el racismo, el conflicto generacional e incluso
la plausibilidad del altruismo.

Como colofón de la obra, Dawkins acuña el concepto de meme o agente responsable de la transmi-
sión cultural humana, análogo al concepto de gen, y sujeto, pues, a las mismas reglas básicas
evolutivas, entre ellas el egoísmo entre ellas.

Resumen de los capítulos

1.º ¿Por qué existe la gente?

Tras la respuesta del darwinismo a la pregunta esencial del significado de la vida, el capítulo
introduce el tema del libro: «examinar la biología del egoísmo y del altruismo» (pág. 2). Para
ello presenta las definiciones recurrentes a lo largo del libro:

* Bienestar: Oportunidades de supervivencia, por muy pequeñas que sean.


* Altruismo, o altruismo aparente individual: opuesto al egoísmo, consiste en contribuir al
bienestar de un individuo a expensas del propio. Esta contribución se ciñe al comportamiento ob-
servable, «aparente», siendo ignorada la motivación.

La tesis que se defenderá a lo largo de la obra es que cualquiera de ambos comportamientos sir-
ven al egoísmo genético. No es beneficio o egoísmo de la especie o cualquier otra agrupación in-
dividual. La tesis que argumenta que la selección beneficia a un colectivo es una desviación del
darwinismo ortodoxo y que el autor defiende. Los argumentos contra esta desviación son:

1. Aparición de individuos egoístas: En un grupo de individuos sostenido altruistas, la apa-


rición de individuos abusones incrementará su bienestar a expensas del resto, por lo que despla-
zarán del colectivo a los altruistas.
2. El grupo beneficiado no es la especie en general: En ciertas razas se benefician grupos
individuales frente a otros grupos altruistas de la misma especie. E incluso hay casos de bene-
ficios a especies distintas.

El «especiecismo» no se justifica evolutivamente y queda así presentada la tarea del resto del
libro: explicar los casos de altruismo grupal aparente en función del egoísmo genético, puesto
que «la unidad fundamental de la selección, y por tanto del egoísmo, no es la especie ni el gru-
po, ni siquiera, estrictamente hablando, el individuo. Es el gen, la unidad de la herencia.»
(pág. 14).

2.º Los Replicadores

La teoría darwiniana de la selección natural o «supervivencia de los más aptos» deriva, según
Dawkins, de una ley más general, anterior incluso a la vida terrestre, predominante en todo el
universo: la supervivencia de lo estable y el rechazo de lo inestable. Estable es cualquier con-
figuración atómica reunida en reacciones físicoquímicas productoras de moléculas con una cierta
permanencia que las hace nominables: galaxias, rocas, gotas de agua, hemoglobina...; así pues,
los átomos tienden a adquirir formas estables y complejas, sin un propósito, intención o deter-
minación.

De este proceso, desarrollado en eones de tiempo, surgió el replicador, el auténtico predecesor


vital; un tipo molecular especial que poseía la cualidad de autocopiarse. A partir del replica-
dor modélico, se desarrolló una nueva «estabilidad». Tras una etapa de población de réplicas

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idénticas, aparecer copias imperfectas, hecho esencial para el proceso evolutivo. De los errores
se crean moléculas replicadoras más estables, caracterizadas frente a las otras por tres facto-
res inherentes o tipos de estabilidad:

* Longevidad o resistencia.
* Fecundidad o velocidad de replicación.
* Precisión o exactitud al replicar.

La competencia o lucha por la existencia frente a unos recursos limitados, también anticipada
por Darwin,se aplica aquí a las especies de replicadores: cualquier copia que incrementase su
propia estabilidad, o redujera la de las rivales, era, inmeditamente preservada y multiplicada
en un proceso de perfeccionamiento acumulativo. Con el tiempo los primeros replicadores, quizá
originarias de las primeras células longevas, se convirtieron en los genes actuales siendo los
seres vivos la «máquina» en que sobreviven.

3.º Las espirales inmortales

La unidad básica de selección natural son las unidades de material genético potencialmente eter-
nas y no es la especie, ni la población, ni siquiera el individuo.

Para introducir el principio de la selección natural en este contexto, Dawkins explica brevemen-
te y en términos moleculares en qué consisten las moléculas de ADN, el replicador para el que
somos máquinas de supervivencia. Del mismo modo, explica su fisiología y enumera las cualidades
determinantes de la longevidad y la fecundidad de un replicador moderno.

Los aspectos relativos al sexo son muy relevantes, en el sentido de que consecuencia de ello es,
que el gen puede ser considerado como el elemento más aproximado que tenemos a un agente de la
evolución, fundamental e independiente. Para explicarlo, el autor se basa en el hecho de la re-
producción sexual y el entrecruzamiento.

Dawkins emplea ahora la palabra gen para designar a una unidad genética bastante pequeña como
para perdurar durante generaciones y esparcirse en muchas copias. Es decir, cuanto mayor sean
las probabilidades de que la longitud de un cromosoma permita la división por entrecruzamiento o
alteración por las mutaciones, estará menos calificado para ser denominado gen.

La selección natural significa la supervivencia diferencial de los seres. “¡No se puede lograr
la evolución por medio de la selección entre entidades cuando existe solamente una copia de cada
entidad!” Defendiendo la casi inmortalidad genética, ahora lo define como un trozo de cromosoma
que es bastante corto para que dure, en potencia, el tiempo suficiente para funcionar como una
unidad significativa de selección natural. Y la propiedad más importante que señala a un gen
como malo es el altruismo: el gen es la unidad básica del egoísmo.

Finalmente, precisa la evolución génica: “… es el proceso por el cual algunos genes se multipli-
can y otros menguan en el acervo génico. El acervo génico es solamente el nuevo caldo donde pue-
den ganarse la vida.”

4.º La máquina de genes

Al comienzo las máquinas de supervivencia eran recipientes pasivos de genes que se dividieron en
dos grupos: plantas y animales, evolucionados hasta tener cuerpos formados por colonias de genes
que se comportan o mueven como una unidad, empleando la energía almacenada para generar movi-
miento mecánico. El éxito de las máquinas de supervivencia, y la consecuente preservación de sus
genes en futuras generaciones depende de la adecuación entre el acontecer de los sucesos en el
mundo exterior y las contracciones musculares (controladas desde el cerebro, formado por neuro-
nas con axones encargados de transmitir mensajes a los nervios motores). La máquina de supervi-
vencia útil es aquella que persigue un fin de manera "consciente" y para conseguirlo intenta re-
ducir la discrepancia que hay entre el estado actual de cosas y el estado deseado o fin, los ge-
nes son los que controlan este comportamiento de manera indirecta y es la máquina de superviven-
cia la que adquiere la responsabilidad. Según esto, la perspectiva de la evolución que ha consi-
derado "el bien de las especies" no tendría cabida en este contexto, ya que debemos esperar que
surja explotación egoísta de la comunicación (influencia que una máquina de supervivencia ejerce
sobre el comportamiento de otra) cuando los intereses de los genes de individuos diferentes no
coincidan.

5.º Agresividad: estabilidad y la máquina egoísta

El principal problema para el vehículo genético en su afán de perpetuarse. Dicha máquina de su-
pervivencia encuentra su mayor rivalidad ante otras que no son descendientes directos ni parien-
tes cercanos, es decir, el entorno. Las máquinas de la misma especie competitirán más entre sí
que con las dispares por los recursos vitales.

Tras contemplar los distintos costes y beneficios en el plano de las estrategias para la super-
vivencia, se plantea el concepto de estrategia evolutivamente estable (o EEE) introducido por
John Maynard Smith. Una estrategia es definida como una política de comportamiento preprograma-
da. No es un plan consciente del individuo, sino que es una representación que hacemos de la ló-
gica que éste sigue. Una EEE se definirá como una estrategia que, si la mayoría de la población
la adoptara, no puede ser mejorada por otra estrategia alternativa, es decir: la mejor estrate-
gia a seguir por un individuo depende de lo que la mayoría de la población esté haciendo.

El concepto de EEE permite apreciar cómo un grupo de entidades independientes y egoístas puede
parecerse a un todo organizado. Esta aseveración no es únicamente válida para organizaciones so-
ciales dentro de las especies, sino también para «ecosistemas» y «comunidades» de diversas espe-
cies. Será aplicable siempre que se encuentre un conflicto de intereses, y más allá del tipo de
contienda: simétrica o asimétrica; o del tipo de comportamiento; o de si se tiene en cuenta o no
la memoria sobre las contiendas pasadas; etc.

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Introducido este concepto será necesario en este punto redefinir qué se entiende entonces por un
«gen bueno». Un gen es seleccionado a ciegas como aquellos que sobreviven en el acervo genético.
El acervo genético es el medio ambiente, considerado a largo plazo, del gen. Como primera apro-
ximación se dijo que un gen es «bueno» según su habilidad para construir máquinas de superviven-
cia, es decir, cuerpos. Luego de definir las EEE, Dawkins dirá que el acervo genético se tornará
un conjunto evolutivamente estable de genes, es decir, un acervo que no puede ser invadido por
nuevos genes. Todo nuevo gen que surja (por mutación, reagrupación o inmigración), será penali-
zado por la selección natural. Pero ocasionalmente, un nuevo gen logrará extenderse en el acervo
genético, habrá entonces un período de inestabilidad transitoria que culminará en un nuevo con-
junto evolutivamente estable: así ocurre la evolución. Los genes son seleccionados de acuerdo a
sus «méritos». Pero un mérito es juzgado sobre la base de los logros obtenidos frente al conjun-
to evolutivamente estable de genes que conforman el acervo genético existente.

6.º Gen y parentesco

En este punto, Dawkins tratará de explicar el comportamiento altruista (ver Altruismo en etolo-
gía y biología evolucionista en Altruismo) que se da entre animales que guardan entre sí una re-
lación de parentesco; un comportamiento de este tipo será la única EEE posible.

Todo lo estable ha debido ser preprogramado por el gen, y así, el comportamiento altruista ha de
tener una causa genética (el gen como elemento último de selección). Asimismo, Dawkins postula
que el altruismo en la naturaleza es meramente aparente, lo que se da, en realidad, es un egoís-
mo de los genes, que pretenden su expansión en el acervo genético, su replicación y su supervi-
vencia. El altruismo hacia parientes que comportan una similitud genética (es decir, el altruis-
mo entre los genes y sus réplicas en otros cuerpos) es la única EEE posible.

La selección y evolución del altruismo genético tienen que ver, fundamentalmente, con un índice
de parentesco (posibilidad de dos parientes de compartir los mismos genes) según el cual el con-
tenido genético común (de 1/2 entre hermanos y entre padres-hijos) irá disminuyendo proporcio-
nalmente según aumente la distancia generacional. El concepto de selección de parentesco expli-
cará el altruismo dentro de la "familia": cuanto más estrecha (más contenido genético común) sea
la relación entre los miembros, mayor intensidad tendrá la selección. Así, el altruismo genético
evoluciona entre parientes cercanos, ya que es el comportamiento que genera un mayor beneficio
neto. Pero para que esto sea posible debe haber un reconocimiento del parentesco y una norma de
acción preprogramada que incite al comportamiento altruista para con los parientes cercanos.
Esta es, exactamente, la única EEE y lo que de hecho ocurre en la naturaleza.

Ahora bien ¿cómo se explican las asimetrías (altruismo paterno-fraterno, padres-hijos, de la ma-
dre sobre el padre respecto del hijo, etc.) cuando la carga genética es la misma? Fundamental-
mente, introduciendo un índice de certeza según el cual será posible, por ejemplo, saber con ma-
yor certeza quiénes son nuestros hijos que nuestros padres, etc. (sería un grave error y una EE-
noE el dispensar un trato altruista con quien, en realidad, no es pariente cercano). En último
término, es de esperar en la naturaleza, un mayor grado de egoísmo individual que de altruismo,
ya que yo soy el único que poseo certeza absoluta de mi identidad.

7.º Planificación familiar

Cómo deberían las máquinas de supervivencia «decidirse a traer o no nuevos individuos al mundo».
Así, realiza una crítica de lo que se afirma respecto a dicha cuestión en la obra de Wynne-Ed-
wards (partidario de la teoría de “selección de grupo”[TSG]), valiéndose de las conclusiones de
David Lack (“arquitecto jefe de la teoría del gen egoísta” [TGE]) en sus trabajos sobre las ni-
dadas. Los puntos en los que confronta directamente ambas interpretaciones son:

· La elección de la cantidad de hijos (tamaño de la nidada): Según la TSG, el criterio es la


“cantidad óptima para el grupo considerado en su conjunto”. Según la TGE, el criterio es indivi-
dual, y está basado en el hecho de que “los individuos que tienen demasiados hijos son penaliza-
dos, no porque la población se extinga, sino porque pocos de sus hijos sobrevivirán”.

· La lucha por el territorio y la creación de una jerarquía dominante: Según la TSG, los derro-
tados asumen su derrota y, por altruismo de grupo, se retiran y dejan reproducirse al vencedor.
Según la TGE, los derrotados se retiran porque “la mejor apuesta individual es abstenerse por el
momento con la esperanza de obtener mejores oportunidades en el futuro”.

· El comportamiento epidéitico: Según la TSG, “consiste en una agrupación deliberada para faci-
litar una estimación en cuanto al tamaño de la población”. Según la TGE, es cierto que se produ-
ce esa suerte de estimación; sin embargo, el resultado no es una decisión de grupo acerca del
núnero de hijos a tener, sino que cada individuo tratará de hacer ver egoístamente que la pobla-
ción es más grande de lo que en realidad es para que los demás se abstengan a reproducirse y así
sus genes se difundan en mayor cantidad (“será ventajoso para cada uno de los individuos egoís-
tas pretender ante los rivales que la población es densa, sea ello cierto o no”).

En conclusión, frente a la TSG, que apuesta por un altruismo de los individuos en favor del bien
del grupo (selección de grupos) para explicar el control del índice de natalidad, la TGE presen-
ta como criterio el cálculo egoísta de los individuos (selección de genes). Así, para Wynne-Ed-
wards, “los grupos cuyos individuos restringen su propio índice de natalidad tienen menos posi-
bilidades de extinguirse que los grupos rivales cuyos miembros individuales se reproducen a tal
velocidad que ponen en peligro el abastecimiento de alimentos. Por tanto, el mundo se ve poblado
de grupos de reproductores controlados”. Por el contrario, la conclusión de Dawkins tras presen-
tar su crítica basada en la obra de Lack es que no es el grupo, sino los padres de los indivi-
duos (y en última instancia sus genes), quienes practican la planificación familiar, “en el sen-
tido de que perfeccionan su índice de natalidad en vez de limitarlo para el bien público. Inten-
tan potenciar al máximo el número de hijos supervivientes que tengan (ni muchos ni pocos)”.

8.º «La Guerra de las Generaciones» y noveno: «La Guerra de los Sexos»

Muestra una serie de conflictos generacionales y entre parejas reproductoras que ejemplifican
cómo la evolución marca las opciones que toman los individuos.
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9.º Tú rascas mi espalda, yo cabalgo sobre la tuya

En el capítulo X titulado "Tu rascas mi espalda, yo cabalgo sobre la tuya", Dawkins describe me-
diante ejemplos de especies animales, cómo actua el gen egoísta cuando individuos animales, ya
sean de la misma especie o de diferente, viven en grupos. Vivir en grupos, defiende Dawkins,
trae consigo beneficios heterogéneos, gracias a que, al vivir en grupos, los genes de los indi-
viduos toman más beneficios de la asociación que lo que invierten en ella. Un ejemplo de esto se
puede ver en las manadas, donde los individuos sacan más partido cuando vivien en grupo que
cuando viven solos, aun cuando tengan que compartir la comida.

El beneficio más importante que se deriva de vivir en grupo es para Dawkins, el de reducir el
riesgo y peligro de ser devorado por un depredador. A partir de este hecho, y contando con la
ayuda de ejemplos y de dos teorías propias, la teoría "cave" y la teoría de "nunca romper
filas", Dawkins explicará cual es la tarea del gen egoísta para conseguir este beneficio. El
primer ejemplo puede sustraerse del caso de una manada de mamíferos que corren, en grupo, para
evitar a un depredador. Los mamíferos, al correr, actuarán de forma unicamente egoísta, sin dar
lugar al altruismo. Después, Dawkins toma un segundo ejemplo basándose en aquellas aves que
ofrecen un "aviso" a los otros individuos del grupo en señal de advertencia de peligro. En el
ejemplo, parece que, como defiende Marler, de manera altruista, la llamada de atención del pája-
ro sólo sirve para atraer la atención del depredador. Sin enbargo, Dawkins pensara que las lla-
madas tienen el objetivo de llamar la atención del resto del grupo, para ponerles en alerta del
posible peligro.

Dawkins ofrecerá otro ejemplo que aplica al salto de las gacelas cuando son perseguidas por un
depredador. Dawkins defiende que son los genes quienes determinan que con el salto de la gacela
lo que se persigue es que el depredador piense que la gacela es un objetivo "dificil" de conse-
guir,ya que sus saltos la describen como una presa ágil, joven, rápida y sana. Estos saltos,
para Dawkins, suponen que la gacela sólo busca, egoístamente, salvarse así misma, y no desviar
la atencion del depredador para salvar al resto del grupo, como piensa Zahavi.

En la última parte del capítulo, Dawkins enfocará la actuación del gen egoísta en la simbiosis,
actuación que favorece a la aparición del beneficio mutuo entre dos indiviudos, y donde es nece-
saria, por tanto, la cooperación mutua. Las asociaciones en beneficio mutuo evolucionarán si
cada socio obtienen más de lo que aporta. Esta idea, es fácil de asimilar, si los socios actuan
de manera recíproca o simultanea. Pero Dawkins advierte que el gen egoísta no "cae" en la cuenta
del sentido común o en la previsión de que siempre debe de darse la cooperación entre indivi-
duos, entonces surgen problemas, como el ejemplo que indica la existencia de individuos "trampo-
sos" (los cuales no devuelven los favores que se les ofrecen; únicamente persiguen obtener el
beneficio propio sin pagar el costo, para así, "arreglárselas mejor"), ya que no siempre que se
ofrece un favor hay retribución por parte del gen egoísta.

11.º Memes: Los nuevos replicadores

El gen egoísta lleva el concepto de evolución más allá de lo puramente biológico e introduce el
concepto de meme. En el capítulo 11 Dawkins trata la cultura en el ser humano, presentando en
analogía funcional al “meme” con el gen, ya que ambas dan lugar a formas en evolución y son si-
milares como fenómenos de transmisión. Aclara que esta transmisión cultural no es un fenómeno
exclusivo del hombre, sino que también se da en animales.

Las modalidades culturales no se heredan, al igual que ocurría con los caracteres adquiridos en
la genética. Así como podíamos hablar de mutaciones genéticas podemos también hablar de “muta-
ciones culturales” que tienen lugar en ese proceso de “evolución cultural” y pueden dar origen a
dos tipos de cambio, progresivo o regresivo.

Continúa Dawkins proponiendo su desacuerdo con las teorías que existen sobre el comportamiento
humano basadas en la “selección de grupos”, él cree que deberían estructurarse a partir de otro
supuesto, el de la “selección de genes”, con el fin de poder ofrecer una explicación de la cul-
tura, de la evolución cultural y de las diferencias entre culturas, cuestiones ante las que es-
tas teorías enmudecen.

Plantea la siguiente hipótesis: “para lograr una comprensión de la evolución del hombre moderno,
debemos descartar al gen como base única de nuestras ideas sobre evolución”.

Y da paso a su definición de “meme”, esto es, la unidad de transmisión cultural o unidad de imi-
tación. Pues bien, éste es un nuevo replicador que se reúne en un “acervo de memes” y se propaga
de un cerebro a otro mediante un “proceso de imitación”, ejemplos de ello son las ideas, las mo-
das, las formas de fabricar, o la idea de Dios, ante la que cabría preguntarse el porqué de su
estabilidad y penetración en el medio cultural. Tal idea es replicada por la palabra y reforzada
por un arte a la medida que Dawkins mismo alaba. De todas formas, su constante presencia en el
acervo memético queda explicada por el autor debido a que la misma posee una gran atracción psi-
cológica, lo que constituye su valor de supervivencia. Es decir, la idea de Dios se asocia con
un sistema de premios y castigos en la vida después de la muerte, proceso por el cual se recti-
ficarían las injusticias del mundo presente. A la vez dicha idea está asociada a un respaldo
constante por parte de una entidad protectora. Por tales motivos Dawkins compara la eficacia de
la idea de Dios con la de un placebo, donde la falta de eficacia positiva está equiparada por la
eficacia derivada de la sugestión.

Así como los genes saltan de cuerpo en cuerpo utilizando como vehículos a óvulos y espermatozoi-
des, los memes hacen réplicas de sí mismos mediante la imitación, siendo las cualidades de su-
pervivencia las mismas que las citadas en el capítulo II para los genes, es decir, longevidad,
fecundidad y fidelidad en la copia. En este caso la fecundidad resulta más importante que la
longevidad y de la fidelidad debemos decir que los memes siempre se transmiten de forma altera-
da. El meme "parasita" al cerebro, por lo cual el mismo pasa a ser vehículo transmisor del meme
en cuestión -de manera análoga a como un virus pasasita el mecanismo genético de la célula anfi-
triona.

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Dawkins explica a continuación en qué consiste una unidad de meme, y la define como la “unidad
mínima que mantiene la fidelidad de la copia”, es como una esencia que encontramos en la mente
de cada individuo que ha comprendido una idea, resumiendo, “idea-meme” como la “entidad capaz de
ser transmitida de un cerebro a otro”.

Vamos a considerar a los memes, de la misma manera que a los genes, como “agentes activos”, lo
que nos conduce al problema de la competencia. En la competencia entre memes tiene un papel
principal el tiempo, ya que un cerebro no puede estar ocupado por muchos a la vez.

Y, al igual que los genes formaban complejos coadaptados, los memes se refuerzan y cooperan en-
tre ellos para la supervivencia mutua en el acervo. Pero también pueden entrar en contradicción,
para lo que la selección se encarga de favorecer a aquellos que explotan su medio cultural para
su propia ventaja.

Al finalizar el capítulo Dawkins señala lo positivo de esta teoría de los memes, y es que favo-
recen nuestro afán de inmortalidad, ya que podemos inmortalizarnos mediante una idea brillante
que no tiene necesidad de perecer como lo hacían nuestros genes. Además debemos ser optimistas
porque estos memes se pueden enfrentar a nuestros genes egoístas y derrotarlos, haciéndolos pa-
sar a un segundo plano.

13.º El largo brazo del gen

Dawkins aborda en este último capítulo un problema latente en toda la obra: la confrontación
gen-individuo. Esta dicotomía viene mucho más detallada en su libro El fenotipo extendido del
cual este capítulo es solo un resumen.

Para responder a este problema, el autor propone ampliar los límites ortodoxos del fenotipo ge-
nético, esto es, de los efectos físicos causados por un gen. Tradicionalmente, se atribuye la
cualidad de beneficioso a un gen que mejore la capacidad de crecer y reproducirse de un indivi-
duo, y perjudicial al que las empeore. Más desde esta perspectiva se dejan de lado los efectos
que un gen provoca para beneficio exclusivo de sí mismo. Así, por ejemplo, en las denominadas
“desviaciones meióticas” (aquellas perturbaciones de la probabilidad de transmisión a un gameto,
normalmente del cincuenta por ciento), un gen perjudica el proceso reproductor beneficiándose él
mismo.

Desde este punto de vista (el de los genes) el autor defiende con numerosos ejemplos (desde los
tricópteros hasta los castores) que los efectos fenotípicos de un gen no se enmarcan sólo en el
individuo que lo transporta. La presa hecha por un castor es un efecto igual de indirecto de un
gen que el pelaje de este mismo animal. Ambos son consecuencia de diversos procesos físico-quí-
micos con un único origen: el gen. Por tanto, podemos decir que el individuo es un vehículo,
pero no sólo de sus propios genes, sino también de todos aquellos que provocan una determinada
conducta en él (transmitidos en virus, bacterias, parásitos mayores, etc.). Si los genes intru-
sos mejoran la capacidad reproductora del individuo, progresivamente estos se fusionan con los
genes originales, acabando por ser indiscernibles los primeros de los segundos.

Cabe llegados a este punto plantearse (como lo hace el autor) tres preguntas:

* ¿Por qué se agrupan los genes en células?


* ¿Por qué se agrupan las células en cuerpos pluricelulares?
* ¿Por qué los cuerpos tienden a reproducirse mediante gametos unicelulares (lo que Dawkins
denomina "ciclo vital de embotellamiento")?

La primera cuestión tiene una respuesta sencilla: los genes se unen por procesos químicos casua-
les entre ellos, mejorando su resistencia frente a otros. A lo segundo, si bien un tamaño exce-
sivo puede tener considerables inconvenientes, tiene muchas más ventajas: mayor protección, me-
jor especialización,... es decir, mayores posibilidades de supervivencia. En cuanto a la tercera
cuestión, el autor ofrece tres causas: primero, el “embotellamiento” facilita la mutación evolu-
tiva (y, por tanto la optimización) de las generaciones posteriores. En segundo lugar, los game-
tos proporcionan al individuo un calendario cíclico que mejora la eficiencia reproductiva. Y,
por último, permite una homogenización del grupo (dado que todos provienen de los mismos proge-
nitores) que facilita su interacción.

Para terminar tanto el capítulo como la obra, el autor hace un repaso a sus apuestas teóricas
como un camino que abrirá muchos campos en la biología evolutiva del futuro, criticando la deja-
dez por la que estos temas han pasado por las manos de los biólogos ortodoxos de la doctrina
darwiniana.

Críticas

La mayoría de los biólogos evolutivos modernos aceptan que la idea es consistente con muchos
procesos de la evolución. Sin embargo, la visión que la selección en otros niveles, tales como
organismos y poblaciones, raramente opone la selección en genes, es más polémica. Mientras que
las versiones ingenuas del seleccionismo del grupo se han refutado, formulaciones más sofistica-
das hacen predicciones exactas en algunos casos mientras que postulan la selección en niveles
más altos

En ocasiones se ha dicho que este libro apoya el determinismo genético. Por esto y por otras ra-
zones hay personas que lo consideran un libro controvertido. Al respecto del determinismo gené-
tico Dawkins escribe explícitamente que a pesar de que los seres humanos estamos bajo la in-
fluencia de nuestros genes, no estamos controlados por ellos.

Otros sectores también critican que, al ser un libro dirigido al público, abusa a veces de la
retórica en vez de tratar de dar una justificación puramente científica a sus razonamientos.

Ediciones

* 1976: primera edición.


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* 1989: edición actualizada (ISBN 853190188X). La mayoría del texto de la edición de 1976 se
conserva, haciéndose la actualización generalmente en forma de notas al final del texto. Incor-
pora dos capítulos nuevos: el capítulo 12, Los chicos buenos terminan primero (basado en los
trabajos de Robert Axelrod); y el capítulo 13, El largo abrazo del gen (basado en la obra El Fe-
notipo extendido del propio Dawkins).
* 2006: edición para celebrar el 30 aniversario, con nueva introducción del autor (The Sel-
fish Gene (3ª ed.). Oxford University Press ISBN 0-1992-9114-4)

Bibliografía

* The Selfish Gene, Richard Dawkins Oxford University Press, 2nd edition, trade paperback,
September, 1990, 352 pages, ISBN 0192860925
* El gen egoísta, Richard Dawkins Salvat Editores, S.A., 2ª edición, Barcelona, 2000, 407
páginas, ISBN 8434501783

Enlaces externos

* El gen egoísta: ¿El bien de la especie? MundoBiología


* Selección de fragmentos de El gen egoísta relativos al concepto de "meme", traducidos por
Giovanna Winchkler <universidad-de-la-calle.com>.

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