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FICHA TÉCNICA
Los arequipeños y los periodistas. 2008, septiembre.
Investigación Cuantitativa.
Encuesta Personal.
Cuestionario directo y estructurado.
Universo: 600 mil personas de 18 a 65 años de Arequipa Metropolitana.
Muestra: 400, estratificada en segmentos socioeconómicos y por sexo.
Margen de error: 5%.
Grado de confianza: 95%.
Trabajo de campo: del 19 al 21 de septiembre del 2008.
Responsables: Edgar Borda Rivera y Federico Miguel Rosado Zavala
Contacto: ficorosado@gmail.com
CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE INNOVACIÓN E INVESTIGACIÓN
DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA MARÍA DE AREQUIPA.
CICA-UCSM.
CICA-UCSM.
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En Arequipa
hay o no hay libertad de prensa
Respuesta Porcentaje
Sí 59
No 29
No Sabe 12
Total 100
Usted:
sería periodista o no sería periodista
Respuesta Porcentaje
Sí 10
No 76
No Sabe 14
Total 100
Aprueba o desaprueba
el trabajo de los periodistas arequipeños
Respuesta Porcentaje
Aprueba 24
Desaprueba 65
No Sabe 11
Total 100
3
El resultado puede hasta deprimir a muchos periodistas, pero confirma algo que muchos ya sabíamos.
Yo lo tomo hasta con entusiasmo porque es todo un reto cambiar esta situación.
JORGE TURPO. Periodista. Semanario Vistaprevia.
No hace falta un análisis exhaustivo para penosa y preocupantemente darnos cuenta que estos
resultados reflejan el deterioro de una profesión que está y estará siempre bajo la mirada punzante y
analítica de una opinión pública cada vez más cuestionadora.
La confianza ciudadana en nuestro trabajo decae preocupantemente reflejándose esto en la poca
aprobación que recibimos asociada al hecho de poner en duda incluso nuestra capacidad como
profesionales. Saber que se nos considera tendenciosos e imparciales y poco edificantes para formar
ciudadanía y valores en nuestra sociedad, refleja clara y “dolorosamente” como de manera
progresiva hemos llegado en el peor de los casos (lo dice la encuesta) a perder el respeto de aquellos
para los cuales trabajamos…los ciudadanos.
Es hora de un punto de quiebre, no seamos cómplices de algo de lo que quizás más adelante no
podamos revertir.
OSWALDO VIZCARRA. Periodista. Perútv y Radio Libertad.
El profesionalismo de los periodistas es un tema poco conocido por la sociedad. Se cree, tal vez,
que los profesionales formados en universidades únicamente pueden ejercerlo. Pero es al revés:
cualquier persona puede ejercer la profesión, incluso la ley lo respalda (Ley Torres y Torres Lara) De
tal manera que el Colegio de Periodistas del Perú es simplemente un soberano adorno inservible y
nada funcional. Y las facultades de comunicación, en lo que respecta a las especialidades de
periodismo, es un fraude a la juventud o en el mejor de los casos un saludo a la bandera, porque para
ejercer la profesión del periodismo sólo se requiere estar acreditado con el carnet de periodista de un
medio de comunicación y nada más.
Más allá de desnudar el descrédito de los periodistas, su pobre profesionalismo o su propensión a la
corrupción (como cualquier otro ciudadano y profesional), se trata de exigir alternativas de solución
al problema. Podríamos comenzar por preguntar ¿qué acciones específicas y debidamente
planificadas emprenderán mañana mismo las facultades de comunicación y los gremios
periodísticos? Ante estos vergonzosos datos. Al menos así lo creemos los que hemos pasado 5 años
por una universidad para obtener por vocación y estudio el título de periodista profesional.
ELAND VERA. Profesor de Periodismo. Lima.
La encuesta publicada por la UCSM refleja, a grandes rasgos, el sentir ciudadano con el periodismo.
Sin embargo, habría que diferenciar al periodismo en Lima como en provincias.
En la capital, los periodistas reciben, mayoritariamente, un sueldo de sus empleadores. Y aunque los
sueldos no son tan elevados, permiten llevar decorosamente el pan diario al hogar. Pero, en el resto
del país, el problema es extenso. Los periodistas provincianos, sobre todo los radiales -generalmente-
reciben como pago por su trabajo, publicidad en el medio de comunicación.
Por ende, si no tienen otro empleo que permita "parar la olla", entonces se verá en la obligación de
conseguir, sí o sí, la publicidad anhelada no importando cual es la fuente de la misma. Y allí nace la
corrupción. Son demasiados los casos donde el corrupto se ha visto protegido por la publicidad que le
contrata, tanto al medio, como al periodista y allí tenemos al génesis de la corrupción que genera a
posteriori, la desconfianza ciudadana.
ROBERTO MORE. Periodista. Revista Caretas.
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Preguntados sobre el trabajo de los periodistas, el 24 por ciento de arequipeños lo aprueba y el 65 por
ciento lo desaprueba. Y aunque hay un 65% que afirma que el periodismo sí fomenta la democracia,
hay un 70% que opina que en Arequipa no se hace periodismo de investigación y otro 65% que cree
que los medios de prensa de la región no son respetables.
¿Los periodistas de Arequipa luchan en contra de la corrupción? Un 34% dice que sí y un 49% dice
que no. ¿Comentan de manera imparcial y correcta? Un 15% dice que sí frente a un aplastante 74%
que dice que no. ¿Coimean los periodistas de Arequipa? El 36 por ciento afirma que no. El 46%
asegura que sí.
¿Y son capaces o incapaces los periodistas que tienen que padecer el paisanaje apopléjico de La
Ortiga? El 24% de arequipeños opina que los periodistas de su región son capaces y el 60% emplea el
sugerido término de “incapaces” para calificar a los hombres de prensa.
Es cierto que en la última encuesta nacional de Ipsos-Apoyo el 42% de los opinantes había dicho
confiar en la prensa escrita mientras que un 49% señaló su desconfianza en esa prensa de papel. Pero
como que eso se convierte en la punta del témpano que hoy, en toda su magnitud, retratan las cámaras
submarinas de la Santa María.
¿Cómo se ha ido apartando la prensa, en general, de la buena fe de la gente? ¿Por qué lo que ayer era
seguridad hoy es incertidumbre y lo que fue esperanza es ahora escepticismo?
La respuesta no es tan sencilla como decir que el dinero mandante y sonante es el único responsable.
Es cierto que la intromisión grosera de “la propiedad” –entendida como particularidad de intereses- ha
convertido a muchos “directores” en ujieres apenas letrados y a muchísimos periodistas en cronistas
de lo que no ocurrió pero sirve al propósito bastardo de los propietarios.
Pero también es cierto que el gremio que alguna vez acogió a José Carlos Mariátegui y a Francisco
Igartua recluta, con cada vez más entusiasmo, a un lumpen dispuesto a todo. Y cuando digo a todo es
que es a todo: a calumniar por orden superior, a insultar a quien el amo odie o tema, a falsear la
realidad de acuerdo a lo que cada “familia mafiosa” de la prensa impone como realidad.
De allí que en el Perú se tracen, cada día, cinco versiones distintas sobre el mismo hecho. De allí que
la palabra de la prensa escrita se haya emputecido al punto de que el invento lodoso de Montesinos-
Bressani-Olaya –la llamada prensa chicha- haya encontrado nuevas encarnaciones y distintos
capitalistas. De allí que para tener una visión poliédrica de algo haya que embutirse tres o cuatro
diarios (a ver si así llegamos a un promedio más o menos veraz).
Entre los sucios negocios, las evasiones fiscales canjeadas con auxilios editoriales y la militancia en
ideologías que perpetúan el dominio del capitalismo hampón, la prensa escrita peruana –hechas las
honrosas excepciones que pasan siempre por individualidades que son parte de una especie en
extinción- ha ido cavando su propia tumba. Como si de un poblador de Putis se tratara. Como si se
tratara de uno de esos pobladores de Putis que “la gran prensa” –boca llena de caries de la derecha-
nunca quiso poner en sus páginas cuando Fujimori se meaba en la Constitución.
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Para mí que la prensa peruana -y no sólo la escrita: miremos quién manda en la tele y quiénes aburren
en las radios- empezó su decadencia el día en que se divorció de la inteligencia, de la universidad, de
unos ciertos ideales que querían cambiar las cosas y emparentarse con los ofendidos; el día en que
entendió que Sancho Panza era su patrón; el día, en suma, en que Alfonso Tealdo fue reemplazado por
Alejandro Guerrero y Raúl Villarán moría en la bohemia pobre mientras Guillermo Thorndike le pedía
plata a los Banchero para después traicionarlos.
Los periodistas son como prostitutas: cobran por algo que todo el mundo hace gratis, que es
comunicarse.
Javier Candeira
Es trabajar para una empresa periodística normada por la ley de sociedades mercantiles.(4)
Puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios. (5)
La enfermedad del periodismo es mentir; y la peor: mentir mal. Un periodista siempre tiene su
renuncia en el bolsillo. (7)
Tiene que hacer lo que hacen las vírgenes para mantener su estatus: decir no, varias veces al día; y por
lo menos treinta veces al mes. (8)
El periodismo es un dolor.
Pretendo demostrar, casi en un autoexorcismo, con cuatro premisas, cómo el periodismo peruano y
casi otros periodismos se diluyen como profesión, como factor social, como ente moral, como
elemento humano.
Una buena persona nunca haría daño, nunca se haría daño; jamás ocasionaría dolores, resentimientos,
desprecios.
¿Un periodista nunca…?
El periodista peruano se ha convertido en esa persona que se descuelga del género humano, que se
moldea sin razones, que se alquila y autoalquila; que ha perpetrado la peor de las delaciones:
traicionar al ser humano.
Los periodistas han resultado ser los amos de una verdad adulterada, de una verdad torcida, de una
verdad castrada de una verdad remunerada.
3. El buen periodista debe recordar en todo momento que no es el eje de nada sino el eco de todo.
Los valores, la democracia, los derechos, los principios, se escriben, se publican y se difunden desde
el eje del periodista, que lo arrasa todo, que extingue la nada, que manda todo, que construye la nada.
Orgulloso. ¿Orgulloso?
(1) Pedro Salinas. Periodista comentarista del diario Correo del Perú.
(2) Álvaro Vargas Llosa. Periodista comentarista de periódicos de América Latina.
(3) Raúl Vargas. Periodista principal de Radioprogramas del Perú.
(4) Mirko Lauer. Periodista editor del diario La República del Perú.
(5) Luis Miró Quesada. Periodista del diario El Comercio del Perú.
(6) Federico Salazar. Periodista conductor de América Televisión del Perú.
(7) Fernando Vivas. Periodista de espectáculos del diario El Comercio del Perú.
(8) César Hildebrant. Periodista comentarista del diario La Primera del Perú.
(9) Jaime de Althaus. Periodista de Canal N del Perú.
(10) Enrique Zileri. Periodista exdirector de la revista Caretas.